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Known Unknowns / Sorpresas esperadas

Temporada 6 - Episodio 06

Autoras: Luisina Cibiriain y Corina Eugenia Vilella

Palabras clave: Eutanasia -

Síntesis

El séptimo capítulo de la sexta temporada de esta serie se estrenó en Estados Unidos con dicho título el 9 de noviembre del año 2009. La traducción en España se correspondió como “Sorpresas esperadas”, y fue emitido el 1º de diciembre del mismo año. En Latinoamérica, se lo tradujo como “Razones desconocidas”, emitido el 26 de noviembre, también de 2009.

El título refiere a que por un lado Chase siendo el esposo de Cameron es un conocido para ella, pero un desconocido en la situación de la mentira y el ocultamiento. Cameron cree que tiene una aventura con otra mujer y por eso está distante, cuando en realidad la distancia se debe por haber matado a un paciente durante el ejercicio de su profesión. Desconocida se torna también Jordan al mentir a los médicos y a sus amigas como síntoma de la vibrio vulnificus contraída por ingerir moluscos padeciendo previamente de homocromatosis, lo que la torna sensible a la vibrio. Wilson y House también se mueven en el terreno de lo conocido – desconocido ante la primera situación de Wilson en el marco de la eutanasia, su culpa y el rescate que realiza House recurriendo a drogar a su amigo y usurpando la identidad de otro médico, ocupa su espacio en la disertación.

SINOPSIS DEL CASO PRINCIPAL

Jordan (protagonista del capítulo) y Phoebe (su amiga) se encuentran en una fila para ingresar a un evento musical en un hotel. La protagonista decide no esperar y se dirige a la entrada donde mintiendo sostiene que es la asistente del DJ. Ambas chicas entran apoyadas por el propio DJ quien llega en ese momento y les franquea la entrada. A la mañana siguiente, Jordan y Phoebe se encuentran en el bar del hotel y mientras desayunan y Jordan cuenta sus aventuras nocturnas, una de las amigas descubre que tiene un pie muy hinchado y conjeturan que se pudo haber torcido el tobillo o puede ser una reacción alérgica. Jordan se pone de pie y se desploma en el piso.
Mientras en la oficina los médicos del equipo de House discuten el caso, éste entra y dice decidido “Es rabdo”. Se produce una discusión médica en la cual House sigue con su teoría y descarta irónica y cínicamente los puntos de vista de su equipo. En la misma escena House hace un comentario hiriente respecto de un secreto que Chase (uno de los médicos del equipo) tiene para con su esposa Cameron (otra de los médicos de su equipo).

Entre los diagnósticos que se barajan se menciona parálisis muscular temporal por la fatiga muscular debido a la baja de potasio que debió sufrir la noche anterior; cosa que para House confirma que es rabdo.
El equipo de House, Foreman, Chase y Cameron, quedan al frente del caso de Jordan mientras House acompaña a Wilson a una conferencia médica fuera de la ciudad; conferencia a la que asiste también Cuddy, jefa médica del hospital.

En el hospital, Chase y Cameron averiguan qué comieron la noche anterior Jordan y Phoebe pensando en la posibilidad de que se haya intoxicado. Pero de ser así, también se habrían intoxicado todos los que comieron lo mismo en el hotel. Foreman dice que quizás el problema sea la comida, no esa, sino la comida en la vida de Jordan. Cameron aporta la idea de que sufra de bulimia y propone hacerle beber Bario para tomarle una prueba del “desgarro de Mallory – Weiss” y pedir una consulta con el psiquiatra.

En sala de exámenes, frente a sus padres, Jordan se incorpora y se desmaya. Foreman dice que el ritmo sinoidal es normal, que el ritmo cardíaco está bien y que la presión sanguínea disminuye. Foreman le hace masaje cardíaco y comenta que Jordan está sangrando alrededor del corazón.

En la oficina de House el equipo mantiene una conversación telefónica con su jefe. Foreman dice que el músculo del corazón de la paciente está con antirrítmicos; que no saben por cuanto tiempo podrán mantenerla estable y agrega que el estrés lo gatilló. House pregunta si la presión bajó mientras bebía bario. Chase dice que bajó a 50 sistólicos en 3 minutos. House afirma “descarta enfermedades crónicas”. Dice Foreman que condiciones agudas los limitan a toxinas, infecciones. Cameron dice que podría ser cualquier cosa, una fuga de gas, arsénico en el papel mural, hongos en la ducha y dice que va a ir a buscar muestras en la habitación y en el restaurante. House les contesta que hablen con la “amiga chismosa” (por Phoebe).
En la habitación de Jordan los médicos les preguntan a las chicas qué fue lo que pasó esa noche en el hotel. Jordan comienza a decir un montón de cosas que Phoebe desmiente y le dice que deje de jugar, que su vida está en riesgo y le pregunta a los médicos: ¿por qué miente? Los médicos ven que le sangra el oído izquierdo.
Una de las hipótesis es que la menor pudo haber sufrido una sobredosis de Rufies, y que los haya consumido con su admirado Jeffrey Keener, el rey del cómic. La sobredosis de Rufies explica todos los síntomas de Jordan. Propone tratarla con flumazenil.
En la habitación de Jordan en el hospital, Foreman le dice a Cameron y a Chase que la paciente no tiene Rufies y que los riñones están empezando a sangrar. Sugiere dar glóbulos rojos. Cameron propone drogarla para que hable y que el amobarbital suprimiría su tálamo. Foreman le recuerda que está con anti-arrítmicos. Chase dice que el amobarbital podría detener su corazón. Cameron agrega que ya está muriendo.

Mientras se le suministra el amobarbital, Jordan sigue mintiendo (eso surge de las imágenes de la RM funcional). La paciente pierde sangre más rápido de lo que pueden reponerla con las transfusiones y que Cameron, haciendo una búsqueda online encontró que Keener viaja con su perro y que van a tratarla por Rickettsia.

House está al teléfono. Del otro lado, su equipo: House (en altavoz) “bajen las bolsas (por las bolsas de suero), no son los medicamentos sino la sangre la que la está matando. Tiene Vibrio vulnificus, cortesía de unas ostras riquísimas. Todas los ostiones tienen vibrio pero casi nadie tiene homocromatosis que le da una sensibilidad especial al vibrio. Coyunturas inflamadas. Pero se le atribuyó a la bulimia. Y se le dio hierro y suplementos que sobrecosieron el hígado, lo cual causó el sangrado. Más sangre, más hierro, más sangrado, más sangre. Estará bien con una dosis alta de ceftazimide para el vibrio y quelantes para la hemocromatosis. Ahora, Cameron levanta el teléfono y dame una salida dramática”. De este modo finaliza la conversación.

DIAGNÓSTICO DE LA PACIENTE JORDAN (Adolescente de 16 años)

Vibrio vulnificus (contraída por haber comido moluscos) y homocromatosis (que lo tiene la paciente como condición preexistente y que la hace sensible al vibrio).

SINOPSIS DEL SEGUNDO CASO CLÍNICO

Paralelamente al caso principal del capítulo 7 de la sexta temporada, se produce la defunción de un paciente terminal de Wilson (oncólogo y amigo íntimo de House) en el hospital mientras Wilson, House y Cuddy (médica directora del hospital y jefa de ambos) se encuentran en una conferencia de medicina lejos de la ciudad. El paciente terminal, Joseph Schütz, le había pedido a Wilson más morfina por no soportar el dolor. Wilson, con House observando la situación, pone en manos del paciente la bomba dosificadora de morfina. El diálogo había sido el siguiente:

W: Estoy ocupado

H: ¿Se está muriendo?

W: Sí

H: ¿En los próximos diez minutos?

W: Desafortunadamente no. Está sufriendo mucho dolor.

Wilson vuelve con el paciente, quien le dice:

Paciente: Por favor, morfina.

Wilson le da el botón de la máquina y le dice:

W: Estoy aquí mismo.

House lo observa desde la puerta.

A la mañana siguiente, el paciente de Wilson fallece en el hospital. Ante esto se produce el siguiente diálogo:

H: Dada la situación es lo mejor que le podía pasar, no.

W: Sí. Es solo que hubiera querido estar allí.

Para la conferencia Wilson escribe un trabajo que se llama “Opiniones de los pacientes sobre las complicaciones en la etapa final de la quimioterapia”. El apunte lo tiene en su computadora portátil que House le arrebata y lee a pesar de Wilson. House pone barbitúricos en la bebida de Wilson quien se duerme profundamente, lo que le permite a House ocupar el lugar de Wilson en la conferencia de “Farmacología y Política Pública” y si bien lee lo escrito por Wilson, lo desestima hacia el final salvando del “suicidio profesional” en el que hubiera incurrido el oncólogo amigo. Finalmente y luego de una ardua conversación respecto de los pacientes, la muerte, la responsabilidad del médico y la culpa, en la cual cada uno defiende su postura personal, Wilson agradece a House por haberle “salvado el pellejo”.

En una de las escenas, cuando en el hotel de la conferencia Wilson se entera que su paciente Joseph Schütz murió, House le dice:

H: Qué interesante reflejo de culpa justo ahora. Hace seis semanas que tu paciente está muriéndose. No podrías haber predicho que se iría este fin de semana. ¿O sí?

Wilson lo mira angustiado

H: “Eutanasia. Digamos la verdad. Todos lo hacemos”. Es una gran frase de apertura. ¿Estás loco?

W: No quise tus acotaciones antes y no las quiero ahora.

Se retira mientras House se queda leyendo el artículo.

Más adelante, en otra escena, se produce otro diálogo interesante entre ellos:

W: Se lo que vas a decir. No estoy loco. Rara vez se incrimina a los doctores.

H: Yo solo pensaba en tu carrera. Pero, sí. Si eres uno de los doctores ocasionalmente incriminados creo que podría afectarla.

W: Alguien debe decir cómo es en verdad la vida para la gente que está muriendo. Por lo que pasan los doctores, las decisiones que debemos tomar. Solos. Sin un guía.

H: Alguien debería decirlo… en una carta anónima al Times

W: Estaría diciendo la verdad. Estaría diciendo lo que todos pensamos.

H: ¿A quién le importa? El departamento de oncología es subsidiado por las farmacéuticas. No quieren que lo dirija un asesino.

W: Somos todos asesinos. Es solo que no tenemos las agallas para admitir.

H: Y otra vez, ¿a quién le importa? Serás incontratable en cualquier lugar.

W: Si hay algo que aprendí de ti es que debería hacer lo que creo que es correcto y no preocuparme por las consecuencias.

H: Sí, funcionó de maravillas para mí.

En la sala de conferencias de “Farmacología y Política Pública” House dice al público presente: “El Dr. Wilson me ofreció sus disculpas por su ausencia. Estarás en mi lugar en mi audición. Lamentablemente no hubo tiempo para corregir el horario del programa. “La eutanasia: Déjeme decirle la verdad. Todos lo hacemos. No hablamos de eso. Jugamos el juego. Utilizamos otras palabras. O no usamos ninguna palabra en absoluto. Hmm... bonito fraseo”. “El paciente es un hombre de 55 años. Cáncer terminal de pulmón. Su dolor estaba más allá del punto en donde podríamos pretender que lo trabábamos. Le enseñé como usar la bomba de morfina. Le dije que tanta morfina lo mataría. Pero no debe preocuparse. La máquina solo entrega lo suficiente. Para aplicar más, necesita un código especial. Fui a la puerta y le dije a la enfermera: el código es el 328. Lo dije fuerte. Cuando al principio vino a mi oficina [en este momento entra Wilson corriendo pero se detiene a escuchar a House una vez que entró] le dije que estaría con él en cada etapa del camino. Pero lo dejé solo en el final. Rompí esa promesa. Para cubrir mi trasero, fallé”. House termina de leer, mira a Wilson que está parado al final de la sala. House dobla la hoja que leyó y dice: “Me equivoqué cuando escribí eso. Nunca he dado menos de mi mejor esfuerzo. Soy incapaz de renunciar a mi responsabilidad. Mis amigos toman ventaja seguido de eso. Se que le di a ese hombre todo lo que podía darle. Yo sabía que él también lo sabía. Este es el peso que nadie debería cargar solo. Y esta es una decisión que nadie debería tomar por su cuenta. Porque francamente, no confío en ustedes”.
Al finalizar un colega se acerca a House y le dice:

C: Disculpe Dr. No mucha gente tendría su coraje. Y le agradece.
Al salir, Wilson lo increpa:

W: Esa era mi disertación. No me preguntaste que quería, ignoraste mis deseos, me drogaste.

H: Estoy esperando que menciones algo nuevo en nuestra relación. (…) Hay diez mil oncólogos en este país. A todos ellos se les mueren pacientes. Pero solo tú te sientes lo suficientemente culpable.

Es entonces que, más adelante Wilson le dice a House: “cuando haces lo que hice, no es suficiente decirte a ti mismo que no hiciste nada malo. Necesitas escucharlo de alguien más. Si no es a Dios, ni la sociedad, un amigo. De otra forma te volverías loco. Lo que me dijiste allá arriba. Gracias. Eres un buen amigo. Cuddy debería saber eso”.

DIAGNOSTICO DEL SEGUNDO CASO (Hombre de 55 años)

Cáncer terminal de pulmón.

RELACIONES ENTRE LOS PERSONAJES

Además se presenta la revelación de Chase ante Cameron (esposa y colega) de haber asesinado a un paciente, el presidente dictador de África, Dibala, quien mata a mansalva a sus opositores. Si bien esto sucede en otro capítulo, es una situación que reaparece en éste como contrapunto de la situación del paciente de Wilson. Analizando el caso Jordan, en un momento Chase le dice a Cameron:

Chase: Estás enojada conmigo y te la agarras con este tipo (Se refería al escritor de historietas al que Jordan supuestamente había visitado y quien la habría drogado) porque piensas que él también te está mintiendo. Y vas a matar a nuestra paciente.

El capítulo termina con la siguiente confesión de Chase a Cameron: “A veces perdemos pacientes. “Uno de esos pacientes, Dibala, no lo perdimos, yo lo maté”. No vemos la reacción de Cameron, la que queda pendiente hacia capítulos posteriores.

Desarrollo conceptual

“La responsabilidad subjetiva, en el corazón de la dimensión ética, surge de esa hiancia en lo simbólico que, en tanto campo de indeterminación llama al sujeto a responder, produciéndolo (…)Esos puntos de ruptura, de quiebre de sentido, puntos en que se manifiesta la falta estructural, son puntos en los que podemos suponer las mayores potencialidades de efecto sujeto.”
Gabriela Z. Salomone

A partir de esta frase, nos proponemos hacer un recorrido por las nociones más importantes allí planteadas, tomando como punto de referencia el episodio siete de la sexta temporada de House, titulado “Known unknowns”, y traducido en Latinoamérica como “Razones desconocidas”. Tal es así que podríamos comenzar este trabajo de análisis pensando aquellas razones desconocidas que, mediante una serie de pistas, invitan a ir a los personajes tras la búsqueda de la verdad de cada cual. Podríamos decir que Wilson, está decidido a que toda la comunidad médica conozca su verdad respecto de los pacientes terminales; House se interesa por conocer la verdad acerca de la relación entre Cuddy y Lucas; Cameron intenta descubrir la verdad que le oculta Chase, y éste a su vez, intenta hallar el momento para contarle una verdad que lo está atormentando.

Particularmente, nos interesa analizar la situación en que se encuentra inmerso Wilson, respecto de cuestiones principalmente referidas a responsabilidad y culpa. Elegimos a este personaje puesto que su universo particular resulta alterado a partir de una singularidad que se pone en juego en una situación concreta. Para ello comenzaremos por citar el siguiente recorte:

Un paciente de Wilson, Joseph Schütz, que padece un cáncer terminal, se encuentra con su médico en la habitación cuando entra House, dando lugar al siguiente diálogo:

Wilson: Estoy ocupado

House: ¿Se está muriendo?

W: Sí

H: ¿En los próximos diez minutos?

W: Desafortunadamente no. Está sufriendo mucho dolor.

Wilson vuelve con el paciente, quien le dice:

Paciente: Por favor, morfina.

Wilson le da el botón de la bomba de morfina y le dice:

W: Estoy aquí mismo.

Una vez en el hotel donde se llevará a cabo la conferencia a la que asistieran Wilson y House, Wilson recibe el llamado que lo anoticia sobre la muerte del paciente en cuestión. Ante esto, House le dice:

H: Dada la situación es lo mejor que le podía pasar, no.

W: Sí. Es sólo que hubiera querido estar allí.

House toma la computadora de su amigo y le dice:

H: Qué interesante reflejo de culpa justo ahora. Hace seis semanas que tu paciente está muriéndose. No podrías haber predicho que se iría este fin de semana. ¿O sí?

Wilson lo mira angustiado.

H: (leyendo) “Eutanasia. Digamos la verdad. Todos lo hacemos”. Es una gran frase de apertura. ¿Estás loco?

W: No quise tus acotaciones antes y no las quiero ahora.

Wilson se retira mientras House se queda leyendo el artículo.

Es en este punto que situamos la interpelación subjetiva que da inicio al circuito de la responsabilidad. Es decir, la escena planteada en segundo término podría plantearse como el Tiempo 2, una interpelación que el sujeto recibe a partir de indicadores que lo ponen sobre aviso de que su acción iniciada en el Tiempo 1, aquí planteado como la escena descripta en primer lugar, no se agotó en los fines para los cuales fue concebida, sino que, por el contrario, fue más allá de lo esperado. Es así como el Tiempo 2 funda el Tiempo 1 como tal y produce un efecto de resignificación respecto del mismo. Aquello que para Wilson había sido simplemente una acción orientada al objetivo de que el paciente se autoadministre la morfina, se resignifica ahora, tras la muerte de éste, y lo convoca a él, como sujeto, a dar una respuesta. Retroactivamente, la interpelación resignifica al Tiempo 1 porque liga (ob-liga) a sus elementos disonantes. Esto se produce a través de la culpa que hace que se retorne sobre la acción por la que se debe responder. Tal como lo plantea D´amore, la interpelación es lo que genera deuda, culpa. Implica ya una deuda por la que hay que responder .

La pregunta por la responsabilidad no supone un cuestionamiento a la persona (sujeto autónomo, de la moral) sino una interpelación al sujeto del deseo inconsciente. Para Freud esta distinción tiene carácter fundante. Se trata de una responsabilidad que atañe al sujeto en relación a aquello que desconoce de sí mismo, de aquello de lo que el yo no puede dar cuenta. Ahí ubica Freud la responsabilidad, en relación a aquel propósito inconsciente que propició la acción.

Pero si la responsabilidad alcanza al sujeto allí donde éste no tiene conciencia de serlo, su registro imaginario se detendrá mucho antes. Se trata de la culpa como el reverso de la responsabilidad. Cuando la responsabilidad del sujeto se halle ausente, aparecerá, como sustituto, como contraparte, el sentimiento de culpa. (…) formas desplazadas -en el yo- de la responsabilidad ausente en el sujeto.

Más adelante, en otra escena, se produce otro diálogo entre ellos pertinente al análisis que estamos desarrollando:

W: Sé lo que vas a decir. No estoy loco. Rara vez se incrimina a los doctores.

H: Yo sólo pensaba en tu carrera. Pero, sí. Si eres uno de los doctores ocasionalmente incriminados creo que podría afectarla.

W: Alguien debe decir cómo es en verdad la vida para la gente que está muriendo. Por lo que pasan los doctores, las decisiones que debemos tomar. Solos. Sin un guía.

H: Alguien debería decirlo… en una carta anónima al Times.

W: Estaría diciendo la verdad. Estaría diciendo lo que todos pensamos.

H: ¿A quién le importa? El departamento de oncología es subsidiado por las farmacéuticas. No quieren que lo dirija un asesino.

W: Somos todos asesinos. Es solo que no tenemos las agallas para admitir...

H: Y otra vez, ¿a quién le importa? Serás incontratable en cualquier lugar.

W: Si hay algo que aprendí de ti es que debería hacer lo que creo que es correcto y no preocuparme por las consecuencias.

H: Sí, funcionó de maravillas para mí.

Aquí vemos un modo de respuesta a la interpelación señalada oportunamente como Tiempo 2. Se trata de las figuras de la culpa que lo llevan de regreso al surco de lo moral. Son, por ejemplo, los autorreproches a la manera de la culpa autorreferencial. La respuesta particular: “Alguien debe decir” no constituye una singularidad ya que en la vuelta al surco moral resulta un taponamiento de la dimensión ética , la cual implica la noción de acto en la que el sujeto de deseo inconsciente se produce.

A partir de este diálogo podríamos postular la hipótesis clínica respecto de aquello por lo cual debe responder Wilson en términos de responsabilidad subjetiva. Dicha hipótesis correspondería a la necesidad de Wilson de contar con un guía que lo ayude a tomar las decisiones que solo no puede. Es decir, su pregunta por qué lugar ocupa en el deseo del Otro, qué me quiere el Otro, lo dejaría alienado en el campo del Otro sin que nada relativo a su propio deseo se ponga en juego. El deseo es siempre el deseo del Otro. En este caso particular, el deseo de Wilson es el deseo de House, ser deseado por House, ocupar un lugar de privilegio en el deseo de su amigo. Sería la contracara del capítulo analizado por Mauro Zamijovsky, titulado “Una hipótesis clínica acerca del padecimiento de Gregory House” (2012)
En el discurso de Wilson, este “Solos. Sin un guía”, nos remitiría a pensar que Wilson no es capaz de dar el paso hacia el acto que funda la dimensión ética y opta por permanecer en la dimensión moral del lazo social. Recordemos que en palabras de Ariel, “la ética es la posición de un sujeto frente a su soledad” .

Para seguir ilustrando esta exposición, podemos señalar que en una de las escenas, House droga a Wilson y luego se dirige a llevar adelante la conferencia que el oncólogo y amigo tenía preparada. Frente al auditorio presente, House dice:

H: “El Dr. Wilson me ha pedido que les pida disculpas por su ausencia. En su lugar escucharán mi disertación. Lamentablemente no hubo tiempo para corregir el programa. “La eutanasia: Digamos la verdad. Todos lo hacemos. Solo que no hablamos de ello. Actuamos como se espera. Utilizamos otras palabras. O no usamos ninguna palabra en absoluto. Hmm... bonito fraseo”. “El paciente S, un hombre de 55 años. Cáncer terminal de pulmón. Su dolor estaba más allá del punto en donde podríamos pretender que lo trabábamos. Le enseñé como usar la bomba de morfina. Le dije que tanta morfina lo mataría. Pero no debe preocuparse. La máquina solo entrega lo suficiente. Para aplicar más, necesita un código especial. Fui a la puerta y le dije a la enfermera: el código es el 328. Lo dije fuerte. Cuando al principio vino a mi oficina [en este momento entra Wilson corriendo pero se detiene a escuchar a House una vez que entró] le dije que estaría con él en cada etapa del camino. Pero lo dejé solo en el final. Rompí esa promesa. Para cubrir mi trasero, fallé”. House termina de leer, mira a Wilson que está parado al final de la sala. House dobla la hoja que leyó y dice: “Me equivoqué cuando escribí eso. Nunca he dado menos de mi mejor esfuerzo. Soy incapaz de renunciar a mi responsabilidad. Mis amigos toman ventaja seguido de eso. Sé que le di a ese hombre todo lo que podía darle. Yo sabía que él también lo sabía. Este es el peso que nadie debería cargar solo. Y esta es una decisión que nadie debería tomar por su cuenta. Porque francamente, no confío en ustedes”.

Al finalizar un colega se acerca a House y le dice:

Colega: Disculpe Dr. No mucha gente tendría su coraje. Y le agradece.

Al salir, Wilson lo increpa:

W: Esa era mi disertación. No me preguntaste que quería, ignoraste mis deseos, me drogaste.

H: Estoy esperando que menciones algo nuevo en nuestra relación. (…) Hay diez mil oncólogos en este país. A todos ellos se les mueren pacientes. Pero solo tú te sientes lo suficientemente culpable.

Respecto de esto, podemos decir que puede ser planteada la cuestión de la responsabilidad del sujeto debido a que la misma se encuentra en la grieta entre necesidad y azar . Es decir, cuando rigen por completo necesidad o azar, o una combinación de ambas, no es pertinente la pregunta por la responsabilidad. Pero basta que se produzca una grieta, una vacancia entre ellas, para que la pregunta por la responsabilidad adquiera toda su dimensión. En este caso, podríamos pensar los elementos de necesidad a partir de lo inexorable de la muerte del paciente en estado terminal. Es un ejemplo claro de aquello que rige por fuera de la intervención del sujeto en situación. Del lado del azar, podríamos pensar la coincidencia, la casualidad de que se hayan dado en el mismo fin de semana la muerte del paciente y el viaje de Wilson fuera de la ciudad a la conferencia.

En la grieta entre necesidad y azar que se le presenta a Wilson, se le abre la posibilidad de actuar desde una posición que admita la responsabilidad subjetiva. Sin embargo, las figuras de la culpa que en él aparecen lo arrastran nuevamente hacia la dimensión de lo moral. De esta manera, podríamos sostener que no habría un Tiempo 3 desplegado, ya que no hay un cambio de posición subjetiva por parte de Wilson.

No se presenta en este capítulo la dimensión jurídica. Es decir, no hay ninguna escena que nos permita analizar una interpelación jurídica. Sin embargo, en nuestra lectura analítica de la situación, podríamos hipotetizar que el caso se podría llegar a enmarcar dentro de la responsabilidad jurídica, en torno a la problemática de la eutanasia.
“Las cuestiones legales y las morales no son en absoluto las mismas, pero guardan cierta afinidad entre sí porque unas y otras presuponen la capacidad de juzgar. En términos morales, tan mal está sentirse culpable sin haber hecho nada como sentirse libre de culpa cuando uno es realmente culpable de algo. Ningún debate sobre la responsabilidad personal tendría sentido sin un conocimiento preciso de la situación de hecho” . “El médico dejará al jurista la tarea de instituir una responsabilidad artificialmente limitada al yo metapsicológico” .

A modo de cierre

El caso de la paciente Jordan, con el que comienza el episodio ilustra, desde otro ángulo, la temática del capítulo en cuanto a verdades y mentiras, y refuerza la frase propia de House: “Todo el mundo miente”.

Las otras dos situaciones que completan dicha temática son el ocultamiento de: Chase hacia Cameron respecto de la muerte del paciente Dibala, y el de Cuddy y Lucas hacia House respecto de la relación que están manteniendo.

Hacia el final del capítulo todas las mentiras y ocultamientos quedan al descubierto. La noche de Jordan no fue como lo había contado en un principio, la relación de Cuddy con Lucas queda descubierta a los ojos de House, y Chase le confiesa a su esposa Cameron que ha matado a Dibala. El único secreto que queda en pie es el de Wilson y House respecto de la muerte de Joseph Schütz.

Se podría conjeturar, desde nuestra lectura del capítulo, que no siempre la búsqueda de la verdad implica el asumir la responsabilidad subjetiva respecto de ella.

Referencias

Arendt, H. (2007). “Responsabilidad personal bajo una dictadura”. En Responsabilidad y juicio. Paidós, Barcelona.

Ariel, A. (1994). “Moral y Ética. Una poética del estilo”. En El estilo y el acto. Ediciones Manantial, Buenos Aires.

D´amore, O.: Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

Freud, S.: (1925) La responsabilidad moral por el contenido de los sueños. En Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto. Obras completas. Tomo XIX, Amorrortu editores. 1984.

Michel Fariña, J. J. “El cinismo ético de Dr. House”

Michel Fariña, J. & Gutiérrez, C. (1996). Veinte años son nada. Causas y azares. Número 3. Buenos Aires.

Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

Salomone, G. Z.: El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.



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