Universidad de Buenos Aires
Resumen
La narrativa cinematográ?ca constituye una vía regia para analizar situaciones actuales y éticamente controvertidas en el ámbito de la Salud. En tiempos de predominio del modelo médico hegemónico, que ha instituido la medicina científica como única forma válida de tratamiento de la enfermedad y que asigna a los profesionales de la salud de una omnipotencia absoluta, se hace necesario revisar críticamente de qué manera los films y series televisivas que consumimos contribuyen o no a garantizar la hegemonía de dicho modelo. A su vez, nos interesa examinar la relación médico-paciente y lo que puede producirse a partir de esos encuentros.
Para ello llevaremos a cabo un análisis de la serie Pure Genius (Jason Katims y Sarah Watson, 2016) y el film Concussion (Peter Landesman, 2015), a partir de considerar que ambas producciones, por sus recientes estrenos, serían representativas de la narrativa de la época actual.
Palabras Clave: Narrativa cinematográfica| Cultura bioética | Relación médico-paciente | Modelo médico hegemónico
Introducción
El cine y las series televisivas se presentan como recursos de amplio potencial para abordar distintas temáticas que competen al profesional psi. Jorge Assef (2013), psicoanalista con trayectoria en la articulación del cine con la clínica y teoría psicoanalítica plantea, respecto de éste, que desde su creación fue convirtiéndose en la expresión artística más industrializada. El cine, por la potencia de su difusión, construye de un modo privilegiado la visión del mundo y las narrativas de la época. Es a partir de éste carácter representativo que posee el cine respecto de las problemáticas de su época, que la experiencia cinematográfica permite poner al espectador ante la experiencia intelectual y emotiva de una idea (Badiou, 2004; Cabrera, 1999; Laso y Michel Fariña, 2014), resultado del discurso que ofrece el film. De ahí el valor mayor que tiene el cine como recurso para la transmisión de problemas éticos: no es lo mismo entender intelectualmente un dilema ético que apropiarse de él, volviéndonos sensibles al mismo a través de la experiencia cinematográfica que nos lo hace vivir. Ante la visión de un film, una idea nos pasa o nos visita, produciendo sentidos que obligan al espectador a tener que pensar y analizar sobre ese sentido que se le ha propuesto (Laso, 2008).
Actualmente, podemos considerar al formato de la serie televisiva como un relevo del cine para el público masivo, permitiendo así otorgarle las mismas coordenadas de análisis: “un tercio de la humanidad se nutre de este fenómeno mediático, que modela la subjetividad de la época mucho más que otros que gozan sin embargo de mayor prestigio y consideración.” (Gómez y Michel Fariña, 2012, p.9). Desde el punto de vista de Gèrard Wajcman (2010), la serie americana instituye un “relato del mundo” que da cuenta de la época, es decir, nuestro mundo estaría estructurado como una serie americana.
Es a partir de esta cierta similitud narrativa entre el cine y las series televisivas que intentamos exponer, que el presente escrito tomará como unidades de análisis la serie Pure Genius (Jason Katims y Sarah Watson, 2016) y el film Concussion (Peter Landesman, 2015) -ambas norteamericanas- a partir de la articulación entre psicoanálisis y bioética, la cual se define como “estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, en cuanto que dicha conducta es examinada a la luz de los valores y principios morales” (Torres Acosta, 2011, p.17)
La narrativa cinematográfica se articula con los dilemas bioéticos ya que:
el procedimiento que llevamos a cabo en bioética clínica, sostiene Cattorini, es similar al que desarrollamos en el cine, considerando para nuestro análisis cuatro elementos que se articulan para dar como resultado una interpretación posible de la situación que estamos analizando. Ellos son: [a] el significado de la acción singular, [b] la teoría ética que utilizamos, [c] nuestra visión general del bien y [d] el sentido de nuestra existencia.
(Perrotti, 2012, p.51)
“Bunker Hill is where the impossible happens” [1]
Es con esta frase que James Bell, un informático millonario, nos presenta el hospital que ha creado con el objetivo de usar los últimos avances de la tecnología para resolver casos médicos que, de otro modo, no tendrían cura. Dichos casos, generalmente, representan una complejidad tal que requiere de alta tecnología, y que implicaría un costo para el paciente muy elevado, sin embargo, Bunker Hill garantiza estos servicios de manera absolutamente gratuita. Esta carta de presentación permite enmarcar lo que los trece capítulos de la primera temporada de la serie Pure Genius representan.
En los primeros capítulos, conocemos el equipo que Bell ha reunido, los mejores médicos y los mejores investigadores en tecnología: allí todo debe ser absolutamente lo mejor. Sin embargo, pronto advertimos que los motivos de tan extraordinaria creación, no son sólo altruistas, sino que responden a una necesidad del protagonista frente a una enfermedad muy rara que padece y para la cual no existen tratamientos hasta el momento: mal de Gerstman-Strausser-Scheinker (GSS). Dicha enfermedad es de origen genético e implica una demencia progresiva a partir de la degeneración del sistema nervioso. Es por este motivo, que nuestro director de hospital va en busca de Louis Keating, un hombre de 41 años que tiene su misma enfermedad en un estado mucho más avanzado, para así poner a trabajar a su equipo en la búsqueda de tratamientos para dicha patología, que probarán su eficacia (o no) en Louis. Podríamos decir entonces, que si bien nuestro protagonista plantea que cuando creó Bunker Hill hizo la promesa de que haría “todo lo humanamente posible para ayudar a sus pacientes”, lo que subyace realmente a esta idea ambiciosa, es un pedido inconsciente de ayuda. Volveremos sobre este punto.
El gran Otro
Generalmente, las series televisivas en las que se despliegan dilemas éticos en la práctica cotidiana de los profesionales de la salud, tienen llegada masiva al público en general, sin embargo ¿podríamos decir que este es el caso de Pure Genius? ¿encontramos en ella el despliegue de situaciones dilemáticas? El segundo capítulo de la serie se centra en el caso de Amelia, una joven mujer a la cual se le ha diagnosticado “ductopenia” lo cual, en palabras de la paciente: “es una forma poética de decir que mi hígado es básicamente inútil”. Frente a esta patología, Amelia necesita de manera urgente un trasplante de hígado, sin embargo no se encuentra entre los primeros de la lista de trasplantes y la espera podría ser mortal. Frente a algunas especificidades del caso, surge en el equipo la necesidad de encontrar un donante que sea del círculo familiar de la paciente. Utilizando la tecnología, descubren que el padre de Amelia sería un donante óptimo, sin embargo ella había declarado en sus formularios que él estaba muerto. Cuando solicitan su permiso para contactarlo, alegando que seguramente había un error en la información antes brindada, ella se niega rotundamente ya que no tiene contacto con su padre. A pesar de esta conversación, James Bell decide llamarlo para ponerlo al tanto de la situación. El Doctor Wallace, jefe de personal, no está de acuerdo y se produce entre ellos la siguiente discusión:
Dr. Wallace: James, ella dejó en claro que no quería que llamemos a su padre.
James Bell: Es la única manera de salvar su vida.
(...)
Dr. Wallace: James, no puedes seguir tomando estas decisiones apresuradas que socavan tanto a tus pacientes como a tu jefe de personal. Estás jugando con la vida de personas.
James Bell: Esto es Bunker Hill Doctor Wallace, no nos rendimos con nuestros pacientes, ni siquiera cuando se rinden ellos. (...) Yo hablaré con Amelia, no te preocupes puedo convencer a cualquiera para que haga cualquier cosa.
Este recorte nos permite observar cómo frente a un dilema ético, en relación a la confidencialidad y el respeto por la autonomía del paciente, la serie no hace más que reducir la complejidad del caso hacia un deber hacer regido por la moral particular de este hospital: no nos rendimos con nuestros pacientes, ni siquiera cuando se rinden ellos. Así es como esta propuesta televisiva, a nuestro entender, se presenta capítulo a capítulo como cerrando preguntas, es decir, ubicados desde la teoría lacaniana, podríamos pensar que tanto Bunker Hill como sus trabajadores se muestran como un Otro completo, lo cual como bien sabemos, no existe [2]. No podemos ubicar en la trama de Pure Genius dilemas éticos en tanto inquietudes profesionales de los protagonistas de la serie, sino que somos los espectadores los que señalamos allí ciertos dilemas que la actuación profesional comporta.
Sin embargo, la serie nos permite incursionar en otras líneas de análisis. Resulta interesante examinar, en primer lugar, la cultura bioética que Pure Genius nos propone. Por cultura bioética entendemos al conjunto de presunciones y expectativas, a menudo poco reflexivas o inarticuladas que tenemos acerca de la relación que a diario se establece entre profesionales y usuarios de los servicios de salud (Casado Da Rocha, 2009). En este sentido, la serie mantiene su lógica de que en Bunker Hill “nada es imposible” gracias a dos factores: por un lado, la posibilidad económica de contar con la última y más específica tecnología en lo que refiere a las ciencias médicas, por otro lado, el hecho de que el personal abocado a la búsqueda de tratamientos, elaboración de dispositivos e implementación de los mismos (médicos y científicos) responden al prototipo del “empleado del mes” que deja en segundo plano todo lo referido a su vida personal, buscando el desempeño pleno y más óptimo frente a cada paciente. Además de las horas extras y el esfuerzo profesional, la serie intenta instalar constantemente la idea de empatía de los médicos hacia los pacientes, ya que se involucran afectivamente y realizan concesiones con quienes están internados que van más allá del tratamiento médico. En este punto, es interesante retomar lo que Badiou (1999) señala en Ética y Psiquiatría a partir de una crítica que le hace a la Comisión de Ética Psiquiátrica Europea que señala que “el psiquiatra deberá tratar con pasión no a la enfermedad, sino al enfermo”. El autor entonces contrapone este enunciado a partir de una afirmación de Hamburguer: “el enfermo no necesita la compasión del médico, sino su capacidad”.
Hacia una hipótesis clínica
Recordemos que en la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos (UNESCO, 2005), se amplía la incumbencia de la bioética a cuestiones sociales y de medio ambiente. En tanto marco normativo, esta declaración reglamenta una serie de artículos sobre las problemáticas bioéticas contemporáneas. Se establecen cuatro principios y valores morales para la Bioética: autonomía; beneficencia; no maleficencia; justicia. Los mismos apuntan a acotar el paternalismo médico por sobre las decisiones autónomas de los pacientes y reglamentar éticamente la práctica clínica (Lima, 2012).
Sin embargo, es importante tener en cuenta que dichos principios pueden entrar en tensión. En Pure Genius, tanto el ya mencionado caso de Amelia como al menos otros dos capítulos, se desarrollan bajo las siguientes coordenadas: pacientes que no quieren acceder al tratamiento propuesto por el equipo del hospital, y dicho equipo realizando todo lo posible para convencerlos de que esto debe ser llevado a cabo. Aquí es importante señalar que si bien el principio de beneficencia apunta a la obligación de promover el bien de los demás, este no puede pasar por sobre el principio de autonomía del paciente que implica velar por el derecho a decidir y respetar las convicciones, opciones o elecciones de vida de cada individuo. En este sentido es que la imposibilidad de aceptar la propia falta, es decir, el hecho de que algunos pacientes decidan no realizar su tratamiento en dicho hospital, implica una intrusión que en lugar de complementar ambos principios, termina por el aplastamiento de uno de ellos.
Lo interesante radica en poder pensar qué es lo que motiva a James Bell (quien además no es médico) a llevar adelante dicho proyecto con las características ya mencionadas. Podríamos decir que, aunque se caracterice por ser un hospital privado que brinda atención gratuita, Bunker Hill sigue la lógica perversa del mercado en la cual se apunta a la completud. Lacan (1969) plantea que perverso es aquel que se consagra en obturar el agujero del Otro. Interroga qué es lo que le falta para completarlo. Hay un goce en esta reposición. Quitarle la falta al otro implica cosificarlo, ya que ésta es constitutiva del sujeto. Las leyes del mercado aplicadas a la salud, siguen esta lógica del malestar cero: ya no se recurre a la medicina y a los medicamentos solamente ante una enfermedad, sino para “prevenir” riesgos, ampliar límites corporales y reducir cualquier forma de malestar (Stolkiner, 2013).
¿Qué es entonces lo que motiva a James Bell? Nuestra hipótesis surge a partir de un análisis que se apoya en el método clínico-analítico de lectura de películas, el cual parte de un encuentro con una singularidad en situación que no necesariamente está situada en un segmento objetivo de la trama del film –serie en este caso- ni tampoco emerge de la subjetividad abstracta del espectador (Michel Fariña, 2014). Lo que podríamos conjeturar, es que este furor curandis [3] que el protagonista presenta, se debería a una imposibilidad de asumir su propia castración: él está enfermo y con un mecanismo de defensa de tipo maníaco, lo que hace es intentar obturar el agujero en el otro, para así también poder velar su propia falta. Es decir, si todos pueden ser salvados en su hospital, ¿por qué él no podría?
La búsqueda de la verdad
En otro ángulo a lo que nos presenta Pure Genius, encontramos el film Concussion (Peter Landesman, 2015) que permite analizar, desde la misma concepción del buen médico -en términos morales-, otra posición respecto de la relación médico-paciente.
El film narra el hecho histórico en el cual el Doctor Bennet Omalu -un neuropatólogo forense nigeriano que actualmente vive en los Estados Unidos- descubre, a partir de una autopsia que realiza a una de las estrellas más importantes del futbol americano, una nueva patología. La misma será denominada por él como encefalopatía traumática crónica: enfermedad neurodegenerativa que genera diversos síntomas ligados a la demencia (estados de confusión, pérdida de memoria, agresividad, depresión) y que es provocada como consecuencia de la práctica de este deporte por las lesiones cerebrales traumáticas repetitivas.
En una de las primeras escenas del film podemos ver, al igual que en Pure Genius, una reproducción de la cultura bioética que apunta a representar la relación médico-paciente a partir del “buen médico” en términos morales. Los pacientes de Omalu son personas ya fallecidas a las que él les supone un saber que excede la posibilidad de transmitirlo en palabras y se presenta a través del cuerpo: el cuerpo como historia. En este sentido, Maglio (2012) distingue el tipo de relación médico-paciente que se produce en la medicina basada en la evidencia, en donde esta se “tecnologiza” y se “despersonaliza”, lo que da lugar a una alienación ya que el “otro” desaparece como persona, de lo que ocurre en la medicina basada en la narrativa, la cual no se opone a la visión médico-técnica, sino que la enriquece con la visión desde el paciente y convierte el caso en una historia de vida.
Podríamos decir que Omalu concibe a sus difuntos pacientes desde este modelo, ya que en la primera escena en donde lo encontramos frente a un cadáver, previo a la realización de la autopsia, éste le habla al cuerpo: “Tienes que ayudarme, estamos juntos en esto. Por favor ayúdame a averiguar lo que te pasó”. Esta característica singular del médico patólogo que nos presenta el film, sumado a que es una profesional con un amplio bagaje académico (Dr. por Enugu, Universidad de Nigeria; Maestría en Salud pública y epidemiología; Dr. ejecutivo certificado con especialidad en medicina de urgencias, certificado en patología forense, patología clínica y patología anatómica), nos llevan nuevamente al lugar de la completud en relación a las prácticas médicas y a la asociación de la bondad en las relaciones humanas con el éxito de los tratamientos.
Esto se observa claramente en el caso principal que propone Concussion: el de la estrella de futbol americano Mike Webster, que llega a la sala de autopsias del Doctor Omalu para presentarle un nuevo desafío en relación a su saber profesional. Hay algo que el protagonista no logra pasar por alto, a pesar de los pedidos explícitos de sus compañeros que argumentan que debería dejar en paz a tan importante figura popular, y es el hecho de comprender porque un hombre saludable y exitoso, se volvió un vagabundo que se mutilaba a los cincuenta años. Nuevamente, hay un enfoque en la historia de vida del paciente más que en el dato biológico que allí se presenta.
Es a raíz de este cuestionamiento, que Omalu decide realizar una autopsia completa del cerebro de Mike Webster, yendo capa por capa, para finalmente arribar al diagnóstico de tan extraña patología, desconocida hasta el momento. Al respecto, Noviski (2016) plantea que “la verdad genera sobre ciertos individuos una particular atracción y compromiso, cuya intensidad suele empujarlos hacia acciones que pueden ir, incluso, en contra de sus propios intereses (...) Tal es el caso de Bennet Omalu” (s/p) El autor hace mención a que nuestro patólogo estaría yendo en contra de sus intereses, porque ubica el foco en su condición de outsider de la tan hegemónica cultura norteamericana, es decir, el hecho de que es un médico desconectado de la tribu de su ciudad, de sus pálpitos, de los intereses comunes, le permite adquirir la distancia suficiente para que emerja en él una pregunta que no tuvo cabida en todos los otros médicos que habían atendido al jugador previamente (Noviski, 2016). Desde nuestro enfoque, para suplementar lo recién expuesto, podríamos plantear que si bien la búsqueda de la verdad se constituye como una vía óptima para el despliegue de una pregunta, también las preguntas surgen a raíz del encuentro con la propia falta, es decir, allí donde el saber tambalea. La verdad que Bennet Omalu busca podría ser su propia verdad: allí donde la pregunta se cerraba a partir de ser el mejor patólogo, con los mejores y más completos estudios, quien nunca falla, se topa con la imposibilidad de resolver el caso de Mike Webster, lo cual conmueve su fantasma y lo motiva en la búsqueda de nuevas respuestas.
Palabras Finales
El aumento en los últimos tiempos de films y series televisivas que abordan las prácticas médicas y el rol del profesional de la salud, hace necesario poder pensar críticamente el modelo que a través de las producciones de consumo masivo se intenta imponer a la sociedad.
Tanto en Pure Genius como en Concussion, a través de una aparente empatía de los profesionales de la salud, lo que en realidad se está reproduciendo implícitamente, es el modelo médico hegemónico que promueve un trato a los pacientes en el cual se niega, excluye o subordina su palabra y se ubica el saber del médico como el único válido (Menéndez, 2003).
En el caso de Pure Genius, encontramos que la historia busca explícitamente ubicar el rol del médico y de la medicina científica, en conexión con los avances tecnológicos, en un lugar de completud y omnipotencia absoluta. Lo que se refuerza es la idea del paternalismo médico asociada a la bondad y el interés por el bienestar del paciente, sin permitir que este último tenga voz y decisión en lo que respecta a su cuerpo y su salud. En otro ángulo, la historia de Concussion también representa el modelo dominante de la medicina actual, pero se requiere de un análisis más profundo para poder acceder a esos detalles en donde el discurso hegemónico se cuela, a partir de una evolución en el personaje que va desde ser un outsider hasta convertirse en el héroe médico que enfrente a los grupos poderosos de la sociedad en pos de la verdad.
Darle la palabra a quien ya no puede hablar o disfrazar un atropello al principio de autonomía del paciente mediante el argumento de que lo que se hace es “por su propio bien”, no hace más que cerrar dilemas en torno a la práctica médica, sus alcances y limitaciones. Será nuestra tarea como espectadores y como agentes de salud abrir preguntas allí donde parece haber sólo saberes absolutos.
Bibliografia
Assef, J. (2013). La Subjetividad Hipermoderna. Una lectura de la época desde el cine, la semiótica y el psicoanálisis. Buenos Aires: Grama Ediciones
Badiou, A. (1999) Etica y Psiquiatría, En Reflexiones sobre nuestro tiempo. Interrogantes acerca de la ética, la política y la experiencia de lo inhumano. Ediciones del Cifrado, Buenos Aires.
Badiou, A. (2004) El cine como experimentación filosófica. En Pensar el Cine Gomal, G. (Ed.). Buenos Aires: Ediciones Manantial.
Cabrera, J. (1999). Cine: 100 años de filosofía: introducción a la filosofía a través del análisis de films. Barcelona: Gedisa.
Casado da Rocha, A. (2009). Stars and Triangles: Controversial Bioethics in Contemporary Spanish Film. En S. Shapshay (Ed.), Bioethics at the Movies(pp. 328-344).Baltimore: The John Hopkins University Press.
Domínguez, M. E. (2006). EL CONSENTIMIENTO INFORMADO EN LA CLÍNICA CON NIÑOS. XIII Jornadas de Investigación y Segundo Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
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Lacan, J. (1969). El seminario. Libro 16: “De un Otro al otro”. Buenos Aires: Paidós.
Laso, E. (2008): El cine como recurso de pensamiento en el campo de la ética. XV Jornadas de Investigación, Cuarto Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur “Problemáticas actuales. Aporte de la investigación en psicología”. 7, 8 y 9 de agosto de 2008. Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Inédito.
Lima, N. (2012). Bioética narrativa. El valor de las ficciones frente al padecimiento extremo. En Michel Fariña, J. J. y Solbakk, J. H. (Comps.), (Bio)ética y cine. Op. Cit.
Maglio, F (2012) El escuchatorio en la relación médico paciente..
Menéndez, E (2003). Modelos de atención de los padecimientos: de exclusiones teóricas y articulaciones prácticas. Ciencia &Saúde.
Michel Fariña, J. J. (2014). Ética y cine: el método clínico-analítico de lectura de películas y sus aportes a la psicología. Tesis de Doctorado en Psicología. Universidad de Buenos Aires, Argentina. Inédita.
Michel Fariña, J.J. y Laso, Eduardo (2014) “Cine y subjetividad: el método ético-clínico de lectura de películas” en Revista Intersecciones Psi- Revista Digital de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, año 4, número 11
Noviski, A. (2016). Concussion: verdades que chocan. [Versión electrónica]. La Cueva de Chauvet. Recuperado el día 12 de Mayo de 2017 https://lacuevadechauvet.com/2016/06/21/concussion-verdades-que-chocan/
Perrotti, N. (2012). Reseña de libro Bioetica e cinema: Racconti di malattia e dilemmi morali de Paolo Cattorini. Ética y Cine Journal, 2(1), 48-53.
Stolkiner, A. (2013). Medicalización, subjetividad y sufrimiento subjetivo, y algunas reflexiones sobre el psicoanálisis. Capítulo de libro. Compilador: Hugo Lerner Colección FUNDEP. Buenos Aires: Psicolibro. (En prensa)
Torres Acosta, R. (2011). Glosario de Bioética. La Habana, Editorial Ciencias Médicas.
UNESCO (2005): Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos.
Wajcman, G.(2010). “Tres notas para introducir la forma ‘serie’”. Revista del Departamento de Estudios Psicoanalíticos sobre la Familia – Enlaces [ICF – CICBA]. Año 12 Nº 15. Buenos Aires: Grama Ediciones.
NOTAS
[1] Traducción: “Bunker Hill es donde lo imposible acontece”
[2] J. Lacan, Escritos Vol 2, op. cit. J.Lacan, Seminario VII, op. cit.
[3] Recordemos la enseñanza de Freud (1921) en este sentido, quien plantea que se debe evitar caer en la compulsión que implica “curar” a como dé lugar, sin por ello, respetar la autonomía y autodeterminación del paciente. Si bien Freud presenta el concepto para hablar de la labor del analista, consideramos que es aplicable a este ejemplo.
Excelente trabajo de la autora de este análisis que nos permite reflexionar sobre los valores de tipo ético transmitidos de forma subliminal por series televisivas y largometrajes en la sociedad actual.
Es cierto, tal y como describe el presente trabajo, que las series televisivas parecen la versión menos prestigiosa del cine pero se debe tener en cuenta que gozan de gran popularidad y repercusión entre el público joven. Por tanto, su poder de influencia es mucho mayor que el de los largometrajes ya que se pueden visualizar desde cualquier dispositivo, a cualquier hora y en cualquier lugar. Esta facilidad en el acceso ha permitido a menudo que todo este material audiovisual se pueda utilizar en las aulas como elemento de reflexión y trabajo para la formación de futuros profesionales de la Salud (Bartolomé, 2013; Díaz Membrives, Icart Isern, & López Matheu, 2016; Muñoz Ronda, Rodriguez Salvador, Palma García, & Morales Asencio, 2006).
En los ejemplos planteados en este trabajo, Pure Genius (Jason Katims y Sarah Watson, 2016) nos plantea el reto de la tecnificación de la medicina desde el punto de vista de un paciente incurable con aparente interés altruista. Posteriormente, el descubrimiento de la utilización por parte del protagonista, de otro paciente al que pretende curar porque padece su misma enfermedad, de tipo degenerativo, plantea el primer reto de tipo bioético, ya que se está utilizando a otro ser humano como voluntario para su propio provecho. Coincido con la autora sobre la visión que el protagonista de forma maníaca intenta que todo el mundo reciba una curación para su enfermedad en el deseo de ser parte de esta fantasía de “curación universal”.
En otros capítulos se expresa la idea que la beneficencia del paciente, en forma siempre de curación, pasa por encima de cualquier otro principio, y por tanto se puede decidir no respetar su autonomía, apropiándose de su voluntad, en aras de conseguir la curación desde un posicionamiento claramente de medicina paternalista que se vuelve a justificar como modelo a seguir. Además también se observa que el principio de justicia se vulnera cuando se decide interferir en la lista de trasplantes “oficial” y ofrecer tratamiento a personas que de otra forma posiblemente no se beneficiarían, en detrimento de los que están mejor posicionados y por tanto, alterando los criterios sobre quien merece de forma prioritaria el tratamiento.
En el largometraje Concussion (Peter Landesman, 2015) , La verdad duele en versión española, el protagonista, el Dr, Bennet Omalu, patólogo forense de origen nigeriano, defiende el principio de justicia en su lucha contra los poderes establecidos de la Liga Nacional de Fútbol Americano cuando intenta que reconozcan una lesión presente en algunos jugadores que fueron profesionales. Además restituye a los pacientes de su original estado como personas, con una enfermedad que justifica y hace comprender su forma de actuar y decadencia ante familia, amigos y público en general.
Es interesante observar que la relación médico-paciente de la que habla la autora, en el caso de Concussion, es ciertamente peculiar ya que el doctor en este caso es un médico forense y por tanto. la relación con el paciente es post-mortem, pero contribuirá a generar un cuerpo de conocimientos que ayudará a otros deportistas de contacto a prevenir este tipo de lesiones con anterioridad atribuidas casi en exclusiva a los púgiles.
En conclusión me ha parecido un análisis muy acertado desde dos enfoques diferentes, películas y series televisivas, que goza de gran actualidad y permite estudiar diferentes planteamientos desde la bioética. Felicidades.
BIBLIOGRAFIA
1. Bartolomé, A. R. (2013). La utilización educativa del multimedia y audiovisual en la red. En J.I. Aguaded y J.Cabero (Coords) Tecnologías y Medios para la Educación en la e-Sociedad (p. 239-70). Madrid: Alianza Editorial.
2. Díaz Membrives, M., Icart Isern, M. T., & López Matheu, M. C. (2016). La utilización del cine como herramienta docente. Revisión bibliográfica. En P. Membiela, N. Casado, & M. I. Cebreiros (Ed.), La docencia universitaria: desafíos y perspectivas (p. 495-500). Ourense: Educación Editora.
3. Muñoz Ronda, F. J., Rodriguez Salvador, M. del M., Palma García, J., & Morales Asencio, J. M. (2006). El cine como herramienta didáctica en la formación enfermera. Tempus Vitalis. Revista Electrónica de Cuidados, 6(2), 38-46. http://doi.org/10.1017/CBO9781107415324.004
Película:Pure Genius
Titulo Original:Pure Genius
Director: Jason Katims, Sarah Watson
Año: 2016
Pais: Estados Unidos
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