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Derecho de nacimiento, conquista del padre y revelación de la responsabilidad: filiación y a-filiación

por Cataldo, Elisabeth

Resumen:

En este trabajo exploraremos las dimensiones de la filiación, adopción, apropiación, restitución y afiliación que ocurren en la narrativa del videojuego Fire Emblem Fates. En la primera parte, nos enfocaremos en las narrativas de las protagonistas Corrin y Azura y como la primera está atravesada por la apropiación y un proceso de restitución filiatoria, mientras que la segunda es, por contraste, adoptada. En la segunda parte visibilizaremos el desafío de encontrar un lugar en la constelación familiar de Corrin para sus hermanos y hermanas hijos de su apropiador y veremos los procesos relacionados a la función paterna y a su reemplazo que nos permitirán encontrar una salida, introduciendo la cuestión de la afiliación. En la tercera parte, se pondrá el foco en la articulación entre afiliación, acto y responsabilidad subjetiva en la elección de una familia, reino o verdad.

Palabras Clave: Filiación | Afiliación | Adopción | Videojuegos

Birthright, Conquest of the Father and Revelation of Responsibility: Filiation and A-Filiation in Fire Emblem Fates

Abstract:

In this paper we will explore the dimensions of affiliation, adoption, appropriation, restitution and affiliation that occur in the narrative of the videogame Fire Emblem Fates. In the first part, we will focus on the narratives of the protagonists Corrin and Azura and how the first is affected by appropriation and a process of filiatory restitution, while the second is, by contrast, adopted. In the second part, we will make explicit the challenge of finding a place in Corrin’s family constellation for her brothers and sisters, children of her appropriator, and we will see the processes related to the paternal function and its substitution that will allow us to find a way out, introducing the subject of affiliation. In the third part, the focus will be on the articulation between affiliation, act and subjective responsibility in the choice of a family, kingdom or truth.

Keywords: Filiation | Affiliation | Adoption | Videogame

La serie Fire Emblem, comenzando en 1990 hasta nuestros días, es una serie de videojuegos de rol y estrategia por turnos donde el jugador administra un escuadrón de coloridos personajes en batalla para cumplir objetivos tácticos. La saga tiene una trama general en todos sus juegos donde el personaje principal y su creciente ejército de colaboradores deben defender un reino ante un agresor con motivaciones sobrenaturales, finalmente salvando al mundo de la oscuridad. Los juegos de Fire Emblem se caracterizan entre otros juegos de estrategia táctica por sus personajes individualizados con historias, personalidades y relaciones entre ellos bien definidas (en algunos juegos, incluso pueden casarse entre ellos y tener hijos) y por el hecho de que la muerte de estos personajes es permanente, llevando al jugador a actuar cuidadosamente en sus tácticas para evitar las bajas (Fireemblemwod.com, s/f).

Fire Emblem Fates, el catorceavo juego en la serie, está compuesto de tres juegos distintos unidos por un nudo central en la conflictiva familiar del/la protagonista, Corrin, dividida entre dos reinos enemistados, Nohr, un reino militarista de estética y cultura europeas, y Hoshido, un reino pacifista de estética y cultura japonesas.

Años antes de la introducción del jugador a la narrativa de Fates, el rey de Nohr, Garon, asesinó a Sumeragi, rey de Hoshido durante una conferencia de paz y se llevó a su hija infante, Corrin (el género y nombre del personaje son a elección del jugador; en este artículo usaremos este nombre y género para simplificar). Como respuesta a la muerte de Sumeragi, Hoshido secuestra a Azura, una princesa de Nohr e hija adoptiva de Garon, para intercambiarla por Corrin, pero Garon se niega al intercambio de rehenes y encierra a Corrin en un castillo hasta su adultez, donde es criada con los cuatro hijo/as de Garon; Xander, Camilla, Leo y Elise con el objetivo de que esta pruebe su habilidad marcial para convertirse, como sus hermanos y hermanas, en un instrumento del poderío militar de Nohr. Mientras tanto, Azura es criada en Hoshido por Mikoto, la madre de Corrin y viuda de Sumeragi, junto a sus hijastro/as Ryoma, Hinoka, Takumi y Sakura.

Una vez adulta y en una misión para Garon, Corrin es capturada por su familia de origen y reconocida como la princesa perdida. A pesar de que esta no recuerda nada de su historia, es recibida por Mikoto y su familia con los brazos abiertos, pero el reencuentro se ve interrumpido cuando la espada de Corrin, un “regalo” de Garon para marcar su salida al mundo, explota en su acto de presentación pública y Mikoto protege a su hija de la explosión, muriendo ella. Inmediatamente, los príncipes y princesas de Nohr y Hoshido se encuentran en la frontera (los unos enviados por Garon para iniciar formalmente la guerra después de su acto terrorista, los otros como respuesta y venganza por el mismo), y encontrándose con sus hermanos de Nohr, Corrin es llamada a una decisión: Elegir un reino y una familia a los que pertenecer y ser rechazada por el otro como una traidora.

Con esta decisión, la narrativa sigue tres caminos distintos dependiendo del juego:

  1. En Fire Emblem Fates: Birthright, Corrin lucha por Hoshido, se infiltra en Nohr y ajusticia a Garon.
  2. En Fire Emblem Fates: Conquest, Corrin lucha por Nohr, conquista Hoshido y trata de deshacer la tiranía de Garon desde dentro.
  3. En Fire Emblem Fates: Revelation, Corrin no toma bandos –lo que genera el descontento de ambas familias– y busca el motivo detrás de la maldad absoluta de Garon, de la que el jugador ha obtenido indicios si jugó las otras dos rutas.

Derecho de nacimiento: Apropiación y adopción

Las historias de Corrin y Azura, ambas hijas de un primer matrimonio de sus madres, ambas ensambladas en nuevas familias reales con el segundo matrimonio de sus madres, ambas secuestradas de sus familias, se paralelan, pero podemos localizar una distinción importante: Si bien ambas fueron secuestradas tácticamente, como medio para un fin (Corrin para invadir Hoshido, Azura para intercambiar por Corrin), dando a entender una objetivación de ambas niñas, una pura instrumentalidad en cómo se las considera, Garon mató al padre de Corrin y le ocultó su verdadero origen toda su vida. Azura, por otro lado, fue ofrecida de vuelta a Garon, pero este se negó a recuperarla, y ante este abandono ella fue alojada –en todo sentido– por la reina Mikoto sin ocultarle su identidad como hija de la reina Arete de Nohr.

Estas coordenadas nos dan a entender que, a pesar de la instrumentalización inicial de las niñas, el secuestro de Corrin se produce en la forma de apropiación, similar en sus características a las que se produjeron a las manos de militares y las fuerzas de seguridad durante el gobierno de facto de la junta militar de 1976-1983 como una pieza de un plan mayor de “seguridad nacional” donde los apropiadores, en su mayoría militares, pretendían “salvar” a los hijos de los “subversivos” que ellos mismos mataban de “la ideología” de sus padres y criarlos en familias “modelo” (Teubal, s/f), pero era en realidad una estrategia para “desarticular una genealogía [...] un castigo “ejemplar” para aquellos a quienes acusaban de haber introducido el caos en el país; castigo que debería servir, además, como advertencia para las generaciones futuras” (Teubal, s/f). Esto fue, al decir de los Dres. Zaffaroni y Lorenzetti, “una nueva cosificación humana que guarda cierto parentesco con la esclavitud, por considerar a los infantes como parte de botines de correrías criminales e incluso, en este caso, parte de las mismas “correrias” (Zaffaroni y Lorenzetti en Tesone, 2014). Esta forma tan particular e insidiosa de cosificación de un niño tiene la característica, según Gutiérrez y Montesano (2008), de ser una farsa de paternidad, una imitación pobre de la posición paterna, donde “la mentira que engaña se consuma efectivamente montando un teatro fraudulento donde la mala fe construye la puesta en escena. Así, la tragedia del secuestro y asesinato del padre pretende tener un reemplazo en la imitación farsesca del usurpador” (Gutierrez y Montesano, 2008), es decir, el acto de matar al padre y reemplazarlo produce un universo de discurso distinto de la no-totalidad de la ficción (en el sentido de creación de realidad mediante la performatividad de la palabra, del discurso) de la parentalidad (Gutiérrez y Montesano, 2008), un discurso total donde el apropiador establece la Ley, pero se mantiene fuera de su campo. Es importante ubicar el contraste entre el discurso y el acto de Garon y el de Mikoto, como los dos padres significativos en la trama. Garon se apropia de Corrin, le oculta su origen y su historia, la aleja de su familia - que se convierte en el odiado enemigo - y lo hace con intenciones de usarla para llevar una bomba al corazón de Hoshido. Mikoto adopta a Azura luego de que su padrastro la abandonara a su enemigo.

En adoptar a Azura, Mikoto produce un acto filiatorio (Salomé Lima, s/f) que le da lugar en una nueva cadena simbólica sin por eso perder vínculos con sus orígenes, al mismo tiempo que Azura se posiciona, si no como hija de Mikoto, al menos como algo simbólicamente muy parecido (y no está claro si ella lo sabe, pero Mikoto es en realidad su tía). Irónicamente, es el abandono de Garon –que la “reemplaza” por la más útil Corrin– lo que habilita en Azura un lugar para una nueva familia, ya que como dice Alfano (2011) la inclusión en un dispositivo institucional de protección –como la adopción– “se produce cuando no hay un Otro que aloje al niño, o lo hay en una insuficiencia tal que lo ubica cerca del desamparo”, desamparo que Azura vivía en Nohr, sin su madre y, de acuerdo a su relato, siendo el blanco del odio de los Nohrianos por peleas políticas y fidelidad a la anterior reina (ya muerta antes del matrimonio de Garon con Arete), Katerina.

Por el lado de Corrin y Garon, la relación de esta a la verdad de su origen no es establecida simplemente por su encuentro con Mikoto y la familia real. Corrin no recuerda nada de su familia y creció con historias de horror sobre los enemigos de Nohr, Hoshido. Por lo tanto, el discurso histórico, los relatos de su madre sobre su infancia y el cariño de los Hoshidianos no son suficientes para darle un apoyo subjetivo a la verdad histórica filiatoria, para producir la restitución no en lo factual, sino en lo simbólico, una verdad que “no se apoya en la constatación ni en la contrastación. En este sentido, un expediente judicial o un legajo institucional” –o un relato– “revelan una versión de la historia que puede interpelar al sujeto, y ante la cual puede rehusarse o implicarse” (Alfano, 2011).

La interpelación subjetiva de Corrin respecto a su origen se inicia con una decisión de Mikoto que no pasa ya por contarle de su infancia, sino en su acto de madre; a la manera de aquella madre de la historia Salomónica (Gutiérrez, 2001) Mikoto elige perder, y muere en lugar de su hija, contra el padre farsesco que la envió a morir en primer lugar. Este acto tiene dos consecuencias: Cuando Mikoto muere en sus brazos, Corrin, enfurecida, se transforma en un dragón. En este momento el cuerpo de Corrin está produciendo “un recuerdo del cuerpo”, un acto filiatorio, al decir de Salomé Lima, que es una “marca subjetivante capaz de recuperar las coordenadas filiatorias que intentaron ser suprimidas” (Salomé Lima, s/f) y va más allá del simple relato factual, entrando en lo simbólico. De este estatuto no nos daremos cuenta hasta una historia separada de la trama normal de los tres juegos que nos revela por qué esto sucede: El padre biológico de Corrin no es Sumeragi, sino el villano de Revelation, Anankos el dragón silencioso. Esta transformación muestra una ascendencia que aunque no tenga lugar significante (Corrin no se entera de la verdad de su padre biológico en ninguna de las tres historias), reside en el cuerpo con la fuerza del ADN e “instaura algo nuevo que no existía antes de su pronunciamiento” (Alfano, 2011), que, aunque no indiferente no es tan importante, porque “la información inequívoca de los estudios genéticos es productora de un conocimiento que no puede tener una fuerza de inscripción” (Gutierrez, 2001). Estudios genéticos o la presencia de una capacidad biológica, no por sí mismos tienen la necesaria fuerza simbólica para inscribir una filiación; pero esto sí sucede inmediatamente después de la transformación, cuando Corrin recuerda su secuestro y la muerte de Sumeragi, produciendo un segundo recuerdo del cuerpo que esta vez si la ubica en la cadena simbólica de la familia que Mikoto formó en Hoshido con Sumeragi, que murió protegiéndola de los soldados de Garon. De dos recuerdos, el que tiene verdadero peso es aquél que va directo a lo simbólico: El verdadero padre de Corrin no es Garon pero tampoco es Anankos, es Sumeragi. Y su madre es Mikoto.

Conquista del padre: Filiación y a-filiación

El caso de Corrin nos permite también observar otros ángulos de la cuestión, por ejemplo el fraterno. Gutierrez (2001) pregunta respecto a aquellos niños apropiados por la dictadura que “luego de permanecer un tiempo junto a sus padres y vivir con ellos una corta vida familiar, pasaron a convivir, durante muchos años, con la familia que los apropió y se ocupó de su crianza. Los niños convivieron con ésta creyéndola su familia de origen” sobre qué destino familiar les corresponde. Si Garon fue un padre apropiador, poniendo en escena una farsa de paternidad, ¿Que se puede decir de los hermanos y hermanas de Corrin, que siendo ajenos a esta lógica, la criaron como si fueran su familia de origen? La farsa de Garon está dada porque su universo de discurso oculta algo que sabe muy bien: el origen real, el crimen del cual la farsa se ocasiona, y esto vicia toda posibilidad del establecimiento de una verdadera función paterna. Pero no podemos decir lo mismo de los hermanos y hermanas de Corrin, que fueron tan sorprendido/as por la revelación de su origen como ella: ¿Acaso la re-filiación de Corrin invalida sus lazos amorosos? ¿Cómo se puede nombrar a los hermanos hijos del padre apropiador, los hermanos de farsa? Esto nos lleva a reformular otra pregunta que Gutiérrez hace: ¿Cuáles son los hermanos legítimos? ¿Aquellos que comparten origen (en la cadena simbólica familiar) o los que durante años fueron reconocidos explícitamente como tales?

Si la pregunta por la paternidad legítima es resuelta firmemente al ubicar las coordenadas farsescas del discurso del apropiador, ningún movimiento de este tipo puede ocurrir respecto a los hermanos, ignorantes de este universo discursivo. Quizás podamos contestar esta pregunta del mismo modo en que Gutiérrez contesta la pregunta sobre la paternidad real (y no biológica o farsesca) que ya consideramos en el apartado anterior respecto a Sumeragi:

“El padre es tal a partir de una red de tres, sin relación de cuerpo a cuerpo con su hijo. La incertidumbre sobre el padre resulta propicia para que el derecho ubique la verdad de la paternidad a partir de una suposición. Esta afirmación ficcional muestra su función performativa al operar como sentencia fundadora: el padre no es cierto, pero la paternidad es verdadera. Ella sólo se sostiene en tanto función y se reconoce en un doble movimiento. El hijo puede reconocer a su padre sólo si éste lo ha reconocido previamente.” (Gutiérrez, 2001)

El padre y el hermano coinciden en el punto de la indeterminación biológica, y esto ilumina el lugar puramente simbólico de la relación filial… o fraternal. Sin embargo hay una diferencia, que es la función paterna. El hermano no (necesariamente) ocupa este lugar, más bien tiene una existencia paralela al sujeto como alguien más al que el padre transmite la ley. Pero por supuesto, que un padre pueda transmitir la ley y encarnar la función paterna –en el caso de los hijos biológicos de Garon– no significa que también aloje al niño. Corrin y Azura nunca fueron alojadas, pero Garon instrumentaliza incluso a sus propios hijos, sumergiéndolos en la violencia y la coerción de la corte y sus luchas de poder (Camilla, Leo y Elise coinciden en que sus madres, todas concubinas, siempre se ocuparon más de Garon y su posición en la corte que de ellos, y existe la implicación de que los medio-hermanos eran más pero muchos murieron en asesinatos políticos). Al llegar a la confrontación final de Birthright, Garon nos dice esto sobre sus hijos:

“Corrin: Como estoy segura de que sabes… estamos aquí para destronarte. Has desatado una guerra innecesaria que se ha cobrado miles de vidas inocentes. Incluidas la de mi madre... y las de tus propios hijos, Xander y Elise.
Garón: Hmm. Estoy sorprendido. Xander era un peón bastante capaz.
Corrin: ¿Un peón capaz? ¿Tu propio hijo? ¿No sientes nada por sus muertes? ¿Qué te pasó, viejo?
Garon: ¡Cómo te atreves a insultarme! Por supuesto, mis propios hijos eran peones. Cómo eres tú. ¡COMO TODOS AQUÍ!" (traducido por la autora de fireemblem.fandom.com, s/fa)

La pregunta es cómo esa relación entre hijos y padre, aún - y especialmente - un padre terrible, padre primordial que ha cambiado su posición frente a la Ley, se estructura. A través de conversaciones de los hermanos de Nohr nos enteramos que Garon solía ser un padre estricto, pero amoroso, y cambió alrededor de la muerte de su segunda esposa, la reina Arete. Elise en particular, en conversación con Leo, manifiesta nunca haber conocido un Garon distinto al que se le presenta ahora, alguien que se referiría a todos sus hijos como “peones” de su enorme ambición, explicitando en palabra y acto algo solo implícito en la acción y el discurso de tantos apropiadores (Teubal, s/f). Matus (2002) refiere que “al atenuarse las funciones parentales, los vínculos se simetrizan, llevando a veces a la indiscriminación de los lugares familiares. Surge un predominio de ciertas vertientes horizontales de la vincularidad. En este sentido el vínculo de hermanos se constituye en lugar privilegiado para la ligadura libidinal. Fraternización que si es pensada desde una perspectiva de la verticalidad, da cuenta de la declinación de la función paterna, pero que si además es evaluada desde la horizontalidad, pone a la vista la capacidad para auto-organizadamente recrear vínculos libidinales que también sostengan la alteridad” que nos revela tanto la caída de la función parental de este Garon malvado como la particular relación fraternal que los príncipes y princesas de Nohr desarrollaron entre ellos y Corrin, donde Camilla toma predominantemente un lugar materno - incluso, en el caso de Corrin, con un tinte fálico - y Xander un lugar paterno, lo que probablemente salvó a Corrin de consecuencias subjetivas graves por el acto de Garon.

Matus propone dos legalidades de lo fraterno, la vertical, relación establecida con el padre muerto, y la horizontal, que funciona como “contra-cara de la imposibilidad vincular, es decir como velamiento del vacío constitutivo vincular” (2002) que de otro modo, “deja a los sujetos a merced de la desligadura y la destrucción subjetiva y vincular” (Matus, 2011).

¿Cómo se expresan estos vínculos libidinales que velan la imposibilidad de una relación con Garon? El padre filia al hijo en tanto función, lo reconoce como tal, pero hay también una lógica inversa y paralela, en la cual el hijo se a-filia al padre. D’amore (2009) nos dice que “la a-filiación no es exactamente una inscripción patronímica –filiatoria en el sentido llano–, es exclusivamente adoptiva y señala pertenencia. Sobran ejemplos en que hay enfrentamiento de padres e hijos (sin importar el género) del mismo patronímico y de pertenencias rivales”. Es decir, la afiliación es una expresión de pertenencia –similar en este sentido a la filiación, pertenencia a una cadena generacional– pero no patronímica, que no se juega en el territorio de lo simbólico sino puramente dentro de la elección del sujeto. Esta lógica también se repite en la relación no vertical sino horizontal, y nos permitiría finalmente obtener un concepto que describa la relación entre “hijos del apropiador” y el niño apropiado sin sostenerse en la farsa que poseen en común, la función paterna que cae; una expresión de sus posibles lazos que se sustrae de la historia y presencia nefastas del apropiador, permitiéndoles generar un lazo simbólico realmente novedoso y posibilitando que los hijos de Garon se des-afilien de su padre, abandonen su deuda filiatoria, para re-afiliarse a sus hermanas, Corrin y Azura.

Revelación de la responsabilidad: Afiliación, elección y responsabilidad subjetiva

La cuestión de la afiliación encuentra otra arista en la relación de los personajes con la pertenencia nacional, tan relevante en un juego donde se manejan ejércitos en guerra, esa “continuación de la política por otros medios”. Al elegir un reino, la elección de Corrin funciona por la mecánica del juego y la lógica de la historia, como un verdadero punto sin retorno después del cual nada es lo mismo. Es decir, como un verdadero acto por el cual Corrin toma responsabilidad, que se manifiesta en una elección ahora no de filiación, sino de afiliación.

Corrin está en una posición únicamente des-nacionalizada, des-afiliada: tiene tanto que no tiene nada. Como princesa de Nohr (por sus hermanos y hermanas) y Hoshido (por su padre, madre, hermanos y hermanas) y Valla (por su madre) al mismo tiempo, debe elegir y afiliarse a una: La naturaleza de las relaciones Nohr-Hoshido aborrece el vacío. Pero cualquier elección tiene como consecuencia la enemistad total de la familia que Corrin no elige, poniendo de relieve una lógica schmittiana (“o estás conmigo o contra mí”) que lleva en Birthright a la muerte de Xander, Elise y Azura y en Conquest a la expulsión xenofóbica de Azura, la invasión de Hoshido y las muertes de Ryoma y Takumi. La afiliación en Fates en este punto de la historia no es solo afiliación sino fanatismo (“intolerancia por la diferencia” (D’Amore, 2009), y las familias le demandan a Corrin una decisión binaria, absoluta, sin dar lugar a la dimensión subjetiva de la pérdida: Cualquier reino que ella elija, pierde una familia amada, pero lo que es peor, la familia que si elige no tiene conciencia de la magnitud de la pérdida.

Esta capacidad de Corrin para ganar y perder, tomando responsabilidad como sujeto por su acto, obtiene su soporte en su restitución filiatoria. Como dice Kletnicki (2001) sobre la elección subjetiva de integrarse a la cadena generacional, “Cuando la ley se restituye, cuando los lugares van quedando nombrados, puede pensarse en el fin de lo siniestro, y en la aparición, por primera vez, de una elección posible”. Pero la elección puede llevarse no sólo a la cuestión filiatoria, como Kletnicki expone, sino a la afiliatoria: Mientras Corrin viviera en la farsa de Garon, no podría haber decidido su lugar en el mundo; al decir de Lo Giudice y Olivares (s/f), “que la ruptura de la legalidad no se siga sosteniendo [incide] para que un sujeto pueda tomar la distancia necesaria de un discurso que lo aliena (intensa subordinación afectiva) y que impide una decisión propia”. Solo una vez que la verdad ficcional del origen de Corrin es aceptada subjetivamente, es en este punto donde el acto que realice respecto a la familia o nación será hecho por el sujeto, el cruce del Rubicón al que se ha referido Lacan.

Esta equiparación de familia y nación como objetos del acto no es accidental, especialmente en el lado de Nohr, donde la nación es identificada con su rey, y el rey con el padre. Perres (1999) entiende esta identificación monarca-nación como una extensión de la metáfora familiar, en tanto su dimensión transferencial, que puede “llegar a convertirse en un síntoma, esta vez en el sentido de un indicador, un analizador”. Aquí nos adentramos con más detalle en la trama de Conquest; se puede, por supuesto, hacer una crítica desde la moral a la decisión de Corrin de regresar a Nohr, es decir, de quedarse con la familia del apropiador en lugar de una restitución formal a su familia en Hoshido. En Conquest Corrin no pierde inmediatamente (como lo hace en Birthright y Revelation) la “intensa subordinación afectiva” que comparte con sus hermanos y hermanas, pero no niega la verdad de su origen; por el contrario, aunque la elección de Corrin la lleve a privilegiar a ese bando, es el lugar que adopta por la inscripción de su filiación Hoshidiana lo que le permite tomar responsabilidad subjetiva por el reino (y la familia) en el que creció a pesar de no haber sido su reino (y familia) de origen. Si siguiendo a Perres, la igualación del monarca (despótico) Garon con su reino, Nohr, es del orden del síntoma, es Corrin quien hace primero en el grupo un corte que produce la separación del patriarca y la madre patria, desimplicándose del síntoma.

En Revelation Corrin elige no tomar un bando, ubicándose en una posición singular, fuera del universo particularista de la moral y lo correcto, de la lógica schmittiana en la que ambos reinos se ven inmersos. Esta consecuencia ética del acto eleccionario de Corrin eventualmente la lleva a extender esta singularidad a los otros, interpelando a cada uno de sus hermanos y hermanas de ambas familias y habilitando un proceso de puesta en forma de aquél síntoma al que se refiere Perres, donde uno tras otro se desimplican del yugo sintomático de la rigidez afiliatoria. Precisamente, los Nohrianos se unen a Corrin cuando ellos “se dan cuenta de que esto funciona así”, parafraseando al Lacan del seminario 10: Ante su fracaso en matar a Corrin, Camilla admite que si regresa a Nohr, su padre la matará y le ruega a Corrin que lo haga ella, a lo que esta la recluta a su ejército; Elise las busca por su cuenta sin avisarle a sus hermanos, prefiriendo el amor de sus hermanas a un reino donde ellas son condenadas como traidoras; Leo duda ante la conducta cada vez más errática del rey - al punto de que les ordena destruir tanto Hoshido como Nohr - pero Xander lo detiene apelando a la equivalencia sintomática que acabamos de referenciar:

“Leo: Cuando vi a Corrin en Izumo, ella dijo algo que no puedo olvidarme. Dijo que hay un enemigo oculto que deberíamos estar combatiendo juntos… y que Padre está siendo manipulado y controlado por él. No le hice caso, pensando que eran las palabras de una traidora, pero luego de verlo ahora, no me dejo de preguntar si ella no me dijo la verdad. Xander, no estoy seguro de que debamos estar luchando contra Hoshido. Incluso si eso significa ser enemigos de Nohr…
Xander: ¡Suficientes tonterías!
Leo: !!
Xander: Escucha. Somos los nobles príncipes de Nohr, hijos leales del rey Garon. Sin importar qué, no debemos traicionar a Padre o a este reino. Recuérdalo.” (traducido por la autora de fireemblem.fandom.com, s/fb)

Traicionar al padre es traicionar al reino, y viceversa. Xander en esto ofrece un contraste curioso al acto eleccionario de Corrin. En todas las rutas Xander es el punto donde la afiliación encuentra su máxima expresión, no como la decisión propiamente ética de Corrin o la formación de un vínculo horizontal entre hermanos que permite el velamiento de una imposibilidad vincular, sino en su forma más vacía, aquella dirigida superyoicamente, desde el particularismo moral.

Xander, siendo el hijo de la reina Katerina, es el único de los Nohrianos que era suficientemente mayor como para entender qué sucedió el día que Garon apareció de repente con Corrin. Este “no preguntar/querer saber” es una característica que Xander comparte con muchas esposas de militares apropiadores, que un día recibieron un hijo (o un hermano) sabiendo-pero-no-sabiendo lo que esto significaba. Perres (1999) dice que “todo lo que remite a la oposición Yo-Instancias ideales (Superyó, Ideal del yo, Yo ideal, o "funciones" del Superyó como conciencia moral, auto-observación) se halla claramente atravesado por la dimensión familiar, cada una de estas instancias tamizada con sus propias especificidades, que deben ser analizadas” y da como ejemplo caracterizado por Freud el lugar de “portador de la tradición familiar", que podemos decir sin problemas que es de hecho y derecho el lugar que Xander, como heredero de la corona, toma, el de “noble príncipe de Nohr” que no debe traicionar a su padre, sea en cuestionar el origen de una “hermana” sin madre o enfrentarlo cuando lleva a su reino a la barbarie.

Analicemos esto mediante la noción de responsabilidad subjetiva (Salomone, 2006). La responsabilidad es aquello por lo cual se espera una respuesta del individuo, como ocurre en una forma muy explícita en el punto de división de la trama de Fates: Corrin debe responder por su elección –forzada– de reino, primero eligiendo, y luego respondiendo a la familia que no elige con su pago, su traición. La responsabilidad subjetiva es aquello por lo cual se espera una respuesta del sujeto del inconsciente, determinado por el lenguaje y sujeto a fuerzas irreconocibles-pero-internas que dan forma a su comportamiento y reacciones y, como tales, tienen consecuencias en el mundo externo y sus relaciones intersubjetivas, es decir, “una responsabilidad que atañe al sujeto en relación a aquello que desconoce de sí mismo” (Salomone, 2006). ¿Qué es lo que Xander desconoce de sí mismo? El “síntoma” de igualación Garon-Nohr y su propia identificación con la posición superyoica de “noble príncipe”, haga lo que haga su nación.

En las tres rutas Xander es interpelado por aquello que es generado por el acto de Corrin. En Birthright, es su desafío a su padre, y en Conquest y Revelation, su revelación de la locura de Garon. Esta interpelación es sobre la consecuencia de una acción de Xander (momento 1) que “fue más allá o más acá de lo esperado” (Dominguez, 2006) y actuando como après-coup muestra la fuerza inconsciente que la motiva, y que el sujeto mismo no puede menos que notar, produciendo un momento de perplejidad (momento 2). Ante esta revelación de lo inconsciente, el sujeto tiene dos opciones: regresar a la inocencia del momento 1 y esconder su subjetividad (intelectualizando, proyectando, racionalizando, excusándose, refugiándose en la moral, etc.) o puede volver al momento 1 para tomar responsabilidad por la dimensión subjetiva de su acto (D’Amore, 2006). Lo curioso sobre Xander es que el cambia de posición, pero lo hace aún refugiándose en la moral, negando la dimensión subjetiva de su responsabilidad.

Revelation (al reunirse con las fuerzas de Corrin y ayudarlas a derrotar una emboscada Nohriana): “Xander: La última vez que vimos a Padre, el… él dijo que Hoshido y Nohr no significan nada para él. Nos ordenó destruir ambos reinos. [...] hasta ahora he arriesgado mi vida siempre en defensa de Nohr. No tengo intención de darle la espalda a mi reino. Pero si Padre no está bien, y de hecho es un peligro para nuestro hogar… es mi deber seguirte y hacer lo que es mejor para Nohr.” (traducido por la autora de fireemblem.fandom.com, s/fc)

Birthright (moribundo, luego de desafiar a Corrin a un duelo, matar a su hermana Elise por accidente y ser derrotado): “Corrin: ¿Entonces por qué tuvo que terminar de esta manera? ¡¿Por qué tuvimos que pelear?! Si tan solo hubieras escuchado a Elise, o a mí... ¡Ninguno de los dos habría muerto!

Xander: No puedes desperdiciar tu vida en "si tan solo", princesita. Elegiste un camino... pero yo nunca tuve esa elección. Soy el príncipe heredero de Nohr. Mi destino fue sellado el día que nací. [...] Yo... lo siento... te dejé escapar. Como príncipe heredero... no tuve la opción de elegir bandos como ustedes. Realmente tenía la intención de matarte por el bien de Nohr. Pero al final... hice lo que siempre te dije que no hicieras. Dejé que mis sentimientos anulen mi deber. Al final, fue mi perdición. ¿Es eso... es eso justicia? [...] Cuento contigo, Corrin... Padre... Garon... es... es... *tos* *tos* Ya no es lo que solía ser… (traducido por la autora de fireemblem.fandom.com, s/fd)

Conquest (Luego de que Corrin les revele a sus hermanos la corrupción de Garon y Garon la ataque): “Xander: ¡Eres tú quien no sabe nada! De mi padre, de mí, o de mi hermana. Todo este tiempo, me he esforzado por ser un buen hijo y un digno heredero. He seguido fielmente tus órdenes, incluso cuando hacerlo torturaba mi alma. Deseché mis primeros recuerdos de mi padre y te acepté como nuestro rey. Luché en tu nombre, con la esperanza de que algún día despertaras como el hombre que una vez fuiste. Pero ese hombre está muerto, y lo ha estado durante mucho tiempo.” (traducido por la autora de fireemblem.fandom.com, s/fe)

Mientras el acto de Corrin es el surgimiento del sujeto fuera del discurso del otro, la acción de Xander, ya sea en desertar al ejército de Corrin ante la visible locura de su padre (Revelation), tratar de matar a Corrin (Birthright) o reconocer que su padre se había convertido en un monstruo de una forma demasiado literal para ignorarla (Conquest) siempre se basa firmemente en aquél significante que lo representa, el “príncipe/heredero/buen hijo”, el deber superyoico hacia Nohr. En cada una de las escenas cruciales hay presencia de este significante inalterable - inalterado - sobre la culpa y la redención que le permite al mismo tiempo corregir su acción del momento 1, el sostener la campaña militar de Nohr y apoyar a su padre, aún cuando esto “torturaba mi alma”, pero no por eso abandonar como Corrin el discurso del Otro que lo marca irrevocablemente, que “fue sellado el día que nací”. El après-coup, momento 2, está presente cuando Garon le ordena destruir ambos reinos (Revelation), cuando su hermana Elise se arroja a su espada para impedir que mate a Corrin (Birthright) y cuando Garon se revela como el monstruo que es (Conquest), pero Xander regresa siempre a su posición de hijo de Nohr; si abandona la equivalencia entre Garon y Nohr, no es como acto del sujeto, cambio de posición, sino porque el discurso superyoico sobre Garon se vuelve difícil de seguir; si Garon ordena la destrucción de Nohr, quizás Corrin sí busca la paz, y él es culpable, por lo que debe unirsele para redimir a su nación; si Elise muere por su espada, él es culpable y debe pagar con su vida para redimirse; y si Garon dejó de ser su padre y no volverá, él es finalmente libre de matarlo y redimir a su reino. Es “el culpógeno, en el que no hay implicación sino que se transforma en el sujeto-joya que cuadra perfectamente en la coordenadas de una responsabilidad moral u objetiva” (D’Amore, 2006) Pero nada de eso sucede fuera de las figuras de la culpa, a diferencia de Corrin.

A modo de conclusión

En este trabajo hemos intentado desplegar varias lecturas sobre un recorte de la trama de Fire Emblem Fates, explorando los conceptos de la filiación, y la adopción en el primer apartado, enfocándonos en las figuras de Corrin, Azura, Garon y Mikoto para ver variantes de la introducción en un orden generacional filiatorio y la crucial diferencia discursiva entre la apropiación y la adopción. En el segundo apartado nos enfocamos en los hijos de Garon para ver qué sucede cuando el vínculo paterno está sujeto a la presencia de un padre que se coloca más allá de la ley de la que se supone debe actuar como soporte, y se genera una re-vinculación horizontal entre hermanos que permite salvaguardar ese lugar discursivo sin sucumbir a su mortífera totalidad. En el apartado final, la estructura tripartita de la narrativa posible sólo en un medio interactivo dependiente de la decisión del jugador nos permitió explorar la dimensión de la responsabilidad, tanto en su forma de acto, en el caso de Corrin, sostenida por el acto filiatorio que le permitió dejar el discurso farsesco de su apropiador, como la desresponsabilización subjetiva y el refugio en la culpa y el particularismo moral en el caso de Xander.

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NOTAS





Película:Emblema de fuego

Titulo Original:Fire Emblem

Director: Shouzou Kaga

Año: 1990

Pais:

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