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¿Qué es lo que ves cuando mirás a través del espejo negro?

por Novack, Fanny Elina

Universidad Nacional de la Patagonia Austral

Resumen

El presente trabajo intenta abrir interrogantes acerca del uso de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, en la vida cotidiana. Para ello se trabajará con un Capítulo de la Serie Black Mirror: “Arkángel”, que corresponde al segundo episodio de la cuarta temporada. Es el único que cuya dirección, se encuentra a cargo de una mujer (Jodie Foster), y toca hebras muy íntimas acerca de la “maternidad”.

Palabras Clave: Maternidad | Infancias | Tecnología | Ética

¿What do you see, when you look through the mirror black? Black Mirror: Analysis of a chapter of the serie "Arkangel"

Abstract

This work tries to open questions about the use of new technologies and artificial intelligence in everyday life. To do this, a chapter from the Black Mirror series "Arkangel" will be used, which corresponds to the second episode of the fourth season. It is the only one that directs life, you are in charge of a woman (Jodie Foster) and it touches very intimate threads about motherhood.

Keywords: Motherhood | childhood | technology | ethics

Introducción.

El presente trabajo intenta abrir interrogantes acerca del uso de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, en la vida cotidiana. Para ello se trabajará con un Capítulo de la Serie Black Mirror: “Arkángel”, que corresponde al segundo episodio de la cuarta temporada. Es el único que cuya dirección, se encuentra a cargo de una mujer (Jodie Foster), y toca hebras muy íntimas acerca de la “maternidad”.

Arkángel es el nombre de una empresa de tecnología de chip implantado, que permite a los padres rastrear y controlar a sus hijos, así como también pixelar imágenes que les causarían angustia al niño. La madre soltera Marie le implanta a su hija Sara con Arkángel, luego de un episodio en el cual la niña se pierde ante la mirada de la madre en un parque siguiendo a un gatito y llega hasta las vías de un tren.

Desarrollo

Cuando se habla del nacimiento de un “sujeto” hablamos de la existencia de otro, que permita ir explorando y descubriendo, ese mundo que lo preexiste. Para ello el lenguaje es un elemento cultural sumamente significativo, que permite al sujeto el pasaje de ser “hablado” a portar él la palabra.

La madre o quien cumpla dicha función adulta cuidadora, como representante de la cultura de su grupo social, es quien va inscribiendo al niño, a partir de los cuidados, la capacidad de holding (sostenimiento), y esa violencia simbólica primaria de la cual nos habla Piera Aulagnier (1977), tan necesaria para que quien asista al niño pueda decodificar e interpretar sus avatares. Desplegar afecto y potencialidad simbólica en los niños pequeños no quiere decir estimularlos especialmente, sino sensibilizarlos hacia un mundo de las “palabras”, de la transmisión simbólica. Ordenar el caos a partir de palabras tiernas, arrullos, canciones de cuna, permiten la calma en un primer momento al bebé, e inicia al niño “en un complejo proceso de abandono del predominio de las acciones de descarga por la inclusión de la dinámica de las transmisiones del sentido de la palabra de otro (su madre/padre o quien ejerza dicha función), quien se asume como representante de la seguridad necesaria para probar y desear relacionarse con el mundo” (Schlemenson, S. 2005).

En los primero momentos del Capítulo Arkángel, vemos a una madre sola pariendo a su hija, sumamente ansiosa, preocupada por su beba si lloraba o no lloraba, acerca de que este todo bien “bajo control”. Ese acontecer ya va bosquejando las formas de maternaje que luego Marie ira instituyendo. Se visualiza la figura de un padre ausente, tanto en relación a Sara, como en el psiquismo materno. Debemos tener en cuenta que “El padre presente en el psiquismo materno, instaura las condiciones necesarias para que se constituya la triangulación precoz presente desde un inicio en la vida del infans” (Meza, A. 2005). El lugar del padre, o la función equivalente, ese lugar de la terceridad será como un efecto de la barrera de represión que instituye el corte con el sujeto. Si bien en la vida de Sara existe un “abuelo”, no se lo reconoce como cumpliendo la función paterna, sino su rol precisamente de abuelo.

Previo al suceso en el cual Sara se pierde siguiente un gatito, la madre profesional en kinesiología, quien cumplía con su rol laboral y era complementada en su rol de maternaje, por el abuelo, podía lograr una suerte de equilibrio entre presencia-ausencia. Ya Freud nos alertaba acerca del equilibrio de estos pares antitéticos: demasiada ausencia genera en el infante desvalimiento, que puede devenir en traumas; demasiada presencia conlleva a restricciones para con el niño, en relación a constituirse como un “sujeto deseante”.

A partir de ser Sara implantada, la madre “puede ver todo a través de sus ojos”. Se genera una omnipresencia permanente materna, una suerte de pan óptico, que es un atentado a la subjetividad de la niña, a su privacidad, y a su posibilidad natural de estructuración psíquica.

Previamente se mencionó que el adulto es el representante del mundo, y tiene como responsabilidad la “construcción de un Sujeto”, un sujeto que esta multideterminado y multidimensionado. El otro es en un primer momento el representante de la realidad exterior. A partir del influjo de la realidad y los intercambios, el yo del sujeto comienza a transformarse y a complejizarse así las funciones yoicas. En este punto, el vínculo Adulto-Niño se encontró mediado, invadido por una Tablet, un dispositivo. La palabra dejo de operar; no se ven posibilidades de diálogos, de comunicación e intercambio entre una madre y su hija.

Los padres deben ser internalizados como figuras protectoras, no como persecutorias. La calidad de las relaciones primarias, posibilitará o no el incremento del mundo simbólico del sujeto y su posibilidad de “aprehender” (hacerlo propio). De esta manera el niño podrá discriminar entre lo bueno y lo malo, entre lo saludable y lo peligroso. Irá incorporando herramientas, y fortaleciendo su “yo”.

De allí el comienzo de un proceso de desubjetivación hacia la persona de Sara. Ello trajo aparejado dificultades, restricciones para simbolizar situaciones, pobreza en los aprendizajes, su corporeidad (sentir su cuerpo, discriminar sensaciones, sentimientos); y un punto central muy grave: la “desmentida de la realidad”.

Localizar su ubicación en caso de pérdida, consultar sus constantes vitales, o activar un filtro parental que se activa cuando aumenta el nivel de estrés ante imágenes violentas. De esta manera la niña no debe temer al perro agresivo que siempre ladra o a los videos violentos que muestran sus compañeros en el recreo. En lugar a ello aparece una imagen, una mancha distorsionada con un sentido indescriptible. La mirada materna como control, la niña a ser tratada como un “Objeto”.

Alrededor de los 7 u 8 años Sara comienza a lastimarse, quiere ver su sangre, sentir su cuerpo. La madre la lleva a un psicólogo y le cuenta acerca del implante. El profesional le manifiesta que no puede quitarle el implante, pero ella como madre puede decidir: “no mirar”. Algo que se le dificulta a la madre, porque está íntimamente relacionado con el habilitar a esa hija a crecer, y habilitarla como “Sujeto sexuado”.

Por momentos no usa el dispositivo, y se muestra una Sara desorientada, que debe aprender todo lo que no aprendió, lo que no simbolizo en un tiempo récord. Ello también genera diferencias para con sus pares, quienes están al tanto del implante.

En la adolescencia, con todo lo que implica esta etapa evolutiva tan compleja desde lo corporal hasta la reestructuración de la personalidad, Arminda Aberastury habla acerca de la adolescencia como un segundo nacimiento y la posibilidad de los padres de recomponer cuestiones vinculares, de reparar, para con los hijos. En el caso de Marie, el crecimiento, desarrollo de su hija, potencia nuevamente ese deseo de control por sobre ella. Algo que se tornó hasta perverso, la invasión de la privacidad de Sara y la falta de comunicación para con su hija. No tolera que sea una hija con deseo propio, “sexuada”. Termina colocándose en una posición voyeurista en relación a la primera experiencia sexual de su hija. Sara de cuenta de que su madre ha vuelto a usar Arcángel, cuando la doctora le dice que ha tomado la pastilla del día después, lo cual Sara no tiene registro, ya que se la ha dado la madre en un batido.

Esto culmina en una situación violenta, donde Sara golpea a su madre con la Tablet en la cabeza. El dispositivo se rompe. Ella huye. Y el nexo entre ambas, el mediador ya no existe. La madre llora sobre la Tablet, ya que la misma era lo único que últimamente las unía.

Concluyendo

Este capítulo conlleva a repensar lo que sostiene Michel Fariña (2017): “El problema de la tecnología no es su desarrollo, sino el uso que hacemos de los dispositivos que creamos. La afectación de las relaciones personales, a expensas de los distintos usos tecnológicos (Apps para encuentros amorosos, Apps para diagnosticar determinadas condiciones médicas), es una constante en los distintos episodios de Black Mirror”, que si bien es ciencia ficción, nos muestra un futuro muy cercano.

Es interesante plantear un debate ético, en relación a la libertad de elegir del otro. Sabemos que en pacientes con Alzheimer el uso de chips, está siendo muy utilizado y permite localizarlos en caso de que se pierdan. Pero en un niño, ¿cómo podrá el otorgar su consentimiento? Los padres deciden por él, poniendo el acento: “por el bien de mis hijos”. Pero ¿y su condición de Sujeto de Derecho? ¿Dónde quedan sus posibilidades de ser un niño: investigar, manipular, descubrir. Socializar con pares? Poder construirse como Sujeto Epistemofílico-Deseante, como Sujeto Epistémico-Cognoscente, como Sujeto Social.

En este caso la tecnología estaría al servicio de los padres. Y los hijos serían un producto de los padres, a los cuales controlar, docilizar, a través de dispositivos.

En ese sentido hay que seguir abriendo interrogantes acerca de. ¿Qué es ser humano?, ¿Qué es ético?, ¿Y qué es la ética de lo simbólico? (Michel Fariña, 2006).

Referencias

Bleichmar, S. “Inteligencia y Simbolización”. Una perspectiva psicoanalítica. Paidós. 2009.

Fariña Michel, Juan Jorge: “Ética: Un horizonte en quiebra”. Ed. Eudeba. 2006.

Schlemenson, S. y Otros: “El placer de criar, la riqueza de pensar. Una experiencia con madres para el desarrollo infantil temprano”. Ed. Noveduc. 2005.

Wettengel, L. y Otros: “Clínica psicopedagógica y alteridad. Encuentros en el tratamiento de niños y adolescentes”. Ed. Noveduc. 2009.

Black Mirror. Serie de Netflix. 2017.


NOTAS




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COMENTARIOS

Mensaje de Silvina Cano  » 22 de agosto de 2021 » purpleturquoise9@gmail.com 

Este capítulo nos permite reflexionar sobre la incidencia de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, y más específicamente en la maternidad.
La empresa de monitoreo “Arkangel” ofrece aparente seguridad a padres que deseen minimizar los riesgos en la vida de sus hijos, coartándoles con ello la puesta en marcha de su deseo y la experiencia a través de la exploración del mundo que los rodea. En este sentido, la decisión de Marie de implantarle el chip a Sara, da cuenta de la demanda materna que obtura el deseo de su hija, quien se convierte en un objeto al cual puede controlar, constituyéndose ella misma como una madre omnipresente que tapona la falta.
Años más tarde, la consulta con el psicólogo y su intervención, le permite a Marie enfrentarse con su propia castración y con la posibilidad de renuncia a ese objeto de goce.
Ya en la adolescencia de Sara, Marie vuelve a usar el dispositivo pues no puede soportar que su hija se constituya como sujeto sexuado y tenga un deseo que le es propio y distinto al de ella. Tras la inesperada situación de aborto, Sara cae en la cuenta de haber sido controlada por su madre, quien ha visto todo lo que le acontecía a través de su mirada, lo cual la ha conducido a la imposibilidad de poder desear por fuera de la demanda materna. Puede vislumbrar entonces lo que su madre le ha ocultado y salir así de esa posición de objeto de goce materno.



Mensaje de Joaquín Saavedra  » 22 de agosto de 2021 » joaquinsaavedra@hotmail.com 

Personalmente encuentro a toda la serie “Black mirror” en general, muy interesante, ya que explora temas que si bien en principio podrían parecer muy lejanos o fantasiosos, haciendo un análisis un poco más profundo, se nos presentan en las diferentes situaciones cotidianas. Por ejemplo, hoy en día se pueden colocar dispositivos de rastreo a nuestras mascotas. A simple vista, esto podría pensarse como un avance o una solución al problema de los escapes, son nuestras mascotas y no podemos pedirles su consentimiento, y en definitiva, lo haríamos por su bien. Pero qué pasa si trasladamos esto a seres humanos, a nuestros hijos, por ejemplo. También sería un recurso para mantenerlos a salvo, ¿o no?, ¿Quizás para controlarlos?, ¿Cuáles son los límites éticos a los que estamos dispuestos a llegar en nombre de la seguridad y la “paz interior”?...
En este caso el capítulo de “Arkangel” me interpela como padre, al pensar cuál será el uso que le daremos a la tecnología en pos del bienestar de nuestros hijos.
El temor que está presente desde el primer momento en esta madre, es el mismo temor que la lleva a tomar estas decisiones. No solo la de colocar el implante sino también el seguir usándolo llevándola al final tan temido: “perder” a su hija. Se podría pensar este temor de la madre desde lo que plantea Melanie Klein y el temor retaliativo de haber quedado vacía. Ella manifiesta constantemente a lo largo del capítulo, su dificultad para separarse de ella, y así dar lugar al desarrollo de un sujeto deseante. Si lo pensamos desde las coordenadas del complejo de edipo y como la función del padre no estaría operando en este caso, ya que la función paterna vendría a separar al hijo de la madre, que viene a ocupar el lugar del falo. Ese hijo que Lacan describe como en las fauces de un cocodrilo y es el padre el que viene a interrumpir para que no cierre la boca reintegrando su producto. Acá no hay nada que pueda mediar, ni siquiera el abuelo en su intento de poner un freno al control excesivo de la madre, y de hecho se muestra luego de su muerte, como ella vuelve a recaer en la utilización del dispositivo.



Mensaje de Matias Emanuel Sola  » 22 de agosto de 2021 » matiasemanuelsola@gmail.com 

Marie es una madre que cría a su hija sola y es presa de una gran inseguridad, lo que la lleva a la situación de implantarle un chip de control parental en el cerebro de su hija. A partir de ello obtiene conocimiento de su ubicación, poder ver lo que ella ve, ya que almacena sus interacciones y poder atenuar las situaciones de stress distorsionando su percepción ante estos estímulos como ver sangre o ante el ladrido amenazador del perro de un vecino que aumentan su nivel de cortisol, todas estas funciones son opcionales pero la madre utiliza el dispositivo constantemente, eso me recuerda a lo que Foucault define como bio-poder. El establecimiento, durante la edad clásica, de esa gran tecnología de doble faz anatómica y biológica, individualizante y especificante, vuelta hacia las relaciones del cuerpo y atenta a los procesos de la vida, caracteriza un poder cuya más alta función no es ya matar sino invadir la vida enteramente.
Como consecuencia de ese excesivo control, ante la falta de la presencia de la función paterna en Marie, se pueden ver consecuencias como reacciones violentas de parte de su hija producto de la frustracion generada por el excesivo control de la madre lo cual impide la asuncion del sujeto deseante alterando su constitucion psiquica y colocandola en posición de objeto.
Las consecuencias de los usos de las nuevas tecnologias piden ser puestas en debate, si bien pueden actuar en muchas ocasiones ayudando a desarrollar o mejorar la vida de muchas personas como ser en la fertilizacion asistida o bien como prótesis robóticas o en localización de enfermos de Alzheimer. También tienen costos elevados con respecto a cuestiones subjetivas de las personas. Estas cuestiones deben ser pensadas y debatidas para convertirse en materia de derechos para evitar desbordes productos del bio poder, del aumento de dispositivos y apps para interactuar, su relación con el big data y la manipulación que ejerce sobre las personas, sus cuerpos y sus subjetividades.



Mensaje de Pablo Altopiedi  » 22 de agosto de 2021 » pabloaltopiedi@gmail.com 

Black Mirror es una serie de ciencia ficción que plantea cuestiones que no son descabelladas imaginar que, de la mano de la tecnología, sucedan. Arkangel es uno de esos capítulos. No resulta extraño, pensar la cuestión de la vigilancia desmedida, hoy en redes sociales y el día de mañana en un chip. El capitulo lleva al nivel más extremo a lo que puede llegar el deseo materno, caprichoso y desmedido. Como una madre puede cumplir el rol de obturador del deseo de un hijo e impedir el surgimiento de sujeto deseante. La madre (Marie) queda en la posición de los ojos de la hija (Sara). Lo que ésta ve y siente, aquella lo sabe. En este sentido, hay una separación que no se termina de establecer y puede verse cómo el exceso de amor y protección conduce a la destrucción. Lacan, Seminario XI, dice que para que el sujeto encuentre su deseo, es necesario que ocurra la operación de separación, la cual es estructurante en un primer momento. Subyace la posición materna y su demanda voraz. Nada la obtura ni la limita. Es necesario el deseo materno, pero siempre y cuando sea no-todo, pero Marie hace de su hija su objeto de goce. Esto se corta, cuando Sara descubre que la madre la hizo abortar y puede reaccionar. Pasa de ser objeto mirada de la madre a poder ver. Se da cuenta quién es su madre; lo que posibilita un corte y un cambio en la posición subjetiva en Sara.



Mensaje de Erika Radonde  » 18 de agosto de 2021 » emradonde@outlook.es 

Me parece sumamente interesante la relación que se establece entre la maternidad y las consecuencias de este control permitido a través de la tecnología. Se evidencia como claramente se vuelve un tanto incestuoso el vinculo entre madre e hija, a partir de la intromision en la sexualidad de la segunda. Además, es interesante que el rescate del Sujeto se trate no solo de aquel custodiado por el Derecho, sino también, del deseante. Ya que como bien describe la autora del texto, lo que se encuentra en juego es aquello que nos hace humanos, la condición de la especie; es decir, lo que debe rescatarse a fines de que lo real sea preservado para que sigamos considerándonos como tales. Si se trastocan las funciones parentales al punto de no permitir cierta separación del sujeto con el Otro materno, si no hay posibilidad de un tercero, si la madre no puede en su discurso, encontrarse atravesada por una ley más allá de ella ¿De que maternidad estaríamos hablando?
En este punto, si justamente la función materna refiere a la renuncia ¿Porque la madre en este caso no lo realiza? Es así como, me resulta pertinente como se describe el vínculo que en apariencia se vuelve insostenible, debido a la debilidad de la función paterna de la época actual, donde la tecnología viene a taponar los deseos singulares para colmarnos de objetos de necesidad que no deseamos ni necesitamos.



Película:Black Mirror - Arcangel

Titulo Original:Black Mirror - Arcangel

Director: Charlie Brooker - Jodie Foster

Año: 2017

Pais: Reino Unido

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