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Función materna y nuevas tecnologías

por Knittel, Violeta

Universidad de Buenos Aires

Resumen

El presente trabajo pretende abordar la temática de la función materna y la construcción subjetiva en un contexto de avance tecnológico creciente, tomando como marco teórico central el Psicoanálisis. A su vez, se intentará plantear cómo el desarrollo de dispositivos electrónicos cada vez más sofisticados configura formas particulares de establecer vínculos afectivos.

Palabras Clave: Función-materna | Psicoanálisis | Desarrollo-tecnológico | Black-Mirror

“Quaerens Quem Devoret”: Maternal Function And New Technologies

Abstract

The present work tries to approach the subject of maternal function and subjective construction in a context of increasing technological advance, taking Psychoanalysis as the central theoretical framework. In turn, an attempt will be made to discuss how the development of increasingly sophisticated electronic devices configures particular ways of establishing affective bonds.

Keywords: Maternal-function | Psychoanalysis | Technological-development | Black-Mirror
 

I. Introducción

El presente trabajo pretende abordar la temática de la función materna y la construcción subjetiva en un contexto de avance tecnológico creciente, tomando como marco teórico central el Psicoanálisis. A su vez, se intentará plantear cómo el desarrollo de dispositivos electrónicos cada vez más sofisticados configura formas particulares de establecer vínculos afectivos. En función de esto, surgen algunos interrogantes sobre los problemas éticos que todo avance tecnológico acarrea y sobre los alcances y limitaciones que dicho desarrollo conlleva.

Para abordar estas cuestiones se utilizará el segundo episodio de la cuarta temporada de la serie Black Mirror, denominado Arkangel. El capítulo muestra a una madre soltera que vive con su padre y su hija Sara en un pueblo de Estados Unidos. Cuando la niña se pierde en la plaza, su madre recurre desesperadamente a una empresa de tecnología que provee un dispositivo electrónico capaz de ser insertado en el cerebro de la infanta, con el objetivo de controlar tanto las funciones vitales, las situaciones estresantes como todo aquello que la niña ve y hace. De esta forma, la madre se vuelve testigo y mediadora de todo primer contacto de Sara con el mundo exterior: es, literalmente, capaz de ver a través de sus ojos. Conforme pasa el tiempo, la niña empieza a exteriorizar su necesidad de abandonar la sobreprotección materna para conocer los verdaderos avatares del mundo real. Cuando sobreviene la adolescencia, aquella actitud sobreprotectora de la madre se incrementa de una forma cada vez más exacerbada y estragante, desembocando en un control tiránico que sofoca, perturba y obtura cualquier posibilidad de subjetivación. Esto genera en Sara una necesidad de separación y corte que finalmente encontrará en el campo de lo real.

El episodio muestra explícitamente cómo la madre omnipresente y total controla de forma absoluta las funciones corporales de su hija, las relaciones que establece, sus sentimientos y las primeras impresiones sobre los objetos del mundo. Esto se hace posible a partir de un dispositivo electrónico ideado con el objetivo de brindar seguridad y protección. En este sentido, se plantea un problema ético en relación al derecho que se atribuye la madre a intervenir de una forma tan concreta y radical sobre la constitución psíquica de su hija. A su vez, se ve cómo impacta en el personaje de Sara el hecho que la madre funcione de una forma completamente abarcativa y las consecuencias subjetivas que ello acarrea. El final del episodio da cuenta de una ruptura de la escena que permite una separación tangible entre Sara y su madre, dando lugar a un nuevo escenario que plantea alguna posibilidad de emergencia subjetiva.

II. Desarrollo

Función de la madre

El concepto de función materna ha sido desarrollado desde distintos marcos teóricos por diversos autores. En el presente trabajo, se realizará un abordaje a partir del Psicoanálisis, tomando nociones de Freud, Winnicott y Lacan. A su vez, se articulará el concepto mencionado anteriormente con el contexto de auge tecnológico en el cual surgen nuevas modalidades vinculares con sus correspondientes demandas y particularidades. Es interesante observar cómo se producen transformaciones en los vínculos primordiales a partir del advenimiento de dispositivos electrónicos cada vez más sofisticados y analizar los dilemas éticos que surgen como consecuencia.

Desde una perspectiva freudiana (1900), el lugar de la madre es aquel que permite representar las primeras demandas de satisfacción del cachorro humano. Esta demanda inicial surge apuntalada por una necesidad fisiológica de nutrición que se responde a través de una acción específica. La primera vivencia de satisfacción dejará un plus fundante del aparato psíquico y marcará una huella mnémica que el sujeto buscará recatectizar a lo largo de su desarrollo libidinal. En tanto esta vivencia está perdida, es decir, ha caído al fundamento, surge la contingencia del objeto que caracteriza lo pulsional de la existencia humana. La representación del objeto perdido como constitutiva de la estructura psíquica dará lugar al surgimiento del deseo inconsciente. En un tiempo adolescente, la búsqueda de relaciones de objeto exogámicas está orientada por el intento de reinvestir los primeros objetos de amor a los cuales se tuvo que renunciar en la resolución del complejo de Edipo. En este sentido, la adolescencia implica un proceso de resignificación de las primeras relaciones objetales y una reactualización de la trama edípica. La función materna resulta esencial en los períodos constitutivos del aparato psíquico y en todo el desarrollo vital del ser humano. La forma en que los otros significativos se relacionan con el niño o niña será determinante para la posición que ocupe con posterioridad en el mundo exterior.

Para Winnicott (1960), la madre es aquella que logra el reconocimiento de las primeras necesidades del bebé y es capaz de responder de forma consecuente. No se trata del cumplimiento del rol a la perfección, sino de tener la capacidad de actuar adecuadamente ante el surgimiento de una demanda particular. La madre suficientemente buena logra una identificación temporal con su bebé en la medida justa y necesaria. Es aquella que facilita el proceso de ilusión-desilusión, a través del cual el bebé se percibe creador del pecho materno como fuente de su alimento, dando lugar a la primera sensación de omnipotencia. La importancia de habilitar la desilusión radica en que el bebé pueda empezar a esbozar los primeros indicios de independencia de la madre, con una base emocional adecuada para relacionarse con el mundo exterior. Para que todo esto se desarrolle de forma armónica, la madre debe ser emocionalmente estable; esto implica tener la capacidad de diferenciarse de su bebé en el momento preciso, poder despojarse de sus intereses personales para atender las del niño o niña y responder de forma adecuada a cada demanda específica. En el caso de una madre cuyo estado de ánimo es hostil, depresivo o sencillamente errático a los fines de soporte yoico, las necesidades del bebé pueden quedar por fuera de la capacidad de respuesta maternal, generando dificultades en la construcción e integración del yo. Winnicott plantea que la madre suficientemente buena cumple tres funciones: la de sostén, la de manipulación y la de presentación de objeto. La primera tiene que ver con la forma en que la madre sostiene a su bebé y se liga fuertemente con la capacidad de identificación. Así, un sostén inseguro será fuente generadora de ansiedades relacionadas con la percepción de la realidad y la desintegración del yo. La segunda función tiene que ver con la forma en que la madre manipula al bebé, posibilitando una integración psicosomática y el sentimiento de ser. La tercera función implica el modo en que se introduce al niño o niña en el contacto con los objetos del mundo. Cualquier falla en las funciones mencionadas conlleva una falta de integración o una gran dificultad para la construcción yoica, dando lugar a la emergencia de una estructura psíquica con mecanismos defensivos lábiles y/o patológicos. De esta forma, la sensación de armonía con el mundo exterior, la organización estructural y los modos de establecer vínculos pueden verse afectados de forma significativa.

Por su parte, Lacan (1960) toma la idea freudiana de objeto perdido como elemento fundante del aparato psíquico que da lugar a la constitución de un sujeto de deseo. Las conceptualizaciones lacanianas sobre el deseo materno y la función paterna son elementos fundamentales para la compresión de la clínica estructural. La primera relación entre la madre y el bebé constituye una díada imaginaria que ubica al recién nacido en el lugar del falo. Este primer momento es importante para la conformación de la estructura: el bebé es aquel que viene a completar a la madre; es su único objeto de deseo. La identificación fálica se ve interrumpida por la intervención del padre, quien viene a acotar el deseo de la madre y a desplazar al bebé del lugar del falo. En este sentido, el niño o niña se encuentra con un hecho fundamental: no es todo aquello que la madre desea; existe un deseo por fuera de él que se presenta como enigmático. A través de la función paterna, se inscribe un significante primordial que opera como ordenador y regula la cadena simbólica, habilitando la posibilidad de que el bebé advenga como sujeto deseante. Esto se produce en la medida en que el padre priva a la madre del deseo de conservar al bebé como objeto de goce, permitiendo que el niño o niña abandone el lugar del falo.

La historia narrada en Arkangel muestra de una manera concreta y tangible lo que desde una perspectiva psicoanalítica se puede conceptualizar a través de la articulación teórica y clínica. El capítulo expone de forma extrema cómo la madre puede funcionar como obturadora del deseo e impedir el surgimiento de su hija como sujeto deseante, con autonomía y cuerpo propio. Aquello que en toda relación entre madre e hija se presenta como estragante, en este episodio se ve facilitado por el avance tecnológico y los dispositivos electrónicos que marcan nuevas coordenadas a la hora de emerger como sujetos. En el transcurso de la historia, hay varios elementos que dan cuenta de la forma que tiene Marie de relacionarse con su hija y cómo construye un vínculo particular. En primer lugar, hay un hilo conductor en algunas actitudes de la madre que parecen tener una direccionalidad mortífera. Si bien las medidas que toma ante las circunstancias amenazadoras que se presentan son con el objetivo de cuidar a su hija, es interesante resaltar cómo el exceso de amor y protección conduce a una situación de destrucción, que el episodio refleja crudamente. En varias oportunidades se puede ver una madre insegura: en el nacimiento de Sara, se observa que el personaje de Marie yace con una mirada solemne en un quirófano mientras le realizan una cesárea. Se siente culpable por no haber podido pujar más y tener a su hija por parto natural. En un segundo recorte, Sara se pierde en la plaza y en el momento del reencuentro, Marie le pide perdón de una forma exagerada; la situación es presentada como algo que “no puede pasar”. De allí surge la idea extrema de insertar un dispositivo con el cual pueda ver a través de los ojos de su hija. Siguiendo esta línea, en otras oportunidades puede verse cómo la madre evita cualquier tipo de situación estresante o desagradable para Sara, a través de los filtros que puede aplicar con el dispositivo de control parental. De esta forma, la niña transcurre su desarrollo sin ninguna posibilidad de tener sentimientos hostiles y experimentar situaciones desagradables. Cuando Sara se encuentra con la necesidad de ver aquello que la madre no le permite, se autolesiona con un lápiz con el objetivo de conocer su propia sangre. Este acting-out da lugar a una intervención con un psicólogo. Cuando Marie habla con el profesional que atiende a Sara, nuevamente se ubica en un lugar culpable: “yo le hice esto a ella”, le dice al profesional. A partir de estos tres recortes cinematográficos, y en relación a los planteos de Winnicott presentados más arriba, se puede ver cómo la función materna de Marie se ve dificultada por su propia inestabilidad emocional y por una fuerte inseguridad en su estructura. Al final del capítulo, se produce una ruptura de la escena que desemboca en lo que la madre anunciaba como su mayor temor: pierde a su hija de forma definitiva junto con el dispositivo de control parental, y se encuentra con el hecho fundamental de no saber. De hecho, ya no va a poder saber nada sobre su hija.

La construcción de un vínculo se produce a partir de la confianza. En este sentido, el no saber juega un papel fundamental para armar una relación de cualquier tipo. En el episodio, el hecho de que Marie esté al tanto de absolutamente todo lo que concierne a su hija, sustituye la posibilidad de entrar en un diálogo y poner en juego aquellos lugares que quedan vacíos por defecto. De hecho, es interesante observar un punto de inflexión que se produce en el vínculo entre madre e hija cuando Sara le miente a Marie para salir con un chico. A partir de ese acontecimiento, la madre vuelve a utilizar el dispositivo de control parental y la relación cambia sustancialmente: en lugar de enfrentarla, Marie toma una actitud de vigilancia como sustituto del diálogo que conduce a un desenlace dramáticamente destructivo. La importancia de dejar lugares inhóspitos tiene que ver con la inscripción de una falta que dé lugar al deseo. El conocimiento absoluto se presenta como perturbador y siniestro. Esto se refleja sustancialmente en la escena en que Marie descubre a su hija teniendo su primera relación sexual y se horroriza. Teniendo en cuenta que el encuentro con la sexualidad es traumático por definición en cualquier circunstancia, en el episodio se ve magnificado porque se presenta como algo manifiesto. Una vez más, Marie es testigo de un acontecimiento fundamental en la construcción psíquica de Sara.

Por otro lado, es interesante destacar la poca participación de una figura paterna que existe entre madre e hija. Si bien hay algunos momentos que reflejan la relación entre la niña y su abuelo, resultan insuficientes para funcionar como intervención en ese vínculo tan pretencioso y estragante. En un primer recorte, se despliega una situación en la que el abuelo le da de comer a su nieta. Esta escena es interrumpida por Marie para llevar a Sara a la plaza, cuando ni siquiera había terminado de comer. La madre toma a su hija en brazos, la saca de su silla e impide que esa situación tenga un cierre. En un segundo momento, cuando Marie accede a colocar el dispositivo electrónico en el cerebro de la niña, el desacuerdo del abuelo ante esa decisión es desestimado por completo. Estos fragmentos del episodio reflejan un intento fallido de intervenir la díada; la niña permanece en el lugar de objeto de goce materno. Tomando la metáfora lacaniana de la madre cocodrilo (1955-1956), Sara queda atrapada en las fauces de Marie, despojada de herramientas para afrontar la angustia por ser devorada y sin una figura paterna que opere como corte.

Planteos éticos sobre el desarrollo tecnológico

Tal como pudo anticiparse en el inicio del presente trabajo, el avance de la tecnología y la elaboración de dispositivos electrónicos cada vez más complejos trae consigo la necesidad de problematizar los distintos usos que se le da a los mismos. Las nuevas tecnologías abren paso a una reconfiguración de los valores adquiridos, las formas de establecer vínculos y la posición de las personas en relación a los objetos del mundo. En los últimos años, la noción de temporalidad se ha visto afectada significativamente, dando lugar a cambios profundos en los procesos de subjetivación. Existe una nueva manera de percibir el tiempo: todo transcurre inmediatamente, no hay espacio para la espera y la realidad se presenta más breve. El fenómeno de la globalización contribuye a percibir este efecto de inmediatez y la hiperconectividad genera la ilusión de estar presente en distintos espacios simultáneamente, dando lugar a sensaciones alienantes y dejando por fuera el encuentro cuerpo a cuerpo. En este sentido, se desprenden por defecto interrogantes que cuestionan los alcances y limitaciones de los nuevos dispositivos electrónicos.

Ricardo Malinadi (2006) ubica la importancia de no desligar el avance tecnológico de su dimensión ética. Todo desarrollo implica un cambio en el acceso a la información, trayendo aparejado nuevas formas de posicionarse en relación al saber. El uso que se le otorgue a esta inminente posibilidad de acceder a cualquier tipo de conocimiento en forma inmediata se mueve por límites difusos. En este sentido, surge la necesidad de establecer reglas que contengan los alcances que un dispositivo pueda tener. En la misma línea, es fundamental dar cuenta de cómo este fenómeno tecnológico configura nuevas posiciones de poder en las relaciones sociales.

En el capítulo analizado, se puede ver con claridad el problema ético que representa el uso de un dispositivo electrónico como herramienta de control parental, bajo la intencionalidad de proteger y cuidar al niño o niña. Cuando ocurre la situación de la plaza, Marie decide insertar un chip en la cabeza de su hija. La escena en la que ambas visitan la empresa Arkangel para realizar el procedimiento, tiene varios elementos a destacar para entender el planteo ético que atraviesa todo el episodio. En primer lugar, es interesante tener en cuenta que el tratamiento es gratuito. Esto se relaciona con un factor importante del desarrollo tecnológico: los efectos y consecuencias del uso de un determinado dispositivo no pueden preverse de ninguna forma que no sea especulativa. Es decir, cualquier análisis que se realice sobre el impacto social generado por determinado avance en tecnología es a posteriori. Esto ubica a Sara en un lugar de objeto experimental; si bien la empresa manifiesta que el uso del dispositivo es seguro, el desconocimiento sobre los efectos a futuro es inherente al tratamiento mismo. A partir de esto surge un interrogante: ¿En qué sentido el procedimiento es gratuito? ¿Hay otro tipo de precio a pagar por la decisión tomada por Marie? Es claro que la respuesta puede verse reflejada a lo largo del episodio: se paga con la propia condición de sujeto. Conforme avanza la escena, el rostro de la madre transmite una sensación de confusión. Hay un encuentro con una situación que, disfrazada de un positivismo hiperbólico, se presenta como siniestra: es la posibilidad de ver literalmente a través de los ojos de otro. No obstante, hay elementos que dan legitimidad al procedimiento y permiten que la situación avance: la estructura edilicia blanca y transparente, la representante de la empresa vestida con un ambo, la atención cordial y la referencia a casos de éxito generan un escenario de confianza ligado a una representación social positiva de la ciencia y la tecnología. Una vez que la mujer que atiende a Sara inserta el dispositivo en el cerebro de la niña, se dispone a mostrarle a Marie las distintas funciones de la plataforma de control parental. En un principio, le explica que a través de él puede ver la ubicación de su hija y que ante una situación de peligro puede apretar un botón conectado directamente con la policía. Luego le muestra la posibilidad de controlar los signos vitales y de aplicar filtros que impidan a Sara experimentar situaciones estresantes. Ante esto, Marie emite una frase que es inmediatamente interrumpida por la mujer con ambo: dice que no cree que sea necesario y la última contesta que “es opcional”. Esta idea de tener la opción de elegir controlar establece un interjuego entre los agentes que es importante resaltar y pone en evidencia mecanismos de poder subyacentes que se reflejan en la actualidad. La decisión queda del lado de la madre, o mejor dicho, la empresa se desliga de la responsabilidad sobre los efectos que el dispositivo pueda generar. Aquí queda expuesto el planteo ético que se pretendió abordar desde un principio: ¿Es correcto ofrecer un servicio cuyos efectos son desconocidos a largo plazo, en un escenario que hace legítima una práctica determinada? Además, ¿cómo se corresponde con el derecho de la niña a tener una vida privada y a disfrutar de ser un sujeto independiente y autónomo? ¿Es lícito intervenir el cuerpo de un ser humano en la niñez, siendo un momento de dependencia e indefensión?

Retomando la idea de tener la opción de usar el dispositivo o no, resulta oportuno poner en evidencia una nueva forma de relación social. La lógica de castigo y recompensa ya no opera desde una perspectiva paternalista y autoritaria. Actualmente, se hace hincapié en la responsabilidad de los sujetos sobre sus acciones en un contexto de ejercicio de poder diferente. La emergencia de dispositivos electrónicos más sofisticados dio lugar a una forma de control más compleja que opera a nivel psíquico. En el caso de Marie, es el mismo sistema el que la convence de que es ella quien decidirá si vulnera la subjetividad de su hija o no; la empresa solo pone a su disposición las herramientas. Ante la mínima duda sobre la necesidad de aplicar filtros ante el estrés, se le aclara que “todo es opcional”. El problema surge en la medida en que Marie cree que esta idea traerá un gran beneficio y tranquilidad para ella y su hija. Teniendo en cuenta su inseguridad y el temor a perder a Sara, se puede decir que esta madre es vulnerable ante un ofrecimiento persuasivo de un organismo que le presenta una solución ideal. El tema radica en que esta supuesta solución acarrea consecuencias que llevarán poco a poco a que ocurra lo más temido para Marie: perder a su hija de forma definitiva, como una profecía autocumplida.

III. Conclusión

A partir de las articulaciones realizadas entre los conceptos fundamentales presentados y el episodio que fue objeto de análisis, se pudo llevar a cabo un recorrido conceptual que dio cuenta de determinados fenómenos vigentes en la actualidad. La idea de función materna tomada por diferentes autores dentro de un marco psicoanalítico permitió dar cuenta de lo determinante que resulta el primer vínculo en la vida de todo sujeto. La madre es aquella capaz de habilitar el ingreso al universo del lenguaje, haciendo posible la construcción de la estructura y la emergencia subjetiva. En los primeros momentos de la vida, se formulan ciertas coordenadas que darán lugar a un determinado posicionamiento en relación a los objetos del mundo. En Arkangel se visibiliza de forma cruda y extrema cómo este proceso puede ser obturado a través de un dispositivo electrónico elaborado con una supuesta intencionalidad beneficiosa. Esta forma de contar la historia condujo a reflexionar sobre los alcances y limitaciones del desarrollo tecnológico y la implicancia ética que se presenta por añadidura. Por otro lado, se pudo poner en evidencia la modificación que se produjo en las relaciones de poder a partir del advenimiento de las nuevas tecnologías. Se introdujo una nueva perspectiva sobre los mecanismos de control social que operan a nivel psíquico y desplazan la lógica de obediencia y acatamiento.

Una idea fundamental que se desprende de este trabajo es la posición de objeto experimental en la que queda atrapado el personaje de Sara. Desde un inicio, la niña se encuentra con una madre que cercena su libertad de sentir, de equivocarse, de vivir experiencias genuinas y de construir vínculos reales. A través del dispositivo de control parental, Marie se adjudica el derecho a intervenir el cuerpo de su hija, sus sensaciones, sus posibilidades y su propia subjetividad. Obstruye cualquier posibilidad de deseo e impide que Sara tome conciencia de sí misma. Esto configura un escenario que se presenta como horroroso: una niña vulnerada en su derecho a ser independiente, autónoma y a tener una vida privada; y una madre cuyo accionar desemboca en la realización de su mayor temor: la pérdida de su hija. A partir de esto, se refleja crudamente las consecuencias devastadoras de obturar el deseo y no dejar un lugar vacante para inscribir la experiencia de la falta. A su vez, subyace la importancia de establecer reglas en relación al uso de los nuevos dispositivos electrónicos para preservar los derechos de todo ser humano a tener autonomía y decisión sobre su propia subjetividad.

Bibliografia

Brooker, C. (escritor), Foster, J. (director) (2017). Arkangel [capítulo de serie televisiva]. En Black Mirror [serie televisiva]. EE.UU.: Netflix.

Freud, S. (1900-1901). Obras completas. Tomo V: La interpretación de los sueños. Bs. As., Argentina: Amorrortu.

Jiménez Domínguez, R. V., Rojo Asenjo, O. (2008). Ciencia, tecnología y bioética: una relación de implicaciones mutuas. Acta Bioéthica, 14 (2), 135-141. DOI: http://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2008000200002

Lacan, J. (1955-1956). El Seminario. Libro III: Las Psicosis. Bs. As., Argentina: Paidós.

Lacan, J. (1960). El Seminario. Libro IV: La relación de objeto. Bs. As., Argentina: Paidós.

Malinadi, R. (2006). Ética: dilemas y convergencias. Cuestiones éticas de la identidad, la globalización y la tecnología. Bs. As., Argentina: Biblos.

Winnicott, D. (1960). Las madres y sus bebés. Bs. As., Argentina: Paidós.



NOTAS





COMENTARIOS

Mensaje de Natalia Pedraza  » 31 de octubre de 2020 » natapedrazalopez@hotmail.com 

Un artículo muy interesante. Me parece enriquecedor la manera en que rescatan las teorías de diferentes autores al momento de hacer el análisis.

Sobre el uso de nuevas tecnologías debería quedar claro que, al igual que con cualquier otra intervención, el deseo del padre o de la madre nunca debe vulnerar los derechos de los niños. Los niños deben tener derecho a un futuro abierto y en sí se deben entender como sujetos de derechos, no como objetos de los padres. Creo que en el caso del episodio, y como bien lo explican en el texto, Marie nunca deja a Sara tener vivencias y controla toda su vida, no permitiéndole su desarrollo, autonomía o intimidad, no es vista como un sujeto sino como un objeto que le pertenece.
Lo más seguro es que en el futuro se continúen desarrollando dispositivos a un nivel que no hubiésemos imaginado. Debemos cuestionarnos desde este momento hasta que límite permitiremos el desarrollo e implementación de estas tecnologías.



Mensaje de Salma Ovejero  » 28 de octubre de 2020 » ovejero.salma@gmail.com 

Es muy interesante la relación que se establece en este artículo del capítulo “Arkangel” de Black Mirror. Fundamentalmente las relaciones teóricas mencionadas en relación a la función materna.
Como dice Winnicott en “El concepto de individuo sano” (1967), no es más sano aquel sujeto que no tiene problemas, sino el que los puede transitar, siendo totalmente normal la generación de traumas, que él elucida como cortes en la línea de continuidad del ser. Entonces, en este capítulo tenemos a un sujeto al que nunca se le produjo una interrupción en su línea de ser, por lo cual carecerá de las herramientas necesarias, como por ejemplo la creatividad, para enfrentar una vida adulta. Es que, como muchos padres actualmente piensan, la salud no significa la comodidad absoluta. Es necesaria la desintegración del propio sujeto, esto lo convierte en un individuo sano. El ímpetu de muchos padres de querer mantener a sus hijos en “burbujas”, alejándolos de la realidad, produce el efecto contrario del que buscan. Una sobreprotección dificulta tanto como una desprotección total y genera a un sujeto aún más sujetado, justamente.
Como el capítulo deja entrever, los dispositivos electrónicos son un arma de doble filo, según cual sea el uso que se les aplique, y mucho más complicado es su utilización al presentárselos a menores. Es usual poder observar como muchos progenitores, en el afán de querer asegurarse de la seguridad y protección de sus hijos, les presentan estos dispositivos móviles a una temprana edad, con intenciones de querer estar más comunicados con ellos. Es acá en donde el fin de, por ejemplo, un celular, se tergiversa, pues ayuda más a tolerar la separación-desintegración de los padres, que lo que puede aportar a un niño. Múltiples estudios permiten elucidar cuales son las consecuencias en la utilización de, por ejemplo, celulares o tablets a temprana edad: insomnio, ansiedad, conductas agresivas, etc. Si bien la serie muestra una realidad futurista, se puede observar que, al hablar de dispositivos de control, no está tan alejada de nuestra realidad objetiva y actual, tal cual lo explicitó Michel Foucault unos cuantos años atrás.
En conclusión, una madre suficientemente buena no es aquella que protege al sujeto de todo temor, problema, o dificultad que esta vida pueda presentar. La madre suficientemente buena es aquella que acompaña, que sostiene cuando lo tiene que hacer, que brinda su compañía en esta línea de continuidad de existir, para que luego de que se produzca la desintegración, el sujeto pueda alcanzar el sentido de ser, la del sujeto integrado.



Mensaje de Alex Vekstein  » 5 de octubre de 2020 » alexvekstein@hotmail.com 

A la luz de la teoría psicoanalítica, podemos observar el concepto de función materna en Marie y cómo el capítulo lo funde con los avances tecnológicos. En Arkangel, el deseo de la madre por ser buena termina arrasando y obturando el lugar deseante de su hija Sara. Con la instalación del chip que todo lo ve, como un panóptico, Marie no permite que pueda haber un sujeto independiente, no da lugar a esa posibilidad a la otredad. Sara vive una vida monitoreada por su madre omnipresente, quien la anula como deseante.



Mensaje de Gabriela Foulon  » 5 de octubre de 2020 » gabifoulon@hotmail.com 

Me pareció muy interesante la publicación en el sentido tomando a Winnicott, el laso fusional que tienen la madre y la hija mediante la tecnología, pareciendo ser una sola persona: la madre mirando desde los ojos de su hija, controlando sus relaciones, sentimientos e impresiones sobre el mundo; en este caso el ambiente facilitador donde la madre debería ir construyendo una buena diferenciación Yo – No Yo queda frustrado, aniquilado por una madre omnipresente. Tomando a Piera Aulagnier en su texto “La violencia de la interpretación” (1977), pionera del proceso originario, constitucional del aparato psíquico, antecesor al proceso primario y secundario; menciona un doble encuentro entre el bebé y su madre para la constitución del mismo y nombra la violencia primaria, como una forma de significar las demandas del bebé necesario para su constitución subjetiva; por otro lado se encuentra la violencia secundaria, la cual es un exceso perjudicial de significación, no necesario para el funcionamiento del Yo, sin ofrecer un ambiente donde sostenerse. En lo puberal, se habla del proceso originario para poder representar y apropiarse de ese nuevo cuerpo. En el capítulo que presenta Black Mirror, puede verse, desde la niñez hasta la adolescencia como su hija es invadida en sus espacios físicos y psíquicos por los excesos de cuidados y significación de su madre. Esta, mediante la tecnología, evita cualquier tipo de situacion desagradable que ella sostiene como perjudicial para su hija; podría hablarse de una certeza, donde la tiene que cuidar, pero este exceso de amor lo que provoca es que no haya un otro enfrente, una hija desubjetivada su propio accionar, en palabras de Winnicot, para que emerja su espontaneidad, como marca subjetiva; en este caso, la niña a lo largo de su vida se encuentra constantemente controlada, aplacada, opacada. La violencia secundaria se observa cuando el ambiente más que sostenedor, interfiere en la constitución subjetiva. La madre decide que es mejor para su hija controlarla excesivamente que poder mantener una conversación generando un laso entre ambas, diferenciándose y generando una relación intersubjetiva de reconocimiento mutuo como menciona Benjamin. “Violencia secundaria representa un exceso por lo general perjudicial y nunca necesario para el funcionamiento del Yo pese a la proliferación y a la difusión que demuestra” la madre parece cuidar a la hija de cualquier peligro que la encierre, pero lo que hace es perjudicarla, provocando así, un alejamiento sistemático.



Mensaje de Julieta   » 4 de octubre de 2020 » julietaplenge@gmail.com 

En principio es sumamente interesante la articulación teórica que trae la autora, y cómo puede aportar la teoría psicoanalítica, a los interrogantes que se desprenden del capítulo seleccionado “Arkangel (Black Mirror)”.
Al leer el desarrollo , tanto como al ver el episodio , creo que uno puede pensar, casi inevitablemente, en la función materna, como se juega el deseo en este rol y especialmente , como Marie en su intento de “madre suficientemente buena “ termina obturando el lugar deseante de Sara. Es importante considerar que cada mujer se posiciona frente a la maternidad desde su subjetividad propia, y hará con ello, lo que pueda con lo que tenga. No hay solo una postura materna , ni siempre será la socialmente esperada, el deseo de la madre tiene más de un modo de presentarse y en Marie podemos ver un poco de ello.
Para concluir, creo que el capítulo de Black Mirror permite pensar una articulación posible entre el deseo de la madre , y como este se pone en juego en este caso particular , para realizar estas afirmaciones me basé en el libro de Verónica Lagamma (2016) "El niño y el deseo de la madre" .



Mensaje de Ramiro Schlebusch  » 4 de octubre de 2020 » ramiroschle@gmail.com 

El capitulo y el articulo me hicieron pensar en la constitución subjetiva de los sujetos, y la importancia de la función materna en dicha constitución, brindando los indispensables primeros cuidados al desvalido y prematuro cachorro humano, y a partir de aquí que éste pueda empezar a construirse subjetivamente. Ahora bien, para que pueda haber un sujeto independiente, un verdadero self propiamente dicho, la madre tiene que dar lugar a esa posibilidad, favoreciendo una separación paulatina (que no cause ansiedades insoportables en el infante), dándole un lugar a la otredad. Leyendo un par de artículos sobre constitución subjetiva hubo uno de Taborda Alejandra y Labin Agustina llamado "Tramas de la Constitución Subjetiva desde una trama relacional" que me gustó, en especial un apartado llamado "El descubrimiento de la privacidad de la mente", el cual comentaré brevemente y relacionaré con Arkangel.
El articulo dice que entre los 3 y los 4 años aproximadamente se desarrolla en el sujeto la capacidad de comprender que sus pensamientos no son públicos, que hay una privacidad en la mente de cada uno, y este descubrimiento abre paso a la diferenciación adentro - afuera, fantasía - realidad, etc. Este es el hito de la constitución subjetiva. Esta revelación inaugura la posibilidad de la diferencia con el otro, de ser seres pensantes diferentes. En el capitulo de la serie la posibilidad de la privacidad mental, y por consiguiente la posibilidad de constituirse como sujeto en esencia diferente al otro es obturada por la madre. Si bien el pensamiento propiamente dicho de Sara no puede ser leído por su madre, ésta puede ver todo lo que Sara ve. Y siendo una niña tan pequeña, la gran mayoría de pensamientos que pueda producir se basan en su corta experiencia de vida, en aquello que experimenta sensorialmente, y ahora está siendo monitoreado. Por lo que si bien su madre no está leyendo sus pensamientos, está viendo todas sus experiencias que son la base de los pensamientos que pueda llegar a tener.
Es llamativo cómo las ansiedades de la madre por la seguridad y bienestar de su hija la hayan llevado a tal violentación sobre la persona que en teoría quería proteger.



Mensaje de Florencia Collado  » 4 de octubre de 2020 » florenciacolladoa@gmail.com 

En vistas al artículo presentado en el Congreso de Ética y Cine 2020, sobre el capítulo Arkangel de la serie Black Mirror, se puede reflexionar en torno al escrito Un deseo que no sea anónimo de Armando Kletnicki (2000), en el que se aborda a las Nuevas Tecnologías Reproductivas y respecto del mismo, se puede pensar cuáles de estas tecnologías se presentan como intervenciones médicas y cuáles son el punto de partida de modificaciones que atañen el campo de la subjetividad.

Dado que, en el capítulo de la serie, Marie lleva a cabo un embarazo sin recurrir a este tipo de tecnologías de reproducción asistida, es que se enfocará en las situaciones donde interviene la tecnología, principalmente en las consecuencias para los sujetos implicados, que sólo pueden ser analizadas a posteriori, y no anticipadas. De manera análoga, en la serie se puede ver a una madre que utiliza un dispositivo electrónico como herramienta de control parental sobre su hija a modo de protección y cuidado sobre situaciones consideradas peligrosas. A partir del uso persistente de este dispositivo, es donde se comienza a alterar el vínculo y a afectar la subjetividad del personaje principal, Sara.

Es por ello que se puede complementar la lectura del escrito en torno a reflexionar sobre las condiciones en que la utilización de una determinada tecnología promueve el desarrollo de lo simbólico y en qué casos fomenta el aplastamiento subjetivo, como es el caso de Sara en donde hay un barramiento subjetivo como consecuencia de la reducción del cuerpo a un objeto a ser controlado y/o manipulado.

A modo de comentario final se puede indagar aún más en los límites de los avances tecno-científicos, en tanto las leyes los regulen, y si la subjetividad no es integrada en los mismos, se podrá corroborar en el empobrecimiento de lo subjetivo.



Mensaje de Victoria Mazeikaite  » 4 de octubre de 2020 » mazeikaitevictoria@outlook.com 

Este capítulo de Black Mirror, Arkangel, y la lectura del análisis aquí propuesto por Knittel Violeta , me remitieron a pensar en ciertos aspectos del Panóptico de Bentham, tal como propone Foucault en su libro Vigilar y Castigar. En particular, hay dos preguntas que propone aquí Violeta que me parecen son claves para leer este capítulo de Black Mirror desde una perspectiva ética.
Este dispositivo tecnológico que ofrece la empresa Arkangel puede leerse como un verdadero dispositivo de control y de poder ejercido sobre el cuerpo de Sara. En cualquier lugar donde se encuentre y en todo momento, Sara puede ser mirada, vigilada, por su madre. Esa mirada vigilante se hace presente a lo largo de todo el capítulo y constituye una invasión constante que ubica y reduce permanentemente a Sara a un objeto a ser mirado. Es por ello que me resulta sumamente pertinente la pregunta introducida aquí por la autora de este artículo: ¿cómo se corresponde con el derecho de la niña a tener una vida privada y a disfrutar de ser un sujeto independiente y autónomo?
En esta línea, la autora del artículo nos presenta aquí otra pregunta: ¿en qué sentido el procedimiento es gratuito? Pregunta sumamente adecuada, ya que a mi entender, corre el velo introducido por esta empresa, Arkangel. Esta pregunta nos invita a correr el velo representado por la idea de que el único costo posible sería el dinero, velo que invisibiliza las consecuencias psíquicas y los altísimos costos subjetivos que las mismas conllevan.



Mensaje de Matias Amanto  » 4 de octubre de 2020 » matias_amanto@hotmail.com 

Según se describe en el artículo, el capítulo trata sobre una madre que controla de forma absoluta las funciones corporales de su hija, las relaciones que establece, sus sentimientos y las primeras impresiones sobre los objetos del mundo, a partir de un dispositivo electrónico ideado con el objetivo de brindar seguridad y protección. Pero ese intento de querer evitar cualquier situación estresante o desagradable para Sara, a través de los filtros del aparato de control parental, termina generándole daños físicos y psíquicos que las separan. Esto expone de forma extrema cómo la madre puede funcionar como obturadora del deseo e impedir el surgimiento de su hija como sujeto deseante.
Destaco la parte en que se enumeran distintas situaciones en que la madre se siente culpable por las vivencias de su hija. Se puede pensar a la culpa como reverso de la responsabilidad, ya que se anudan dialécticamente: el sujeto se culpa de algo para no responder por otra cosa. Podría pensarse este episodio entonces en base al circuito de la responsabilidad subjetiva esquematizado por Michel Fariña (2000), en el cual se presentan dos tiempos lógicos. El Tiempo 1 es aquel en el que el personaje lleva adelante una acción con fines determinados, en concordancia con el universo de discurso en el cual se encuentra, y suponiendo que la misma se agota en los objetivos para los que fue concebida. El Tiempo 2, en cambio, es el de la interpelación del sujeto, cuando ciertos indicadores o elementos disonantes ponen en evidencia un exceso en lo acontecido, que no estaba dentro de lo esperado. El Tiempo 2, por lo tanto, aunque sea cronológicamente posterior, es el que da inicio a la secuencia lógica retroactiva del circuito, pues se sobreimprime al Tiempo 1, resignificándolo. Es esta distancia entre tiempos la que posibilita establecer una hipótesis clínica, una conjetura respecto de aquello por lo que el sujeto es responsable, es decir, acerca de aquello por lo cual se espera de él una respuesta.



Mensaje de Agustín Lombardo  » 3 de octubre de 2020 » aguslombardo1164@gmail.com 

Me parece muy interesante la exposición, en tanto, la relación del capitulo, con los conceptos psicoanalitos propuestos por Winnicott, Lacan y Freud. Y trayendo por otro lado el papel que ocupan las nuevas tecnologías en las producciones de subjetividades y su relación con la ética. Me gustaría agregar la noción de panóptico, ideada por Jeremy Bentham, la cual tenia como mecanismo el control del comportamiento de los presos en las prisiones, mediante la vigilancia. Este concepto mas tarde fue popularizado en el ámbito académico por Foucault, que veía a la sociedad, como un reflejo de dicho sistema. Para el autor el panóptico es un tipo de vigilancia que rige en la modernidad, (y mas aun con las nuevas tecnologías), menciona que los mecanismos de vigilancia son introducidos en los cuerpos, y forman parte de un tipo de violencia que se articula mediante expectativas y los significados que transmiten los espacios y las instituciones. Se ve como en el capitulo trabajado, la madre busca vigilar y sobreproteger todo el tiempo a su hija, haciendo una especie panóptico individualizado sobre la ella, que no era consciente si la madre la vigilaba o no (en el primer tiempo del capitulo).
Por ultimo, pensando a la madre, desde una perspectiva lacaniana. Pienso que su lugar como "madre simbólica" que tendría que inscribir su función en términos de ausencia-presencia, lo hace solo desde la presencia. Entonces pareciera que solo entra en juego su lugar como madre real, omnipotente/presente, que puede verlo todo, sin dar lugar a la falta.




Película:Black Mirror: Arkangel

Titulo Original:Black Mirror: Arkangel

Director: Charlie Brooker | Jodie Foster

Año: 2017

Pais: Reino Unido

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