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Cyrano de Bergerac y la historia de su enorme obsesión

por Sorolla, Mariana

¿Un dato curioso?: el cine y el psicoanálisis nacen prácticamente en el mismo momento, Freud publica junto a Breuer “Los estudios sobre la histeria”; en el mismo año en que los hermanos Lumiere presentaron su primer película.

La relación del arte y el psicoanálisis ha sido en las últimas décadas cada vez más estrecha. Una muestra de ello es el hecho de que prácticamente todos los congresos y conferencias internacionales de psicoanálisis cuentan con participaciones de destacados psicoanalistas especializados en el análisis del cine. Por otra parte, la gran cantidad de películas cuyo tema central es el psicoanálisis, da cuenta de una conexión reciproca. Podemos nombrar grandes films dedicados o entrelazados al psicoanálisis, Alfred Hitchcock realiza en 1945 una visita a la temática psicoanalítica y psiquiatra en su film cuéntame tu vida protagonizada por Gregory Peck e Ingrid Bergman.

Richard Gere encarna a un psicoanalista; el doctor Isaac Barr en análisis final, un psiquiatra atrapado en la belleza de dos hermanas Uma Thurman y Kim Basinger, envuelto en un laberinto criminal. En este film se alude al sueño de las flores incluido en la interpretación de los sueños de Freud.

La historia de la relación entre Freud y la princesa Marie Bonaparte sería llevada al cine estrenada en 2004 protagonizada por Deneve como la princesa Bonaparte en el film sobre Marie Bonaparte.

La cineterapia trata de recurrir a determinadas películas para que una persona en tratamiento pueda identificar cuál es su problema con ayuda de un analista, y se vea motivado a comunicar mejor sus emociones. Utilizar las películas como metáforas terapéuticas es la base de esta nueva corriente.

Desde el teatro, la pintura, la escultura, la danza y el cine. Se puede enumerar un sin fin de obras analizadas a partir del psicoanálisis, el Hamlet de Shakespeare, los Tiempos Modernos de Chaplin, El médico a palos de Moliere, The Wall de Alan Parker, etc.

Arte y psicoanálisis se juntan en un mismo punto, lo interpretable.

Una obra de arte tiene varios modos de ser interpretada, podemos fijarnos en la técnica, en el contenido, en el estilo, etc...Hay infinitas formas de verla. Pero fue precisamente Sigmund Freud el primer psicoanalista en aplicar el psicoanálisis al arte, analizó la obra de Leonardo da Vinci. De esta obra en que aparece la figura de Leonardo parcialmente fusionada con la de la Virgen y Santa Ana, supuso que el artista había dibujado a sus dos madres, su madre biológica y su madrastra. Desde su nacimiento, a comienzos de siglo, el psicoanálisis se ha interesado por desentrañar el fenómeno artístico, ya sea buscando la comprensión de los conflictos inconscientes que movilizan al creador y que se manifestarían en su obra, como también investigando las variables psicológicas y dinámicas que intervienen en las etapas del proceso creativo. Fue el propio Sigmund Freud quien dio claras muestras de su interés por el arte, y que generó escritos de tanta finura, como Lo Ominoso.

Diferenciaremos psicoanálisis y arte, en una breve introducción.

Psicoanálisis

La mayoría de las personas pueden intuir lo que es el psicoanálisis, o ha pasado por él. Pero, no es lo mismo saber que entender. Casi todos tienen clara noción de lo que es un tornillo, lo han visto, tenido en sus manos, pero no todos entienden con exactitud la función del tornillo. Según la Real academia española, “saber es conocer algo, o tener noticia o conocimiento de ello”. Mientras que “entender, es tener idea clara de las cosas, saber con perfección algo, conocer, penetrar”.

Es decir, no todos estamos al tanto de cuando colocar un tornillo, o que tornillo usar en determinado trabajo. Bueno, todos sabemos que es el psicoanálisis pero no todos lo comprendemos, en fin, no discurrimos o deducimos como se ajustan nuestros tornillos.

Podríamos decir vagamente que el término psicoanálisis se refiere a la tarea mediante la cual un psicoanalista revela a la conciencia del enfermo el componente psíquico reprimido en él.

El psicoanálisis del griego psykhé (alma o mente), y análisis (en el sentido de examen o estudio), es una práctica terapéutica fundada por Sigmund Freud, neurólogo vienés alrededor de 1896. Podríamos colegir por lo tanto que el psicoanálisis es el análisis del alma o la mente.

Freud en uno de sus escritos nos dice…”Psicoanálisis es el nombre: 1) de un procedimiento que sirve para indagar procesos anímicos difícilmente accesibles por otras vías; 2) de un método de tratamiento de perturbaciones neuróticas, fundado en esa indagación, y 3) de una serie de intelecciones psicológicas, ganadas por ese camino, que poco a poco se han ido coligando en una nueva disciplina científica…” [1]

Arte

Deriva del latín ars, artis. Según la real Academia Española es la virtud, disposición y habilidad para hacer algo. “Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros” [2].

Conocemos un sin fin de obras realizadas por el ser humano, expresando sus ideas y sentimientos. Es una revelación subjetiva, para quien lo hace como para quien lo admira.

En cualquier experiencia estética, quien la contempla, tiene variadas sensaciones subjetivas, que hacen que uno prefiera o no un tipo de arte o muestra artística. Luego de su contemplación o su disfrute, aparece un período de meditación o abstracción donde damos cuenta de aquello que nos cautivó.

Aquello que pudimos interpretar o desentrañar de los que nos conmovió artísticamente.

Frente muchas obras se nos abren diversas sensaciones y emociones, una experiencia ya sea de “placer o displacer.” Pero todas, absolutamente todas, ya sea por desinterés, neutralidad o preferencia, nos atraviesan en algún aspecto de nuestra persona.

Teniendo en cuenta lo analizado anteriormente, realizaremos un análisis de Cyrano de Bergerac escrita por Edmond Eugène Alexis Rostand.

Cyrano fue un popular personaje de la vida real que sirvió de inspiración a la novela que lleva su nombre.

En este caso nos abocaremos al film de Jean-Paul Rappeneau, protagonizado por Gerard Depardieu.

La obra se desarrolla en París del Siglo XVII, donde la literatura del momento fue dotada de un gran creador que escribe poesías hermosas, inspiradas, obras dramáticas sobresalientes. Escribe cartas felices y dolorosas, pero siempre hermosas, cartas que tienen un solo lector: Roxana.

Hojas de papel tras las que se oculta porque su rostro no es hermoso, ya que posee una exuberante nariz. Pero lo hermoso existe y enamora en esas cartas a Roxana. He aquí lo particular de nuestro sujeto, inmerso en un sistema de códigos. Él es ese y otros, el espadachín valiente, el inteligente y de gran corazón. El de una enorme pasión, tan enorme como su nariz.

La película comienza en un antiguo teatro donde los espectadores están aguardando que empiece una obra protagonizada por un actor a quien Cyrano odia por haber posado sus ojos en su tierna amada. Todos esperan que aparezca él y le prohíba al actor realizar su trabajo.

Entre la gente se destaca un hermoso joven en busca de una dama, quiere saber su nombre. Ha pagado a otro para que lo averigüe pues él no se anima a preguntarle porque no posee ingenio. Entre tanto la dama llega, y se produce un intenso juego de miradas. Ella es Magdalena Robin, llamada Roxana, delicada prima de Cyrano, y una “preciosa”. Sí es preciosa, pero también este término aludía a las damas que animaban los salones literarios inventando palabras que enriquecieron la lengua francesa. La preciosa y el poeta galante, esquivando o postergando el encuentro amoroso, mediatizado por las palabras, sostienen el deseo como insatisfecho así como estimulan la idealización de ese encuentro postergado a cambio de un goce de rodeos y poesía.

Tal vez el encuentro entre ese deseo insatisfecho mediatizado por palabras, llegue a encontrarse con ese deseo como imposible. Tal vez el encuentro entre una histérica y un obsesivo. Un obsesivo por su amor, por su nariz. El más vulgar de los sujetos, el obsesivo, se queja que no puede producir un acto, que todo lo que le sucede es por y para el Otro. Esa queja lo protege, no de la culpa pero si de la responsabilidad. “Mírame bien, y dime que esperanza puede dejarme esta protuberancia”. Un obsesivo que remite a Aladino y la lámpara mágica. Aquella que al frotarla sale el genio dispuesto a cumplir los deseos de su amo: “Tus deseos son órdenes”.

Y así cumple Cyrano los deseos de Roxana, sus deseos son órdenes hasta el día de su muerte.

La mirada cumple un papel importante entre los amantes, ya sea observándose fijamente o leyendo esas hermosas cartas. También la voz. Función escópica e invocante, invocando justamente a Lacan.

Pero volvamos a Cyrano, quien luego de haber impedido entre valentía y poesía que la obra se lleve a cabo, se encuentra a solas con su fiel amigo Le Bret, ante el cual se confiesa: ¿Cómo es posible que Cyrano amase?. Cyrano dice que si, él ama. “Reflexiona, esta nariz que me precede un cuarto de hora a donde vaya, me impide ser amado hasta por la más fea, entonces amo a la más bella, la más delicada, la más brillante, la más dulce y sabia, Roxana”.

Le Bret le aconseja que declare su amor, pero él no puede. “No me hago ilusiones, a veces en la noche azul me enternezco, paso tristes horas al sentirme tan feo, tan solo, no me animo a hablarle por temor a que se ría en mi nariz, es todo lo que temo en el mundo”.

En eso aparece el aya de Roxana, le lleva un recado, su amada quiere encontrarse a solas con él. Presenciamos así la felicidad de nuestro protagonista, ella sabe que él existe. Nuestro poeta revive, hasta es capaz de luchar contra cien hombres. Al otro día esperando a su amada en lo del pastelero, él se encuentra ante un espejo. La mirada vuelve a lastimar a Cyrano. Rechaza esa imagen y aparta al espejo. Notamos el juego entre la mirada y la voz, ambos protagonistas también del film. Entonces llega ella, coquetea, y le confiesa que ama a alguien que aún no lo sabe, vemos nuevamente a un Cyrano feliz: ¿Será él?. Roxana continúa, es un muchacho que hasta ahora la amó en silencio, lejos sin atreverse a decírselo. ¿Es él?. Ella vio su amor en el temblar de sus labios y es del Regimiento de Cyrano. No hay dudas es él... Pero el amor de ella es cadete de su compañía, es el Barón Christian de Neuvillete, y es hermoso. Cyrano cae en la realidad, si es bello no es él. Ella teme por su amado porque a los lindos en su compañía los maltratan. Cyrano desesperanzado y ya rendido a su destino decide protegerlo, porque recordemos que los deseos de Roxana son órdenes para él. Encontramos a nuestro poeta anticipando sin saberlo una verdad que será sustancial para su existencia. Él la ama en silencio, a oscuras, entre penumbras, más adelante nos revelará: “¿Recuerdas la noche que Christian te habló bajo el balcón?. Bueno, toda mi vida ha sido así. Mientras yo quedaba entre las sombras. Otros subían a buscar el beso de la gloria”.

Pero llega Christian a la compañía de cadetes y se encuentra con Cyrano. Un encuentro decisivo. He aquí el giro de la historia, el momento en que Cyrano elige su propio destino. Christian es bello; Cyrano es feo. Christian no sabe hablar de amor; Cyrano sí.

Hacen un pacto, Cyrano le presta la elocuencia y Christian el encanto físico. Harán un héroe de novela. He aquí la singularidad de nuestro personaje, “seré tu ingenio y tú serás mi belleza”. Este fragmento será crucial, es el momento del viraje, de la determinación de la responsabilidad.

Se encuentra así con su otro especular, con aquel que le entregará la belleza que él necesita: “¿Quieres completarme y que yo te complete?”. Se vislumbra la posibilidad de un cambio para nuestro protagonista, y debe elegir. Seguir de la mano de la muerte o unirse con Christian. Aún no es hora de rendirse. Comprende que un destino no es mejor que otro, comprende al ver a Christian que él tampoco debe renunciar a un deseo.

Lacan al final de su seminario acerca de la ética propone que la única cosa de la que puede ser culpable un sujeto es de haber cedido su deseo. El yo no es propietario del deseo, pero sí el sujeto es responsable de su puesta en acto. Si Cyrano es responsable de un acto, este acto inscribió el deseo. Entonces actúa. Le da sus cartas una, dos tres y cientos. Christian las firma y las envía. Roxana desvanece; “estoy en vuestras manos. Este papel es mi vida, esta tinta es mi sangre, esta carta soy yo”.

Durante la noche se planea un encuentro. Christian le habla entre los árboles, ella escucha desde el balcón. Pero Cyrano encuentra fuerzas velado por la noche y tras un cambio de sombrero se atreve a actuar, a decir aquello que no puede cara a cara. Nuevamente la voz. Nuevamente la mirada. “Hablemos a oscuras, yo percibo la blancura de un vestido de verano, vos la negrura de una capa, yo no soy más que una sombra, vos una claridad. La noche me protege y me atrevo a ser yo mismo. Esta noche entre tu y yo es hermosa. Nunca esperé tanto. Ya no me queda más que morir”. Así será.

Roxana se casa con Christian antes de ir a la guerra, Cyrano los ayuda. Nuevamente los deseos de ella son ordenes para él. Antes de partir ella le hace prometer que Christian no pasará frío, Cyrano tratará. Cuidará que su amado le será fiel, Cyrano tratará. Que su bello amado le escribirá a menudo. Eso si lo promete con todas sus fuerzas.

Así lo vemos pasar entre el fuego y el peligro dos veces al día para enviar sus cartas de amor. Pero lo bueno dura poco, y aquí en la guerra muere Christian y con él la última carta de amor de nuestro poeta que había escrito a Roxana. Cae Christian y nuevamente Cyrano queda vacío y se une a su única aliada la muerte, vuelve a caminar con ella de la mano, juntos, día a día.

Pasan catorce años, Cyrano se enfrenta con el azar, la contingencia, que lo ubicará frente a Roxana. Una madera “enorme” cae sobre su cabeza durante una emboscada. Él llega a visitar a su prima como lo hace a diario, pero esta vez llega más tarde. Ella en la intimidad de una despedida no sabida, le entrega la última carta que recibió de su amado antes de morir, la cual guarda en su corazón como un tesoro. Él la lee en voz alta. Roxana reconoce esa voz. La voz nuevamente: “eras vos, debí haberlo adivinado cuando decías mi nombre”, se reprocha ella. Ella se da cuenta que él es su amor. Tarde ya, quizás pero no es el final aún, aunque se acerca.

Buscando a su amada finalmente la encuentra, pero alejado del primer Cyrano, porque para hacerlo debe encontrarse a sí mismo. Es el momento menos calculado y más trascendente, en donde se encuentra a sí mismo; “Hércules Sabiniano de Cyrano de Bergerac, que lo fue todo y no fue nada”.

La verdadera transformación radica en deshacer la farsa de un sujeto refugiado en el destino. Nos encontramos ante aquel que se enfrenta a lo inevitable de la muerte, “Vosotros que todo me quitasteis, el laurel y la rosa, hay algo que me llevo, a pesar de vosotros. Esta noche al entrar a la casa de Dios, barreré el azul umbral con algo, con algo que llevaré a pesar de vosotros, y que es...mi penacho”.

Podemos pensar que Cyrano es responsable, quizás no culpable, pero responsable de haber deseado vivir soñando con ser amado. Responsable de un pacto incentivado por Roxana que le dice que amaría a quien le envía esas cartas amorosas aunque fuera ridículo y feo: “Tal vez sea cierto, y aquí está la felicidad”, afirma Cyrano.

Así se despide nuestro héroe en los brazos de la que fue su amada. Su vida se planteaba como acabada desde un comienzo, amaba a una mujer hermosa, y él no sabía qué hacer para encontrase con ese deseo, hasta su madre lo rechazó por su rostro desfigurado. Nadie le enseñó a amarse, y si él no se amaba, quién lo haría. Pero al final nos encontramos con que el azar hace que Cyrano se encuentre con la posibilidad de elegir su triste destino. Que ya nada le importe, ni siquiera su enorme nariz. Sólo su enorme amor. Su desfigurada pasión.

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.
A, Becquer

Referencias

Michel Fariña, J. (1998). La ética de lo simbólico en la era de lo formal. Cap I. Lo universal y singular. Cap III. En ética: un horizonte en quiebra. Eudeba. Buenos Aires.

Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En ética: un horizonte en quiebra. Eudeba. Buenos Aires.

Michel Fariña, J. (2000). Cyrano: Cyrano y la carta del amor. Por Mónica Veli y Juan Carlos Mosca. En : Etica y Cine. Eudeba. Buenos Aires.

Michel Fariña, J. (2000). The Truman Show: Mar abierto (un horizonte en quiebra). En: Etica y Cine. Eudeba. Buenos Aires.

Cyrano de Bergerac, de Jean-Paul Rappeneau. (1990). Orion Pictures Corp.



NOTAS

[1Freud, Sigmund (1923). Dos artículos de enciclopedia: “Psicoanálisis” y “Teoría de la libido”. Obras completas de Sigmund Freud. Volumen XVIII (1920-1922). Amorrortu Editores. Pp 231

[2Diccionario de la lengua española (vigésima segunda edición), Real Academia Española, 2001





COMENTARIOS

Mensaje de Mariana Sorolla  » 28 de octubre de 2013 »  

Gracias Romina por tu comentario. La idea del psicoanálisis y el arte es eso: buscar un más allá. Como destaco en la reseña de speak, el mismo Freud se preguntaba el porqué algunas obras nos atrapaban de una manera a unos y no a otros. Dentro del psicoanálisis y el arte está la cineterapia a mi entender, esa nueva corriente que aún no se ha aventurado exaustivamente.
Freud en el Moisés de Miguel Ángel destaca: «He de confesar, ante todo, que soy profano en cuestión de arte. El contenido de una obra de arte me atrae más que sus cualidades formales y técnicas, a las que el artista concede, en cambio, máxima importancia» He ahí la unión entre el arte y el psicoanálisis, lo interpretable. Me interesó mucho tu aporte, saludos.



Mensaje de Romina Barrenechea  » 28 de octubre de 2013 » rominabarrenechea@yahoo.com.ar 

Mariana:

Debo decir que el articulo es poesia. El modo en que esta redactado y el entrecruzamiento entre psiconalisis y arte hace que el escrito se destaque de otros.

Entender al psicoanalisis como el analisis del alma hace pensar que es más que insconsciente y deseo, que va mas alla de lo reprimido y que permite una conexion especial (¿transferencia?) entre el analista y el analizado.



Mensaje de Mariana Sorolla  » 27 de octubre de 2013 »  

Gracias Analía por tu poético y acertado comentario. Un placer. El dar amor como vos comentás, es ofrecerle al otro eso; aquello que no tenemos. Citando a Cyrano cuando le dice a Christian: "Quieres completarme y que yo te complete?, seré tu ingenio y tú mi hermosura". Y en ese pacto, visualiza la felicidad. Comienza el circuito de su deseo. Gracias por tus palabras.



Mensaje de Lic, Analia Bejar  » 27 de octubre de 2013 » anbejart@gmail.com 

El amor el eterno desencuentro , tal como aparece a diario en la propaganda de la pareja de banco de Galicia, por supuesto que la tarjeta es el nexo , nexo de compra, evitare el análisis de la búsqueda del consumo, pero si de la existencia del nexo, la carta , las cartas de Cyrano , la palabra invocativa del amamante , esa lengua de los amantes que quien mas que Cyrano muestra el orden del desencuentro , del equivoco y el orden del deseo como causa y fin para la circulación , asì como lo pulsional en tanto palabra dadora de vida y causa de muerte , dadora de vida en tanto juego de significantes que en su hiancia permitan la emergencia del sujeto y responsable lejos de un juego de acción reacción puramente mecánico y tanatico.
Què es esto del amor? como es esto del amor ,si està atravesado por lo singular para Roxanna es juego , es invocación mas alla de lo físico, y ese es el equivoco eso es lo que Cyrano no escucha porque atrapado en su fantasía el orden del amor es pleno y sin posibilidades, solo en el azar es que encuentra esa posibilidad del amor pero muriendo en su encuentro, en el otro extremo están "le mille tre" de don Giovanni pero que también concluye en la muerte , el les dice a todas y a ninguna sucumbiendo frente a ese gran otro, encarnado por il comendatore , ese otro del amor pleno , tanto por falta o por demasía.
Lacan se refirió al amor como dar algo de eso que no tenemos, “dar lo que no se tiene a quien no lo es”, siempre algo nos falta y eso es lo que nos atormenta y nos pone en el circuito del deseo.
“Dar” no es dar regalos, cosas tangibles, “llenar” al otro con cosas, no es llenar de comida… El dar del Amor es ofrecer eso que no se tiene, eso que no se es, ofrecerle al otro eso incompleto que tenemos, eso que nos falta, sabiendo que el otro a quien nos dirigimos también está incompleto, Si intento satisfacer todas tus necesidades, me transformo en un objeto destinado a tapar esa falta, y si soy un objeto, soy una cosa, no un sujeto . Pero vamos a no cesar de intentarlo cada día. pero vamos a intentar, todos los días, de entendernos pese a ese malentendido que es, nuevamente según Lacan, la relación entre un hombre y una mujer.



Mensaje de   » 16 de agosto de 2013 »  

La Cineterapia es una corriente que ha surgido con fuerza en los últimos años, debido a la influencia que ejerce la trama de una película en la vida anímica de la persona. Se trata de recurrir a determinadas películas para que la persona pueda identificar cuál es la percepción que tiene de sí misma y de su situación existencial, siempre con el seguimiento de un analista.Más de una vez nos hemos identificado con el personaje de una película, y también hemos reflexionado sobre los asuntos que nos plantea. Podemos mirar nuestra situación reflejada en la película, o la de algunas personas conocidas.En su esencia, el cine conlleva una narración de relatos personales y colectivos, plantea una determinada posición ante la vida y la muerte, o situaciones peculiares e incluso extremas, que pueden ser abordadas didáctica y terapéuticamente. La película nos ofrece un efecto protector similar al anonimato, desde el cual es posible dejar salir nuestras emociones que comúnmente no permitimos y que escondemos y tememos enfrentarlas.Como en este caso, Cyrano, obsesionado en su gran pasión, pero que por sobre todo, ama. Ama con una profundo frenesí
, en silencio, sin atreverse a superar la convicción de su fealdad, temas muy presentes en las distorsiones de imagen corporal, por ejemplo, verdadera atadura que impide a muchos alcanzar la plenitud del amor.




Película:Cyrano de Bergerac

Titulo Original:Cyrano de Bergerac

Director: Jean-Paul Rappeneau

Año: 1990

Pais: Francia