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El estatuto de la mirada

por Ormart, Elizabeth

Un homenaje a Alejandro Ariel.

Resumen:

La mirada ante el horror del exterminio nazi, la mirada frente a una obra de arte, la mirada cómplice enamorada, la mirada petrificada ante el suicidio y la muerte. “No dejes de mirarme” una película que aborda el estatuto de la mirada en su vertiente deseante y en el goce voyerista ante el horror. La mirada en su estatuto de presencia sin palabras, cuando lo real se impone y desbarata los artilugios significantes. El arte que embelesa la mirada y captura la atención ante el espectáculo de lo bello. Las preguntas que se entretejen en esta apasionante película serán para los espectadores una excusa para repensar la libertad como decisión ¿qué puede hacer un sujeto en la grieta que se abre entre los significantes? Ser sujeto, ser responsable, inventar su verdad en un decir que devela lo real.

Palabras clave: nazismo | arte | cine | eugenesia

The status of gaze

Abstract:

The look at the horror of Nazi extermination, the look at a work of art, the complicit look in love, the petrified look at suicide and death. "Do not stop looking at me" a film that addresses the status of the gaze in its desiring aspect and in the voyeuristic enjoyment in the face of horror. The gaze in its status of presence without words, when the real prevails and disrupts the signifying devices. The art that captivates the gaze and captures the attention before the spectacle of the beautiful. The questions that are interwoven in this exciting film will be an excuse for viewers to rethink freedom as a decision. What can a subject do in the crack that opens between the signifiers? Being a subject, being responsible, inventing your truth in a saying that touches the real.

Key words: nazism | art | cinema | eugenics

“…una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos.” Pizarnik

Werk ohne Autor (Florian Henckel von Donnersmarck, 2018) es una hermosa película alemana que pinta el drama del nazismo y del socialismo en el siglo pasado a través de la vida del pintor Kurt Barnert. Su título en alemán significa literalmente trabajo u obra sin autor, refleja el tipo de obra que le dio identidad a Kurt como artista. Un estilo singular que se sostiene en el estatuto de lo anónimo resulta en sí mismo paradójico. Aunque puede ser comprendido desandando la vida del pintor.

Sin embargo, no me detendré en esta cuestión de momento, me interesa explorar su título en habla hispana “No dejes de mirarme” que refleja la dimensión de la mirada.

“No dejes de mirarme” es una frase repetida en varias escenas y que convoca la mirada del otro de diferentes formas.

La mirada ante el horror del exterminio nazi, la mirada frente a una obra de arte, la mirada cómplice enamorada, la mirada petrificada ante el suicidio y la muerte.

Un niño, Kurt y su tía, Elizabeth recorren maravillados un museo, en él se destaca la obra de Kandinsky. Allí el arte como expresión social aparece situado en un momento particular en Dresde, Alemania 1937. La exposición lleva el nombre de “arte degenerado” y sus artistas son descalificados por su estilo abstracto. El arte degenerado es entendido como peligroso y revolucionario, se critica a los pintores abstractos entre ellos a Kandinsky y se establece una evaluación ideológica y particularista del arte. El particular, desde el que se lo evalúa es el arte realista y se cuantifica la producción artística en términos económicos como gasto para el pueblo alemán. El pequeño Kurt se destaca en sus dibujos y su tía en la música.

La tía de Kurt se acerca a su oído y le confiesa que la obra de Kandinsky le gusta. El niño y ella tienen un vínculo muy estrecho comparten una sensibilidad particular por el arte. Elizabeth ama la música y siente que el mundo puede ser expresado a través de ella. Encuentra belleza en el sonido de un conjunto de autobuses que hacen sonar sus bocinas al mismo tiempo. Es libre, para decir lo que se le pasa por la cabeza en todo momento. Tiene la libertad de los psicóticos. El sujeto psicótico no está por fuera del lenguaje, pero sí por fuera del discurso. Colette Soler (2016), en torno a la tesis acerca de estar fuera del discurso como algo del orden del lazo social, propone pensar que en esta libertad el sujeto psicótico escapa a la función del discurso como lazo social ordenado por medio de un semblante, es decir, con cierto arreglo del deseo y del goce. Por eso, concluye, puede gozar de cualquier manera, así como decir cualquier cosa.

En un momento Elizabeth empieza a deambular desnuda por su casa y toca el piano. El pequeño Kurt la mira fascinado. Pero luego, ella empieza a golpear su cabeza hasta que sangra y la mirada del pequeño se eclipsa. Así comienza el principio del fin. Elizabeth es llevada por su familia, con toda la buena intención al médico, quien le diagnostica esquizofrenia y realiza la denuncia del caso al ministerio de salud.

Los jerarcas nazis discuten el plan eugenésico en el ministerio y proyectan la esterilización y muerte de miles de enfermos mentales.

Elizabeth pasa a convertirse en carne de la maquinaria eugenésica es tratada como una enferma mental, como un pedazo de material biológico, primero esterilizada y luego aislada del contacto de su familia. Finalmente, asesinada en un campo de exterminio nazi. De este material audiovisual, creo que la escena de los médicos en el ministerio y la entrevista de Elizabeth con el médico ginecólogo Seeband son escenas ricas para la lectura ético-clínica.

“No dejes de mirarme” es el pedido de Elizabeth que se reedita en varios escenarios: cuándo es llevada en una ambulancia para ser internada dirige la mirada a Kurt y le dice repite “no dejes de mirarme”. La madre de Kurt le tapa los ojos, para que no vea la violencia a la que su tía es sometida y luego él con su mano tapa la escena. Sin embargo, no puede dejar de mirar lo que ocurre. Este juego de tapar y ver primero con la mano de su madre y luego con la propia revela una singular estrategia de Fort-da del pequeño. Ve el horror de la separación de su amada tía. Ella es su mundo, aquella que le prodiga los cuidados, aquella en que se anuda la corriente erótica y sensual con la corriente tierna. Su más inestimable objeto de amor.

Luego en la clínica sobreviene una escena aterradora. El encuentro entre Elizabeth y el ginecólogo nazi es fundamental en la trama. Ella intuye que el dibujo que tiene en el consultorio es de su hija y se lo hace saber. Lo que no sabe Elizabeth es que la hija del doctor tiene su nombre. Elizabeth no solamente le dice que ese dibujo es de su hija, sino que es muy mala dibujante, no es como su sobrino. El médico queda impactado por su sinceridad, por su capacidad de intuición y se siente intimidado por ella. La verdad que circula en sus palabras, en este decir cualquier cosa, incomoda al ginecólogo. Y decide mostrarle su poder, cómo esa loca lo va a criticar a él o a su querida hija. Decide su esterilización en concomitancia con su compromiso con el ideal eugenésico. Ella recurre a una estrategia empática, le dice: yo podría ser tu hija. Se tira a sus pies, se abraza a sus piernas y le dice “papá no lo hagas”. Esa escena primera puede ser leída retroactivamente, cuando el médico decide realizarle un aborto a su hija, que se encuentra terminando el tercer mes de embarazo. Esa práctica le ocasionará un daño en las paredes del útero que dificultará su futuro reproductivo. El profesor, pide que se lleven a Elizabeth, una gota de su saliva ha quedado en su bota y no solo la limpia sino que tira el pañuelo que utilizó para limpiarla en una maniobra obsesiva de temor al contacto. Lo que nos indica que algo de esa estrategia humanizadora de Elizabeth lo impacto.

La familia de Elizabeth la va a visitar. Son personas amorosas, que no comparten las ideas del nazismo. De hecho, el cuñado de Elizabeth que era docente fue expulsado del trabajo por no adherir al nazismo y negarse a usar el distintivo. La visita es infructuosa ya que Elizabeth ha sido trasladada al centro en donde será ejecutada. Cuando su familia se acerca a la clínica, las enfermeras y el Dr Seeband están por tomarse una foto. Allí nuevamente Kurt coloca su pequeña mano frente a los ojos, tapa y destapa la escena de los verdugos.

El 13 de febrero de 1945 la familia May pierde a sus hijos. Los hermanos de Elizabeth mueren en el frente y ella es asesinada en la cámara de gas.

La cámara cinematográfica nos invita a “no dejar de mirar” El espectador pasa a ser el que ve el horror de la guerra y del nazismo. En un día, murieron tres hermanos, los tíos de Kurt y su amada tía. El traveling de sangre y muerte nos deja impávidos ante la pantalla y no podremos dejar de mirar.

Pasan los años, el padre de Kurt se suicida y él finalmente, comienza a estudiar bellas artes en la Alemania socialista. Nuevamente, el arte pasa a ser objeto de la crítica del régimen totalitario. En esta oportunidad, se trata de la obra de Picasso, la que deforma la realidad. Para poder convertirse en pintor en la Alemania comunista solamente existe un camino del naturalismo socialista.

Kurt reencuentra a su primer objeto de amor, una nueva Elizabeth en su vida, a la que llamará Ellie, se apodera de su corazón. Con ella recupera ese sentimiento de fusión y plenitud. Pero ella es la hija del Dr Seeband. Este personaje oscuro vuelve a ser parte de su vida y en cada encuentro con él, no deja pasar oportunidad para criticarlo, humillarlo, descalificarlo. El primer encuentro con el profesor nos deja entrever que algo hay entre ellos. Una remembranza del pasado, una mirada prolongada. El profesor le diagnostica una pequeña parálisis facial y le sugiere que consulte.

Sin embargo, Kurt nunca entra en esa rivalidad narcisista. Sigue con su vida, en la búsqueda de una familia junto a Ellie, en la búsqueda de un estilo que defina su arte. Alejandro Ariel trabaja esta distinción entre estilo y estética que puede ser encontrada en este film representada en la búsqueda que emprende Kurt cuando logra salir de las estéticas impuestas por los regímenes totalitarios en los que se encuentra inmerso. Cuando abandona Alemania del Este, Kurt recupera un margen de libertad que le permita definir su propio estilo. Sin embargo, su primera maniobra consiste en tratar de adaptarse a los mandatos del Otro, bajo la forma del esnobismo de Alemania occidental. Sus producciones son vistas por el profesor de la Universidad de Dusseldorf, quien le explica que tiene que encontrar aquello que lo defina a él.

Y será por esta vía que encontrará su estilo. Entre ver y ocultar, entre luces y sombras, como en su infancia se reeditará su vida en su arte. Y esas fotos viejas que inmortalizaron su infancia serán el objeto de su pintura. Saber hacer ahí con lo que hay. Pintura que en acto trae a escena ese instante de ver y comprender. El juego de luces y sombras que recrea en la ventana de su estudio la operatoria de su mano ante el horror, será el modo de poder firmar y afirmar su obra.

Será entonces en este segundo momento cuando el título alemán de la película tomará relevancia. La crítica de arte, lo podrá ubicar como alguien que hace arte con fotos familiares. Para llegar a este punto, tendrá que transitar un largo proceso que le permita un margen de libertad. Para poder hacer algo con su propia vida, para poder fundar su propio estilo. Más allá de los sentidos del Otro. Un poder crear lo propio con los significantes del Otro, pero más allá del Otro. Un camino para la libertad.

Pero de ¿qué libertad hablamos ahora? Se trata de la libertad del sujeto hablante, que se define como emergente entre los significantes. Entre s1 y s2 hay un intervalo en el que se produce el sujeto. En este hiato hay un margen de libertad. Una incógnita. El Otro determina los significantes, pero deja una grieta. Esta grieta nos ob-liga a responder (D’Amore, 2006). Estamos entonces obligados a la libertad por la insuficiencia del significante. Entonces se trata para Kurt de responder con la invención. La libertad no es sin el Otro pero supone un más allá del Otro.

Como señala Muñoz (2013):

“Libertad entonces no es exactamente la respuesta del sujeto a las determinaciones del Otro, es el hiato que emerge en el punto del desencuentro entre el efecto sujeto y la estructura abisal del Otro.”

El invento de Kurt, esta imagen que bascula entre la presencia y la ausencia es su marca, su invención, su hacer con los signos del Otro. Para poder ex-istir como sujeto ahí en acto, tendrá que despertar [1] y recrear las huellas de su pasado. Su invención es la forma de crear un presente y reinventar su pasado. Al tiempo que denuncia el horror de lo inhumano.

Referencias:

Ariel, A (1994) El estilo y el acto. Manantial.

D´Amore, O. (2006) Responsabilidad y culpa. En Salomone & Domínguez (Comp) La transmisión de la ética. Letra Viva.

Muñoz, Pablo (2013). “El sujeto del psicoanálisis, entre libertad y determinación”. V Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

Pizarnik, A. (2019) Poesía completa. Lumen

Soler, C. (2016). Las lecciones de las psicosis. Tres conferencias en Buenos Aires. Buenos Aires: Letra Viva.



NOTAS

[1La metáfora del despertar alude a la frase de Alejandro Ariel que ubica la moral como un dormir en los signos del Otro. Mientras que en este caso, hablamos de acto ético.




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COMMENTS

Message from Marta Lilian de Toro.  » 9 de octubre de 2023 » martalilian2006@gmail.com 

Un trabajo que enmarca muy bien el abordaje que tomará sobre este film; ya que es largo, complejo y plantea el horror del exterminio de alemanes contra alemanes por el imperativo de ser una raza perfecta.
El arte pictórico, fotográfico y fílmico nos interpelan (cuando así sucede) a través de ese trozo de real, ese objeto a que llamamos mirada y que con Jacques Lacan ubicamos como la pulsión escópica.
Por ello hablamos del goce estético cuando hablamos de la mirada ante una obra de arte... Pero ante el horror, ante lo siniestro, ante lo imposible de representar de la destrucción, serán los velos sutiles, los juegos de luces y sombras, y ese está/no está, que permita dar cuenta de los bordes de un agujero que es estructural.
Me parece que se ha logrado en este trabajo ubicar las diferentes miradas, desde los distintos personajes y en distintas coordenadas temporo-espaciales; pero, sobre todo, marcar ese "fort-da" que al personaje de Kurt, niño, le permitirá no quedar alienado, le permitirá separse, y le permitirá encontrar un sentido y un cómo contar su historia.
¿Por qué Kurt no enloquece de dolor ante tantas pérdidas? ¿Por qué no todos somos locos del todo, o sea libres totalmente, o sea psicóticos? Son preguntas que desde Sigmund Freud se van respondiendo un poco más que en el pasado, pero siempre está y estará lo enigmático... Ese es el punto que el texto también nos trae: un entre lo libre y lo sobredeterminado; ese poquito de elección de hacer algo, más que con lo tenido, con lo perdido y lo no tenido.
Creo que la mirada lleva a hablar del goce, que el arte nos lleva a la sublimación, pero el amor (y Kurt fue amado), hace que el goce padeciente se module, aminore y surja el deseo. Deseo de saber y de hacer algo con eso que se sabe de la masacre de su flia.y un bordear posible como trabajo de duelo.



Message from Águeda   » 27 de agosto de 2023 » aguedacassini@gmail.com 

Hola, Elizabeth buenas noches! Entré al congreso por sugerencia de la práctica 823, y cuando ví que estaba el análisis de esta película entré al link enseguida porque me gustó muchísimo y me generó interrogantes que retornaban. Me resultó grato ver que el análisis era de tu autoría porque cursé el comienzo de tu materia electiva y dos cursos de infod y recientemente pude concluir mí carrera en artes visuales, asique este análisis, además de que me encantó y me resulta súper interesante, aloja inquietudes de emergencias propias, y trabajos posibles en torno al malestar en la cultura que hoy estamos atravesando en los discursos de odio y avasallamientos de derechos que retornan: ¿Cómo la ética podría suplementar ese horizonte en el que las ideas totalitarias se imponen a los derechos humanos? ¿Sería posible legislar sobre lo ya conocido de los discursos de odio, evitando que se impongan en campañas de gobierno, bajo legislaciones que impidan tales "incitaciones a las violencias" y "atentados contra el orden común" (de demarcada intención en nuestra región, a sabiendas de las políticas impuestas con violencias ya conocidas de las grandes potencias económicas mundiales). Buenísimo el trabajo que hacés, muchas gracias!!



Message from Macarena Anabela Gianini  » 26 de agosto de 2023 » maigianini1999@gmail.com 

Es interesante la línea de análisis de la película "No dejes de mirarme" que plantea al personaje en una posición subjetiva que debe atenerse a la demanda del otro. La infancia es un proceso importante en la constitución psíquica y es imprescindible pensar en el moldeado del aparato psíquico que atravesó al personaje en un contexto de totalitarismo y con todo ese universo simbólico creado para formar a las personas dentro del sistema político del momento y motivar así el amor al líder apoyando los crímenes de odio para pertenecer.
Dentro de este universo simbólico creado en la cultura del momento puede contemplarse estar a favor de la eugenesia.
Una clasificación psiquiátrica de la tía que cuidaba al personaje lo cambió todo ya que como efecto de los diagnósticos psiquiátricos surgieron estigmas personales, jurídicos y sociales. Sus rasgos personales y de carácter se opacaron por esta clasificación médica que terminó arrasando con su subjetividad muriendo en un campo de exterminio.
Es entonces que el personaje transita por diferentes formas de atravesar la falta y el duelo, desde diferentes puntos de vista que el arte le brindó.
Un interrogante para aportar al análisis sería pensar sobre los peligros de la obediencia por parte de los médicos al sistema totalitario del nazismo que aparece en una escena. Este interrogante puede desplegarse con el experimento que llevó a cabo Miligram en 1963 para intentar explicar cómo las personas son dóciles a lo que una persona con autoridad les indica hacer, sumado a la división de tareas que hace que todos y a la vez nadie tenga la responsabilidad.



Message from María Susana Machicote  » 26 de agosto de 2023 » susanamachicote1@hotmail.com 

Elegí este artículo por su autora y porque el film invita a pensar en muchos temas que me atraviesan como sujeto social y además como futura analista. El nazismo, el comunismo, el capitalismo, la psicosis... Y el arte, como expresión de deseo del artista, como acto creador que, en este caso, deja de manifiesto la singularidad del sujeto y que con su obra logra expresar su libertad, su memoria y su identidad.
Y me permito hacer un paralelismo entre nazismo y la historia de nuestro país, enlazando las palabras libertad, memoria e identidad, recordando nuestro “Nunca más” como lucha y defensa de los derechos humanos.



Película:No dejes de mirarme

Título Original:Werk ohne Autoraka

Director: Florian Henckel von Donnersmarck

Año: 2018

País: Alemania

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