Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires
Resumen
El presente trabajo se propone realizar un análisis de la serie animada “Los Simpsons”, focalizando en la relación entre el protagonista, Homero Simpsons y la organización en donde éste trabaja, la Planta nuclear. A través de un recorrido a lo largo de la serie se intentará dar cuenta del modelo de organización que nos enseña la planta nuclear, el tipo de liderazgo llevado a cabo por el dueño de la compañía, el Sr. Burns, y la concepción implícita de sujeto encarnada en Homero Simpsons. Por último, se intentará dar respuesta a los principales interrogantes que han guiado este trabajo: ¿Qué impacto tiene el modelo de organización y el tipo de liderazgo en el sujeto laboral? ¿Es Homero, como sujeto laboral, prueba de la concepción implícita de sujeto que tiene la organización? Si el contexto organizacional fuera distinto ¿Podría acaso emerger un costado diferente de Homero?
Palabras Clave: Organización | Sujeto | Liderazgo | Motivación
Introducción
La historia del pensamiento científico acerca de las organizaciones ha recibido contribuciones desde diversas disciplinas como la Psicología, la Sociología, la Ingeniería, la Economía, las teorías de la administración, entre otras. Diferentes líneas de pensamiento han intentado explicar y describir a las Organizaciones y los procesos que en ellas tienen lugar. A su vez, cada teoría de la organización conlleva, indefectiblemente, a una teoría acerca del sujeto laboral. Es decir que según la teoría con la que se piense y caracterice a una organización conllevará, implícita o explícitamente, una idea o representación de sujeto (Córdoba, 2016).
Siguiendo esta línea nos proponemos, en principio, investigar qué modelo de organización nos enseña la Planta nuclear de Springfield en la serie animada “Los Simpsons”. Además, entendemos que dicha caracterización nos llevará a intuir, por un lado, un tipo particular de líder representado por el Sr. Burns; por el otro, un tipo particular de sujeto laboral, encarnado en el personaje de Homero Simpsons. Por último, intentaremos dar respuesta a las preguntas fundamentales que guían nuestro trabajo: ¿Es Homero, como sujeto laboral, prueba de la concepción implícita sobre sí que tiene la Organización, o podría ser más bien un emergente de la imagen de sí mismo que le devuelve la Planta nuclear? ¿Podríamos suponer que la forma de liderazgo propuesta por Burns tendría efectos particulares sobre Homero? ¿Podríamos hablar de Homero como un sujeto carente de motivación y ambición personal? ¿O podría ser, tal vez, un sujeto que sufre producto de un trabajo que no lo llena ni motiva? Si el contexto organizacional fuera distinto: ¿Podría, tal vez, emerger un costado diferente de Homero?
Desarrollo
Para comenzar nuestro trabajo partiremos de la siguiente pregunta: ¿qué nos revela la Planta nuclear de Springfield acerca de las organizaciones?
Homero Simpsons vive en la ciudad de Springfields junto a su esposa Marge y sus hijos Bart, Lisa y Maggie. Trabaja como Inspector de seguridad en la planta nuclear, planta que provee de energía eléctrica a toda la ciudad de Springfield. La misma se caracteriza, fundamentalmente, por mostrarse indiferente a las condiciones ambientales de trabajo: en el capítulo 4 de la segunda temporada vemos que los niveles de radiación en la planta exceden los permitidos, material radioactivo se filtra por las goteras de los techos, barras de plutonio utilizadas como pisapapeles, entre otros tantos incumplimientos y violaciones de las condiciones en que debe encontrarse una central nuclear. También observamos esto en el capítulo 11 de la tercera temporada cuando “los alemanes” compran la planta y uno de ellos dice: “No sabía que esta planta nuclear fuera una trampa mortal”. Esta primera caracterización de la central nos lleva a preguntarnos: ¿Qué efectos tienen las condiciones ambientales de esta organización en los trabajadores? ¿Impactarán de algún modo en su forma de trabajar?
Otra característica de esta organización es que la misma presenta una estructura piramidal: sobre el extremo superior de dicha pirámide se encuentra el Sr. Burns, dueño de la planta. Se lo muestra como un líder autoritario y tiránico: “El primer día de campo anual del 4 de Julio será el próximo sábado (…) temo que hay un malentendido, la fiesta es para mi. Ustedes pasarán el Día de la Independencia trabajando al calor del sol de verano, sin paga ni agradecimiento” decía Burns a sus empleados en el episodio 17 de la temporada 21 con motivo de los festejos por el Día de la Independencia estadounidense. De él parten las órdenes y directrices hacia los empleados y es él quien lleva el máximo control sobre las actividades de los trabajadores, siendo el único a cargo de la toma de decisiones de la compañía. Inmediatamente por debajo de él se ubica el Sr. Smithers, su mano derecha. Luego, los supervisores y, por debajo, en la base de la pirámide, encontramos al resto de los trabajadores de la planta, entre los cuales se encuentra Homero, quién trabaja como inspector de seguridad desde el día en que la planta abrió sus puertas por primera vez.
El poder se encuentra fuertemente centralizado en la figura de Burns. Es él quien toma todas las decisiones pertinentes a la organización, aunque quien las ejecuta es, usualmente, Smithers. Al estar centralizado el poder en Burns, la comunicación organizacional se caracteriza pura y exclusivamente por ser una comunicación vertical descendente. Es el Sr Burns quien monopoliza la comunicación en la planta, no dando lugar a las voces de sus empleados. Esto se observa a lo largo de la serie en la utilización unidireccional del altavoz para comunicarse con todos los trabajadores de la planta. Por ejemplo, en el capítulo 4 de la segunda temporada Burns dice por este medio: “Hola empleados anónimos, en unos momentos los inspectores del gobierno visitarán nuestra planta, asique a trabajar y a cerrar la boca. Es todo”. Esta frase nos enseña varias cosas: por un lado, como mencionamos antes, evidencia que la comunicación en la planta, vertical y descendente, es un bien exclusivo del Sr. Burns; por otro lado, que ese bien exclusivo es utilizado por la autoridad sólo para dar órdenes y directrices a sus empleados, no dando lugar al intercambio bidireccional; por último, al decir “empleados anónimos”, nos da la idea del anonimato de los sujetos que habitan la planta, como si fueran sólo piezas de la gran maquinaria que es esa planta nuclear. Mencionamos también como ejemplo de esto cuando en el capítulo 7 de la séptima temporada, como consecuencia de la ganancia de peso por parte de Homero, éste queda incapacitado y debe trabajar desde la casa. Se acercan allí Smithers y Burns y éste último dice: “Y ahora entrego esta terminal a control remoto que permitirá a nuestro inspector de seguridad trabajar en casa asique mucha suerte sr…” dudando se da vuelta y le pregunta a Smithers: “¿Cómo se llama este gastrópoto?” a lo que Smithers responde: “Simpsons, un autómata del sector 7G sr”. Esta conversación deja entrever que ni siquiera el nombre de los empleados (ni hablar de los sujetos que los portan) parecería importar al líder de la planta.
Otra característica que se nos vuelve evidente en la central nuclear es que se hace foco en la vigilancia y el control de los sujetos: sabemos que en la oficina de Burns hay cámaras que muestran todo lo que ocurre en la organización, a través de las cuales vigila y controla lo que hace cada empleado en todo momento. Recordamos aquí el capítulo 4 de la segunda temporada, cuando Homero aparece en las cámaras de la oficina de Burns, rascándose el trasero y comiendo una dona. También podemos mencionar la escena del episodio 2 de la segunda temporada cuando aparece Burns en su oficina espiando a sus empleados a través de las cámaras de seguridad, a la vez que dice a Smithers: “Cretinos, cretinos, patéticos en mi planta robando mi precioso dinero”.
En cuanto a la forma de motivar a los empleados observamos que Burns parecería no preocuparse demasiado por este tema: desde su perspectiva, los trabajadores no son sujetos con necesidades, deseos y motivaciones sino “empleados anónimos” que sólo sirven a los fines de la organización. De todos modos, en algunas ocasiones y con dudosas intenciones -¿Acaso podríamos afirmar que hay en Burns una intención de colmar las necesidades de sus empleados?- aplica un sistema de recompensas y castigos, en donde casi siempre la recompensa es de carácter económico y, el castigo, es representado usualmente bajo la amenaza de despido. Esto nos lleva a pensar que tal vez este sistema podría ser utilizado no con fines motivacionales sino más bien con fines egoístas para conseguir algún tipo de efecto o respuesta en sus subordinados. En el capítulo 3 de la quinta temporada Burns amenaza a Homero con despedirlo si no va a la Universidad: “Recuerde que su empleo y el futuro de su familia dependen de su terminación del curso de Física Nuclear I”. Vale aclarar que dicha amenaza no corresponde a un interés genuino de Burns por capacitar a Homero y así aprovechar esa riqueza adquirida, sino que es una demanda que parte de los inspectores de seguridad quienes amenazan con cerrar la planta si esto no se lleva a cabo. También en el capítulo 5 de la doceava temporada Burns ofrece dinero a Homero a cambio de hacer cualquier cosa que le pida y lo haga reír, dejando entrever su concepción acerca de qué es lo que motiva a sus empleados. Se hace evidente que para Burns la única forma de motivarlos es a través de la recompensa económica y; parecería que Homero lo confirmara al llevar a cabo todas las humillaciones que le solicita. Sin embargo, nos preguntamos: ¿Es realmente lo económico lo único que importa a Homero a la hora de trabajar? ¿O acaso podríamos ver en la serie indicadores que nos hablen de algo diferente?
A partir de esta caracterización de la Planta nuclear de Springfield retomamos las preguntas iniciales: ¿Qué modelo de Organización nos enseña la central nuclear? ¿Qué concepción implícita de sujeto se deja entrever en la serie? ¿Qué características de liderazgo presenta el Sr. Burns y cómo estas impactan en Homero?
Desde nuestra perspectiva la Planta Nuclear deja entrever las características típicas de un modelo de Organización Clásica. La Teoría de la Escuela Clásica, teoría desarrollada a fines del S.XIX y principios del S.XX, se basa en una analogía entre organización y máquina. Dicha analogía entiende a la organización como una máquina y a sus miembros como simples piezas o componentes de la misma. Este modelo mecanicista pone el énfasis en el orden, las reglas, la estructura y el control de la organización. Para que dicha máquina sea eficiente, las piezas -es decir, los trabajadores-, deben moldearse para encajar con las metas y los fines de la organización: “Simpsons mmm la silla fresca para moldear a mi imagen” decía Burns a Smithers en el episodio 2 de la segunda temporada, previo ascenso a Homero. La actividad de los empleados es guiada a través de las órdenes que parten de la autoridad formal: es la autoridad formal la que debe ejercer el poder y control sobre sus subordinados con el fin de asegurarse que los mismos cumplan con las metas y necesidades de la organización. De acuerdo con esto, los trabajadores deben concentrarse únicamente en las metas y fines de la organización, dejando de lado sus propias metas y necesidades. Además, se presume que los miembros de la organización deben ser recompensados por su trabajo a través del salario y otros bienes materiales. La idea que subyace aquí es la de que la motivación primordial de los empleados es puramente económica y que su desempeño en el trabajo va a depender de la remuneración que reciben por el mismo (Kreps, 1995).
El fin último de estas organizaciones se resume en la búsqueda de la producción máxima al menor costo: “El tiempo es dinero” decía Taylor. Lo único que importa es lograr la máxima eficiencia al menor costo posible. Para ello se debe eliminar toda holgazanería en las actividades de la organización y, mediante el control, lograr que los miembros den su máximo esfuerzo. Aquí subyace una concepción particular de sujeto laboral en tanto es pensado como un holgazán que debe ser controlado constantemente para que lleve a cabo sus tareas (Kreps, 1995). Esta concepción particular de sujeto es la que parecería enseñarnos Homero Simpsons, al menos así es desde la óptica de Burns y su organización: A lo largo de toda la serie vemos a Homero durmiendo la siesta en horario de trabajo, buscando distintas maneras de “zafar” de sus tareas, llegando tarde, preocupado por comer sus donas diarias y tratando de conseguir un aumento de sueldo. No piensa ni se pregunta por su trabajo, no muestra deseos de mejorar y desarrollarse, sólo pareciera poner el cuerpo a modo de una pieza.
Esta imagen de Homero en el trabajo pareciera presentarnos a un sujeto no muy brillante y holgazán: en el capítulo 3 de la quinta temporada surge una inspección sorpresa en la planta y Smithers lo envía al sótano, junto a otros dos empleados, a “supervisar” una abeja. Claramente es un engaño, Smithers se jacta de haber enviado a los empleados “menos iluminados” al sótano para que no sean vistos por los inspectores. También, en el capítulo 4 de la segunda temporada -y en otros tantos más-, vemos a Homero durmiendo la siesta sobre el escritorio. Además, pareciera Homero un sujeto carente de motivación, de ambición, de proyección a futuro, de apetito por desarrollarse profesionalmente y de autorrealización e indiferente a las necesidades y deberes de la organización. En el capítulo 11 de la tercer temporada “los alemanes” compran la planta nuclear y le preguntan a Homero acerca de sus propuestas para el futuro como inspector de seguridad. A ello Homero responde: “Bueno eh, que la máquina de caramelos no fuera tan exigente con las monedas defectuosas…porque muchos obreros comen golosinas”.
Homero aparece así como un sujeto pasivo que trabaja “lo menos posible” y que requiere de la intervención activa y el control por parte de la autoridad -Burns y Smithers- para llevar a cabo los fines de la organización. Esta concepción de sujeto implícita en la planta nuclear corresponde a la concepción de sujeto típica de las organizaciones clásicas. En ellas subyacen las siguientes creencias: 1) Sin una intervención activa por parte de la dirección, las personas actuarían pasivamente, incluso se resistirían, a las necesidades de la empresa; 2) Por ello los trabajadores deben ser dirigidos por la dirección: deben ser persuadidos, controlados, castigados o recompensados; 3) El hombre corriente trabaja lo menos posible por naturaleza. Recordamos aquí a Homero sacando una almohada y un par de anteojeras oscuras de un escondite en su escritorio, dispuesto a dormir la siesta, en el episodio 4 de la temporada 23; 4) El sujeto es carente de ambiciones a la vez que huye de las responsabilidades: “Pica todos los botones hasta que te dejen ir” se dice a sí mismo Homero en el capítulo 3 de la quinta temporada ante la prueba de su trabajo que le solicitan los inspectores municipales; 5) Es egoísta: no le interesan las necesidades de la organización: “Pareces un buen muchacho, te voy a dar un norte: si volteas la cámara de seguridad puedes dormir y nadie se va a dar cuenta” dice Homero a su nuevo compañero de trabajo en el capítulo 23 de la octava temporada; 6) Es crédulo y no muy brillante. (McGregor, 1994).
En base a estas características se nos hace evidente que este tipo de organizaciones son extremadamente restrictivas para los miembros de la organización, no dando lugar a la satisfacción de sus necesidades, metas y motivaciones personales y entendiendo a las personas como piezas anónimas de una gran maquinaria que deben ser controladas y dirigidas a los fines de la organización. En este sentido, Burns no parecería estar implicado ni interesado por los sujetos que trabajan día a día en la planta; para él, son solo individuos anónimos que llevan a cabo las actividades necesarias para que su organización funcione de manera eficaz. Prueba de ello es que los empleados pueden ser reemplazados por robots, como sucede en el capítulo 17 de la temporada 23.
Esto nos lleva a retomar la pregunta acerca de qué clase de líder encarna el personaje del Sr. Burns. Podríamos decir que se nos enseña a Burns como un líder de tipo autoritario, típico de las organizaciones clásicas, caracterizado por una total desconfianza hacia sus empleados, a quienes ha llegado a considerar, en varias oportunidades, imbéciles: “Felicidades, te nombro el rey de los imbéciles, también conocido como supervisor del sector 7G” dice Burns a Carl cuando lo asciende a supervisor en el episodio 5 de la temporada 21. Los sujetos trabajan en un contexto de castigos, amenazas y, en ocasiones, recompensas; las pocas interacciones que se dan entre Burns y los subordinados se establecen en base al miedo y la desconfianza. Este tipo de líder presume que las fuerzas motivacionales de sus subordinados son el miedo, el temor, el dinero y otras compensaciones de tipo material. Nos parece importante recordar en este punto la famosa pirámide de 5 niveles respecto de las necesidades humanas propuesta por Maslow. Éste plantea que los dos primeros niveles de necesidades en la base de la pirámide (necesidades fisiológicas y necesidades de seguridad, respectivamente) involucran la satisfacción de los sujetos en términos de acciones externas, es decir, de motivaciones extrínsecas: compensación salarial, beneficios y logros colectivos y gremiales; y que los tres niveles siguientes, por encima en la pirámide (necesidades sociales, necesidades de estima y necesidad de autorrealización, respectivamente), corresponderían a las motivaciones intrínsecas del individuo: satisfacción social, estima y autorrealización (Maslow, 1991).
En base a esto podríamos decir que Burns considera como fuerzas motivacionales en sus subordinados únicamente a las extrínsecas, sin considerar que hay otras necesidades y deseos (estima, autorrealización) que movilizan a los sujetos a la hora de trabajar. Entonces nos preguntamos: ¿Qué efectos sobre el sujeto laboral genera este tipo de líder autoritario que maneja la planta nuclear?
“La motivación es confianza” decía Hank Scorpio, un antiguo jefe, a Homero en el episodio 2 de la octava temporada. Cuando Homero es contratado para trabajar en otra compañía de energía nuclear, Hank, su nuevo jefe, se nos presente como un líder totalmente diferente a Burns. Interesado por sus trabajadores, a quienes considera sus iguales, la motivación de los mismos es, para él, un aspecto por demás importante. El nuevo trabajo de Homero consiste en motivar a su equipo de trabajadores y lo lleva adelante de manera eficaz. Tal es así que la producción de la organización ha subido gracias a sus habilidades. Homero está feliz y orgulloso: “Por primera vez en mi vida me va bien en mi trabajo”. Pareciera ser entonces que Homero no es un holgazán, sino que hay algo en la forma de liderar de Burns que de algún modo lo achata, no permitiendo la emergencia de sus competencias más valiosas. Algo similar observamos en el episodio 2 de la segunda temporada cuando Homero es ascendido a Ejecutivo y contrata a Carl, su asistente, quien se toma muy en serio la tarea de motivarlo: “quiero que se diga a sí mismo yo merezco esto, me encanta, soy un milagro de la naturaleza. Confíe en mi Homero ¡de un paso adelante y dígalo!”. Homero, empoderado, aparece dando un discurso a los empleados de la planta cargado de conocimiento respecto del trabajo en la planta nuclear y acerca de cómo podría ahorrarle a la organización millones de dólares. Ambos episodios nos llevan a pensar que la forma de comportarse en el trabajo de Homero guarda una estrecha relación con la forma de liderazgo y las posibilidades que la organización le brinda (o no) para desplegar su subjetividad.
¿Podríamos entonces hablar realmente de Homero como un sujeto carente de motivación y deseos de autorrealización? “Soy intelectual, muy inteligente” cantaba felizmente Homero en el episodio en el que va a la Universidad. ¿Acaso no podríamos, en cambio, pensar a Homero como un sujeto que sufre al no proponerse desde la organización la satisfacción de sus necesidades más elevadas? Algo de esto se nos aparece en la mente tan solo ver a Homero finalizar su día laboral, religiosamente, en la taberna de Moe. Como si de algún modo quisiera borrar de su mente, vía el alcohol, su experiencia diaria en el trabajo. En el capítulo antes mencionado en el que Homero se incapacita por su grado de obesidad, lo vemos fantaseando con la idea de ser el empleado del mes. Al comienzo se lo muestra entusiasmado sentado en su escritorio casero intentando realizar las tareas que le solicita la computadora. Si bien en determinado momento comete un grave error que pone en peligro a toda la ciudad, Homero, angustiado, sale disparado a la planta nuclear para salvar a todos del peligro inminente. Y lo logra. Así es recompensando con una medalla y considerado un héroe. Homero, está orgulloso y feliz. ¿Puro holgazán o sujeto hambriento de reconocimiento? En el episodio 17 de la séptima temporada Homero debe reemplazar a Smithers quien sale de vacaciones. Muy contento le cuenta a Marge, su esposa, que Smithers lo eligió por su capacidad de motivación. Más allá de todas las peripecias que suceden en el episodio, Homero decide probarle a Burns y a sí mismo que él es capaz de llevar a cabo todo lo que se le solicita. ¿Sujeto carente de motivación o sujeto con deseos de autorrealización?
A lo largo de la serie animada se nos da la oportunidad de ver un costado diferente de Homero. Un Homero lleno de deseos y sueños por cumplir. Deseos que no tienen lugar en la planta nuclear de Springfields pero que, para el deleite del espectador, sí se despliegan en otros contextos laborales. En el séptimo episodio de la temporada 18, Burns despide a Homero y éste compra un camión de helados y comienza a trabajar. Se lo ve muy feliz en su nuevo trabajo, al punto que conversando con Marge, éste le manifiesta: “por primera vez en toda mi vida me gusta ir a trabajar”. Más adelante, en una conversación íntima en la habitación, agrega: “es bueno verte sonreir de nuevo, yo me sentía mal siendo el único feliz…”. Homero pone play a la canción del camión de helados y comienzan a besarse. Este acto nos lleva a pensar que, por fin, placer y trabajo van de la mano. En el mismo episodio, con motivo de disculparse con Marge por un error cometido, Homero le dice a través de la puerta: “Lo que más me gustaba de ser vendedor de helados no era el helado gratis, o las deliciosas cubiertas, o el amor que recibía de los niños obesos, era darte los palitos y verte sonreir mientras los convertías en arte”. Esta frase no solo deja entrever las diversas gratificaciones que le dejaba a Homero su nuevo trabajo sino que también pone en evidencia su fuerte necesidad de estima, ya sea por parte de los niños obesos que comprar sus helados o, más importante aún, por parte de su esposa.
En base a esto entendemos que cuando las necesidades de estima y autorrealización se encuentran satisfechas, Homero realmente disfruta de ir al trabajo. En cambio, cuando su sed de reconocimiento no es colmada, emerge el sufrimiento. Ejemplo de ello es el famoso capítulo de la quinta temporada cuando en lugar de ser nombrado Homero “obrero de la semana” (por políticas de la compañía todos los empleados deben ser nombrados alguna vez y, en esta oportunidad, sólo restaba nombrar a Homero) nombran como tal a una barra inerte de carbón. Homero, enfadado y angustiado porque nadie lo respeta en el trabajo, se dirige a ahogar sus penas a la taberna de Moe. Sin embargo, aparecen allí unos representantes de la NASA que deciden ingresar a Homero y a Barnie en un programa de entrenamiento para ir al espacio. De repente se nos muestra a un Homero entusiasmado que trabaja y entrena muy duro en pos de ganar su lugar. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿En dónde quedó ese holgazán que sólo quería dormir la siesta en el trabajo? Este costado diferente de Homero se nos vuelve evidente también en el episodio 17 de la temporada 26 cuando se postula para trabajar como hombre Duff y, no sólo hace un gran sacrificio al no beber más cerveza (condición obligatoria para este trabajo) sino que también da cuenta de su profunda necesidad de dejar un legado cuando fantasea con lo que dirá su obituario. Homero se siente un héroe.
Nos preguntamos entonces: ¿Qué lo lleva a Homero a pasar a día tras día encerrado – con todo el peso de la palabra- en una organización que se cae a pedazos literalmente? ¿Qué lo lleva a Homero a padecer día tras día un trabajo que no disfruta y no satisface sus necesidades más elevadas? Desde nuestra perspectiva, la necesidad más honda que habita en Homero, la fuerza motivacional más profunda que lo lleva a soportar esa encerrona trágica es su familia. El amor de y hacia su familia. En el episodio 2 de la segunda temporada, ya mencionado anteriormente, Homero es ascendido a Ejecutivo aunque luego, producto de un fraude cometido por éste, lo envían nuevamente a su puesto original. Marge se despierta a mitad de la noche y encuentra a Homero en la cama sollozando. A su pregunta de qué es lo que le pasa Homero responde: “Bromeas, otra vez estoy atrapado en un empleo sin futuro, los niños van a odiarme porque no podré comprarles todo lo que les prometí, y tú no vas a amarme tanto…”. A lo que Marge responde: “Ay Homero tu empleo siempre nos ha dado de comer y los chicos se olvidarán de esto”. “¿Y seguirás amándome?” pregunta Homero. Marge lo abraza y le canta: “Tu eres tan hermoso, para mi, tu eres tan hermoso, para mi… Lo ves, eres todo lo que yo soñé”. Homero sonríe aliviado en un profundo abrazo amoroso de su esposa. Observamos algo similar en el episodio 16 de la temporada 25 cuando a Homero le ofrecen trabajar como árbitro de soccer. Homero se encuentra muy entusiasmado con el nuevo trabajo hasta que unos gangsters le ofrecen dinero, insistentemente, para que haga trampa arbitrando un partido. Homero no se rinde ante las tantas tentaciones económicas que le ofrecen los gangsters y continúa su labor honestamente. En sus propias palabras: “Saber que Lisa me eligió como su héroe sin considerar a ningún otro héroe, me da fuerza”.
También en el ya mencionado capítulo en que Homero va al espacio, los Simpsons nos enseñan la importancia que tiene para Homero la estima de su familia. Si bien en el espacio pone en peligro no sólo la misión sino también la vida de quienes allí están, para fortuna de todos los presentes en la nave, termina salvando la vida de todos gracias a una barra de carbón. Cuando llegan a la tierra en lugar de ser homenajeado Homero es la barra de carbón la que se lleva todos los premios y el mote de héroe. Ante el enojo y la decepción de Homero, quien se encuentra sentado en el sillón junto a su familia, Marge le manifiesta: “Homero debes estar orgulloso, muy pocas personas han logrado lo que tú”. Lisa agrega: “Si papá, cuanta gente ha podido ver los glaciares y los desiertos al mismo tiempo…”. Mientras tanto, Bart escribe en la nuca de Homero la palabra “HERO”, al mismo tiempo que a Homero le nace una sonrisa.
Por último, no podemos dejar de mencionar el capítulo 13 de la sexta temporada que nos enseña claramente cuál es el motor principal de Homero y lo que lo lleva a mantenerse en la encerrona trágica que representa para él la planta nuclear. En este episodio Homero relata a su familia la historia de cuando renunció a la planta para llevar adelante su sueño: trabajar como acomodador en los bolos. El episodio nos muestra a un Homero feliz y entusiasmado con su trabajo hasta que, al recibir la noticia del nacimiento de Maggie y tras pedir un aumento que le fue negado, debe volver a la central nuclear. Allí, Burns lo castiga por haberse ido y coloca en su oficina una placa que reza: “No lo olvide, está aquí para siempre”. Homero empapela dicha placa con fotos de Maggie quedando a la vista la siguiente frase: “Hazlo por ella”.
Reflexión final
En base a todo lo analizado a lo largo de la serie animada “Los Simpsons” podemos reflexionar acerca de la importancia que reviste el contexto laboral y las formas de liderazgo en las posibilidades de despliegue de las subjetividades de quienes trabajan en una organización. Y, fundamentalmente, en la importancia que reviste el hecho de tener en cuenta las necesidades y fuerzas motivacionales singulares que vehiculizan día a día a los sujetos para llevar a cabo sus actividades con el menor costo de sufrimiento posible. En este sentido, comprendemos entonces que Homero no es simplemente un holgazán, un sujeto carente de motivación y deseos de realización que busca siempre la forma de trabajar “lo menos posible”. Comprendemos ahora que Homero hace un profundo esfuerzo, cargado de un padecer insoportable que lo lleva embriagarse día tras día, en pos de satisfacer su necesidad más profunda, la fuerza motivacional que actúa en él como motor y guía: ser un héroe para su familia.
Bibliografia
Córdoba, E. (2016): Hacia la comprensión de las organizaciones. En: Filippi, G.; Ferrari, L. & Sicardi, E. (Comp.). Psicología y trabajo, una relación posible. Tomo II. Buenos Aires: Eudeba.
Kreps, G. (1995). Teoría Clásica de la organización. En Kreps, G. La comunicación en las organizaciones. Wilmington: Addison-Wesley Iberoamericana.
Mcgregor, D. (1994). El lado humano de las Organizaciones. Mc Graw Hill.
Brunet, L. (1992). Concepciones del clima. En Bruner, L. El Clima de Trabajo en la Organización. México: Trillas.
Maslow, A. (1991). Motivación y personalidad. Madrid: Diaz de Santos.
Serie animada: “Los Simpsons”
NOTAS
Es interesante ver como se toma el analisis de esta pelicula " los simpson" ya que si bien todos conocemos los simpson porque son personajes emblematicos en nuestras pantallas de tv, de una familia tipica de estados unidos con varios problemas familiares y sociales similares a los de la propia realidad, marcan siempre esa distincion de la realidad de los sujetos, de los cuidadanos, como se organiza esta sociedad en la cual hay varios participantes siempre aquejados por los males sociales, por los consumos masivos y como actuan estos participantes siempre molestos o euforicos o incluso dominados por un estado invisible que se sumerge por medio de estereotipos buscando satisfacer las necesidades materiales que se dan casi por placer y deseo mas que por necesidad.
Ya no se trata de tener lo necesario para vivir sino que la sociedad busca mas y mas contal de tener algo con que sentirse un poco orgulloso, y competir constantemente en ese mundo consumista tipico a la realidad actual.-
Muchas gracias por este analisis.
Maria Laura Gonzalez.
La película hace pensar cómo las relaciones de poder se dan de la misma forma en otras sociedades igualmente capitalistas. Se construye una "subjetividad" a partir de la óptica capital, con el fin de mantener a la población ocupada, vendiendo su tiempo y su potencial para sostener un estilo de vida fabricado que le fue impuesto, sin que los individuos se den cuenta de ello. En consecuencia, la población pierde fuerza colectiva y se mantiene en una línea de conformismo y productividad. En cierta forma, se pierde la capacidad de percepción, de interpretación individual y nos quedamos, como lo mencionó la autora brasileña Suely Rolnik, "instalados en nuestro interior como bovinos".
Película:Los Simpson
Titulo Original:The Simpsons
Director: Matt Groening
Año: 1989
Pais: Estados Unidos
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