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Frente a lo femenino, un rechazo en red

por Payer, Daiana

Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires

Resumen:

El presente trabajo es un extracto y ampliación de una investigación desempeñada para la obtención de un título de grado en Psicología. En el mismo se buscará reflexionar sobre las posibles razones que motivaron el rechazo de la audiencia hacia el film titulado “Red”, producido por Pixar Animation Studios y lanzado por Walt Disney Pictures en el año 2022. Siendo dicho film un óleo preciso de las complejas circunstancias que rodean al hacerse mujer, el mencionado rechazo será indagado a la luz de las teorizaciones psicoanalíticas, principalmente freudianas, que fundamentan el repudio hacia lo femenino, eje y esencia de “Red”.
Una vía frente al rechazo de la feminidad, por parte de la niña en su desarrollo, es el refugio en un armado sintomático muy específico que denominamos estrago. Este armado se observa muy claramente en la protagonista del film, que al rechazar su propia feminidad es reflejo y partícipe del repudio hacia lo femenino que postula S. Freud y que experimentó el público mismo al encontrarse con la ficción que ella protagoniza.

Palabras clave: Cine | Psicoanálisis | Feminidad | Estrago.

Faced With The Feminine, A Rejection on “red”

Abstract:

This work is an extract and extension of a research carried out to obtain a degree in Psychology. It will seek to reflect on the possible reasons that motivated the audience’s rejection of the film titled "Red", produced by Pixar Animation Studios and released by Walt Disney Pictures in 2022. Said film being a precise oil painting of the complex circumstances surrounding becoming a woman, the aforementioned rejection will be investigated in the light of psychoanalytic theorizations, mainly Freudian, that underlie the repudiation of the feminine, the axis and essence of “Red”.
One way to combat the rejection of femininity, by the girl in her development, is to take refuge in a very specific symptomatic weapon that we call havoc. This setup is very clearly observed in the protagonist of the film, who by rejecting her own femininity is a reflection and participant in the repudiation of the feminine that S. Freud postulates and that the audience itself experienced when encountering the fiction in which she stars.

Keywords: Cinema | Psychoanalysis | Femininity | Ravage.

Comprender a la mujer

Es materia conocida que al propio Sigmund Freud lo relativo a la mujer y a la feminidad en general siempre se le presentó, y más profundamente en los últimos tiempos de su obra, como enigma y como resto, obstáculo teórico y clínico. De allí surge el célebre fragmento, expresado hacia Marie Bonaparte y relatado por Ernest Jones, en el que S. Freud indicó: “La gran pregunta que nunca ha obtenido respuesta y que hasta ahora no he sido capaz de contestar, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es ésta: ¿Qué es lo que desea la mujer?” (Jones, 1962, pág. 439).

Esta incógnita fue alimentada inicialmente por los tropiezos a los que se enfrentó S. Freud al momento de intentar dar cuenta del complejo de Edipo en la niña. En un principio, trasladaba íntegramente hacia ella sus descubrimientos del complejo de Edipo en el niño. Pero con el tiempo se encontró con una insistencia, compartida por diversas mujeres en su clínica, que hacía tope. Es así que, al correr del 1932, dirá: “(…) no se puede comprender a la mujer si no se pondera la fase de ligazón-madre preedípica” (Freud, Conferencia 33: "La feminidad", pág. 111).

La insistencia ubicada como constante en la clínica con mujeres es esta antesala edípica, la encerrona libidinal que comparten madre e hija durante los primeros años de la niña, en algunas incluso hasta el quinto según S. Freud (1932). Si bien el varón también atraviesa esta fase, es catapultado de la misma por la amenaza de castración, mientras que la niña puede permanecer estancada en ella, encerrada en las fauces maternas. En efecto, resulta en la niña una ligazón más intensa y prolongada, signando de particularidades su trayecto subjetivo.

Entre estas particularidades, S. Freud ubica que reencuentra en dicha ligazón la fantasía de seducción (1932), pero que en esta ocasión se sostiene en la realidad, ya que fue realmente la madre quien despertó las primeras sensaciones placenteras de la niña con sus cuidados del cuerpo. Es en este sentido que la niña tiene por objeto a la madre, a quien se dirigirán sus fantasías clitorídeas y ambivalentes de este tiempo, posicionada, tal como lo indica S. Freud, como un pequeño varón. Solo con el giro desde este ejercicio activo de la sexualidad hacia la pasividad es que la niña podrá alcanzar la feminidad que el autor describe como normal.

Otra particularidad que S. Freud añade a este intenso periodo en la niña, radica en que consiste de una relación exclusiva con la madre; la figura del padre está radicalmente ajena, por fuera:

Con esta “ausencia”, Freud alude al padre interdictor que Lacan ubica en el segundo tiempo del Edipo, cuya intervención separaría a la niña de la madre, orientando su búsqueda del falo hacia la figura paterna que lo detenta. Salida que, por vía de la identificación, le permitiría efectuar la equivalencia pene-niño. (Enia Favret ... [et.al.], 2014, pág. 22).

Pese a ello, S. Freud en su descripción refiere a una cierta presencia paterna, atisbo de terceridad, ya que la ligazón madre-hija se halla inundada de fantasías, dando cuenta así de la operatoria simbólica. Estas fantasías ilustran el intenso panorama pulsional que las partícipes comparten, haciéndose presente incluso en la hija la fantasía de parirle un hijo a la madre. Empero, es el padre como prohibidor el que no interviene, no con la potestad que lo hace sobre el varón.

En sintonía, el goce madre-hija escaparía al peso de la ley paterna, no está intervenido por la castración y, como tal, difiere de aquel relativo a la falta fálica, lograda a la salida “normal” del Edipo. Consecuentemente, hasta aquí, para la niña no hay puertas al Edipo, ni atisbo de empuje hacia el mismo faltando la amenaza de castración que sirve de catapulta al niño. Entonces, ¿por qué abandonaría la niña esta dualidad sumamente placentera?

Refugiarse de la mujer

En este dilema radica principalmente la trabazón para la niña. Y es allí donde encuentra su puerto un armado sintomático muy específico, a modo de ‘refugio’, denominado estrago. Jacques Lacan utiliza el término ravage para situar la índole de este refugio en la ligazón-madre, sus acepciones son: estrago, ruina, devastación, daño importante causado con violencia y bruscamente (Enia Favret ... [et.al.], 2014). Si bien no es un tema que haya desarrollado sistemáticamente, alude a una acción de destrucción extensa, también a algo que se captura con violencia (Indart, 2021). Entonces, “Hay que entender por estrago, por esa acción de devastación, algo que no tiene límites. (…) no se sabe si eso se puede extender, y extender, y extender, (…)” (pág. 18).

Hablar de estrago es referirse a la acción en la que la niña literalmente es-tragada por la madre quien, resistente a la intervención paterna, se aferra a la niña fálica: atiborrada de perfecciones, objeto que le permite eludir su propia falta. Si bien caracterizar este efecto de devastación ilimitada remite directamente a la madre y a su deseo voraz, la hija se acopla al rechazo del significante fálico, y surge un pacto conformado en que cada una colma la falta de la otra, en tanto han ausentado del campo la falta fálica como tal. Consecuentemente, la hija llega al punto de:

(…) estar casi teledirigida como objeto por la madre, como si volviese a ser ese cachorrito recién nacido que la madre colocaba así, asá, era la que sabía todo, y ella sigue siendo ese objeto, y dice: “Mamá sabe todo, yo no sé nada”. (pág. 27).

Es una situación muy incómoda, donde una sostiene de la mano a la otra, y si se abriera, una cae en la nada. Se cargaría así con una culpa inmensa que vuelve imposible que eso suceda. Una encarna el objeto, pero la que sostiene encarna el superyó, “(…) la serie de premisas, frases, saberes, enunciados que se dirigen al otro como mero objeto, y que retumban entonces del modo más oracular”. Aunque ambas disfrutan del mismo fantasma, ante la ausencia de la castración está siempre amenazado por la angustia y por la demanda incondicional sin sentido.

La autora Mónica Biaggio, en su producción “Del estrago al síntoma: una apuesta clínica” del año 2012, postula que en el caso de la relación de madre e hija la dimensión imaginaria, que es la relación al doble, es más feroz porque no está la diferencia sexual anatómica que podría imprimir una diferencia entre ambas. Este sería su lado feroz, pero por otra parte, tiene un lado defensivo frente al amor maternal que siempre resulta estragante. Así lo subraya J. Lacan (1960) al afirmar que “La imagen especular (…) Es un dique contra el Pacífico del amor materno” (pág. 437).

La mujer al nacer, al separarse de su madre, se vive mutuamente como una parte de esa madre que se desdobla (Biaggio, 2012). Para la madre su hija es ella misma desdoblada, y para la hija ella misma es la madre. Las mujeres necesitan de esta relación especular, ya que en principio su cuerpo se sostendrá desde allí, aunque más tarde deban amarrarse a una identificación simbólica que les funcione de dique frente al océano materno:

Es lo que resulta extraño al mismo tiempo que resulta familiar. De alguna manera lo materno es necesario que devenga siniestro, que devenga extraño, que no sea tan familiar, y esto tiene que ver con la separación respecto de la madre, en principio, y con la novela familiar después. (pág. 70).

Si la hija no produce este atravesamiento, si no se separa y rompe con el desdoblamiento, no podrá acceder a su feminidad. Es necesario subrayar que la madre, en tanto mujer, ya ha sido ser en ese estrago, por lo que sus límites se vuelven insensatos (Indart, 2021). Dirigirle la pregunta de la feminidad es un error de deseo:

(…) es un error completo que se dirija a este pacto y a esta búsqueda de ser sostenida como mujer en esa relación con la madre, de la cual se ven los estragos (…), si es llevar una pregunta a nivel de estrago a otra persona igualmente víctima de ese estrago. (pág. 28).

En este sentido, es necesario que la niña rompa con este pacto para poder acceder a su feminidad y conquistar su lugar como sujeto, dado que en el estrago su lugar es el de mero objeto. Escapar de esta encerrona es esencial, empero, la niña siempre podrá encontrar la forma de retornar. Según S. Freud (1932), este pacto solo puede terminar de una forma: “¿A raíz de que, pues, se va a pique esta potente ligazón-madre de la niña? (…). El extrañamiento respecto de la madre se produce bajo el signo de la hostilidad, la ligazón-madre acaba en odio” (pág. 113).

El móvil reside en el complejo de castración, tan tormentoso para la niña: “(…) la muchacha hace responsable a la madre de su falta de pene y no le perdona este perjuicio”. Es sabido que, junto con este reproche, se acoplan muchos más. Cataratas de reproches son dirigidos a la madre que, de dudosa suficiencia dirá S. Freud, son empero alimentados por la hostilidad subyacente: al trocarse el intenso amor de la ligazón-madre en odio, al enfrentarse con la castración consumada y al cooperar dicha hostilidad en la ruptura del pacto mutuo.

Entonces, siendo una castración de hecho no se halla, como en el niño, un efecto de angustia sino de hostilidad frente a su ejecución:

(…) las mujeres se consideran dañadas en la infancia, cercenadas de un pedazo y humilladas sin su culpa; y el encono de tantas hijas contra su madre tiene por raíz ultima el reproche por haberlas traído al mundo como mujeres y no como varones. (Freud, 1916, pág. 322).

Se observa tras este recorrido que es la mujer misma, en su estado incipiente, quien rechaza su feminidad, su condición de mujer, en tanto trae aparejada la asunción de su propia castración con una gran afrenta narcisista como resultado. S. Freud reencuentra incansablemente este reproche en la clínica con mujeres:

(...) cuando se quiere mover a las mujeres a resignar su deseo del pene por irrealizable, (...) de esa fuente provienen estallidos de depresión grave, por la certeza interior de que la cura analítica no servirá para nada (…).

(...) uno tiene la impresión de haber (...) llegado con el deseo del pene (...) a la ’roca de base’ (…). (1937, pág. 253).

Repudiar a la mujer

Dirá S. Freud que la existencia de una roca base es, sin embargo, subyacente a todo análisis, tanto en un hombre como en una mujer, al ser el contorno de una “(…) desautorización de la feminidad que no puede ser más que un hecho biológico, una pieza de aquel gran enigma de la sexualidad” (pág. 254). En otras traducciones, la desautorización de la feminidad es una repudiación de lo femenino.

Recapitulando, lo femenino como símbolo de castración logra despertar: reproches, hostilidad, repudio, odio. Se debe añadir ahora otro efecto que S. Freud no deja de situar en otros escritos. Este efecto es el horror: “Aversión profunda hacia alguien o algo. Aversión, repulsión, rechazo, repugnancia, (…)” (Real Academia Española, 2024). Ese algo es la castración y ese alguien, en quien se harán carne los efectos que ella despierta, es la mujer.

La feminidad evoca en los hombres un horror primordial a la mujer, en tanto ella se le presenta y se sostiene como un enigma. Este enigma provoca un rechazo hacia la mujer, que sustancia el rechazo a su propia castración. En consecuencia, así como al hombre la mujer se le aparece incomprensible, a la mujer su propia feminidad se le impone indescifrable. Lo que al asumirse le fue hostil, su castración efectuada, luego lo rechaza intentando volverlo ajeno, y en esta ajenidad el enigma femenino despierta temor. No es casual que el horror esté asociado al miedo.

S. Freud indagó esa línea en “El tabú de la virginidad (Contribuciones a la psicología del amor III)”. Allí sostiene que la mujer toda es considerada un tabú (1918 [1917]), podría decirse propio del desconocimiento de lo femenino, del que S. Freud mismo participaba y que oportunamente fue mencionado al inicio del presente trabajo.

(...) se exterioriza un horror básico a la mujer. Acaso se funde en que ella es diferente del varón, parece eternamente incomprensible y misteriosa, ajena y por eso hostil. El varón teme ser debilitado por la mujer, contagiarse de su feminidad y mostrarse luego incompetente.
(…) los tabúes que hemos enumerado atestiguan la existencia de un poder contrario al amor, que desautoriza a la mujer como ajena y hostil. (pág. 194-195).

Resulta interesante añadir, además, otra traducción de ese mismo trabajo por su valor agregado, en tanto recupera la asociación que se mencionaba hace un instante entre horror y temor:

(...) se manifiesta un temor fundamental a la mujer. Este temor se basa quizá en que la mujer es muy diferente del hombre, mostrándose siempre incomprensible, enigmática, singular y, por todo ello, enemiga. El hombre teme ser debilitado por la mujer, contagiarse de su feminidad y mostrarse luego incapaz de hazañas viriles.
(…) los usos tabú enumerados testimonian de la existencia de un poder que se opone al amor, rechazando a la mujer por considerarla extraña y enemiga. (pág. 2445).

Se puede decantar, tras lo desarrollado hasta aquí, la existencia de un horror básico a la mujer y de un temor fundamental a ella. La mujer, tanto en hombres como en mujeres, despierta temor y horror, y S. Freud sitúa las cualidades que los convocan: eternamente incomprensible, misteriosa, ajena, enigmática, singular, extraña, ajena y, finalmente, hostil.

Rechazar-la en «Red»

La propuesta era inicialmente situar la existencia de este rechazo hacia la mujer, ubicar sus fuentes y desde allí poder reflexionar el rechazo que despertó en la audiencia la historia que transmite el film “Red”. Para ello, se hará uso de un artículo titulado “¿Qué es lo que molesta de Turning Red?”, que se propuso responder a la pregunta por dicho rechazo al film y que, no casualmente, menciona varios puntos de lo que fue situado teóricamente:

(…) muchos argumentan que no es apropiada para niños y niñas por ‘enseñar a desobedecer a los padres’, (…).

(…) se debe destacar que esta es una de las pocas producciones que está dirigida por una mujer, Domee Shi, con un equipo de mujeres que se sumerge en lo complejo que es para una niña avanzar hacia la pubertad, y no solo por dejar de lado a los niños varones, sino porque en una escena se ven productos para la menstruación que fue considerada “no apto para menores”.

(…) es lo disruptivo e interesante de Turning Red, ya que se sumerge en temas femeninos que siempre han sido tabú. Entonces, surgen la pregunta de por qué es que molesta esta película. ¿Asusta que se adentre en el mundo femenino? ¿Incomoda que se realice la analogía de el Panda Rojo con la menstruación? (Faillace, 2022).

Para quienes no la hayan visto, sí, todo lo que afirma la autora es correcto. “Red” (Shi, 2022) se erige como una valiosa producción cinematográfica animada en tanto es la primera, podría decirse, que aborda la complejidad de la pubertad en general y la de la mujer en particular. Pero no solo por sus referencias no tan metafóricas a la menarca y los cambios puberales en el cuerpo, sino porque sitúa con suma claridad un eje fundamental del tránsito subjetivo femenino: la ligazón-madre preedípica, y junto con ella, el estrago.

La protagonista de “Red”, Meilin Lee, es una niña de trece años que no logra escapar de las fauces del cocodrilo que es la madre (Lacan, 1969). Toda la trama del film gira alrededor de los intentos de esta niña que, con sus escasos recursos, intenta forjarse su propio trayecto, su lugar como sujeto más allá del deseo de la madre. En este sentido, se pueden ver allí las consecuencias desarrolladas que advienen al no poder romper con la ligazón-madre, sus efectos que hacen estrago.

En una de las primeras escenas del film, Meilin enuncia: “Sí tomo mis propias decisiones, pero algunas de mis decisiones también son las suyas”, refiriendo a su mamá. Desde el inicio veremos a una niña que intenta bordear la perfección. Matemáticas, francés, música, y demás actividades no representan una dificultad para ella, es excelente y obtiene diez en todas. Para luego llegar a su casa y exhibir, literalmente, todos sus logros ante mamá, quien ya tiene hasta su futuro programado: “Hoy en el cuadro de honor. Mañana, secretaria general de la ONU”.

La excelencia y los dieces en realidad acompañan los esfuerzos constantes de esta niña por continuar alineada a la demanda materna y responder sin fallas, congelada en la versión de hija que se le impone: “Esa es mi niña estudiosa”, y a la que Meilin se acopla. Aquí observamos conformado ese pacto mutuo del que nos habla J. C. Indart (2021), en el que cada una colma la falta de la otra.

Este pacto es lo que subyace al estrago, manifestación sintomática del rechazo a la feminidad, tanto de parte de la hija como de la madre, quien la introduce en ese pacto. Este rechazo se proyecta directamente en la audiencia, que califica de inapropiados los conflictos que surgen entre ambas mujeres, que no son más que los conflictos con la feminidad misma y el repudio hacia ella.

En otra escena, veremos cómo esta madre cree que a su hija le ha llegado la menarca, y monta todo un ritual alrededor del suceso, empujándola finalmente hacia la vergüenza pública. Curiosamente, no generó rechazo hacia el film que se muestre este fenómeno como tabú a más de cien años de El tabú de la virginidad, en donde S. Freud explica, entre otros sentidos del repudio hacia lo femenino, el horror a la sangre. Lo que generó rechazo fue, irónicamente, que se hable de ello y de sus complejidades, en un film destinado a un público que más temprano que tarde se topará con los cambios puberales y la necesidad de elaborarlos.

Para concluir, debe destacarse que todo el film está atravesado por un simbolismo prioritario para la trama: un panda rojo, que representa la menarca y junto con ella las dificultades en la asunción de la feminidad. Curiosamente, esta criatura mística ha visitado a todas las mujeres de la familia de la protagonista, generación a generación, desde su mítico origen. Siempre y de la misma forma, todas han tenido que domeñar y encapsular a este panda rojo por su oscuridad intrínseca. Resonancias, nuevamente, de la mujer como tabú, poderoso enigma que ha de cercarse, evadirse o someterse, pero nunca permanecer visible. La protagonista, por su parte, rompe con este ciclo y le da un lugar a este enigma, resignificándolo e imprimiéndole su propia marca subjetiva, escapando así del estrago heredado.

En síntesis, el film ilustra las tormentas que rodean el hacerse mujer, las que atañen al cuerpo y a la subjetividad, tan intrincadas en la conquista de la feminidad. Entonces, volviendo a la pregunta del artículo, ¿qué es lo que molesta de “Red”? ¿Qué es lo que despierta este rechazo en red?

Repudiar-la en red

Dar respuesta a estos interrogantes requeriría un recorrido largo y tendido. Pero se pueden pesquisar algunas razones fundamentales a este rechazo, según lo que se pudo recabar teóricamente. Lo primero que salta a la vista es que constituye la primera trama animada de la compañía que, teniendo una protagonista mujer, no gira alrededor de un romance u otro tipo de interés amoroso. Esta trama es un salto desde las historias ideales de princesas hacia las historias reales de las niñas.

¿Por qué se vuelve tabú la historia sumamente verídica de una niña, como lo es la de Meilin Lee? ¿Por qué un film no puede plasmar los verdaderos hitos subjetivos de la mujer, como lo son la relación con la madre y la pubertad? Se observa en esta línea que lo que despierta rechazo frente a “Red” es, justamente, su relato preciso del complejo tránsito hacia la feminidad, de las particularidades que hacen a la mujer y la vuelven ajena. La protagonista misma encarna ese rechazo primordial a la mujer, a esa niña que elude la castración habilitante y se refugia en la madre fálica, estragante, eludiendo en este acto mismo su propia feminidad.

Dicho rechazo fue proyectado hacia la audiencia, tendió puente con el horror básico a la mujer que había en ella. Madres y padres horrorizados con la trama de un film Disney que “(…) no es apropiada para niños y niñas” (Faillace, 2022), proyectando en sus hijos su propio temor a lo femenino, eludiendo el re-encuentro con ese enigma. Miles de críticas y reproches, tales como los de la niña al encontrarse con la castración ya efectuada, ¿será que la audiencia se encontró con su propio límite que evocó la hostilidad?

Entonces, se podría concluir que el repudio hacia “Red” se alimenta del repudio hacia lo femenino. La hostilidad en la audiencia lo atestigua, pero aún más, fundamenta lo atinado de la trama y lo talentoso de la directora, quien supo reflejar a la mujer al punto tal de despertar un horror hacia el film que es el horror hacia la mujer misma.

Referencias:

Enia Favret ... [et.al.]. (2014). Un estrago la relación madre-hija. Olivos: Grama Ediciones.

Faillace, D. (31 de Enero de 2022). ¿Qué es lo que molesta de Turning Red? Spoiler Time: https://spoilertime.com/analisis-reflexion-mujeres-que-es-lo-que-molesta-de-turning-red/

Freud, S. (1916). Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico. En S. Freud, Obras completas XIV (pág. 322). Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1932). Conferencia 33: "La feminidad". En S. Freud, Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1937). Análisis terminable e interminable. En S. Freud, Obras Completas XXIII (pág. 253). Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (2003). “El tabú de la virginidad (Contribuciones a la psicología del amor III)” (1918 [1917]). Obras completas, Tomo XI. Editorial Amorrortu. Buenos Aires Argentina.

Indart, J. C. (2021). El padre en cuestión. Grama Ediciones.

Jones, E. (1962). Vida y obra de Sigmund Freud. Buenos Aires: Nova.

Lacan, J. (1969). El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis. Paidós.

Payer, D. G. (2023). Presa de las más rojas tormentas de la infancia: «Red», del estrago a la metáfora paterna. Paraná: Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (Universidad Autónoma de Entre Ríos). https://rida.fhaycs-uader.edu.ar/items/c2fe4eb7-7314-44e8-8eb3-efe240801f36

Real Academia Española. (28 de Junio de 2024). Diccionario de la lengua española. https://dle.rae.es

Shi, D. (Dirección). (2022). Red [Película].



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Message from Agustina  » 17 de agosto de 2024 » aguscarlego15@gmail.com 

Buen día! Aporto mi comentario del Congreso acerca del Artículo “Frente a lo femenino, un rechazo en red”

Considero que soy una gran fan de las películas de Pixar y Disney por lo que, en cuanto vi el artículo, me llamó la atención de inmediato y me hizo reflexionar sobre cómo aquellas películas que parecen fáciles de ver y “superficiales” pueden presentar a su vez una trama tan compleja y profunda.

Sobre todo me interesó mucho la articulación de la autora entre la historia que cuenta la película y los complejos procesos por lo que una debe atravesar para “hacerse mujer”. Mas que nada en relación a la ligazón-madre preedípica, y junto con ella, el estrago.

Si bien, ya había visto esta película y había notado las referencias a la menstruación y a la relación ambivalente que presenta la protagonista con su madre. Nunca me había puesto a pensar en la importancia de esta relación, en cómo la protagonista es tragada por la madre, quien se aferra a la niña fálica, atiborrada de perfecciones, objeto que le permite eludir su propia falta. Y a su vez en cómo la misma protagonista trata de cumplir con los mandatos superyóicos impuestos por la demanda materna y a su vez rechazarlos tratando de encontrar su propia subjetivada generando sentimientos de ambivalencia hacia la madre.



Message from Dalila  » 16 de agosto de 2024 » dalilamandado@gmail.com 

Resulta muy interesante el abordaje respecto a la serie “Poco Ortodoxa” donde se enumeran diferentes manifestaciones musicales, cinematográficas y culturales. Quisiera agregar un pequeño aporte respecto a este último ítem tomando el texto de Freud “El malestar en la cultura” donde hay un punto en que el autor examina el papel de la religión como un sistema de control social que ayuda a mantener la represión de los instintos contribuyendo a la estabilidad social, aunque a costa del malestar individual.
El punto de la religión es algo interesante a cuestionar y profundizar dentro del marco de la ética y el psicoanálisis dentro del escrito. Muchas de las prácticas religiosas que se llevan a cabo de manera ortodoxa, dirigen a los sujetos a que su deseo individual esté marcado por lo colectivo bajo la premisa del “todos somos iguales” o “todos nos dirigimos hacia el mismo lugar”. Sería interesante abordar al judaísmo en este punto, dado que la serie se enmarca en esta religión, contemplando que es lo que impone respecto al deseo de los miembros de su comunidad.
A modo de reflexión agregaría las siguientes preguntas: ¿Hay lugar para lo subjetivo e individual? ¿Pueden coexistir los deseos individuales con la religión o son incompatibles? ¿Es posible en el ser humano, desde el lugar de instintivo y como condición de ser hablante, aplanar la manifestación de un deseo individual respecto a su subjetividad, aunque haya un Otro que le impone algo distinto?



Película:Red

Título Original:Turning Red

Director: Domee Shi

Año: 2022

País: Estados Unidos

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