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Cómo pensar el lugar de la mujer en una relación heteronormativa

por Foulon, Gabriela

Universidad de Buenos Aires

Resumen:

La propuesta del presente escrito es cómo pensar el lugar de la mujer en una relación heteronormativa, a partir de los modos de subjetivación femeninos y la desigualdad de género, desde los estudios de género y el psicoanálisis. El material empírico que se utiliza es la película The Wife de Björn Runge (2017), basándose en el personaje de Joan Castleman.
Este trabajo de investigación se sitúa dentro del área clínica, y la metodología sobre la cual se apoya es de tipo cualitativa, haciendo foco en el método clínico-analítico de lectura de filmes. Este método permite la articulación teórica del film propuesto con los principales exponentes de este escrito, a saber: Débora Tajer, Mabel Burin, Bonino Mendez; entre otros.

Palabras Clave: mujer | género | desigualdad | heteronormativo

Modes of Subjectivation and Gender Inequality, How to Think About a Woman’s Place in a Heteronormative Relationship

Abstract:

The proposal of this paper is how to think about woman’s place in a heteronormative relationship, based on the modes of female subjectivation and gender inequality, from gender studies and psychoanalysis. The empirical material used is the film The Wife by Björn Runge (2017), based on the character Joan Castleman.
This research work is located within the clinical area, and the methodology on which it is based is qualitative, focusing on the clinical-analytical method of reading films. This method allows the articulation of the proposed film with the main exponents of this writing, as: Debora Tajer, Mabel Burin, Bonino Mendez, and others.

Keywords: woman | gender | inequality | hetenormative

Introducción

The Wife – La buena esposa (Björn Runge, 2017), basada en la novela “The good Wife” (2003) por Meg Wolitzer, película seleccionada, se centra en el personaje de Joan Castleman, esposa de un famoso escritor, Joe Castleman, que gana el premio Nobel de Literatura; por tal motivo, que resuena como un acontecimiento ante ella, la película narra una serie de situaciones que harán preguntarse a Joan acerca de su deseo y de su posición como mujer, como también frente a su esposo.

La pregunta acerca de cómo pensar el lugar de la mujer en una relación heteronormativa desde los modos de subjetivación femeninos y la desigualdad de género, lleva a abrir un abanico de interrogantes que buscan respuestas: ¿Qué significa ser mujer?; ¿Qué significa ser esposa y madre?; ¿Se pueden ocupar y conquistar otros lugares?; ¿De qué manera impactan en la subjetividad femenina?; ¿Qué potencian en la mujer, y en que la debilitan frente a un varón?; ¿Qué tipo de desigualdades entre géneros pueden observarse?; ¿Provocan alguna reacción en los varones?; ¿Qué formas de relaciones de poder se fundan?; ¿Cuáles son los costos físicos, mentales, subjetivos y sociales sobre las mujeres?; ¿Hay aspectos positivos?; ¿En qué lugar quedan sus deseos?

Desarrollo

Una mujer tradicional, una Joan tradicional

El film The Wife, relata la historia de Joe (Jonathan Pryce) y Joan (Glenn Close) Castleman, casados hace 40 años. En 1992, en medio de la medianoche, Joe recibe un llamado que ha ganado el Premio Nobel de Literatura. La película se centra en este viaje a y en Estocolmo, a la espera del recibimiento del premio, por parte de ambos. Ese llamado ha forjado un acontecimiento en la vida de Joan que la interpela, cansada de ser una esposa complaciente a todo momento, cuestiona sus elecciones de vida, que, con una serie de flashbacks, se verán las situaciones que han sido consecuencia de su presente. La esposa, la buena esposa, sacrifica sus sueños en pos del prestigio de su marido, una “King maker”, hacedora de un rey, y de cuidar su matrimonio. Pero ha llegado su límite. En vísperas del recibimiento del Premio Nobel, Joan decide develar su secreto mejor guardado. En el correr del film, Joan va cambiando su postura respecto a Joe. Cabe preguntar, ¿qué lugares va atravesando Joan en su relación heteronormativa y cómo pensarlos?

En la película se observan una serie de episodios que Joan vive con Joe, su profesor de literatura en su juventud, denunciando la sociedad patriarcal que se impone y sostiene la mediocridad masculina, en este caso de Joe, mientras aplasta la creatividad e inteligencia de las mujeres, Joan. Las consecuencias de esto, es la vida de las mismas a la sombra de los varones. Tajer (2009) menciona que los cambios históricos y vinculares impactan en los modos de subjetivación de varones y de mujeres, relacionando exigencias e ideales sociales con la conformación de los psiquismos. Los entiende como las formas que cada sociedad tiene e influye en la conformación de sujetos y las maneras en que cada uno constituye su singularidad. Los mandatos de género, las relaciones asimétricas entre varones y mujeres, producen formas de desarrollo de los afectos, de los deseos y los modelos a partir de los cuales los sujetos forman su identidad y autoestima.

El film deja ver, detrás de la pareja, un mundo machista en el mundo editorial y como se fabrica y mantiene una historia de prestigio con una base de engaño, que, en este caso, mantiene unido “felizmente” un matrimonio. Se puede ver una escena de 1960, en una editorial, varones hablando de una novela escrita por una mujer de tinte ‘blando’ por tener su perspectiva, preguntándose acerca de su aspecto físico y acto seguido desechándola, intentando buscar un joven escritor judío inteligente para poder publicar. Tajer (2009), menciona tanto modos de subjetivación femeninos como masculinos. El modo tradicional de subjetivación de género femenino, radica en que las mujeres han estructurado su vida e ideales en relación a valores tanto de maternidad y conyugalidad como áreas fundamentales de su desarrollo vital. Los proyectos de vida no incluyen un desarrollo laboral o profesional, pasando a un lugar secundario, posibilidad única para los varones.

Joan se deja seducir lentamente por las cautivadoras clases de literatura de Joe, hasta enamorarse. Poco a poco Joan va perfeccionando su escritura, creando su propia voz y su propio estilo con grandes halagos de su admirado profesor, que no tiene tanto poder creativo ni es tan brillante como su alumna. Paso a paso, Joan va entrando en el círculo literario de la universidad y consiguiendo un empleo. Continuando con Tajer (2009), lo que el film presenta es que este modo de subjetivación tradicional precede lo que en 1950 acontecerá un modo de subjetivación transicional, donde la mujer emerge en el ámbito laboral y profesional, entra en el mundo público en forma masiva como también gradual, quedándose a mitad de camino. Continuando con la primera escena, Joan, una estudiosa y prometedora escritora, sólo es la secretaria de estos editores, sirviéndoles café, ajena a sus conversaciones o a emitir algún tipo de comentario respecto a estos asuntos. Sin embargo, es ella la que menciona a ese joven escritor que andan buscando, no a ella misma. Las mujeres entran al mundo público de la mano de lo privado, motivo por el cual tienen dificultades. Si bien el varón sigue manteniendo su dominio masculino, es más atenuado que el modo tradicional. Sin embargo, se observa una escena donde Joan se encuentra con la escritora Elaine Mozell en una presentación literaria, y se continúa mostrando esta asimetría de poderes y la gran dificultad que las mujeres tienen de ser reconocidas. Ella menciona: “el público no tolera la prosa audaz de una mujer”, fomentando que deje la escritura y continúa: “nunca pienses que puedes llamar la atención de los hombres, los que escriben las reseñas, quienes dirigen las empresas editoras, los que deciden quien debe ser tomado seriamente y puesto en un pedestal por el resto de su vida”. Sus palabras demuestran desilusión, frustración y la inhibición del deseo dado por la asimetría de poderes ligado al sometimiento y despojo de la mujer que continúa en un mundo patriarcal.

La transición de Joan… ¿A una King maker?

Lo que sucede en esta transición donde la maternidad y la conyugalidad se combinan con el mundo público y la mujer lucha por hacerse notar y hacerse valer, es un aumento de rivalidad y competitividad entre ambos sexos, con un mal manejo de los conflictos. “Las sujetas transicionales suelen valorar a los hombres poderosos y exitosos, al mismo tiempo que les temen y los recelan pues no quieren sentirse sometidas o en desventaja jerárquica en relación con ello” (Tajer, 2009, p. 54). Joe se encuentra completamente disminuido, con recelo y frustración ante la presencia de Joan, la chica con el toque mágico para la escritura: "te convertirás en un éxito literario mientras me quedo en casa cocinando” le reprocha. Ella critica sus obras, donde sus personajes no son reales, con un golpe a su narcisismo. Él distorsiona el punto, cambiando el rumbo a una decisión intempestiva de terminar con su historia de amor: “¿cómo puedo estar con una persona que no me respeta?”. Esta escena demuestra el modo de subjetivación tradicional del género masculino donde un varón no puede estar por debajo de la mujer y en el ámbito privado; él debe gozar de mayores posibilidades, como proveedor y sostenedor de la familia, en el ámbito público, en los negocios, ser reconocido, con dominio y ejercicio del poder. Como menciona Gosende (2010), en esta escena podría observarse que Joe no cuenta con los atributos que debe tener un varón de masculinidad hegemónica, y desde la visión binaria, al cocinar, entraría en una especie de femineidad. El autor continúa señalando que esta imposición, lo que impide es que los varones puedan relacionarse emocionalmente con las mujeres, tener una relación de pares con las mismas y de poder gozar, entre otras, de la crianza de sus hijos frustrando esta capacidad. En esta hegemonía masculina, las resistencias se encuentran enmarcadas principalmente en que el varón no quiere perder sus privilegios y ventajas frente a otro ‘inferior’, por ejemplo, en los quehaceres del hogar. Usan la hostilidad para conseguir lo que desean y cuando no se cumplen sus privilegios del rol masculino ligadas al dominio y la valoración del lugar social, pueden considerar legítimo el uso de la violencia como recurso, en este caso verbal, manipulando e imponiendo miedo.

Estos modos de subjetivación no son rígidos, la mujer, junto a este movimiento de hacerse valer, a la vez, queda sometida bajo esta imposibilidad por medio de la violencia simbólica ejercida, constituida por la emisión de mensajes que transmiten y reproducen relaciones de dominación, desigualdad, discriminación, naturalizando esta subordinación, dejándolas en un lugar pasivo. Bourdieu (2010) menciona: “la violencia simbólica se instituye a través de la adhesión que el dominado se siente obligado a conceder al dominador” (p. 51). Ante esta violencia y temor frente a Joe, Joan se rebaja ante él: "nunca seré un éxito literario, nadie va a publicar mis libros y nadie los leería. No tengo grandes ideas como vos, vos sos quien tiene algo que decir yo no… No me dejes, si te pierdo mi vida no tiene sentido”. Joan queda sometida bajo el mandato de la buena esposa, una King maker, como se proclama. Con el paso del tiempo, ambos se embarcan en una relación adúltera, donde Joe terminará abandonando a su mujer y a su hija, mientras que Joan renunciará a sus estudios y a su futuro prometedor.

Joan, únicamente puede dejar fluir su deseo mediante una posición pasiva a través de Joe, la cara de su vocación, que por su extraordinario talento y estilo de sus novelas, logra impulsarlo al estrellato como autor. Nuevamente, el mundo de lo público y lo privado. Mabel Burin (1996) menciona el concepto techo de cristal como esa superficie invisible imposible de traspasar para las mujeres en el mundo laboral inmersos en diferencias difíciles de detectar. Joan explica: “tenía potencial. No me arrepentí de haberlo dejado, tenía muy pocas expectativas sobre lo que podría lograr siendo una mujer escritora”. La escena ejemplifica como las mujeres deben lidiar cuando se intentan despegar de la modalidad masculina en relación al logro profesional o laboral. Se sigue postulando al varón como más importante, con más poder y conocimiento. En otra escena, a pesar de que Joan le dice a su hijo que su novela está bien escrita, él no encuentra allí su aprobación, sino que busca la del padre, el prestigioso escritor. Muchas veces terminan auto boicoteándose, alejándose de sus deseos por progresar. “Elegí no continuar” menciona Joan. Cabe preguntarse, ¿es este enunciado realmente verídico, es su deseo, o es consecuencia de una sociedad patriarcal que aún tiene rasgos de un modo de subjetivación tradicional? En una escena Joe menciona: "mi esposa no escribe, sino sufriría un permanente bloqueo de escritor”. El autor Gosende (2010), menciona que hay un miedo implícito por parte del varón a que la mujer logre salir de ese lugar pasivo que ha sido sometida, por lo que tiende a negar su subjetividad como mujer, como escritora, acorralándola en el lugar del significante esposa, acompañante de un otro.

Micromachismos: ¿Un lugar pasivo?

Este acontecimiento, deja ver como Joan queda sometida a ser la escritora oculta bajo las palabras del supuesto autor Castleman, pero, también, el recorrido de la película, invita a observar y detenerse en los “micromachismos” encubiertos y coercitivos que se naturalizan y se encuentran ocultos en la vida cotidiana de la relación matrimonial heteronormativa de los Castleman. Joan queda relegada al título de compañera de, girando alrededor de la voluntad egocéntrica de su marido, obligándose a ignorar las continuas y poco disimuladas infidelidades conocidas por el mundo literario, a la desatención de sus responsabilidades parentales, al control del dinero, entre otras, sin dejar de cumplir con el rol de esposa, cuidadora, madre y amante que es obligada a satisfacer. Bonino Méndez (2003) señala que estas características actúan como poderes en las mujeres; el poder de los afectos, del cuidado erótico y maternal. ¿Son realmente poderes o mejor dicho, pseudopoderes, delegados por la cultura patriarcal en el ámbito de lo privado?

Menciona que la violencia masculina hacia las mujeres se torna evidente y se deslegitima en forma creciente. Indica que, además de esta violencia de género como acción que coacciona, limita o restringe la libertad y dignidad de las mujeres, quedan ignoradas múltiples prácticas de violencia y dominación masculina en lo cotidiano algunas consideradas normales, algunas invisibilizadas y otras legitimadas, y que por ellos se ejecutan impunemente para seguir manteniendo su posición de género dominante. Este autor, como se mencionó, los define como prácticas de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana en una relación de pareja, del orden “micro”. Los micromachismos, son tan ínfimos que solo caben en un pequeño diálogo o discusión, en una mirada, en un chiste o en un gesto que pueden llegar a ser muy difíciles de pesquisar en el film ya que pasan desapercibidos dentro del discurso del esposo en un ámbito patriarcal, del lenguaje popular, además de esconderse dentro de un discurso de amor romántico de Joe a Joan en el cual su emblema es decir que “sin ella no soy nada”. Comprenden un amplio abanico de maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos masculinos en la pareja en la vida diaria intentando imponer y mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer objeto; reafirmar o recuperar dicho dominio ante la mujer que se “rebela” de “su” lugar en el vínculo; resistirse al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula o; aprovecharse del “trabajo cuidador de la mujer”. Bonino Méndez (2003) los divide en tres: coercitivos o directos; encubiertos de control oculto o indirecto y de crisis.

La escena donde se encuentran viajando en el auto, Joan le menciona que no quiere que le agradezca en su discurso, ya que no quiere parecer como la esposa sufrida. Joe hace caso omiso a la demanda que le emana su mujer, afirmando que él debe agradecerle, para no quedar como un egocéntrico, el cual es. Su prioridad radica en cómo se verá frente a sus espectadores y mantener su posición de varón y esposo ideal. Su esposa sigue demandando y él continúa negándose, “una sola frase no te afectará” esboza, minimizando tanto el anhelo como el deseo de la mujer. La insistencia abusiva de Joe para obtener todo lo que desea y el agotamiento de la mujer que se cansa de mantener su propia opinión y acceder para un poco de paz, funciona como un micromachismo coercitivo de intensidad abusiva ejercido sobre Joan: “has lo que tengas que hacer Joe”.

Los micromachismos encubiertos, por otra parte, no utilizan la fuerza, sino los afectos y la inducción de actitudes para disminuir el pensamiento y la acción de la mujer, llevándola a hacer lo que no quiere y conduciéndola en la dirección elegida por el varón, provocando sentimientos de desvalimiento o impotencia, acompañadas de confusión, culpa y dudas de sí, que favorecen el descenso de autoestima y credibilidad. Al principio de la película una sola frase dará a entender este micromachismo: “me encargaré de cuidarlo”. ¿Qué devela esta frase? Joan, es la delegada de asistir a su esposo a todo momento como a un niño, indicándole que comer, qué pastillas tomar y cuándo, recordándole hacer los ejercicios que le indicó el médico, sosteniéndole la ropa; como también con sus hijos siendo la vocera dulce y comprensiva. Estos requerimientos abusivos solapados, la maternalización de la mujer y la delegación del trabajo de cuidado de los vínculos y las personas son realizados por los diferentes papeles que le toca ser a una mujer: esposa, madre, asistente. Son conocidos como el abuso de la capacidad femenina del cuidado totalmente naturalizado, y es el más avalado y silencioso, fomentando que esta capacidad de cuidado está más desarrollada en las mujeres por efectos de su socialización de “ser para otros”, alentada en una cultura patriarcal, el cual el varón utiliza, confirmándolas como sus más primordiales capacidades, sin considerarlo como un trabajo y sin mencionar su inteligencia ni habilidades en el ámbito público.

Resulta interesante analizar la escena donde Joan, ya madre, se encuentra frente a su máquina de escribir, trabajando para Joe, él realizando una crítica a su obra, ella modificando sus ideas poco brillantes, observando así una especie de tensión entre ellos. Sin embargo, esta se modifica en angustia vista en los ojos de Joan, cuando Joe, la deja trabajando en el nuevo libro, agarrando a su hijo y saliendo de la habitación, escuchando de fondo los sollozos del pequeño. En una discusión posterior, Joe finalmente libera todo el rencor, la ira que esos años de frustración llevaron a sentir frente a Joan, reprochándole el tener que haberse hecho cargo de los niños, criándolos, dándoles de comer, mientras ella estaba sola en la habitación escribiendo. Parecen interesantes las diferentes perspectivas de un mismo escenario vivido. Ella tomándolo como angustia, con la presión de tener que trabajar, ser buena madre, ser buena esposa, sin opacar a su esposo; mientras que del otro lado solo hay frustración, por el deber de hacer tareas que ‘corresponden a una mujer’, convirtiéndola en una mala madre, en una mala esposa por no pasar tiempo con su marido, y estando encerrada la mayoría de su tiempo escribiendo, logrando ser alguien, que, termina llevándose los honores su marido. Pareciera que los varones aún presentan dificultades para internalizar los roles domésticos, de crianza, valores ligados a la vincularidad y a la pasividad. Acorde a esto, Gosende (2010) señala que de la mano del modelo de la masculinidad hegemónica, el varón debe ser: activo, proveedor, autónomo, fuerte, sin miedo, no expresar sus emociones y de no cumplir adecuadamente estos requisitos, se cae en la categoría de “no varón” se pierde la masculinidad y, de acuerdo a la lógica binaria, se pasa al terreno de lo femenino.

Una escena cautivante en su diálogo remite a la que Joan llega de su salida para poder reconfortarse, y en su vuelta se encuentra a un marido reprochándole su salida, por no haberle avisado, regañándola como a una niña por tener olor a tabaco y whisky, “no desaparezcas de esta manera, no me hagas esto” señala, queriendo mostrar su preocupación y nerviosismo. Sin embargo, la escena vira, cuando la esposa, recogiendo la ropa de Joe por la habitación, de su camisa cae una nuez, la cual Joe no quiere que vea sabiendo las consecuencias que traerá. Joan logra ver la dedicatoria que contiene y se fecunda una escena de discusión y engaño; donde ella lo enfrenta sabiendo que ha seducido a la fotógrafa por su prontuario, mientras él se niega, desmiente, se cubre objetando que no pasó nada, que él no la incitó y se alejó, volviendo a la habitación preocupado y esperando por su mujer que no había llegado a tiempo, “soy todo tuyo”, comenta; “no te atrevas a insultar mi inteligencia”, responde ella. Esta escena entrelaza los micromachismos de crisis de hipercontrol, donde el varón aumenta el control sobre las actividades, tiempos o espacios de la mujer frente a un temor real o relativo que ella pueda dejarlo en un lugar secundario, imponiendo su postura de poder y orden; como también una pseudointimidad, manipulando el diálogo efectuado de modo de favorecer el control y el ocultamiento, y dejando a la mujer con menos poder al escatimarle sinceridad, mediante engaños y mentiras. Joe desfigura la realidad negando el descubrimiento de Joan acerca de su infidelidad, una de las tantas. Él insinuó el contacto trunco, sin embargo miente comentando que él le puso fin, transformándose en víctima de la situación y defendiéndose sin reconocer su error. Este micromachismo se ve en toda la vida de Joe, con sus incontables aventuras, escondido detrás de un discurso de víctima por ser ella la gran escritora y sentir la pérdida de poder, pero arrepintiéndose, sin responsabilizarse de sus actos y culpabilizándola, “sollozabas en mi regazo y me rogabas que te perdone y siempre lo lograbas porque de alguna forma me convencías de que lo hacías a causa de mi talento” expresa Joan.

Todos estos micromachismos que actúan de manera intercalada, inmiscuidos en un discurso de amor, conforman una serie de efectos negativos para las mujeres. Una de sus características principales es actuar como desubjetivantes para la mujer, como un simple objeto para el varón, con deterioro de su autoestima, perdida de energía y emociones, disminución de su poder y desarrollo personal, malestar e irritabilidad, en donde su lugar pasivo en la pareja heteronormativa en un mundo patriarcal, remite a aceptar este poder autoafirmativo, el cual para su ejercicio requiere una legitimidad social que lo autorice. Gosende (2010), frente a las transformaciones que sufrieron y sufren las mujeres a lo largo de los años, menciona las consecuencias que trae en los varones, como resistencia y desmentida bajo la influencia de la masculinidad hegemónica, logrando manifestarse en sexismo, objetificación, desvalorización, denigración de las mujeres. Estas transformaciones, lo único que logran es hacer sentir una amenaza continua a su hegemonía y a su poder frente a lo diferente ya que lo único que logran es frustrarse por alcanzar las metas y estándares que les proponen estos modelos haciendo vacilar su estructuración identitaria.

La innovadora Joan… Cambios que generan resistencias

En el correr de la película, puede observarse como una pareja heteronormativa se encuentra contaminada de micromachismos invisibles para la vida cotidiana del mundo patriarcal. Sin embargo, Bonino Méndez (2003) menciona acerca de los micromachismos encubiertos: “no se perciben en el momento, pero se sienten sus efectos coaccionantes por lo que conducen habitualmente una reacción retardada por parte de la mujer con mal humor, frialdad y estallido de rabia “sin motivo” (p. 7). Joan Castleman va forjando su personalidad y mostrando su deseo. Hay una emergencia del mismo, queriendo salir a la luz. La escena donde finalmente Joe recibe el Premio Nobel, donde se lleva todos los halagos, dónde él es el reconocido y ella queda como su sombra, su sostén, o la esposa sufrida como ella se reconoce; ocurre algo no planeado. Joan se encuentra frente a su soledad y sale bruscamente de la escena al terminar el discurso, ya no siendo la misma. Hay algo dentro de ella que se rompió, ya no quiere ser la “hacedora de un rey”, sino más bien la propia reina, que la reconozcan como la creadora de esas obras literarias, “tu esposa ganó ese Premio Nobel. Mis palabras, mi dolor, mis horas a solas en esa sala convirtiendo tu espantoso comportamiento en oro literario”, decreta imponiéndose frente a su marido.

El tercer modo de subjetivación de Tajer (2009), se puede observar en escenas como aquella, donde Joan resignifica toda su vida y decide plantarse como mujer, como escritora, dejar de vivir a la sombra de su marido y tomar la decisión de separarse. Este modo innovador de subjetivación del género femenino se distingue por su diversidad, en tanto lleva una amplia gama de modalidades de construcción subjetiva en la cual la maternidad y la conyugalidad se plantean como una opción y no como un mandato, y la condición de la inclusión laboral se constituye como un sustento. En la discusión final donde Joan arroja todo lo contenido hace años, hace ver que el marido continúa preocupándose más por la posición de él frente a los otros que por ella. En la misma, Joe le protesta en la cara que no tenía sentido la separación, quedarse sola y empezar una nueva vida, sin aceptar la nueva posición de su esposa. Gosende (2010) resalta las resistencias que el varón tiene frente a los cambios que se producen en las mujeres, creyendo así en su pérdida de legitimidad hegemónica y en el quebranto de sus ventajas y privilegios que este modelo les concede, generando tensión entre géneros y desconociendo estas transformaciones. La película finaliza en medio de esa discusión con la muerte inesperada de Joe por un ataque al corazón. Joan posteriormente en el avión de regreso, se la observa en un estado calmo, prometiéndole a su hijo que le contará toda la verdad, su verdad.

Algunas reflexiones finales

A partir de lo desarrollado, se puede concluir del film The Wife, que a lo largo de toda su historia de vida, Joan atraviesa múltiples lugares como mujer; y en relación a su marido, un continuo rol pasivo rodea su existencia: ser la esposa, la sombra, la acompañante, su creadora. Pudiendo observarse que, su deseo radica en su rol de escritora, dejando la conyugabilidad como una elección y no como una imposición.

¿Qué nos enseña el cine? El criterio que se sustenta es que los diferentes modos de subjetivación con que los varones y las mujeres organizan sus vidas, sus deseos, sus trabajos, son diferencias socio históricas que responden a que unos y otras se han constituido en diferentes modos de objetivación-subjetivación situados dentro de relaciones de poder asimétricas. A su vez, cómo la mujer debe seguir los pasos de los mismos; cómo debe despojarse de su deseo, cumpliendo con el mandato, en este caso, de una esposa fiel, amorosa, cuidadora, a la sombra de su esposo infiel, donde su enunciado dice amarla, pero sus acciones demuestran el narcisismo que emerge de él. Estos modos se ven representados invisiblemente en los micromachismos, la violencia conyugal que forman parte de la vida diaria dentro de una sociedad patriarcal, y que ejercen los varones sobre las mujeres generan daños psicológicos graves.

Pero, ¿es esto sostenible?, ¿hay posibilidades de cambio? ¿Es posible ser esposa, ser madre, ser mujer al mismo tiempo? A lo largo de la película se muestra el cambio de lugar que tiene Joan con respecto a su vida, haciéndose valer por su propia inteligencia, alejándose de ese lugar pasivo que el significante esposa, parecía mantenerla por siempre. Esto da cuenta que las diferencias en las relaciones entre varones y mujeres, tanto en lo público como en lo privado, son difíciles de aceptar en un gran número de mujeres, que, desde la devenida de los cambios tecnológicos, pudieron ejercer poco a poco una gran libertad e independencia, forjando una crisis en la subjetividad femenina que habían estado construyendo hasta entonces, generando en ellas la lucha por la igualdad y la legitimidad, de una manera brusca, exabrupta y hasta violenta, por tanto tiempo reprimidas. Se observa que han ido cobrando cada vez mayor visibilidad diferentes modalidades amorosas, conyugales, eróticas y parentales que estarían dando cuenta de profundas trasformaciones en los modos de subjetivación contemporáneos. Disputa que no es fácil de llevar y que continúa, ya que produce incomodidad en los varones y resistencia en otros por no querer perder sus puestos de poder frente a lo otro, generando la insistencia del modelo tradicional, la perpetuación de estereotipos sexistas y el eterno retorno de la estructura patriarcal.

La desigualdad de género está atravesada por la dimensión del poder, el cual necesita para sostener su eficacia de la producción social de diversos tipos de discursos que legitiman esa desigualdad como también las mentalidades y prácticas discriminatorias. Es por eso que esta puede potenciarse con la ausencia de leyes que favorecen a las mujeres o peor aún, si bien hay leyes a favor de los derechos de la mujer, poco es el ejercicio de las mismas, en función de mantener este ordenamiento cultural y arbitrario donde la mujer es considerada inferior, continuando así, la legitimación de desigualdad de género.

Referencias:

Bonino Méndez, L. (2003). Micromachismos: La Violencia Invisible en la pareja [en línea], disponible en http://laciutatinvisible.coop/wpcontent/uploads/2014/05/micromachismos_0.pdf

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Burin, M. (1996) Género y Psicoanálisis: Subjetividades femeninas vulnerables. En Burin, M y Bleichmar E. D. Género, psicoanálisis, subjetividad (pp. 61 – 99). Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Gosende, E. (2010) ¿Por qué los varones desconocemos los cambios de género? resistencias al reconocimiento del género en los varones. II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVII Jornadas de Investigación Sexto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. Recuperado de https://www.aacademica.org/000-031/31

Michel Fariña, J. J.; & Alejandra, T. M. (2016). "¿Cómo leer un film? La formación ética a través del cine y la virtualidad". En Informática na Educação: teoria e prática, 19 (1), pp. 69-83.

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Tajer, D. (2009) Modos de subjetivación: modos de vivir, de enfermar y de morir. En Tajer D. Heridos Corazones. Vulnerabilidad Coronaria en Varones y Mujeres (pp. 47– 68). Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Vicent Marques, J. (1997) Varón y Patriarcado. En Valdés, T. y Olavarría J. (eds.) Masculinidad/es. Poder y Crisis (pp. 17 – 30). Santiago de Chile. Chile: Ediciones de las Mujeres N°24.

Wolitzer, M. (2003). The Wife. New York: Scribner Book Company.



NOTAS




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COMMENTS

Message from Sofia Godoy  » 8 de octubre de 2023 » sofiagodoy99@gmail.com 

Desde Castoriadis podemos definir una institución como una red simbólica socialmente sancionada en la cual se articula junto a su componente funcional un componente imaginario donde se inscriben sus prácticas, sus saberes y experiencias. En esta línea de pensamiento es pertinente pensar al ‘Género’, comprendido desde un paradigma hetero- normativo patriarcal binariamente distribuido, como una institución en si misma cuya red de significaciones imaginarias influye en la conformación de los modos de subjetivación de las identidades sexuadas (Tajer, 2009), estos modos de subjetivación que producen desigualación se estructuran desde una lógica ‘atributiva, binaria y jerárquica’. (Fernández, A. M. 1993). Estos modos de subjetivación que producen desigualación se estructuran desde una lógica ‘atributiva, binaria y jerárquica’. (Fernández, A. M. 1993). Cuando hablamos de atributivo estamos haciendo referencia a lo que Fernández llama “espíteme de lo mismo” donde el modelo de sujeto humano queda representada por la formula Hombre=hombre y dejando a la alteridad en la posición de inferior y construyéndose a partir de la negatividad. Con esto último nos referimos a la binaridad en tanto son dos valores posibles los que pueden habitarse, aquí entra en juego la dimensión ética dentro del campo del semejante donde definimos ‘quién es sujeto para mí’, el problema es que se definen de forma negativa, ya que no hablamos del alter en términos de A y B, sino más bien es un A y no A, es decir no nos referimos a un “yo y el otro”, sino a un “yo y no yo”. Por último la desigualación se estructura en términos de jerarquía, donde podemos entrelazar la dimensión política que plantea la distribución asimétrica de poder, ¿Quién posee el poder discursivo? Y quién tiene habilitado ocupar los espacios público y privados
Así mismo, la dominación masculina dice Bourdieu es paradigmática para entender la violencia simbólica en tanto es constitutiva del campo y estructura un modo de percibir y actuar de todos los agentes. Esta violencia simbólica es aquella que se ejerce sobre un agente con su complicidad y que se produce en un doble movimiento de ‘desconocimiento’, de modo que no se percibe como tal (no se percibe de forma violenta), y de ‘reconocimiento’ referido a dar un mundo por sentado, relacionado a la naturalización de imposiciones que adquieren carácter de verdad.
Con estos conceptos como herramienta es que podemos pensar en los mecanismos de producción y reproducción de poder y del ejercicio de la violencia simbólica. Las producciones de sentido histórico social se despliegan de forma discursiva, ¿Qué quiere decir esto? Que se producen y reproducen a través de los relatos, de los discursos que conforman mitos sociales. Estos mitos operan como cristalizaciones de sentido y son eficaces en la transmisión de significaciones ya que se consolidan a su vez en la ilusión de atemporalidad (Fernandez, A. M. 1993), en tanto se inscribe en el orden natural. Los tres grandes mitos que funcionan como ordenadores en la construcción de la subjetividad femenina son MUJER=MADRE, MUJER=PASIVA, MUJER=AMOR ROMÁNTICO en contra posición el HOMBRE=ACTIVO y como el “príncipe azul” proveedor de material y sentido. Tajer nos dice que “los mandatos sociales de género y las relaciones asimétricas de poder entre varones y mujeres, generan condiciones de sometimiento y despojo”.
Es bajo esta lógica que podemos pensar el desarrollo del personaje de Joan, como el de la gran mayoría de las mujeres en la sociedad, asumiendo naturalmente su ‘rol de mujer’, esposa, pasiva a merced de su esposo. Gabriela en su desarrollo se cuestiona “¿es esto sostenible?, ¿hay posibilidades de cambio? ¿Es posible ser esposa, ser madre, ser mujer al mismo tiempo? Mi respuesta en principio seria sí, es completamente sostenible y resulta completamente posible ser esposa, madre y mujer al mismo tiempo, lo ha sido a lo largo de toda la historia. Lo que yo me preguntaría quizá sería ¿es deseable?
No solo a través de la película, sino de la sociedad hemos entendido que no, no lo es, o por lo menos no debajo de estas lógicas estrictamente binarias. O quizá si es deseable, pero ¿es satisfactorio?

"Cuando una estructura de creencias sobre el cambio social se combina con el reconocimiento de que el orden social es ilegítimo, los miembros del grupo pueden desarrollar alternativas cognitivas (esencialmente conformadas por una ideología crítica y una hoja de ruta para el posible logro del cambio social) y participar en la competencia social: implica la competencia directa con el exogrupo por el estatus, que puede ir desde el debate, la protesta, hasta la revolución y la guerra" (Hogg,2016, p. 8).
En conclusión, lo importante es no caer en la forma reificada de aprehender, sino más bien hacerlo a través de un trabajo de elucidación crítica abriendo paso al cuestionamiento, a la deconstrucción y construcción de nuevas conceptualizaciones que puedan posicionarse por fuera de esta lógica de lo “O” y más bien posicionarse en una lógica de pensamiento múltiple, en proceso y paradojal, de lo “Y”. Darle el paso a lo instituyente que abra nuevos horizontes y permita generar nuevos modos de habitar le mundo, nuevas formas de vivir del goce.
Referencias:
Bourdieu, P. y Wacquant, L. (2005). Lenguaje, género y violencia simbólica. En P. Bourdieu y L. Wacquant, Una invitación a la Sociología reflexiva (pp. 205-248). Siglo XXI.
Fernández, A.M. (1993) Madres en más, mujeres en menos: los mitos sociales de la maternidad y La mujer de la ilusión. En Fernández A.M. La Mujer de la Ilusión (pp. 159 – 184 y 239 – 264). Buenos Aires, Argentina: Paidós.
Hogg, M. A. (2016). Teoría de la identidad Social. En S. McKeon et al. (eds), Understanding Peace and Conflict Through Social Identity Theory. Suiza; Springer
Tajer D. (2020) Pensando con Silvia Bleichmar la relación entre subjetividad, poder, psicoanálisis y género. En Psicoanálisis para todxs. Por una clínica pospatriarcal, posheteronormativa y poscolonial (pp.111-122). Buenos Aires, Argentina: Topía Editorial.
Tajer, D. (2009) Modos de subjetivación: modos de vivir, de enfermar y de morir. En Tajer D. Heridos Corazones. Vulnerabilidad Coronaria en Varones y Mujeres (pp. 47– 68). Buenos Aires, Argentina: Paidós.



Message from Ceci Viviana  » 27 de agosto de 2023 » vivice07@hotmail.com 

Surgen reflexiones acerca de las relaciones de poder que, de manera asimétrica, han caracterizado el vínculo entre hombres y mujeres.
Un dicho popular versa que “Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer” y refleja así las sombras en las que se han desempeñado las mujeres cuyos talentos han sido invisibilizados al interiorde su “reino”: el hogar.
El modo tradicional de subjetivación según el género ha dejado perdidosas a las mujeres a lo largo del tiempo, el precio que han pagado por la comodidad de dejar que otros decidieran por ellas es la dificultad actual de acometer con confianza hacia su desenvolvimiento, hacia su deseo.
La película muestra el patriarcado desde el interior de una pareja heteronormativa y cómo el hombre vive libremente su deseo, pero cuando el deseo de la mujer asoma pone en tensión viejos valores exigiendo fuerza, valor, determinación y muchas veces enojo y agresividad.
Para el varón, a su vez, sostener esa masculinidad hegemónica le exige a veces demasiado y lo exime de expresar sus emociones y tal vez, disfrutar de los afectos libremente.
Miremos esperanzados las pequeñas rebeliones cotidianas que están dando lugar a nuevas masculinidades y femineidades quizás despojadas de estereotipos, donde la igualdad logre brincar desde la fría letra de las leyes que promueven la igualdad hacia los momentos de la vida diaria y real.



Película:La buena esposa

Título Original:The Wife

Director: Björn Runge

Año: 2017

País: Reino Unido

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