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Más allá del fuerte anhelo o impulso de vagar

por Silvia Gouvert

Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires

Resumen:

El presente trabajo pretende plasmar algunas reflexiones acerca de la subjetividad a partir de la Serie “Wanderlust”. Dichas reflexiones se enmarcan en aspectos conceptuales que desde el cuerpo teórico del Psicoanálisis encuentran en la “forma serie” el lenguaje artístico apropiado para que los espectadores puedan acercarse (y además mirarse) al campo de la subjetividad con interrogantes sobre la vida, la muerte, el deseo y su más allá… Así entonces nos propone el encuentro con lo específicamente humano y los avatares que conducen a enunciados sobre quienes somos.
Aquí la función del análisis podrá verse como un recurso a modo de puente para transitar este escabroso (y necesario) camino hacia el encuentro con nosotros mismos. Cuando las decisiones, la identificación de determinismos y de velos que obturan aquello que no podemos ver (o asumir) tensionan motorizando a la subjetividad, conformando escenarios donde el sujeto deba expedirse sobre el por qué de su accionar, qué desea, quién es; el análisis podrá ser un dispositivo propicio para la emergencia el sujeto que ofrece una respuesta posible frente a tales interpelaciones.

Palabras Clave: Psicoanálisis | subjetividad | yo | acto

Beyond The Strong Yearning or Impulse to Roam

Abstract:

This paper aims to express some reflections about subjectivity from the series "Wanderlust". These reflections are framed in conceptual aspects that from the theoretical body of Psychoanalysis find in the "serial form" the appropriate artistic language so that the spectators can approach (and also look at themselves) to the field of subjectivity with questions about life, death, desire and its beyond... Thus, it proposes an encounter with what is specifically human and the avatars that lead to statements about who we are.
Here the function of analysis can be seen as a resource as a bridge to travel this rough (and necessary) road towards the encounter with ourselves. When decisions, the identification of determinisms and veils that obscure that which we cannot see (or assume) stress subjectivity, creating scenarios where the subject has to explain why he/she is acting, what he/she wants, who he/she is; analysis may be a propitious device for the emergence of the subject that offers a possible answer to such interpellations.

Keywords: Psychoanalysis | subjectivity | self | act

Aplicando el método ético clínico de lectura de películas (en este caso una serie) propuesto por Laso y Fariña (2011) rescato esta serie como un buen producto porque según los autores se vale de sus especiales recursos para hacernos experimentar situaciones, con el objeto de introducirnos a un problema y llevarnos a pensarlo. Respecto de las posibles soluciones a los problemas planteados, se presenta la singularidad como novedad, en lugar de plantear respuestas o soluciones universales y definitivas. Sobre esto es importante rescatar el valor que al igual que para el psicoanálisis, en la producción artística recobra lo singular, como respuesta subjetiva.

Algunas ideas que permitan rescatar el valor de la serie como forma

El hecho de valernos de un recurso tan vigente y disponible como la forma serie para mostrar aspectos de la subjetividad que están tan a la vista, aunque imperceptibles a la vez, constituyen valores propios del arte. Me refiero a la “forma serie” porque así la nombra el escritor y psicoanalista francés Gerard Wajcman quien plantea a la “forma serie” como una nueva estética surgida en el siglo XXI diferenciándola de otras formas como el cine o el mito y cuyo valor esencial es que plasma la subjetividad actual y constituye un relato del mundo que da cuenta de la época. En palabras de Wajcman (2019) “Es evidente que las series hablan del mundo, pero no solo se limitan a hablar de él; la idea es que la forma serie podría ser en sí misma el lenguaje de nuestro mundo tal como va, o no va” (Pág. 20).

La estructura de esta forma artística particular cobra relevancia en su modo de decir del mundo actual ya que el relato que presenta siempre es susceptible de cambiar el rumbo, es móvil, avanza en virajes y sorpresas rompiendo con toda linealidad. Como expresión del mundo actual nos muestra el universo líquido donde los argumentos son múltiples e indefinidos; tal como lo expresa el autor mencionado “la serie sería propicia para narrar historias de individuos que andan completamente solos para colisionar con otros que también andan completamente solos” (Pág. 68). La serie representa entonces un espejo donde el mundo actual puede mirarse, donde lo colectivo forma parte de otro tiempo porque hoy los sujetos no forman grupos sino “serie”. Es la forma que expresa la crisis del colectivo de sujetos.

¿Por cuales caminos nos conduce el serpenteante laberinto que se nos presenta en “Wanderlust”?

Algunas preguntas posibles que pueden leerse en la propuesta de esta serie: ¿Cómo visibilizar y pesquisar todas tensiones con las que el yo debe lidiar en su intento de sostenerse como el protagonista de sus decisiones? ¿Cómo se juega la responsabilidad y la ética en el campo de la subjetividad? ¿Cuál es el lugar y valor de un análisis y qué obstáculos se presentan en dicho proceso? ¿Qué nos dice esta serie de la subjetividad de nuestro tiempo?

Wanderlust (sustantivo: fuerte anhelo o impulso de vagar)

Wanderlust” es una serie británica de seis capítulos estrenada en 2018 en la plataforma Netflix [1].

La serie nos presenta a una pareja de mediana edad que atraviesa una crisis matrimonial en relación a su vida sexual y la pérdida del deseo. Joy es psicóloga, y Adam es docente de literatura. Tienen tres hijos jóvenes (un adolescente y dos mujeres más grandes). Joy se acaba de recuperar de un accidente que tuvo mientras andaba en bicicleta. (fue atropellada por un auto) por el que tuvo comprometida su movilidad.

En el primer capítulo de la serie observamos a la pareja en su habitación luego de la consulta con el médico que atendió a Joy. Cómo recuperó su movilidad y fue dada de alta, intentan una relación sexual y una discusión deja sin efecto la vuelta la vida sexual de la pareja. Posteriormente Joy seduce a su marido con ropa erótica, esto toma por sorpresa a Adam quien no puede seguir el juego que le propone su esposa. Se reclaman sobre el tiempo transcurrido sin tener encuentros sexuales. Adam le señala haber tomado como excusa la lesión motriz para poner en suspenso sus encuentros sexuales, así mismo él se muestra como calculador y estructurado, Joy expresa sentir insatisfacción por lo previsible y monótono de la intimidad sexual.

Luego de este intento fallido de acercamiento sexual, observamos a Joy en la pileta seduciendo a un hombre con quien compartió la clase de aquagym y al que finalmente lleva a su consultorio para tener un encuentro sexual. En paralelo vemos a Adam acercándose a una joven colega con la que también termina teniendo un encuentro sexual en la casa de esta.

Lo ocurrido es novedoso tanto para Joy como para Adam. Es la primera vez en la vida matrimonial que tienen un encuentro sexual con otros partners. Esa misma noche vemos a la pareja en la cama, dándose la espalda y relatando lo que cada uno hizo. Se muestran como una pareja que tiene cierto hábito de conversar, también se observa la intención de decirse la verdad y no querer lastimar al otro. Esta conversación termina con la propuesta de Joy de sostener estos encuentros, tras la confesión mutua de haber disfrutado de los mismos. Este pacto entre ambos contempla las condiciones de mantener relaciones sexuales con quienes deseen, reservar el amor a la pareja que forman, y decir la verdad a los partners (que son casados y no van a dejar a su pareja porque se aman).

En diferentes capítulos vemos a nuestra protagonista en sesiones de análisis relatando los fundamentos de la propuesta hecha a su marido. Esto era explicado desde “la diversión” y el bienestar de seguir disfrutando de la vida sexual, ya que entre ellos esto no ocurría.

Hasta acá la serie transcurre mostrando incalculables efectos de la propuesta. Vemos a Joy en diferentes encuentros sexuales y a Alan enamorándose de su joven colega y partenaire sexual. Además como el pacto implicaba “decir la verdad” relatan a sus hijos la decisión que asume la pareja. Pronto también se ven efectos en el ámbito laboral ya que la transparencia de la pareja levantó la barrera ante la mirada de los otros. Vamos siendo testigos de cómo la regla de transparencia plena y de manejarse con la verdad es un viaje destructivo especialmente para Joy. Alan deja la casa y se va a vivir con su colega, quien le plantea haberse enamorado.

Joy va conociendo diferentes hombres y también vuelve a encontrarse con un ex novio de la adolescencia (Lawrence) quien está en el barrio por la muerte reciente de su padre. La llegada de este nuevo personaje permite mostrar algo del orden de la causa del deseo de vagar de Joy.

Si hasta ahora la serie era vista en una secuencia lineal, aunque salpicada de flashes y fragmentos de otro tiempo, de otras historias, de otras soledades (en serie!) donde como espectadora clínica observaba las consecuencias de una decisión que conducían a la pareja y la familia al padecimiento, a la vez me preguntaba sobre este accionar “autodestructivo” de la protagonista.

Sobre los efectos de un análisis…

El relato que ofrece la serie en los primeros capítulos y el giro que muestra en el capítulo 5, a mi entender permite mostrar los efectos mismos de un análisis. En tanto nos cambia la mirada sobre lo acontecido y resignifica el despliegue subjetivo de la analizante. Luego de un análisis ya nada es como era, las nuevas formas de entender y significar nuestra vida ensanchan el horizonte de miradas posibles sobre nosotros mismos. Esto mismo me ocurrió como espectadora de lo que acontece a la protagonista en la serie.

En el capítulo mencionado somos espectadores de una sesión de análisis donde la terapeuta, genialmente a mi juicio, pone luz sobre el sentido inconsciente de este comportamiento sexual de Joy. Y donde el accidente con la bicicleta se ordena ahora como el primer movimiento de la serie de conductas que llevan a la protagonista por el más allá del principio de placer. Este es el nombre del trabajo de Freud cuando en 1920 postula la pulsión de muerte como la pulsión interna que tensiona y se opone al principio de placer. Esta pulsión (tan presente como la pulsión de vida que motoriza al aparato psíquico hacia adelante) representa un movimiento regresivo que busca restaurar el estado de quietud inorgánica, anterior a la vida, es decir el estado de muerte. Se manifiesta a través de la compulsión a la repetición, como impulso inconsciente para recrear experiencias desagradables o traumáticas. Las resistencias que operan como obstáculo en el dispositivo analítico se alinean dentro de esta lógica regresiva impidiendo el avance o progreso en la cura del paciente. Estas ideas de la teoría freudiana motivaron el título del presente trabajo, porque justamente allí donde el yo dice buscar placer, se topa con pulsiones que lo colocan en el lugar del padecimiento ofreciendo un límite u obstáculo frente a las opciones de enfermedad o cura.

Para mostrar el despliegue de la sesión de análisis podría dividirla en dos partes. Cada una de ellas remiten a dos escenas en tiempos lógicos pasados, pero conexas ahora a partir del trabajo terapéutico, clara muestra de que en la vida psíquica lo que aparece como reprimido y olvidado inconsciente es atemporal, nada se pierde y gracias al análisis puede transformarse y modificar así la posición subjetiva del analizante. Así lo explicó Freud en 1937 en su trabajo sobre Construcciones en el Análisis (2006) cuando comparando el trabajo analítico con la tarea del arqueólogo, rescataba la especificidad de la técnica del análisis “Todo lo esencial se ha conservado; aun lo que parece olvidado por completo está todavía presente de algún modo y en alguna parte, solo que soterrado, inasequible al individuo. Como es sabido, es lícito poner en duda que una formación psíquica cualquiera pueda sufrir realmente una destrucción total. Es sólo una cuestión de técnica analítica que se consiga o no traer a la luz de manera completa lo escondido la técnica psicoanalítica el que tengamos el éxito de llevar completamente a la luz lo que se halla oculto.” (Pág. 262).

Respecto de los tiempos que se identifican en este capítulo de la sesión de análisis puede pensarse que corresponden a dos momentos del pasado que se ligaran en este tercer momento del presente que representa la escena del análisis. Destaco esto porque el modo de decirlo en la producción artística sería confuso si el director no hubiera considerado el detalle del color de los tapados de la protagonista en cada uno de los tres momentos.

Primera parte: De bodas y funerales o No es un día para sentir

Joy llega más tarde a la sesión de análisis, las artesanales preguntas de su terapeuta la conducen a decir (no sin fastidiarse e inquietarse) que estaba indecisa para vestirse. Pueden verse las escenas del paralelismo donde se viste de modo indeciso para concurrir a terapia y para concurrir al funeral del padre de su ex novio Lawrence. Dice haber llegado tarde también al funeral del padre de Lawrence.

Tras el pedido de la analista de “decir lo que quiera”, porque ella declara no saber qué decir, surge el comentario de que alguien una vez ante la pregunta de si se prefieren las bodas o los funerales, contestó que prefería a los funerales porque todos esperan que termine y porque todos esperan que tenga algún sentido…

Tras convocarla preguntándole cuál es el sentido para ella. Surgen relatos sobre el funeral de su madre siendo Joy una joven universitaria y sobre los avatares del origen de la pareja con Adam. Refiere como el padre de su ex novio (a cuyo funeral llegó tarde) la acompañó amorosamente. Por oposición surge el relato sobre el padre de Joy quien antes de concurrir al funeral de su madre le dice “nadie quiere verte hacer un escándalo hoy”, porque, “hoy es el día de controlarse” Joy se angustia al relatar esto y manifiesta que si bien fue un pedido difícil de cumplir, “estuvo bien”. Relata además que logró expresar el dolor ante la pérdida de su madre cuando el padre de Lawrence ese mismo día concurrió al funeral y le dijo que estaba bien sentirse triste en momentos así. Los silencios y las palabras que ofrece la analista la conducen a relatar que el único que no concurrió al funeral de su madre fue Alan, ya eran novios desde hacía tiempo pero ella le pidió que no concurra porque “no quería que me viera así, sin ser yo misma”. Describe que conoció a Alan en una fiesta, él era la única persona que no bebía y se fue antes por tener que estudiar. Lo describe como alguien extremadamente generoso, comprensivo y que “tenía el control de las cosas”, relata que “tenía todos sus VHS ordenados alfabéticamente”. Alan lejos de enojarse por el pedido de su novia, en los días siguientes al funeral le envió un libro diciéndole que pensaba en ella.

Esta primera parte de la sesión concluye cuando tras un largo silencio se devela una escena donde al final del funeral de su madre, Joy termina teniendo un encuentro sexual con Lawrence (a quien tras ponerse de novia con Alan había dejado).

Luego de un largo silencio que sostiene la angustia de Joy, su analista señala el patrón de superponer parejas y donde la sexualidad ocupa el lugar de sofocar dolor. El pedido de su padre nos revela algo del orden de lo determinado inconsciente que desde las formaciones del superyó operarían como mandatos subjetivantes, marcando lo inconsciente y quedando velado por aquello que creemos que decidimos desde nuestro propio deseo y voluntad, vale decir desde el yo. Es importante la posición omnipotente desde la que el padre le pide no hacer escándalo “nadie quiere verte así”. En palabras que esta pieza artística pone en boca de su analista escuchamos tal revelación: “Dijiste que no querías a Alan en el funeral de tu madre porque querías “que no me vean así, sin ser yo misma”, como si en ciertas partes de nuestra psique hay partes de uno que no pueden mostrarse ¿Que significa para vos ese pedido de tu padre? Cuando te pidió que no hicieras un escándalo te pidió que dejaras de sentir, que no sintieras nada, cuando no sentimos nada dejamos de distinguir qué nos causa dolor y por qué, qué nos emociona y deleita. Tuviste sexo con Lawrence porque necesitabas sentir algo.

Segunda parte: De la muerte y lo que insiste

Joy va al baño, se la ve mirarse en el espejo con expresiones de sorpresa, agotamiento. Se incorpora frente a su analista aceptando un vaso de agua. Mientras la analista revisa anotaciones de la paciente.

Con actitud ingenua, podemos ver a la analista señalando “la semana pasada dijiste: -Dijeron que fue la última llamada que hizo”. Esto dispara la reconstrucción de otra escena, acontecida casi un año atrás donde cobra sentido ahora el accidente con la bicicleta y la propuesta de Joy a su marido. Entre palabras esgrimidas por ambas e imágenes (que va recordando la paciente) superpuestas a la escena de análisis queda develada la siguiente secuencia: Joy se entera del suicidio de un paciente tras la visita de un oficial de policía a su domicilio. Es interrogada, por la evidencia de que en palabras de su analista “¿la última llamada que hizo el fallecido … fue a ti? ¿Qué tan al tanto estabas de lo ocurrido? No sabías que estaba muerto”. En este intercambio somos testigos del malestar de la paciente quien responde con enojo y señalando sentirse atacada. La analista le dice que busca claridad y le advierte haber buscado en las anotaciones para comprobar que a pesar del tiempo transcurrido nunca hablo de estos dos detalles 1) cómo toma conocimiento del fallecimiento de su paciente 2) Que fue la última persona a quien llamó y de quien no recibió respuesta.

Ante la manifestación de agresividad de la paciente, la analista expresa “Lamento que estas preguntas te hagan sentir así. Es mi responsabilidad hacer que no repitas las cosas. Joy le pide disculpas, la analista pregunta “disculpas por qué “. Joy se angustia y llorando expresa que no es capaz de ocultar las cosas, simplemente no podía decirlo, pero “es vergonzoso porque debí haber hecho mi trabajo”.

La analista intenta traducir aquello que no logra decir su paciente expresando ideas tales como: Es un sentimiento horrible, si hubieras hecho esto o aquello, quizás… Si hubieras aceptado la llamada. La muerte es injusta, enigmática y nos deja perplejos.

La sesión concluye con palabras de su analista que refieren a los dos momentos de la misma: “Sentir es bueno, sentir más es mucho mejor … Estos no son sentimientos de los cuales huir.”

Las escenas fragmentadas que fueron apareciendo en diferentes capítulos sobre el accidente en bicicleta de Joy ahora recomponen la cronología de lo acontecido. Joy es arrasada por un auto tras ver a la esposa del paciente que se suicidó (a quienes atendía en terapia de pareja). La emergencia de esta nueva mirada sobre el suicidio de su paciente y el sentimiento de culpa y responsabilidad sobre lo ocurrido nos muestran que lejos de la diversión que Joy decía buscar en el pacto propuesto a Alan, ahora se podría pensar como castigo (presencia de las formaciones del superyo y los vasallajes sobre el yo) tras la vertiente de la culpa por no estar a la altura en su tarea de analista.

Me interesa rescatar el modo estético en que la serie aborda este capítulo porque ilustra claramente fenómenos conceptuales y técnicos que son familiares en el campo de la clínica psicoanalítica. Desde este campo entendemos que todo análisis es posible a partir de la instalación del dispositivo de la transferencia entendida como queda definida por Laplanche y Pontalis (2016) como “El proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos dentro de un determinado tipo de relación establecida entre ellos, y de un modo especial dentro de la relación analítica” (Pág.439).

En diferentes trabajos Freud formula aspectos que operan como motor del análisis que conducen a la cura, o como obstáculos que ofrecen resistencias para que lo reprimido inconsciente no pueda ser develado en el trabajo analítico. En 1914 en su trabajo Recordar, Repetir y Reelaborar, Freud (2007) plantea la diferencia entre recordar y repetir como efectos del trabajo analítico bajo la instalación del dispositivo de transferencia. Así explica que los olvidos, recuerdos encubridores y repeticiones dan cuenta de las resistencias que el yo del paciente ofrece para sostener la represión. Refiere que además del acto de olvidar “el analizado no recuerda en general nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite, sin saber desde luego, que lo hace” (Pág. 152). Plantea también, a la transferencia como una pieza de repetición aunque esta no ocurre sólo sobre la figura del analista, sino sobre los diferentes ámbitos de la vida del paciente. Así entonces, ¿Podemos pensar a la propuesta de Joy como un acto de repetición de escenas anteriores frente a los sentimientos de dolor, desamparo y finitud que provoca el encuentro con la muerte? Sentimientos que desde su posición subjetiva frente a los determinismos inconscientes quedaban entrampados bajo el mandato de “no hacer escándalo”, “no ser ella”, “no perder el control”. La ligazón seriada de las escenas muerte de la madre, muerte del padre de Lawrence, Muerte de su paciente ofrecen ahora una línea de sentidos visibles frente a la mirada de Joy (y de los espectadores de la serie).

¿Qué devela entonces este capítulo sobre la verdad de Joy? En mi lectura puedo hipotetizar que en sus coordenadas singulares el sexo lejos de llevarla por los mares del principio de placer, conducen a la protagonista a las profundidades del más allá, ofreciendo malestar y autodestrucción, allí donde el yo pretendía buscar “diversión” [2]. Una vez más, por repetición respondiendo con la irrupción del descontrol sexual, para “poder sentir”, y, como intento de resistir el pedido paterno y ser consecuente con su deseo.

Para Freud el paciente actúa ante el analista en lugar de informar, así este mensaje que informa la actuación de Joy logra ser interpretado bajo el dispositivo transferencial. En el trabajo citado, Freud (2007) advierte sobre estar preparados para que el analizado se entregue a la compulsión a repetir, que sustituirá al impulso de recordar ya que cuanto mayor sea la resistencia, mayor será sustituido el recordar por el actuar. Refiere que: El vencimiento de la resistencia comienza, como se sabe, con el acto de ponerla en descubierto el médico, pues el analizado nunca la discierne, y comunicárselo este… Sin embargo, es necesario dar tiempo al enfermo para enfrascarse en la resistencia no consabida para él, para reelaborarla, vencerla prosiguiendo el trabajo en desafío a ella y obedeciendo la regla analítica fundamental. En la práctica, esta reelaboración de las resistencias puede convertirse en una ardua tarea para el analizado y en una prueba de paciencia para el médico. No obstante, es la pieza del trabajo que produce el máximo efecto alterador sobre el paciente y que distingue al tratamiento analítico de todo influjo sugestivo.” (Pág.157).

El surgimiento de la teoría psicoanalítica es presentando por su creador como una de las tres afrentas al narcisismo o amor propio de la humanidad. En 1917 en su Ensayo sobre una dificultad del Psicoanálisis, Freud plantea que la postulación del inconsciente representa una ruptura con la certeza de que el ser humano gobierna sus actos y es quien rige las decisiones de su vida. Luego, en 1923 en su trabajo sobre El Yo y el Ello nos muestra cómo el Yo es aquella instancia del aparato psíquico formada sobre la base del ello y que debe lidiar con sus requerimientos además de las tensiones que ofrecen la realidad objetiva y el Superyó, quedando este en muchas situaciones como vasallo de estos frentes. Así entonces desde el Psicoanálisis suponemos un sujeto escindido que es gobernado por influjos inconscientes (tensiones del Ello y mandatos, prohibiciones e ideales del Superyó) y el encuentro con tales determinismos por la vía del análisis podrá poner al sujeto en situación de responder frente a estos modificando su posición subjetiva y produciendo lo que Lacan en el Seminario sobre la Ética del Psicoanálisis (1990) refiere como “un acto ético”. Así, la forma serie se muestra como el recurso propicio para el relato “en serie” de la encrucijada de un análisis y los movimientos subjetivos que este propicia. La serie nos muestra lo más íntimo de la subjetividad de Joy, (además de decir mucho sobre la subjetividad de la época), propiciando quizás alguna interpelación sobre aquello que tampoco nosotros podemos ver. Al respecto Jean Milner (2019) en el prólogo sobre el libro de Wajcman dice: “A las series le corresponde la posición del analista, interpretan el mundo, las crisis y las mujeres” (Pág. 9).

Una nueva apuesta nos propone el final de la serie. Luego de esa reveladora sesión de análisis el relato nos ofrece guiños para pensar que todo parece alinearse con una renovada energía y ligazón sexual que vuelve a unir a la pareja en el seno familiar que construyeron. La ternura con la que Joy recuerda y describe en análisis a su marido como elección de objeto de amor y la vuelta de Alan a la casa sugieren a los espectadores un final donde la pareja renueva sus votos de amor y deseo sexual. Pero los inquietantes últimos segundos del capítulo final desdibujan tales guiños mostrándonos la expresión en el rostro de Joy, quien luego de un encuentro sexual con Alan, lo mira dormir en la cama matrimonial. Dicha expresión transfiere al espectador ahora (no ya a su analista) displacer y horror… Esa imagen constituye por sí sola una pieza plasmada de sentidos, (al igual que el efecto que podría producir de la pintura El Grito de Munch). Nos dice que todo lo que supusimos sobre el final feliz de una pareja, no ocurrirá o al menos lo pone en duda. Y nos deja colmados de insatisfacción y con la amargura propia de quien supone encontrar el objeto de la felicidad y se desvanece en el mismo encuentro.

Conviene ahora desarrollar el concepto de “acto” para el Psicoanálisis desde los postulados de Lacan. Los actos ponen al descubierto la singularidad del sujeto. A partir de los postulados de esta corriente consideramos las intenciones inconscientes que están detrás del accionar humano, es decir el acto como expresión de deseos inconscientes. El acto conlleva la cualidad de que el sujeto se hace responsable de él. En este sentido el proceso de análisis será una oportunidad para la emergencia del reconocimiento de las acciones como verdaderos actos en la medida que expresan intenciones inconscientes y asumir en consecuencia esa intención como propia, es decir asumir la responsabilidad por su propio deseo inconsciente. Lacan en el Seminario 7 (1990) afirma que el pensamiento ético está en el centro de la práctica psicoanalítica. Plantea que de lo único que es responsable el sujeto es de haber cedido ante su deseo, considera a la vertiente de la culpa en análisis como un buen indicio para pesquisar el deseo inconsciente y trabajar para que el sujeto se haga responsable de él (es decir constituya un acto ético).

Sobre el sentido de “wanderlust

Los fragmentos del análisis de Joy a los que asistimos nos llevan a leer alguna relación entre la expresión de insatisfacción de la protagonista y el sentido del título de la serie “Wanderlust”. Esta palabra refiere desde lo que plantean sus creadores (lo explicitan junto al nombre de la serie, en el comienzo de cada capítulo) al “anhelo o impulso de vagar". Así también, en el Diccionario de la lengua Inglesa Oxford Advanced Learner ’s of Current English (1987) este término se explica por el sentido de “Wander” con dos acepciones 1. es vagabundear (ir de un lugar a otro sin propósito o destino) 2. Alejarse de la senda o dirección correcta; y el de “Lust” que alude a violento deseo de poseer algo, especialmente fuerte deseo sexual.

Todas las acepciones remiten al interjuego entre lo que el yo de Joy puede expresar, pero también a lo que desde su deseo inconsciente insiste. Qué es lo que insiste a modo de repetición que la alejan del principio de placer y la llevan a la insatisfacción ¿Qué del deseo inconsciente de Joy insiste o en palabras de Lacan: “¿Dónde la analizante ha cedido en su deseo?” ¿Qué respuesta singular puede dar la protagonista al ser interpelada por éste?

La serie, así constituye una extraordinaria metáfora clínica donde se abre la posibilidad para hacer algo por la vía singular del deseo de la protagonista, que no está en el punto de partida (ni de la serie, ni del inicio de un análisis), y dispara preguntas que insisten y tensionan. Lejos del final feliz que cualquier espectador puede esperar, una vez más el enigma de la singularidad se instala debilitando certezas con la fuerza de la pregunta que interpela (al estilo socrático del “conócete a ti mismo”); y mostrando como regla que nada se cierra ni resuelve con fórmulas ajenas a la subjetividad de cada quien, y que no hay única respuesta que obtura la visibilidad de la complejidad que constituyen tópicos tales como el amor, la sexualidad, la muerte y la posición subjetiva frente al deseo inconsciente.

A modo de cierre…

Wanderlust, fiel a su forma serie nos muestra con la estética propia del arte algo de la subjetividad de nuestro tiempo, el vacío y la soledad de los sujetos que colisionan haciendo serie antes que lazos de encuentro con otros; y algo de la vía singular del deseo que es siempre un enigma a descifrar, algo del punto desconocido de goce para cada sujeto. Nos confronta con la falta estructural velada por el deseo y la ilusión del encuentro del objeto perdido que motoriza el devenir de la subjetividad. Nos ofrece incertidumbre y un horizonte abierto a responder frente a ello, porque para el Psicoanálisis el sujeto es responsable de su deseo por definición. La experiencia del análisis lo convoca a responder asumiendo la responsabilidad por su naturaleza deseante y por la posición subjetiva en que su respuesta lo coloca. En fin, transitar un análisis conducirá a aceptar que siempre hay un resto imposible e irreductible y esto no es otra cosa que el encuentro con nuestra propia posición frente a la finitud, a la castración, a la muerte.

Referencias:

Diccionario de la lengua Inglesa Oxford Advanced Learner ’s of Current English (1987). Definición de “wander” y de “lust".

Freud, S. (2007). Recordar, Repetir y Reelaborar. Obras Completas, Buenos Aires. Amorrortu editores, Vol. XII, 1914.

Freud, S. (2006). Una dificultad del Psicoanálisis. Obras Completas, Buenos Aires. Amorrortu editores, Vol. XVII, 1917.

Freud, S (2007) Más allá del principio de placer. Obras completas. Buenos Aires. Amorrortu editores. Vol XVIII (1920).

Freud, S (2000) El yo y el Ello. Obras completas. Buenos Aires. Amorrortu editores. Vol XIX (1923).

Freud, S (2006). Construcciones en el Análisis. Obras Completas, Buenos Aires. Amorrortu editores, Vol. XXIII, 1937.

Fariña, M; Laso, E (2011). Cine y subjetividad: el método ético-clínico de lectura de películas. Intersecciones Psi Revista Electrónica de la Facultad de psicología – UBA.

Laplanche Pontalis, (2016). Diccionario de Psicoanálisis. Definición de la palabra “Transferencia”. Buenos Aires. Paidós.

Lacan J.: (1990) Seminario 7. La ética del psicoanálisis. 1959-1960. Buenos Aires. Paidós.

Wacjman, G (2019). Las series, el mundo, la crisis, las mujeres. Buenos Aires. UNSAM EDITA, Buenos Aires.



NOTAS

[1Escrita por Nick Payne y dirigida por Luke Snellin y Lucy Tcherniak. Protagonizada por Toni Collette y Steven Mackintosh.

[2Sin desconocer que el sentido de “diversión”, de acuerdo a una de las acepciones de la RAE remite a la acción de distraer o desviar la atención y fuerzas del enemigo.




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Película:Wanderlust

Título Original:Wanderlust

Director: Nick Payne, Luke Snellin, Lucy Tcherniak

Año: 2018

País: Reino Unido

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