Una sola nota en falso echa a perder una fuga, pero una nota justa, a tiempo, puede salvar a una sinfonía. El axioma podría aplicarse perfectamente al film “La gran estafa” (Ocean’s eleven, 2001), una película que indaga los márgenes de libertad en la vida de los seres humanos.
Toda la primera parte del film transcurre en un escenario necesariamente previsible. Daniel Ocean es un ex presidiario que, arriesgando mucho más que su libertad condicional, decide organizar un golpe maestro a una cadena de casinos de Las Vegas.
Para ello recluta, uno a uno, a los integrantes de su equipo hasta completar un team de once jugadores, algo así como lo que en vísperas del mundial de fútbol podría considerarse un verdadero seleccionado (seleccionado también de actores, con sus naturales estrellas: George Clooney, Brad Pitt, Andy García, Julia Roberts).
Tal como ocurría en la versión clásica de 1960, protagonizada por Frank Sinatra, Dean Martin, Samy Davis Jr. y Peter Lawford, cada uno de los once resulta un especialista en lo suyo: un contorsionista, un genio de la electrónica, un dandy con dotes de actor, un experto en explosivos, dos polifacéticos comodines...
En la mejor tradición de Misión Imposible, en cuanto se organiza el plan, todo sucede con la precisión de un mecanismo de relojería.
Cuando ocurre un imprevisto, éste está allí sólo para indicar que hasta los accidentes pueden ser anticipables.
Pero no existe el robo perfecto. Si el orden de necesidad rigiera sin fisuras, tal vez sí, pero el hombre es un defecto en la pureza del mundo. Y más temprano que tarde el azar mete la cola. Contra todo pronóstico, en ese horizonte obsesivo, aparece la fragilidad femenina. Tess. La gota que desborda al Océano. Se supone que una ex esposa no puede abandonarnos por segunda vez, pero Daniel Ocean sabe que eso no es cierto.
En el juego las ganancias se distribuyen en partes iguales, pero en el amor siempre hay riesgos y ganancias singulares.
La segunda parte del film transcurrirá en ese nuevo escenario. La partitura de la fuga continuará su ejecución perfecta, pero alguien deberá dar a tiempo la nota que salve la sinfonía.
Y Ocean arriesga mucho más que el resto. Por eso su jugada sale de los planes colectivos. En ella estará irremediablemente solo, apostando toda la chance del golpe a la elección de una mujer.
El seleccionado seguirá su juego maestro, pero la clave del golpe se desplazará a un nuevo escenario. Allí Tess tendrá su protagónico magistral, cuando deje penetrar su intimidad por el hombre del que cree separarse para siempre. Es la música del azar, sonando justa y exacta a la medianoche.
NOTAS
Película:La gran estafa
Título Original:Ocean's eleven
Director: Steven Soderbergh
Año: 2001
País: Estados Unidos
PDF: Once a la medianoche
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