Resumen:
Dom Cobb es un especialista en extraer ideas del inconsciente durante el sueño, un proceso que requiere que los sueños sean compartidos y que la víctima ignore que está soñando. Cobb acepta un encargo arriesgado de Saito, un empresario japonés, que consiste en implantar una idea en la mente de Robert Fisher para que renuncie al imperio energético de su padre. Cobb reúne a un equipo formado por Arthur, su socio; Eames, analista de personalidades y maestro del disfraz onírico; Yusuf, especialista en sedantes; y Ariadne, una estudiante de arquitectura y diseñadora de espacios oníricos. El plan implica establecer múltiples niveles de sueño, llegando hasta el limbo, un nivel profundo del inconsciente. Para que la misión tenga éxito, los durmientes deben despertar, morir de manera ordenada en cada nivel onírico. Sin embargo, el sentimiento de culpa de Cobb por el suicidio de su esposa Mal causa la aparición de proyecciones perturbadoras que ponen en peligro el plan, añadiendo un elemento incalculado a la misión.
Palabras Clave: Sueño | Responsabilidad | Psicoanálisis | Culpa
Dream Labyrinths of Responsibility
Abstract:
Dom Cobb is a specialist in extracting ideas from the unconscious during sleep, a process that requires dreams to be shared and the victim to be unaware that they are dreaming. Cobb accepts a risky assignment from Saito, a Japanese businessman, which involves planting an idea in Robert Fisher’s mind so that he will abandon his father’s energy empire. Cobb assembles a team consisting of Arthur, his partner; Eames, a personality analyst and master of oniric disguise; Yusuf, a sedative specialist; and Ariadne, an architecture student and designer of dream spaces. The plan involves establishing multiple levels of dreams, reaching the limbo, a deep level of the unconscious. For the mission to succeed, the dreamers must wake up, dying in an orderly manner in each dream level. However, Cobb’s guilt over the suicide of his wife Mal causes the appearance of disturbing projections that jeopardize the plan, adding an uncalculated element to the mission.
Keywords: Dream | Responsability | Psychoanalisis | Guilt
Introducción
Dom Cobb es un especialista en extraer ideas del inconsciente de otros durante el sueño, robando así sus secretos más valiosos. Este proceso requiere que los sueños sean compartidos y que la víctima ignore que está soñando hasta que despierta. La persecución mortal tras una misión fallida y la promesa de volver a ver a sus dos hijos llevan a Cobb a aceptar el arriesgado encargo de Saito, el adinerado empresario japonés que lo contrata. Este nuevo y peligroso cometido al que denominan "Inception" consiste en implantar de forma muy sutil una idea en la mente de Robert Fisher para que renuncie al imperio energético y comercial de su padre y beneficiar así a Saito, su competidor. Cobb reúne al equipo formado por Arthur, su socio; Eames, analista de personalidades y mago del disfraz en el mundo onírico; Yusuf, especialista en sedantes que inducen a un sueño profundo; y Ariadne, estudiante de arquitectura y diseñadora de espacios oníricos; y se prepara para establecer diferentes niveles de sueño, es decir, un sueño dentro de otro sueño hasta alcanzar la profundidad de tres niveles oníricos a los que se añade uno más: el limbo, que bordea los límites del inconsciente y del que es complicado regresar. Para el éxito de la misión, los durmientes deben despertar, esto es, morir en el sueño, de forma ordenada en cada uno de los planos oníricos. No obstante, el sentimiento de culpa de Cobb por el suicidio de su esposa Mal provoca la aparición de esta en forma de insistentes proyecciones que interfieren en los sueños y ponen en peligro el plan; de esta forma el trabajo original cobra un tinte no calculado.
El presente escrito propondrá un análisis del film Incepion de Christopher Nolan (2010) a partir del circuito de la responsabilidad. Este circuito, tal como lo presenta Fariña, se compone de tres tiempos. En el Tiempo 1, el sujeto –en nuestro caso Cobb– ejecuta una acción con un fin determinado, creyendo que sus efectos se limitan a ese propósito específico. En el Tiempo 2, la realidad le confronta con una disonancia, un resultado inesperado que resignifica su acción inicial, indicándole que algo de esa diferencia le pertenece. Este proceso abre la posibilidad de un Tiempo 3, en el cual el sujeto asume su responsabilidad subjetiva, transformándose en un nuevo sujeto. Esta responsabilidad no se refiere a un deber moral o una acción consciente, sino a una respuesta genuina y no evitativa a la situación, que implica una reconfiguración de su posición frente a las circunstancias y, en última instancia, frente a su propia existencia.
Desarrollo
La primer Inception
Dom Cobb y su mujer trabajaban conjuntamente en el plano onírico. Dedican su tiempo al estudio de los sueños compartidos para perfeccionar su labor. Esta práctica supone construir un sueño, su arquitectura y funcionamiento, e introducir a más de una persona en el nuevo mundo. Durante el sueño compartido, el soñador crea, se sabe arquitecto y controla el mundo del sueño, mientras que el sujeto lo prueba con sus proyecciones e información. Es durante ese hacer cotidiano y regulado, que debido a permanecer más tiempo del que debían, la pareja termina atrapada en el último estadío del sueño: El Limbo. Cobb sabe que aquel es el lugar más profundo de la mente y que allí el tiempo funciona de manera alterada: 50 años allí son simples segundos en la realidad. La única salida del limbo es vía la muerte, lo que lleva a Cobb a implantar en su mujer una idea: “tu mundo no es real, la única salida es el suicidio” (Inception, 2010). Esa acción es emprendida para lograr un fin determinado, despertar en la realidad para volver a estar con sus dos hijos [1]. Podemos ubicar aquí el tiempo 1 del circuito de la responsabilidad. Momento en el que “se realiza una acción determinada en concordancia con el universo de discurso en el que el sujeto se halla inmerso y que, se supone, se agota en los fines para los que fue realizada” (Domínguez, 2006:135). Tiempo en que reina lo particular, la ciencia y la razón guían la conducta. Todo es previsible, nominable, discernible, estructurando la situación. El universo se revela particular en tanto se verifica una propiedad que permite verificar los elementos que lo componen enunciando sus características, conocimiento necesario para lo que de ello se sigue. Cobb conoce el sueño, sus reglas, su funcionamiento y sus niveles y construye a su antojo los escenarios a los que entrará y podrá salir.
El segundo suicidio
El circuito, como plantea el profesor Michel Fariña (2000), posibilita dos lecturas: Una cronológica de forma lineal y una lógica, dinámica, que requiere del après coup freudiano. De modo cronológico, el tiempo 2 coincide con la presencia de algún indicador situacional que pone sobre aviso que algo anduvo mal, las cosas fueron más allá o más acá de lo esperado. “El sujeto se ve interpelado por esos objetos disonantes. Algo de esa diferencia le pertenece” (Fariña, 2000:124). En nuestro escenario puede hallarse esa disonancia en las constantes apariciones de Mal interfiriendo en la tarea de Cobb.
El tiempo 2 coincide con algún indicador que le muestra a Cobb que hubo un exceso en los eventos pasados, de ahí proviene su linealidad, un tiempo en el que el universo particular sostenido en las certezas del yo se resquebraja, permitiendo la emergencia de una pregunta sobre la posición que el sujeto tenía al comienzo, momento propicio para la aparición de una singularidad que, en consonancia con lo universal, demuestra la incompletitud del universo previo junto con la caída de los ideales que lo sostenían.
Oscar D’ Amore (2006) señala a la interpelación como la puesta en marcha del circuito, lectura lógica del mismo, la cual supone un tiempo 2 que se sobreimprime al primero resignificándolo. Impera la lógica de la retroacción… ¡al igual que en el film!. El espectador solo conoce de la existencia de Mal por esas irrupciones, es a partir de la analepsis o flashback, que se revela la escena de primera implantación.
Pero vayamos por partes, explicitemos “el segundo suicidio”, que se corresponderá con el tiempo 2.
Como exceso no calculado de la implantación de la idea, ésta continúa en Mal aún luego de haber despertado. Cree que su mundo no es real y que la única salida es el suicidio. Habiendo regresado a la realidad al salir del Limbo ella aún cree que permanece allí y debe despertar, matándose. Se tira así al vacío desde la ventana de un hotel, acto que es presenciado por Cobb y es realizado pese a que intenta disuadirla de ello. No hay común medida, código entre los amantes, que la detenga.
Ese suicidio del tiempo 1 que era el medio para volver del limbo ahora es real. Mal se suicida en la realidad, punto de inflexión, no hay retorno. Eso lo condena a Cobb a verla una y otra vez en su trabajo en el mundo onírico pues es allí donde el implantó esa idea originaria y es el terreno en donde se ve compelido a responder. Lo no calculado se recorta en ese no salir de esa “otra realidad”. Acción no calculada por Cobb que en el tiempo 1 se presenta como el que sabe hacer con el material onírico, construir mundos, implantar ideas, recorrer laberintos y por último salir de ellos. En suma, el suicidio ahora cobra otro matiz para Cobb, fue más allá de lo propuesto en el tiempo 1. De este modo, après-coup, resignifica el tiempo 1 inscribiéndolo como tal, recortado en otra faceta no prevista del significante "suicidio".
Dos salidas frente a la interpelación
Frente a la interpelación pueden realizarse dos cosas distintas una que ahorra la angustia, culpa que vela, y por otro lado la culpa que de-vela quitando todo velo yoico que intente restaurar la brecha abierta. En otras palabras, la interpelación, desde una perspectiva económica, genera deuda y culpa en un sentido amplio. Esto se relaciona con la economía de lo simbólico que requiere el anudamiento de los elementos disonantes (ubicables en el nivel de las proyecciones de Mal). El modo en que se responda a ello podrá seguir el camino de la vuelta sobre el surco moral, respuesta particular, taponamiento de la dimensión ética: respuestas desplazadas en el sentido de la responsabilidad subjetiva. Ubicamos allí un abanico de posibilidades de respuesta, figuras de la culpa tapón (Cf. D’ Amore, 2006): el sentimiento de culpa, la proyección, la negación, la intelectualización y la formación sintomática. La culpa tapón es el reverso de la responsabilidad subjetiva, de este modo opera des-responsabilizándolo.
Ni la ciencia, ni la razón, ni su saber hacer lo asisten ya para responder por aquello que le pertenece, frente a ese real que lo perturba aparecen tapones. Frente a la puesta en jaque de su saber, se refugia en la negación. Niega cada presentificación, sinsentido aparente, de su mujer bajo la excusa: “Ella no está aquí, ella no es real” (Inception, 2010) Se resguarda así de responder frente a la interrogación por esas proyecciones frente a sus compañeros. El universo sigue siendo dicotómico: real-no real.
A su vez, llama la atención que el recurso técnico-estilístico del film elegido para hacer despertar al protagonista, que insiste sintomáticamente, es justamente una canción que adormece, que tapona: “No me arrepiento de nada/Non, je ne regrette rien”, se presentifica así el Otro completo en la canción de Edith Piaf.
Pero este tipo de respuesta no es la que nos posibilita la continuidad del circuito, sino su detención. Esas apariciones de Mal esconden la clave de la resolución del enigma.
Otra salida
Lo no calculado que ya hizo su entrada, si bien fue desplazado, puede dar lugar a la emergencia de una singularidad, siempre y cuando exista el trabajo de lectura, producción y nominación (Cf. Lewkowicz, 2004). El hilo de Ariadna allí nos orienta en el recorrido por la vía del deseo, que puede ser reprimido, pero se revela indestructible. Éste, hace que él busque sin saberlo (saber no sabido) reencontrarse con ella, su mujer, pues si bien está muerta son los sueños la ocasión para que pueda volver a verla. Ariadne, su nueva arquitecta, con la construcción de nuevos laberintos –un resguardo para evitar que esas proyecciones de ella interfieran en la labor, trabajo encargado por Saito– es la que propicia un nuevo encuentro. Cobb hallará, en ese recorrido, el modo de ob-ligarse a verla una vez más.
Hace su entrada la culpa que ob-liga a responder ligando esos elementos disonantes, retroacción que hace que se retorne sobre la acción del tiempo 1 por la que debe responder: la implantación de una idea en su mujer y sus consecuencias imposibles de calcular. Lo expresa en el mismo terreno onírico, lugar en el que fue implantada. Se nos hace legible en una frase concluyente para él, en el sentido de la responsabilidad subjetiva: “Una idea es como un virus… resiliente… altamente contagiosa. Una idea puede crecer. La más pequeña semilla de una idea puede crecer para definir o destruir tu mundo” (Inception, 2010).
Cobb ya no encuentra escondite alguno, se confronta con lo que ahora leemos como un acto. Está por terminar su tarea, la proyección de su mujer no tarda en aparecer. Para terminar su labor debe confrontarla y franquear esa última barrera. Mal busca hacerlo dudar, confundirlo como él ha hecho con ella, entre la realidad y el sueño. Pero acaso, ¿no es su propia duda en juego allí? Ya no puede negar más su presencia, las figuras de la culpa hacen agua. Sin embargo, la culpa algo le dice y debe responder. Reconoce haberla buscado en sueños, pero no puede hacerlo más, ella ha muerto y la interpelación encuentra su cauce. Por primera vez algo del duelo se presenta: el sueño está por colapsar, debe dejarla. Enuncia: “No puedo quedarme con ella porque no es real. Es solo una sombra de mi verdadera esposa (…) debo volver con mis verdaderos hijos, hemos tenido nuestro tiempo de envejecer juntos”.
El universo se empieza a desmoronar. No hay ni azar ni necesidad que resistan para dilatar la respuesta (la responsabilidad). No hay manera en que eso se vuelva a taponar. Pero entonces, ¿por qué debe responder Cobb en términos de responsabilidad subjetiva?
La imposibilidad estructural
Si la hipótesis clínica constituye el lazo asociativo entre el tiempo 1 y el tiempo 2, situemos allí que Cobb debe responder por esa implantación de la idea que fue más allá de lo previsto. Se confronta con aquello que de la implantación de una idea él no puede controlar y que condujo a la pérdida de su mujer, su objeto de deseo.
No se trata de si Cobb es omnipotente en términos de materia onírica, como supusiéramos en el tiempo 1, pero tampoco de si es impotente en tanto no puede controlar todo aspecto del sueño. Si nos quedáramos sólo en la impotencia no saldríamos del eje particular, universo binario A/-A, omnipotente-impotente. De lo que aquí se trata es de la imposibilidad estructural, del encuentro con la propia castración, borde ante el que se muestra perplejo.
En suma, debe responder por la implantación de la idea, necesaria para salir del limbo, pero que azarosamente se transformó en algo viral, persistente y cuyo alcance no era posible de ser previsto. He allí una ganancia de saber.
Es en ese contexto, el de no controlar el alcance de la inception, en el interior de un sueño y, en el último encuentro con la proyección de Mal, que se formula claramente la pregunta ¿Qué es ella para él? ¿Qué lugar ocupa ese objeto de deseo? Pues Cobb señala que con quien se encuentra en los sueños, es una mera sombra de su mujer, inimaginable para él en toda su complejidad. Es su deseo por ella el que traza la barra de la castración. Si de algo es responsable es por su elección de objeto amoroso, que durante todo el film se negaba a perder.
Es el tiempo ahora de ubicar la relación de disyunción y conjunción entre la responsabilidad jurídica y la subjetiva. Modo de continuidad entre lo que acontece entre el campo normativo, deontológico-jurídico y la dimensión clínica (Cf. Salomone, 2006). Esta distinción es estrictamente conceptual. Se trata de diversos modos de pensar la responsabilidad, diferentes nociones de sujeto en juego, modos diversos para el sujeto de confrontarse con el campo de la responsabilidad: Es en este punto donde la perspectiva ética nos interpela.
Si la responsabilidad moral la habíamos situado en esa retroacción sobre el surco moral [2] que establece lo que está bien, lo que está mal, y que según Freud se halla artificialmente ligada al yo metapsicológico; la responsabilidad jurídica se articula con la noción de sujeto autónomo, imputable por definición, al otorgársele el estatuto de tal: ser capaz de responder por sus actos, elecciones y decisiones –dada su consciencia y voluntad de dirigirlos–. Oscar D’ Amore (2006) da una vuelta más sobre ello, y postula a partir del axioma no hay dimensión ética sin moral que “no hay responsabilidad subjetiva sin culpa, en donde esta última resulta de factura particular y la primera una singularidad” (p.145). Y es que en el terreno jurídico el spondeo, ese salir garante de alguien o de sí mismo, en relación con algo y frente a alguien genera una obligación, una garantía de respuesta, corporalización de la culpa. Siendo que no podrá existir la culpa jurídica sin la responsabilidad objetiva que otorga la razón. Garantía a la que Mal apela en su matrimonio (spondeo) con Cobb al crear esa argucia por la cual, si no la acompaña en ese suicidio real, irremediablemente el principio de razón lo constituiría jurídicamente responsable de su muerte [3]. Pero Cobb halla allí otra deuda en juego por la que debe responder acorde a ese exceso señalado por D’ Amore, ubicable en su decir “la culpa me está diciendo algo”, culpa que devela, culpa que lo lleva a ir más allá, vía regia para llegar a la responsabilidad: rey responder por la elección de objeto amoroso. Lugar del advenimiento del sujeto, sujeto del acto, que coincide con el de la responsabilidad subjetiva.
Efecto sujeto
Luego de la decisión de matar a Mal en el encuentro con su última proyección, ya no hay escondite que desplace la respuesta (responsabilidad) que produzca un sujeto: Cobb.
Como plantea D’ Amore el tiempo 3 coincide con el efecto sujeto, un sujeto dividido. Se recorta este en el despertar aturdido de Cobb en el avión, pareciera estar desconcertado, quizás perplejo, al acecho de la pregunta que ya no cobra cuerpo taponándola: ¿ha destruido o definió su mundo?
De este modo, como no hay responsabilidad subjetiva sin culpa; el tiempo 3, el del acto ético no puede sino coincidir con el efecto sujeto, sujeto dividido por esa pregunta: ¿Destruí o definí mi mundo? No hay ya certeza, solo sujeto de la duda. Pasamos del bien y el Mal, de lo dicotómico realidad-sueño, del encuentro-desencuentro con Mal, a poder dejarla ir, inicio de un duelo que no obstante permite divisar el sujeto de la responsabilidad, S̸ujeto de la duda. Otro nombre del sujeto. Ese desconcierto nos deja la reminiscencia de la risa y el llanto de Ibbieta (El muro, Sarte,1939).
Referencias:
Lewkowicz, I. (1998). Particular, Universal, Singular. En Michel Fariña, J. J. (1998). Ética: un horizonte en quiebra. Buenos Aires: Eudeba.
Lewkowicz, I. (2004). Paradoja, infinito y negación de la negación. Texto establecido por Sebastián Gil Miranda. Material de cátedra.
D’ Amore, O. (2006). Responsabilidad y culpa. En Salomone, G. Z.; Domínguez, M. E. (2006). La transmisión de la ética. Clínica y deontología. I: Fundamentos. Buenos Aires: Letra Viva.
Domínguez, M. E. (2006). Los carriles de la responsabilidad: el circuito de un análisis. En Salomone, G. Z.; Domínguez, M. E. (2006). La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Buenos Aires: Letra Viva.
Michel Fariña, J. J. (2000). The Truman Show. Mar abierto (un horizonte en quiebra). En Ética y Cine. Buenos Aires: Eudeba.
Michel Fariña, J. J. (s/f). Responsabilidad. Entre necesidad y azar. Ficha de cátedra.
Michel Fariña, J. J. (2012) El ombligo del sueño: Una introducción a Inception de Christopher Nolan. Recuperado de: https://www.eticaycine.org/IMG/pdf/Michel_Farina_-_Inception.pdf
Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Michel Fariña, J. J. (1998). Ética: un horizonte en quiebra. Buenos Aires: Eudeba.
Salomone, G. Z. (2006). El sujeto dividido y la responsabilidad. En Salomone, G. Z.; Domínguez, M. E. (2006). La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Buenos Aires: Letra Viva.
Salomone, G. Z. (2006). El sujeto autónomo y la responsabilidad. En Salomone, G. Z.; Domínguez, M. E. (2006). La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Buenos Aires: Letra Viva.
NOTAS
[1] Y, ya veremos más adelante, que también entra en juego allí la conservación del objeto amoroso que ella encarna.
[2] “Recordemos que no hay singularidad en la vuelta al surco moral porque la respuesta resulta un taponamiento de la dimensión ética” (D’ Amore, 2006:153).
[3] Recordemos que antes de suicidarse, Mal crea una escena donde en caso de que Cobb no la acompañe en su suicidio, este sería el culpable –asesino– por su muerte. Construye una falsa escena del crimen, que pareciera dejarlo sin escapatoria. Para lo jurídico si es responsable, entonces es culpable. Pero Cobb da un paso más, siguiendo la propuesta de D’ Amore.
FORUM
Creo que es muy pertinente tomar este film para hacer el recorrido del circuito de la responsabilidad. Me parece muy acertada la elección de los momentos de la película en los que se asiste a cada tiempo. Gran propuesta para refrescar y retomar tan interesantes conceptos que, más allá de poder aplicarse a diferentes obras artísticas, siempre nos invitan a pensar en el día a día nuestras propias vivencias y elecciones.
Catalina, es un verdadero placer haber leído tu artículo. Un trabajo que refleja un desarrollo comprometido y una articulación bibliográfica que resulta tanto concreta como pertinente.
Lograste no sólo situar el circuito de responsabilidad en la interpretación del film, sino también ir más allá en su análisis. Detalles cuidadosamente considerados, como el código entre amantes, que resulta insuficiente para prevenir la tragedia, así como la referencia a la interpretación de Edith Piaf —artista de indudable relevancia—, han sido, sin duda, aspectos brillantes de tu exposición.
Me permito expresar que, bajo mi consideración, es uno de los mejores trabajos del vigente congreso. Seguí escribiendo siempre que puedas permitirtelo, porque da gusto leer un resultado que manifiesta el compromiso y dedicación de su autora.
Saludos, Florencia G.
Es muy interesante lo desencadenado a partir de los hechos ocurridos con la mujer del protagonista, acerca de la implantación de la idea de suicidio en ella y sus consecuencias imposibles de calcular y de imaginar. El protagonista no soporta el dolor de perder a su objeto amado, su objeto de deseo, por lo que de alguna manera tiene que defenderse de ello, siendo de esta manera a través de la negación y las proyecciones de ella en sus sueños.
También es posible ubicar en estos sueños lo inmanejable e incalculable del actuar inconsciente, aquello reprimido que lucha por salir a la superficie y hacerse ver, en un aspecto donde el protagonista cree tenerlo todo bajo control, y aún así nos vuelve a demostrar nuestra esencia como sujetos, el no poder escapar del Inconsciente ni de sus acciones y efectos, siendo que somos sujetos barrados, castrados.
Me resultó muy interesante el análisis que realiza Schejtman, Catalina, respecto del film “Inception” de Christopher Nolan (2010) articulándolo con los tres tiempos que pueden ubicarse en el circuito de responsabilidad que plantea el profesor Michel Fariña. Dicho análisis deja en evidencia la complejidad de la responsabilidad de las acciones de Cobb (DiCaprio) al introducir una idea en la mente de su esposa, creyendo que esto podrá devolverlos a la vida “real”, lo cual termina teniendo consecuencias inesperadas y trágicas.
Siendo un film que no veo hace bastante pero que dejó marca, me resulta refrescante la lectura de este articulo y me surgen nuevos interrogantes. Referido a la idea que le implanta Cobb a Mal, su tótem, un trompo girando, generando una duda sobre la realidad que están habitando. Esta duda que en Mal (efecto no calculado) se transforma en certeza y desplaza de una realidad a otra hasta llegar al acto de quitarse la vida suponiendo llegar a una realidad final, interpela también al espectador en relación a si finalmente Cobb salió del sueño o sigue en algún nivel del mismo, efecto de la última imagen que nos regala el film, el trompo girando mientras él va a buscar a sus hijos. Dicha escena cuestiona el valor de realidad de todo lo que vemos en pantalla, lo cual me recuerda al libro sobre Phillip Dick escrito por Schejtman, Fabian (2018) donde abordando desde la clínica de nudos la psicosis del escritor, el autor ubica la pregunta que acompaño a Dick durante su vida, “¿Qué es lo real?”. Pregunta que, por su parte, trabaje en mi tesina de grado en relación al film “Alicia a través del espejo” (Bobin, 2016) donde realizo una lectura de Alicia dentro de la estructura psicótica y su relación con el deseo. En resumen, me parece que es un film que se presta a hacer un análisis o una interlocución entre otras obras respecto de la pregunta sobre la realidad que a veces parece desplegarse en la estructura psicótica. Por último, por como lo entiendo, pienso que todo el film podría ser leído como varias “puestas en abismo” como plantea el profesor Michel Fariña, es decir, una historia dentro de otra (las distintas capas de sueños) donde estas historias cuentan algo de la trama principal, o de su capa de realidad mas próxima.
En fin, algunas líneas que se me dispararon al leer el articulo, hermoso trabajo y gran película. Me resulto una articulación muy pertinente e interesante.
Película:El origen
Título Original:Inception
Director: Christopher Nolan
Año: 2010
País: Estados Unidos
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