Introducción
¡Todo ha sido en vano, en vano,
y en mi corazón reina el vacío!
¡Todos mis atractivos son inútiles
puesto que no soy una mujer completa!
¡Él ya no se acuerda de mí,
de su Rusalka de largos cabellos!
En sus ojos brilla la pasión,
¡esa maldita pasión humana!
¡Yo he nacido en las frías aguas
y no puedo arder con esa pasión!
¡Maldita por vosotros y abandonada por él,
condenada por los elementos
ya no soy ni hada, ni mujer,
no me está permitido ni vivir ni morir!Rusalka, Acto Segundo
Jules, microemprendedora novata, llega a su casa en el auto que conduce su improvisado chofer, Ben. En otra escena le había dicho a él que amaba su casa, la veía siempre feliz y que “si estuviera en un libro infantil te sentirías muy bien al voltear la página y verla". Ben le recuerda quién es ella y lo que ha conseguido con su trabajo. Y en ese mismo momento, haciendo uso pleno del recurso del espacio en el film, se puede ver la entrada de la casa, una escalera y al esposo e hija de Jules.
Transición, metamorfosis, algo espera a Jules.
Mientras tanto, el sufrimiento de verse atrapada, como narciso, en la adoración su propia imagen, la de su familia, la de su trabajo y la de sí misma. Jules no puede pasar la página de este “libro” que es su nueva vida laboral, está en “pause”, esa pausa que el director casi nos obliga a hacer para plantearnos el dilema que presenta esta película: aquel que se presenta en el momento en que Jules no es ni hada ni mujer.
Ficha técnica
Título original: The Intern
Título en español: Pasante de moda
País: Estados Unidos
Año: 2015
Género: Comedia
Director: Nancy Meyers
Dirección artística: Manuel Morales Suárez
Producción: Suzanne McNeill Farwell, Nancy Meyers, Scott Rudin, Megan Ellison
Elenco: Robert De Niro, Anne Hathaway, Rene Russo, Anders Holm
Guión: Nancy Meyers
Fotografía: Stephen Goldblatt
Edición: Robert Leighton
Música: Theodore Shapiro
Duración: 121 min.
Distribución: Warner Bros.
Jules: una mujer transformada en ninfa
Él viene aquí a menudo
buscando mi abrazo;
deja su ropa en la orilla
y se baña en mis brazos.
Pero yo no soy más que una ola
y no puede verme.
¡Sé que debería
convertirme en mujer
para que pudiera abrazarme
y besarme,
al igual que yo cuando
lo estrecho y rodeo con mis brazos.
Rusalka, Acto Primero
Como una ninfa que emerge de un lago, se la puede ver a Jules andando en su bicicleta, en un edificio completamente vidriado, transparente –aun su oficina –, con empleados sonrientes, pendientes de sus computadoras y de los pedidos de los clientes. La misma atmósfera que puede percibirse en el primer acto de Rusalka [1], un oasis protegido y confortable en el que nada puede pasar.
El éxito está a los pies –o en los pedales – de Jules: empleados obedientes, satisfechos, que reproducen el éxito una y otra vez, éxito homenajeado cada vez que Jules toca la campana y anuncia por ejemplo que han aumentado los “me gusta” en el Instagram de la empresa.
¿Qué más podría pedir Jules? Un esposo que deje su trabajo para que su empresa pudiera triunfar y que además cumpla el rol de padre y madre de su pequeña hija. Y ahí lo tiene: Matt se encarga de todo: eventos escolares, reuniones con amigos, juegos con su hija, cocinar, hacer las compras, llevar la ropa a la tintorería… incluso está pendiente de todos los detalles del trabajo de Jules y le pregunta cada día sobre el mismo.
Los roles de hombre proveedor y mujer cuidadora asociados a la relación laboral normal o empleo característicos de la sociedad salarial y del estado de bienestar (Todaro y Yañez, 2004; Godio, 2001) han quedado atrás para dar lugar a nuevas relaciones de género e inéditas formas de organización del trabajo. Ya sea por insuficiencia del salario masculino, expectativas de desarrollo laboral en las mujeres, diversidad en los modelos de familias, demanda de mano de obra femenina para algunos trabajos específicos, se ha producido una redistribución de los roles en relación al género y el trabajo, algo que aparece claramente ilustrado en el film en los papeles de Jules y Matt, quienes invierten las clásicas tareas asignadas socialmente a la mujer y al hombre.
Matt le dice a Jules que su comportamiento muchas veces parece “bipolar”: un estado plácido y feliz puede transformarse en un instante en colérico e iracundo, porque si bien Jules llega a su casa y abraza a su esposo e hija, su mente permanece siempre en su trabajo: el teléfono celular se lo recuerda en forma constante. La pequeña hija de Jules y Matt ha incorporado dos términos nuevos a su vocabulario: bipolar, para referirse a Jules y a otras madres, e inmenso, tal como le dijo a su padre –“Eres un papá inmenso”- cuando aprendió el significado de la palabra.
Rusalka se encuentra en un lago armonioso y seguro, en compañía de sus hermanas y bajo la protección de su padre. Siendo ninfa no puede abrazar el amor humano, porque nadie la ve pero ser mujer tiene un coste: perder su voz.
Ensayando una inversión imaginaria, Jules es una mujer transformada en ninfa, una mujer que ya no puede abrazar humanamente. Pero a diferencia de Rusalka, que puede elegir entre seguir siendo ninfa o mujer, Jules no puede eludir su humanidad, tendrá que ser humana, cueste lo cueste…
Metamorfosis en las organizaciones
Nuevas formas de organización del trabajo traen consigo sueños cumplidos y largamente postergados por el proletariado al mismo tiempo que padecimientos inéditos en relación al trabajo. Son el soft y hard tan bien descriptos por Aubert y De Gaulejac (1993), atributos propios de las organizaciones manageriales.
La empresa que comercializa indumentaria a través de Internet muestra muy claramente su faceta seductora a través de sus modernas instalaciones, sus oficinas vidriadas –de puertas abiertas – la libertad que brinda a sus trabajadores para vestirse casual, la informalidad en la relación entre jefes y empleados, el programa comunitario de pasantes adultos mayores y hasta una masajista.
Sin embargo, el hard, es decir la obligación de triunfar cueste lo que cueste, el dejar de lado las necesidades humanas, queda más bien oculto y sólo puede observarse en Becky y paradójicamente también el Jules, heroína y víctima a la vez de su propia creación.
A diferencia de Becky, Jules experimenta los últimos vestigios de algunos placeres puntuales que le otorga su trabajo, algo que fue descripto por algunos autores (Leibovich de Figueroa, 2009) como flow: cada vez que toca la campana por un nuevo logro, al recibir una foto de una clienta en su boda con los vestidos que le ha comprado o cuando va en su bicicleta por la empresa, puede al mismo tiempo trabajar y hacer ejercicio físico y ver que todo marcha sobre ruedas.
En un contexto en el que el trabajo intelectual se abre paso dejando atrás el trabajo manual (Echeverría, 2006), en el caso del film un trabajo intelectual asociado a las organizaciones virtuales (Filippi, 1998, 2010a, 2010b), el capital saber del trabajador se convierte en una pieza clave: fueron y siguen siendo las ideas de Jules, así como las de los empleados de la empresa, las que mantienen el éxito de la misma.
Tal como Ben le dice a Jules: “Tú empezaste este negocio sola hace un año y medio y ahora tienes 220 empleados. Recuerda quién lo hizo”. Lo que al principio fue sólo una idea, un presentimiento, vender por Internet, se convierte en un negocio a gran escala. Los valores de Jules, líder fundadora de esta empresa, son transmitidos a sus empleados día a día a través de las prácticas manifiestas de la cultura organizacional (Schein, 1998). Valores como la autonomía, la creatividad, la prolijidad, la estética.
Sin embargo, como también ha sido demostrado, las experiencias de flow pueden transformarse en burn out (Leibovich de Figueroa, 2009), tal como aparece representado en el film en el desgaste extremo que sufren a raíz de su trabajo tanto Becky como Jules.
Becky está exhausta debido a la gran cantidad de tareas y exigencias que le plantea Jules así como a su falta de reconocimiento: como ella misma le cuenta a Ben –podría arriesgarse un consultor organizacional involuntario aunque muy voluntarioso – si bien tiene 24 años, luce mayor, como ella misma refiere “…el trabajo envejece”.
El concepto de subjetividad laboral (Filippi, 2010b) nos permite entender por qué a Ben le sucede exactamente lo contrario: podría decirse “el trabajo lo rejuvenece”. O por qué Jules y Becky deciden continuar trabajando, a pesar del sufrimiento que tantas veces le genera su trabajo. Tanto las variables de contexto laboral antes descriptas, como la historia personal de cada sujeto cumplen roles esenciales en la constitución de la subjetividad laboral. Uno y otro aspecto se influyen y construyen mutuamente.
Metamorfosis en la subjetividad laboral
“Esto de levantarse pronto –pensó– le hace a uno desvariar. El hombre tiene que dormir. Otros viajantes viven como pachás. Si yo, por ejemplo, a lo largo de la mañana vuelvo a la pensión para pasar a limpio los pedidos que he conseguido, estos señores todavía están sentados tomando el desayudo. Eso podría yo intentar con mi jefe, en ese momento iría a parar a la calle. Quien sabe, por lo demás, si no sería lo mejor para mí. Si no tuviera que dominarme por mis padres, ya me habría despedido hace tiempo, me habría presentado ante el jefe y le habría dicho mi opinión con toda mi alma”.
La metamorfosis
Jules llega tarde a su casa, agotada por la gran cantidad de trabajo que tiene en la empresa. Quiere leerle un cuento a su hija en la cama, pero se queda dormida y es la niña quien termina leyéndole el cuento a la madre. En ese momento Matt ingresa a la habitación y la niña le hace un gesto de silencio. Luego Jules va a su habitación, Matt estaba casi dormido, entonces ella apaga el televisor y enciendo su computadora portátil en la cama.
Como Gregorio Samsa –protagonista de La metamorfosis (Kafka, 1915 - 2003)-Jules tiene un problema con su sueño asociado a su trabajo. En una oportunidad, cuando se queda dormida y ronca en el auto que estaba conduciendo Ben, le dice a éste que sus padres, especialistas en sueño, han estudiado el suyo desde niña, sin encontrar solución a sus ronquidos.
En otra escena Jules habla con su madre por el celular, quien le cuenta el último hallazgo que han descubierto con su padre –ambos científicos-: las mujeres menores de 40 años que duermen menos de 6 horas, tardan más en perder peso. Algo que también le sucede a Jules, ante lo cual su madre le dice que lo siente pero que no puede cambiar los resultados –obtenidos por la investigación-.
Algo del orden de la repetición, no elaborado, se manifiesta en la subjetividad laboral de Jules, asociado a su historia personal. Sus padres especialistas en sueño, no han podido resolver el problema de su hija Jules, esto es algo que ella no puede olvidar. Así como tampoco puede ignorar el trato distante que recibe de su madre, a quien maldice escribiendo mensajes de texto simulados mientras habla con ella por el celular. Algo se repite en su historia actual con su pequeña hija, a quien Jules ya casi no puede dedicarle tiempo debido a su trabajo, ni siquiera para leerle un cuento antes de dormir.
Gregorio y Jules tienen otra característica en común: ambos poseen la responsabilidad de brindar el sustento económico a sus familias a través de sus trabajos. Gregorio, debido a la deuda que su padre ha contraído con su actual jefe y que le llevará de cinco a seis años saldar. Él con su trabajo deberá mantener a su madre, hermana menor y a su padre. Jules, si bien en unas condiciones económicas mucho más favorables que Gregorio, debe hacerse cargo económicamente de su marido y su hija, según el relato del film, por decisión del propio Matt, quien dejó su trabajo en mercadotecnia para que pudiera triunfar el proyecto de la empresa de Jules.
Podríamos arriesgar que al mismo tiempo que decidió dejar su trabajo, Matt también genera un cambio en su subjetividad laboral, pues asume el rol de cuidador de tiempo completo (no solo de su hija sino también de su casa y hasta de la misma Jules) en la nueva vida familiar-laboral.
Otra es la historia de Ben, una historia que se encuentra en el lado opuesto de la pesadilla que implica la vida laboral de Gregorio. Como Ben mismo refiere al espectador que mira el film: -“Durante el retiro hay un intento constante hacia la creatividad. Intenté yoga, aprendí a cocinar, compré plantas, tomé clases de mandarín. Créanme, lo he intentado todo. Solo sé que hay un vacío en mi vida y necesito llenarlo pronto.”
Ben tiene 70 años, se ha jubilado, pero conserva muy buenos recuerdos de su trabajo en una organización de directorios telefónicos –en un giro imaginario del film, la organización en la que trabajaba Ben se encontraba en el mismo edificio que ocupa actualmente la empresa de Jules –.
También recuerda con mucho afecto y cariño a su fallecida esposa. Cuando Jules viaja a San Francisco a entrevistar a un potencial director de la empresa, Ben la acompaña. En el hotel se produce un percance por el cual deben abandonar las habitaciones. Como estaba muy ansiosa por la entrevista y no podía dormirse, Jules invita a Ben a su habitación y le pide que le cuente sobre su matrimonio. Ben dice que su esposa era directora de escuela primaria y que “la adoraban”. Llevaron 42 años casados y se conocieron a los 20. Al respecto Ben dice: -“Ella nunca cambió, vivía la vida como si fuera fácil, aún cuando era difícil”.
Algo del orden de la simplicidad parece haber operado positivamente en la vida de Ben. Cuando se presenta en la primera cita con la masajista de la empresa, Fiona (cita que decidió no cancelar aún sabiendo que debía asistir a un funeral), le dice: -“Yo hablo de mí en 10 segundos. Viudo, dos hijos, un nieto. Me la pasé fabricando directorios que ya no sirven para nada. Trabajo en una empresa de Internet y me gusta alguien de mi trabajo.”
Las rupturas involuntarias de la actividad laboral (jubilación, despido, accidente que genera invalidez) en los profesionales o trabajadores que poseen un oficio –como es el caso de Ben – pueden tener diferentes consecuencias según cómo es la relación que el trabajador construyó con su trabajo (Dejours, 2000, 2013). Si bien dichas consecuencias son generalmente menores en este tipo de trabajadores en comparación con aquellos descalificados (es decir, quienes no tienen una profesión u oficio), no son siempre iguales.
El deseo y la sublimación como fundamento de esta clase de actividades laborales puede generar en el momento de la ruptura consecuencias leves si el trabajador ha tomado su trabajo como una inversión, es decir, como una vía original para tramitar su deseo. Este caso aparece claramente ilustrado en Ben, quien en el video de presentación que debe enviar para postularse a la búsqueda de pasantes adultos mayores dice: -“Quiero el contacto, el desafío y sentirme útil. Soy leal, confiable y bueno para las crisis. He sido hombre de empresa toda mi vida”.
Metamorfosis en la composición de los equipos de trabajo y la gestión del conocimiento
Es esa misma frase la que condensa algunos de los significados asociados al trabajo y la centralidad que a éste le brindan quienes, como Ben, integran la denominada ‘generación tradicional’. Nacidos antes de 1946, son trabajadores que se caracterizan por su disciplina y por establecer vínculos a largo plazo con las organizaciones en las que se desempeñan, trabajar duro, ser leales y alcanzar éxito en las mismas. Ben quiere, además, sentirse útil: a sus 70 años, tiene aún mucho para aportar a una organización y a un equipo de trabajo.
Las organizaciones emergentes (Echeverría, 2006), como la que lidera Jules, cada vez más comprenden que el funcionamiento del mercado contemporáneo requiere equipos de trabajo que puedan aportar desde sus diferencias, y ya no un grupo homogéneo que sólo se aboque a cumplir bien órdenes.
Entre otros tipos de diversidades, la generacional emerge, entonces, como uno de los nuevos requerimientos para la creación de valor agregado en los equipos de trabajo.
Ben es reclutado en el marco de un programa de pasantías para seniors, pero es con otras generaciones –y no con la propia – con las que trabajará en esta empresa: una líder y un equipo de trabajo conformado por millennials y ‘jóvenes Z’.
Los primeros –también llamados ‘Y’ o ‘Net’ (Ensinck, 2010) – tienen entre 18 y 30 años; nacieron entre 1981 y 1995. Representan el mayor porcentaje de la sociedad contemporánea en términos demográficos [2] (Ferreiro, 2006). Suelen distinguirse por ser dinámicos, emprendedores y altamente flexibles (Ensinck, 2010). Su crecimiento y educación han tenido lugar en un entorno globalizado y telemático, es decir, plenamente influenciado por las tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Esto es algo que Ben ha tenido que adquirir, con dificultades y casi a la fuerza, como queda en evidencia al principio del film en el diálogo sobre el anuncio y las características que debe tener el video para aplicar al puesto.
Los segundos, nacidos de 1996 en adelante, son no sólo nativos digitales y de la conectividad, sino del multitasking: la ejecución de múltiples tareas a la vez, el procesamiento de informaciones variadas en paralelo y en simultáneo (Cebey, 2014). El celular, la tablet y hasta la bicicleta parecen suponer un conjunto de actividades para las cuales no habría obstáculos a su uso en simultáneo.
Estos cambios en la composición de los equipos de trabajo no son sin resistencias ni malestar. Como señala Koffsmon (2010), la diversidad generacional impone a los equipos una complejidad mayor, que se agrega a la ya existente por el sólo hecho de tener que cooperar con otros. Y esto es así porque cada generación tiende a tratar de restringir a las otras y hacer valer sus propias creencias y costumbres por sobre las de las demás, que viven este proceso psicosocial como opresivo y hasta discriminatorio (Cebey, 2012; Cebey & Ferrari, 2013; Koffsmon, 2012).
Como en tantas otras organizaciones que se piensan a sí mismas como sistemas sociotécnicos (De Board, 1980), en About the fit el anclaje de los miembros al equipo se da a través de la comunicación fluida, la capitalización de las competencias específicas de cada quién, la integración de las diversidades y los espacios para la participación real de sus miembros.
Esta última se consigue en el devenir miembro –insider– de una determinada comunidad (Lave y Wenger, 1990; Wenger, 2001). En este film el equipo opera como comunidad de práctica y, por tanto, como estrategia para la gestión del conocimiento organizacional (Gelaf, 2012).
La práctica laboral es situada y socio-histórica, y dota a los participantes de identidad. Por este motivo, para Brown y Duguid (1991) la noción de aprendizaje debe ser integrada a las de trabajar e innovar: no se trata de un grupo poseedor de saberes –predominantemente, abstractos – transfiriéndolos a otros, sino de la construcción social conjunta de un conocimiento práctico que sólo tiene sentido en el contexto en el que es creado y es, por eso, ‘propiedad’ de todos los miembros por igual en tanto colectivo.
La performance colectiva, el desempeño organizacional, sólo es posible a condición de que tengan lugar procesos de interacción en que los vínculos entre los miembros se modifiquen y redefinan. Aquí, el aprendizaje es entendido como el proceso de construcción colectiva de conocimientos; y emerge del sentido producido por la organización como red de redes, es decir, como conjunto de relaciones interpersonales en constante interacción (Gore & Vázquez Mazzini, 2003) –intraorganizacionales y también con el exterior –.
La resolución de los conflictos intergeneracionales apunta a la creación de sentidos compartidos por todos los miembros del equipo, a la gestión de las diferencias en pos de la construcción de marcos valorativos y prácticas en común. Ben aprenderá el valor de la virtualidad y a usar las redes sociales, pero sus compañeros aprenderán a valorar el uso de un maletín –incluso calificándolo de vintage, lo que pareciera darle un sentido más especial aún – y hasta la importancia de un pañuelo de tela para la interacción social.
La búsqueda del reconocimiento: Jules y Becky
Los personajes de Jules y Becky son bien diferentes al de Ben y al mismo tiempo entre ambas hay algo en común: buscan el reconocimiento en su trabajo. Becky se graduó en administración e intenta aplicar los conocimientos adquiridos en la universidad en esta empresa. Pero se encuentra con una jefa –Jules – que la sobrecarga de trabajo, muchas veces tareas para las cuales Becky está sobrecalificada –por ejemplo llevar la agenda de Jules –. Ella misma le confiesa a Ben que Jules no se da cuenta de la cantidad de cosas que hace.
Por otro lado, Jules, busca permanentemente el reconocimiento de sus clientes, empleados e incluso de Ben. En ambos casos se trata de un tipo de reconocimiento simbólico, es decir, más allá de la retribución económica. Un reconocimiento que en el trabajo se dirige al ámbito del hacer y que sólo en un segundo momento el sujeto puede reconducir al ámbito del ser. Sin embargo, tanto Becky como Jules trasladan de forma directa al ámbito del ser el reconocimiento que reciben por su trabajo, un salto que alimenta la ilusión de ser lo que hacen pero que al mismo tiempo las ubica frente al abismo del “no ser” cada vez que las cosas no se pueden hacer. Dejours (2000, 2013) denominó juicio de utilidad y juicio de belleza a este tipo de reconocimientos. Mientras que el primero se refiere a la utilidad técnica, eficiencia de un trabajo y es emitido por los superiores, subordinados y clientes, el segundo se refiere a la originalidad de una tarea y es emitido por los pares. Podría afirmarse que tanto en Becky como en Jules opera el juicio de utilidad antes de la llegada de Ben, momento en el cual comienza a funcionar el juicio de belleza, gracias a las intervenciones y devoluciones que él realiza sobre el trabajo de ambas.
El sufrimiento está presente en todos los trabajos ya que cualquier tarea es un desafío a los conocimientos y habilidades de los trabajadores, cada vez que lo real, es de decir, aquello que no puede ser abordado mediante el conocimiento técnico o las prescripciones, se hace presente (Dejours, 1992, 2000).
La inventiva y creatividad del sujeto, al mismo tiempo que el reconocimiento de los otros en un ámbito de respeto por las reglas del oficio permitirá transformar el sufrimiento en placer.
Bibliografia
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Wenger, E. (2001). Comunidades de práctica. Aprendizaje, significado e identidad. Buenos Aires: Paidós.
NOTAS
[1] RUSALKA
Tu sabiduría lo ha adivinado todo.
¡Dame un cuerpo y un alma humanos!
LA HECHICERA
¡Te los daré
y que el diablo sirva de testigo!
Pero antes deberás darme
tu vestido hecho de agua transparente
y si no encuentras el amor en la tierra,
deberás vivir repudiada y maldita
en las profundidades.
Si pierdes el amor al que aspira tu corazón,
la maldición de los poderes del agua
te arrastrará de nuevo al fondo del lago.
E incluso, si encuentras ese amor sufrirás,
pues para el oído humano ¡estarás muda!
¿Quieres estar muda
para aquél a quien amas?
RUSALKA
¡Si es para conseguir su amor
seré muda con placer!
LA HECHICERA
¡Ten cuidado,
pues si regresas maldita
al reino de las aguas,
tu amado perecerá contigo!
¡Él será víctima de la maldición,
eternamente!
RUSALKA
¡Con un alma, con un alma humana pura,
el amor vencerá todos los sortilegios!
[2] Ya en 2006 y sólo en Estados Unidos, eran alrededor de 88 millones –muchos más que los Baby boomers en su tiempo – (Ferreiro, 2006).
Estimadas Viviana y María Ester,
¡Muchísimas gracias por sus comentarios!
Nos da mucho gusto que se hayan sumado a este intercambio.
Saludos cordiales,
Laura y Carolina
muchas veces trabajar no libera a la mujer sino que la somete de tal modo que en vez permitirle logros personales que hagan más feliz su vida, el trabajo se convierte en una especie de esclavitud que le impide llegar al fin que se propuso al comenzar a realizarlo
Inicio del film: Amar y trabajar Freud, agrego Ser y Tener From. De eso va la la película y vuestro análisis sumamente interesante en lo que respecta a como la diversidad generacional impone a los equipos de trabajo una complejidad mayor, que se suma a la existente a fin de tener que cooperar con otros.
ben representa el pasado laboral, en el que pueden abrevar Jules y demás integrantes de "A la Moda"como escucha de otro tiempo laboral y subjetivo. Es dable destacar, que toman de él el objeto cliché símbolo de su sabiduría en el hacer ( maletín, pañuelo de tela, corbata,etc)
Me pareció extravagante y magnífico la conjunción de Dvorak y Kafka que juegan desde la posición de la ninfa y el obsesivo.
Excelente trabajo
Estimada Sabrina,
Muchas gracias por compartirnos tus reflexiones.
Tu comentario nos recuerda el film “La sonrisa de Mona Lisa” y a su personaje principal, la profesora Watson, fundamentalmente el rol que cumple en relación a sus alumnas. Más allá de los contenidos que tenía que transmitir en sus clases, su propósito como docente era liberar a sus alumnas del mandato social que asociaba a la mujer al rol de ama de casa. La subjetividad laboral (Filippi, 2010) se constituye no solamente a partir de la historia individual sino también en un contexto sociohistórico determinado. El significado y los valores asociados al trabajo también varían en diferentes contextos históricos y sociales (Meda, 1998). Siguiendo esta línea de análisis podría realizarse una comparación entre Jules y las alumnas de la profesora Watson. Si bien en contextos sociohistóricos diferentes, una y otras deben luchar para construir su subjetividad laboral, y enfrentarse al modelo hombre proveedor-mujer cuidadora (Todaro & Yañez, 2004) que se impone como mandato social.
Saludos cordiales,
Laura y Carolina
Estimada Mariana,
Muchas gracias por compartirnos tus reflexiones.
Jules vive pendiente de los ideales, bastante alejada de la realidad o de las restricciones propias de la vida. Cuando compara su casa con la página de un libro infantil demuestra claramente la metáfora eje de su propia vida: algo perfecto, sin fisuras pero también “estático” –en vez de “estético” –, ya que también existen los libros infantiles que rompen el paradigma de los cuentos clásicos de príncipes y princesas, algo que Jules podría haber elegido como metáfora de su vida pero que no fue. El narcisismo y el ideal del yo se imponen para crear una “prenda” tan perfecta que ningún humano podría lucir. El ideal organizacional y de excelencia (Aubert & De Gaulejac, 1993) que la fagocita fue construido por ella misma, y eso es lo terrible y extraordinario a la vez; cual ‘monstruo de Frankenstein’, su propia creación, con la que está fusionada desde el vamos, adquiere una suerte de vida propia que la excede y sobrepasa, y que es de la que luego debe distanciarse para recuperar-se, ganar salud en términos personales, pero también en términos de la propia organización. Una historia que podría haber sido la misma narrada en otra institución tan voraz (Coser, 1974) como la empresa de Jules, incluso como ama de casa en su propio hogar, un ámbito que puede llegar a ser tan alienante como su trabajo.
A diferencia de las tareas descalificadas, los trabajos profesionales o los oficios permiten poner en juego el placer y el deseo a través de la sublimación, pero no siempre significan una inversión para el sujeto, e incluso pueden constituirse en un mecanismo defensivo patológico (Dejours, 1992). En Jules puede observarse cómo el trabajo adquiere por momentos ese significado defensivo, ya sea contra los conflictos afectivos actuales de su hogar o contra su pasado infantil (más específicamente, sus padres, tal como aparece ilustrado en el film).
Ben le demuestra a Jules que las imperfecciones son estéticas, son bellas y que hay que apropiarse de las fisuras de la vida, del sufrimiento (su pañuelo está siempre listo para los sufrimientos de la vida). Ben le relata a Jules otro cuento, aquel en el que el sapo ya no volverá a ser príncipe nunca más, porque nunca lo fue, o porque sólo lo fue en algún momento de efímera ilusión. Una estética tan imperfecta que parece real.
Saludos cordiales,
Laura y Carolina
Estimada Marien,
Muchas gracias por compartirnos tus reflexiones y los aportes de Octavio Paz.
Lo que señalás sobre la búsqueda de Becky por obtener el reconocimiento de Jules nos lleva a pensar en el cambio de expectativas que se da partir del proceso de construcción de roles de ambas.
El devenir del vínculo personal en laboral les impone a las dos la necesidad de cambiar esa relación preexistente por otra. A esta última se asocian un conjunto de expectativas que provienen ahora de los roles y funciones laborales y el contexto sociolaboral en que éstas tienen lugar, y ya no de las emociones y elecciones propias de la amistad entre ambas.
Richino (1996) ha señalado que el rol sólo puede construirse en acción, situacional y procesualmente. Es decir que es en la interacción con el rol complementario que l@s trabajadores/as desarrollan su rol, van ganando confianza y solidez en el despliegue de sus funciones, y van integrando las expectativas socio-organizacionales que a éstas se asocian.
Becky pone de manifiesto esta transformación y resalta así la falla en la reciprocidad del vínculo laboral hasta que Ben interviene. Retomando tu interpretación, si Jules da por sentadas las contribuciones de Becky puede deberse en parte a que Jules no ha terminado de afianzar su rol de autoridad y continúa –continuaba – comportándose en base al rol previo.
Siguiendo a Richino, de no haber mediado la intervención de Ben y el resto de los avatares de la trama, Jules habría desarrollado un pseudo-rol, y perpetuado desde el mismo la sensación de falta de reconocimiento por parte de Becky.
Saludos cordiales,
Laura y Carolina
Es interesante en este texto la descripción que se hace del sujeto inserto en el campo del trabajo y como en diferentes épocas este produce subjetividades diferentes. Es adecuado pensar que Jules está inserta en un mundo laboral que le absorbe todo su tiempo y como esto la lleva a quedar al margen de lo que sucede en su casa, tanto del día a día de su hija, como también de la relación con su marido.
En cierto momento de la película se le sugiere a Jules contratar a un gerente, esto exige el presente de la compañía para posicionarse en el mercado actual. También se presenta como una opción que iría de la mano con que ella tenga más tiempo para su familia. La cara negativa de esta alternativa seria que ella no tendría total libertad sobre las decisiones en su empresa, y que además esta persona seria externa por lo que ella no lo conoce ni confía y no confía porque esta persona no vio a la empresa crecer y teme que no respete sus ideales.
Jules siente que debe elegir entre su familia o su trabajo, o también se puede pensar que debe renunciar la identidad que le da su trabajo, como emprendedora y líder, además del afecto que siente por esta empresa que ideo y vio crecer. Renunciar para convertirse en lo que cree que su esposo e hija necesitan o la sociedad impone: una ama de casa.
Jules se siente en falta con su familia y culpable de que su esposo tenga una amante, culpable porque cree que al estar tanto tiempo en su trabajo no le dejo a su marido otra opción que engañarla. La figura de Ben es la que marca otra mirada posible, sobre todo con respecto al engaño de su esposo, este remarca que no es culpa de ella que él tenga un amante, sino que esto fue su decisión y que la eligió sobre otras opciones posibles como ser tal vez hablar con ella y pedirle que reduzca su jornada laboral o seguirla eligiendo, así como el mismo alentó que sea cuando también eligió dejar su trabajo para que ella se desarrolle profesionalmente.
El final de la película se ve a Jules en otra posición, que no es ninguna de las dos opciones anteriores sino una tercera suplementaria que construye de una nueva postura de ella y co-construida también con su pareja. Aun escuchando la opinión de Ben que la ayuda a dejar de lado la culpa y valorarse a sí misma tal como es y reconocer la falta de su marido, la elección de Jules es singular, decide continuar con su puesto y también decide perdonar a su marido, la pareja se fortalece ya que crea una tercera opción que no es o el trabajo o la familia, sino en la que pueden subsistir las dos opciones.
El escrito me hace pensar en alguien obsesivo con su trabajo y casi egoísta para con su familia.
Pero Jules podría pensarse como una persona extremadamente responsable y pendiente de complacer a los demás, a sus empleados, sus clientes, su madre y su familia. (Atiende las llamadas de su madre aun en momentos críticos, seduce a su marido a pesar del cansancio y tolera su rechazo, se ocupa ella misma y con buen humor de enseñar a las empleadas, a doblar y empaquetar las prendas. Y.. “Como quien mucho abarca poco aprieta” se queda en el camino en la misión con varios de ellos, y sobre todo se pierde a si misma y su propio deseo que comienza a confundirse/fundirse con el de los demás.
Ben, figura paternalista que vive a otros ritmos y con otras expectativas, es quien la enfrenta consigo misma y su deseo ayudándola a encontrar su camino cuando vacila. La reconoce como alma de la empresa: “Tú empezaste este negocio sola hace un año y medio y ahora tienes 220 empleados. Recuerda quién lo hizo”. Es casi una suplica de una pausa en la vorágine hacedora de Jules : PARATE, MIRATE, RECONOCETE, sin alma no hay existencia.
( Encuentra en el la contención que sus padres no le dieron? )
Como todo exceso de goce se paga con sufrimiento, es el inconsciente quien nos pasa factura de ello. Hacerse cargo de ese costo y aun así tomar una decisión y disfrutarla, es la misión que tenemos como seres responsables. Gozar y sufrir y convivir con ambos, como nos revela el ultimo párrafo:
La inventiva y creatividad del sujeto, al mismo tiempo que el reconocimiento de los otros en un ámbito de respeto por las reglas del oficio permitirá transformar el sufrimiento en placer.
La cuestión del reconocimiento laboral, y a su vez personal, me hace pensar en el libro llamado "El Laberinto de la Soledad", de Octavio Paz, en el cual cuenta que un día al escuchar un ruido preguntó quién era y la empleada doméstica respondió: "No es nadie,señor, soy yo". Acá se pone en juego el concepto de "ningunear", no reconocer al otro en su existencia y subjetividad. Octavio Paz dice: "Los disimulamos de manera más definitiva y radical: los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno. La nada de pronto se individualiza, se hace cuerpo y ojos, se hace Ninguno.". Sin el reconocimiento uno pierde su esencia. Se vuelve solo apariencia. Uno no solo desempeña tal o cual tarea, le pone algo de sí mismo, de lo que sabe, de lo que le gusta, de lo que le parece mejor. El aspecto personal, guste o no el trabajo que se realiza, siempre está presente. Y la falta de reconocimiento no solo hace que la persona desaparezca, que su apariencia se vuelva la del espacio inerte, sino que se de por sentada a la persona como parte funcional de una máquina que cumple siempre...o casi siempre la tarea.
Becky busca el reconocimiento de Jules pero, al pasar de ser su amiga a ser otro engranaje de la máquina, se va despersonalizando. Tal vez la estereotipia (aludiendo al concepto de Pichon Riviere como fijeza de rol) en su puesto de trabajo y en su modo eficiente de trabajar causó su metamorfosis de persona a "engranaje" e hizo que Becky se sienta ninguneada ante la falta de reconocimiento de Jules que ya da por sentado su presencia, productividad y eficiencia.
Saludos cordiales.
Película:Pasante de moda
Titulo Original:The Intern
Director: Nancy Meyers
Año: 2015
Pais: Estados Unidos
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