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Los lados de un hombre

por Fraiman, Carlos

En el inicio, mientras pasan los créditos, se presenta en un solo plano el signo pivot alrededor del cual girará todo el argumento de la trama.

Plano dividido en la mitad por el blanco, de un lado, y el negro del otro. De pronto, un elemento contundente como una masa, comienza a golpear rítmica y regularmente sobre el lado izquierdo de la pantalla. El blanco, hasta aquí liso, comienza a tomar formas consecuentes se suceden los golpes. En determinado momento, el negro empieza a resquebrajarse como efecto y al compás de los sacudones que provocan en el blanco los empellones del elemento contundente. Se abre una brecha; allí donde el plano marcaba dos espacios separados, opuestos por la tonalidad, se presenta la visión de un adentro y un afuera. Se abre un agujero, un vacío, que reposiciona los lugares previos. El muro que separaba dos lugares bien determinados, se transforma en el punto de unión, de encuentro, de una misma realidad, con dos lados bien moldeados. Una medianera. Blanco y negro de una misma moneda, como decía el poeta.

En oportunidad de un viaje por el sur del país, y en conversación con gente de los llamados Pueblos Originarios, explayaban su vivencia acerca del accionar de los Estados acerca de la montaña. Para el poder central, los ríos y las cadenas montañosas sirven de límite, de separaciones entre naciones. Para ellos, y desde antaño, el territorio es una sola zona donde se habita a un lado y otro de la Gran Montaña, y sus pasos comunicativos son un punto de encuentro entre los pueblos, pertenecientes todos a una misma región. Lo que para algunos limita, divide, discrimina, para otros es un punto de unión y encuentro fecundo de identidad.

Volviendo al análisis del film, los directores van dando apertura e introducción a varias de las líneas narrativas que se entrecruzarán en la película. Un lado y otro, dualidad, o ajeno y familiar, tan bien descripto por Sigmund Freud en su artículo Lo Siniestro o Lo ominoso ( S. Freud, Lo ominoso, A.E., XVII, 219.), intrusión de lo extraño en lo familiar, y retomado por Jaques Lacan en el Seminario X La angustia (Lacan, SeminarioX, La angustia, clase del 19-12-1962, inédito.) donde el autor indica que Lo ominoso es la clavija indispensable para abordar la cuestión de la angustia. Lacan comenta allí que lo ominoso se presenta a través de tragaluces.

Y justamente de esto se trata. El tragaluz. En varios de sus sentidos.

Leonardo (Rafael Spregelburd) es un burgués gentilhombre, un ser de clase media, dedicado al diseño. En su trabajo es exitoso y brillante. Reside con su mujer y su hija en la ciudad de La Plata, en la única casa que construyó en toda América el famoso arquitecto suizo Le Corbusier. Una mañana despierta por una serie de ruidos insistentes. Descubre que un grupo de albañiles acaban de abrir un boquete en la medianera, por orden del vecino, Victor (Daniel Araoz) , para colocar una ventana. Leonardo conoce así a su ladero, el hombre de al lado que asomado al vacío, intimidante con la voz arenosa , rústico, y con un físico robusto, le comunica su objetivo: “Solo quiero capturar unos rayitos de ese sol que a vos te sobra, Leonardo.” La instalación de esa ventana hará que la visión caiga de lleno dentro de su propia casa, violando su intimidad. Lo ajeno intrusivo en lo familiar.

Dejando para alguna otra oportunidad, varias de las líneas discursivas desplegadas en el guión, nos centraremos en este punto. Leonardo trata de persuadir a Victor del inconveniente que le provocará que su vida íntima sea vista. Pero, el vecino tiene sus razones. Así se acude después de varias peripecias, al código, al particular que determina que se puede abrir una ventana en la medianera, con determinadas características y medidas, que taparán esa mirada tan intimidante para Leonardo y su familia.

Pero, de qué quiere protegerse? Qué no quiere dar a ver? Y allí comienza a verse como transcurre su vida matrimonial, social, académica, profesional.

Su esposa lo degrada e insulta constantemente. Su hija, adolescente, no lo escucha ni le habla, desconociendo su lugar paterno. Su actividad como profesor de la Universidad, transita por lo enmarcado en los códigos como mala praxis y desde la ética, como falla. Su vida social es del orden de lo superfluo e inconsistente. Hay una escena que marca un punto memorable y mostrativo de su estilo. El arquitecto escucha música con uno de sus amigos (Juan Cruz Bordeu) y éste confunde los golpes contra la pared con una manifestación de la creatividad del músico.

Hasta dónde está dispuesto Leonardo a ceder? En qué medida puede sostener su discurso frente a una familia que se presenta como el ideal pero que en verdad no lo es? En qué punto desea ser aquel otro que es al mismo tiempo quien lo amenaza?

A Leonardo, esa abertura lo interpela, lo cuestiona, le da una visión distinta de su propio transcurrir. Tiempo dos del circuito de la responsabilidad subjetiva, como describe J.J.Michel Fariña en su texto sobre el film The Truman Show (www.eticaycine.org). Respondiendo por su propia existencia, aprovecharía la oportunidad por encaminar su posición subjetiva anudada al deseo. Pero no. Quien reside en esa casa, visitada por la gente por el valor histórico y arquitectónico que tiene, aquello que con orgullo muestra esta familia, prefiere seguir exhibiendo el donde, pero no el que ni el como.

Particularismo, pretensión del particular en transformarse en Universal, sostiene ferreamente Leonardo. Y en un final sorpresivo e inesperado, tal vez un poco forzado, decide dejar que se diluya el agente de la interpelación que tanto le hace vacilar, pudiendo así mantener su tan preciado status quo. En términos freudianos, pretensión neurótica de que eliminando la fuente y objeto de la pulsión, eliminado el conflicto y su angustia concomitante. Sin reconocer su otro lado, continúa con la ceguera de quien no quiere ver ni darse a ver.

Todo aquello que interpele, exceda, ponga en cuestión su particular, es invasivo, nocivo, distinto, raro, incómodo, extraño. En fin, siniestro.

En alguna época del cine, años cincuenta del siglo pasado, los estudios de Hollywood lanzaron un género de películas de ciencia ficción, aterrorizantes, acerca de los marcianos. Claro, Marte era y sigue siendo para nuestra cultura, el planeta Rojo. Y de allí vendrían seres a invadir nuestros principios culturales, religiosos, democráticos, y, por supuesto, en plena época de posguerra, “ellos” eran los Rojos comunistas del Este Europeo. Es conocida la acción del joven Orson Wells, informando a través de su programa de noticias, la invasión extraterretre de marcianos a E.E.U.U., farsa que provocó, sustos mayores, que hoy podríamos nominar ataques de pánico y ansiedad, y hasta algunos suicidios. Este suceso aconteció cerca de los años treinta, en plena depresión económica norteamericana. Fue el antecedente inmediatamente anterior a este lanzamiento cinematográfico donde lo ajeno y externo emprendería el ataque final. De ello hay que defenderse. Por eso las más grandes películas de marcianos se hicieron en la década del cincuenta, en E.E.U.U., donde el senador Joseph McCarthy se había dedicado a la caza de brujas. Entre ellos a los actores, directores y técnicos del mundo del cine. Sugiero acerca de esta temática el film Culpable (dirigida por Irwin Winkler, protagonizada por Robert de Niro y Martín Scorsese. 1993).

A partir de los años ochenta, y de la mano de Steven Spielberg, los extraños ya no son los marcianos, estos son buenos, cariñosos y deseantes de incorporarse y adaptarse a la realidad terrícola. Son de formas más humanas. E.T. el extraterrestre (dirección: Steven Spielberg, 1982) cambió el sentido del género. Ahora los malos, están dentro de la sociedad. Están entre nosotros. Recordemos lo acontecido en los años setenta y ochenta con las dictaduras en América Latina.

Podríamos enmarcar el film dentro de este género, un extraño, raro, diferente, y hasta arrollador Victor que se entromete en la vida de Leonardo, con el solo pretexto de “quitarle un rayito de sol” ya que éste lo tiene todo. El sol le pertenece y tiene sus razones para no compartirlo con ese primitivo vendedor de coches.

Preferiría enmarcar esta comedia negra dentro del género del cine de espías y suspenso. Encontramos algunas películas parecidas al guión del film que pertenecen a esta caracterización. Ellos son: La ventana indiscreta (Alfred Hitchcock, 1954), El Inquilino (Roman Polanski, 1976), El inquilino (John Schlesinger,1990), La familia (Ettore Scola, 1987) y Grupo de Familia (Luchino Visconti, 1976).

En todas ellas, y de diferentes maneras, lo extraño intrusivo arremete con lo familiar. Otra vez ese par entrecruzados como fenómeno de doble, tan bien descripto en sus obras por Fedor Dostoievski. Momento de interpelación a ser puesto a trabajar, en términos freudianos, para poder elaborar y dar una respuesta ética que reposicione al sujeto frente al particular.

Xavier Perez, autor del libro Películas clave del cine de espías, en su introducción reflexiona que en La ventana indiscreta, “Alfred Hitchcock convirtió a James Stewart en encarnación diáfana de esa constante antropológica llamada voyeurismo que el cine ha sabido alimentar como ningún otro arte. Si al público de la película le ha sido siempre tan fácil adherirse a la malsana actividad de su héroe inválido es por la facilidad con la que nos invita a reconocer, en su protagonista, al espía que todos llevamos dentro” (Xavier Perez, Editorial Manontropo, Barcelona, España, 2010).

Allí queda nuestra mirada enlazada con aquel otro lado. Ante la posibilidad de tener un rayito de sol, algunos deciden la oscuridad. Es nuestra tarea profesional dar luz a la verdad subjetiva. Nuestro objetivo acompaña el designio freudiano. En Análisis terminable e interminable (Freud S, Análisis terminable e interminable, en Obras Completas, Tomo III, Madrid, Biblioteca Nueva, 1981, 4° edición.) nos indica que el fin de análisis es que un sujeto pueda amar y trabajar en libertad. Y esto, no es sin la implicación subjetiva.

A Leonardo le llegará otro Victor a mostrarle su otro lado de un mismo muro. No podrá mantener su status cool por mucho tiempo más. Y sin dudas, será libre.

Bibliografía

Film El hombre de al lado. Guión Gastón Duprat. AVH

Sigmund Freud. Lo ominoso. Amorrortu Edición. Tomo XVII. Página 219. Argentina

Sigmund Freud. Análisis terminable e interminable. Obras Completas. Tomo III. Madrid. Biblioteca Nueva. 1981

Jaques Lacan. Seminario X. La angustia. Clase del 19/12/1962. Inédito

Juan Jorge Michel Fariña. Etica, un horizonte en quiebra. Univ.de Buenos Aires.1997

Material de lectura obligatoria y optativa del programa curricular de la Cátedra Psicología, Etica y DDHH. de la Facultad de Psicología. UBA

José Pablo Feinmann. Siempre nos quedará Paris. Capital Intelectual Ed. 2011. Buenos Aires.Argentina

José Pablo Feinmann. El cine por asalto. Planeta. 2006. Buenos Aires. Argentina.

Xavier Perez. Películas clave del cine de espías. Manontropo Ed.2010. Barcelona. España

Esteve Riambau. El cine francés 1958-1998. Paidós Studio.1998 Barcelona. España

Películas:

Culpable

La ventana Indiscreta

El inquilino

Grupo de familia

La familia



NOTAS





COMENTARIOS

Mensaje de Maria Cristina Biazus  » 15 de noviembre de 2011 » cbiazus@ufrgs.br 

A análise de Carlos Fraiman sobre a película El Hombre de al Lado inicia com uma interessante troca de palavras quando entitula seu texto de Los lados de un hombre. Mas, o ponto de convergência entre o comentário que faço e o que Fraiman identifica, é justamente o pivot do argumento que irá desenrolar-se, o início: “De pronto, un elemento contundente como una masa, comienza a golpear rítmica y regularmente sobre el lado izquierdo de la pantalla.” A violência com que estes golpes ferem a parede – medianeira – é que irá gerar toda a problemática do filme, e está de certo modo subjacente em toda a situação, o que contrasta com a singeleza da declaração de Victor “Solo quiero capturar unos rayitos de ese sol que a vos te sobra, Leonardo.” Concordo com o comentário de Maria Laura de que “todo el juego que armó Víctor alrededor de Leonardo, es un juego de violencia implícita difícil de probar”. Assim, entendo esta película como uma tensão permanente de forças entre o que é aparente em Leonardo – a vida profissional de sucesso financeiro, uma família, uma casa histórica-, tudo funcionando como uma casca que encobre um relacionamento frágil e conflituoso. Podemos fazer uma analogia entre este buraco que se abre na parede da casa de Leonardo com o que Zizek escreve sobre o ciberespaço quando diz que “dentro de la literatura y el cine de ciencia ficción, puertas, espejos e ventanas sirven muchas vezes como vía de aceso a outra dimensión fantasmática...” Qual é a dimensão daquilo que se abre com este buraco? Há um outro lado que não se quer que seja visto, algo que somente seria permito no campo da imaginação.
Minha análise propõe um olhar Ético e Estético, num interplay em que se identifica uma Estética da violência, embora esta tenha sido anteriormente relacionada com questões de pobreza e miséria. Pode-se pensar, também, nos diferentes modo de produção de subjetividade nos processos de interação com estas questões.



Mensaje de   » 19 de octubre de 2011 »  

Carlos:
Muchas gracias por la respuesta a mi comentario, pienso que tu trabajo ha generado un debate muy interesante



Mensaje de Anahi Correa  » 11 de octubre de 2011 » correa_anahi@yahoo.com.ar 

La frontera como el territorio sin ley donde puede pasar cualquier cosa.
Lo siniestro es lo familiar que se vuelve extraño más que lo extraño que irrumpe en lo familiar.En el medio estarìa la represiòn.
La diferencia entre dos clases aludida en la frase "un rayito de luz que a vos te sobra" me recuerda que es la ùnica diferecia que necesita de la presencia de una instancia polìtica que ordene la economìa, para que ese vacio abierto en tanto la diferencia continue siendo tal, deje serlo por operaciòn de una Ley que los iguale.
El otro es el pobre, no el marciano, no el negro, no el extranjero... Incomoda porque algo en èl es humano por màs que se quiera ignorarlo. Ciertamente es un personaje dificil de ignorar. Lo familiar que se vuelve extraño: un hombre igual que uno pero sin rayos de sol interroga sobre la justesa de la distribuciòn lùminica y territorial, adentro de la propia casa. Lo que en el caso del marciano es una soluciòn: integrar y/o aceptar al diferente tal como es, en el caso del marginal es solo una hipocresìa. No se trata de aceptarlo como es sino de actuar responsablemente para que deje de serlo acercandole los medios para obtener sin robar su rayito de sol..



Mensaje de carlos alberto fraiman  » 3 de octubre de 2011 » cfraiman@fibertel.com.ar 

María Laura, gracias por el comentario. Acuerdo con tus conceptos vertidos.
Aclaro que la intención del trabajo es marcar sólo la posición de Victor, pero haciendo hincapié en la responsabilidad de Leonardo, en relación al último acto del film.
Si bien no es de uno sólo, entiendo que la situación se organiza entre los dos, pero la responsabilidad subjetiva es un acto en soledad. Cada uno, dentro del contexto, responderá con sus propias marcas a lo planteado. Esa es la intención del trabajo.



Mensaje de María Laura Napoli  » 30 de septiembre de 2011 » marialaura_napoli@yahoo.com.ar 

La película transcurre todo el tiempo en el “borde del sentido”, el borde de la ventana, la medianera. En ese “borde del sentido” toda la comunicación es difusa y la historia nos pone a prueba, nos invita a interpretar ese sentido y, por supuesto a tomar partido por “la verdad particular” de uno u otro personaje. Y aquí cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Quién es el hombre de al lado? ¿Quién es el otro al que interpela? ¿Quién rompe la medianera? ¿Puede adjudicarse la responsabilidad sólo a uno de los personajes?
Probablemente la mayoría de nosotros pensemos que Víctor “sólo quería capturar unos rayitos de sol” y que Leonardo es un “excéntrico negador irresponsable” –estoy haciendo una rápida transposición-. Pero recordemos por un momento la escena en la cual Víctor muestra un juego a la hija de Leonardo (uno de los momentos cruciales de la película en mi opinión). Es una menor, es su hija, volvemos al “borde del sentido”, pues no puede probarse que el juego en sí mismo sea dañino pero estamos seguros que tampoco es ingenuo. Como todo el juego que armó Víctor alrededor de Leonardo, que es un juego de violencia implícita difícil de probar –por eso son inútiles todos los medios legales-racionales que Leonardo pone en práctica-. Vuelvo a las preguntas anteriores. Ruido de martillo…ruido no es palabra…no es sentido en sí mismo. ¿Qué construimos desde nuestra responsabilidad subjetiva ante ese ruido? ¿Quien está “del otro lado”?




Película:El hombre de al lado

Titulo Original:El hombre de al lado

Director: Mariano Cohn y Gastón Duprat

Año: 2009

Pais: Argentina