Inicio > Films > Recursos Humanos >

por Gabriel Paz, Verónica Millenaar

La película Recursos humanos [1] nos habla de la materia central que se encuentra en todo proceso productivo: el trabajo humano. Las formas de organizar esa materia fueron cambiando a lo largo de la historia del capitalismo.

En sus inicios, los trabajadores eran recursos que debían ser controlados y exigidos, pues eran vistos como una masa ociosa difícilmente dispuesta al trabajo. A partir del fordismo, los trabajadores pasan a ser contabilizados, no sólo como un recurso para la producción, sino como parte del mercado de consumo. Era imprescindible no dejar ese recurso a la deriva. El Estado debía tomar en sus manos la responsabilidad por la educación, la salud, la higiene y la capacitación de sus recursos humanos.

A mediados de la década de 1970 se produce un fuerte cambio. El mundo parece alterarse abruptamente. A partir de la incorporación de nuevas tecnologías (informática y comunicaciones) y de la irrupción del capital financiero como modo de acumulación específico, el mundo se globaliza y la esfera laboral se ve profundamente transformada. Las alteraciones producidas en el mundo laboral ocasionan modificaciones en la forma de organizar el trabajo, que ahora se debe realizar bajo la fórmula de la flexibilidad. Ésta implica una nueva disposición hacia las tareas por parte de los trabajadores, lo que no es otra cosa que la construcción de una nueva subjetividad.

Asimismo, reclama nuevas reglamentaciones laborales que permitan flexibilizar un mundo del trabajo que se percibe demasiado rígido para los tiempos presentes. La película permite identificar uno de los rasgos de la juventud contemporánea, permite registrar las características de la juventud flexibilizada. Al comienzo de la película parecía que Frank encarnaba el sueño de todo padre. El hijo que había logrado ascender en la escala social: estudioso, responsable y comprometido con su trabajo. Pero al poco tiempo, su paradigma en relación con la forma de organizar el trabajo entra en fuerte conflicto con el de su padre.

La juventud flexible es una juventud móvil. Jóvenes que viajan de un lado al otro, siempre dispuestos al movimiento, para quienes lo estático es algo despreciable. Frank, al final de la película, formula una pregunta que refleja su gran interrogante vital: ¿dónde está mi lugar? Frank ya no se siente parte de la clase obrera, ni tampoco percibe que su futuro se encuentre en el pueblo en el que nació. Frank forma parte ahora de la elite móvil. Su medio es la virtualidad y no los compromisos estables. Está en un lugar, pero no pertenece a él.

El final del filme parece abierto: la huelga ha comenzado, y de alguna manera, todo está por verse. Pero al mismo tiempo, resulta un final cerrado. Frank vuelve a París, su experiencia en el pueblo ha finalizado: sabe que no es ese su lugar. El final abre y cierra. La trama de la historia hace encontrar y desencontrar al padre y al hijo, y con ellos a dos generaciones y a dos mundos.



NOTAS

[1Este artículo está extractado del cuadernillo “Los jóvenes y el mundo del trabajo”, realizado por la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Una versión completa de la obra está disponible en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL000775.pdf

Película:Recursos humanos

Titulo Original:Ressources humaines

Director: Laurent Cantet

Año: 1999

Pais: Francia

Otros comentarios del mismo autor: