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Arte cinematográfico: pasador de lo real

por de Toro, Marta Lilian

Resumen:

Desde temprano el cine se ocupó de intentar representar los horrores cometidos contra pueblos, minorías y sujetos; no sólo consecuencia de guerras, sino por esa forma de destrucción que desde Raphael Lemkin (1944) tiene nombre propio: genocidio.
El film Subasta de almas (1919), estrenado en Argentina en 1920, es considerado la primera película sobre un genocidio moderno: el armenio. Tanto las idas y venidas del film como los avatares del negacionismo de este genocidio, van en paralelo. Pero trazas, huellas, del film recuperadas, revisitan las representaciones y estéticas epocales de dichas masacres; renovando el incansable intento de simbolizar, bordeando lo imposible, algo de lo olvidado y negado tan intensamente. Que algunas versiones del film recuperado (fragmentos) y homenajes estén al alcance del público (Youtube), me llevó desde la sorpresa a desear escribir alguna articulación posible a partir de la hipótesis presentada por los licenciados Eduardo Laso y Juan J. Michel Fariña (2020): el cine como pasador de lo real. Cuestión compartida con otras formas estéticas de representación –no sólo del tema genocidios–, suplementan a la cinematográfica y esta a las primeras.

Palabras Clave: genocidio | arte | psicoanálisis | pasador

The art of cinema: passer from the real

Abstract:

Since its early stages, the art of cinema has tried to represent the horrors committed against peoples, minority groups and individuals; not only as a consequence of war but also that particular form of destruction whose name was coined by Raphael Lemkin in 1944: genocide.
Ravished Armenia (1919), released in Argentina in 1920, is considered to be the first movie about a modern genocide: the Armenian genocide. The vicissitudes of the film and the variability of the denialism of this genocide go hand in hand. However, recovered clues and traces of the film revisit the representations and period aesthetics of said massacres; renewing a relentless attempt to symbolize –to an almost impossible extend– part of what has been forgotten or so intensively denied. The fact that some versions of the recovered film (fragments) and homages to it are widely available (YouTube) has led me to write about the hypothesis presented by Eduardo Laso and Juan J. Michel Fariña (2020): the cinema is a passer from the real to the symbolic through images. This topic is shared with other aesthetic forms of representation - not only of the topic of genocides – which, together with filmmaking, supplement one another.

Keywords: genocide | art | psychoanalisis | passer

A modo de introducción

Hablar de películas sobre las masacres y los genocidios del siglo XX, en la actualidad, nos llevaría a una lista larga que no sólo nos remitiría al caso judío, sino al armenio, al de Camboya, los Tutsis de Ruanda, los crímenes en Kosovo, Sudán… Y más recientemente, siglo XXI, en: Ucrania, nuevamente Armenia y en Medio Oriente. Las manifestaciones artísticas que se ocuparon, y lo siguen haciendo, para dar cuenta de los excesos de la crueldad, de los que apenas puede dar cuenta el término horror, son variadas: literatura, pintura, escultura, fotografía, cine, performance, dibujos monumentales en las fachadas de los edificios, .... En un primer momento, mostrar lo silenciado y omitido buscaba una concientización de la población –internacional, más que de la local–, para ayudar a dichas poblaciones, sobrevivientes y testigos.

Con el correr de los años, más de un siglo luego del genocidio armenio, al que sobrevivió la joven armenia Aurora Mardiganian, protagonista del relato y del film Subasta de almas, las investigaciones de historiadores, fructíferas en las últimas cinco décadas, permitieron ubicar el inicio, de lo que luego fueron los genocidios modernos, en el exterminio de los hereros en África (1904 y 1907), por el poder colonialista de Alemania. Seguido de los crímenes contra la humanidad por parte de la Unión Soviética: las hambrunas sistemáticas de millones de ucranianos y campesinos “ricos” (gulags). [1]

Este apartado no aspira a hacer historia –así como tampoco clínica psicoanalítica aplicada, ni psicologización de los personajes–, mas las investigaciones en este campo vienen aportando nuevos datos que permiten una relectura, sacando a la luz lo sabido intencionalmente ocultado durante años. Datos que han renovado la filmografía sobre los genocidios, principalmente el armenio: modelo de genocidio moderno y modelo de negacionismo. Aunque eran conocidas las masacres contra los armenios a nivel internacional mientras estas sucedían, llegó un tiempo en el que diarios, libros, comunicaciones y films dejaron de circular a uno y otro lado del Atlántico. Silencio y luego el olvido; pero no por parte de los sobrevivientes y sus descendientes. Silencio sostenido por varios factores en juego, –intereses y complicidades en lo geopolítico y lo económico, por ejemplo–, de los poderes de turno.

En el eje principal del negacionismo del genocidio armenio, hasta la fecha, está la negación por parte del perpetrador: el Imperio Otomano en sus inicios, seguido luego por el oficialismo de la Nación (moderna) turca. Siendo los aliados vencedores de la Gran Guerra, –luego llamada I Guerra Mundial–, sus intereses económico-políticos pesaron en la región, edulcorando la posición de Turquía: la del no reconocimiento del genocidio. Se sumó el relativismo histórico que primó durante años; situación sostenida mucho tiempo por los “aliados” post II Guerra Mundial y las instituciones internacionales. (Turquía, hoy, sigue formando parte de la ONU y de la OTAN.).

Es cierto que, pasando mucha agua bajo el puente, se fueron sumando países al reconocimiento de este crimen genocida contra el pueblo armenio; y comenzó a hablarse del tema en distintos foros académicos y judiciales. Llamado “el genocidio olvidado”, este empezó a perforar las barreras de la negación, la distorsión y el silencio. Diferentes Parlamentos del mundo comenzaron a reconocerlo: el primero fue el de Uruguay (1965) y luego el de otros países, incluidos Argentina (1° de setiembre de 1987), Francia y Canadá entre otros. [2] Y en 1997 la Asociación Internacional de Estudios sobre Genocidio reconoció el caso armenio.

En un viaje que hice por Turquía (2018), pude escuchar cómo este discurso negacionista se sostiene en lo cotidiano: hoteles, guías de turismo, negocios. Incluso, por parte de habitantes que están en contra de las tendencias tradicionalistas adjudicadas al actual presidente. Ellos defienden al fundador de la nación moderna: Mustafa Kemal Ataturk. El llamado relativismo histórico, o la dualidad de posiciones en relación al tema es a lo que más se logra llegar en las conversaciones, (al menos en mi experiencia como turista en un viaje de tipo histórico-geográfico).

Por ello la importancia, en los últimos años, del cambio de posición de algunos historiadores e intelectuales turcos; no sin pagar el precio del exilio o la cárcel. Recordemos, por ejemplo, al escritor turco Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura 2006, quien fue recibido con gran satisfacción por la Sociedad de Escritores Armenios, y más por reconocer el genocidio armenio. En su país fue procesado por lo que dijo sobre las masacres armenia y kurda.

En busca de un significante nuevo

Antes de continuar, me interesa citar un nombre fundamental en la historia del siglo XX en relación al tema: el de Raphael Lemkin, polaco de origen judío que, impactado por lo que se hizo con los armenios, años después publicó su libro: El dominio del Eje en la Europa Ocupada (1944), donde dejó asentado un nuevo término para estas matanzas: genocidio. Lemkin definió un nuevo tipo de delito: el que no atentaba ya contra un estado o nación, sino que constituía una amenaza extendida y, como tal, debía tener denuncia, juicio y pena a los criminales a nivel internacional, no importando el lugar o país donde se cometiera. Al mismo tiempo, dio cuenta de la gravedad de su impunidad, pues desde 1915 en adelante se había repetido. Dejó así asentada la negación del genocidio armenio: 1915/1923. [3] La reiteración siguió; –por mi parte, considero que favorecida por la impunidad que estaba en los fundamentos de estos sucesos–.

La familia de Lemkin fue asesinada durante el Holocausto y él tuvo que huir en 1939, llegando a Suecia. A pesar de su empeño, la Liga de Las Naciones no aceptó su propuesta (1933): la del crimen de genocidio. Pero él siguió ocupándose, investigando las características del modo de ocupación y matanzas nazis. En 1941 se radicó en EE. UU, enseñó Derecho, y en 1944 publicó el libro citado más arriba. En el capítulo nueve aparece su nuevo concepto: Genocidio [4]: “Los objetivos de un plan semejante serían la desintegración de las instituciones políticas y sociales, de la cultura, del lenguaje, de los sentimientos de patriotismo, de la religión y de la existencia económica de grupos nacionales y la destrucción de la seguridad, libertad, salud y dignidad personales e incluso de las vidas de los individuos que pertenecen a dichos grupos. El genocidio se dirige contra el grupo nacional como una entidad, y las acciones involucradas se dirigen contra los individuos, que pertenecen a dichos grupos.”

Es de destacar que dicho crimen no se funde con los crímenes de guerra y coexiste junto a los crímenes de Lesa Humanidad (aceptados como tales en 1998, en el art. 7 del Estatuto de Roma); siendo IMPRESCRIPTIBLE. Y fue el 9 de diciembre de 1948 que la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, incorporó la noción de genocidio como prácticas que buscan el exterminio no sólo físico sino a través de todas las manifestaciones que caracterizan al grupo perseguido.

Aurora Mardiganian: del libro a la película…

En la introducción del libro El Genocidio Armenio. Un caso paradigmático de negación, Nélida E. Boulgourdjian nos refiere que la historiografía sobre el “Genocidio Armenio” recorrió carriles opuestos: los armenios intentaron sacar a la luz lo ocurrido y el Estado turco optó por el ocultamiento. Así, hasta la década de 1980, Turquía mostró poco interés por la “verdad histórica en la esfera pública”, mientras la memoria colectiva se construyó sobre la historiografía oficial. La que ya en torno a 1915 tuvo varias publicaciones que sostenían la justificación de la violencia contra la minoría armenia; elementos presentes en las Memorias póstumas de Talaat Pashá, –luego juzgado y declarado culpable en ausencia–, quien sostuvo que “los armenios de las provincias orientales habían sido deportados sin la mediación de un plan predeterminado de aniquilación”. Boulgourdjian sostiene a lo largo de esta compilación, extensa y exhaustiva, y en otros libros de su autoría, algo muy interesante en relación a los avatares del genocidio y su negación; como también sobre la fecha de filmación y estreno (en varios países) del film que nos ocupa en esta presentación, articulando momentos de la historia testimonial de Aurora. Por un lado, como tantos otros investigadores vienen mostrando, hay textos que prueban que desde el mismo momento en que ocurrían los hechos, “sus responsables pusieron en marcha un sistema de defensa cuyo objeto era transformar la verdad histórica en una cuestión sujeta a controversia”. Por otro, el tema de dicho genocidio contó con aportes de documentos valiosos –como informes de diplomáticos alentados por los aliados–, para dar cuenta de los hechos que el oficialismo insistía en desmentir. Y, en tercer lugar, resalta la importancia de las memorias de sobrevivientes y de testigos oculares, como el caso de Aurora, que, si bien luego se olvidaron, dejaron huella. Varios materiales testimoniales han sido reencontrados y salieron a luz pública.

Hasta la fecha, el testimonio de mayor difusión son las memorias de Aurora Mardiganian. Aurora, joven que sobrevivió al exterminio, que huyó y llegó a EE.UU. buscando a su hermano y que en su lengua (armenia) contó sus padeceres y los que vio, dando lugar a que se escribiera un libro (en inglés): The Ravished Armenia: the Christian Girl who Survived the Great Massacres (1918). Sobre este libro, presentado como novela, se hizo el guion de la película estrenada en 1919 en Nueva York y en otras ciudades estadounidenses, como también en países de Latinoamérica y en Londres. En Buenos Aires, Argentina, se estrenó el 1° de setiembre de 1920 en la sala Callao.

En estos pocos años, (recordemos que el genocidio se extiende desde 1915 a 1923, más allá de la Gran Guerra), hubo una situación particularmente importante, ubicada por Boulgourdjian: el estado turco durante un “breve momento de sinceramiento, bajo la dominación aliada”, mientras se llevó a cabo el juicio (1919) a los responsables de las masacres cometidas, condenados en ausencia, como se dijo [5], evitó hablar de la minoría cristiana. Y en este film, por varios motivos y por el contexto y época en que el film se estrenó, se enfatiza la perspectiva cristiana. Ejemplo de ello, como punto más álgido, de gran impacto por lo estético sobre el público, son las escenas de la crucifixión de las jóvenes que se negaron a convertirse al islam; en vez de mostrar sólo el empalamiento con las espadas: culturalmente otomano más que cristiano. Además, los desnudos se velaron artísticamente. Las escenas de hambrunas y matanzas no se mezquinaron, pero se vieron superadas por los efectos en el público de las violaciones sexuales. Hoy no impactan del mismo modo que cuando se estrenó dicho film; mas en la moral cultural de los años ‘20 del siglo pasado: ¡sí, y mucho!

De censuras, pérdidas y trazas recuperadas

El estreno de Subasta de almas, tanto en EE.UU. como en otros países, estuvo rodeado de polémicas, pero convocó al público y logro su cometido: recaudar fondos para ayudar a los sobrevivientes. En nuestro país recibió comentarios elogiosos por la dirección y reconstrucción de los hechos. Sin embargo, no quedó exenta de críticas y presiones para hacerle recortes por los desnudos y las escenas de violencia.

En el valioso artículo Memoria y olvido del genocidio armenio. El estreno en Argentina de Subasta de almas (1919), Lior Zylberman [6] reconstruye el estreno argentino, aportando detalles de censuras; distribución, con sus compras y venta de derechos; críticas y publicidad en semanarios, periódicos y revistas de la época; y más… También nos comenta que en 1923 tuvo lugar la amnistía general, y que a pesar de “las acciones de venganza por parte de la Federación Revolucionaria Armenia, conocida como Operación Némesis [7], que consistió en el asesinato selectivo de políticos y militares” implicados en las matanzas, la nueva reorganización geopolítica llevó a que se olvidara este genocidio.

Pero antes, como se dijo, estuvo el testimonio escrito y filmado de Aurora. La película, si estamos poco advertidos, tiene algunos pasajes que hoy se pensarían como documentales. No fue así, fue un film con la distancia y licencias ficcionales del gran espectáculo del momento y la época. Como sostiene Zylberman, “tendencia que se venía repitiendo desde fines del siglo XIX: utilizar la imagen –fotográfica o cinematográfica– para concientizar sobre las violaciones de derechos humanos.” Además, nos refiere que en ese momento era más por la concientización que por lograr efectos memorísticos. De ahí, quizás no podemos descartarlo completamente, el no cuidado en la preservación de los materiales; amén de que en parte hubieran participado las intenciones turcas, y de los gobiernos que las apoyaban, de eliminar todo rastro de la masacre. Sobre este último tópico, el autor tiene su hipótesis, bien argumentada, que sugiero leer con atención atenta.

Otro dato valioso que nos acerca este autor es: el tiempo en que el genocidio fue conocido, lamentado y difundido, por el libro y la película, ante el público estadounidense y también al argentino, coincidió con que Armenia era un estado-nación independizado: la República Democrática de Armenia. Fueron sólo cuatro años, ya que en 1920 fue ocupada por la Unión Soviética, pasando a ser la República Socialista Armenia hasta 1991. Durante esos años la diáspora armenia pudo dar cuenta de lo sucedido. Después, ese período fue reprimido, retornando en parte como recuerdos y políticas de la memoria. Lo grave es que también fue renegado y/o forcluído por muchos, especialmente por el perpetrador, lo que dio y sigue dando retornos en lo real de las repeticiones genocidas.

Aurora, como otras jóvenes armenias, fue violada y secuestrada en un harén; pero pudo huir y con ayuda humanitaria llegar a EE.UU., donde buscará a su hermano. Ella contará, hablará, y sus testimonios serán recogidos en el libro: Ravished Armenia en EE.UU., The Auction of Souls en Reino Unido y Subasta de almas en Argentina; luego puestos en guion y filmados, actuando Aurora como protagonista de su historia, la que fue contada por Henry Gates. Zylberman nos advierte sobre algunos puntos: a) Aurora Mardiganian casi no hablaba ni leía en inglés: “apenas pudo verificar la reconstrucción que Gates hizo de su historia”; b) por el contexto epocal, el film mostró “una fantasía orientalista ya que si bien las deportaciones, las masacres y el hambre fueron cuestiones que se informaron en forma recurrente (…), fue la dimensión sexual de la violencia lo que se enfatizó en la película”.

Por esta presencia en el film de mujeres, jóvenes y niñas violadas y empaladas, las que eran cristianas y blancas (lo religioso y lo racial), lo espectacular prendió y las censuras se pusieron y se levantaron una y otra vez durante varias semanas, en casi todos los países. Argentina no fue la excepción; hubo cortes, pero no sabemos qué partes ni su contenido. Es decir, lo que nos llega hoy –por la recuperación de un carretel de pocos minutos–, tiene lagunas; no por ello es menos valioso.

La hipótesis de Zylberman sobre los porqués de la censura en Argentina tiene un apasionante y exhaustivo desarrollo en su artículo, tema que no desarrollaré en este apartado; lo que sí diré, siguiendo sus recorridos, es que luego de idas y venidas de censuras y cambios de dueño del film, la última vez que se exhibió en una sala de la capital (la Princesa), fue el 21 de diciembre de 1920. Luego no se exhibiría más ante el gran público. Tanto film como genocidio quedaron silenciados. Hasta que en 1994 “el argentino Eduardo Kozanlian, (…) conoció en Armenia a Yervánt Setián, un cineasta y archivista (…). Entre las pertenencias que Setián pudo rescatar, sin saberlo, se encontraban unos minutos de Subasta de almas. Esos fragmentos fueron los que Kozanlian encontró en 1994. Tiempo después, Kozanlian donó ese metraje al Museo-Instituto del Genocidio Armenio en la ciudad de Ereván”.

Lo cinematográfico: una estrategia artística ante lo real

A partir de la conferencia que Jacques Lacan pronunció el 8 de julio de 1953, donde presentó los tres registros o coordenadas fundamentales como variables de la función del sujeto y de su realidad psíquica: lo simbólico, lo imaginario y lo real, estas tres dimensiones estarán presentes a lo largo de toda su obra. Así, arribará a su seminario XXII (1974-75): R.S.I (real, simbólico, imaginario), identificándolas con tres redondeles de cuerda anudados borromeanamente. Con estas dimensiones dará cuenta de diferentes aspectos del sujeto y de cómo operar con ese nudo en la experiencia del análisis.

Estas coordenadas entraron a formar parte de las elaboraciones en distintos campos disciplinarios; y estos, también, fueron articulándose con el del psicoanálisis.

Por tratarse de tres registros que son los esenciales de la realidad humana, distintos, pero equivalentes, los encontramos como valiosísimas herramientas de lectura en el campo de las artes.

A grandes rasgos, podemos decir que lo real es aquello imposible de terminar de simbolizar, –por estructura, por lógica–, lo que no cesa de insistir en la compulsión de repetición, como tan bien lo ubicó Sigmund Freud en su segunda tópica (1920), aunque eso es ya una forma de intentar alguna inscripción simbólica posible. Y, como lo capta Lacan en la conferencia antes citada, podemos decir que “Lo real es (…) el instante desvanecido…”

Lo simbólico corresponde al orden de la palabra (o sea: el símbolo), del lenguaje, del significante y del sujeto como efecto del mismo. Mientras que lo imaginario da cuenta de las imágenes y de las satisfacciones ilusorias que dan al sujeto su lugar y noción de mundo y la forma de vincularse en él y con los otros a través de sus fantasmas.

Pues bien, aunque de manera distinta, los caminos del arte y el psicoanálisis buscan dar cuenta de aquello de lo real que irrumpe como traumático, a veces de manera catastrófica dejando al sujeto marcadamente indefenso (como en su origen: siempre en estado de prematuración), para “que ese real deje de ser una mortificación hecha herida abierta, instalada como repetición vana. En ese sentido, el cine es pasador de lo real a lo simbólico a través de las imágenes”. [8]

Nos recuerda Lacan, en el seminario Aún (1972-73), que escritos y producciones artísticas en general, desde Aristóteles hasta Freud, –producciones en y por el lenguaje: aparato de goce por excelencia–, a través de las épocas, en la cultura occidental, nos legaron universos simbólicos. Entonces, circularon el Bien, lo Verdadero y lo Bello. Éste último, sin importar los cánones estéticos de época de belleza o fealdad, es el último velo ante la falta fundamental, ante la castración. Plano que vela y re-vela aquello que puede pasar de lo real, y que, sin llegar a los extremos de lo banal ni lo obsceno, puede producir en el espectador de un film no sólo placer, sino, a veces, angustia. También capturar, atraer y generar efectos en tanto lo enigmático asoma allí.

Cuando hablamos de duelos, sobre todo ante la pérdida en lo real, tanto sociales como singulares, algo podría bordearse ante dicha falta; allí, las imágenes funcionarían como velos de lo imposible de decir y mostrar en los intentos de transmisión. Ejemplos de ello, no sin algunos extremos complejos y polémicos, son los films que insisten en producir representaciones que den cuenta de los genocidios.

En el caso armenio, –aunque no sólo–, y quizás más por redoblarse el arrasamiento de los sujetos por el negacionismo, la película Subasta de almas habló en el pasado. Y todavía sigue hablándonos… luego de un prolongado intervalo de silencio y olvido; ya que, al recuperarse minutos del film y agregársele los saberes adquiridos por las investigaciones posteriores, se resignifica por un lado y, por otro, se refuerza su primera producción literaria. Porque en Argentina, [9] en 2023, se publicó el libro de los testimonios de Aurora que, a partir de recuperarse minutos de la película y de trabajar con el agregado de las notas recogidas por Kazanlian durante años, dio un renovado libro.

En la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (20.10.2022), en el Auditorio Jorge Luis Borges, Pablo Alí, escritor que formó parte del equipo que trabajó junto a Kazanlian, presentó, junto a otros, el libro suplementado a partir de revisitar ese fragmento cinematográfico –del original perdido–, el que volvió a dar voz a los testimonios de Aurora. Un pasador en las imágenes restauradas del cine silente (antes llamado mudo), de voces y padeceres de la masacre aún no reconocida por el estado turco. Un hito importante para seguir haciendo las vueltas del duelo generacional. (Tal vez Aurora hizo su singular duelo a partir de sus decires en libro, film, entrevistas, …)

En relación al velo de lo Bello, rescato, como se hizo en el estreno, la estética de las crucifixiones de las 16 jóvenes; el número 17 se salvó: Aurora, por faltar una cruz. Ficción que hace de estas escenas-imágenes el pasador de lo real de un dolor imposible de narrar y mostrar. Las críticas del siglo pasado, como se dijo, influyeron en la aceptación por parte del gran público. En el caso de las imágenes de los cuerpos femeninos empalados por espadas, pero con más ropas, hoy parecen ingenuas; en su momento impresionaron tanto que el film en Argentina fue prohibido a la vista de las mujeres.

Hoy, es valiosísimo que jóvenes, y no tanto, podamos ver en Youtube [10], los minutos rescatados de esta película.

Comentario sobre comentarios actuales

Llegados a este punto, me interesa resaltar que eso enigmático, presente en Subasta de almas, vía la sublimación, eso que atrae y al mismo tiempo se rechaza, sigue produciendo efectos. A pesar de haber pasado más de un siglo, se sostiene ese no querer saber y retroceder ante la castración, ante esa falta radical: lo real, en la constitución del sujeto. Ello se lee en los comentarios subidos a la presentación, arriba citada, del carretel rescatado del film en YouTube (que invito a visitar), en español y de estos últimos años. Como ejemplo: uno de ellos dice que no pudo tolerar terminar de ver el video. Entonces, esta obra cinematográfica, bella estéticamente aún hoy, a pesar del tiempo y sus recortes por censuras y pérdidas de material, es “pasador de lo real”, tanto en el pasado como en la actualidad.

Referencias:

Biblioteca Nacional Mariano Moreno. (22 de noviembre de 2022). Subasta de almas. Armenia arrasada: la historia de Aurora - Mardiganián.https://www.youtube.com/watch?v=sPe2RyqR7Ts

Boulgourdjian, Nélida E. (2020). Negacionismo del Genocidio Armenio: una visión desde el presente. Comp. 1ª. Ed. CABA: Prometeo Libros-EDUNTREF.

Dadrian, Vahakn N. (2004). Los factores comunes en dos genocidios descomunales. Una reseña de los casos armenio y judío. Bs. As. Fundación B. Arzoumanian.

Diario Armenia. (07.11.2023). Presentación de Subasta de almas o Armenia arrasada de Aurora Mardiganian. – 15/11. https://www.diarioarmenia.org.ar/presentacion-de-subasta-de-almas-o-armenia-arrasada-de-aurora-mardiganian-19-11/

Di Pinto, Claudio. (2016). Estrategias ante lo real. Constitución subjetiva, efectos en la clínica psicoanalítica.1° ed. Buenos Aires. Letra Viva.

Lacan, Jacques. (2004). Aristóteles y Freud. La Otra Satisfacción. (Clase: del 13 de febrero de 1973). En: Paidós. El seminario de Jacques Lacan: libro 20: Aún. (1972-73). 1° ed. 5° reemp. Buenos Aires. Paidós.

Laso, Eduardo y Michel Fariña., Juan J. (Marzo-Junio: 2020). El cine como pasador de lo real. Vol. 10. No. 1, pp. 87-93. Ética & Cine.

SoyArmenio.com (12 de setiembre de 2020). Ravished Armenia / Subasta de almas(sub. español) Estados Unidos, Oscar Apfel, 1919. https://www.youtube.com/watch?v=AmaC6fmKldE

Zylberman, Lior. (2018). Cine documental y genocidios. Algunos problemas Éticos. Vol. 8. No. 3, pp. 33-41. Ética & Cine.

Zylberman, Lior. (2019). Memoria y olvido del genocidio armenio. El estreno en Argentina de Subasta de almas. (1919). Vivomatografías. Año 5, n. 5, pp. 5-39. Revista de estudios sobre precine y cine silente en Latinoamérica.



NOTAS

[1Artinian, Juan Pablo. (Noviembre: 2015). El Genocidio a partir de una mirada histórica desde el siglo XX y el Genocidio Armenio hasta los crímenes contra la humanidad del siglo XXI, pp.94-101. Voces del Fénix.

[2Artinian, J. Pablo. (2021). El Genocidio Armenio, su importancia como prototipo de los Genocidios de la Modernidad. Clase I° del Curso de Postgrado: 2021-´22. Genocidios y Crímenes contra la Humanidad. Una introducción a su estudio. (Filo:UBA)

[3El Tratado de Lausana (1923) incluyó una Declaración de Amnistía para todos los delitos cometidos entre 01.08.1914 y el 20.11.1922 en Turquía.

[4Genocidio: etimológicamente deriva del griego genos: tribu o raza; y del latín cide: matar. Por eso Raphael Lemkin cita en su libro los términos: tiranicidio, homicidio, infanticidio.

[5Como se muestra en un film de los últimos años: La masseria delle allondole, (distribuida como El destino de Nunik), 2007, escrita y dirigida por Paolo y Vittorio Taviani.

[6Doctor en Ciencias Sociales, Investigador del CONICET, Investigador del Centro de Estudios sobre Genocidio (UNTREF), entre otros tantos títulos y cargos en universidades. También investigó y escribió en torno a la representación de los genocidios en el cine documental.

[7En el film Ararat (2002), de Atom Egoyan, se hace referencia a un episodio de la Operación Némesis, - catalogándola con la dimensión de terrorista.

[8Laso, Eduardo y Michel Fariña., Juan J. (Marzo-Junio: 2020). El cine como pasador de lo real. Vol. 10. No. 1, pp. 87-93. Ética & Cine.

[9Diario Armenia. (07.11.2023). Presentación de Subasta de almas o Armenia arrasada de Aurora Mardiganian. – 15/11. https://www.diarioarmenia.org.ar/presentacion-de-subasta-de-almas-o-armenia-arrasada-de-aurora-mardiganian-19-11/

[10SoyArmenio.com (12 de setiembre de 2020). RAVISHED ARMENIA/SUBASTA DE ALMAS (sub. español) Estados Unidos, Oscar Apfel, 1919. https://www.youtube.com/watch?v=AmaC6fmKldE




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Película:Subasta de almas

Título Original:Ravished Armenia

Director: Oscar Apfel

Año: 1919

País: Estados Unidos

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