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Recursos audiovisuales para la transmisión de las complejidades bioéticas

por Acosta, Elizabeth Ruth

Universidad de La Matanza

Resumen:

El presente escrito forma parte de una investigación más amplia, que se desarrolla en la Universidad de La Matanza, bajo el nombre “Recursos audiovisuales para la transmisión de complejidades bioéticas en el ámbito y la tecnología” bajo la dirección de la Dra Elizabeth Ormart. El objetivo de este escrito es diferenciar el paradigma médico hegemónico en salud mental del paradigma de la singularidad que propone el psicoanálisis. Este último se ubica como respetuoso de las complejidades bioéticas.

Palabras Clave: bioética | singularidad | derechos | psicoanálisis

Audivisual Resources for The Transmission of Bioethical Complexities in, “A Brilliant Mind”

Abstract:

This writing is part of a broader investigation which is being developed at the University of La Matanza, under the name “Audiovisual resources for the transmissión of bioethical complexities in the field and thechnology” under the direction of Dr. Elizabeth Ormart. The objective of this paper is to differentiate the hegemonic medical paradigm in mental health from the singularity paradigm proposed by psychoanalysis. The latter is positioned as respectful of bioethical complexities.

Keywords: bioethics | singularity | rights | psychoanalysis

Introducción:

La película “Una mente brillante” (Howard, 2001) relata la vida de John Nash, un genio de las Matemáticas a partir del momento que inicia sus estudios en Princeton. Nash se encuentra exigido por publicar, tanto por el presidente del Departamento de Matemáticas como por su rivalidad con Hansen, con quien comparte la beca Carnegie. Se niega a realizarlo hasta que encuentre una idea realmente original. En determinado momento, Nash tiene un desencadenamiento psicótico que requiere su internación en un psiquiátrico. A lo largo de la trama el protagonista va enfrentando los desafíos de su enfermedad, esquizofrenia paranoide (presenta delirios y alucinaciones). Esto afecta a su condición física, a sus relaciones familiares y amistosas, no solamente por su patología, sino sobre todo por los tratamientos a los que va siendo sometido.

Esta película nos va a plantear un dilema bioético con respecto a la intervención médico psiquiátrica clásica, en contraposición a la calidad de vida del psicótico cuando se lo considera desde su “saber hacer”.

Intervención clásica médico-psiquiátrica

De la presente película extractaré una primera escena que permite cuestionarnos acerca de la tecnología psiquiátrica ante la enfermedad mental. John Nash se encuentra dictando una conferencia en Harvard él cree estar acompañado allí por Charles, su compañero de cuarto en Princeton, y Marcee, la sobrina pequeña de este último. Intempestivamente Nash intenta huir de lo que parecen ser agentes extranjeros, encabezados por el Dr. Rosen (un psiquiatra). Después de golpear a Rosen en un intento de huir, Nash es sedado por la fuerza y enviado a un centro psiquiátrico. Él cree que el centro está dirigido por los soviéticos.

El Dr. Rosen le cuenta a Alicia, esposa de Nash, que su marido padece Esquizofrenia paranoide, que Charles, Marcee y Parcher (su reclutador) sólo existen en su imaginación. Alicia investiga y finalmente confronta a Nash con los documentos sin abrir que había colocado en el buzón secreto que él creía entregar a Seguridad Nacional. Nash es tratado con terapia de shock y finalmente liberado. Sintiéndose frustrado por los efectos secundarios de la medicación antipsicótica que está tomando, en secreto deja de tomarlas debido a que le impedía trabajar, ayudar con el bebe y satisfacer a su esposa. Esto provoca una recaída y la reaparición de Parcher.

Como se puede observar en el desencadenamiento psicótico de Nash, frente una patología mental la intervención del modelo médico tradicional, implica: el aislamiento del loco en un psiquiátrico y su medicamentalización de acuerdo al diagnóstico establecido.

Ante la locura, según Maud Mannoni (2004), cuando un individuo viola las reglas no escritas de su medio familiar se encuentra ante la siguiente alternativa: castigos o atención médica. La atención médica apunta a un regreso del sujeto al estado anterior del código de reglas familiares. Es decir, que el objetivo del tratamiento que se persigue es readaptar, “normalizar” e integrar al paciente a la sociedad. Esta primera intervención del modelo médico, implica el aislamiento del loco y su finalidad es la reinserción de acuerdo a los criterios de adaptación social. Según esta autora, curarse bajo este modelo, significa entrar de nuevo en las filas de los bien pensantes.

Al establecer un diagnóstico se desaloja al enfermo de una posición subjetiva. Se lo objetiva, deja de ser un sujeto para ser tratado como objeto. Es decir, que al nombrarlo desde una patología pierde sus cualidades propias y se lo piensa desde la nominación médica. El psicótico ha sido alojado dentro del discurso de la ciencia con un diagnóstico, que consagra al sujeto en su lugar de enfermo mental. Este conoce su diagnóstico y su calidad de peligroso. Nash en diferentes momentos de la película se nombra a sí mismo como loco y como peligroso. Estas nominaciones marcan al sujeto, propiciando que actúe de acuerdo a la patología.

Los medicamentos , en principio son imprescindibles en los episodios de crisis agudas como una manera de reprimir el delirio. A su vez, viene siempre a proteger al terapeuta contra lo que el enfermo puede transmitir como angustia. Según plantea M. Mannoni, lo protege en tanto, es la respuesta al síntoma; así puede ignorar lo que en el otro trata de hablar y que no es otra cosa que el retorno de lo reprimido. Los psicofármacos amordazan el delirio en un primer momento, pero luego se empobrecen frente a él. Pueden anular lo subjetivo, lo más propio. John Nash lo plantea cuando abandona la medicación porque le impedía trabajar, ayudar con el bebé y satisfacer a su mujer.

Otro punto que en la intervención médico psiquiátrica queda de lado, es que hay que considerar la enfermedad mental en su relación con la sociedad en la que se encuentra inmersa. En esta relación se encuentra implicado no sólo el “enfermo” con su “enfermedad”, el médico y también la sociedad que juzga y define la “enfermedad”.

El hecho de equiparar a la locura con una enfermedad mental lleva al psiquiatra a situar en el individuo un desorden que debe ubicarse en otro lugar. Ubicarlo al nivel de los accidentes simbólicos que han marcado el discurso familiar que preside el nacimiento de esa persona.

Esta posición pone en cuestión qué lugar queda para el “sujeto”, cuando no hay posibilidad de hacer con lo que le pasa, solo puede readaptarse a lo que la sociedad le impone, a lo esperado dentro de su contexto. Se convierte en un producto de la tecnología psiquiátrica ocasionando sobre él un efecto deshumanizante.

El saber-hacer del psicótico: calidad de vida

La escena que voy a tomar es en la que Nash pone en peligro a su hijo pequeño mientras lo baña por creer que lo dejaba al cuidado de una de sus alucinaciones. Luego accidentalmente golpea a Alicia y al bebé en el suelo, pensando que Parcher está presente, dispuesto a matarlo. Ante esto, Alicia huye de la casa por temor de lo que le pueda pasar a su hijo. Nash se pone delante del auto para evitar que ella se vaya. Él le dice a Alicia: "Ella nunca crece", en referencia a Marcee: a pesar de los años que han pasado desde su primer encuentro, se ha mantenido exactamente en la misma edad, es todavía una niña. Con esta afirmación acepta que, si bien las tres personas parecen reales, son sus alucinaciones. En oposición al consejo del Dr. Rosen, Nash decide no volver al hospital, creyendo que puede enfrentar los síntomas de otra manera. Plantea que son un problema sin solución. Afirma “Yo doy solución a problemas. Yo solo tengo que aplicar mente. En mi mente se generó el problema, con algo de tiempo lo puedo solucionar” Alicia decide quedarse y apoyarlo. Las alucinaciones no desaparecen, sino que él cambia su posición frente a ellas, decide no hablarles más, ignorarlas.

Considerando al delirio, como lo nombra Freud, en tanto restitutivo. Es una tentativa de cura, es un trabajo de elaboración, de significación para pacificar el goce y restaurar una identidad. A diferencia de la intervención psiquiátrica clásica donde el delirio es algo a acallar, amordazar a través de medicación, aislamiento, y se sostiene que en la psicosis no hay nada para escuchar, el psicoanálisis, trata de ponerlo a trabajar dando lugar a la invención subjetiva en relación a establecer algún remedo de lazo social con su delirio. Según J. A. Miller (2003) es permitir la pacificación de un goce que estraga su vida íntima y social.

La invención es servirse de lo que hay (J.A. Miller, 2007) es en este caso una creación a partir de materiales existentes para producir una novedad al estilo del bricolaje. Servirse de lo que hay para inventar aquel modo de habitar el lenguaje. Es un modo de anudar aquello que queda infinitizado debido a lo propio de la estructura.

Se trata de que a través de la invención, cada individuo encuentre un camino que le permita un “saber hacer” con su sufrimiento. La invención va a estar del lado del psicótico en relación a los modos de hacer con aquello que se le impone como insoportable Nash encuentra su “saber hacer” con sus alucinaciones a partir de reconocer que Marcee no crece, las logra reconocer como una producción de su mente y aprende a hacer con aquello que se le impone, ignorándolas. Logra establecer un vínculo con el Otro, empezando a dar clases. En definitiva, logra hacer con lo que le sucede, pasa de ser pasivo a ser activo con lo que lo avasalla.

Desde el psicoanálisis, se considera que el delirio (E. Fernández, 2005) implica un trabajo, tiene la particularidad de producir como efecto, muchas veces, la muerte del que lo fabrica o la de su perseguidor (en particular en la paranoia). Intenta hallar al delirio una función distinta al de la pura muerte. Plantea que quizá la estabilización tenga que ver con la posibilidad, para el que lo sostiene, de circular con dicho delirio por otros caminos. O de tenerlo a raya y poder trabajar desde el anudamiento que este le permite, desplegando su talento.

Cuando el individuo deja de explicar todo desde el delirio, desde esa trama delirante algo distinto empieza a poder ser pensado, permitiendo la invención frente a su malestar como un saber hacer singular. Es permitir la pacificación de un goce que estraga su vida íntima y social.

Reflexiones finales

En esta película podemos vivenciar en primera persona las diferentes formas de abordaje ante la patología mental desde el atravesamiento de John Nash a partir de su desencadenamiento psicótico. Podemos ubicar los resultados que trajo aparejada la intervención psiquiátrica clásica en su vida, y a partir de eso, su trabajo de elaboración con respecto a su padecimiento para lograr un saber hacer propiamente singular con ello. El protagonista hace una apuesta a mejorar su calidad de vida generando un cambio de posición. Logra hacer el pasaje de ser objeto del goce del Otro, a una pacificación de ese goce mediante sus propias coordenadas.

Cuando Nash recibe el premio Nobel afirma “Estoy loco, tomo las medicaciones más recientes. Aún veo cosas que no existen. Elegí dejar de hacer ciertas cosas… Creí siempre en los números, la lógica lleva a la razón”.

Referencias:

Fernández, E (2005). “Algo es posible. Clínica psicoanalítica de locuras y psicosis.” Buenos Aires. Letra Viva.

Freud, S. (1919). Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica. En Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1976. Tomo XVII.

Lacan, J. (1955-1956). Las psicosis. En El Seminario, Buenos aires, Paidós,1995, libro 3.

Lacan, J. (1958). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible en la psicosis. En Escritos 2 Buenos Aires: Siglo XXI, 2013

Mannoni, M. (2004) “El psiquiatra, su loco y el psicoanálisis” Buenos Aires. Siglo XXI.

Miller, J.A. (2007). La invención psicótica. Revista digital de la Escuela de Orientación Lacaniana. 1 (16). La invención psicótica | Virtualia, Revista digital de la EOL (revistavirtualia.com)

Miller, J.A. (2003) Embrollos del cuerpo. Buenos Aires. Paidós



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Message from Agustin Llancaman  » 1ro de noviembre de 2024 » llancamanagustin@gmail.com 

La película "una mente brillante" esta basada en la vida de John Nash, quién tiene un gran talento para las matemáticas, enfrentandose así, con esquizofrenia paranoide. En el film, se refleja la lucha contra su enfermedad y su capacidad para desempeñarse pese a los desafíos que John presenta. Por otro lado, puedo mencionar que se exploran los dilemas bioéticos que se encuentran en relación con el tratamiento de la salud mental, haciendo visible el contraste entre el enfoque "medico tradicional", es decir, donde se considera al paciente desde una visión objetiva "lo normativo" y el psicoanálisis, que respeta la singularidad de las personas, encontrando estrategias propias de afrontamiento para los síntomas. Aunque en la historia de Nash se muestra que él nunca se cura por completo, encuentra una forma de coexistir con su condición, lo cual, le permite poder desarrollarse y seguir adelante con vida.



Message from María Florencia Mazza  » 28 de octubre de 2024 » psicoflorenciamazza@gmail.com 

A partir de la película, la presentación del texto de la colega y algunos de los comentarios leídos, me resulta disparador pensar en la actualidad de las problemáticas que plantea el film. Es decir, cómo se ha modificado el enfoque de la enfermedad mental en el transcurso de los años, tanto en el sistema de salud como en nuestra cultura. Teniendo en cuenta que la actual ley de salud mental (Ley 26.657) resalta la protección de los derechos del paciente y limita la internación a casos de extrema necesidad.
En el momento de su estreno, año 2001, el film logró el acercamiento del espectador a cierta “compresión” de la enfermedad, y a la vez a la identificación posible de aquellos familiares que acompañan a estos. En aquel momento, la ley de salud mental muy diferente a actual, priorizaba la internación psiquiátrica como solución para los casos de enfermedades mentales graves, jugando un rol central los hospitales psiquiátricos que promovían un tratamiento prolongado, que derivaba en la exclusión y estigmatización social. El film muestra la terapéutica de Nash basada en un enfoque tradicional de la época, que incluye internación y terapias de electroshock.
A través de las imágenes y su narrativa, el film nos muestra las alucinaciones, delirios y persecución del cuadro clínico, permitiéndonos, momentáneamente, sumergirnos en la complejidad del mismo desde una perspectiva interna, pudiendo palpar el padecimiento del personaje, y acercándonos así, a cómo viven algunos pacientes con Esquizofrenia Paranoide su día a día, la complicación de los familiares que los acompañan y la difícil tarea de los profesionales.
Alejados de estas terapéuticas, con un enfoque más inclusivo donde se busca involucrar más a los familiares y profesionales en el proceso terapéutico, evitando la internación y estigmatización de los enfermos, me pregunto ¿cómo es la presentación clínica actual de estos pacientes?, ¿Qué dificultades enfrentan hoy los familiares para la contención de estos, cuando en ocasiones, incluso deben apelar a la justicia?, ¿Con qué recursos cuentan los profesionales cuando la enfermedad, en muchas ocasiones por su gravedad, amerita la internación?
Actualmente la ley de salud mental fomenta la autonomía de los pacientes, el acompañamiento en la comunidad, contemplando el apoyo de acompañamiento terapéutico para facilitar la inserción a la vida social, ayudándolo con el cumplimiento de responsabilidades en la continuidad de los tratamientos, poder tener acceso algún centro de salud comunitario, contar con redes de apoyo y atención domiciliaria, priorizando un tratamiento ambulatorio.
Para finalizar mi aporte me pregunto: ¿Es posible considerar redes de apoyo y recursos más efectivos para pacientes y familiares considerando las limitaciones legales y los desafíos emocionales que enfrentan hoy, en un contexto donde la internación psiquiátrica, no es tan inmediata?
Desde ya muchas gracias,
María Florencia Mazza



Message from Annabella Cervini  » 26 de octubre de 2024 » annabella.cervini@gmail.com 

La película "Una mente brillante" relata la vida de John Nash, un genio de las matemáticas, quien desde su ingreso a Princeton, enfrenta la presión de publicar trabajos innovadores, lo cual desencadena un brote psicótico que lo lleva a terminar internado en un hospital psiquiátrico.

Este film plantea un dilema bioético sobre la intervención médica psiquiátrica clásica versus la calidad de vida del psicótico desde su "saber hacer". Nash sufre una crisis durante una conferencia en Harvard, donde intenta escapar de lo que percibe como agentes extranjeros. A raíz de esta situación, es sedado y enviado a un centro psiquiátrico, donde se le diagnostica esquizofrenia paranoide. El tratamiento incluye terapia de shock y medicación antipsicótica, lo que aunque controla sus síntomas, también tiene efectos secundarios graves, afectando su funcionalidad y relaciones.

Como Maud Mannoni (2004) plantea, la atención médica busca la readaptación del paciente, relegando al enfermo a una posición objetivada y tratándolo como objeto de su diagnóstico. Este enfoque deshumaniza y normaliza al individuo, sin considerar su subjetividad. La bioética aquí entra en juego al cuestionar la ética de someter a los pacientes a tratamientos invasivos y deshumanizantes. ¿Es ético priorizar la eliminación de síntomas por encima de la calidad de vida del individuo? Este es un debate central en la psiquiatría, especialmente cuando los efectos secundarios de los tratamientos pueden ser tan debilitantes.

Por otro lado, una escena clave muestra a Nash poniendo en peligro a su hijo debido a sus alucinaciones. Al darse cuenta de que sus visiones no cambian con el tiempo, Nash decide enfrentarlas sin medicación, tratando de ignorarlas y continuar con su vida. Esto ilustra el concepto freudiano del delirio como tentativa de cura y trabajo de significación.

Desde una perspectiva ética, la decisión de Nash de manejar sus síntomas de una manera menos invasiva plantea preguntas sobre la autonomía del paciente y su derecho a decidir sobre su propio tratamiento. La ética médica debe considerar no solo la efectividad del tratamiento, sino también el bienestar global y la dignidad del paciente.

Este film muestra los distintos abordajes hacia la patología mental, desde la intervención médica clásica hasta el psicoanálisis, que da espacio a la subjetividad. Una mente brillante, es un recurso valioso para entender los desafíos y tratamientos de la psicosis, ofreciendo una visión humanizada de la enfermedad mental y planteando importantes cuestiones éticas sobre la autonomía y la dignidad del paciente.

Siendo el objetivo de análisis de este escrito diferenciar el paradigma médico hegemónico en salud mental del paradigma de la singularidad que propone el psicoanálisis, es pertinente mencionar que esta problemática convoca a todos los estudiantes de psicología, invitándonos a reflexionar sobre nuestra futura práctica profesional.

Es crucial que, como futuros profesionales, discutamos los alcances y modos de intervención en la clínica, ya que esto influirá en el devenir de un sujeto. El modelo médico hegemónico a menudo obtura y anula la singularidad del sujeto, etiquetándolo y obligándolo a adaptarse a una normalidad impuesta. En contraste, la intervención de Nash implica un saber hacer respecto a su padecimiento, reflejando un enfoque más novedoso y humanizador.



Message from María Elena Zabala  » 25 de octubre de 2024 » francobauti2@gmail.com 

En la película, se presenta un interesante dilema bioético en torno al tratamiento de la esquizofrenia paranoide que padece John Nash. A través de la vida del protagonista, se visualiza cómo la intervención médica psiquiátrica clásica impacta su calidad de vida y sus relaciones. Este análisis puede enriquecerse al vincular las ideas de Freud y Lacan sobre la psicosis y el tratamiento de los trastornos mentales.
Freud, en "Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica" (1919), argumenta que el tratamiento de las psicosis debe ir más allá de la intervención médica convencional y considerar los aspectos subjetivos y emocionales del individuo. Esta obra cinematográfica ilustra cómo los tratamientos médicos frecuentemente ignoran el "saber hacer" del paciente. En el caso del protagonista, su capacidad para lidiar con sus síntomas es crucial para su bienestar y capacidad de llevar una vida funcional, y esto no puede ser alcanzado exclusivamente con medicamentos.
Por otro lado, Lacan, en su Seminario 3 sobre las psicosis (1955-1956), introduce la idea de que la psicosis es una estructura subjetiva que necesita ser comprendida en su singularidad. Nash, como sujeto psicótico, tiene una relación particular con su delirio y alucinaciones que no puede ser reducida simplemente a una patología a ser medicada. La intervención psiquiátrica clásica, que buscaba suprimir los síntomas sin comprender la lógica subyacente del delirio, dando como resultante el empobrecimiento de su calidad de vida.
En efecto, desde la perspectiva del paradigma de la complejidad, desarrollado por Edgar Morin, el sujeto es concebido como un sistema dinámico y multifacético que se encuentra en continuo intercambio con su entorno. En este marco, la salud mental debe abordarse teniendo en cuenta la interacción entre factores biológicos, psicológicos y sociales. Nash, como individuo complejo y lleno de deseos, está influenciado por su historia personal, su contexto social y su prodigiosa capacidad matemática. Todos estos elementos conforman un sistema que afecta su experiencia de la enfermedad y su forma de enfrentarla. En este contexto, la bioética debe centrarse en respetar la singularidad del paciente y garantizar un tratamiento que promueva una vida digna.
En síntesis, "Una mente brillante" nos enfrenta con un dilema bioético que nos invita a reflexionar sobre la necesidad de tratamientos más humanizados y respetuosos de la subjetividad del paciente. Los autores anteriormente mencionados aportan perspectivas esenciales para comprender la psicosis y las intervenciones terapéuticas, destacando la importancia de un enfoque que valore el "saber hacer" del individuo en su particularidad y tenga en cuenta la complejidad de su existencia.
"La psicosis no es una enfermedad a curar, sino un enigma a descifrar." - Jacques Lacan



Message from Martin N. Cosentino  » 5 de octubre de 2024 » martin.n.cosentino@gmail.com 

Se puede rastrear un vínculo entre el malestar de Nash y el padecer de uno de los personajes de Borges, "El Hacedor" (1960).
En el presente artículo se describe una sucesión de escenas donde Nash es castigado con terapia de shock y diversos medicamentos tras un episodio que lo vio confrontarse con el Dr. Rosen. Este cóctel de medidas reparatorias propias de la medicina de la época llevaron a Nash a ser dado de alta, a la liberación (como oportunamente se afirma en el artículo). Pero la vida es testaruda y al protagonista de la película se le anexará un nuevo perseguidor: ya no serán agentes soviéticos si no el deber ser. Se nos presenta un Nash abrumado por no alcanzar a cumplir los mandamientos que a un hombre de su tiempo se le imponen, la medicación antipsicótica le impediría trabajar, ayudar a su pareja con lo que respecta a su hijo y a la vez satisfacerla. John no estaba siendo un buen trabajador, un buen padre ni un buen esposo. En definitiva y visto desde una lógica moral, no estaba siendo un -buen hombre- y es exactamente esto último lo que permite trazar una relación con El Hacedor.
El Hacedor, tras el abandono que el hermoso universo le efectúa, despierta un día y encuentra en su memoria el recuerdo de un suceso donde otro muchacho lo había injuriado. Él acude a su padre y éste le descuelga su puñal de bronce no sin antes sentenciarle: "Que alguien sepa que eres un hombre". Éste mandato paterno es el mismo que parte a Nash en dos. ¿Cómo un ciego y un loco pueden convertirse en hombres? No quedarse en el recuerdo y con el sabor de la victoria en los labios, si no alcanzar un acto creador a partir de él. Salir del efecto deshumanizante del que habla el articulo, salir del lugar desubjetivizante que la sociedad le impone al loco y al ciego.
Nash, como El Hacedor, rechazan caer en el particularismo. El primero abandona la medicación porque rechaza quedarse en la figura de trabajador, padre y esposo incompetentes que el modelo médico de la época le había concedido, y conforma un saber hacer con su sufrimiento; y el segundo niega quedarse solo y depresivo tras el advenimiento de la neblina, toma el mandato de su padre, la demanda del Otro, y encuentra en éste algo de su propio deseo que volcará en rimas y versos.



Message from Martina  » 19 de agosto de 2024 » gelbartmartina@gmail.com 

Teniendo en cuenta que John Nash es un caso de psicosis, me resulta interesante sumar que, según Freud, la neurosis es el resultado del fracaso de la represión, por lo tanto no desmiente la realidad, sino que no quiere saber de ella, y paga su precio con un retorno de lo reprimido, es decir, retorna la angustia en forma de sintoma. Freud nos dice que en la psicosis se crea toda una nueva realidad. Va a ser la fantasía la que le otorgue al psicótico, elementos para reemplazar la realidad exterior. Para Freud construir una nueva realidad basada en un delirio, es darle un sentido a aquello que no tiene sentido. El delirio es un intento de solución, es un intento de poner libido en el mundo exterior. En este sentido, para John ser un espía sovietico encargado de descifrar códigos y dejar estos en un buzón, para ayudar al gobierno ante las amenazas de Rusia, es lo que le da sentido a su vida. Sin embargo cuando Alicia le dice en el hospital “jamás fueron abiertos esos sobres, no fue real, no hay tal conspiración, no existe William Parcher, están en tu mente, estás enfermo John”, posterior a eso en John irrumpe algo del orden de lo real que atenta contra su nueva realidad, con su delirio.



Message from Juan Cruz Monfort  » 18 de agosto de 2024 » juancruzmseeber@gmail.com 

Buenas! Comparto mi comentario respecto del articulo “Recursos audiovisuales para la transmisión de las complejidades bioéticas” el cual tiene por objetivo diferenciar el paradigma médico hegemónico en salud mental del paradigma de la singularidad que propone el psicoanálisis.
Particularmente considero que la problemática que plantea el trabajo nos convoca a todos como estudiantes de psicología, ya que nos invita a reflexionar acerca desde que lugar decidamos pararnos al momento de ejercer nuestra profesión. Sobre todo, para aquellos que decidan volcarse a la clínica. El articulo nos propone una mirada critica respecto de las formas tradicionales que tiene la medicina y sobre todo el campo de la salud mental de abordar las problemáticas que puedan presentar aquellos a quienes dice ayudar. Las escenas descriptas en donde se comparan los tipos de intervención que suceden a lo largo de la película permiten ver las implicancias que están tienen sobre la vida de los pacientes. Por ello considero que resulta de suma importancia que en nuestra formación como profesionales se discutan los alcances y modos de intervenir en la clínica, ya que de ello dependerá el devenir de un sujeto.
Una muestra de ello puede observarse si comparamos los tipos de intervención que se detallan en el artículo. Ubicamos en primer lugar el abordaje que propone el modelo medico hegemónico, el cual obtura y anula al sujeto en su singularidad, nominándolo y hasta caracterizándolo como “peligroso”. Etiquetas que tristemente hasta el mismo sujeto termina incorporando como propias. Obligándolo además a adaptarse a lo que la normalidad impone, a costa de pagar con su subjetividad y bajo amenaza de aislamiento.
En el extremo opuesto podemos ubicar la intervención propia de Nash, la cual implica un saber hacer respecto de su padecimiento, cuestión que refleja creo yo el campo de lo novedoso, si no se obtura el síntoma y se da lugar a que el sujeto asuma su posición como tal y a partir de allí pueda trabajar en relación a su Goce.



Message from Wanda Díaz Torres  » 18 de agosto de 2024 » wandadiaztorres@gmail.com 

A lo largo del escrito se presenta una visión de los dilemas éticos presentados en la película. Se explora la complejidad de la salud mental a través del personaje de John Nash, abordando las implicaciones éticas de la intervención médica y los efectos que tienen las mismas en un sujeto. Esto abre un espacio para la reflexión sobre el papel de la ética en el tratamiento de enfermedades mentales. Asimismo, se expone cómo las decisiones médicas y personales están intrínsecamente ligadas a la autonomía del individuo. Se revela cómo el tratamiento persigue el objetivo de la “normalización” del sujeto, incluso si esto significa anular la subjetividad del mismo. ¿Hasta qué punto la búsqueda del bienestar del sujeto justifica los posibles sacrificios de su identidad personal y profesional? Las intervenciones, aunque bien intencionadas, pueden tener consecuencias no deseadas que afectan la esencia del individuo generando incluso más padecimientos. Abrirse a pensar al sujeto más allá de la patología y de adaptarlo a la sociedad, no dejar que pierda su singularidad en el proceso de aliviarlo, dando lugar, como sucede aquí, a otras posibilidades de elaboración.
A través de la película y el artículo se abre el cuestionamiento sobre los abordajes de las patologías mentales y sus posibles tratamientos. Sería interesante seguir pensando cómo la sociedad y las expectativas culturales influyen en la percepción de la salud mental y en las decisiones éticas.



Message from Guarch, sebastian  » 17 de agosto de 2024 » sebaguarch3@gmail.com 

Muy interesante el escrito en relación a la película "una mente brillante" y la manera en que en el film se pueden ubicar no solo el desencadenamiento de una psicosis sino su tratamiento a partir del modelo médico hegemónico tradicional de la psiquiatría y posteriormente una mirada mucho más subjetivante desde el psicoanálisis contemplando al sujeto y como este logra hacer un cambio de posicion subjetiva, como plantea por ejemplo Miller en relación a esa estructura a partir de servirse de algo, de una invención para habitar el lenguaje.



Message from Nahir Macarena   » 17 de agosto de 2024 » nahir_filippetti@hotmail.com 

La película “una mente brillante” es interesante ya que nos permite un acercamiento al cuadro clínico de la demencia paranoide. Asimismo, nos permite diferenciar los distintos momentos de la psicosis que plantea Lacan: desde el momento del desencadenamiento hasta la estabilización de la enfermedad, la cual se logra, tal como menciona la autora del artículo, superando el Modelo Medico Hegemónico de la psiquiatría clásica.
De esta manera, en la película se observa cómo, cuando el protagonista es diagnosticado por los médicos con demencia paranoide, es enviado a una institución psiquiátrica donde es aislado completamente del mundo exterior, sedado por la fuerza, medicado constantemente, y sometido a tratamientos de electroshock. Esta forma de tratamiento son características del Modelo Médico Hegemónico, el cual busca “normalizar” la salud, suprimiendo los síntomas de los pacientes. Tal como se observa en la película, esta forma de tratamiento no fue positiva para el protagonista, quien decidió por voluntad propia dejar la medicación debido a los efectos negativos en su vida.
Sin embargo, a medida que avanza la película, se observa un cambio en la manera de tratamiento de la enfermedad. Es aquí donde el protagonista logra estabilizarse gracias al apoyo de su esposa, amigos y soporte psicológico, el cual le ayuda a vivir con su enfermedad llevando una vida normal. Se visibiliza el pasaje del Modelo Hegemónico al Modelo de la Singularidad, el cual respeta la individualidad de cada paciente en el tratamiento de su enfermedad. Tal como menciona la autora del artículo, este paradigma es fundamental para abordar las complejidades bioéticas.



Película:Una mente brillante

Título Original:A Beautiful Mind

Director: Ron Howard

Año: 2001

País: Estados Unidos

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