"La venganza sólo sirve para eternizar las enemistades en el mundo; el placer fútil que nos causa, va siempre seguido de eternos arrepentimientos."
Holbach
Hemos tomado la película coreana “Old boy”, dirigida por Chan-wook Park. La cual se presentó en 2003 como la segunda entrega de la denominada «trilogía de la venganza», estando precedida en esta serie por Sympathy for Mr. Vengeance y continuada por Sympathy for Lady Vengeance. Este film cuenta la historia de una venganza desproporcionada hacia el protagonista Oh Dae Su, como así también de su deseo inconsciente, los vínculos, la violencia inherente al sujeto, la falta y el amor. Ésta nos presenta al amor, como algo ligado al narcisismo y encubriendo a la falta, siguiendo la fórmula lacaniana donde el amor, se define como dar lo que no se tiene a alguien que no lo es.
Centraremos nuestro desarrollo en la responsabilidad subjetiva del protagonista de la película, Oh Dae Su. Entendemos que el protagonista en su cegadora meta de venganza, elige dejar con vida a su secuestrador, porque de esa forma solo podría saber la verdad, de lo contrario no podría saber porque lo tuvo cautivo durante esos largos 15 años. Esto se puede constatar en una escena, en la que su secuestrador Lee Woo Jin, se encuentra en un departamento vecino al de Mi-do, una joven que estaba alojando amablemente a Oh Dae Su. Este último en ese mismo encuentro tiene la posibilidad de asesinar a su secuestrador, y está dispuesto a hacerlo. Pero descubre que Lee Woo Jin no pensaba hablar, sino que lo instaba a jugar un juego para descubrir la verdad, y que matándolo lo único que ganaría seria la incertidumbre de no saber realmente cual fue el motivo de su cautiverio, por eso decide dejarlo con vida y disponerse a jugar su juego. En relación a esto podríamos afirmar que Oh Dae Su es responsable de elegir la venganza en lugar de la paternidad. Esto queda claro en una de las escenas donde Mi-do lo incita a buscar el paradero de su hija y a lo que él responde con una negativa, explicando que primero quiere vengarse. Ya en su encierro entrenaba su cuerpo con peleas contra la pared para cuando tuviera oportunidad de venganza, y justamente no estaba dispuesto a dejarla pasar. Oh Dae Su se los querrá comer a todos vivos, como hizo con el pulpo en aquel restaurante al que va después de ser misteriosamente liberado. Él mismo explica que su nombre significa “Tomarse las cosas como vienen”, pero parece que simplemente no puede tomarse las cosas a la ligera, y menos a sus 15 años de cautiverio sin causa visible aparente.
En esta dirección, cabe aclarar que el hablar de responsabilidad subjetiva implica aquello que tiene que ver con el deseo inconsciente del sujeto, con este sujeto del deseo, que en términos lacanianos se lo entiende como el sujeto barrado. Ya el mismo Lacan nos dice “El sujeto está sujetado al deseo”. En este punto, entra en acción la elección del sujeto, y este debe responder por aquello que decidió. Al margen de que esté bajo hipnosis, de toda forma es responsable. Lo que nos preguntamos nosotras es en realidad ¿De qué es responsable Oh Dae Su? ¿Es acaso responsable de querer vengarse? ¿O acaso es responsable de querer saber la verdad? Cerca del final de la película Lee Woo Jin dice: "no se puede llegar a la conclusión correcta si te formulas la pregunta equivocada". La pregunta al final no resultaba ser por qué lo habían encerrado, sino por qué lo habían liberado.
La culpa oscurece la responsabilidad subjetiva. A su vez, puede funcionar como vía para llegar a la misma. Aquí la culpa aparece como una condición para el circuito de la responsabilidad subjetiva. “Es la culpa, lo que ob-liga responder.” (Oscar D’amore; 2010)
Podemos pensar a la culpa como el reverso de la responsabilidad. La figura de la culpa se adhiere a un objeto banal, a un objeto sustituto, velando, de este modo, el campo de la responsabilidad. Oh Dae Su, olvidó el episodio en el que observó a Lee Woo Jin manteniendo relaciones sexuales con su hermana y todo lo que eso produjo con posterioridad a que él le contara a un amigo lo visto y esto se divulgara rápidamente, corriendo el rumor de que la muchacha estaba embarazada de su hermano y desencadenando en el suicidio de la misma. “Traer el horror al espacio de lo hablable no es una operación inocente (…) tiene el riesgo de banalización.” (Marcelo Viñar, 1985).
Lee Woo Jin, venga la muerte de su hermana, secuestrándolo, y manteniéndolo en cautiverio durante 15 años. Antes de ser liberado, Oh Dae Su es hipnotizado, al igual que su hija Mi-do, causando que ambos se enamoren y comiencen una relación amorosa sin saber que eran padre e hija. Oh Dae Su cuando sale se propone encontrar a su victimario y vengarse de él, antes incluso de buscar a su hija. Cuando él, finalmente logra dar con Lee Woo Jin, pudiéndolo matar, opta por conocer el verdadero motivo de su encierro, y acepta el desafío que le da Lee Woo Jin de descubrir el motivo de su encierro en 5 días. En un último encuentro su secuestrador le entrega un álbum de fotos en la que aparece Mi-do desde pequeña y a través del cual descubre que es su hija, con quien había iniciado un vinculo amoroso y había mantenido relaciones sexuales. Cuando Oh Dae Su lo descubre, ruega a Lee Woo Jin que no le cuente nada a ella, que lo perdonara, que sería su esclavo y acto seguido corta su lengua. Es aquí cuando aparece la culpa, como la otra cara de la responsabilidad. La culpa surge por lo que le hizo a Lee Woo Jin, por eso se corta su lengua, causante de tantos males. Todo ese palabrerío tan presente deja de ser algo simbólico y pasa a ser algo real. Hacia el final vemos a Oh Dae Su totalmente envejecido e incapaz de pronunciar una palabra, imagen que contrasta con la del inicio de la película, cuando es incapaz de estarse callado, lo que fue la causa de todos sus males.
La escena final del film nos muestra a Oh Dae Su frente a la hipnotizadora, a quien le entrega una carta, en donde le cuenta su historia y le pide que lo hipnotice, a pesar de que la misma le advierte que posiblemente se borren todos sus recuerdos, este accede y mantiene su petición. La hipnotizadora le indica que al oír la campana se dividirá en dos personas: una, Oh Dae Su, quién no sabe su secreto incestuoso y la otra, el monstruo, que sí lo sabe y que irá muriendo gradualmente a medida que avanza con sus pasos. ¿Puede acaso morir el inconsciente? Cuando despierta, Mi-do se acerca y lo abraza, reafirmando su amor por él. Oh Dae Su sonríe, deviniendo en un posible llanto ¿Nuevamente ha olvidado todo?
Como plantea Ulloa, el olvido promueve la repetición de los hechos, podría pensarse en este caso en la repetición de la relación incestuosa, recreando “lo siniestro”. Oh Dae Su, olvida que ha espiado un episodio sexual entre Lee Woo Jin y su hermana, luego al ser hipnotizado, repite este modelo de relación, pero en este caso los protagonistas son él y su hija Mi-do. Cuando finalmente toma conocimiento de esto, su elección es volver a olvidarlo y sumirse nuevamente en esa relación incestuosa con Mi-do ¿Pero realmente lo olvida? ¿Esa sesión de hipnosis surtió efecto? Estamos, aquí, frente a una voluntad consciente de olvidar, por lo tanto el retorno y actualización de los hechos, implica responsabilidad subjetiva. “… El horror no metabolizado, no significado simbólicamente, vuelve, retorna…” homologando las palabras de M. Viñar al argumento del film.
Podemos ubicar que Oh Dae Su no es responsable de que su comentario dirigido al amigo, cause tal efecto (el suicidio de la hermana de Lee Woo Jin). Sostenemos que sí es responsable de lo que hizo en estado de hipnosis, en donde le fueron impartidas una serie de órdenes. Como también es responsable, cuando debe elegir entre vengarse de su secuestrador, matándolo, o bien, dejarlo con vida y acceder, de este modo, a la verdad, sometiéndose al juego victima-victimario, propuesto por Lee Woo Jin. Esto entra en relación a la responsabilidad subjetiva, que tiene que ver con el deseo inconsciente del sujeto, ¿Acaso un deseo incestuoso?
En cuanto a la responsabilidad jurídica, podemos valernos del artículo 34 del Código Penal Argentino, para justificar que Oh Dae Su no es responsable jurídicamente de sus actos bajo el estado de hipnosis. El delito acarrea responsabilidad en la órbita de la responsabilidad extracontractual. Este es una conducta típica, antijurídica y culpable. Es típica porque tiene que estar tipificado en el Código Penal, es decir que la persona no comete un delito si no existe una ley o un tipo penal que lo persiga, es antijurídica toda vez que es contraria al ordenamiento jurídico y culpable cuando es atribuible a una persona. Para que sea reprochable un acto típico y antijurídico se deben tener en cuenta ciertas circunstancias, entre ellas la eximición de la punibilidad que prevé el artículo 34 del Código Penal Argentino, Título V: Imputabilidad: “El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia, error o ignorancia de hecho no imputable comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones (…)”.
Sin embargo, esto no implica que el sujeto no sea responsable subjetivamente, ya que como dijimos, allí se juega la parte inconsciente del mismo. Como un sueño del que no quiere despertar, del que no quiere ser responsable. Pero, tal como nos dice Freud, “(…)Uno debe considerarse responsable por sus mociones oníricas malas”. Ya que eso que se desmiente por la persona, no sólo está en ella, (acaso ese deseo incestuoso que toma a su hija como objeto), sino que también, produce efectos desde ella, (acaso su olvido ante el episodio de Lee Woo Jin y su hermana y el posterior olvido de la relación de parentesco con Mi-do.) Además aunque crea no ser responsable, aflorarán sentimientos de culpa, de los cuales el sujeto no comprenderá los motivos.
Por eso, Oh Dae Su ruega por su hipnosis, para que todo se convierta en un sueño, como si esto implicara deshacerse de toda responsabilidad subjetiva, cuando en realidad es responsable.
En todo acto humano intervienen el azar y la necesidad. No está en el sujeto modificarlos. Juan Carlos Mosca plantea que la responsabilidad del sujeto se encuentra en la grieta entre necesidad y azar. Es decir, que cuando rigen por completo necesidad o azar, o una combinación de los dos, no es pertinente la pregunta por la responsabilidad. Al producirse una grieta, es cuando surge la pregunta por la responsabilidad.
Hay dos formas de reduccionismo en las que podemos incurrir. El primero radica en asignar responsabilidad al sujeto cuando ésta no existe. El segundo consiste en relevar a un sujeto de su responsabilidad atribuyendo lo ocurrido al azar y/o necesidad, cuando en realidad debe responder por su acción.
Las personas no somos responsables de todo lo que nos pasa. Cuando en una situación rige por completo el orden de necesidad, la pregunta por la responsabilidad del sujeto carece de toda pertinencia, por lo que se utilizaría para desresponsabilizarse. De ahí lo que postula Mosca “responsable es aquél del que se espera una respuesta” (Mosca; 2008) Si necesidad establece una conexión entre causas y efectos, azar desconecta tal relación.
Como elementos de azar podríamos ubicar el hecho de que la hermana de Lee Woo Jin se suicidara a partir del rumor iniciado por Oh Dae Su. En la escena vemos a Oh Dae Su espiando un encuentro sexual en un aula abandonada del colegio entre Lee Woo Jin y su hermana. Luego comenta lo que vio a uno de sus amigos y a partir de allí esto se desvirtúa y comienza a correr el rumor del embarazo. Días más tarde la joven se suicida.
Por otro lado, como elementos de necesidad podríamos ubicar, al enamoramiento entre Oh Dae Su y Mi-do. En este caso la hipnosis sería la causa que tiene como efecto este enamoramiento incestuoso. Ellos bajo el efecto de las palabras impuestas por la hipnosis necesariamente se enamoraron el uno del otro siguiendo esas indicaciones al pie de la letra, desconociendo el vínculo de filiación que los unía y sin posibilidad de actuar en otra dirección. De todas formas al final de la película se nos suscita una duda: ¿Este amor va más allá de la orden impuesta por la hipnosis? ¿Está ligado a un deseo inconsciente del protagonista? En esta última escena Oh Dae Su se somete nuevamente a hipnosis para olvidar. A lo largo de todo el film vemos en él esta actitud de poner un velo a todo aquello que lo remite a su deseo incestuoso. ¿Es casual que haya olvidado aquello que vio entre Lee Woo Jin y su hermana? Al optar por la venganza en lugar de buscar a su hija y dejando de lado la paternidad, da lugar a la relación incestuosa de acuerdo al deseo inconsciente que lo habita. Al exceder la necesidad y el azar lo podemos pensar como posibilidad de grieta. La responsabilidad de Oh Dae Su se instala en esa grieta.
Remitiéndonos al circuito de responsabilidad subjetiva el cual se da en tres tiempos, podemos ubicar en el tiempo 1 la decisión de la venganza por parte de Oh Dae Su, quien confecciona un plan para dar con el paradero de su secuestrador y tomar represalia. Aquí el sujeto emprende una acción consciente creyendo que se agotará en los fines.
En el tiempo 2 ubicamos una interpelación que convoca al sujeto a responder, ésta siempre es externa. Entendemos que es Lee Woo Jin quien interpela a Oh Dae Su convocándolo a ser parte de su juego. En este tiempo hay dos respuestas posibles: la racionalizada o proyectada, la cual no responsabiliza al sujeto y la de la responsabilidad subjetiva, donde aparece la singularidad. Oh Dae Su debe optar entre matar a Lee Wo Jin siguiendo las directivas de su propio plan, lo que vendría a ser su particularidad, o bien, aceptar las reglas impuestas por su secuestrador para así poder descubrir la verdad de su encierro. Su camino se bifurca cuando Lee Woo Jin lo interpela a continuar el juego, al que Oh Dae Su finalmente accede. Este juego consistía en que tenía 5 días para tratar de entender el por qué de la venganza (por lo que fueron 15 años de prisión y 5 días para la venganza). Esto se ve en la escena donde ambos se encuentran en un departamento vecino al de Mi-do y Oh Dae Su estaba ya dispuesto a asesinarlo, pero Lee Woo Jin le advierte que si lo mata no sabrá la verdad, y por ende lo hace cambiar de opinión. Cuando se opta por la respuesta subjetiva, se resignifica el tiempo 1 dando lugar a un nuevo posicionamiento subjetivo, es decir al tiempo 3, en donde hay una ganancia en el sujeto. Aquí la posición subjetiva es diferente a la del tiempo 1, tiene lugar la singularidad, el acto es creador.
Oh Dae Su decide no dar rienda suelta a lo que la interpelación produce en él. Responde olvidando, reafirmando su composición yoica, sigue siendo el mismo que al inicio de la película. De ello se desprenden una serie de hipótesis. Oh Dae Su ratifica a su hija Mi-do como objeto de deseo, ubicado allí por su propia apetencia narcisista evidenciada en el lugar que le otorga a la venganza por encima de la paternidad dando lugar a la relación incestuosa. Podríamos llegar a pensar que siguiendo esta línea no hay un tercer tiempo ya que Oh Dae Su cancela la posibilidad de una nueva posición subjetiva con el olvido, producto de la hipnosis que él mismo demanda, no pudiendo soportar la convocatoria al sujeto.
Por otra parte, vemos como la culpa por el suceso referente a Lee Woo Jin, lo lleva a cortar su lengua, la cual embarazó a la hermana de este.
Inferimos un cambio subjetivo en Oh Dae Su, ya que siempre mostró ser un elocuente charlatan, cualidad que resigna al efectuar ese acto real de cortar su lengua. Al no haber, aparentemente, culpa respecto a su relación incestuosa, sigue actuando conforme a su deseo inconsciente, no habiendo un nuevo posicionamiento subjetivo. Como planteamos anteriormente, la culpa se adhiere a un objeto banal, que funciona como sustituto, velando el campo de la responsabilidad. Aquí cabría preguntarse ¿Esta culpa de Oh Dae Su se limita tan sólo al episodio referido a los hermanos? O bien ¿Es acaso sustituta de la que podría sentir por su relación incestuosa con su hija?
Por último, quisiéramos tomar el cuento de Sartre “El Muro” y centrarnos en el protagonista, Ibbieta. En relación a éste, consideramos que podemos encontrar ciertas similitudes con el protagonista del film, Oh Dae Su.
El cuento “El muro” se centra en Ibbieta quien era un militante anarquista que es detenido y condenado a muerte, durante la guerra civil española. La noche anterior a su ejecución intenta revisar su existencia, dice arrepentirse de abrazarse a sus ideales como si fuera un inmortal. Al amanecer le ofrecen salvar su vida, a cambio de develar el paradero de Ramón Gris, amigo de la infancia y líder de la resistencia, quien sería ejecutado. Ibbieta improvisa una broma para burlarse de los falangistas. Sabe que Gris está escondido en casa de su primo, pero les dice que está escondido en el cementerio, esto podríamos pensarlo como el tiempo 1 del circuito de la responsabilidad subjetiva. Su acción iniciada en el tiempo 1 fue más allá de lo esperado. Los falangistas regresan de su búsqueda y para su sorpresa no lo matan, ya que Gris no estaba en la casa del primo como el pensaba, debido a una pelea. Luego, lo ponen al tanto de que esa mañana mataron a Gris. ¿Dónde? en el cementerio.
Podemos afirmar que para ambos protagonistas, la palabra juega un rol crucial. Muchas veces ésta pierde al hombre. En el caso de Oh Dae Su el haber hablado del episodio incestuoso entre hermanos, lo llevó a ser objeto de venganza de Lee Woo Jin. Por otro lado, podemos decir que Ibbieta es responsable de haber hablado y de su deseo de querer vivir. Cuando se lo interroga por el paradero de Gris, piensa que estaba en lo del primo y por eso decide improvisar una burla, conduciéndolos al cementerio. Eran pocas las probabilidades de que Gris estuviera en el cementerio, pero no por ello imposible. De hecho, Gris estaba allí. Los falangistas van en busca de Gris y lo fusilan. Ibbieta se salva.
También está presente, en ambas historias, el elemento del azar. En el caso de Oh Dae Su, el hecho de que la hermana de Lee Woo Jin se suicidara fue producto del azar, esto desencadenó en la posterior venganza y todos sus porvenires, ligado al deseo inconsciente de la relación incestuosa con Mi-do. Por otro lado, en el caso del cuento, el azar llevó a que los dos amigos, Ibbieta y Gris, tomaran decisiones cruciales para su supervivencia. Ibbieta es instado a revelar el paradero de Gris a cambio de su propia vida. Por otra parte, Gris debió buscar un nuevo escondite para poner su vida a resguardo luego de la pelea con el primo.
En “El muro” el significante cementerio, se carga de deseo a posteriori y tiene efecto recién cuando Ibbieta se entera que Gris está muerto. Motivo por el cual termina de quebrarse y se ríe hasta que las lágrimas invaden sus ojos. Ibbieta expresa: “Todo se puso a dar vueltas y me encontré sentado en el suelo: me reía tan fuertemente que los ojos se me llenaron de lágrimas.” Este desenlace se asemeja al del film, ya que Oh Dae Su al reencontrarse con su hija Mi-do, al despertar tras la sesión de hipnosis, esboza una radiante sonrisa que luego parece convertirse en una mueca de angustia y dolor indescifrable. Se evidencia el entrecruzamiento entre el cumplimiento del deseo, y la satisfacción que esto trae aparejada y a su vez, el sentimiento de culpa implacable que esto acarrea.
Ríe y el mundo reirá contigo. Llora y llorarás solo.
Referencias
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D’Amore, O. (2006) Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva.
D’angelo, Rinty, Carbajal, Eduardo; Marchilli, Alberto; (2005) Una introducción a Lacan. Editorial Lugar; Buenos Aires, Argentina.
Fariña, J. (1992). Ética profesional. Dossier bibliográfico en salud mental y derechos humanos. Acápite 3.3: el status de la responsabilidad sobre los actos.
Freud, S.: (1925) La responsabilidad moral por el contenido de los sueños. En Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto. Obras completas. Tomo XIX, Amorrortu editores. 1984.
Jinkis, J. (1987). Vergüenza y responsabilidad. Conjetural, número 13. Editorial Sitio. Buenos Aires.
Michel Fariña, J. y Gutiérrez, C. (1996). Veinte años son nada. Causas y azares. Número 3. Buenos Aires.
Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.
Salomone, G. Z. (2006) El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva.
Sartre, Jean Paul. (1975) El Muro. Editoral Losada, Buenos Aires, Argentina.
NOTAS
Tamara, nos parece muy interesante y válido tu aporte. Nosotras a lo largo del artículo también tomamos en cuenta el ser "charlatan" de Oh Dae Su que vos gentilmente agregas. Incluso también leemos, el -cortarse la lengua- (la cual le causó tantos males) producto de la culpa. Justamente ese acto lo hace en lo Real. Ese palabrerío deja de ser simbólico y pasa a ser Real cuando intenta aplacarlo cortando su lengua. También habíamos observado que hacia el final de la película se ve a Oh Dae Su envejecido e incapaz de pronunciar una palabra, imagen que contrasta con la del inicio de la película, donde él parecía ser incapaz de estarse callado, causándole prácticamente todos sus males.
Me resultó interesante el análisis que realizan del circuito de la responsabilidad. Me gustaría adicionar otra posibilidad de interpelación en relación a aquello que Dae Su desconocía de sí mismo: ser chusma.
Mientras Dae Su en su encierro intenta aclarar qué le ha pasado, escribe todo lo que ha hecho en su vida que haya podido causar dolor a otros. Mientras escribe murmura: “he hecho daño a demasiadas personas. Seguro que el hombre que ha matado a mi mujer y me tiene aquí encerrado es una de ellas”. Y jura que se vengará del hombre que ha destruido su felicidad.
Ya libre, Dae Su busca el nombre de aquel sujeto que lo encerró durante quince años. En su búsqueda, hallará una de las pistas claves: un folleto de una peluquería. Concurre allí, y se encuentra con una ex compañera de colegio. Las palabras que esta mujer le dice, son escuchadas por Dae Su y lo interpelarán. Esta mujer le dice que él es quien mejor sabe qué fue lo que sucedió con Lee Soo Ah (la hermana de Lee Woo Jin) porque él lo había divulgado en ese entonces.
En esa conversación podemos ubicar la interpelación, que abre el siguiente interrogante a Dae Su: por qué yo mas que nadie debería saber acerca de ello. Y recuerda la escena donde espía el contacto sexual que establecen los hermanos Lee. Ellos se dan cuenta que han sido observados por el ojo de Dae Su.
En varios momentos del film, Dae Su se define como ser charlatán, que hablaba demasiado. Podemos pensar que el corte en la lengua que el sujeto se efectúa al enterarse del incesto cometido con su hija, es una marca de la castración en lo real, pero no sólo en relación al incesto sino también a este ser charlatán. Por su lengua, con su lengua elige pagar, saldar la deuda que la culpa genera.
Podríamos sostener que Dae Su es un chismoso. Investigando en artículos psicoanalíticos, me encontré con un texto de un psicoanalista de la EFBA Sergio Staude que trabaja sobre el chisme. Considera que desde el psicoanálisis podemos pensar al chisme desde lo que Freud denominó como Psicopatología de la vida cotidiana donde hay un juego retórico y se tramita una dimensión de goce.
El chisme, pone en palabras la verdad de un secreto, devela aquello que está oculto. En otras palabras, pone en la escena del mundo, esa otra escena que habita a todo sujeto deseante.
La finalidad del chisme es la de descubrir ante un oyente que es cómplice un aspecto insospechado, oculto que por lo general se refiere a la sexualidad. El que cuenta el chisme necesita habitualmente desimplicarse de su acto, transformando esa información que pasa en algo impersonal. Es decir, se desresponsabiliza de su acción. Destaquemos que esta desimplicación no lo hace inocente o ingenuo al sujeto. Me parece que esta breve referencia en torno al chisme también permite ubicar una responsabilidad subjetiva en Dae Su sobre ser un charlatán, un chismoso.
Película:Oldboy: cinco días para vengarse
Titulo Original:Oldeuboi
Director: Chan-wook Park
Año: 2003
Pais: Corea del Sur
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