Cris Miró. Orgasmo apocalíptico

La obra teatral que vamos a comentar tiene un inicio verdaderamente cinematográfico.

La sala está todavía a oscuras y sobre un lienzo blanco se proyectan, una tras otra, una decena de fotografías. Todas bellísimas, en blanco y negro, fueron tomadas en los ´80 durante la puesta original de Orgasmo apocalíptico, el espectáculo pionero de Cris Miró, creado y dirigido por Jorgelina Belardo. Sabremos entonces, desde el inicio, que esas imágenes en pantalla anticipan, enmarcan, la obra que, tres décadas más tarde, vamos a disfrutar en el escenario.

Estalla la música y se suceden a continuación una serie de cuadros finamente concebidos a partir de una cuidada erótica. Cada uno de ellos recrea los infinitos modos en que el amor operó como resistencia a la opresión sexual. Eran tiempos en que vestirse de manera discordante con la identidad del documento era penado con prisión, como también lo era la mutua seducción entre personas del mismo sexo.

Orgasmo apocalíptico es por lo tanto una obra de arte, pero también el testimonio de una época. Y, ante todo, un homenaje a Cris Miró, figura emblemática de aquellos años de activismo y creación. Ver hoy este espectáculo, representado por un elenco joven en el que destaca la bella recreación de Cris Miró por Joel Castañeda, es un verdadero lujo. Una apuesta al teatro de calidad, memoria y compromiso, y a la vez el disfrute de sesenta minutos inolvidables. Donde la danza, la música y el amor armonizan en un equilibrio poco frecuente.

La presencia de la propia Jorgelina Belardo, quien abre el espectáculo con un monólogo conmovedor, nos dice sobre la vigencia de una causa sostenida en el tiempo. De visionado obligado para nuevas y viejas generaciones, esta obra es un acontecimiento que nos reconcilia con la doble escena del teatro y de la vida. [1]

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