Introducción
Tomaremos las conceptualizaciones que hace Lacan del deseo como deseo del Otro y sobre la constitución subjetiva. En el Seminario 10 plantea que el “sujeto tachado se constituye en el lugar del Otro como marca significante. Inversamente, toda la existencia del Otro queda suspendida de una garantía que falta, de ahí el Otro tachado. Pero de esa operación hay un resto, es el a” [1] Postula que el sujeto se constituye en el campo del Otro, con los significantes que el Otro le otorga. Pero no existe significante que pueda nombrar el ser del sujeto. Siempre falta. Entonces, es desde “la escena del Otro, donde el hombre como sujeto tiene que constituirse, ocupar su lugar como portador de la palabra, pero no puede ser su portador sino en una estructura que, por más verídica que se presente, es una estructura de ficción " [2] Para Lacan la verdad tiene estructura de ficción. No es la verdad de la ciencia, la verdad médica, la verdad moral. Es la verdad subjetiva, el valor de verdad que tiene para cada sujeto y que está en relación a su deseo. El deseo, como deseo del Otro, nunca se satisface y es enigmático. El sujeto nunca sabrá que objeto es el que causa deseo. Lo que un sujeto busca a través de un análisis, es saber qué lugar ocupó como objeto causa en el deseo del Otro, que no es otra cosa que el deseo inconsciente de sus padres. Las respuestas que se irá dando a esa pregunta por el deseo del Otro, esa pregunta que es ‘Che voi (¿Qué me quiere?)’ son las que irán constituyendo su fantasma, su realidad. La realidad no es objetiva, sino que será singular para cada sujeto y dependerá de las respuestas que se dio a la pregunta por el lugar que ocupó en el deseo del Otro. El fantasma asegura al sujeto un lugar en el deseo del Otro.
Es fundamental este desarrollo para entender que el sujeto construye la realidad y se ubica en ella en relación a los otros significativos y en función del deseo que al Otro adjudica para construir su propio deseo. La realidad es vista por el sujeto desde el fantasma. El sujeto se representa como supone que es tomado en ese lugar de objeto (voz, mirada). Dicha representación dará cuenta de ese lugar que ha ocupado en el fantasma materno. La misma habilitará la posibilidad de la construcción del yo. Queda claro que la cuestión del origen es sumamente importante para la constitución subjetiva.
Planteado esto, postulamos que la frase paradigmática para pensar el lugar del deseo y la verdad subjetiva es una confesión que realiza un personaje en el film “Dos Vidas” (Zwei Leben/Two Lives) y que es “Tú eres mi madre, pero yo no soy tu hija”. Proponemos que en la enunciación de esta oración hay dos partes, la primera, el “tú eres mi madre” que indica una verdad para el sujeto que la enuncia, y por otro lado, en la segunda parte “pero yo no soy tu hija” irrumpe una verdad hasta ahora oculta. Damos inicio al análisis de dicha situación.
Tú eres mi madre / pero yo no soy tu hija
El film “Dos Vidas” (Zwei Leben/Two lifes, Alemania, 2012) está ambientado en Europa en el año 1990. El muro de Berlín acaba de ser derribado. Katrine Evensen creció en la Alemania del Este pero vive desde hace 20 años en Noruega. Es una "hija de la guerra", fruto de una historia de amor en plena Segunda Guerra Mundial entre Ase Evensen, y un soldado alemán. Disfruta de su familia junto a su madre, su marido Bjarte, su hija Anne y su nieta. En un momento dado, un abogado les pide a Katrine y a su madre que colaboren como testigos en un juicio contra el estado Noruego a favor de los niños de la guerra, y ella se niega. Gradualmente, toda una red de secretos se va descubriendo.
Hacia la mitad de la película nos enteramos que Katrine en realidad no es la hija de Ase, sino que es una espía de la Stasi, órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana (RDA). El film va y viene en el tiempo, y en unos de estos vaivenes muestra que esta mujer, cuyo verdadero nombre es Vera, de niña estuvo en un orfanato en Alemania ya que sus padres murieron en un bombardeo. Al orfanato iban a visitarla a ella y a otros niños gente de la Stassi, los llevaban a pasear, les daban regalos, les armaban una realidad. ‘Eran como unos tíos’ dice ella. De adulta se convierte en una agente de esta entidad policiaca, y está presente en el momento del secuestro de la verdadera Katrine Evensen. Esta última, hija de Ase Evensen, cuando niña, fue dada en adopción por su madre, y criada en un orfanato en Alemania. Ase manifiesta haberla dado en adopción debido a que, como esa niña era hija de un soldado alemán, sus propios padres no la querrían más. Lo hace para conservar el amor de sus padres. Años más tarde, vuelve a Alemania buscando a Katrine pero no la encuentra. Pero de esto también nos enteramos a partir de la entrada en escena del abogado. Era un secreto que Ase había mantenido oculto todos estos años.
Katrine Evensen crece en ese orfanato en Alemania, bajo el nombre de Katrine Lehnhaber, pero se entera de su verdadera identidad y de que su madre la estaba buscando, y un día escapa en un bote. Llega a Dinamarca, donde es secuestrada e interrogada por algunos agentes policiales daneses, y uno de ellos es un alemán de la Stassi. De allí escapa de nuevo, va a Noruega, y llega a la casa de su madre. Pero ésta no está. Quien le abre la puerta es Vera, que se estaba haciendo pasar por Katrine. Esa noche llegan los agentes de la Stassi y finalmente, aunque Vera intenta ayudar a Katrine a escapar, terminan matando a ésta última y quemando su cuerpo en el bosque. Sigue adelante la farsa, y en el presente de la película -ya como agente inactiva- desde hace 20 años que Vera es Katrine, hija de Ase, y ha formado una familia en Noruega, donde actualmente viven.
La aparición del abogado que busca la verdad plantea un quiebre en la trama narrativa. A partir de este momento, aquella verdad forcluida de la escena retorna. El busca la verdad en la historia, en la historia de Noruega, y su correspondiente justicia. Pero revela también, quizás sin buscarlo de antemano, una verdad en la historia singular de esa familia particular. Hasta ese momento, este engaño, el hecho de que Vera simulaba ser Katrine, esta mentira había permanecido oculta. Este abogado le lleva a Anne, la hija de “Katrine”, un video donde se ve a la verdadera Katrine Evensen, años atrás, siendo entrevistada como la única persona que había podido escapar de la Alemania nazi y buscando a su madre. Anne lleva este video a casa de sus padres y es visto por la familia entera, y entonces “Katrine” confiesa. El meollo de la cuestión reside en la frase que “Katrine” le dice a su madre en esta confesión: “Tú eres mi madre, pero yo no soy tu hija”. En esta frase podemos ubicar una verdad subjetiva por parte del sujeto implicado en el “tú eres mi madre”. Aquí puede pensarse cómo la ficción funcionó para el establecimiento del lazo, y que esta “Katrine” encontró allí un lugar que ocupar y donde fue tomada como hija y ella tomó a Ase como madre. Pero irrumpe una verdad que da cuenta de la farsa en la que se encuentran que es el “pero yo no soy tu hija”. Ase ocupó el lugar de madre para Vera, y viceversa, para Ase “Katrine” fue su hija, la hija que en primera instancia dio en adopción para no perder el amor de sus propios padres, pero que luego buscó y después de mucho tiempo creyó haber encontrado. Hasta que eso se quiebra. Ase le pregunta “¿Entonces dónde está mi hija?”. Pero la situación no es tan simple y el director nos ofrece una escena que nos lo recuerda: el momento posterior en la cual la cámara enfoca a Ase mirando por la ventana a Vera, y esbozando una sonrisa. Ese gesto manifiesta también una verdad: que fue su madre, y que ha amado a su hija, a esa que durante 20 años fue su hija. ¿Ha dejado de serlo? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que a partir de ahora nada será lo mismo para estos personajes. Esa verdad que funcionaba hasta ese momento deja de serlo, esa escena en la que la familia se encontraba se rompe. Se revela el montaje fraudulento en el cual se encontraron todos estos años inmersos. Bjarte, el marido de “Katrine”, también pregunta “¿Entonces qué es verdad?”. Vera le responde: “La verdad es todo lo que vivimos”.
Lo que podemos pensar en este punto es ¿Cuál es la verdad de Vera? ¿Es posible el amor en semejante mentira? Se la puede juzgar moralmente, y de hecho ella decide pagar por lo que hizo, entregándose a la policía, de esa manera salva algo de los otros, de su familia. Pero su verdad es tener una familia. Aquella que de niña la constituían los ‘tíos de la Stasi’, hoy es la que ha formado siendo Katrine Evensen. Vera fue una niña sin padres. El amor era algo que necesitaba, que anhelaba, que siempre había querido tener. Lo mismo sucede con Katrine Evensen, la verdadera. Criada en un orfanato. Sin padres. Dada en adopción por su madre. En busca de ésta, de una familia, de amor.
¿Se puede sostener una verdad no dicha sin consecuencias en la singularidad y en las generaciones? La pregunta vale para los dos ocultamientos que se dan en la película. El de Ase y el de Vera. Podemos decir que no. Ase mantuvo oculto hasta el momento de la llegada del abogado el hecho de que había dado en adopción a su bebé. No es una mentira sin consecuencias. Vera montó una farsa donde se hizo pasar por alguien que no era. A partir de allí construyó una vida como la que siempre quiso. Pero como dice el refrán, la mentira tiene patas cortas, y más tarde que temprano, la verdad se reveló. Cuando en el origen, en lugar del mito aparece la farsa, esto suele tener consecuencias devastadoras para todos los sujetos involucrados.
Tú eres mi madre
"La Pivellina" (Non è ancora domani, Italia-Austria, 2009) es una película austríaca filmada en las afueras de Roma, donde encontramos una familia de personajes que viven juntos en un predio en remolques al costado del parque desde hace decenas de años. Son artistas circenses y funcionan como una “familia” aunque no tengan una ligazón sanguínea. Estos personajes son Walter y Patti, un matrimonio, un adolescente llamado Tairo y su abuela. La película empieza con Patti buscando a su perro Hércules, que se ha perdido. En esa búsqueda encuentra algo que no esperaba, una niña de dos años sola en una hamaca. Patti se ve confrontada a tomar una decisión, ¿qué debe hacer? Busca a la madre por todos lados pero no hay nadie. La niña pide por su madre y llora. Patti la toma en sus brazos y la lleva a su casa, a su remolque, a su hogar. Intenta calmarla: "Mamá ya va a volver, estás con la tía Patti". En la campera de la niña hay una nota, presuntamente escrita por la madre, que dice que volverá a buscarla en unos días, que por favor la cuiden. Walter está preocupado. Se rige por el marco legal, que hay que llevarla a la policía. Que quedarse con la niña les va a traer problemas, que no quiere que lo acusen de secuestrador. Patti se hace cargo de la niña, la aloja, le da un lugar, le da de comer, le compra ropa, la lleva a jugar, a pasear. Le pregunta cómo se llama, la nena dice "Aia". La bautiza "Asia". Poco a poco se van conociendo y encariñando. Pasan los días y la madre no aparece, Asia ya no pide por ella. De hecho, cada vez que Patti pronuncia la palabra "mamá" Asia dice "No, no, acá". Tairo también forma parte importante en el cuidado de la pequeña. Le hacen un lugar en esta familia que formaron. Desde que la encontraron en la hamaca que buscan a su madre o a su padre por todos lados. Patti va mostrando una foto de la madre que ésta dejó junto con la nota, por el pueblo, a todos los conocidos y personas que viven por allí, preguntando si la han visto. Patti en un momento dice que la madre probablemente los conoce a ellos, del parque y que por eso dejó a Asia con ellos. Va en búsqueda de esta mujer. Lee los diarios se fija si alguien está buscándola. No es su intención quedarse con la niña, pero si podría decirse que ocupa un lugar en su deseo. Ya que podría haber ido a llevarla a la policía desde el momento en que la encontró y no había rastro de su madre, pero en lugar de eso, de seguir en la línea de los abandonos, Patti la aloja, le hace un lugar a esa niña, la incluye en una trama significante. La nombra, la acaricia, la quiere.
Sostenemos que es a partir de este lugar que Patti le da -sin saberlo- en su deseo, que Asia la instaura como su madre. Le dice, sin hablar, en acto, “Tú eres mi madre” [esta es la segunda modulación que adquiere la frase con la que dimos comienzo al análisis de los films “tú eres mi madre, pero yo no soy tu hija”]. La nombra, la “bautiza” como su madre. Patti cumple esa función, a pesar de ella, a pesar de sus intenciones, y esto es posible gracias al lugar que le da y que esta ‘pivellina’ ocupa en su deseo. El hecho de adoptarla simbólicamente, de alojarla, es un acto que Asia lee como tal y por ello la instaura como madre. Siguiendo las conceptualizaciones que Oscar D’Amore realiza en su artículo “Roban a un padre: la restitución en situación” tomamos el término “parentalidad” que utiliza allí y que está en estrecha relación con el término filiación: “(a-) filiar no necesariamente implica parentalidad. La parentalidad es la emisión subjetiva sobre el fondo particular que promueve un universo discursivo previo de la filiación que el niño recibe (…) la parentalidad está del lado del hijo y depende de su posición de sujeto” [3] La filiación la da el padre, el tutor del hijo. Es dar (o no) un nombre, un apellido. La parentalidad está del lado del hijo y es éste quien nombra, adopta, al padre como siendo tal. En este sentido es que Asia adopta y nombra como madre a Patti. Este es el sentido otorgado por la frase “tú eres mi madre”.
Si bien Patti no se hace cargo de la niña dentro de los márgenes de lo que dicta la ley, su intención nunca es la de apropiársela. No hablamos entonces de una farsa sino que se trata aquí de una ficción, cuyo carácter reside en la "eficacia simbólica que de ella emana y que opera sobre todos aquellos que se encuentran tomados por la misma (…) El papel que desempeñan -los padres- en ese juego es estructuralmente necesario y la función que despliegan es la de ubicarse en un lugar para luego correrse de ese sitio. La invención está sujeta a una forma de legalidad que instaura una realidad donde el sujeto encuentra alojamiento. Alojado en la casa de las palabras (el Otro primordial), y en su función legislativa, el sujeto encuentra que la ficción es verdadera" [4] El concepto de verdad nada tiene que ver con "exactitud", no es una cuestión fáctica. No es la verdad tal como la ciencia la concibe. Se trata del valor de verdad para ese sujeto. Aquí es necesario introducir la última parte de la trama del film: un día llega otra carta de la madre de Asia, que dice que vendrá a buscarla en dos días. La familia se pone triste pero decide organizarle una fiesta de despedida, y aprovechan esos dos últimos días juntos paseando y brindándose un buen momento con ella. El día de la despedida, pasan las horas y la madre no aparece. En esa escena final, Patti y Tairo están hablando y Patti recuerda que cuando Tairo era chico y sus padres se separaron, él se subió arriba de un camión que había allí y dijo que estaba tan triste que se iba a suicidar. Tendría cuatro o cinco años. Patti se ríe de ello. Tairo dice que eso no es gracioso, y Patti le dice que lo contuvieron y le dijeron que lo querían, que se bajara de ahí. La película termina con un plano de la cara de Patti, con Asia dormida en sus brazos.
Tairo es un adolescente que vive en ese predio, en un remolque, con su abuela. Sus padres se separaron cuando era niño y desde entonces no se sabe nada de la madre. El padre vive en otro lado, también forma parte de un circo, y cada tanto Tairo lo va a visitar. Patti y Walter, “hacen de padres” de Tairo, así como Patti hace de madre de Asia. Lo que podemos pensar que esta última escena revela es una verdad que va más allá de la ficción de ser “una familia” en la que todos estos personajes se encuentran. Lo ficcional de la familia, esta escena de lo familiar, encubre, de alguna manera, la verdad de los niños abandonados por sus padres. Este recuerdo que irrumpe en esa escena final hace retornar la verdad sobre el origen de estos niños, que a fin de cuentas es, que no tienen padres. Que fueron abandonados por sus padres. De nuevo tenemos aquí como articulador, los niños sin padres, pero a diferencia del film anterior, aquí la situación se da de otra manera ya que estos niños se encuentran con Otro que los aloja en la casa de las palabras, donde pueden ocupar un lugar en su deseo, y no hay un engaño ni mentira que funde esa relación.
Sí podemos pensar que es posible que, gracias a esta ficción, eventualmente, ante las preguntas de Asia sobre sus orígenes, los otros (Patti, Tairo, Walter) puedan desplegar una historia, una creencia, un mito, en donde incluirla y que tendrá valor de verdad para todos.
Yo soy tu madre
Para plantear un contrapunto con esta última situación, y que se asemeja en algunos puntos a la primer viñeta utilizada (Dos vidas) utilizaremos un fragmento del episodio "It’s a wonderful lie" de la serie televisiva "House M.D" (Cap. 10, Temp. 4, Estados Unidos, 2004), donde puede verse una situación similar en algunos aspectos pero con una toma de posición totalmente distinta por parte de uno de los personajes en cuestión. Se trata de una mujer que está internada en estado muy grave. Como es habitual en el departamento de diagnóstico de House, postulan una de las hipótesis posibles para el cuadro que sufre esta mujer y entonces deben hacer un trasplante de médula ósea, para lo cual, su hija sería la donante perfecta. Deben hacer un test de compatibilidad. La paciente se niega rotundamente, alegando que no quiere poner a la hija en riesgo ni que sufra ningún dolor. Dr. Taub le dice que si no lo hace va a morir y que la hija va a cargar con ese peso por el resto de su vida. La paciente se niega de igual manera y está dispuesta a morir. Aparece dr. House, quien la interpela y le dice que si en realidad prefiere morir a que su hija tenga un dolor por un pinchazo, es porque en realidad sabe que el examen de compatibilidad no dará positivo porque esa niña no es su hija, y teme que ésta se entere de la verdad. Entonces ella cuenta que esa bebe le fue entregada por una mujer drogadicta, y que ella le juró guardar el secreto de quien era su "verdadera madre". Hay que rescatar que la relación entre la presente paciente y su hija siempre se caracterizó porque era una relación en la que siempre se decían la verdad. No había mentiras. Pero hay una mentira fundante en el origen de esa relación, que es la mentira sobre el origen mismo de la niña. Finalmente la mujer se salva, no se ve obligada a decirle nada a la niña sobre esta adopción de la que nada sabe.
Tal como se plantea en la introducción al texto ‘Apropiación- Restitución de niños y tecnologías reproductivas’: “puede haber una madre que quede embarazada, que lleve adelante ese embarazo y que dé a luz un niño, pero que no desarrolle respecto de esa cría deseo materno alguno. Puede en ese caso ceder al bebé dándolo en adopción a aquellas personas que no están en condiciones biológicas de procrear y que desean un hijo" [5] En el caso relatado hay una madre que cede a su hija, pero no hay una mediación de la ley. Esta situación no está regida por lo legal, ya que no hay adopción de por medio ni ningún tipo de marco jurídico que inscriba legalmente a esta niña como hija de esta mujer. No hay Estado que regule y le dé el título de madre legal, tutora. Se trata de una mujer que toma a la niña como propia, y su relación desde ese entonces se basa en la mentira, en el engaño, en la farsa, a pesar de las buenas intenciones de la mujer. Como dice Lacan, el error de buena fe es entre todos el más imperdonable. Esta mujer no construye una ficción fundadora sino que desarrolla una farsa. El problema está en que, desde el psicoanálisis, la verdad tiene estructura de ficción, y en la constitución subjetiva todo lo que ingresa al aparato psíquico, para decirlo freudianamente, deja huella: "no hay del lado del sujeto adquisición de huellas falsas, aunque se descubra que los apropiadores no ignoraban que inscribían una mentira sobre el origen, y que asentaban toda la historia posterior en la repetición y el sostén del ocultamiento" [6] Salvando las distancias para las cuales es utilizado en esta cita el término apropiación, ya que esta mujer no está cometiendo un crimen nefasto como ocurrió en la última dictadura militar argentina, pero sí está obturando, negando, la posibilidad de que esta niña conozca sus orígenes. En palabras de Oscar D’Amore está cometiendo un "atentado filiatorio" [7]. La mujer ama a su hija. Pero de nuevo, la pregunta insiste: ¿Es posible el amor en semejante mentira? Sabemos que no es sin consecuencias. El hecho de decir que es su madre biológica cuando no lo es, y de no transmitirle la verdad de sus orígenes a la niña, hace que no respete el derecho a la identidad que todos los sujetos tenemos: "El derecho a la identidad está comprendido dentro del Artículo 17 de la Declaración UNESCO, el cual atiende a la preocupación por las generaciones futuras. En la medida en que todas las personas tienen el derecho a conocer sus orígenes –tanto genéticos como históricos y culturales–, las circunstancias que rodean la concepción y nacimiento de un ser humano resultan especialmente sensibles" [8]
Podemos ver la cuestión de la mentira y la repetición de la farsa en acto en esta sobrevaloración ya casi sospechosa -y sospechada por House- que tienen madre e hija sobre el valor de la verdad. No se mienten nunca, siempre se dicen la verdad. La hija sabe todo sobre la madre y viceversa. Planteamos que en este caso la modulación de la frase utilizada en el principio es “Yo soy tu madre”. Esta frase encubre la verdad sobre el origen de la niña. Y entonces pensamos que el valor que la madre le da a la verdad está en relación directa con la culpa que retorna de la mentira inaugural. Lo que retorna de esta farsa, de este montaje fraudulento, lo hace en lo genético, en el cuerpo biológico, en la medida en que nada del cuerpo de la hija es compatible con el cuerpo de la madre. Es la irrupción de una verdad que se mantuvo oculta mostrándole a eso que tuvo carácter ficticio, su nota engañosa.
¿Tener un hijo vs. Ser madre?
El film "La decisión más difícil" (My Sister’s Keeper, Estados Unidos, 2009) plantea unas cuantas cuestiones bien interesantes para poder pensar cómo se articulan el rol de las tecnologías reproductivas y el deseo. Por un lado, tenemos a Kate, una niña que padece cáncer. Sus padres no son compatibles genéticamente con ella para donarle los órganos y la sangre que necesita. El médico les plantea "extraoficialmente" (así lo dice él), que pueden tener un hijo diseñado específicamente para que sea compatible con Kate y pueda salvarla. Así es como sin pensarlo, inmediatamente, Sara, la madre, dice "Sí, hagámoslo, tenemos que hacerlo". Nace entonces Anna, esta niña diseñada para salvarle la vida a su hermana mayor, que en el presente en el que transcurre la película tiene once años. Para el presente trabajo dejaremos de lado algunas de las cuestiones bioéticas que se podrían plantear ya que son sumamente interesantes pero exceden los propósitos de este escrito.
Sara está tan ocupada en que Kate esté bien, en que nada le falte, en mantenerla con vida a cualquier costo que desoye los deseos de ella, de sus otros hijos, de su marido, de su familia. Sara dejó su trabajo para estar exclusivamente al cuidado de Kate. Está tan ensimismada que no ve lo que está sucediendo. Kate necesita un trasplante de riñón, está muriendo. Anna no quiere donarle el riñón porque no quiere someterse a más operaciones, y entonces denuncia a sus padres para emanciparse medicamente, cosa que hacia el final de la película obtiene por parte de la Justicia. Sara está indignada con esta actitud de Anna, le pregunta a los gritos, como si no esperara respuesta “¿Cómo no queres ayudar a tu hermana…?”, quedando al descubierto lo que proponemos como una posible continuación de esa frase, latente, que diría “…si para eso fuiste concebida”. Si tomamos como fundamental para la constitución subjetiva el que haya para ese niño por venir un lugar en el deseo del Otro (materno), entonces podemos pensar que “toda trama acontecida se presenta como productora de marcas subjetivantes. Un lugar en el deseo del Otro es condición ocupar y significa que alguien debe donar un sitio donde el sujeto se aloje” [9] ¿Es suficiente para ser madre sólo desear un cuerpo? ¿Qué lugar le dona Sara a Anna en su deseo, más que el de ser un riñón, una médula, un conjunto de glóbulos rojos que salvará a su otra hija, de quien sí es madre? Quien ocupe esa función, sea la madre biológica o no, deberá donar un lugar en su deseo para que ese sujeto pueda advenir. Ahora bien, cuando un sujeto es producto de una manipulación genética y es traído al mundo con el objetivo de ser un cuerpo para otro cuerpo ¿Qué sucede? En este caso las tecnologías reproductivas, en palabras de Armando Kletnicki, no promueven lo simbólico, no tienen en cuenta que “El proceso de constitución subjetiva no puede equipararse a una programación, porque al tratarse de significantes, y no de signos, la plena formalización está imposibilitada, vedada, y todo cálculo al respecto es fallido por estructura” [10] En este punto, el avance de la ciencia sobre la reproducción humana se presenta como un modo de aplastamiento subjetivo. Afortunadamente, ‘lo imposible sucede’, y allí donde no se esperaba más que un cuerpo-objeto, advino un sujeto. Algún lugar habrá ocupado en el deseo del Otro materno, encarnado no necesaria ni precisamente en la persona de la madre, que permitió la emergencia subjetiva. Podemos postular entonces que sin deseo no es posible ser madre. Sin deseo por ese niño por venir, sólo es posible tener un hijo. Tener un objeto que se nombra, y que en este caso, viene a satisfacer una necesidad. Sólo es posible tener un cuerpo. En tanto que sólo se quiere un cuerpo, éste cuerpo será un producto, del cual el Otro (en este caso Sara) puede gozar.
La vuelta de tuerca está en que hacia el final de la película nos enteramos de que en realidad la emancipación médica fue una estrategia pensada por Kate, quien le pidió a Anna que no le done más órganos ya que no quiere vivir más en estas condiciones. Anna lo hace por su hermana, pero podemos pensar, que más allá del altruismo de Anna que intenta mostrar la película, si bien esta decisión fue iniciada por Kate, algo de la subjetividad de Anna está en juego y de algún modo se hace una cierta justicia (legal y subjetiva) sobre ella, ya que obtiene la emancipación médica y de alguna manera no sigue sometida al goce del Otro que le dice que hacer con su cuerpo, pudiendo escapar a ese destino para el cual fue concebida: “Aunque parece quedar signado el lugar al que el sujeto es destinado por este deseo que habita en el Otro, las conclusiones no pueden cerrarse a priori: la plena determinación encuentra límite en lo imprevisible, en una respuesta del niño que no queda explicada acabadamente apelando al deseo inconsciente de los padres” [11] Existe una determinación por el lugar que un sujeto ocupó como causa -o no- en el deseo del Otro, pero afortunadamente también existe una salida a esa determinación. Por tratarse de un valor de verdad, y no de una verdad absoluta, esto significa que puede dejar de serlo. No estamos todos condenados a ser para siempre eso, no es un destino ineludible [12]
Creemos que parte de esta salida que Anna encuentra es posible gracias al lugar que le ofrece su hermana Kate, ocupando en esta instancia la función materna para Anna. Si postulamos que ser padre es otorgar un lugar para luego correrse de ese sitio, para que ese sujeto que es hijo crezca, pueda desarrollarse, crecer, ser padre eventualmente, esto implica, por parte de los padres, aceptar una pérdida. Kate dona un lugar a Anna, y puede correrse, aceptando la pérdida que esto conlleva, para que esa niña pueda devenir mujer, que su cuerpo sea algo más que un cuero fisiológico, y no sea aplastada por el lugar que ocupó en el deseo de su Otro primordial. Le otorga un lugar más amable donde puede ser alojada.
Conclusión
Creemos que a partir del análisis de las modulaciones de la frase inicial “Tú eres mi madre, pero yo no soy tu hija”, que fue posible hacer gracias a la narrativa cinematográfica, se puede concluir que, desde la perspectiva psicoanalítica no existe predeterminación, ni previsión alguna en cuanto a lo subjetivo. Un sujeto se constituye en el campo del Otro, con los significantes que ese Otro le otorga, pero también habrá una contingencia que escapa a cualquier determinación, y que tiene que ver con el valor de verdad, con la verdad subjetiva que tendrá ese lugar que ocupó cada sujeto, como objeto que causó el deseo inconsciente de sus padres, y que como verdad subjetiva, no es para siempre, puede dejar de serlo y advenir otra cosa. La “contingencia relacionada con el acontecimiento es la contingencia central del sujeto respecto del deseo del Otro que lo acoge o lo recibe. No es la misma para cada hermano en una familia, no es la misma en el caso de ambos padres, puede también jugar el deseo de alguien externo a los padres biológicos” [13] Lo vemos en Anna, en la medida en que encontró alguien que la aloje, su hermana, posibilitándole la salida a ese destino que le esperaba de ser sólo un conjunto de órganos. Lo vemos en Asia y Tairo, niños abandonados por sus padres, pero que se hicieron y encontraron un lugar en Patti, quien ofició de madre ofreciéndole un lugar a esos niños. Vemos lo siniestro de la farsa cuando ocupa el lugar de la ficción, en Vera y en el caso de House.
Para finalizar creemos que la cuestión del origen es fundamental en la constitución subjetiva. Un sujeto tiene que ocupar un lugar en el deseo de Otro, éste puede no ser necesariamente un padre biológico, pero ese lugar es condición ocupar, tiene que estar disponible. Cómo se trate luego por parte de los padres (biológicos o adoptivos), cómo se arme esa ficción será algo singular de esa familia, siempre teniendo en cuenta construir una ficción, un mito, y no una farsa que aplaste y oculte los verdaderos orígenes, dando lugar a lo siniestro, a lo fraudulento. A lo violento. Sin deseo, no es posible el amor. Pero el amor enredado en la mentira, no creemos que pueda llamarse amor. Siempre estará latente esa nota engañosa sobre la cual se fundan las relaciones fraudulentas, que de alguna manera salen a la luz, muy a pesar de quien trata de ocultarlas. Como pudimos ver en esas verdades ocultas que retornan en los films “Dos vidas” y el episodio de House “It’s a wonderful lie”. Sólo una vez que el hijo nombra al padre como tal, le otorga la parentalidad, es ahí entonces que el padre, la madre se constituyen como tales para ese hijo. Quien usurpa esos lugares no dejando opción alguna, no está en condiciones de amar. Tomando la formulación que Lacan hace del amor como dar lo que no se tiene, si amar es dar la falta, significa que hay que aceptar primero la falta para poder luego darla, donarla. Quien obtura la falta, oculta y esconde una verdad, no está en condiciones de donar esa nada, de dar ningún amor.
Bibliografia
Cambra Badii, I.; Canevari, V.; González Plá, F.; Lemos, A.; Tomas Maier, A. “House y el problema de la verdad”. Journal Etica&Cine Revista Académica Cuatrimestral. [en línea] Noviembre 2013. Disponible en: http://journal.eticaycine.org/House-y-el-problema-de-la-verdad
D’Amore, O. “Roban a un padre: la restitución en situación.” Aesthethika Revista Internacional sobre Subjetividad, Política y Arte Vol. 8, (3), julio 2013, 52-66. Disponible en: http://aesthethika.org/IMG/pdf/AEV8N3_07_Roban_a_un_padre.pdf
Fariña J,J, M y Gutierrez, C. (2000) “Introducción: Apropiación-restitución de niños y tecnologías reproductivas” en “La encrucijada de la Filiación”. Buenos Aires. Lumen.
Kletnicki, A. (2000) “Un deseo que no sea anónimo” en “La encrucijada de la Filiación”. Buenos Aires. Lumen.
Kletnicki, A. (2000) “Niños desaparecidos: la construcción de una memoria” en “La encrucijada de la filiación”. Buenos Aires. Lumen.
Lacan, J. (1962): “La angustia”. Seminario 10. Buenos Aires. Paidós.
Rabinovich, D. “El concepto de objeto en psicoanálisis: el objeto a” Ficha de cátedra. Disponible en: http://23118.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/electivas/francesa1/material/conceptodeobjeto.pdf
NOTAS
[1] Lacan, J. (1962): Seminario 10. “La angustia”, clase IX “pasaje al acto y acting out” Buenos Aires. p. 127-128
[2] Op. Cit. P. 129. El subrayado es nuestro
[3] D’Amore, O. “Roban a un padre: la restitución en situación” p. 59 -62
[4] Fariña J,J, M y Gutierrez, C. “Introducción: Apropiación-restitución de niños y tecnologías reproductivas” en “La encrucijada de la Filiación”. p 17.
[5] Fariña J,J, M y Gutierrez, C. Op. Cit. Pág. 16
[6] Kletnicki, A. “Niños desaparecidos: la construcción de una memoria” en “La encrucijada de la filiación”. p. 51.
[7] D’Amore, O. Op. Cit. p. 58
[8] Cambra Badii, I.; Canevari, V.; González Plá, F.; Lemos, A.; Tomas Maier, A. “House y el problema de la verdad”. Disponible en: http://journal.eticaycine.org/House-y-el-problema-de-la-verdad
[9] Kletnicki, A. “Un deseo que no sea anónimo” en “La encrucijada de la Filiación”.
[10] Kletnicki, A. Op. Cit.
[11] Idem
[12] Rabinovich, D. “El concepto de objeto en psicoanálisis: el objeto a” Ficha de cátedra.
[13] Rabinovich, D. Op. Cit
Película:Dos vidas
Titulo Original:Zwei Leben
Director: Georg Maas, Judith Kaufmann
Año: 2012
Pais: Alemania
Otros comentarios del mismo autor: