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Apostar a pérdida

por Guerra, Nazareno

Universidad de Buenos Aires

Una mujer dice basta: ese sería el puntapié inicial de esta película, que narra la separación de una pareja de jóvenes adultos con un hijo en común.

Entre los contendientes se establece una asimetría inicial, ya que ella (sobrepasada por su rol de madre) no puede desarrollar una carrera profesional, mientras que él no puede (ni quiere) ejercer los cuidados primarios de su hijo.

La rigidez de sus roles los ha vuelto extraños, inmersos en una vorágine cotidiana que los ha alejado progresivamente: allí donde ella necesita ser contenida, él se niega a escuchar.

Cuando ella parte, dejando a Kramer como principal cuidador de su hijo, nuestro protagonista queda sumergido en un territorio tan novedoso como mundano: el de entender que el vínculo con su hijo está implícito hasta en la forma de batir un huevo.

De esta forma, las largas charlas de oficina que antes parecían no tener fin, ahora se convierten en desencuentros constantes, interrumpidos por las exigencias de los cuidados parentales. Kramer, extrañado de sí mismo, “va a ser algo en lo que ya nunca podrá reconocerse”: un-padre. (Lacan, 1956)

Más adelante en la película, el retorno de la madre expone a ambos ante lo que querían evitar: el discurso del otro. En ese conflicto judicial, se revela el significado aparente del título del film. “Kramer vs. Kramer” remite a la carátula de un juzgado de familia, donde ambos exponen sus diferencias, y donde ella obtiene los derechos para convertirse en la principal cuidadora de su hijo.

Es allí cuando ocurre esa sinfonía silenciosa, en la que padre e hijo preparan torrejas ante su inminente separación. Kramer experimenta la emergencia de su cambio subjetivo. En el simple acto de batir unos huevos y preparar un desayuno, él pone en juego el haber pasado de no-poder ser padre, a poder-no serlo. Parece la inversión sutil en el orden de dos palabras, pero todo el film gira en torno a ella. (Agamben, 2005)

El Kramer del inicio de la película no puede renunciar a sus privilegios de varón. En contrapunto, el Kramer del final, acepta la derrota y la confronta como parte de un proceso que lo excede. Entre ambos, el del inicio y el del final, se encuentra velado el sentido simbólico de esta película. “Kramer vs. Kramer” no es más que el conflicto de un sujeto consigo mismo; y el producto de esa tensión irresoluble es la emergencia de un padre.

Solo después este punto, es cuando ella decide negarse a ejercer el lugar que ha obtenido a través de la ley. Entonces, allí se comprende la trascendencia de este film, que podría expresarse de la siguiente forma: si es posible un vínculo familiar, este tiene que estar sostenido en una renuncia. Pero no se trata aquí de cualquier renuncia, sino específicamente de la renuncia que ejerce quien se encuentra en una posición de poder: cuando él se resigna, ella desiste.

En ese punto, el de la impotencia mutua, es donde ambos se reencuentran, donde se rompe finalmente la asimetría que los separaba. El punto de llegada es el de un(a)puesta en común, pero no para ganar sobre el otro, sino para encontrarse en una misma pérdida.



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Película:Kramer vs. Kramer

Título Original:Kramer vs. Kramer

Director: Robert Benton

Año: 1979

País: Estados Unidos

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