Universidad de Buenos Aires
Resumen:
Se parte de la idea de pensar a la sociedad atravesada por la normalidad que se tensiona con lo que consideramos como lo común. Las sociedades en comunidad construyen una realidad en la que no se cuestiona lo suficiente sus imperativos y las tecnologías hoy absolutamente presentes terminan por relacionarlas con una autovigilancia autoabastecida por el usuario. En primer lugar se buscaron dos soportes audiovisuales en formato película y uno en formato serie. Para dar comienzo.
La primera película es “Matrix” (Wachowski, 1999), La trama de la película nos presenta a Neo, un experto en informática que se da cuenta de que su realidad no es más que una simulación creada por una entidad de inteligencia artificial llamada "Matrix".
Por otro lado abordaremos la película “1984” (Radford, 1984), una adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre de George Orwell publicada en 1949.
La serie que se eligió es “Omnisciente” (Aguilera, 2020), la cual consta de seis capítulos.
En síntesis, el trabajo se circunscribe en tres ejes de análisis: En general, una cinematografía de ideas; En particular, la época; y En singular, lo común.
Palabras Clave: época | común | normalidad | control
Think About Normality and Its Tension With The Common
Abstract:
It starts from the idea of ??thinking about society crossed by normality that is tense with what we consider to be common. Societies in community build a reality in which their imperatives are not questioned enough and the technologies that are absolutely present today end up relating them to a self-surveillance self-sufficient by the user. Firstly, two audiovisual supports were searched in film format and one in series format. To start.
The first film is “The Matrix” (Wachowski, 1999). The plot of the film introduces us to Neo, a computer expert who realizes that his reality is nothing more than a simulation created by an artificial intelligence entity called " "Matrix".
On the other hand, we will address the film “1984” (Radford, 1984), a film adaptation of the novel of the same name by George Orwell published in 1949.
The series that was chosen is “Omniscient” (Aguilera, 2020), which consists of six chapters.
In summary, the work is limited to three axes of analysis: In general, a cinematography of ideas; In particular, the time; and In singular, the common.
Keywords: era | common | normality | control
Objetivo general
El objetivo general de este trabajo consiste en analizar la sociedad en la que vivimos con respecto a los conceptos obtenidos de la bibliografía tales como “normalidad” y “común”, puestos en tensión, y aportar nuevas relaciones trayendo a su vez tres soportes audiovisuales.
Objetivos específicos
Analizar en profundidad la sociedad que vivimos y las nuevas normalidades impuestas con intención de facilitar las relaciones interpersonales a la vez de traer consigo un control casi imperceptible.
Revisar la noción de cuidado de Foucault (1982).
Indagar acerca del panóptico de Bentham a través de la “Sociedad de la transparencia” de Chul Han (2012) en tensión con la época y lo común desde Percia (2020).
Metodología
Este trabajo surge de pensar la normalidad en tensión con lo común a través de distintos soportes audiovisuales. Estos últimos estarán en diálogo con una bibliografía seleccionada a partir de una revisión de textos y diversos trabajos relacionados a la temática. Se ha decidido emplear un método de investigación cualitativo. Esta opción fue elegida debido a que la temática que aborda el presente trabajo de tesis trasciende la simple deducción estadística y exige un enfoque más completo. Surge a partir de la pregunta de investigación ¿Cómo se relaciona la normalidad y lo común en la era de la tecnología? ¿Es el sujeto el que se sirve de la tecnología o es justamente el sujeto quien cambia los roles?
En relación al mundo moderno atravesado por las redes sociales, ¿cuál es el límite entre lo íntimo y lo privado? ¿Cuál es el costo que pagamos por pertenecer a esta sociedad moderna para sentirse parte y protegido por la misma?
En general: cinematografía de ideas
Nos situamos en un punto de inflexión donde los tres recursos audiovisuales convergen en cuestiones fundamentales para nuestra existencia, y la pregunta que nos viene una y otra vez luego de ser observadores de las mismas en nuestros tiempos de ocio es si realmente es todo ficción o hay algo de verdad. ¿Es una ficción en nuestra realidad o realmente hay algo que vemos como ficción pero nos rodea constantemente sin darnos cuenta?
Podemos pensar también en la ética del cuidado de uno mismo frente a la sociedad que nos va moldeando a su gusto o conveniencia. Podríamos pensar que nadie necesitaba computadoras hasta que aparecieron y se volvieron, a nuestro parecer, indispensables. Nadie necesitaba celulares hasta que estos se hicieron parte no solo de nuestra cotidianidad sino de lo indispensable para llevar en el bolsillo a donde quiera que vayamos. De un momento a otro pasó a ser la nueva normalidad.
“Radio, televisión, redes sociales, no se presentan como negocios, industrias culturales, aparatos de producción masiva de modos de sentir y pensar la vida, sino como encuentros a distancia entre familiares y amigos.” (Percia, 2017, p. 338).
Creemos que tenemos la libertad de elegir qué miramos, a quien le hablamos, pero estamos sujetos a un abanico de elecciones ya predeterminadas, no sólo por canales que nos brindan determinados programas donde sólo se puede elegir entre lo que hay, sino que también presenciamos un algoritmo en las redes sociales que nos invitan a ver lo que creen que nos atrapará y acaparará más tiempo dentro de la plataforma. Es como si una máquina eligiera por nosotros y supiera mejor lo que queremos que nosotros mismos. Un algoritmo que pretende conocernos mejor que un ser humano. Algo que parece ser tan perfecto para un sistema que gana cuanto más tiempo llevemos allí dentro.
Las redes sociales, como su nombre indica, pretenden dar la impresión de que su principal objetivo es conectar a la gente y fomentar la comunicación entre individuos. En ocasiones, se nos solicita información como nuestra ubicación con la justificación de que es por nuestra propia seguridad o para facilitar el transporte, sin embargo, estas plataformas poseen información de gran valor que trasciende nuestra percepción inicial. De manera constante, brindamos información en estas redes que, aunque para nosotros parezca insignificante, puede ser extremadamente valiosa.
Los recursos audiovisuales que utilizamos para este escrito son solo una pequeña muestra de lo que se convirtió en nuestra realidad. “Se llama realidad a una representación que se presenta como el recuerdo de un sueño reprimido y fragmentado. Como montaje de una película que ensambla, yuxtapone, suprime cuadros” (Percia, 2020, p. 58).
La serie “Omnisciente” (Aguilera, 2020) está ambientada en un futuro donde todo aquel que resida en esa ciudad estará monitoreado por un sistema de vigilancia llamado “omnisciente”. Cada persona en esta ciudad porta consigo un dron que lo acompaña en todo momento, encargado de supervisar su comportamiento y asegurarse de que cumpla con las leyes establecidas. Si alguien comete una acción fuera de la legalidad, el dron se encarga de emitir la infracción correspondiente, evaluando qué tipo de delito se ha cometido y qué artículo de la constitución ha sido violado. Gracias a este sistema, el índice delictivo en la ciudad se ha reducido casi por completo, lo que ha generado una gran aceptación de la sociedad hacia el mismo. De hecho, ser vigilado todo el tiempo se ha vuelto algo cotidiano en la ciudad, sin que nadie cuestione esta práctica.
Señalando una primera escena, del capítulo que da comienzo a esta serie de seis capítulos, la protagonista Nina consigue una pasantía en la empresa de este sistema, Omnisciente, y al regresar a su casa se encuentra con su padre asesinado. “Dolores actúan como lentes de aumento” (Percia, 2020, p.12). Sus ojos pasan a ver la otra cara de la moneda, la cual estaba en la oscuridad mientras todos ven la cara iluminada donde se encuentra el sistema endiosado.
En “Omnisciente” nos parece ridículo pensar que nos monitoreen las veinticuatro horas del día, sin embargo vivimos con un celular casi imantado a nuestra mano que sabe a qué hora nos levantamos, con quién hablamos, a dónde vamos y hasta lo que comemos. Pensamos en “Matrix” como una película de ciencia ficción pero es pertinente cuestionarnos si somos verdaderamente libres o si solo tenemos la libertad de elegir entre las opciones que nos son proporcionadas.
En la película "Matrix", hay una escena crucial en la que Morpheus le presenta a Neo dos pastillas: una azul y una roja. Si toma la pastilla azul, Neo continuará viviendo en la realidad artificial de Matrix, sin saber la verdad sobre su existencia. En cambio, si decide tomar la pastilla roja, se enfrentará a la realidad verdadera, la cual es un dispositivo de localización para encontrar su cuerpo en el mundo real y prepararse para ser desconectado de Matrix.
Neo se encuentra en una encrucijada y debe tomar una decisión difícil. Si elige la pastilla azul, volverá a su vida normal, olvidando todo lo que ha aprendido hasta el momento. Pero si opta por la pastilla roja, conocerá la verdad sobre la Matrix y se unirá a la lucha para liberar a la humanidad, lo que también significa enfrentar una realidad cruda y asumir la responsabilidad de convertirse en un salvador. Esta escena está llena de simbolismo, ya que la elección entre las pastillas representa la elección entre la ignorancia y la verdad.
En la actualidad, la película "1984" puede parecer ajena e irreal en un mundo donde simplemente encendemos la televisión y nos encontramos con voces que nos dicen qué pensar y cómo actuar. Esta influencia se extiende a la política, donde los medios de comunicación pueden influir en la opinión pública y en la toma de decisiones. “Normalidades dañan amparadas en lógicas del poder, la propiedad, la ambición. (...) Demasías aturden y componen sinfonías que apabullan.” (Percia, 2018, p.19)
Normalidades que nos invaden levantando banderas de realidad, que se imponen como imperantes en nuestras vidas, amparadas en la apreciación, captación, impresión de minorías dominantes que se instalan disfrazadas de sentido común. Metiéndose en nuestras entrañas, corriendo por nuestras venas convirtiéndolas en certezas inmutables. Nuevas normalidades llegan y se acomodan de maneras impensadas, y dejan de lado la paranoia humana que cree que una cosa suplanta a otra de manera que no pueden coexistir y convivir.
Foucault (1982) sostiene que el cuidado de uno mismo implica una práctica constante de autoexamen, por lo que debemos tener una reflexión crítica, evaluar nuestras acciones y nuestros pensamientos, y esto nos llevaría a vivir de una forma significativa.
En cada pieza de contenido audiovisual presente en este trabajo, podemos identificar a una o varias personas que representan la ética del cuidado. Estas personas adoptan una postura crítica frente a lo que muchos consideran normal, pero que en realidad es una forma disfrazada de descuido. De esta manera, estas personas vigilan y evalúan constantemente lo que se presenta como común cuidado. Si bien “La ilusión de pertenecer a los razonamientos que tiene toda la gente se ofrece como abrigo protector.” (Percia, 2017, p. 287), estos personajes aparecen para romper la misma, para mostrar que si bien se ofrece como abrigo protector, es una venda en los ojos para no ver el trasfondo.
En particular: La época
En la serie Omnisciente se muestra cómo la sociedad entrega su privacidad al sistema a cambio de una supuesta seguridad, que en realidad tiene graves deficiencias. El sistema es capaz de detectar infracciones menores, como daños a la propiedad privada, pero falla en la detección de delitos graves, como un asesinato. Es importante reflexionar sobre lo que implica entregar nuestras vidas a la tecnología y ceder nuestra privacidad de manera total, sin tener en cuenta las posibles consecuencias.
“Mientras que los moradores del panóptico de Bentham son conscientes de la presencia constante del vigilante, los que habitan en el panóptico digital se creen que están en libertad” (Han, 2012, p. 39). El panóptico de Bentham hace referencia a un edificio donde los prisioneros eran custodiados por una torre de vigilancia, esta misma, en otra situación, podríamos emparentar con este sistema de Omnisciente, el cual tiene una supercomputadora que almacena los datos de todos sus ciudadanos, con absolutamente todos los videos de la vida de cada uno de los sujetos que allí habitan.
La principal diferencia entre estas dos sociedades radica en que los ciudadanos no son percibidos como rehenes en una de ellas. Aparentemente, no se sienten privados de su libertad, sino que se muestran satisfechos de vivir en un lugar seguro. Incluso comparan su ciudad con las ciudades vecinas que carecen del sistema de vigilancia, tildándolas de peligrosas. “El común vivir peligra por el imperio de normalidades que respaldan y consolidan la ilusión de una mayoría segura y ensimismada.” (Percia, 2020, p. 49).
Posteriormente en la serie se vislumbra una escena singular, donde aquellos que alaban al sistema Omnisciente, se les ve cruzando a pueblos vecinos sin dicha tecnología, donde realizan sus crímenes sin percibirse incómodos, y regresan a su hogar, como si la maldad fuese un peso físico que pueden simplemente dejar afuera. Es decir, se deshacen de su carga moral fuera del alcance de la tecnología de vigilancia y la retoman al regresar. Es como si la suciedad moral fuera un simple desperdicio, que puede ser depositado fuera de la vista, sin pensar en las consecuencias que traerá.
Si nos abocamos a la sociedad bajo el sistema Omnisciente, se podría decir, que se asemeja a lo que Byung-Chul Han denomina el “panóptico digital”, tomado previamente de Foucault, la cual está dirigida a nuestra sociedad actual. Una sociedad inmersa en un mundo de pantallas, donde los datos fluyen sin tregua, confiamos en ellas sin preguntas, mientras que a un extraño, lo miraríamos con desconfianza.
“La peculiaridad del panóptico digital está sobre todo en que sus moradores mismos colaboran de manera activa en su construcción y en su conservación, en cuanto se exhiben ellos mismos y se desnudan. Ellos mismos se exponen en el mercado panóptico. La exhibición pornográfica y el control panóptico se compenetran” (Han, 2012, p. 48).
En “Omnisciente”, se muestra de forma literal lo que Byung-Chul Han describe, ya que las personas quedan expuestas ante el sistema, incluso en sus momentos más íntimos, y esto es aceptado como algo normal. Ellos son quienes colaboran para realzar este sistema, venerándolo, “la transparencia es una forma de control que no se impone desde afuera, sino que se acepta por dentro” (Han, 2012, p. 14), son quienes hacen que continúe en vigencia y luchan por mantener ese imaginario en el que se suponga “un sistema perfecto”.
Si nos centramos en “Matrix”, se puede ver cómo las máquinas han esclavizado a la sociedad y los mantienen en un estado de ilusión para que no perciban esto. Es una representación dramática de una sociedad de control, donde los individuos se encuentran atrapados bajo una red de control tecnológico y social. Esto limita la capacidad para actuar y pensar de manera autónoma. Sin embargo no equidista tanto de la sociedad de control propuesta por Han, donde los individuos son controlados por fuerzas tecnológicas y empresariales que los llevan a aceptar su propia esclavitud voluntariamente a través de la creación de una cultura del rendimiento y la productividad. Estas fuerzas son difíciles de reconocer y combatir ya que son mucho menos visibles y tangibles que en “Matrix”.
En ambas sociedades se puede observar una abolición de la libertad individual y la autonomía, para poder conseguir un mayor control y conformidad de los sujetos que la conforman. Trayendo a Grajales y Galeano (2017), el panóptico al ser una forma de dominación que aún persiste en nuestros días, pasa a ser una de “las mejores herramientas de los Estados para lograr el control social”. Siguiendo la misma línea, “el poder no es un medio; es un fin en sí mismo” (Orwell, 1949, p. 163).
En “1984”, el Partido no deja librado al azar siquiera los pensamientos de su sociedad manipulando la verdad para mantener a su población subyugada. Winston, el protagonista, trabaja como redactor en el Ministerio de la Verdad, donde su trabajo consiste en reescribir la historia para que se ajuste a la propaganda del gobierno. Sin embargo, Winston comienza a cuestionar la autoridad del Partido y su líder, el Gran Hermano, y comienza a tener pensamientos y sentimientos que van en contra de lo que se espera de él como ciudadano obediente. Podríamos pensar que la sociedad acepta esta transparencia para no sublevarse y terminar como Winston, siendo re-educado y curado con un lavado de cerebro.
“Cuidados no infunden miedo. No agitan amenazas. No ejecutan castigos. No se molestan con la dificultad. (...) Mientras controles alertan y diseminan amenazas, cuidados prodigan descansos” (Percia, 2020, p. 14). Vemos el Partido Único en un lugar de control, haciendo todo lo que esté a su alcance y más para, valga la redundancia, controlar a su sociedad.
Chul Han (2012) relata, en su libro “la sociedad de la transparencia”, cómo en esta transparencia hay justamente una falta de confianza, poniendo a estas dos en veredas opuestas. La confianza es un estado intermedio, un equilibrio delicado donde hay algo que permanece desconocido pero que se acepta con fe. La transparencia, por otro lado, es el conocimiento absoluto, sin espacio para lo desconocido ni para la duda. Esta sociedad de la transparencia se caracteriza por el control y la desconfianza, donde la necesidad de saber todo se convierte en una herramienta de poder. “Omnisciente” representa este ideal de transparencia absoluta, donde la sociedad ya no se siente segura confiando en sí misma y debe permitir que todo aspecto de sus vidas sea visto y controlado para poder vivir en comunidad. Es como si los extremos opuestos se unieran, sacrificando la privacidad y la confianza para lograr una falsa seguridad.
“Receptividades que hablan viven en estado de alerta, cualquier cosa que sienten presagia peligros y desgracias. Detrás de las confianzas se planean traiciones. En cada mínimo bienestar, anidan negaciones y conformismos” (Percia, 2020, p. 39). Conformismos que negociamos cegados por etiquetas de modernidad, que encierran trampas mortales, vendiendo nuestra libertad, creyéndonos estúpidamente privilegiados porque nos muestran jaulas de oro que enceguecen nuestras mentes.
Si pensamos en “1984” desde la transparencia de Chul Han se puede establecer que la tecnología y la información son utilizadas para vigilar y controlar a los ciudadanos de esta ciudad. La privacidad se ve comprometida en nombre de la seguridad, y en nombre de esta supuesta seguridad es que deben estar en constante vigilancia. Sin embargo, hay que marcar una diferencia entre la sociedad retratada en esta película y las sociedades de transparencia actuales.
Siguiendo con "1984", el control era brutalmente impuesto por el Estado, sin ningún respeto por la privacidad o integridad de sus ciudadanos. En cambio, en las sociedades actuales de transparencia, el control se ejerce de manera más sutil, a través de la recopilación de datos, a menudo sin que la gente sea consciente de ello. La gente contribuye a esta recopilación de información de manera voluntaria, a través del uso de tecnologías y redes sociales, lo que puede parecer inocuo en un principio, pero en realidad, puede ser utilizado en su contra en el futuro.
Es importante remarcar que “la intimidad psicológica o espiritual, (...) es la reserva de todo individuo a mantener en lo privado sus afectos, pensamientos, creencias, valores y acciones y en la que se entiende se aleja del escrutinio de terceros.” (Miranda Díaz, 2016, p. 152)
“Individualismos urbanos incuban secretas violencias comunitarias que, además de vigilar, delatar, husmear, pueden –bajo la forma de tumultos anónimos– amenazar, dañar, expulsar, golpear, matar” (Percia, 2020, p. 28). Tumultos anónimos, redes sociales a las que les damos información creyendo que nadie está detrás viéndola. Creemos que nuestra información muchas veces no tiene valor, nosotros “no mostramos interés en velar por nuestro derecho a la privacidad” (Blandin Mejía, 2019, p. 4). Por lo que nos encontramos nosotros mismos contribuyendo al sistema.
Siguiendo a Blandin Mejía (2019), la información que se almacena, sin que sea nuestra decisión, es utilizada a conveniencia de grandes mercados. “Omnisciente” se relaciona en gran parte con las sociedades de transparencia propuestas por Chul Han. En la serie, vemos cómo la tecnología es empleada con el fin de vigilar a la población, justificándose en la supuesta protección de los ciudadanos. La vigilancia es constante, y el seguimiento de las personas asegura su cumplimiento con las leyes. Además, la trama evidencia cómo la transparencia puede ser una herramienta poderosa de control.
La compañía que tiene a cargo el sistema de drones que posee cada uno de sus ciudadanos, tiene acceso a todas las grabaciones de video de la ciudad y utiliza esta información a su favor para mantener su poder y así controlarlos. Desde Byung-Chul Han se puede sostener que esto es para mantener no solo el poder, sino también la dominación.
Se les exige abrir las puertas de su hogar, de sus espacios más íntimos, de sus vidas enteras, y dejar constancia de todo ello en un sistema. La confianza se fundamenta en el conocimiento exhaustivo de sus habitantes para poder coexistir. Byung-Chul Han expone también la noción de sociedades de control, donde el poder ya no se ejerce por medio de la represión y el control externo, sino por medio de una cultura de autoexplotación y autovigilancia.
Tanto en la serie como en las dos películas mencionadas, esto es una realidad. La autovigilancia se manifiesta en Omnisciente, donde un dron los monitorea las veinticuatro horas del día. En Matrix, la sedación total es la forma de vigilancia para evitar que alguien despierte, y aquellos que lo hacen, como Neo, luchan constantemente contra los defensores de esta sociedad de control
En la película Matrix, Morpheus le revela a Neo que la matrix está en todas partes, que la realidad que percibe es una construcción creada para mantenerlo cautivo. Incluso en la comodidad de una habitación, puede ver la matrix a su alrededor, en la ventana, en la pantalla de televisión, en todo lo que ha sido diseñado para mantenerlo engañado y alejado de la verdadera realidad. La verdad es que ha nacido esclavo, prisionero de una realidad virtual que no puede ver, tocar ni oler, una prisión para su mente.
“El miedo inmoviliza deseos que combaten sometimientos; el confort adormece deseos que impugnan desigualdades. El ideal de paz social (sin contar la de los cementerios) consiste en propagar deseos que elijan, libremente, entre destinos ya asignados” (Percia, 2017, p. 337).
En singular: Lo común
Trayendo nuevamente la escena en que es asesinado el padre de Nina en “Omnisciente”, se ve al detective haciéndole preguntas a ella y su hermano sobre si alguna vez su padre había intentado quitarse la vida o había estado deprimido este último tiempo, haciendo alusión a un suicidio, mientras la protagonista señala que tenía un disparo en la espalda, lo que sugiere que alguien más lo mató.
El detective le explica a la familia que la oficina de investigación ha sido desmantelada y que ahora es el sistema el encargado de manejar todas las investigaciones. Además, enfatiza varias veces que el sistema nunca falla. Sin embargo, al final de la conversación, el detective le advierte a la familia que “el sistema no falla y nada de lo que sucedió aquí puede salir de este lugar. Ustedes tendrán que mantener este evento en total silencio”. Esta afirmación parece contradecir la idea de que el sistema no falla, ya que si no hubiera habido falla, no habría necesidad de mantener en secreto lo que ha sucedido. De esta forma, la trama sugiere que existe una falla en el sistema que las autoridades están tratando de ocultar.
Sin embargo, “el problema reside en un común vivir sin hospitalidad, sin cuidados, sin abrigos, sin palabras que se dan” (Percia, 2020, p. 88). Imaginar una existencia humana en la que se ha perdido la esencia que nos define como tal, donde las máquinas son elevadas a un estatus divino gracias a nuestra creencia en su capacidad de poseer un conocimiento absoluto. Es como si un Dios hubiera sido creado a partir de componentes electrónicos, baterías y materiales sintéticos, manifestándose en forma de circuitos y plásticos.
“Terrores y crueldades no mueren, mudan, mutan, se disfrazan. Conservan el poder de atraer, fascinar, inmovilizar. Sensibilidades asisten ante sus despliegues con nerviosismos y temores. De pronto, euforias gozan y aplauden lo abominable” (Percia, 2020, p. 84). Podemos abordar el tema de lo que es común en una comunidad, lo que puede desafiar la lógica de la misma. Las comunidades suelen tener una fuerte tendencia hacia la unidad y la pertenencia, marcadas por una historia compartida y la preservación de la identidad colectiva. Sin embargo, esta tendencia a buscar la homogeneidad puede ser problemática cuando se trata de cuestionar lo que nos une. Al pensar en un "nosotros" sin diferencias, se pierde la oportunidad de reconocer y valorar la diversidad y las perspectivas diferentes que pueden enriquecer a la comunidad.
Lo que se entiende por lo común es una especie de llamado de atención hacia aquello que la comunidad puede estar perdiendo o pasando por alto. “Lo común porta la posibilidad de exceder el sentido de lo propio y de lo ajeno, de lo individual y de lo colectivo, del sí mismo y del nosotros, de la identidad y de la representación, de la unidad y la dispersión.” (Percia, 2017, p.129). Es una forma de interrumpir la lógica y el sentido de pertenencia que suele ser característico de las comunidades con su historia y cultura compartida. El cuestionamiento que plantea lo común puede generar cierta distancia en un principio. Al mismo tiempo puede hacernos sentir las normalidades que se dan en la comunidad. “Normalidades hablan la lengua oficial” (Percia, 2018, p. 59). Nina se encuentra cuestionando aquello que hasta ese momento para ella también era parte de las comunidades, es decir, lo incuestionable. Y al cuestionarlo Nina da cuenta de la emergencia de lo común.
En una escena de "Omnisciente", se puede apreciar la diferencia de percepción entre aquellos que son ajenos a la ciudad controlada por el sistema y aquellos que residen en ella. Mientras que los forasteros sienten una gran desconfianza hacia el sistema, los habitantes confían ciegamente en él, actuando como si estuvieran completamente solos. Parece que han olvidado la presencia constante del dron, que los vigila incansablemente, y no consideran que el sistema pueda ser burlado o que alguien pueda acceder a la información almacenada en la gran computadora central.
Se podría diferenciar “la mirada moderna de la privacidad e intimidad desde la perspectiva de la sociedad de la información debe estar centrada en el poder que cada persona tiene de controlar la información que pueda comprometer aspectos que conciernen a su vida privada” (Arancibia Obrador, 2013, p. 2). Trayendo a Martínez Álvarez (2016), ese Otro con mayúscula intimida a las personas ajenas a esta ciudad.
Cuando abordamos el concepto de lo común, se hace evidente la presencia de distancias y cercanías que coexisten simultáneamente. El sentido común aporta a la idea del bien comunitario. El sentido de lo común derrumba la idea del bien comunitario.
En la serie, se puede apreciar cómo se supone que el bien de la comunidad es el sistema de vigilancia, el cual intercambia la privacidad por una mayor seguridad en la ciudad. Se establece un contraste entre esta sociedad y las ciudades vecinas que no tienen este sistema. Estas últimas se muestran como inseguras, pero al mismo tiempo se ve la libertad con la que las personas viven allí, mientras que en la ciudad vigilada se limita su libertad en pos de la seguridad. De hecho, los habitantes de la ciudad vigilada a menudo visitan las ciudades aledañas para realizar actividades que allí están prohibidas.
En la película "Matrix" (Wachowsky, 1999), podemos observar una sociedad que ha sido subyugada y cuyos individuos están siendo manipulados por la matrix, creyendo que tienen el control de sus propias vidas cuando en realidad están siendo controlados todo el tiempo. En esta sociedad, ¿podríamos pensar en una ética de lo común? Lo común aquí es irreverente, no busca respeto, cuestiona lo que genera dolor y da lugar a diferencias.
Podemos comparar la sociedad actual con la de la película "Matrix" de los hermanos Wachowski. Al igual que en la película, nuestra sociedad parece estar adormecida y controlada por un sistema que nos hace creer que somos libres cuando en realidad estamos siendo manipulados todo el tiempo. En este contexto, podríamos identificar a Neo, Morpheus y Trinity como aquellos que actúan como transgresores, como una especie de resistencia que cuestiona la realidad impuesta. Sin embargo, a diferencia de la película, no contamos con un héroe que nos salve de esta situación ni una oportunidad clara de elegir entre la pastilla azul o roja.
No podemos hablar de un bien común como una entidad única, ya que esto implica una imposición y una homogeneización que no tienen en cuenta las diferentes necesidades, intereses y afectos de las personas. En lugar de eso, debemos pensar en una multiplicidad de bienestares y malestares que se extienden en todas direcciones, creando una variedad de instancias de encuentro y disidencia. Estas instancias son lo que llamamos "estares en común", momentos y situaciones en los que nuestras vidas se cruzan, tanto en la cercanía como en la distancia. Como dice Percia, en lugar de preocuparnos por la unidad y la cohesión, debemos aceptar y celebrar las diferencias y las multiplicidades que existen en nuestra sociedad.
Conclusiones
En el presente trabajo se han articulado diferentes autores para reflexionar acerca del tema que dio inicio al mismo, la normalidad en tensión con lo común para la sociedad. El recorrido ha ido de lo general a lo singular pasando por lo particular.
Desde lo general, se ha realizado una cinematografía de ideas, hilando los tres soportes audiovisuales que han atravesado todo este trabajo. Los escritos de Percia han sido vinculados especialmente con cuestiones como las redes sociales y la tecnología. En la actualidad, hemos adoptado nuevas formas de normalidad, donde los teléfonos móviles se han convertido en un elemento esencial e imprescindible en la vida cotidiana de los individuos. Las pantallas de los ordenadores, los smartphones, y otros dispositivos electrónicos son ahora una constante en el paisaje de la vida de las personas.
Una exigencia implícita se hace carne en cada uno en esta sociedad de la tecnología, haciendo sentir como primordial la interacción de los sujetos con estos dispositivos. Una sensación de urgencia parece rodear nuestras vidas si no accedemos a nuestros celulares por un tiempo, como si la vida de las personas estuviese escrita y fotografiada allí, a través de las redes sociales, restándole importancia al contacto persona a persona. ¿Estamos más conectados pero menos presentes?
Un algoritmo que aprende de nosotros y pretende conocernos incluso más que nosotros mismos. Tecnologías que alimentamos y se retroalimentan constantemente. Dándoles la llave de la puerta de entrada a nuestras vidas, sin siquiera pararnos a pensar en por qué quieren entrar. Albergan una gran cantidad de información de todos los sujetos, no sólo de quienes las emplean con frecuencia, sino también de quienes intentan mantenerse ajenos al sistema. Información de gran envergadura, de gran importancia, la cual muchas veces ni siquiera sabemos dónde se encuentra almacenada.
En particular, situándonos en la época. El contexto es esencial para dar sentido a cualquier texto. En este sentido, nos apoyamos en las ideas del filósofo Byung-Chul Han, quien nos muestra una realidad que parece transparente, pero en realidad es todo lo contrario. Han nos invita a reflexionar sobre el concepto de panóptico de Bentham y a compararlo con nuestra sociedad actual. Según Han, vivimos en un panóptico digital, en el que creemos estar en libertad, pero en realidad colaboramos en mantener el sistema de vigilancia. ¿Cómo afecta la tecnología a nuestra capacidad de pensar críticamente y cuestionar el mundo que nos rodea?
Además de estar muy ligado a las tecnologías cuyas herramientas no serían lo que son sin nosotros, no deja de ser una forma de control social. Percia aparece para recordarnos que “mientras controles alertan y diseminan amenazas, cuidados prodigan descansos” (Percia, 2020, p.14).
Por último, en singular, lo común. Último apartado cuyo autor principal es Percia. Quien nos acompaña a pensar desde lo común, cuáles son los problemas de este vivir sin hospitalidad que a veces plantean las comunidades y que está constatado a través de los soportes audiovisuales que intentamos trabajar en este texto. A su vez, las comunidades presentan una compulsión a la unidad. Tendemos a pensar a estas como un todo teñido de un mismo color, cuando esto es lo que provoca problemas en el cuestionamiento. Cada comunidad presenta su propia historia, su singularidad, lo que la vuelve única.
Regresando a lo común, este nos sitúa en distancias y cercanías. Trayendo aquí mis propias palabras de este apartado, el sentido común aporta a la idea del bien comunitario. El sentido de lo común derrumba la idea del bien comunitario.
Por último, el bien de la comunidad tiende constantemente a unificar, a pensar en una totalidad. Resulta excesivamente abarcadora y simplista, dado que no puede haber una única entidad que represente el interés de todos. En cambio, en la idea de lo común encontramos un sinfín de bienestares y malestares dispersos, intereses y emociones que se extienden en distintas direcciones. Debemos pensar en términos de comunidades no totalitarias, donde los distintos intereses y necesidades se fusionan en instancias compartidas y en circunstancias que pueden ser tanto de cercanía como de distancia. A estas instancias las llamamos "estar en común".
¿Puede la tecnología ayudarnos a resolver los problemas que enfrenta esta humanidad?
Referencias:
Arancibia Obrador (2013) Intimidad, privacidad y redes sociales: entre lo público y lo privado. Universidad Alberto Hurtado, Universidad Gabriela Mistral. Columna de opinión, en El Mercurio Legal. Disponible en: http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Opinion/2013/10/09/Intimidad-privacidady-redes-sociales-entre-lo-publico-y-lo-privado.aspx
Blandin Mejía, A. (2019) “Ensayo: derecho a la privacidad en la era digital”. [Manuscrito no publicado] Universidad Tecnológica de Honduras. Materia Sistema de información gerencial. https://issuu.com/blandin1992/docs/derecho_a_la_privacidad_en_la_era_d
Foucault, M. (1982). El gobierno de sí y de los otros. Fondo de Cultura Económica.
Han, B-C. (2012). Sociedades de la transparencia. Herder Editorial.
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Miranda Díaz, G. (2016). Capítulo 4 “Intimidad y privacidad mediada por entornos digitales” en “Ética hacker, seguridad y vigilancia” (pp. 147 - 182). Edición: primera. Universidad del Claustro de Sor Juana.
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Percia, Marcelo (2017). Estancias en común. Buenos Aires: La Cebra, 2017.
Percia, M. (2018) Demasías locuras normalidades. Meditaciones para una clínica menor. - 1a ed. - Buenos Aires: Ediciones La Cebra
Percia, M. (2020). Esquirlas del miedo: pliegues de la peste - 1a ed - Adrogué: Ediciones La Cebra.
Valencia Grajales, J. & Marin Galeano, M. (2017) en “El panóptico más allá de vigilar y castigar”, Kavilando, ISSN-e 2027-2391, Vol. 9, Nº. 2, 2017 (Ejemplar dedicado a: Marxismo en América Latina: a 150 años de El Capital), págs. 511-529
NOTAS
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En el marco de una sociedad aparentemente normal, el desvelamiento se hace carne. Neo despierta de un largo sueño: su vida. Luego del derrumbe del saber sobre su realidad, Neo deberá tomar posición. Hay dos puntos a destacar acerca del film:
a) Cypher: Algo muy destacable de ese futuro no muy lejano es que los agentes de la Matrix pueden hacer pactos con las conciencias digitales de las personas para trabajar en conjunto, desde la Matrix, impactando en el mundo real. El personaje seleccionado representará el lugar de la humanidad que considera que las experiencias sensoriales vividas en el mundo real son idénticas a la Matrix. No hay diferencia alguna. Entonces, ¿Para qué vivir en la tierra si la misma está destruida? Adicionalmente, esa decisión conlleva estar en una guerra constante con las máquinas.
En el futuro distópico de Matrix, los humanos ya no nacen naturalmente, sino que son cultivados como plantas de interior. Eso significa toda una vida de estar adormecido en la Matrix produciendo energía para las máquinas. Este contexto da paso a pensar e interrogar qué tan errada es la posición de Cypher. Al tratarse de una humanidad que nunca vivenció interacciones humanas reales, en algún punto es esperable, en términos políticos, que parte de la humanidad no quiera luchar. Quien logra despertar del denso sueño puede decidir si luchar por la humanidad o, por el contrario, el eterno devenir de la ilusoria digitalidad pre programada.
El cuestionamiento ético que se puede preciar sobre Cypher guarda relación con cómo el personaje no duda en ponerse en un primer lugar a él, y su vida digital, perjudicando o haciendo perder la vida a muchos otros que intentan sobrevivir por fuera de las restricciones y el control de las máquinas que generan la Matrix. Eso convoca la pregunta ¿Qué es lo correcto en un escenario como ese? Si Cypher traiciona a la humanidad, luego su memoria será borrada y seguirá su vida como una estrella en la Matrix, pero si toma la decisión de luchar, sus probabilidades de éxito no están tan aseguradas. Desde este punto de vista es sencillo empatizar con el personaje en cuestión. La sensación que sus actos evocan es que en ese futuro la realidad supera la ficción. La primera es tan macabra que la simulación de la Matrix parece ser un mejor destino para Cypher.
b) Otro punto de interrogación importante que se despliega en base al anterior es el concepto de libertad. Dos definiciones tomadas de la Real Academia Española definen libertad como:
1. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
2. Estado o condición de quien no es esclavo.
Lo que se conoce como el poder de vivir sin ataduras o condicionamientos externos no es un concepto vigente para la Matrix. Todo acto significante es inconsciente y el alcance de todo lenguaje es naturalmente político en tanto que representa una toma de posición.
Dentro de la Matrix se puede decir que el objetivo es no salir de ella, permanecer el mayor tiempo posible. Esto implica que las conciencias digitales de los humanos que están conectados desde que fueron cultivados están completamente inmersos en esa realidad. Ese hecho puede dar a entender por qué personajes como Cypher emergen. Porque ya no se trata de una humanidad en tanto social, sino que es una humanidad de conciencias digitalizadas. En términos de lo que es la libertad, para ese universo específico preguntas hipotéticas que los “ciudadanos de la Matrix” podrían hacer son de la índole de ¿No es libertad poder estar toda su vida viviendo en ese sueño? ¿Qué garantía de sobrevivir tendrían ya esos humanos cultivados en granjas, con los músculos ya atrofiados, en un mundo hostil como aquel? Los humanos de la resistencia podrían erigir ¿No es libertad existir por fuera de las máquinas y su reinado de extenso e intenso control?
Como se puede observar, la libertad es un valor íntimamente relacionado con el control. Control en el sentido de que toda sociedad debe estar enmarcada en determinados límites simbólicos o leyes que garanticen la estructuración de esa sociedad y no de cualquier otra. Es paradójico que partiendo de una palabra que se puede relacionar con la no solidificación de algo (en tanto que libertad sugiere algo que no compromete negativamente al individuo) instantáneamente conduce a un concepto que tiene que ver con el valor inverso. Es decir delimitar específicamente por donde circulará el simbolismo del sujeto.
Es interesante tomar la crítica del film en torno a que toda la realidad podría estar digitada en caracteres informáticos, literalmente programada, como si fuese una ficción. Desde el arte y el psicoanálisis se puede reflexionar acerca de todo este material recordando la frase de Lacan “La verdad tiene estructura de ficción”. El mismo afirmaría que la verdad está relacionada con la palabra misma. Pero que el concepto en sí no es claramente comprensible ni cognoscible. Solo podemos tomar nota de ella, en la medida en que hablamos para expresar nuestros deseos, que nunca se satisfacen del todo, y para referirnos a los deseos de los demás. Resulta muy poético pensar en la resistencia por el inconsciente humano por vías de la palabra porque en un universo comandado por máquinas que solo funcionan mediante una codificación de ceros y unos nada puede existir en relación con la creatividad humana en relación con la palabra artística.
Mi comentario es acerca del análisis de la película "Matrix" y “Omnisciente” Pensar la normalidad y su tensión con lo común
El análisis realizado por Florencia Genovese me resulta excelente, acertado, profundo, la película nos lleva a cuestionarnos si vivimos en una “Matrix”.
Partimos de la idea de pensar a la sociedad en la que vivimos atravesada por la normalidad, una normalidad incuestionable que ejerce un control casi imperceptible, sobre cada uno de nosotros.
El análisis nos lleva a pensar si somos verdaderamente libres o si nuestras elecciones, nuestros gustos, forman parte de un guión del cual no tenemos opción. Creemos que tenemos la libertad de elegir, pero nos preguntamos si es posible que estemos ante una realidad predeterminada.
Estamos atravesados por las redes sociales, en el análisis se plantea cuál es el límite entre lo íntimo y lo privado. “Mientras que los moradores del panóptico de Bentham son conscientes de la presencia constante del vigilante, los que habitan en el panóptico digital se creen que están en libertad” (Han, 2012, p. 39).
Las redes sociales perpetúan estereotipos y patrones de felicidad, la inteligencia artificial cuestiona cada vez más la subjetividad y un cambio de paradigma se ve atrapado entre la búsqueda del placer, la pérdida de referentes identitarios y la disolución de los límites entre lo humano y lo artificial.
El progreso científico y tecnológico sigue su curso, intentando abarcar cada vez más aspectos de la existencia y alejando al sujeto cada vez más de su propia singularidad.
Me quedo con la invitación de analizar el sentido común, para pensar en lo común. Seguir buscando ese “bien comunitario” y al mismo tiempo aceptar que no es un todo acabado. Pensar en lo común invita a abrazar la otredad, lo común es intrínsecamente amar la diferencia, amar y dejar ser lo que nos es ajeno. Es aquí también donde el filósofo Byung-Chul Han reflexiona en su libro “La Agonía de Eros” (2012). En este libro analiza la muerte figurativa de la otredad, la desaparición de lo diferente, refugiamos en el placer individual del consumo capitalista: “eliminar la alteridad para someterlo todo al consumo”. Tanto en Matrix, como en Londres de 1984 y la ciudad en Omnisciente, todos buscan anular la otredad, someter a todo habitante a un único pensamiento, que además es monitoreado constantemente. La sociedad es homogenizada para así inmiscuir un único discurso buscando instituirlo como sentido común. Controlar y encausar toda fuente de deseo hacia el refuerzo mismo del control y la opresión. Han dice también “el deseo del otro es suplantado por el confort de lo igual” anulando así la alteridad. Sólo hay un sentido común: conformarse con ser iguales, como si eso fuera el bien comunitario. Por ello resalta la singularidad de lo común: lo común es disruptivo no sólo porque implica aceptar y convivir con otredades, sino porque invita a amarlas. Han dice unas líneas más adelante: “Al amor de hoy le falta toda trascendencia y trasgresión”; amar es la disrupción, amar es la trasgresión al universal-particular de esta época. Amar es una postura ética. Pero ¿qué amar? Amar las demasías, amar lo diferente, amar la alteridad. Dejar ser lo diferente, abrazarlo como propio. Amar “un sinfín de bienestares y malestares dispersos”. Estar en lo común, amar la cercanía y la distancia. Habitar lo común.
Me gusta mucho esta reseña, sobre todo por las partes en las cuáles habla de Matrix y 1984. Sin duda son 2 sociedades de control, pero que sin embargo, el control se puede ver de una forma muy distinta (en una, a través de una ilusión, en la cuál la persona común y corriente no se percata de estar metido en una y en la otra a partir de un sometimiento absoluto al estado). También me gusta mucho la relación que se le puede otorgar a las 2 pastillas en la Matrix. Se puede ampliar esta perspectiva a partir de lo que ocurre en el análisis normalmente: hay una verdad escondida, y queda en manos de la persona, en aquel momento en donde se encuentra con aquella verdad atroz, en donde decidir si continua haciendo uso de la "Regla Fundamental" (decir todo lo que se le ocurra), teniendo que enfrentarse con una realidad de la que ya no hay vuelta atrás a la duda, o no decir más nada y seguir viviendo sin nunca saber que es aquello lo cuál, aunque lo perturba, le es más cómodo.
¿Cómo se relaciona la normalidad y lo común en la era de la tecnología? Bajo este interrogante, Florencia Agustina Heffes Genovese desarrolla un escrito en el que pone en tensión el rol del sujeto en el mundo moderno. Para ello, emplea tres soportes audiovisuales: “1984”, “Matrix” y “Omnisciente”. Así, resulta apropiado remarcar el hecho de que, cuando lo común tironea, empuja y se deja ver en una comunidad, aparece el sentido común como una voz normativa que castiga a lo que escapa, a lo diferente, la excepción: “La existencia en común no está amenazada por el miedo, sino por la desigualdad” (Percia, 2020, p, 13). En esta misma línea, el sentido común despolitiza, naturaliza y homogeniza la vida y los cuerpos, indicando qué mirar, de qué modo y en qué momento.
Actualmente pareciera que se vive en una sociedad donde ya no alcanza con ser productivo. Ahora se pide (exige) generar un buen clima de trabajo y, por, sobre todo, tener una gran sonrisa en la cara; sonrisa que no debe desvanecerse por nada del mundo. Esto mismo se propaga, se esparce y se contagia en las diferentes redes sociales y aplicaciones. Por un lado, se instrumenta para una mayor actividad (hiperactividad) y multitareas, Por otro lado, slogans como “Sé feliz” o “Don’t Worry Be Happy” permiten ver la normativa afectiva a la que se somete la vida. ¿Por qué no preocuparse? ¿Por qué estar feliz siempre? Según Ahmed: “La felicidad puede ser una burbuja. A veces necesitamos que la burbuja explote” (2020, p, 3).
Referencias:
Ahmed, S (2020): “¡Sonreí!
Percia, M (2020): “Esquirlas – Pliegues de la peste”
En este escrito se plantea una profunda reflexión sobre cómo la normalidad y lo común se entrelazan en una sociedad cada vez más dominada por la tecnología. Sería interesante preguntarse: ¿qué sucede con nuestra subjetividad en este contexto?
El libre albedrío, tal como lo entendemos, parece estar en peligro en un mundo donde la exposición constante, alimentada por la tecnología se ha vuelto la nueva normalidad. Programas como Gran Hermano también han contribuido a la invasión de la privacidad, transformando la intimidad en un espectáculo que se consume con gran disfrute. Esta dinámica refleja un deseo profundo de pertenencia y validación, pero también una dependencia preocupante de la tecnología para construir nuestras identidades. Quizás estemos sacrificando nuestra esencia por la ilusión de control y seguridad que nos ofrecen estas herramientas.
En Matrix, la sedación total de la población refleja nuestra dependencia tecnológica actual, donde la ilusión de control y seguridad encubre una realidad de vigilancia y manipulación. Aquellos que se rebelan contra esta estructura, como Neo, luchan contra un sistema diseñado para perpetuarse a sí mismo, lo que dispara otro interrogante: ¿será la tecnología la nueva forma de adoctrinamiento cuando la religión y la política pierdan su poder?
La obsesión por un “nosotros” sin diferencias, impuesta por el mundo moderno, atenta contra la diversidad y debilita nuestra capacidad de reflexión crítica. En este proceso, la subjetividad individual, en lugar de enriquecerse con la multiplicidad de perspectivas, se homogeniza, perdiendo su esencia. Así, lejos de darnos libertad y “conectarnos”, la tecnología amenaza con convertirse en la nueva divinidad que moldea nuestras vidas, desgastando el libre albedrío y la esencia de lo humano.
Película:Matrix | 1984 | Onisciente
Título Original:The Matrix | 1984 | Onisciente
Director: Lilly Wachowski, Lana Wachowski | Michael Radford | Pedro Aguilera
Año: 1999 | 1984 | 2020
País: Estados Unidos | Reino Unido | Brasil
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