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El Silencio – Los Silencios: Una Descomposición Hacia lo Singular de Cada Silencio

por Migali, Gabriela A.

Resumen:

El presente escrito propone pensar distintas dimensiones del silencio. Escuchar el silencio situando sus efectos, paradójicamente, podría anticipar la interlocución que se llevará adelante entre recortes tomados arbitrariamente de los films “El secreto de sus ojos” y “The sound of metal”, con la finalidad de desplegar algunos sentidos posibles. Desde un marco teórico psicoanalítico, se construirán puentes significantes donde, en apariencia, sólo hay vacíos. Podría decirse que, este escrito, es una invitación a leer una posible analogía con el síntoma como un complejo compuesto a ser analizado: una descomposición hacia lo singular de cada silencio. Se interrogará cada silencio, jugando a imitar fallidamente la regla fundamental del psicoanálisis, en un fluir de asociaciones libres se llega a escuchar el saber no sabido, oculto en este caso, en el silencio devenido los silencios. Partiendo del interrogante acerca del sentido del silencio y sus implicancias en torno al efecto sujeto y a la causa deseante, se recorrerán algunos de los posibles sentidos propuestos en: I) La Doble Cara del Silencio: El Lugar del Silencio en el Efecto Sujeto, II) El Sonido del Silencio, III) Lo Silenciado, IV) Cine Atropellado y Cine Transversal, V) ¿Dónde se Siente el Silencio?

Palabras clave: silencio | significante | efecto sujeto

“The Silence – The Silences: A Decomposition Towards the Singularity of Each Silence”

Abstract:

This writing proposes to think about different dimensions of silence. Listening to silence by placing its effects, paradoxically, could anticipate the dialogue that will take place between cuts arbitrarily taken from the films “The secret in their ayes” and “The sound of metal”, with the aim of unfolding some possible meanings. From a psychoanalytic theoretical framework, significant bridges will be built where, apparently, there are only gaps. It could be said that this writing is an invitation to read a possible analogy with the symptom as a complex compound to be analyzed: a decomposition towards the singular of each silence. Each silence will be questioned, playing at failing to imitate the fundamental rule of psychoanalysis, in a flow of free associations one gets to hear the unknown knowledge, hidden in this case, in the silence that has become silences. Starting from the question about the meaning of silence and its implications around the subject effect and the desiring cause, some of the possible meanings proposed in: I) The Double Face of Silence: The Place of Silence in the Subject Effect, II) The Sound of Silence, III) The Silenced, IV) Cinema Run Over and Transversal Cinema, V) Where do you feel the silence?

Key words: silence | significant | subject effect

El presente trabajo es una investigación de carácter cualitativo y se encuadra dentro del Método de lectura Ético-Analítico de películas y series televisivas. Surge a partir de una idea difusa, con un interrogante indiscriminado acerca del silencio, partiendo de un senso-concepto extraído del saber popular que dice que el silencio es salud, algo que ha llegado a cobrar dimensiones interesantes en las últimas décadas. Es casi indiscutido el valor que, para muchos habitantes de las grandes ciudades, ha ido adquiriendo la idea de descanso asociada al silencio de la naturaleza. Escapadas de fin de semana con el silencio como protagonista son, en estas épocas, propuestas habituales y casi necesarias para encontrar alivio a las tensiones de la vida citadina. Se podría pensar así, que la palabra silencio ha cobrado un sentido compartido de valor positivo, pensar en el silencio parece traer asociada la posibilidad de ser libre, aunque más no sea, de los ruidos ensordecedores de la ciudad.

La idea que orienta la investigación está sostenida desde un marco teórico psicoanalítico, por lo que, las preguntas acerca de las posibles significaciones del silencio estarán atravesadas por una mirada de análisis clínico.

Entre algunos de los conceptos teóricos, que articulados con el material audiovisual, permitirán avanzar con los interrogantes que van surgiendo, cabe mencionar desde el comienzo, lo que Jacques Lacan define como estructural y constitutivo del sujeto: el inconsciente estructurado como un lenguaje. El sujeto es efecto del significante, nace en el lenguaje, pero no hay un significante que lo nombre. Es la hiancia entre significantes lo que permite la metonimia deslizante, es decir, si no hay espacio vacío no hay significantes, sería todo uno. ¿Podría pensarse que el sujeto es el silencio?

Se reconoce también otro sentido compartido del silencio en tanto homenaje. Sin cuestionarnos por qué, adherimos a esta forma de expresar el luto, es un gesto de respeto, un acto simbólico que encierra una significación incuestionable de homenaje a quien ha fallecido. ¿Se podría encontrar aquí significación similar a la que define al sujeto como efecto del significante, entre significantes, en este caso, ausencia-presencia simultáneamente?

La primera pregunta en relación con la connotación positiva del silencio es, ¿por qué callar podría ser sinónimo de respeto? ¿Sería inapropiado pronunciar unas palabras para rendir homenaje? Quizás la respuesta tiene que ver con lo universal del silencio para todas las lenguas, su uso compartido por la humanidad toda hace sospechar que posee una significación única e inigualable. Y es en este punto, donde se puede enlazar la teoría lacaniana del inconsciente estructurado como un lenguaje, no se trata de lenguas en tanto idiomas, sino del lenguaje universal y constitutivo del ser humano. Lacan nos enseña que, esta estructura está formada por significantes que dan por resultado la cadena significante. El espacio entre significantes es también un lugar lógico en la estructura, sin el silencio no podría existir la diferencia entre S1 y S2, es decir, no habría lugar para el sujeto ya que, el sujeto es efecto del lenguaje y está atravesado por él, incluso antes de existir. Según nos enseña la Dra. Diana Rabinovich en “Lectura de Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis", para el ser hablante no podría existir el silencio sin la estructura del lenguaje, es como una biblioteca, en la que sólo podemos saber que falta un libro porque existe el plano de la biblioteca. El silencio en el mundo de los seres hablantes no es el silencio de la naturaleza. Para el hombre, el silencio siempre es una respuesta en la medida en que sólo tiene sentido en el interior de un diálogo. “El puro silencio no existe para el ser que habla, porque remite inexorablemente a una dimensión de pregunta o de respuesta” (p.1), es gracias a lo simbólico que algo puede faltar en su lugar. En la naturaleza no falta nada.

Si el ser humano es hablado y hablante, ¿cómo percibe el silencio si cuando no está hablando está siendo hablado? Se podrían esbozar algunos intentos de respuesta, pero sin dudas, es también Lacan quien afirma que todos somos presos de este efecto delirante del lenguaje. Es como si tuviéramos dentro nuestro, una voz silenciosa que pronuncia nuestros pensamientos, pero que, al mismo tiempo, nos hace sospechar que es ajena a la voluntad, se impone.

La Doble Cara del Silencio: El Lugar del Silencio en el Efecto Sujeto

El disparador de análisis sobre los sentidos del silencio abre interrogantes que se enlazan en tensión. Por un lado, ¿se podría pensar el silencio como un lugar estructural del lenguaje que permite la existencia del ser y por otro, el silencio absoluto que hace que la misma existencia se desvanezca?

Desde lo estructural del lenguaje, es el espacio entre significantes lo que hace hablar al ser del sujeto. En este sentido, es tan importante el lugar del silencio como el de la palabra. El silencio es condición lógica para que surja la palabra. Sólo porque existe el silencio podemos distinguir S1 de S2 y a partir de allí articular la cadena significante, la metonimia deslizante entre significantes tratando de captar algo del sujeto que no puede ser nombrado totalmente. La palabra que busca alojarse en el Otro en un intento de encontrar significación a su deseo. La palabra del Otro como constitutiva del sujeto parlante. El ser humano nace y se constituye en este atravesamiento del Otro. Es el Otro, que lo nombra porque desea, el que lo funda como ser deseante dejando la huella de una necesidad perdida. Es a partir de ese lugar que el sujeto registra su deseo como el deseo del Otro. Intentará nombrar lo que falta por medio de la cadena significante. Pero qué sucede si no hay retorno de significantes desde el Otro ¿no existe?

Desde la escena del film “El secreto de sus ojos” en la que Gómez le dice a Expósito: “Por favor…por favor, pídale…pídale que, aunque sea, me hable…por favor” se abre un posible análisis en relación al deseo como deseo del Otro, aquello que me nombra y me da existencia. ¿Por qué es tan imperioso para Gómez que su carcelero le dirija la palabra? Se puede pensar que la tortura es permanecer encerrado en una jaula durante 25 años, sin embargo, la escena refleja otro padecimiento. Morales lo alimenta y se ocupa de sus necesidades físicas para mantenerlo con vida, pero en total aislamiento. Sin embargo, Gómez no pide salir, sino que “le hable”. ¿Cuál es el sentido que le da Morales al silencio que le imparte a Gómez? ¿Cuál es el sentido del silencio que pesa dramáticamente a Gómez al punto de la aniquilación? ¿Qué decimos cuando no decimos? Lacan nos enseña que no hay palabra sin respuesta, incluso si no encuentra más que el silencio, con tal de que tenga un oyente. Entonces, retomando la idea de párrafos precedentes, ese lugar de silencio como ausencia-presencia, ser/a-ser, ¿existir como efecto del silencio y morir como efecto del silencio? En su Seminario IV Lacan define la angustia como un momento de suspensión del sujeto en el que no sabe dónde está y hacia un tiempo en el que nunca podrá volver a reconocerse, un lugar donde el sujeto queda a merced del Otro.

El Sonido del Silencio

Surge la asociación con la trama del film “The sound of metal” en la que el protagonista (Ruben), baterista de una banda de rock metálico pierde la audición por completo. Para Ruben, la banda y su novia Lou representan el sentido de su vida. Ruben primero intenta negarse a sí mismo lo que le está sucediendo. Luego acude al especialista en busca de una respuesta médica que le dé solución a su sordera. Lo que espera es poder recuperar lo que perdió. No es sólo la audición lo que está en juego, aquí se ve el desmoronamiento de toda su existencia con la imposibilidad de oír. El interrogante que se abre en este análisis está en relación a la palabra pronunciada, ¿es la enunciación de la palabra lo que Ruben percibe como ausencia del Otro? Lou le escribe para poder mantener la comunicación, sin embargo, a Ruben no le alcanza con poder leer los mensajes, necesita escuchar la voz del Otro. Entra aquí el objeto “voz” a jugar su papel. Lacan en El Seminario “La angustia” define la voz como articulación de la cadena significante, como tercera entre el significante y el lenguaje. La voz como objeto separable del significante retorna al sujeto desde el lugar del Otro. ¿Siguen siendo escuchadas en otro lugar las palabras no dichas?

Lo Silenciado

Aparece una nueva posibilidad para pensar las significaciones del silencio a partir del video de Candela. Es un cortometraje presentado por una psicoanalista para su tesis de doctorado. La autora convoca a un director y a varios artistas para representar la narrativa de un caso clínico que evidencia la presencia de un patrimonio mortífero que conecta tres generaciones. Aquí se presenta el mutismo selectivo de una niña de cuatro años como expresión de un trauma no elaborado por su padre, que invita a pensar que el silencio también puede operar como mecanismo defensivo frente a lo traumático. El silencio como negación, un intento de hacer desaparecer lo ocurrido y de borrar su huella. Sin embargo, el síntoma en Candela pareciera contener intrínsecamente un mensaje que pulsa para hacerse escuchar y descomponer el sentido del síntoma. Paradójicamente un silencio que habla. Es interesante traer aquí el análisis realizado por Michel Fariña en relación con el método abductivo de Pierce. Allí el autor sugiere que la intervención de la analista refleja el procedimiento del método abductivo mostrando que, a partir de un flashback que queda en la cabeza de la terapeuta, se produce un momento de atención suspendida y ella se deja tomar por lo que flota en el ambiente. La escena ominosa de un secuestro la toma por asalto y se produce el disparo en la oscuridad que da en el blanco. Es decir, a través de la creación de una hipótesis que asume verdadera y que, de ser confirmada explicaría el síntoma de manera natural, ensaya la vacilación calculada para producir un efecto. Entonces dispara la pregunta ¿quién de los dos, o los dos, atravesó por una situación que los haya dejado mudos?, dando por sentado que la escena existe. Y efectivamente, el disparo fue certero. A partir de esta intervención, se produce en el padre el efecto buscado. Se quiebra y comienza a poner palabras a lo innominable del suceso de su vida que lo había dejado mudo y que había sido silenciado. Naturalmente, este poner en palabras del padre liberó a la niña de la prisión del silencio y volvió a hablar.

Esta profunda indagación hecha por Michel Fariña trae la evidencia de una cara benigna del silencio que ha permitido llegar al núcleo del complejo del síntoma del padre, que naturalmente desarticula por añadidura el síntoma de la niña.

Al mismo tiempo, se desprenden como resto nuevos interrogantes a ser indagados: ¿existe el silencio puro vacío de significantes?, ¿desde dónde sigue operando lo silenciado?, ¿qué mecanismo operó en Candela para que pudiera hacer síntoma con el trauma silenciado por su padre?

Se podría pensar, con la teoría psicoanalítica desde los escritos de Freud, en lo inconsciente como el saber no sabido. Un acontecer resulta traumático para el aparato psíquico por traer asociado un cuantum pulsional elevado. La represión desaloja de la conciencia una representación inconciliable para el Yo y el afecto separado de la representación tiene diversos destinos posibles, entre ellos el campo del pensamiento. En “Más allá del principio del placer" (Freud, 1920) las neurosis traumáticas son concebidas como un estado que sobreviene tras conmociones mecánicas, choques ferroviarios y otros accidentes que aparejaron riesgo de muerte. Se podría encontrar cierta analogía con la conmoción sufrida por el padre de Candela ante el secuestro de su propio padre. Sin embargo, lo que seguiría sin resolverse es que, a raíz del trauma reprimido por el padre, la niña desarrolla un síntoma, al parecer, de manera enigmática.

En “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921) Freud describe la identificación al rasgo como el remplazo de la elección de objeto: “la elección de objeto ha regresado hasta la identificación” (p.100) al objeto amado. Este mecanismo inconsciente hace que el yo tome sobre sí las propiedades del objeto. Sin embargo, no resulta claro el cómo podría Candela identificarse con una propiedad del padre que no sólo no es manifiesta, sino que es inaudible por haber sido reprimida. Es más, el acontecer traumático que ocasiona el silencio en el padre ha sucedido en un tiempo en el que la niña no había nacido. ¿Cómo se transfiere este afecto penoso de un inconsciente a otro? En este punto se podría pensar que, en oposición al inconsciente individual como estructurante del sujeto, Jung postula un inconsciente colectivo que es común a toda la humanidad. Así como para Freud el inconsciente es un saber no sabido para el sujeto, para Jung el inconsciente colectivo contiene la información de la humanidad toda. Entonces se abre la posibilidad de suponer que Candela hereda a través de este inconsciente colectivo la información del afecto penoso transferido desde el inconsciente de su padre. Esta suposición deja espacio a futuras investigaciones con algunos interrogantes que pueden ser pensados: ¿Cómo se transmite el silencio? ¿Cuál es el contenido que encierra? ¿Podría pensarse el silencio como un enigma? ¿Es posible develar el enigma? ¿Cómo se aprende a hacer escucha al silencio? ¿Cuándo se puede sospechar que hay algo que está siendo silenciado? ¿Cuáles son los sonidos del silencio? ¿En qué lugar se escucha lo que el silencio viene a decir? ¿Podría pensarse el mutismo de Candela paradójicamente como palabra plena?

Haciendo referencia a la indefensión del cachorro humano que describe Freud, se podría preguntar si esta condición se prolonga indefinidamente. La primera expresión del recién nacido es el llanto. Es el grito de socorro del cachorro indefenso que rompe el silencio atravesado por el Otro del lenguaje. Es el Otro que leerá la necesidad convirtiéndola en demanda. Todo hace suponer que esa necesidad básica de cuidados se manifiesta especialmente a través del lenguaje, ya no como del que necesita biológicamente para sobrevivir, sino ese Otro en el que encuentra posibilidad de existir simbólicamente. Es que, por fuera del orden simbólico pierde su humanidad y se convierte en otra cosa… sin nombre, o mejor dicho, sin ser nombrado por el Otro queda perdido en una selva de significantes sin posibilidad de encadenar.

Retomando la significación del silencio como ausencia, reaparece la idea lacaniana del deseo como el deseo del Otro, donde el deseo es la falta en la cadena significante. El sujeto se dirige al Otro demandando un ser, le demanda que lo nombre. Podría comprenderse la escena entre Morales y Gómez desde esta perspectiva, donde Morales impone a Gómez la condena de privarlo de su deseo, obturando así su posibilidad deseante lo deja preso de la falta en ser que aniquila al sujeto. También Ruben en “The sound of metal” parece preso de este mismo efecto del silencio. La angustia ante lo real del agujero fundamental.

Si bien el film “El secreto de sus ojos” ha sido abordado y analizado por muchos y desde muy distintas perspectivas, es llamativo no haber encontrado un recorte que hiciera foco en la escena trabajada en el presente ensayo. Quizás, el impacto que ha provocado el desenlace, inesperado para la audiencia, tenga el peso de transmitir un haber hecho justicia, una cadena perpetua finalmente merecida. El espectador ha podido sentir la impotencia ante la injusticia y queda conmovido hasta el silencio.

Cine Atropellado y Cine Transversal

Resulta interesante hacer espacio para reflexionar sobre “el cine atropellado”. Si bien el recorrido planteado hasta aquí no trabaja repeticiones exactas en el sentido que propone Julio Cabrera, la idea de buscar a través del cine el silencio en sus distintas dimensiones, se asemeja al ejercicio que el autor ha llamado “cine transversal”. La propuesta que se desliza implícitamente en el presente desarrollo es abrir preguntas haciendo visibles significaciones de ciertos aspectos ocultos en las escenas recortadas. Se podría pensar con Julio Cabrea “¿Por qué atropellamos a los otros?” Sin querer ensayar respuesta alguna, parece interesante la invitación a pensar el silencio como un posible atropello que empuja de manera insoslayable al abismo existencial de la falta en ser.

Se puede pensar la significación del silencio como una presencia mortífera que aplasta el deseo. Su efecto subjetivo podría ser comparado con el efecto del atropello. En este sentido, tomando el análisis de Julio Cabrera y su concepto de “cine transversal” podría encontrarse una analogía en las escenas de los audiovisuales trabajados en el presente ensayo y construir un nuevo film.

Las escenas que analiza el autor citado evidencian el efecto subjetivo de la imagen en la que el automóvil es el arma de atropello. En el presente ensayo, el efecto atropello yace oculto en la imagen. Paradójicamente, es el efecto sonoro del silencio lo que cobra sentido. El automóvil y el silencio, voluntariamente o no, son utilizados como armas mortales. El primero, aniquilando la vida del cuerpo físico, muerte material. El segundo, aniquilando la existencia simbólica del sujeto. Muerte simbólica que pareciera poner en evidencia el goce mortífero que hace del cuerpo un lugar invivible, inhabitable.

Recapitulando las escenas del nuevo film que se ha construido, se tiene la angustia mortífera en Gómez que ha sido atropellado por el silencio que ejecuta Morales. Gómez, un muerto en vida, podría decir una nueva frase a partir de la cita original como lo inaudible de lo pronunciado, frase que podría evidenciar la significación del lugar del sujeto en relación al silencio: “Pídale, pídale por favor que me mate”.

Siguiendo con la construcción de la nueva trama se anuda la escena del silencio que le impone a Ruben su sordera. Vivido como lo real, exterioridad ominosa que se impone arrebatándole subjetivamente la vida. Su existencia simbólica se ve violentamente atropellada.

En la última escena se encuentra a Candela siendo atropellada de manera enigmática por lo no dicho por su padre. Este atropello enmudece a la niña. El efecto del trauma silenciado por el Otro atropella involuntariamente a la niña arrebatándole la voz.

¿Dónde se Siente el Silencio?

Pareciera que el vacío de palabras queda atrapado en el cuerpo. El puro goce sin límite, lo simbólico recortando lo real y haciendo surco en el cuerpo. Quedando el cuerpo tomado por la insistencia pulsional, sin poder enlazar al orden simbólico, se manifiesta como el afecto que no engaña, lo real que roe lo simbólico.

Si me constituyo en el Otro y a través del Otro, cuando el Otro se retira me ahueca, me anula, me destruye. Se puede sospechar que el efecto que produce el silencio sobre el sujeto se registra en el campo de lo Real. Aparece la significación contundente de lo ominoso. En palabras de Jacques Alain Miller “algo exterior, confiado a sí mismo, rechazado del lenguaje. Ya no es éxtimo al Otro sino forcluido, y retorna en lo real”. El silencio como lo rechazado del lenguaje retornando en lo real cobra así el sentido más siniestro, inexorablemente mortífero. Lacan afirma en su Seminario De un Otro al otro que “lo más íntimo justamente es lo que estoy constreñido a no poder reconocer más que afuera”.

Reflexiones finales

Retornando al punto de partida, se había comenzado con una afirmación acerca de la significación positiva del silencio como un imaginario colectivo que pareciera remitir a cierta idea de libertad. Esta idea se desprende del ejemplo del silencio en oposición a los ruidos de los que somos presos en las grandes ciudades. Todo parece indicar que en la actualidad se vive rodeado de sonoridades que perturban, sin tiempos ni espacios de silencio. Esto convierte al silencio en un bien preciado que se siente en el cuerpo con el peso de una necesidad. Se podría decir que se debe a su condición de ausencia, la falta habilitando el deseo.

Luego se había mencionado la representación del homenaje compartida por la humanidad. Una forma de hacer presente la ausencia haciendo un minuto de silencio por quienes han fallecido. Un sentido homenaje donde los vivos y los muertos se encuentran en el silencio. Un lugar, entonces, de presencia-ausencia.

A partir de los recortes de los audiovisuales analizados, se ha transitado por algunos de las posibles dimensiones donde el silencio se manifiesta de diferentes modos subjetivos. Se ha encontrado la sospecha de una doble cara del silencio. Una cara que habilita el deseo y la otra, en oposición, lo aplasta, lo mortifica. Se ha situado estos efectos a través de los personajes de Gómez y de Ruben. El primero a merced del Otro que no le dirige la palabra, que no lo nombra y el segundo, a merced de lo real que le impone la sordera quitándole también la voz del Otro. Sin embargo, cada sujeto ha enseñado variantes posibles del mismo efecto mortífero. Cada uno registrando en su cuerpo el recorte que lo real produce sobre lo simbólico dejando al sujeto preso de un goce inexorable pero único y singular. Esta idea permite sospechar que no hay una significación unívoca para definir los efectos subjetivos del silencio, ni siquiera en su cara mortífera se podría afirmar que sea válido como un universal.

Luego se había hallado una dimensión del silencio como lo no dicho, silenciado. También en este caso, Candela enseña un posible efecto de lo silenciado de manera enigmática. Una niña que hace síntoma a partir del trauma inaudible de su padre. Aquí se ha ubicado otra posible articulación entre el silencio y lo silenciado donde pareciera haber un efecto que, si bien es mudo, se hace escuchar haciendo síntoma. Esto es lo que habilita el movimiento terapéutico para descomponer el complejo compuesto del síntoma. Es a través del mutismo de la niña que el padre puede acceder a lo silenciado reprimido y así elaborar su propio trauma. Como efecto de nombrar lo silenciado, también de manera enigmática, se levanta en la niña la inhibición que evidenciaba el mutismo. El silencio, en este caso, ha mostrado ser una vía para nombrar lo silenciado y así desanudar lo oculto que amordazaba desde adentro.

Por último, se había propuesto la creación de un nuevo film a partir de los conceptos de “cine atropellado” y “cine transversal”, creaciones de Julio Cabrera, tomando las escenas originales para componer la nueva trama. Allí se ha propuesto el silencio como lo que atropella, voluntariamente o no, destacando su efecto mortífero. Se ha desarrollado una analogía entre automóvil y silencio como armas del atropello. Una aniquilando la vida del cuerpo físico y la otra aniquilando la existencia simbólica del sujeto. Se ha podido reconocer el silencio como algo íntimo y ajeno que nos invita a pensar en la extimidad del silencio como eso íntimo y desconocido. Queda resonando paradójicamente la presencia de un enigma a ser develado.

Finalmente, a modo de cierre se podría decir que más que cierre es apertura. Una invitación a descomponer los sentidos del silencio para poder escuchar los silencios , haciendo escucha a cada silencio singular sin anticipar su significación, sino más bien, interpelándolo a hablar, un hacer con “ un silencio analítico ”. Se afirma que no hay respuestas cerradas sino posibles ensayos que abren espacios e invitan a nuevas reflexiones. Queda lugar a la sospecha de un resto que podría ser causa del deseo de futuras exploraciones.

Referencias:

Cabrera, J. (s.f.) Cine Atropellado: de Wenders a Martel. La Cueva de Chauvet. https://lacuevadechauvet.com/cine-atropellado-de-wim-wenders-a-lucrecia-martel/#_ftn1

Cambra Badii, I. (2018). Pensar el cine. La narrativa de películas y series como matriz metodológica para el tratamiento de problemas complejos. Prometeica – Revista De Filosofía y Ciencias. https://doi.org/10.24316/prometeica.v0i17.230

Catz, H. (2015). Candela. Video Caso Clínico Primer Premio de Psicoanálisis Federación Psicoanalítica Latinoamericana. Candela _AD.mp4 - Google Drive

Freud, S. (1930). El malestar en la cultura. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1919). Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica. Amorrortu Editores.

Freud, S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo. Amorrortu Editores.

Lacan, J., (1962-1963). La Angustia, El Seminario, Libro 10, Paidós,

Lacan, J. (1968-1969). De un Otro al otro. El Seminario, Libro 16.

Lacan, J., (1957-1958). Las formaciones del inconsciente, El Seminario, Libro 5. Paidós,

Michel Fariña, J. J. (2016). Candela. Ética y Cine. https://eticaycine.org/Candela

Miller, J.A. (2010) Extimidad. Paidós,

Rabinovich, D (s.f.). Lectura de Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. Psicoanálisis Escuela Francesa, Cátedra I, Facultad de Psicología, UBA. Ficha de cátedra. http://23118.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/electivas/francesa1/material/lectura%20de%20funcion%20y%20campo.pdf


NOTAS






COMENTARIOS

Mensaje de Micaela Cerica  » 11 de octubre de 2022 » CERICAMICA@GMAIL.COM 

Por un aldo, considero que se puede hacer un paralelismo entre la angustia y el silencio, entendidos ambos como un momento de suspensión del sujeto.
Tanto el personaje de Gómez como de Rubén sienten el desmoronamiento de toda su existencia al estar sumergidos en el silencio permanente y atroz.
Por otro lado, me parece interesante pensar el silencio desde diferentes significados y significantes y como los mismos solo se pueden reconocer en situación.



Mensaje de Evelyn Pasquali  » 5 de octubre de 2022 » pasqualievelyn@outlook.es 

Es interesante ver cómo la película muestra al silencio como una representación del duelo no resuelto. Me resultó fundamental la aclaración que hiciste respecto del silencio como catalizador del efecto sujeto. Éste es el tipo de silencio que usamos en la clínica psicoanalítica a diario, pero es menester reconocer el lado mortífero del silencio que vos muy bien resaltás en tu análisis para poder reflexionar sobre nuestra práctica clínica habitual
Gracias



Película:El secreto de sus ojos | El sonido del metal

Titulo Original:El secreto de sus ojos | Sound of Metal

Director: Juan José Campanella | Darius Marder

Año: 2009 | 2019

Pais: Argentina | EEUU

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