El siguiente comentario de Daniel Zimmerman, fue concebido para ilustrar las diferencias entre el acto y el pasaje al acto. Muy anterior al estreno de Insomnia, (USA, 2002) constituye sin embargo una curiosa anticipación del film. Así, un cuento notable y un analista atento se reúnen para ofrecernos, a posteriori, un acontecimiento interpretativo: la inesperada hipótesis clínica sobre el via crucis del detective Dormer.
Una situación de extrema dificultad puede empujar a un sujeto a una solución extrema: el suicidio. Preso de una absoluta impotencia para hacer frente a determinada escena que lo apremia, el sujeto se precipita fuera de ella. Así, entonces, la acción suicida opera como un contrasentido: va en sentido contrario a la escena que exige al sujeto sostenerse en su deseo; y, a la vez, obra en contra de cualquier efecto de sentido resultante de ese deseo.
La tentativa de suicidio procura, en última instancia, una salida, una apertura; pero se acompaña de un total desconocimiento sobre lo que se hace. En su accionar, el sujeto no hace más que subrayar la exclusión fundamental que padece, permaneciendo identificado a la causa de su deseo en tanto que rechazada. Resulta entonces borrado al máximo, excluido y reducido al desecho. El sujeto suicida no sabe de qué se trata lo que hace. Y eso que hace, no lo dice. Todo lo contrario: lo aproxima peligrosamente a lo que permanece fuera del discurso, fuera de toda ley.
Como tantas otras veces, el autor literario despeja el camino del asunto que interrogamos. En un cuento muy breve que lleva por título “En el insomnio”, el escritor cubano Virgilio Piñera (1912-1979) refiere lo siguiente:
El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que en seguida tome una taza de tilo y que apague la luz. Hace todo eso pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente.
El hombre está muerto, nos dice Piñera, pero no ha conseguido dormirse. La dificultad ha ganado la partida. El insomnio persiste y su causa queda sin esclarecer. El protagonista del cuento, desesperado, encontró remedio final en el revólver. Sin embargo, su acción operó como un contrasentido: mediante el disparo no ha conseguido sino su exclusión de la escena del mundo, identificado definitivamente a aquél que no puede conciliar el sueño.
NOTAS
Película:Noches blancas
Titulo Original:Insomnia
Director: Cristopher Nolan
Año: 2002
Pais: Estados Unidos
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