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La invasión del otro

por Mastandrea, Paula Belen

Las invasiones bárbaras tiene su eje en la transición del último período de vida de Remy, un profesor de historia de una Universidad Pública. El film comienza con éste internado en un hospital público de Montreal y su ex esposa convocando a su hijo Sébastien para que viaje desde Londres y la ayude a cuidarlo. A partir de allí, el encuentro padre e hijo marcará la relación entre un representante del sistema mercantil, y un sujeto que lucha por mantener su condición singular.

En su “Informe sobre el Desarrollo Mundial 1993. Invertir en Salud”, el Banco Mundial (BM) examina la interrelación entre la salud humana, las políticas de salud y el desarrollo económico. Plantea a grandes rasgos, que invertir en salud es uno de los medios para acelerar el desarrollo. De esta forma, fomenta una mayor diversidad y la competencia en la prestación de los servicios de salud mediante la descentralización de los servicios públicos, a partir de una mayor participación de las organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones privadas. Diversos autores han discutido los objetivos implícitos que entrama dicha política de salud, ya que al definir la atención de la salud como un bien privado, se impide el acceso equitativo de las personas al mismo, destruyendo el derecho a la protección de la salud.

La tendencia del “todo para todos”, característica de este sistema, además de barrer la singularidad, es ficticia en el punto en que se encuentra sostenida por la lógica mercantil, convirtiendo ese “todo para todos” en un “para aquellos que puedan pagarlo”.

En este sentido, el film nos permitirá vislumbrar, en forma burda y explícita, como la mercantilización de la salud opera. El hecho de que Remy elija para su tratamiento e internación un hospital público, tiene que ver con ciertos ideales y valores que el personaje busca hallar encarnados por la institución. Sin embargo el hospital público de Montreal se encuentra absolutamente tomado por la lógica mercantil, exhibiendo como este sistema se ha ido instalando hasta llegar a ser el modo privilegiado del actuar en el ámbito de salud. De allí que el protagonista, desde el inicio mismo y a lo largo de todo el film, deberá enfrentarse a las diversas tensiones y contradicciones que la política de salud actual le presentará en su lucha por afirmarse como sujeto.

Se podría pensar que Sébastien ingresa al universo de Remy con el fin de “completarlo” para que sus últimos momentos de vida sean plenos. En el seminario 16, Lacan afirma que el perverso es aquel que se consagra a obturar ese agujero en el Otro, busca suplementar el campo del Otro. Interroga lo que le falta para completarlo. Quitarle la falta al otro implica cosificarlo, ya que ésta es constitutiva del sujeto.

En “La subjetividad hipermoderna”, Jorge Assef, plantea que Sébastien es un “representante del discurso capitalista, que se rige por las leyes del mercado, eficiente, veloz, astuto, que entiende el sistema y que sabe que lo único que tiene valor es el dinero” (Assef, 2013:141). Esta interpretación del personaje resulta atinada para los fines de nuestro análisis. Tenemos, por un lado, al hijo empresario, exitoso a los ojos del sistema, que gana muchísimo dinero y, frente a esto, cree que el mundo le pertenece, que no hay límites en relación a lo que se puede hacer. No se equivoca, el problema se presenta cuando las ilimitadas posibilidades que ofrece el dinero no son suficientes para abordar a un sujeto cuyas convicciones escapan a la lógica mercantil. La tensión padre-hijo se manifiesta a lo largo de todo el film. Remy no ve a su hijo como alguien “exitoso”, porque los valores que pregona se corresponden a una lógica diferente, en palabras de Assef “un sujeto que pone en juego valores intelectuales por sobre otros, abraza ideales y principios que decide sostener, aceptando las consecuencias” (Aseff, 2013:138)

La mercantilización del sistema de salud se ve ilustrada en este film de una forma muy clara. En cuanto Sébastien llega con su gran capital, se producen cambios muy marcados en relación a la atención en salud que recibe su padre: de estar en una habitación compartida con otros pacientes, pasa a estar en una habitación de lujo, privada, en un ala abandonada del edificio. Dicha sala ha sido refaccionada por el sindicato, quienes se consideran la autoridad más importante del hospital. Todos los argumentos de la directora del hospital respecto de la imposibilidad de acondicionar dicho espacio para el paciente, se ven enmudecidos ante dos fajos de billetes de U$S100 canadienses, lo mismo ocurre con los sindicalistas ante la frase del empresario: “pagaré en efectivo”. Existe una escena en la cual el jefe sindical y Sébastien se están dirigiendo al ala abandonada para hacer negocios y ocupan un ascensor, dejando fuera a una enfermera y un paciente en silla de ruedas. La puesta en acto de los valores que pregona este sistema: los negocios antes que la salud.

El desconocimiento de los pacientes, equivocaciones en sus padeceres o apellidos, son rasgos distintivos que también aparecen en film para dar cuenta de que lo más propio y primario de un sujeto queda borrado por un sistema de salud que tiene otras prioridades.

Asimismo, vemos como la perversión del sistema opera en el film a través de un representante: Sébastien. Proponiendo analizar a este personaje desde la articulación de los postulados lacanianos con la política de salud mercantil, , nos alejaríamos de los desarrollos que Ricardo García Manrique realiza sobre el film en su libro “La medida de lo humano. Ensayo de bioética y cine”. Allí, el autor ubica a Sébastien como “el genio que hace realidad los deseos de su padre” (García Manrique, 2008:94), agregando que él debe contribuir a conformarlos en lugar de simplemente ejecutarlos; es decir, Manrique supone que el joven hace lo que hace guiado por una moral que le indica lo que “todo buen hijo” debería hacer con su padre en su lecho de muerte. La relación conflictiva entre padre e hijo, sería para el autor un elemento que quedaría en segundo plano frente al “deber hacer” o, en todo caso, actuaría como un sentimiento de culpa en Sébastien, motivando dichas acciones. Sin embargo, nuestro enfoque no puede considerarse opuesto al de Manrique, sino suplementario, ya que éste no va dirigido al sujeto autónomo, regido por cierta moral, sino al sujeto del inconsciente. Desde aquí, ubicaríamos que el hijo asume una posición perversa buscando completar al padre creyendo que él sabe cómo éste goza: contrata a sus alumnos para que vayan a visitarlo, le brinda heroína (que no fue solicitada por Remy) como anestésico, e incluso desea trasladarlo a un hospital de los Estados Unidos. Es a partir de este intento de traslado que surge, ya hacia el final del film, a raíz de la búsqueda que Sébastien hace de medidas alternativas para el tratamiento de su padre ya que éste no había demostrado mejora alguna en el tiempo de internación transcurrido en el hospital de Montreal, que se pone en evidencia cómo el sádico tratará de imponer su palabra pero fallará en el intento. Los ideales y convicciones políticas de Remy van en contra de la concepción individualista-capitalista de su hijo, y es a partir de su rotunda negación al traslado, donde se produce una afirmación de su condición de sujeto. Lo que Remy niega con su acto es la posición pasiva en la cual su hijo lo intenta ubicar brindándole lo que no quiere ni necesita. Ubicamos aquí un sujeto pasivo a merced del Otro, en contraposición con lo que postula García Manrique en relación a Remy como un sujeto activo que recibe un auxilio del otro (García Manrique, 2008).

Para “irse en paz” Remy requiere algo que el dinero no puede comprar, ante lo cual deja en evidencia la falta del sistema que cree que tiene todo para completar al otro. Lo que Remy necesita es la reconciliación con su hijo y con sus afectos, lo cual sólo podrá ser alcanzado cuando padre e hijo asuman su falta estructural y la condición de goce propia de cada uno. Remy deberá asumir que su hijo no represente los ideales por los cuales él ha regido toda su vida, y Sébastien, por su parte, que es a partir de la incompletud que su padre puede construir el deseo, un deseo que apunte a la reconciliación. El hijo deberá asumir su condición singular, despegándose del sistema, para acompañar a su padre en su lecho de muerte. El vínculo sólo revitalizará hacia el final del film, cuando ambos personajes acepten las falencias del otro y se complementen desde sus diferencias.

Bibliografia

Assef, J. (2013). De la caída del Otro a la Ley del Mercado. En La Subjetividad Hipermoderna. Una lectura de la época desde el cine, la semiótica y el psicoanálisis (pp.138-150). Editorial grama.

García Manrique, R. (2008). Las invasiones bárbaras o del buen morir. En La medida de lo humano. Ensayo de bioética y cine. Cap. XI. Barcelona: SL Civitas Ediciones.

http://documentos.bancomundial.org/curated/es/1993/07/12711504/world-development-report-1993-investing-health-informe-sobre-el-desarrollo-mundial-1993-investir-en-salud#

Lacan, J. (1969). El seminario. Libro 16: “De un Otro al otro”. Buenos Aires: Paidós.

Stolkiner, A (2013). Medicalización de la vida, sufrimiento subjetivo y prácticas en salud mental. Capítulo de libro. Compilador: Hugo Lerner Colección FUNDEP. Buenos Aires: Psicolibro. (En prensa)



NOTAS





COMENTARIOS

Mensaje de Marta Lilian de Toro.  » 29 de septiembre de 2016 » martalilian2006@gmail.com 

Interesantes los entrecruzamientos entre el sistema capitalista a nivel de los servicios de salud y las diferentes posturas (de padre e hijo) en tanto representantes de ideologías opuestas.
Por otro lado, surge que el sistema capitalista también se sostiene en una determinada ideología, aunque se desmienta.

Además, tema tal vez central, el acercamiento a través de esta historia de la pregunta por el vínculo padre-hijo, trae tal complejidad que ninguna ideología podría ubicar desde lo explicativo una respuesta que cierre desde las teorías sociológicas. ¿Qué es un padre?, ¿qué efectos ante la posibilidad de la muerte del padre?, ¿qué lugar el de un hijo que no admite la finitud?, ¿qué lugar para el don de amor...? ¿Qué respuesta cerraría esto?

Sólo plantearía un punto, en relación a un enunciado de la frase final:
"... cuando ambos personajes acepten las falencias del otro y se complementen desde sus diferencias."
Si seguimos el hilo de los desarrollos de este trabajo, y si se sigue sosteniendo el deseo, el sujeto, la singularidad, como correlato de la falta constitutiva del sujeto (ya que se hace referencia a un texto de Jacques Lacan): el final no es que se complementen; dado que no hay complementación posible salvo como ilusión para un cierre del film (si es que se ubica de este modo en la película).

Muy bueno para nuestro presente, pues ninguno está fuera de los efectos del discurso capitalista; el cual, como dice Jacques Lacan, no da lugar al amor. Amor... fuera de todo cálculo.

Sdos. cordiales.



Mensaje de laura10  » 6 de septiembre de 2016 » mlauragonzalez@hotmail.es 

muy buen analisis vincularlo con la pelicula y la tematica que se abordo. Gracias por gran trabajo me gusto y me parecio super interesante vincularlo asi.




Película:Las invasiones bárbaras

Titulo Original:Les invasions barbares

Director: Denys Arcand

Año: 2003

Pais: Canadá, Francia