Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad del Rosario
Resumen
Este artículo presenta, desde distintas perspectivas, una exploración ética del personaje Batman, a partir del filme The Dark Knight. La película, así como la novela gráfica, proponen una hipótesis central: los arreglos institucionales, el Estado Social de Derecho y la cultura, como proyecciones generales de la sensatez y la cordura, son un artificio inútil que puede colapsar ante la irrupción del caos y el terror que amenazan la supervivencia individual. Este colapso instauraría el estado de guerra hobbesiano en lugar de la lucidez de los arreglos sociales. El documento analiza desde una perspectiva ética el experimento social del Guasón para corroborar su hipótesis en la secuencia de los ferris descrita en The Dark Knight.
Palabras Clave: Ética | Cine | Cooperación | Neurobiología
Introducción
La mitología creada alrededor de Batman, el icónico héroe protector de Ciudad Gótica, lleva consigo un legado en construcción desde la primera aparición de este personaje en Detective Comics #27, en 1939. Diferentes artistas, escritores y cineastas han contribuido en la memorable caracterización del Caballero Oscuro y el amplio repertorio de sus antagonistas. Las trilogía dirigida por Christopher Nolan, Batman begins, The Dark Knight y Dark Knight Rises recoge diversos elementos del personaje creado por DC Comics, con las licencias que exige una adaptación cinematográfica en el siglo XXI. Son múltiples las lecturas que se pueden hacer desde la psicología y la filosofía moral sobre los conflictos éticos que plantean las secuencias narrativas descritas en la trilogía. En la película Batman: The Dark Knight se exploran conflictos como la integridad moral y la capitalización del miedo como estrategia política, hasta la teoría de juegos en la toma de decisiones morales. Sobre este último problema se enfoca el presente artículo.
El experimento social del Guasón
Una de las secuencias culminantes de la película The Dark Knight es la escena del experimento social que propone el Guasón a los ocupantes de los dos ferris que abandonan Ciudad Gótica ante la amenaza terrorista. En un ferri viajan los ciudadanos libres; en el otro están confinados los presidiarios. Cuando ya se encuentran en medio del mar, el Guasón plantea las reglas de su experimento: cada grupo tiene un detonador, el cual, si es activado, hará explotar el otro ferri, cargado con explosivos.
La película ofrece en este punto una versión distinta del Dilema del Prisionero, uno de los problemas más famosos de la teoría de juegos, una aproximación matemática a los procesos de toma de decisiones estratégicas en situaciones de interdependencia. La teoría de juegos ha encontrado aplicaciones en teorías económicas, biología, filosofía moral, psicología y en el estudio del origen, la estructura y el funcionamiento de las instituciones sociales.
En la teoría de juegos existen juegos de suma cero (o de conflicto puro, en el que aquello que gana un jugador es exactamente lo que pierde el otro), juegos de suma no cero, juegos cooperativos, no cooperativos, evolutivos, simétricos, asimétricos, superjuegos, entre otros. En cada tipo de juego se requieren distintos elementos: jugadores, estrategias, recompensas, información, castigos. El Dilema del Prisionero es un juego de suma no cero, es decir un juego de ganancia-ganancia, en el que cada jugador tiene la posibilidad de obtener alguna recompensa, dependiendo de las estrategias individuales y de los otros jugadores.
La situación que propone el Dilema del Prisionero es la siguiente:
Esta información se puede ilustrar en la siguiente matriz de pagos:
Si analizamos las opciones, podemos suponer que la meta de ambos sospechosos es minimizar su pena. La mejor estrategia, que busca maximizar el beneficio individual independientemente de la decisión que tome el otro jugador, es una estrategia dominante. En este caso, la estrategia dominante es confesar, pues garantiza una ganancia individual sin importar la decisión que tome el otro jugador. No obstante, la opción que garantiza el mayor beneficio neto para todos los jugadores involucrados (óptimo social o de Pareto) es no confesar. En este caso, el óptimo social se alcanza renunciando a la estrategia dominante (no confesar). Si bien esta es la estrategia más eficiente, es también la más inestable, pues existen incentivos suficientes para que cada jugador modifique su estrategia, siempre y cuando el otro no modifique la suya.
Por esta razón, es posible que los dos jugadores, al decidir adoptar la estrategia dominante, prefieran confesar, caso en el cual tendrán una pena menor que la pena máxima, pero mayor que la pena si los dos decidieran no confesar. La situación en la que los dos jugadores no tienen incentivos suficientes para modificar su estrategia siempre y cuando el otro no modifique la suya, es denominada en teoría de juegos el equilibrio de Nash-Cournot.
Cada decisión está motivada, no solo por deducciones estratégicas, sino también por sentimientos morales. La estrategia confesar está motivada por sentimientos como el egoísmo y la traición. La estrategia no confesar está motivada por valores como el altruismo, la cooperación y la lealtad. Si no existe confianza o un acuerdo previo entre los jugadores, cada uno preferirá, generalmente, asumir una estrategia dominante basada en el egoísmo. La confianza entre los jugadores puede estabilizar la opción más eficiente en términos sociales (óptimo de Pareto).
En la secuencia descrita en The Dark Knight se ofrece, como dijimos, una versión un tanto diferente a la versión clásica del Dilema del Prisionero. Una de las diferencias es la gradación de los incentivos. En el dilema clásico se plantea una escala de recompensas (0, 6 meses, 5 años, 10 años). En el experimento social del Guasón, la matriz de pagos es binaria (0 = pierde la vida; 1 = retiene la vida). Por otra parte, el óptimo social de Pareto es particularmente inestable, pues en caso de que los dos grupos opten por la cooperación (no hacer explotar el otro ferri), el Guasón, pasados 30 minutos, hará explotar los dos ferris. Los incentivos para modificar la estrategia individual en este caso son mucho más altos que en la versión original del Dilema del Prisionero. La situación que propone el experimento social del Guasón es la siguiente:
Ante la inestabilidad, la estrategia dominante es activar el detonador lo antes posible, pues el Guasón ha convertido su experimento en un juego de suma nula en el que la matriz de pagos se reduce a conservar la vida. En este caso aparece un punto interesante: el equilibrio de Nash (el cual se alcanzaría si los dos jugadores deciden activar el detonador al mismo tiempo) no confiere ninguna ventaja para ninguna de las partes. La recompensa por adoptar una estrategia dominante en el Dilema del Prisionero original no es tan eficiente como el óptimo de Pareto, pero sí es menor que la pena máxima y sobre todo, es la estrategia más estable. A diferencia del Dilema del Prisionero, en el experimento de los ferris el equilibrio de Nash es (de cumplirse la amenaza del Guasón) una estrategia ineficiente y más inestable que el óptimo de Pareto, pues garantiza la mutua e inmediata aniquilación, mientras que el óptimo social garantiza, al menos, 30 minutos de vida.
No obstante, los dos grupos deciden no activar el detonador. El grupo de ciudadanos libres, después de algunas discusiones en las que argumentan no merecer la muerte, mientras tal merecimiento sí le corresponde al grupo de presidiarios, deciden, como buenos vecinos, someter la decisión al voto de la mayoría. El resultado: la opción «activar el detonador» gana por una relación de 3 a 1. En el grupo de presidiarios el proceso de decisión es inicialmente autoritario y, conforme avanza el tiempo y la angustia, se convierte en un proceso descentralizado. La decisión del grupo, en el primer caso, termina en la incapacidad moral de uno de los buenos ciudadanos para activar el detonador; la decisión de un solo presidiario, en el segundo, culmina con la renuncia a la aniquilación del otro grupo. La suerte de los dos grupos queda a expensas del tercer jugador. Y de la intervención de Batman.
¿Por qué ninguno de los grupos decide activar el detonador? No es fácil llegar a una conclusión en este caso. Nosotros proponemos una: la decisión que toman los dos grupos no es una decisión racional o estratégica. Es una decisión basada en emociones y sentimientos morales. Los estudios de Antonio y Hanna Damasio han enfatizado el papel de las emociones (primarias, secundarias) y los sentimientos en los procesos de toma de decisiones. En términos de racionalidad estratégica, decidir no activar el detonador es la estrategia más ineficiente. Luego no es posible asumir un comportamiento estratégico en este caso.
La decisión es moral: el grupo de ciudadanos libres (representado por su delegado) no está facultado para privar de la vida a otro grupo de seres humanos. Aquí persiste la crítica que la filosofía de Batman hace a la pena de muerte: cuando la justicia asume el papel de verdugo, el número de asesinos no disminuye en el mundo. En la pena de muerte, el verdugo releva al asesino. En el grupo de presidiarios, al menos una persona, quien asume la decisión final, arriba a un sentimiento moral diferente: los presidiarios ya han defraudado la confianza de Ciudad Gótica; si alguien merece morir, son ellos mismos. Así, por la vía de los sentimientos morales y no del cálculo estratégico, los jugadores coinciden en un pacto cooperativo de no agresión.
¿Confiere la cooperación alguna ventaja en este caso, más allá de los 30 minutos de supervivencia? Nuestra hipótesis es afirmativa y nuestra premisa es la siguiente: en el experimento social de los ferris, el Guasón es un tercer jugador (incluso, es posible afirmar que en el Dilema del Prisionero también hay tres jugadores, pues la policía participa de la matriz de recompensas). Su propósito es comprobar la hipótesis que sostiene tanto en la novela gráfica The Killing Joke, como en la película The Dark Knight: la línea que separa la cordura de la locura es muy tenue; la locura es como la gravedad, solo se necesita un pequeño empujón, un mal día. Lo que ha demostrado al corromper a Harvey Dent, quiere demostrarlo empíricamente a escala general. Demostrar que la cordura social, personificada en arreglos institucionales, convenciones políticas y normas legales, no es más que un artificio que refrena la locura inherente de la condición humana. Devolver la sociedad al estado de naturaleza propuesto por Thomas Hobbes. En esta hipótesis subyace, además, la apuesta antropológica que sostiene la economía neoclásica: el hombre es un ser racional, egoísta y maximizador de su beneficio individual (Homo oeconomicus).
No obstante, tal premisa ha sido desafiada por algunos estudios sobre la neurobiología de la moral en animales no humanos (particularmente grandes simios, chimpancés, monos capuchinos), demostrando que en estas especies también aparecen emociones e instintos sociales (como la empatía, la reciprocidad, la reconciliación, la equidad) los cuales podrían representar los antecedentes biológicos de los sentimientos morales presentes en la especie humana, la cual, como otras especies socialmente complejas, necesita de instintos morales y prácticas de cooperación para optimizar la supervivencia de la especie. Es posible que el desafío del Guasón por el regreso a un estado de naturaleza no implique necesariamente el retorno a un estado amoral. Por el contrario, su amenaza aglutina los sentimientos morales de la sociedad, y aun, de los criminales, en contra de una agresión que consideran general. La matriz de recompensas en el experimento social del Guasón se define como sigue:
El Guasón ha convertido este experimento en un juego de suma nula. Pero la decisión cooperativa de los jugadores revierte el experimento a un juego de suma positiva, donde el máximo beneficio en el corto plazo (la supervivencia individual) puede ser aplazado en aras de preservar, en el mediano y largo plazo, la rentabilidad de un incentivo más provechoso para el grupo (la cooperación). En este caso, el único incentivo no es la supervivencia individual. Si el Guasón logra corroborar su hipótesis, la supervivencia general está condenada. La persistencia de los acuerdos sociales, y particularmente del valor de la confianza como fundamento de la supervivencia del grupo es un incentivo poderoso ante una amenaza general. Salvar al grupo es una forma de salvarse a sí mismo. Esta decisión requiere de otros elementos adicionales a la pura racionalidad estratégica. La decisión final de Batman, de atribuirse los crímenes de Dent, en quien se había depositado la convicción por la restauración de la moral pública, procura preservar el valor fundamental de la confianza, como cimiento de cualquier arreglo social de largo plazo: «porque a veces la verdad no basta; a veces la gente merece más; a veces la gente merece que se recompense su fe».
Cortina propone una síntesis entre el Homo oeconomicus, como «el hombre dotado de racionalidad maximizadora», y el Homo reciprocans, el cual está dispuesto a aplazar la gratificación, la cual puede llegar en forma de costumbre social mediada por las emociones. La autora sugiere que no existe un hombre dotado exclusivamente de una racionalidad maximizadora pura, sino también de intuiciones morales relativas a la equidad, las emociones y la reciprocidad. Los seres humanos cooperan a mayor escala con individuos diferentes a su propia parentela, entre otras razones, gracias a las características diferenciales del lóbulo frontal en nuestra especie, el cual despliega un papel central en las actividades de control inhibitorio y en los procesos de educación y adaptación a nuevas conductas morales. La especie humana, como una especie en desventaja biológica por sus carencias naturales, requiere de complejos arreglos sociales para garantizar la supervivencia individual y la supervivencia del grupo.
Es interesante anotar que Harvey Dent, en la novela gráfica Arkham Asylum, es tratado por sus psiquiatras quienes procuran que el paciente supere la obsesión con el pensamiento dualista representado por las dos caras contradictorias de su moneda. Para ello, la reemplazan con el dado (aumentando las posibilidades de decisión a seis), la baraja del Tarot y el I-Ching (el cual no obedece a la lógica dualista y contradictoria de la moneda, sino a la relación dialéctica entre el yin y el yang), aumentando paulatinamente sus opciones a 78. Sin embargo, entre más alternativas dispone Harvey Dent, mayores dificultades experimenta para elegir alguna de ellas, hasta el punto de no poder tomar decisiones básicas como atender a sus necesidades fisiológicas. Al final de la novela, Batman devuelve a Dent su moneda y le da a elegir si deben matarlo. Aunque la moneda dicta la sentencia, Dent decide en contra de su moneda, pues «era el Día de los Inocentes». El caso Harvey Dent parece corresponder a un paciente con algún trastorno a nivel de la corteza prefrontal (como el caso Phineas Gage), en el cual el paciente experimenta cambios en su personalidad, en la conducta y las capacidades de interacción social, en la modulación y despliegue de emociones y sentimientos, en la motivación, así como en las funciones ejecutivas necesarias para la toma de decisiones, la planificación, la autorregulación y la culminación de tareas. No queda claro, en este caso, si se trata de un trastorno de base o de un efecto secundario del tratamiento. En la novela se plantea una crítica a la terapia psiquiátrica, pues Batman debate la efectividad de la propuesta terapéutica e incluso considera que este Harvey Dent, despersonalizado, no parece su viejo enemigo. No obstante, la decisión final de Dent sugiere que en su caso aún persisten emociones y sentimientos morales que facilitan la toma de decisiones.
La capacidad reciprocadora parece ser un insumo fundamental en la supervivencia al permitir que las comunidades que desarrollan un mayor conjunto de normas morales más estables tendrán mayores ventajas evolutivas que aquellas comunidades con acervo de normas morales menos desarrolladas, lo cual se consolida por medio de la reproducción diferencial (la preferencia por la imitación y comunicación de estrategias exitosas). Esta parecería ser la base biológica de la racionalidad contractualista y normativa como base de las relaciones humanas basadas en la confianza, por encima de los criterios utilitaristas o perfeccionistas. «De hecho, esta conducta reciprocadora hace posible la selección de grupos, porque cuando un grupo adquiere un conjunto mayor y más estable de normas morales que sus vecinos, vence en la competencia, de ahí la evolución selectiva».
Conclusiones
En su experimento social, el Guasón no logra corroborar su hipótesis, según la cual el ser humano en situaciones límite que amenazan su supervivencia y en presencia de un miedo insuperable, se comporta como un depredador del hombre, lo cual se puede generalizar en la locura social y el colapso moral e institucional. Esta hipótesis, si bien la expone a escala individual en el caso Harvey Dent, tampoco la logra corroborar en la novela gráfica The Kiling Joke con el caso Jim Gordon. Su hipótesis no se puede universalizar ni reproducir en condiciones controladas. También falla en su concepción antropológica: los seres humanos somos una especie híbrida: Homo oeconomicus y Homo reciprocans. Sujetos que toman decisiones estratégicas y, al tiempo, motivadas por emociones y sentimientos morales. Sujetos morales, racionales, patéticos, que requieren, tanto del concurso de los recursos neurobiológicos, como del artificio cultural para sobrevivir y encontrar una medida de sentido en el mundo. Mucho más ambiguos y complejos que las dos caras de la moneda de Harvey Dent. Irreductibles a las coordenadas de cualquier experimento social.
Bibliografia
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Allen M. The Dark Knight and Game Theory. The Quantitative Peace. [Internet]. 2008 [citado agosto 2016]. Disponible en http://quantitativepeace.com/blog/2008/07/the-dark-knight.html
Cortina A. Neuroética y neuropolítica. Sugerencias para la educación moral. Madrid: Tecnos; 2011. p. 112.
De Waal F. Homo homini lupus? Morality, the Social instincts, and our fellow Primates. En: Changeux JP, Damasio AR, Singer W, Christen Y (eds.). Neurobiology of human values. Berlin: Springer; 2005. p. 17-31.
NOTAS
El guasón busca molestar, busca provocar una ruptura en la coherencia del ser humano. No veo al asunto de los ferrys como un experimento social: no creo que el Guasón quiera demostrar empíricamente a escala general lo que individualmente hizo con Dent, instándolo a que salte hacia la locura. Como él mismo dice, no tiene planes: se define como un perro rabioso que corre a los autos; que, de hecho, si llegase a atrapar a uno, ¡no sabría qué hacer con él! Saliéndose así de una lógica científica, sin la búsqueda de una verificación sobre cómo es o puede ser el hombre, sino simplemente provocando, angustiando al otro de manera elaborada; conmoviendo el adormecimiento neurótico de toda lógica, de todo armado contextual tanto ciudadano, como policial o mafioso. Esta forma de ser del Guasón, esta subjetividad perversa que busca como respuesta la angustia del otro, interpela puntualmente a Batman, a quien reconoce casi como un par suyo. Ambos marginales, por fuera de la ley; personajes que no encajan en las construcciones de la vida cotidiana de una ciudad. Interpela su sentido de la moral, su lado “normal”, provocándolo por ejemplo, para que lo asesine, sabiendo que Batman cree en el sistema carcelario, aunque no todos los policías confíen en sus excéntricos métodos de ayudar a la ley; aguijoneando así su sistema de creencias, buscando que se saque su máscara, desnudarlo a la angustia del vacío, solo para divertirse.
Batman The Dark Knigth.
En el resumen del trabajo, los autores, indican que realizaran una exploración ética del personaje de Batman y del experimento social del Jocker (ferrys). Por medio de la teoría de juegos (dilema del prisionero) y el equilibrio de Nash, pasando por los conceptos antropológicos de homo aeconomicus y homo reciprocans, arriban a la conclusión de que las decisiones estratégicas están influenciadas por motivos morales, por sobre los racionales puros, estratégicos.
Mi apreciación recae enteramente en el personaje de Batman.
Sobre la escena final el Jocker, colgado, patas arriba, le dice a Batman “¿Qué sucede cuando una fuerza imparable se topa con un objeto inamovible?”. Esta frase justo antes del final provocó mi asombro.
Es una paradoja semántica, no se puede definir una fuerza de “imparable” y considerar al mismo tiempo un objeto como “inamovible”. Es una contradicción, un imposible.
¿Por qué sobre el final del filme el Jocker interpela de este modo a Batman?
Se ubica luego de contrastar el experimento social de los ferrys. El villano interpelando al héroe.
En Batman Beggins, Bruce Wayne sobre el final de la película habla con Rachel Dawes, ella le dice que sabe de su máscara y Bruce apela a Batman pero Rachel lo corrige: su máscara no es la de Batman sino la de Bruce, el hombre que amaba nunca volvió pero “quizás algún día cuando Gótica ya no necesite a Batman… lo vea nuevamente”. Instaura una disyunción, “o” lógico, Batman o Bruce Wayne. Rachel le avisa de que su ser está más interesado en el en el ideal de la Justicia, en ser Batman, que incumbido en su deseo como hombre frente a una mujer, es decir frente a ella.
En el seminario 7, la Ética del Psicoanálisis, en su última clase, que se tituló posteriormente por J. A. Miller como “Las paradojas de la ética o ¿has actuado en conformidad con tu deseo?”, Lacan afirma que un juicio ético es posible, dicha pregunta tiene la forma de “¿Ha usted actuado en conformidad con el deseo que lo habita?”.
En el filme ¿cuál es el dilema ético al que se enfrenta el personaje de Batman? La tensión entre sostener su deseo como hombre o sostener el ideal de Justicia, que se presentifica entre salvar a Rachel Dawes (su enamorada) o a Harvey Dent (aquel que puede seguir limpiando las calles de maleantes), instalado como tensión interna del personaje ya desde Batman Beggins.
Nuevamente en el Seminario de la Ética Lacan asesta: “El ordenamiento del servicio de los bienes en el plano universal no resuelve sin embargo el problema de la relación actual de cada hombre, en ese corto tiempo entre su nacimiento y su muerte, con su propio deseo –no se trata de la felicidad de las generaciones futuras-”.
No es algo de este incompatible, de esta paradoja, de este imposible lógico, de lo real, que cual broma macabra, o mortal, final le juega el Jocker a Bruce Wayne, algo así como por mucho que te ocupes como héroe de Gótica tienes un debe al que debes pagar, el debe de tu deseo como hombre.
1* J. Lacan. El Seminario, Libro 7. La ética del psicoanálisis. 1a Ed., 14a Reimpresión. Clase 06/07/1960. Buenos Aires. Paidós. Pág. 384.
2* J. Lacan. El Seminario, Libro 7. La ética del psicoanálisis. 1a Ed., 14a Reimpresión. Clase 29/06/1960. Buenos Aires. Paidós. Pág. 373.
En mi opinión se hace un análisis completo sobre el "dilema de prisionero" el cual es usado por el Guason para demostrar una idea, esta idea se basa en la perceptiva de Thomas Hobbes acerca de la moralidad del hombre el cual afirmaba que el hombre por naturaleza es un animal competitivo y egoísta que crea sociedades por conveniencia y reprime su verdadera naturaleza. el Guason quiere demostrar que solo falta un mal día, para sacar lo peor de las personas. Finalmente lo que quiere es quitarle la mascara a la sociedad la cual evitan que muestren su verdadera naturaleza de animal racional y egoísta suprimida por las normas éticas y morales impuestas por las instituciones.
En el texto se presenta el dilema de prisionero como una parte de la teoría de juegos, la cual intenta explicar por un modelo matemático las decisiones y las interacciones de la personas en estructuras donde hay un incentivo, se utiliza la secuencia en los ferris en la película de Batman The Dark Knight para analizar este dilema, me parece que el analizas que se hace de ambas perspectivas (ciudadanos y prisioneros), desde un punto racional y moral es muy bueno llegando a conclusiones que comparto al decir que las decisiones no solo están sujetas a la estrategia y la razón si no que también el ser humano toma decisiones basadas en los sentimiento y emociones que vienen de una cultura.
En mi opinión la mayoría de ciencias que tiene o han tenido el objetivo de estudiar el comportamiento del ser humano como por ejemplo la economía, han fracasado al intentar predecir el comportamiento de una sociedad. los seres humanos al momento de tomar una decisión llevan acabo procesos muy complejos en la cual están involucrados muchos aspectos morales y racionales. No creo que nunca exista un modelo o una estructura matemática capaz de predecir completamente que va hacer una persona ni hay que creer que todas la personas por compartir un contexto va actuar de la misma forma en las misma condiciones.
Película:Batman: El caballero de la noche
Titulo Original:The Dark Knight
Director: Christopher Nolan
Año: 2008
Pais: Estados Unidos
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