Inciio > Series > House Temporada 5 > Temporada 5 - Episodio 18 > Here Kitty / Ven gatita
Here Kitty / Ven gatita

Temporada 5 - Episodio 18

Autor: Mauro Colombo

Palabras clave: Síndrome de Münchhausen - Gata Debbie- Predicción de la muerte- Supersticiones- Bisturí láser

Síntesis

Primera escena, aparece House muy concentrado armando algo que no se distingue bien por el momento, con un bajalengua en su boca, manipulando un suero, con tijeras de cirugía y cinta sujetando parte de su construcción. La imagen se amplía, se ve un autito de colección y una pista improvisada, pero no por eso desprolija, sobre la que el protagonista hace andar al vehículo hasta una rampa que daba a un precipicio (en la oficina).

Salta el auto, Cuddy lo intercepta con su mano justo cuando había saltado al vacío, informándole que tiene una paciente para revisar, a lo que él objeta que tiene pacientes para ver en ese mismo instante. Ella concluye la charla comentando que dichos pacientes estaban fallecidos, por lo que debe ocuparse de la paciente que estaba en la puerta observando toda la escena.

Entra ella (Morgan), comenta que desde hace tiempo está mal, que está decaída, como si algo importante se avecinara, y comentando que es enfermera, le solicita si puede hacerle un par de estudios específicos (desconocidos para un paciente común). Inmediatamente dicho esto, vuelca sus ojos hacia atrás y cae sin reacción al piso, y empieza a convulsionar. House, con su habitual tranquilidad ante las crisis, camina hasta la puerta del consultorio, abre la puerta, llama a Cuddy y le dice en tono irónico “necesito consejo”, para atraer su atención nuevamente. Ella entra y al ver a la mujer en el piso preocupada va a socorrerla, House arguyendo que va a diagnosticarla intenta escaparse del consultorio, y Cuddy le llama la atención sobre el hecho de que se había orinado, y de que la misma era verde. House se acerca, mira con atención y comenta: “Que interesante”.

Aparece en escena House junto a su equipo, el primero escribiendo los síntomas de la paciente en el pizarrón, tratando de establecer el diagnóstico diferencial: síntomas neurológicos y pis verde, identificado con una gran P. Taub, que llega tarde, cuestiona ni bien se sienta y lee la historia clínica el porque toman el caso, si el único síntoma interesante es el pis verde. Rápidamente y sin ironías House le indica que ellos no toman ningún caso, que él (House) toma y el resto acepta. Sigue Taub con su queja sobre la falta de gravedad del mismo, a lo que agrega que su vida no peligra y que no es importante. House retruca que “por suerte, el tampoco lo es”. El equipo entiende que la charla ha terminado y que tienen que ocuparse de Morgan, salen entonces a realizar los estudios que el protagonista indicó.

En el despacho de trabajo de la enfermera, Kutner pregunta si estaba enojado por lo que pasó, y Taub responde negativamente, indicando que airear los desacuerdos no es discutir. Tienen un intercambio de palabras al que este último no le da importancia, sobre si discutían o no, hasta que Taub, al parecer cansado de la charla, asiente solo para dejar de hablar del tema. Este mismo encuentra inmediatamente un frasco cerrado, y exclama “Tenía razón”.

Taub con Kutner le confirman a House que la paciente lo engañó, que la orina verde es producto del cloruro del metiltoninio (el contenido del frasco), y que ella como enfermera, conoce la dosis. Afirma que fingió la crisis y que solo busca atención médica. Indica que lo que posee es el síndrome de Münchhausen. House incrédulo, objeta que la deducción de Taub está basada en un fármaco que combate el Alzheimer, encontrado en un asilo de ancianos, y de lo difícil que es orinarse en público. Sostiene que es capaz de reconocer una crisis falsa, y en base a esa certeza sigue su análisis clínico. La hipótesis esta vez gira en torno al fenol, que viniendo en los sprays para el catarro explicaban tanto la crisis como la orina. Manda ahora a Taub a la casa de la paciente a buscar pruebas de que ella inhalaba el mismo, mientras que a Kutner le encarga (mientras Taub salía y lo podía escuchar) pruebas específicas para corroborar que la enfermera tenía una intoxicación por fenol.

Antes de que Kutner saliera, lo detiene House con un “¿adonde vas?”, a lo que él se percata de que solo le estaba haciendo perder tiempo con la teoría del fenol a Taub. House no niega esto, es más, lo ratifica; le explica que no quiere que se de cuenta que está tratando de refutar su teoría del síndrome de Münchhausen.

Mientras Taub salía del hospital hacia la casa de la paciente, se encuentra a un viejo compañero del instituto, quien venía de dar una conferencia en la facultad de ciencias económicas, y que tropezando se había golpeado en la pierna. Taub, diciendo que tiene tiempo, lo invita a pasar para atenderlo.

House entra en la habitación donde se encuentra en observaciones la paciente, ésta le pregunta inmediatamente por los estudios que le realizaron, a lo que él responde mientras apaga la luz que todos dieron negativos. Le comenta que tiene que hacerle parpadear una luz, y que de no confirmar un problema tiene que desocupar la habitación. Ni bien empieza con esto, la paciente nuevamente comienza a convulsionar. Él, ya incrédulo, toma un brazo suyo, lo pone sobre su cabeza y lo deja suelto. La paciente mediante un movimiento voluntario revela la falsedad del ataque. House deja escapar un comentario de visible molestia.

Ella le pide inmediatamente perdón, a lo que House, con su habitual sarcasmo la disculpa diciendo que tiene que ir a darle la razón a uno de sus empleados. Se disculpa nuevamente aclarando que no tiene Münchhausen, y que sabe que le va a pasar algo malo si no la atienden. El doctor la desestima y voltea para retirarse de la habitación, ella agrega que una gata predijo su muerte. House ahora da vuelta con mayor cara de incrédulo y contesta: “Los gatos son muy malos médicos, ah no, son las mujeres, loca”. Sale de la habitación.

Taub está atendiendo a su ex compañero, el que le explica que se golpeó porque suele marearse. El doctor pregunta si no le diagnosticaron laberintitis y lo hace recostarse en la camilla. Mareado por el movimiento, se recuesta. Mientras Taub le hace girar la cabeza para ambos lados, su ex compañero le comenta que trabaja en una empresa que hace aparatos médicos. Se incorpora, e inmediatamente nota que el malestar ha cesado. Le explica el médico que le removió un depósito de calcio en el oído interno que le causaba los mareos. Más que agradecido, le comenta que tres médicos lo han visto previamente, y lo invita a cenar. Taub desiste de la oferta, comentando que está casado y es aburrido (en tono de broma), su ex compañero le dice que hay casados que no lo son, a lo que el doctor dice que sí, que hacía unos años era uno de esos. Le desea buena suerte y sale del consultorio.

House camina por el pasillo del hospital y lo intercepta Morgan, la cual tiene un bolso con la “gata que predice la muerte”. Ella le pregunta si la conoce (a la gata), lo que le da pie a él para introducir otro comentario sarcástico en relación a la falta de apellido del animal. Morgan comenta que salió en las noticias, que vive en la residencia de ancianos, y que solo duerme con personas que están a punto de morir. A diez personas el año pasado les predijo su muerte, y el día anterior a su internación durmió con ella. House entra a su despacho, le cierra la puerta y la ignora por completo. Foreman, que estaba leyendo en el despacho donde se reúne el equipo médico, ve la secuencia y observa mientras sufre un nuevo ataque, así que la socorre. Llama a House, el que ahora sí se dirige hacia donde ella está. Foreman le avisa que tiene sonidos respiratorios débiles, que es un bronco espasmo, y que no se puede fingir.

Cuddy y House están mirando un video del gato en su hábitat, mientras él en todo irónico dice que “le parecen bien los cambios que han hecho en American Idol”. La enfermera aparece en el video diciendo que cuando Debbie (la gata) se duerme con un paciente, llaman a su familia y le dicen que vaya.

Cuddy pregunta sorprendida si quiere atenderla, ya que está loca, y en eso se escucha nuevamente a la paciente diciendo que es “como si la gata estuviera en el mundo para llevarse a la gente al más allá”. Cuddy, tan escéptica como House sobre la veracidad de la enfermedad, le da como plazo para comprobar que padece algún mal veinticuatro horas, de lo contrario le informa que va a tener que desocupar la habitación.

Nuevamente el equipo médico reunido, House ahora fumando y con Debbie encima suyo, intentan avanzar en el diagnóstico diferencial. Van desde la capacidad que tienen algunos animales, como los perros, de sentir enfermedades humanas, hasta el hecho (propuesto por Foreman) de que quizás no predice nada, sino que causa las muertes. Taub, que notó algo raro en la forma en que House lo miraba, advierte que los habanos que él fuma los habían mandado para él. Como es costumbre inmiscuirse en la vida de su equipo, éste último pregunta porque un ejecutivo le manda puros, si es por sus apuros financieros, a la vez que especula que perdió todo su dinero en la bolsa el año anterior. Taub visiblemente irritado no esclarece nada. House da la orden (siguiendo la hipótesis de que la gata puede estar contagiando a las personas), de que busquen gusanos en los pulmones de la paciente, los cuales los habría transmitido Debbie.

Kutner y Taub observan desde fuera como Foreman y Hadley buscan los gusanos en la paciente, mientras conversan sobre las finanzas del segundo, y de cómo podrá tomar su mujer el hecho de que tengan que recortar gastos. Sale Hadley comentando que no han hallado gusanos.

Caminando por el pasillo, todo el equipo, incluyendo a su jefe, intentan pensar que puede estar causando el problema en cuestión, ya que la hipótesis de los gusanos ha sido refutada.

Ingresan todos en la sala en donde se encuentran los pacientes en coma, donde House reconoce ante Kutner que tomo a la paciente porque como no puede probar la inexistencia de dios, va a tener que bastar con refutar el hecho de que la gata prediga la muerte. Kutner, que parece tenerle un poco más que respeto al animal, dice que el cerebro de los gatos siempre se halla en estado alfa, y que las pocas evidencias científicas a favor de fenómenos psíquicos ocurren en ese estado. House le sugiere que diga que eso que sostuvo fue basura para no tener que despedirlo, a lo que en forma graciosa, Kutner dice que eso “es basura”.

Taub sigue en una postura crítica frente al caso en general, y dice que tal vez no fue un sonido débil y un bronco espasmo lo que escucharon, sino lo contrario, la respiración fuerte, producida por un ataque de pánico. Foreman retruca entonces que él también escuchó a la paciente, e increpa preguntando si también se equivocó.

A uno de los pacientes en coma le aparecen rápidamente ronchas en el brazo, a lo que constatan por su historia clínica que es alérgico a los gatos. Mientras todos detuvieron su atención en eso, Debbie se recostó en la cama de otra de las personas. House bromea sobre que si el paciente sobrevive entonces a esa noche, habiendo la gata elegido su cama, “habrá hecho algo por el mundo, no como su anterior vida (toma su historia clínica) de bombero”.

Envía a su equipo nuevamente a hacer más pruebas para chequear la sensibilidad a los gatos que pudiera tener su paciente.

En el despacho de House, Cuddy le repite que se deshaga del “gato de la muerte”, haciendo referencia a la caja de arena y los ratones que están allí. Mira con mayor atención a los roedores y pregunta sorprendida si son los ratones modificados genéticamente del laboratorio de oncología. La respuesta afirmativa no se hace esperar, son “ratones modificados genéticamente para estar ricos”. Ella se lleva los roedores, y ya en tono de orden le dice que se deshaga de la gata y de la paciente, que las últimas pruebas salieron negativas. Él, ante la sorpresa de que no fuera el primero en enterarse de los resultados, le pregunta su fue Taub quien lo dijo. Cuddy confirma que fue él.

El protagonista lleva en silla de ruedas a su paciente a las afueras del hospital, diciendo que van a despedirse del tabaco. Se sienta en un banco, y empieza a fumar los puros de Taub arrojando el humo en su cara. La encara diciendo que ha revisado su bolso, que ha encontrado amuletos y horóscopos, pero que a la vez ha estudiado en una buena escuela de enfermería, por lo que no siempre ha sido una “idiota supersticiosa”. Prosigue, y hacía cuatro años, ella se cambió del seguro familiar al actual, ella entonces le comenta que estuvo casada y se divorció. Agrega House que dos años antes se vacunó contra la varicela, y que los adultos se vacunan contra ella si tienen hijos, o si los tuvieron, ya que ningún niño la ha visitado en el hospital, lo que lo lleva a pensar que pasó algo malo. Ahí su rostro se entristeció. Era su hijastro, Timothi, que comía en el colegio, en su recreo y se atragantó. Los profesores se ocuparon de él inmediatamente, e hicieron todo lo que tenían que hacer, “no debería haber muerto” agrega.

House entonces dice que “quiere hacer que tenga sentido”, y entre sollozos ella pregunta que tiene de malo, a lo que él agrega que “no tiene sentido, lo malo es que no le sirve para recupar a su hijo, o para que vuelva con su ex”. Ella se pone visiblemente mal, no es ya solo por el llanto, aparece una erupción en el cuello y empieza a toser. Como para acelerar lo inminente, House le tira más humo en la cara, y ella tosiendo dice que no puede respirar.

Llama él a uno de los médicos que estaban fuera y le pregunta si le suena débil el sonido de su respiración. Ante la respuesta afirmativa, expresa “Hurra, está oficialmente enferma”. La entra ahora al hospital.

Nuevamente en el despacho junto a su equipo y trabajando en el diagnóstico, manda a Taub a cambiar la arena de la gata, a lo que él sin dudarlo expresa su queja. Señala House que es por haberlo denunciado frente a Cuddy, que no pide que se disculpe, que alcanza con que saque caca de una caja. Foreman, tal vez en un intento de apaciguar, dice que la próxima vez la limpia él. Taub, firme en su postura, anuncia que se va y sale. Kurtner va a hacerle más pruebas a la paciente, y al agarrar la mochila, escapa del interior Debbie. Pregunta a House si ahora lo castiga a él por creerlo supersticioso. Contesta el protagonista que se pregunta porque es un crédulo idiota, y ordena a Hadley a administrar esteroides a la paciente.

Taub está con su ex compañero tomando un trago en la oficina de este último. Éste señala que antes tenía como cirujano plástico una oficina así, pero que un día hizo un balance de su vida y… se interrumpe, dice que tuvo una relación con la hija de un socio, que por eso terminó dejando la cirugía y contándoselo a su mujer. Conversan sobre un prototipo de bisturí laser, y Taub le hace un importante aporte sobre el tamaño del mismo y la comodidad de uso para quienes tienen las manos más pequeñas.

Hadley entra en la habitación de nuestra paciente, y la encuentra preocupada porque su orina ya no es verde, sino marrón. Debatiendo con el equipo a posteriori de este evento, la doctora sigue creyendo que puede estar fingiendo aún, a lo que House interpela con un “¿crees que es medio Münchhausen?”. Por su parte, sigue jugando con las supersticiones de Kutner, abriendo un paragüas al lado suyo. Mientras siguen tejiendo hipótesis, House, insistente, tira un poco de sal al lado de su superticioso colega, además de que, ya había dejado una escalera al lado de la puerta, que luego va a colocar directamente debajo de ella, para que todo aquel que salga o entre, pase por debajo suyo. Entre la hipótesis más plausible ahora está la de cáncer de colon. Da la orden entonces de que busquen el tumor. Lo llama a Taub para que lo acompañe. El dato gracioso de la escena es que Kurnet, tratando de que House no lo vea, tira sal para atrás y se las rebusca para salir evitando pasar por debajo de la escalera colocada allí.

El protagonista se sienta en su silla. Mientras Taub se disculpa por haber llegado tarde nuevamente, House lo sermonea sobre su vida profesional anterior, acusándolo de cobarde por haberse ido y contado todo a su mujer, y diciendo que solo es valiente para llegar tarde y contarle cosas a Cuddy a sus espaldas. Termina la conversación parándose y expresando que lo ha jodido.

Intentando refutar la idea de la paciente, House la lleva en silla de ruedas a la sala donde se encuentran los pacientes en coma, y le informa que Debbie durmió dos noches seguidas con la misma persona y que no ha muerto. Ella agradece el intento suyo, pero justifica “el error” diciendo que tal vez la gata esté confundida porque desconoce el hospital. House, ya perdiendo un poco la paciencia, relata la historia de un pastor norteamericano que en 1844 predijo el regreso de Jesús. Sus seguidores se despojaron de sus bienes y se fueron al campo, pero como sabemos, jamás apareció. Ante esto, el pastor reconoció su error y dijo que había interpretado mal, que su venida sería un mes más tarde. Lo curioso es que al mes siguiente, y tras otros fallos, la fe y la cantidad de gente que le creía aumentaba. Ella entiende el lugar que le adjudica House, pero se defiende diciendo que a pesar de sonar como los del “rebaño”, sabe que algo terrible le va a pasar, y sale de la sala.

House toma a Debbie, y en el bolso sale hacia el pasillo, donde se encuentra con Wilson, quien lo cuestiona por atacar las creencias de una mujer que ha perdido un hijo. House dice que no le importa si sus creencias le dan tranquilidad, que le interesa que piense claramente. Wilson, al estilo House, responde con un “a lo mejor la hace tan feliz como a ti”.

Se dirige con Wilson y la gata hacia el sector de pacientes oncológicos niños, y les dice a los infantes que ahora va a haber “gato terapia”. Uno de los niños, notando algo raro en su actitud, le dice que es mentira, que usan perros para las terapias. Con su humor especial, responde que es un felino especial, que si le cae bien, pasan cosas interesantes. Trata de acercárselo al chico, a lo que Wilson interviene y le dicen a los niños que ha terminado el juego, haciendo que salgan.

Viendo el último estudio en el televisor del despacho de House con Hadley y Kutner, buscando pólipos, el protagonista con un señalador laser insiste en las tretas a este último. Le señala con la luz las piernas, para que la gata vaya a pegarse a él. Por su parte, la doctora está inclinada a descartar el cáncer. Kurtner interviene y dice que podrían haber pasado por alto una lesión plana. House entonces señala que el cáncer de piel puede metastatizarse a los intestinos, y les pide que busquen melanomas.

Suena el teléfono en la casa del protagonista, éste se encuentra durmiendo. Atiende, y Kutner sin mediar otra palabra le dice que no es cáncer, que hay arañas vasculares que no tenía cuando llegó al hospital. House responde que debe ser cushing, que explica los problemas abdominales y la orina marrón, y el bronco espasmo es causado por miopatía del cushing, que es menos frecuente, aunque posible. Mientras explicaba eso nota que si lo despertó en plena noche, no era por un síntoma que no es mortal, sino que había algo más. Kutner responde ante su interrogante con un “creo que se muere”, no por las arañitas, sino porque el paciente en coma, que hacía más de un año que estaba estable, finalmente murió. Eso dejó pensativo a House.

Buscando a la mañana siguiente en las afueras del hospital a la gata, el equipo seguía conversando sobre la nueva hipótesis del cushing. En eso al protagonista le empieza a dar una especie de ataque, respira con dificultad, se sienta con la nariz roja en un banco, Kutner inmediatamente y preocupado se acerca para ayudarlo, en eso House escupe sobre la cara y torso de su colega un líquido medio morado, que parecería sangre. Lo acerca hacia sí mismo y le dice algo en el oído, que Kutner entiende como “¿te gusta el zumo de arándanos?”. Nuevamente se burló de él, pero esta vez por dejar su despacho abierto, lo que produjo que Debbie escape. Como medio de confirmar el cushing, y para chequear donde podía estar, manda a Chase a tomar una muestra venosa del cerebro. De no estar presente ahí, lo estaría en las adrenales.

En otra escena, Taub, en un bar con su ex compañero, habla de lo insatisfecho que se siente con su vida actual, lo resume con la frase “ya no soy yo”, y concluye la misma diciendole que quiere trabajar para él. Éste, sorprendido, le dice que no puede contratarlo en la actualidad, a lo que Taub le dice que entonces le deje invertir en el proyecto del bisturí láser. Le dice que tiene dinero ahorrado, a lo que el ejecutivo interrumpe con un “hay que poner dos millones de dólares solo para la primera fase”. Hace una pausa, como pensativo, y le señala que podría aceptarlo con una cifra menor, pero le advierte que no habrá ganancias inmediatas. Taub contesta que sabe que no será rápido, que no cambiará su vida de repente, pero que quiere empezar a cambiarla. Su ex compañero acepta.

House se encuentra con Wilson presente realizando la autopsia al paciente que estaba en coma y murió. No sabe que busca, pero de todas formas espera encontrar algún indicio que lo lleve a descifrar el enigma. Aparecen en escena Chase y Foreman informando que la paciente sufrió un paro mientras tomaban la muestra. Le dicen que está débil, casi muerta. House deduce que el cushing está en el cerebro (aunque los otros tres presentes no están seguros), y la cuestión en juego es si extirparle la glándula pituitaria o no, cosa que tendrá que decidir la propia paciente.

Cuando Chase y Foreman se retiran para comunicarle las últimas noticias, Wilson cuestiona el hecho de que está revisando un cadáver que puede tener poca o escasa relación con su paciente, mientras debería estar con ella. Y todo para refutar la teoría de la gata. Termina de sermonearlo y se retira, dejándolo solo con el cadáver.

Chase comenta a la enfermera los pormenores de lo que creen que tiene, que puede ser tratado por medio de fármacos, pero que así no desaparece, y puede volver. Le dice que la única solución definitiva es abrirle la cabeza y extirparle la glándula pituitaria, pero dado su estado delicado y su reciente paro, la cirugía es peligrosa. Ella contesta que quiere hacerse la cirugía, que lo que tiene la matará si no lo mata ella primero.

Chase le pregunta si es por la gata, a lo que ella le pregunta si quiere decirle lo idiota que es. Él dice que no, que cree que hay cosas que la ciencia no puede explicar, que la fe y la oración tienen su papel. Ella comenta entonces el verdadero sentido de su decisión; cree que hay una razón para todo lo malo que le sucedió en la vida, que no sabe cual es, pero cree que la hay. Y si no hubiera una razón trascendente para todo lo que pasa, sencillamente no quiere vivir en este mundo. Chase le avisa que va a reservar un quirófano.

Se muestra una escena de ella estando lista para la operación, ya en el quirófano, con los doctores terminando de preparar todo para empezar la cirugía.

Se lo ve a Taub esperando a House en su oficina, Ni bien este llega, le dice que no se quedará, que se va. Su jefe le interroga si tiene otro empleo. Ante la respuesta negativa de Taub, aquel dice que entonces no se va, que lo verá allí mañana. Pregunta si no acepta su renuncia, y House contesta que así le ahorra que se cague de miedo, vuelva arrastrándose, que lo castigue y lo readmita. Taub queda unos segundos en silencio, y dice adiós. House mofándose le dice que traiga Donuts.

House está en su oficina, con un par de computadoras prendidas, y un pequeño monitor donde se ve parte del video de Debbie. En eso, se la ve a ella en la puerta del despacho, él la llama, y ella ronroneando lo evita y va a parar justo sobre una notebook sobre su escritorio. House se sienta, la acaricia, toca el teclado de la máquina donde ella está, mira el video donde se observa a la gata pegada a una anciana, acerca la imagen, y hace una leve sonrisa como si acabara de descubrir algo.

Taub está esperando en la empresa donde Mill es director. Lo atiende una secretaria, que le dice que ya no trabaja ahí, que lo siente. Él le afirma que sí, que “es el director”. Ella, incómoda de darle la noticia, le vuelve a pedir perdón, dice que no puede darle más explicaciones, y se va.

Taub se molesta, la toma de un brazo y le avisa que va a invertir en su compañía, ella le señala que él no es director, que trabaja ahí, pero de recepcionista eventual, que está preso y que no puede darle mayores precisiones. El médico, consternado le dice que fueron al instituto, a lo que responde la secretaria que eso era lo que creían los demás, que suponía que también le habían curado el problema del oído. Ella preguntó si ya le había dado el dinero. “No” responde él, comprendiendo de golpe que pasaba. Ella se retira y él guarda un sobre en su saco, que presumiblemente contenía el dinero.

House entra en despacho de Wilson anunciando que él tenía razón, y que lo más satisfactorio era que su colega se equivocaba. Fue una coincidencia afirma, la gata no predecía las muertes, sino que quería estar calentita, y en el caso de 3 de los pacientes que tenían fiebre, y los 8 restantes que se estaban consumiendo, esa condición de irradiar calor se daba. En los últimos 8 aclara que el calor se daba por las mantas eléctricas que les ponían a los mismos.

Explica House que Debbie se subió a Morgan porque estaba caliente, y que eso explica el rubor y que imitaba otros síntomas del cushing, el cual quedaría descartado. El único síntoma que no queda explicado es la obesidad troncular, por lo que el diagnóstico de cáncer anteriormente desechado queda confirmado ahora. El hecho de que en el estudio previo no se vio, es que estaba en un lugar adonde la cámara no llegaba, el apéndice.

Wilson le comenta que le salvó la vida y que le ha ahorrado una intervención quirúrgica innecesaria. Recién ahí parece darse cuenta House de que la paciente estaba en el quirófano, y pregunta en tono de chiste “¿Cuál es la extensión del quirófano?, por curiosidad”.

Morgan, dada de alta, ya está vestida como para irse y se encuentra guardando sus cosas. House entra en su habitación, a lo que ella inmediatamente dice “gracias”. Él contesta que estuvo a punto de cortarse un pedazo de cerebro solo por seguir una absurda superstición.

Ella responde con un simple “pero no lo hice”. A lo que House retruca que no fue porque ella no quisiera, sino porque él la detuvo. Entonces ella ríe y le pregunta:

Morgan:- ¿Que le hizo hacerlo?

House:- La ciencia, la lógica, la razón, escoja tres.

M:-Un gato elige el momento justo para sentarse en el ordenador. Quizás sea ciencia y lógica y razón pero tal vez sea otra cosa. (se queda mirando a House fijamente)

H:- (silencio de varios segundos, mirándola fijo también) Es idiota.

M:- Mire lo del predicador neoyorquino. Sus seguidores no desaparecieron, ahora son los Adventistas del Séptimo Día, una religión importante cambió el curso de la historia.

H:- Porque sus seguidores eran tan ilusos como él.

M:- O porque les dio algo por que vivir.

H:- Que alivio. (Se para y sale de la habitación).

Ella queda mirándolo con una leve sonrisa.

House entra en su oficina, toma la mochila y se sienta en un sillón. Saca dos autitos, uno de los cuales era el del comienzo del capítulo. Nota algo raro, se para, toca el asiento del sillón, se huele la mano y comprueba que está orinado. Lo llama a Kutner, que estaba en la oficina contigua. Hadley, presente con él, también se acerca.
House pregunta por el pis de gato en su sillón, a lo que él contesta “¿sangre en mi cara?”.

“Tu pagas la tintorería” sella el jefe, saliendo de la oficina. Kutner queda con una sonrisa de satisfacción.

Hadley pregunta por que seguía vivo, algo que ni Kutner puede contestar. Supone ella que fue por la valentía de haberlo enfrentado, y de que un gato orinara en su sillón. “Sí sí, un gato” dice él saliendo también del despacho.

Dirigiéndose House hacia el ascensor encuentra a Taub saliendo del mismo con una caja de Donuts.

House:- Hasta mañana.

Taub:- Si…

House se da vuelta para mirarlo, él entra en la oficina donde hacen los diagnósticos, se sienta. House entra en el ascensor, y Taub queda pensativo en la oficina. Se sube Debbie, y se miran fijamente ambos.

Desarrollo conceptual

El sujeto elegido para el desarrollo es el protagonista de la serie, el doctor Gregory House. Tomando en cuenta lo que se puso en juego en Ibbieta en el relato de Sartre, y que la respuesta dada a la luz de un análisis minucioso no fue solo una broma de carácter consciente, sino que en el hecho de mandar a los falangistas al cementerio se hizo presente algo del orden de lo inconsciente, considero que en el personaje elegido existe una decisión particular, que apunta al mismo orden de cosas, es decir, que estaría determinada por mociones inconscientes.

House es un médico firmemente aferrado al paradigma científico, el cual le da validez a su práctica profesional, como a toda la medicina tradicional. Pero además del campo profesional, ese Otro es el que sostiene su vida personal, consagrándose en forma íntegra a él. No son pocos los capítulos donde dedica su tiempo no solo a curar pacientes, sino a desmitificar con tanta o mayor energía las creencias religiosas y espirituales con las que estos llegan. Se irrita con ellos, los carga, intenta demostrarles mediante sus conocimientos lo equivocados que están, y en este sentido, el capítulo analizado no es la excepción. Frente a la aparición de una “gata que predice la muerte”, él se toma tantas molestias (o incluso más) en curar a su paciente, como en mostrar que los poderes del felino no existían. Tan así es que lo dice explícitamente, haciendo alusión a que como no está en sus manos demostrar la inexistencia de Dios y la vida después de la muerte, se tiene que conformar con demostrar que el gato no predice nada. Es en esta obsesión por luchar contra la religión y todo lo metafísico, que va más allá de no comprender como otras personas entienden al mundo, que observo un sostén para el sujeto que se enraíza en lo inconciente. El creador del psicoanálisis, Freud, nota tempranamente en su constructo teórico, que dos son los temas conflictivos en la vida psíquica del ser humano: muerte y sexualidad. En nuestro caso, todos los indicadores presentes en House apuntan al primero de la díada.

2. Teniendo en cuenta el circuito de la responsabilidad, consistente en un tiempo 1 (T1) y un tiempo 2 (T2), pudiendo existir o no un tiempo 3 (T3) que daría cuenta del sujeto en acto, de una toma de responsabilidad subjetiva por parte del mismo; en el capítulo analizado pueden observarse por parte de House los dos primeros momentos.

T1, que consiste en una acción que se agota en el fin para la cual fue concebida, se da en el momento en que House, luego de haber descubierto por medio de deducciones lógicas y conocimiento científico cual era el verdadero mal que tenía su paciente, va a ver a la misma para demostrarle que por medio de “la ciencia, la lógica y la razón” (según sus palabras) la salvó de que perdiera su glándula pituitaria, a la vez que refuta la teoría de la gata que predecía la muerte. En los dos niveles del sujeto presentes en el circuito de la responsabilidad, House en ese instante habla desde el piso de abajo, en tanto sus intenciones concientes son las de mostrar la superioridad del conocimiento científico por sobre otro tipo de creencias. Se encuentra entonces en la dimensión Particular, coincidente con una sociedad (y una profesión) que da valor al conocimiento científico, y que en su caso como médico, tiene también que cumplir determinadas normas éticas. Coincide también con el sujeto autónomo del derecho, responsable de sus actos y conciente del significado de los mismos.

House prosigue con su omnipotente exposición hasta el momento en que ella le ofrece como argumento el hecho de que habiendo tantos momentos en los que la gata podría haberse subido a su ordenador, eligió el momento justo para que House se inspirara, posibilitando la resolución del caso y evitando una operación innecesaria y peligrosa. A partir de la frase de Morgan: “Un gato elige el momento justo para sentarse en el ordenador. Quizás sea ciencia y lógica y razón pero tal vez sea otra cosa”, el sujeto se ve interpelado inaugurando T2, cronológicamente posterior a T1, pero lógicamente anterior, ya que apunta directo a resignificar T1. El efecto producido en House es notorio, queda unos segundos callado mientras la mira fijamente, y solo atina a contestar: “Es idiota”.

Aunque si hay respuesta, no hay T3 en este caso, porque no parece que House haya tomado el camino de la responsabilización subjetiva por aquello que lo interpeló y se puso en juego en él. Todo indica que se queda en el primer nivel, y por lo tanto responde desde el yo. Incluso la contestación podría decirse que fue de carácter pobre, en especial para una mente como la suya. Sin tratar de interpretar más que lo que la escena permite, podría inferirse que el sujeto se ha conmovido de tal forma ante las palabras de Morgan, se ha visto implicado de tal modo, que lo único que atina a articular es un insulto para su paciente. En palabras de DAmore: “No hay forma de no responder pues la interpelación exige respuesta”.  House, la única respuesta que alcanzó a producir fue esa. Este conocimiento nos lleva a la hipótesis clínica, que si bien puede inferirse solo del capítulo analizado, a través del conocimiento de la serie cobra fuerza en cuanto a la posición en la que House se mantiene, y por que razón pudo verse interpelado frente a situaciones como ésta. Hipótesis: House, ante la castración, obtura la falta con el “Otro ciencia”, que le permite tapar la misma evitando la emergencia de la angustia. Ante la evidencia concreta de que la ciencia no explica todo, de lo endeble e insuficiente que puede ser este significante frente a algunos eventos, no es solo el paradigma en que se apoya su profesión lo que se ve conmovido, sino su propia posición como sujeto del inconciente. En el momento analizado, House pone mucho más en juego que solo una manera de producir conocimiento, está su posición misma de sujeto inconciente implicada, y de ahí la lucha constante y compulsiva (presentada siempre bajo racionalizaciones) contra todo aquello que pueda sacarlo de esa relativa comodidad que posee. La disputa no se da solo contra formas alternativas de comprender al mundo, sino que también parece compelido en todas las oportunidades a discutir con las personas que representan a dichas formas, aunque sean sus pacientes, y aunque esto consista en agraviarlos regularmente. Interesante relación la que se da entonces, intenta curarlos por medio de la ciencia, a la vez que los rebaja intelectualmente y así demuestra lo poco válidas que son sus creencias. Al respecto del lugar que suele ocupar la ciencia en la producción de subjetividades y del efecto que produce en las mismas, Kletnicki nos dice: En la medida en que el avance de la ciencia, o las leyes que deben ordenar su progreso, desconozcan las determinaciones estructurales que constituyen al ser humano, y en tanto la subjetividad no se integre en el desarrollo del conocimiento, la nueva lógica se verificará, al menos, en el empobrecimiento de lo subjetivo .  Con lo dicho no se intenta desligar a House de su responsabilidad subjetiva, responsabilidad que no asume, sino demostrar también que, además de no devenir sujeto en acto, el discurso de la ciencia, en tanto discurso cerrado, que tiende (e intenta) ocupar todos los ámbitos de la vida humana, no favorece el surgimiento de la subjetividad.                   3. No encuentro elementos de azar en la situación misma donde se producen T1 y T2, pero que House se haya visto interpelado, responde a una situación azarosa que se dio momentos antes, y que es relatada por Morgan en la conversación. Se trata del momento en que la gata se acuesta sobre su computadora, escena que ilumina a House y le posibilita resolver el caso. De todos los momentos en los que el felino podía acostarse en el ordenador, lo hizo precisamente en el instante en el que House estaba frente al mismo, habiendo descartado todas las hipótesis previas, y a breves minutos de operar a su paciente con una nueva hipótesis no muy firme. Es sin duda un hecho azaroso. No hay responsabilidad alguna de House en esto, y al igual que en El Muro fue el azar el que hizo que en el momento justo en que Ibbieta mandaba a los falangistas al cementerio, Gris se escondiera en el mismo; fue el azar el que produjo que Debbie se acostara frente a House justo en el momento en que ya no quedaban hipótesis plausibles, la operación se realizara sobre una débil, y tuviera House el estado mental ideal como para inspirarse a partir de la conducta de la gata. Respecto del orden de necesidad, al igual que con los elementos de azar, no los encuentro en la misma situación donde se dan T1 yT2. A su vez, parecen de más difícil hallazgo que el elemento de azar, el cual es notoriamente visible. En un primer momento podría pensarse que el hecho de que Morgan esté enferma, produce la necesidad de atención por parte de un equipo médico. Sin embargo esto no es lineal, primero porque aún estando enferma, ella puede elegir no tratarse. Segundo, porque en realidad no sabe fehacientemente en un principio si lo está, busca atención médica en base a la interpretación que hace de la conducta de la gata de dormir con ella. Y tercero, porque House (el sujeto que interesa aquí) puede elegir entre tomar al paciente o no. Es más, en un principio Taub le cuestiona tomar el caso, ya que para él no presentaba ninguna gravedad. Es decir que no puede establecerse una relación de necesidad entre las figuras de médico y enfermo. No obstante, me gustaría ensayar una respuesta a modo provisional, de lo que podrían ser los elementos de necesidad y sus respectivos indicadores. Admitida Morgan como paciente, habiendo descubierto que sus primeros síntomas fueron fingidos, comienza a presentar otros de distinta índole, que desconciertan en varias oportunidades al equipo médico, hasta que al final House da con la respuesta correcta. Entre estos encontramos la orina marrón, los bronco espasmos y las arañas vasculares en su espalda. La relación de necesidad entonces se daría entre la enfermedad real que tiene ella, desconocida aún para los médicos, y los síntomas que son la expresión de ella, y que deben guiar a los doctores para la resolución del caso. Fariña, ubicando los elementos de azar y necesidad en el cuento “El Muro” de Sartre, da la siguiente explicación sobre necesidad: En la situación, el orden de necesidad está expresado por el axioma de los falangistas: el comandante le anuncia a Ibbieta: “es su vida por la tuya”. Y cumple. Naturalmente, se trata de necesidad en términos situacionales. Eso significa que no está en Ibbieta modificar tal condición. Este es el modo de entender el orden de necesidad, no de manera abstracta, sino siempre situacionalmente. Necesidad es aquello que rige por fuera de la intervención del sujeto en situación.  (El resaltado me pertenece). En este sentido, no está en manos de los doctores modificar la relación entre síntomas y enfermedad de base. Lo que pueden hacer ellos es descubrir el verdadero mal que posee Morgan, y a partir de ahí eliminar tanto enfermedad como síntomas. Pero entre ellos hay una relación de necesidad, en la medida en que no cualquier enfermedad produce ese conjunto de síntomas. De hecho, el diagnóstico diferencial se basa en esa relación entre el conjunto de síntomas y la enfermedad que los produce. Es ahí donde ubicaría los elementos de necesidad. De todas formas, pueden hacerse dos objeciones: que no están presentes en la situación donde se genera el circuito de la responsabilidad, aunque ayudan a determinar al mismo, y que House en todo momento tiene la opción de derivar el caso, que aunque probablemente no sea la decisión más ética, es una opción. Por eso mismo remarco que es solo una respuesta tentativa. 4. Con respecto a las figuras de culpa, DAmore establece varios tipos de respuesta a una interpelación, que no obstante no permiten la aparición del efecto sujeto, es decir, que no constituyen un T3. Menciona entre ellas la respuesta culpógena, en la que queda la culpa anclada en el yo, que corresponde al sujeto de la moral y del derecho. A su vez, se pueden encontrar en otro nivel respuestas tales como la negación, la proyección, y las formaciones relacionadas al sentimiento inconciente de culpa. El autor remarca que, a diferencia “del culpógeno, en donde se alcanza un efecto sustancializador por el goce de la culpa” , en los otros casos la culpa resulta anestesiada, por lo que hay ajenidad respecto de la responsabilidad subjetiva. En estos procesos entonces puede responderse desde el nivel del yo, sin asumir responsabilidad subjetiva por lo que conmueve de la interpelación. En el circuito de la responsabilidad, sería el sujeto del piso de abajo el que responde.

En el caso de nuestro paciente, lo único que parece obvio es que no produce el efecto sujeto, que no asume la responsabilidad subjetiva por eso que lo interpeló. Sin embargo, su respuesta en tan escueta, que cuesta incluirla de lleno dentro de una de las clasificaciones propuesta por DAmore. En el caso del culpógeno, el que responde desde una responsabilidad moral, no parece apropiado incluir el insulto de House. Quizás si hubiera sido más diplomático, pero no suele ser su estilo. A su vez, en su vida habitual el sujeto no parece ser feliz, sin embargo, sería exagerado adjudicarle manifestaciones de angustia que puedan relacionarse con el sentimiento inconciente de culpa. No quiere decir esto que no lo tenga, solo que no hay indicadores que permitan inferirlo en esta situación. Es probable que donde mejor encuadre su respuesta sea en la categoría de negación, ya que su agravio a Morgan constituye una forma de negar su verdad. Al mismo tiempo, y es otra cosa que DAmore señala, suele encontrar un buen aliado en la proyección este tipo de respuesta. Puede considerarse entonces que en el “Es idiota” haya algo de este recurso, ya que si Morgan es idiota, él no lo es, su posición es certera y no hay nada por lo que tenga que responsabilizarse. Parece apropiado incluir su respuesta en la figura de la negación y la proyección, no pudiendo establecer de acuerdo al poco material existente si tiene más de una o de la otra.

Una respuesta como la dada a su vez da apoyo a la hipótesis clínica, en el sentido de que se constituye ese “Otro ciencia” como algo infalible, capaz de explicar todo y de refutar cualquier posición alternativa. Responder de esa forma le permite a House no responsabilizarse por eso que se puso en juego en él, y seguir utilizando al mismo significante para evitar la angustia producida por la falta. La ciencia se erige así como un discurso completo, y los que buscan otras explicaciones “son idiotas”.

Referencias

D`Amore, O.: Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

Kletnicki, A.: Un deseo que no sea anónimo. Tecnologías reproductivas: transformación de lo simbólico y afectación del Núcleo Real. En La encrucijada de la filiación. Tecnologías reproductivas y restitución de niños. Lumen/ Humanitas. Bs. As.

Michel Fariña, J.: The Truman Show. Mar abierto (un horizonte en quiebra). En Ética y Cine. Eudeba, 2000.

Michel Fariña, J.: Responsabilidad: entre necesidad y azar. Extraído de
http://www.eticayddhh.org/textosyarticulos/Responsabilidad%20entre%20responsabilidad%20y%20azar.pdf en fecha 22- 02- 13.

Mosca, J.: Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Bs. As.

Salomone, G.: El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.



NOTAS