Se han filmado muchas películas sobre los derechos de las minorías sexuales, y también muchas otras denunciando la discriminación de la comunidad afroamericana en los Estados Unidos. Pero estaba pendiente realizar un film que reuniera ambas injusticias, que transitaron juntas durante décadas en medio de un silencio cómplice y ominoso.
Se acaba de estrenar y está disponible en Netflix “Rustin”, que narra un breve período de la vida del activista afroamericano Bayard Rustin. El film retrata su protagonismo como líder en la lucha por la reivindicación de los derechos civiles igualitarios en la década de los 60 en Estados Unidos, con el foco en un acontecimiento en particular. Se trata de la gestación, en 1963, de aquella gigantesca marcha de 250.000 personas en Washington en torno a los jardines del monumento a Abraham Lincoln. Punto culminante de una larga lucha reivindicativa en la que Martin Luther King pronuncia su célebre discurso “I have a dream” que quedará para siempre en la historia.
Los años 60 del siglo pasado fueron el escenario de un largo camino de esfuerzos, arbitrariedades y pérdidas personales entre las cuales se cuentan los asesinatos de líderes como John F. Kennedy, en 1963, Malcolm X en 1965 y el propio King, en 1968. El cine ha dado testimonio de estos crímenes y denunciado a sus perpetradores, constituyéndose en un factor clave de conciencia social. A través de importantes directores y actores ha presentado al gran público este lento y costoso proceso por la obtención de la igualdad en los derechos civiles. En esta línea se inscriben los clásicos “Mississipi en llamas”, de Alan Parker (1988), Malcom X de Spike Lee (1992), más recientemente el cortometraje sobre el asesinato de George Floyd en Minneapolis, “Dos completos desconocidos”, de Travon y Roe (2020).
Pero como anticipamos, “Rustin”, suplementa esta saga introduciendo otra dimensión: la condición homosexual del personaje y la denuncia de los prejuicios homofóbicos, elemento que vuelve doblemente original e interesante la historia.
El cine se había ocupado ya de tratar el tema de la diversidad sexual a través de algunos clásicos imperdibles, como “Philadelphia” que introdujo la conmovedora pareja que encarnaron en la pantalla Tom Hanks y Antonio Banderas, sensibilizando sobre el SIDA pero también sobre el derecho al amor entre dos hombres; o el protagónico de Sean Penn en la piel del activista gay Harvey Milk, que reveló una faceta poco conocida de los prejuicios político-sexuales. Las parejas lesbianas también tuvieron un lugar para sus reivindicaciones, especialmente en las series, como Kelly y Yorkie, las encantadoras heroínas del episodio San Junipero, de “Black Mirror”, multipremiado y visto por millones, o la entrañable relación de Naomi y Amaita en “Sense8”, dirigida por las hermanas Wachowski. O para tomar un ejemplo latinoamericano, “El beso de la mujer araña” de Héctor Babenco sobre la novela de Manuel Puig, en la que conviven en una misma celda un prisionero político (Raúl Juliá) con una travesti (William Hurt). [1]
Respecto de política y sexualidad, es imprescindible señalar que la discriminación a las minorías sexuales ha tomado un carácter especialmente brutal bajo gobiernos totalitarios, como ya lo denunciara Carlos Jauregui en 1983 respecto del exterminio de personas homosexuales y travestis bajo la dictadura militar Argentina. Esto se ha ratificado recientemente con la publicación de un listado de 400 nombres de personas de la comunidad LGTBIQ+ que integran la trágica lista de los 30.000 detenidos desaparecidos. [2]
El film “la Peste” de Luis Puenzo, inspirado en la novela de Albert Camus, rescata este aspecto. Situada la historia en un país latinoamericano bajo dictadura militar, las ratas son también los disidentes al régimen que habitan en los socavones, confinados en los centros clandestinos de detención. Un símbolo de que el exterminio incluyó toda forma de disidencia es que promediado el film, cuando retorna la democracia, se libera a un grupo de sobrevivientes y entre ellos aparece Cris Miró, la primera mujer trans que adquirió notoriedad en la Argentina.
El film “Rustin”, producido por Barack y Michelle Obama en 2023, reúne por primera vez racismo y homofobia en una película distribuida a cientos de millones de personas a través de la plataforma Netflix. Este comentario, que evita adelantar detalles de la trama, rinde homenaje al acontecimiento cultural de su estreno y por ciento a la memoria de Bayard Rustin cuya gesta, amorosamente política y sexual, nos regala el privilegio del cine.
NOTAS
[1] Para un recorrido del tema a través de películas y series ver "Cine trans. Las representaciones sociales de la diversidad sexual", de E. Costa, F. González Pla y J. Michel Fariña, en Costa E.. y Etchezahar (Ed.) Diversidad. Identidad. Derechos. Facultad de Ciencias Sociales UNLZ, 2020.
[2] Sobre el tema de desapariciones y diversidad sexual ver esta nota, que se vale de la cifra 30.400 para sensibilizar sobre el tema: https://www.ambito.com/politica/30400-desaparecidos-reconocimiento-y-memoria-la-comunidad-lgbt-dictadura-n5681560
Película:Rustin
Titulo Original:Rustin
Director: George C. Wolfe
Año: 2023
Pais: Estados Unidos
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