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Una historia de enredos. Estragos de la función materna

por Calderone, María Julia

Universidad de Buenos Aires

Resumen

El presente trabajo tendrá como objetivo abordar un tema por demás interesante como es la función materna y sus incidencias en la construcción del fantasma. Para tal fin tomaremos el film de Disney, Rapunzel. Allí centraremos nuestro análisis en el personaje principal, la Princesa que le da título a la película. Trazaremos las coordenadas del deseo del Otro y sus incidencias en la posición subjetiva de la joven en el marco de la construcción fantasmática. Ubicaremos dos categorías conceptuales que nos servirán para delinear el modo en que opera allí la función materna: goce fálico y significación fálica.

Palabras Clave: goce | deseo | madre | fantasma

Rapunzel: A story of entanglements. Ravages of maternal function.

Abstract

This issue will refer about an interesting topic such as the maternal function and its incidences in the construction of the ghost. We will take the Disney film, Rapunzel. There, we will focus our analysis on the main character, Princess Rapunzel. We will plot the coordinates of the desire of the Other, its incidences in the subjective position of this young woman in the context of the construction of the ghost. We will locate two conceptual categories that will serve to delineate the way in which the maternal function operates there: phallic enjoyment and phallic significance.

Keywords: enjoyment | desire | mother | ghost

En el presente trabajo tomaremos el film de Disney “Enredados” como soporte para abordar un tema por demás interesante. Trataremos de articular la función materna y sus vicisitudes con la construcción del fantasma en toda su complejidad.

El personaje central de nuestro análisis será la Princesa Rapunzel.

Cuenta la historia que la madre de la Princesa Rapunzel había enfermado gravemente luego de dar a luz. Como en el reino, existía la leyenda acerca de la existencia de una flor dorada milagrosa que tenía la propiedad de curar enfermos, todos los habitantes comenzaron a buscarla. Cuando lograron encontrar la última flor que existía, la tomaron sin saber que esta había sido escondida por Madre Gothel, una anciana que había hallado allí una fuente de juventud eterna.

Con esta flor en su poder, la Reina logra salvarse y su hija hereda el poder milagroso de curar.

Madre Gothel decide robarse a la niña y encerrarla en una torre por 18 años para hacer uso de los poderes de la flor que encarnaban ahora en Rapunzel. Para asegurarse de no perder esa fuente de juventud eterna en la que se había convertido la Princesa, le prohíbe salir bajo la amenaza de exponerse a un mundo en el que lo peor podría sucederle. Un mundo hostil para una niña frágil como ella.

Desde una pequeña ventana de la torre, Rapunzel observa el mundo. Hay algo de lo que ve allí que comienza a repetirse año tras año. En cada uno de sus cumpleaños, aparecen en el cielo cientos de luces flotantes. Rapunzel siente que tienen que ver con ella. No cree en el azar. Quiere ir a verlas personalmente pero su madre no se lo permite. Tiene lugar aquí la primera decisión de nuestro personaje: engañar a su madre para poder ir a ver las luces.

Comienza su viaje

Un dato por demás interesante es que esta salida (exogámica) de la torre se da de la mano de un joven que aparece en la historia por azar y es quien la ayuda e impulsa a cortar ese vínculo con esta ¿madre?

Silvia Amigo en Clínica de los fracasos del fantasma (2005) afirma que el fantasma se podría definir como la respuesta que el sujeto se da ante la pregunta enigmática por el deseo del Otro. Se trata de una respuesta singular. S. Amigo, agrega que el sujeto debe sentir su pregunta como legítima. Para poder responder ¿qué quiere el Otro de mí?, primero tuvo que haber podido interrogar ese deseo. Para poder decir que es lo que quiere uno, primero ha de poder formularse la pregunta por el deseo del Otro y luego construir una respuesta fantasmática. Solo allí, el sujeto podrá preguntarse por su propio deseo.

Para poder deducir el deseo del Otro, el goce no debe abrumar al sujeto. Si el goce abruma al sujeto y no le da espacio para formular una pregunta habrá dificultades allí para la construcción de una respuesta fantasmática. El poder deducir el deseo del Otro lleva tiempo y necesita de la presencia de intervalos que habiliten esta operatoria. Si el sujeto logra encaminarse en esta tarea, podrá correrse del lugar de objeto del Otro para posicionarse como sujeto deseante.

Lacan (1964) explica esta cuestión mediante el par conceptual alienación-separación. Es decir, en esta doble operatoria el sujeto se aliena, se arroja al campo del Otro, a los significantes que este le ofrece. Solo podrá ser alguien para este Otro y asegurarse que recibirá todo de este Otro, si se entrega como objeto. Luego, según Lacan, advendrá un segundo momento, el de la separación. Allí, vía la interrogación el sujeto comenzará a abrirse paso intentando construir sus propias respuestas. Se separará del campo del Otro para poder existir como sujeto deseante.

En una de las escenas del film, Madre Gothel dice lo siguiente:

Se para frente al espejo y se dirige a Rapunzel: “Rapunzel, acercate al espejo. ¿Sabés lo que hay ahí? Una chica fuerte, joven y muy hermosa y segura de sí. Ah y ahí estás tú”. Risas. “Ay, no hablo en serio” Luego agrega cantando: “Madre está aquí, Madre te protege. Sabia es Mamá. Óyeme, el mundo exterior es cruel. Mamá es tu soporte, sola no subsistirás. Crédula, infantil, lenta, ingenua, regordeta. No vuelvas a desear salir de acá jamás”.

Podríamos tomar estos fragmentos o pequeños recortes para ejemplificar lo dicho anteriormente acerca de los significantes que el Otro ofrece al sujeto y a los que este se aliena como condición de existencia. Esta mujer que necesita a esta joven para poder sostenerse sin fallas, sin falta y en una juventud eterna, le ofrece este campo. Significantes degradantes que parecen ob-ligar al sujeto a permanecer allí, sin poder tomar distancia del Otro. No olvidemos que Amigo (2005) dice que el sujeto se aliena a los significantes pero también a la imagen que este Otro le ofrece. Y es así que en la escena del espejo esto queda bastante claro.

No debemos olvidar aquí un dato. La Princesa, antes de ser sustraída de su hogar, había sido inscripta en una cadena generacional, en un linaje, en un deseo. Veremos más adelante si podemos decir algo acerca de los significantes que pudieron haberle donado esos padres que aún transcurridos muchos años, continuaban esperándola.

En un momento del film, Rapunzel comienza a formular preguntas y a cuestionar al Otro. Hay algo de la inconsistencia del “discurso materno” que comienza a asomar. Ubicaremos un diálogo entre “madre” e hija. Allí Rapunzel le cuenta a Gothel sobre su anhelo. Ella intenta desviarlo pero este insiste.

Rapunzel. –“He deseado ver las luces flotantes”.
Madre. –“Ah, las estrellas”.
Rapunzel. –“No, no son estrellas. He estudiado las estrellas son constantes y las luces aparecen solo el día de mi cumpleaños. No sé por qué siento que son para mí. Quiero averiguar qué cosa son…”
La princesa canta:
“Yo me pregunto (5 veces) cuándo empezaré a vivir…
Las luces que deseo contemplar cada año en mi cumpleaños están. ¿De dónde son? Ahí quiero ir…Quizás hoy mi madre me permita ya salir”.

Hay algo de esas marcas sobre su origen y el deseo del Otro que permanecen allí como una huella. Hay alguien que la espera aún y el ritual con el que sus padres intentan sostener el recuerdo de la Princesa, es lo que la hará insistir con su pregunta.

Aquí agregaremos otro dato que será interesante para nuestro análisis. Nos referiremos acerca del momento lógico y evolutivo en el que Rapunzel logra llevar adelante esa salida entendida como un más allá de los mandatos “maternos” que habían operado hasta ahí. Según la autora ya mencionada más arriba, el sujeto podrá dar una respuesta más definitoria a la pregunta por el che vuoi? luego de la segunda vuelta del Complejo de Edipo, en la adolescencia. Es decir, que esto podría servir de fundamento para poder pensar este reposicionamiento subjetivo de nuestro personaje de ficción, respecto del deseo del Otro y por ende del propio deseo.

Goce fálico/significación fálica

Abordaremos en este apartado algunas cuestiones relativas al narcicismo de Madre Gothel. Tomaremos el par conceptual goce fálico/significación fálica referidos a la función materna, tal como lo trabaja la autora que ya hemos mencionado más arriba. (Amigo,2005)

Cuando un niño llega al mundo es la madre quien lo introduce en el campo del lenguaje. En esos primeros momentos en los que el bebé no demanda nada debido a su prematurez, será la madre quién introduzca vía la interpretación algo que será fundamental para la posterior aparición de la demanda en el sujeto. La madre no solo ofrecerá significantes, sino también los brazos que lo acogerán, los ojos que lo mirarán, es decir, un cuerpo que hará de borde al campo pulsional del recién nacido.

Ese momento necesario para la constitución psíquica del niño, será el momento en el que la madre sentirá la sensación de “estar completa”.

Según Silvia Amigo “Una madre, si lo es normativamente, sólo puede vivir a su hijo como suplencia de su falta fálica” (Amigo, 2005, p. 37).

Si ese momento de completud, de primacía de goce fálico, no es interrumpido por la interdicción de un tercero, el niño/falo correrá el riesgo de ser tomado por este Otro como tapón de su propia falta. En palabras de Amigo: “Ahora bien, la madre puede eternizar lo que debiera ser un momento y utilizar a perpetuidad al bebe para obturar su falta fálica.” (Amigo, 2005, p. 37)

En cambio, si por el contrario la función paterna opera en esta madre desde el inicio, transcurrido ese primer tiempo necesario e importantísimo de díada madre-hijo, la lógica de la falta advendrá y ese niño representante del falo ya no será lo que la complete. En este caso, habrá una predominio de la significación fálica y no del niño como tapón de la falta, es decir, del goce fálico. “Un chico agalmático es aquél que es dado por la madre a la vida, un chico cuya madre cuida y de quien ella se ocupa, pero es capaz de donarlo al colegio, a los amigos, a la circulación social” (Amigo, 2005, p. 58).

Si bien Amigo afirma que “Faltando la mera posibilidad de formular la pregunta por el deseo del Otro, esto es, por su falta, el sujeto se verá impedido de intentar responder fantasmáticamente” (Amigo, 2005, p.42) … en nuestro personaje aparece una respuesta del sujeto aún ante el predominio del goce fálico de este Otro que ha usurpado de manera ilegítima ese lugar y que solo está preocupado por gozar sin límites. ¿Podríamos pensar que algo de esas primeras huellas ligadas a los padres, que sí la inscribieron en un deseo, en una cadena generacional, persisten teniendo efectos sobre la respuesta del sujeto?

El azar vuelve a hacer su entrada y tiene lugar la llegada del amor encarnado en un joven “ladrón” como terceridad que da vida al sujeto. Nieves Soria (2011) señala en Los nudos del amor, que junto con el descubrimiento del inconsciente otro de los aportes fundamentales de Freud, ha sido pensar en la posibilidad del amor como un espacio que se abre a partir de una función simbólica que es vehiculizada por lo que Lacan llamará Nombre del Padre y Freud, función paterna.

En consonancia con esto último, veremos en una de las escenas finales, como el amado le corta el cabello a Rapunzel a costa de perder su propia vida por no poder ser salvado a través de un milagro. Es él, el que le dice que si sigue al lado de esta mujer va a morir y decide cortarle el cabello para salvarla. ¿A qué muerte se refiere? Gothel cae por la ventana en un intento por salvar el cabello de Rapunzel. Podríamos pensar que este joven inscribe en ese acto algo del orden de una falta. La falta se presentifica con la caída del falo a nivel imaginario, como puro objeto de goce, representado en ese cabello y el Otro cae literalmente por el marco de la ventana por la que Rapunzel veía el mundo. Ese Otro es arrojado y una nueva vida se abre paso allí (para el sujeto). El mundo ya no será visto a través del marco que el Otro le ofrecía (“El mundo es terrible, algo malo te va a suceder”).

A partir de la deducción del deseo del Otro, de la inscripción de una falta que posibilitó la pregunta y una posterior respuesta construida por el sujeto, Rapunzel comenzó a encaminarse en su propio deseo. Deseo que insistía por ser escuchado. Ese que le hacía sentir que las luces significaban algo para ella, que tenían que ver con su origen ya que aparecían cada año en el día en el que celebraba el aniversario de su nacimiento. Deseo relacionado con esas marcas primordiales de un Otro deseante. Marcas que provenían de una pareja parental que había quedado paralizada ante el arrebato de esta hija a la que nunca habían olvidado. Estos padres que cada año, a través de este ritual de lanzar luces al cielo en representación del cabello luminoso y milagroso, el mismo que la había llevado a su desaparición, relanzaban el deseo de encontrar con vida a Rapunzel.

Cabe agregar aquí algo significativo en relación al modo en que Rapunzel era nombrada en el reino. Esta no era nombrada como la Princesa muerta o la Princesa Rapunzel, sino como la “Princesa desaparecida”. Este modo de nombrar a la niña nos aporta un dato singular acerca del duelo de estos padres que al no haber podido constatar la muerte de su hija por la ausencia de un cuerpo y ante la figura de desaparecida, continuaban añorando su aparición, repitiendo año tras año este ritual. Muchos interrogantes podrían abrirse en torno a este asunto. Por ejemplo: ¿Será que este ritual los ayudaba a elaborar la pérdida y las luces eran una manera de recordarla? o ¿Tal vez podríamos pensar que al no poder enterrar a su hija y duelar su partida, continuaban esperándola en una eterna atemporalidad en una posición de duelo sin resolución?

A modo de reflexión final diremos que en ambos momentos, tanto en el del nacimiento como en el de la muerte, la lógica de la falta actuará en resguardo de la singularidad. Cuando del nacimiento se trate, la posibilidad de ser alojado transitoriamente en el lugar de una falta, será la condición necesaria para que se lleve a cabo luego otra operación, dando como resultado la emergencia de un sujeto deseante.

Y en el momento de la muerte, el proceso de elaboración propio de un duelo solo podrá llevarse adelante si tiene lugar la inscripción de una falta. La falta de ese objeto amado ahora perdido para siempre. Mientras que en ausencia de esta inscripción, lo único que constataremos será el avasallamiento de la dimensión subjetiva con la consecuente caída del sujeto deseante.

Referencias

Amigo, S(2005) Clínica de los fracasos del fantasma. Editorial Homosapiens. Buenos Aires.

Freud, S (1917): Duelo y melancolía. Obras completas. Tomo II. (Pág. 2091- 2100.) El Ateneo. Buenos Aires

Lacan, J (1964) Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Editorial Paidós. Buenos Aires

Soria Dafunchio, Nieves (2011) Los nudos del amor. Editorial Del Bucle. Buenos Aires.

Walt Disney Animation Studios (Productor) Keane, G (Escritor) (2010) Rapunzel [Película]. Estados Unidos: Walt Disney Pictures


NOTAS




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COMENTARIOS

Mensaje de María Julia Calderone  » 23 de agosto de 2021 » juliacalderone@hotmail.com 

Delfina:
Gracias por tu aporte en consonancia con el escrito.
Realmente, es una historia interesante para el análisis.
Saludos!



Mensaje de Martina Godoy  » 22 de agosto de 2021 » mmartinagodoy@gmail.com 

Haré un comentario a partir del escrito "Una historia de enredos. Estragos de la función materna" de María Julia Calderone. Un elemento de la película que es resaltado en el presente escrito por su valor ético es el del diálogo entre Rapunzel y Gothel. La protagonista le manifiesta a Gothel que quiere ver las luces flotantes, a lo que esta última le responde que se trata de estrellas. Rapunzel interviene diciéndole “No, no son estrellas. He estudiado que las estrellas son constantes y las luces aparecen solo el día de mi cumpleaños. No sé por qué siento que son para mí. Quiero averiguar qué cosa son. (.....) Las luces que deseo contemplar cada año en mi cumpleaños están. ¿De dónde son? Ahí quiero ir…"
Calderone plantea que estas luces flotantes eran "marcas que provenían de una pareja parental que había quedado paralizada ante el arrebato de esta hija a la que nunca habían olvidado". Es una imagen muy clara la que nos ofrece este diálogo. Rapunzel lo dice muy claramente, mientras que las estrellas son constantes -como lo es el goce materno que la sofoca y que pareciera no darle respiro en su insistencia y presencia absoluta- las luces aparecen sólo el día de su cumpleaños. Se trata de luces que aparecen cada tanto, aparecen y luego desaparecen. Creo que podríamos pensarlas como marca del deseo parental que supo alojar a Rapunzel en un primer momento, tal como plantea Calderone, en tanto sostienen la operación simbólica de la presencia/ausencia que es necesaria para que aparezca la pregunta por el deseo del Otro en esos intervalos entre la presencia y la ausencia. Las luces se instalan como enigma, Rapunzel se pregunta de dónde son, qué significan; preguntas que dan cuenta de lo enigmático del deseo del Otro que por su cualidad de enigma permiten al sujeto formularse respuestas anticipadas y moverse a partir de ese enigma. Ese enigma es lo que mueve a Rapunzel a querer salir de esa torre. Las luces flotantes son en medio de las estrellas constantes y sofocantes, el respiro del deseo, la aparición de una falta.



Mensaje de Eugenia  » 22 de agosto de 2021 » eugenia_moar1@hotmail.com 

El análisis realizado a partir de la película Rapunzel permite dar cuenta del cine como herramienta que posibilita la comprensión de conceptos propios de la psicología, permitiendo un acercamiento particular a los mismos. Es así que a partir del escrito en relación al film se podría interpretar que la película facilita un acercamiento a los conceptos de función materna, goce fálico y significación fálica. La "madre" necesita a esta joven para poder sostenerse sin fallas, sin falta. En una sustitución del deseo de completud por el deseo de ser joven eternamente, ubica a Rapunzel como tapon de su propia falta. Sin embargo, aparece en dicho personaje una respuesta a pesar del goce fálico de la madre; cuestión que vuelve aún más interesante la idea del cine como posibilitador de preguntas que permiten un fluir en el conocimiento y preguntarse por las huellas que podrían haber dejado en la protagonista, los padres, a quienes le arrebataron a su hija
Luego, en la vida de Rapunzel aparece el amor ¿Por azar?. Se trata de un joven, quién finalmente va a cortarle el pelo, simbolizando la inscripción de una falta; posibilitando así el surgimiento de la pregunta y una posterior respuesta construida por Rapunzel, cuestión que le habría permitido encaminarse en su propio deseo. Deseo, vinculado a su origen, que la hacía sentir que las luces eran para ella.



Mensaje de Georgina Bruno  » 18 de agosto de 2021 » GEORGINA.BRUNO@HOTMAIL.COM 

El recorrido trazado sobre el vínculo entre Princesa Rapunzel y Madre Gothel alrededor de la temática de una función materna que hace estragos me remonta, siguiendo las enseñanzas de Lacan, a las respuestas posibles que pueden impartir desde un niño frente al Otro. Antes de desarrollarlas es preciso destacar que este niño, incluso antes de nacer, ha sido nombrado, sobre él han sido confiadas expectativas, a su espera está la acogida o el rechazo y el lenguaje, con el aluvión que supone. Los inicios de la vida, su posibilidad y su desarrollo, llevarán la marca de la incidencia del otro. Ahora bien, frente a esto, se planta lo que el niño, en su singularidad, tome o no de lo que le sea ofrecido, como sujeto que se construye un lugar simbólico en el Otro. Una hipótesis posible sería que la protagonista, dentro de las posibles respuestas: niño como falo de la madre, como síntoma y como objeto del fantasma de la madre, tambalea entre ser el falo e identificarse con el objeto del fantasma de la madre. Rapunzel va al lugar del falo en términos de la falta de su “madre” y también sustituye el objeto del fantasma de Gothel, dándose una saturación del modo de la falta en que se especifica el deseo materno. Este deseo no ha sido afectado por el significante Nombre del Padre. Se puede pensar un cambio de respuesta cuando la joven logra llevar adelante la salida, que va más allá de los mandatos maternos.



Mensaje de Delfina Laspiur Puig  » 18 de agosto de 2021 » delfinalaspiurpuig@gmail.com 

“…Ya no sé yo cuando empezaré a vivir…” Siguiendo el escrito de María Julia, nos encontramos con un film que desde el título nos muestra la diferencia con la historia usual, de la princesa Rapunzel, de cabello largo que ayudaba a subir al príncipe por la torre, para reinventarse y enmarañarse en una nueva significación. Enredados, enredada ella en una relación forzada con su madrastra, enredada Gothel con una niña que secuestra del aposento real para poder poseer ese cabello portador de su único deseo, el de la juventud eterna, enredado Flynn en un robo de y a la corona, la de Rapunzel, a quien luego conoce accidentadamente y en un intercambio de ayudas, en donde la misma princesa llega a ponerse su propia corona sin saberlo, la lleva a cumplir su deseo, el de ver las luces, las luces que Rapunzel sabía, casi con certeza delirante que eran para ella, por ella. “Tiempo aquel, persiguiendo un sueño, tiempo fue, en la oscuridad, tiempo que no había visto cómo es la realidad…” Es hacia el final, que Flynn es quien roba de la madrastra malvada (típico cliché de Disney) a Rapunzel, la libera robándole su ‘corona dorada’, su cabello dorado dador de juventud y salud eterna, cortándole ese mágico y des-enredado cabello; y la logra coronar ‘de verdad’, como la princesa que siempre debió ser. Es así mismo, cortando el cabello brillante, descubriéndolo más oscuro Rapunzel canta “Es real brillando así, ya cambió la vida entera…Veo en ti, la luz”



Película:Enredados | Rapunzel

Titulo Original:Tangled | Rapunzel

Director: Nathan Greno, Byron Howard

Año: 2010

Pais: Estados Unidos