Universidad Nacional de La Plata
Resumen
El objeto de esta ponencia será realizar un análisis comparativo entre dos perspectivas opuestas respecto del punto ciego de los medios de comunicación. Con este concepto me refiero a aquel ámbito que no puede ser abarcado por la mediatización. Por un lado, el documentalista Jean-Louis Comolli argumenta en sus ensayos que el fuera de campo, en tanto aspecto esencial del dispositivo cinematográfico posee propiedades no solo estéticas, sino también éticas y políticas. El autor francés afirma que el fuera de campo representa los límites de la mediatización y representa una herramienta de lucha contra la espectacularización propia del capitalismo. En contraposición, el filósofo canadiense Marshall McLuhan concibe que no existe nada fuera de la mediatización. Es decir, las nuevas tecnologías no serían sino un aspecto más de un proceso mucho más amplio. Teniendo en cuenta esto, su concepción ética de los medios resulta muy diferente a la de Comolli, dado que parte del hecho de que no hay nada que no esté mediado. Desde esto podría decirse que ambas perspectivas parten de concepciones diferentes de la mediatización, las cuales conllevan comprender dos maneras diferentes de la ética de los medios. La finalidad de esta exposición será analizar esas diferencias.
Palabras Clave: Ética | Política
El objeto de esta ponencia es un análisis comparativo entre dos posturas diferentes respecto del punto ciego de los medios de comunicación. Con este concepto me refiero a aquel ámbito no pasible de ser mediatizado, es decir, que no podría ser abarcado por la mediatización y queda al margen de la misma. En este sentido, el documentalista francés Jean-Louis Comolli y el pensador canadiense Marshall McLuhan, poseen perspectivas opuestas respecto de los límites de la mediatización.
Por un lado, Jean-Louis Comolli, en su libro Cine contra espectáculo (2010), argumenta que el fuera de campo permite acceder al punto ciego de la mediatización. Dicho aspecto del dispositivo cinematográfico no sólo es un artilugio técnico del lenguaje audiovisual, sino que excede su función instrumental poseyendo también potencialidad política: esta herramienta permite hacerle frente a la ideología propia del espectáculo, la cual, en el estadio del capitalismo actual, no limita su efecto sólo a las representaciones sino que copa también lo real. En palabras del autor:
En el cine se trata de mostrar, contra el espectáculo, que el mundo no es “omnivisible”, que ver es ver más allá del encuadre, ver que hay un fuera de campo que no está encuadrado. El fuera de campo no es únicamente lo que el encuadre oculta al mostrar, es todo lo que se mantiene al margen de la posibilidad de ver, al margen del lugar del espectador, lo que no constituye imagen (y por lo tanto no hace espectáculo), el fuera de campo de toda imagen (2011: 13).
Como puede verse, para su análisis de la relevancia política del fuera de campo, Comolli utiliza una terminología marxista y neo-marxista. Respecto de esto, una influencia particularmente relevante es el pensador francés Guy Debord, el cual en su libro La sociedad del espectáculo de 1967 ya vaticinaba el alcance de los efectos del capitalismo avanzado. En este sentido, la mediatización tiene una connotación negativa para Comolli, dado que al tener en cuenta que las sociedades occidentales actuales se encuentran bajo la coacción del modo de producción capitalista, dicho fenómeno sólo puede comprenderse como un efecto más de la alienación y el fetichismo propio de este sistema.
A partir de estos análisis de tipo político, Comolli extrapola su investigación respecto del fuera de campo en el dispositivo cinematográfico en particular, hacia los medios masivos de comunicación en general. Así, en la era en la que las pantallas copan todos los ámbitos sociales, se vuelve cada vez más difícil hallar algo de lo real que no haya sido cooptado por el proceso de fetichización característico del capitalismo. Por lo que, según él, la única estrategia actual que permite escapar a dicha espectacularización, es el potencial de aquello que no es mostrado, y que por tal, no puede ser espectacularizado. Es decir, el efecto generado por el fuera de campo en los espectadores de cine. Entonces, el dispositivo cinematográfico, en su vinculación con el fuera de campo, representa una forma de lucha contra el capitalismo.
En contraposición a Comolli, el filósofo canadiense Marshall McLuhan concibe que no existe nada que pueda ser considerado como exento de la influencia de la mediatización, por el hecho de que las características biológicas mismas, como ser los sentidos y el cerebro, son ya tipos de mediaciones para con el mundo (1996: 94). Para ilustrar esto, en La aldea global Mcluhan argumenta que uno de los desafíos contemporáneos respecto del cerebro entendido como medio, es el de hallar un equilibrio entre el hemisferio derecho y el izquierdo, dado que la rigidez de este último rigió en occidente a lo largo de su historia generando problemas culturales de distinto tipo (1996: 65). Este análisis biológico-cultural atraviesa todo el libro en cuestión. De hecho, el autor afirma que las nuevas tecnologías no son sino una extensión de los medios biológicos recién mencionados.
Desde este marco, la sociedad electrónica se muestra más como una extensión de un fenómeno presente desde siempre en la constitución humana, que como algo que represente una excepción al fenómeno general de la mediatización. Según el autor:
Extendemos partes de nosotros mismos hacia el medio para llevar a cabo una función intensamente elevada (por ejemplo, la rueda (los pies), el martillo (el puño), el cuchillo (dientes-uñas), el tambor (el oído), la escritura (el ojo)) y hallar luego la manera de pelear por ello. El mono primitivo con un garrote era un especialista. El primer humanoide que articuló su primer gruñido inteligible, o "palabra", estableció una relación dinámica consigo mismo, con otras criaturas y el mundo fuera de su piel. (…) La sociedad electrónica (…) no posee objetivos sólidos o una identidad privada. En ella, el hombre no transforma tanto la tierra como se metamorfosea a sí mismo en información abstracta para conveniencia de los demás. Sin restricciones, puede tornarse en un ser carente de límites, de dirección y caer en lo oscuro de la mente y en el mundo de la intuición primordial. La pérdida del individualismo invita una vez más a la comodidad de las lealtades tribales (1996: 100/104).
Entonces, la mediatización se presenta como una característica que corresponde a los humanos desde antes de que cualquier herramienta externa auxilie a las funciones biológicas. La tecnología, sea antigua o contemporánea, no sería sino una extensión más de ese proceso. Siguiendo esto, los individuos mismos podrían comprenderse como partes de un fenómeno que los excede ampliamente, dado que las sociedades electrónicas tienden a un nivel de interconexión tal que ya no tiene sentido considerar a las tecnologías contemporáneas como herramientas utilizadas por un solo agente (como sí sería el caso de un individuo utilizando un martillo o un tambor). Tal como se afirma en la cita, en dicho proceso, el surgimiento de una aldea global significaría un desvanecimiento de la individualidad misma, donde la sociedad tendería a transformarse en un efecto más de esa mediatización inexorable.
Desde este sentido omniabarcador de la mediatización, McLuhan comprende a este fenómeno, no como algo que puede estar o no estar, cual simple canal por donde se transmite información, sino que es lo que define todo el resto. En este sentido, podría decirse que este análisis de las sociedades humanas representa una consecuencia lógica de su famosa frase el medio es el mensaje.
Según esto, la mediatización desde McLuhan no tiene el sentido peyorativo que posee en Comolli, sino que se trata de un fenómeno necesario e inevitable, muy anterior al surgimiento de las tecnologías actuales. Dadas estas condiciones, el analista centra su atención en hallar la forma de equilibrar las características humanas previas a las sociedades electrónicas actuales (tal como lo ejemplifica su concepción del rol de los hemisferios cerebrales). Es decir, en un marco en el que la mediatización es inevitable, sólo resta investigar la manera de coordinar y regular, en la medida de lo posible, dicho fenómeno.
Recurriendo a las herramientas conceptuales del libro Apocalípticos e integrados de Umberto Eco, podría clasificarse a McLuhan del lado de los integrados y a Comolli del lado de los apocalípticos. Mientras McLuhan considera como un hecho la mediatización completa del mundo y tan solo se limita a analizar las manifestaciones actuales de dicho fenómeno, Comolli concibe que la mediatización total es un problema político y que hay un ámbito que permite escapar a la espectacularización propia del capitalismo: el fuera de campo.
Desde estas diferencias podría decirse que subyace a ambos autores dos perspectivas éticas respecto de los medios de comunicación, las cuales se presentan como opuestas: por un lado, Mcluhan da por supuesta la mediatización total y considera que debemos hallar maneras de regular los cambios vertiginosos en las sociedades electrónicas, coordinándolos con las características biológicas anteriores. Por otro lado, Comolli descarta la opinión de que todo es pasible de ser mediatizado, es decir, espectacularizado, dado que el fuera de campo representa una herramienta estético-política que permite hallar formas de escapar a la influencia de las características del capitalismo.
En conclusión, la aproximación a la comprensión que poseen Marshall McLuhan y Jean-Louis Comolli de los alcances de la mediatización, permite vislumbrar dos enfoques prescriptivos diferentes, y en gran medida opuestos, respecto del rol de los medios masivos en las sociedades actuales.
Bibliografia
ÁLVAREZ, Freddy, La ética y los medios de comunicación, en Revista Alteridad, Marzo del 2008.
CARLON, M., Diciembre de 2015, La concepción evolutiva en el desarrollo de la ecología de los medios y en la teoría de la mediatización: ¿la hora de una teoría general?. Palabra Clave, 18(4), 1111-1136. DOI: 10.5294/pacla.2015.18.4.7.
COMOLLI, Jean-Louis, 2011, Cine contra espectáculo, Buenos Aires: Manantial.
——2007, Ver y poder, Buenos Aires: Aurelia Rivera.
ECO, Umberto, 1984, Apocalípticos e integrados, Barcelona: Lumen.
MCLUHAN, Marshall, 1995, La aldea global, Barcelona: Gedisa.
——1994, Understanding media, Massachusetts: MIT Press.
——1962, The Gutenberg galaxy, Toronto: University of Toronto Press.
VALDETTARO, Sandra (coordinadora), 2011, El dispositivo-McLuhan. Recuperaciones y Derivaciones, Rosario: UNR Editora.
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