Universidad Nacional de Mar del Plata
Resumen:
A partir de la serie "I may destroy You" proponemos una interrogación acerca del trauma y su tratamiento posible. La interseccionalidad del psicoanálisis con la teoría literaria nos permite pensar al personaje principal de la serie y su proceso creativo. Allí donde la época promueve respuestas totalizantes, el psicoanálisis propone una lectura cada vez. Nos apoyamos en Agamben (2011) para proponer la dimensión del "en común" como acontecer, en las antípodas de los grupos conectados con una identidad. La serie enseña al practicante del psicoanálisis acerca de cómo hacer con el trauma en su esfuerzo de construir una narrativa que integre pasado, presente y futuro enhebrados con el deseo.
Palabras Clave: Trauma | narrativa | subjetividad | deseo
I May Destroy You. The Narration of Trauma
Abstract:
Starting from the series "I may destroy You" we propose a question about trauma and its possible treatment. The intersectionality of psychoanalysis with literary theory allows us to think about the main character of the series and his creative process. Where the era promotes totalizing responses, psychoanalysis proposes one reading at a time. We lean on Agamben (2011) to propose the dimension of "in common" as happening, in the antipodes of the groups connected with an identity. The series teaches the practitioner of psychoanalysis about how to deal with trauma in his effort to build a narrative that integrates past, present and future threaded with desire.
Keywords: Trauma | narrative | subjectivity | desire
Desarrollo
El libre uso de lo propio es lo más difícil
Friedreich Hölderlin
Closure is often a fantasy within itself, this idea that with the right amount of therapy and hard work we can put our traumas behind us. That there is some point on the horizon that marks when we are no longer bound by the traumas of our lives. But life is never that neat, never hews that closely to the narratives we wish it would
Michaela Coel
Un libro se publica en la ficción, una serie sale a la luz en la realidad. Juego de espejos cuando el narrador que se construye en la ficción está tan cerca del autor. Esa cercanía nos la confiesa Michaela Coel que escribe, dirige y protagoniza "I may destroy You".
Serie sin introducciones, que comienza con su nombre en colores extravagantes: "I may destroy You". Un segundo más tarde se lee "I may destroy". Qué o a quién se destruirá está por verse.
Arabella, una escritora millenial que consigue un contrato con una editorial cool (algo así como Penguin Random House) luego de que su primer libro, publicado en PDF fuera un éxito, está atravesando un bloqueo creativo en la oficina de sus agentes. Múltiples artefactos requiere su proceso de escritura: laptop, celular, parlantes. Nuestra pantalla y las suyas comienzan a ser bombardeadas por WhatsApps, videollamadas. Esa textualidad múltiple será un rasgo de nuestra época que la serie logra capturar.
Va por unos tragos con un amigo, la amante de este y el primo de su amigo. Se pone una alarma para saber cuándo irse. Corte. Otra escena.
Arabella está frente a la laptop con la frente rota, su teléfono astillado, y la cabeza aturdida. Comienza el asedio de los flashbacks que la hacen reconstruir los sucesos de la noche anterior: Fue drogada y violada por alguien.
Se reactiva en ese momento una "alianza" con sus amigos: Kwame y Terry que se convierten en un escudo protector. El "autocuidado" se protocoliza: hay que dibujar, pintar y hacer manualidades para exorcizar el trauma.
A partir de la temporalidad Freud construye su teoría del trauma. Existen vivencias que tienen una importancia especial, cuando ocurrieron no había modo de que fueran entendidas. Sólo después se les atribuyó algún sentido, con efecto retardado (nachträglich). (Freud, 1914). Desterradas del recuerdo, solamente en el sueño encuentran el espacio psíquico para acontecer. Si es imposible tener experiencia del trauma, no es de deconstruir que se trata, sino de construir. Construir nuevos sentidos donde hay el retorno compulsivo de lo que no puede ser recordado. Construcción pero que es de cada sujeto. Uno por vez.
Ese “uno cada vez” es la propuesta del psicoanálisis como dispositivo que subvierte el proyecto totalizador de la modernidad, y admite el valor de la singularidad como modo de habitar la existencia.
"Siempre tengo tiempo para hablar sobre el dolor"
La tensión entre atravesar el trauma conectado y "en comunidad" se hace evidente en la serie. En una escena del episodio llamado "Social Media Is a Great Way to Connect" el personaje de Terry dice del lugar de validación que tienen para Arabella las redes sociales: "algún día podés estar triste y necesitar que alguien te dé la razón en todo lo que digas". Arabella entabla discusiones con desconocidos en redes sociales, se vuelve una representante de la temática, y hasta es reconocida en la calle por personas que quieren compartir su historia de abuso, ante lo cual ella afirma siempre tener tiempo para estos relatos.
Giorgio Agamben plantea que está condenado al fracaso cualquier intento de instituir una comunidad en términos identitarios, la experiencia de lo común basada en algún fundamento negativo lleva a lo peor. Ahora bien, es posible pensar en una comunidad de singularidades donde no se establece una relación de un sujeto con determinados predicados o propiedades, sino que simplemente acontece. Esta vida en común como acontecimiento donde los sujetos puedan profanar los dispositivos que los separaban del libre uso del mundo común y de sí mismos (Agamben, 2011).
Pero ¿a qué nos referimos con acontecimiento? Deleuze nos remite a Bousquet en las lecciones sobre Leibniz, “La lógica del sentido” y “La inmanencia: una vida…”. Es el autor que mejor muestra para Deleuze “el acontecimiento”, cita una frase de Bousquet: “Mi herida existía antes que yo, he nacido para encarnarla”. Deleuze agrega que “los acontecimientos se efectúan en nosotros, nos esperan y nos aspiran, nos hacen señas”, es el testimonio de Bousquet. “Todo está en su sitio en los acontecimientos de mi vida, antes de que yo los hiciera míos, y vivirlos, es sentirse tentado de igualarme con ellos” (Deleuze, 1989). El acontecimiento no puede ser sustituido por ningún otro en el devenir del sujeto que lo hace parte suya.
Lejos de poder profanar los dispositivos en los cuales es siervo de poderes que desconoce Arabella sostiene una narrativa de "víctimas y victimarios" que se teje en las redes sociales. Lastima con sus palabras a su amigo por haberle ocultado a una partenaire sexual su homosexualidad. Apunta contra su falta de coherencia narrativa al mostrarse como una víctima y ser en realidad un narcisista que daña y utiliza a las mujeres.
Sale de esa escena angustiosa con una transmisión en vivo de Instagram. No es la primera vez que sale de la angustia con un posteo, o algo por el estilo. Camina por el Soho mientras todos los comentarios y reacciones aparecen en la pantalla y en la realidad del espejo que es esa pantalla, se mira en el poco lugar que dejan los comentarios de sus seguidores. Y sale eyectada a ver a su psicóloga.
La psicóloga interviene. Le plantea cómo deja debajo todo lo que no se ajusta a lo que cree de sí misma. Al mismo tiempo le señala que se puede tomar un descanso de las redes sociales. Con ese descanso comienza el trabajo…
Reanimar voluntariamente la herida para sanarla
Tres fantasías se dan sobre el final del proceso creativo de Arabella. Buscamos situar los efectos que tienen para pensar al sujeto. Se trata de la manera que encuentra la guionista para retratar aquel momento de verse confrontada con la búsqueda del modo “ideal” para lidiar con la angustia, y tramitar lo traumático.
Son tres fantasías que intentan mostrar la multiplicidad de pensamientos, emociones, y posiciones en juego ante la idea de encontrarse con su agresor en el lugar del crimen. En su Seminario XVIII, Lacan (1971) plantea una distinción entre la inscripción de significación, y la imposibilidad insistente de la escritura de cierto vivenciar o experiencia del sujeto (ligado a la idea de imposible como marca de lo Real). Aquellos intentos enérgicos de escribir, e intentar decirlo todo encuentran un límite, o condiciones de posibilidad por la estructura misma de la experiencia; el lenguaje y la fantasía habilitan las múltiples invenciones del sujeto para hacer con lo traumático, y la angustia que lo habitan. Cada una de las fantasías de la protagonista, marcan la insistencia de aquello que no logra inscribirse, aquello donde se ve comprometida entre la violencia del Otro, su historia, y la ineficacia de cualquier modo de ser totalizante que se propone como estrategia de mercado sobre superación, y sanación. Es en este punto que puede pensarse el lugar que tiene el olvido como forma de posicionarse ante el sufrimiento, y la angustia que rodea la experiencia.
Freud en "El creador literario y el fantaseo" plantea que en las fantasías el creador extrae el material para la creación. En ellas, pasado, presente y futuro se aúnan con el deseo. (Freud, 1908, p.130). Podemos decir, que aquel fantaseo –como proceso de elaboración creativa propio de un autor con su obra– pone en juego la historia de la protagonista, sus diferentes atravesamientos, y puntos de angustia que vienen a la escena. Esto queda reflejado en el comienzo de la tercera fantasía, cuando Arabella mira los diferentes cubículos del baño, y se encuentra con figuras de su historia en relación a la sexualidad, el ser mujer, y lo traumático. Estas figuras son: ella misma con Terry cuando eran adolescentes y expusieron a una compañera de clase por fingir un abuso, una mujer con la cual se encontró el día que le aplicaron el test para revisar si había sido abusada, entre otras. A su vez, se trata de la fantasía más propia de Arabella, ya que en ella se pone en juego su historia, traumas que anteceden el abuso sufrido, y da cuenta de una manera propia de lidiar con lo sucedido, sin caer en discursos ajenos, o fantasías de certeza sobre qué hacer con el.
La primera es la fantasía agresiva que deja como resto el cuerpo de su violador debajo de la cama. En la segunda, el plan es de su amiga, que monta una escena para lograr la mediación de la justicia. En esa fantasía se confunde quién habla, cuando David, su agresor, le habla parecen autorreproches. Finalmente, la policía llega y ella abraza a su violador. En la tercera, hay un encuentro erótico con su violador en el que es ella la que lo penetra. El primero y el segundo David se van juntos, y se llevan aquellos traumas que Arabella “escondía bajo su cama” como la ecografía de un aborto que se había realizado años atrás. Cada fantasía es seguida por el mismo contenido, la protagonista escribe asociaciones y líneas argumentativas para su libro en papeles adheridos a su pared.
El último capítulo con su estructura de tres fantasías, opera como parte del proceso creativo, pero es el resultado del encuentro de Arabella con su abusador, ante lo cual se ve confrontada con una pregunta (vociferada por su amiga en la segunda fantasía) que la interpela: “¿Que se supone debo hacer con mi violador?”. Y su respuesta es la pura incertidumbre, cada escenario pone en juego guiones, alternativas, multiplicidad de deseos, y modos de aproximarse a ese punto que la atraviesa: fantasía de asesinato brutal, fantasía de justicia donde el violador resulta haber sido una víctima en otro momento de su vida, y una fantasía donde se entremezcla la muerte, el erotismo, y la posibilidad de Arabella de ser quien domina la escena.
La manera de asistir al ejercicio de creación sobre lo traumático es teniendo en cuenta que su éxito depende de que pueda asir, nombrar y a su vez demostrar lo imposible de decir. Testimonio y fractura.
No simplemente hablada después de la catástrofe, sino hablada sobre el lugar de la catástrofe; las palabras del encuentro establecen una apertura, no sólo mediante su significado, sino en la ejecución de un imperativo que quiebra su sentido y en la pregunta que se abre con esta disrupción (Caruth, 2016, p.34).
La deconstrucción no es la respuesta, o la salida ante lo totalizante
Con el devenir de la serie la autora apunta a dejar algo en claro, y es que no es por el camino de la deconstrucción, o el aprendizaje de los modos de ser habilitados por donde el sujeto vulnerado puede escribir algo de su atravesamiento singular del trauma. Tanto Arabella, como sus amigos, en calidad de figuras que se enfrentan a una incertidumbre, y un punto donde los recursos simbólicos e imaginarios con los que cuentan se quedan cortos ante lo vivido, reflejan aquella tensión entre sexualidad, y sexo. La primera como una discursividad social, y simbólica sobre los cuerpos, el encuentro con el partenaire, y los modos que una comunidad estructura en relación a la pregunta por la diferencia. El sexo aparece como un punto de real (Lacan, J. 1966-1967) que se escapa a los intentos de asir por la vía del lenguaje, y la imagen, se trata de un punto donde se entrama la historia –libidinal– de un sujeto (en tanto efecto) que se define por un otro.
La narrativa que construye la serie, implica un ejercicio de localización del sujeto de la trama, y reconocimiento de que aquello que atraviesa a la protagonista, rechaza cualquier intento totalizante y social de resolución del problema. Cuando se antepone un modo de habitar la angustia, y atravesar el haber sufrido el abuso, aparece un punto de desconocimiento y extrañamiento para Arabella. Es algo interno y singular lo que se pone en juego en el tratamiento que Arabella realiza de su vivencia, al mismo tiempo que logra entramar su proceso de escritura y elaboración, con la construcción de una narrativa que le es propia, y donde habilita la multiplicidad que la recorre.
La verdad del trauma, insiste Caruth, es una verdad que habla otro tipo de voz, que abre otra forma de comprensión, una que exige la imaginación y la producción de lenguajes adecuados para expresarla y dar testimonio de su propia incognoscibilidad. (Caruth, 2016, pp.4-5). No se trata de una dimensión de la experiencia donde el simple aprendizaje de estrategias, o tomar conciencia de lo sucedido sería la base para lidiar con lo traumático. Sino que exige una invención por parte del sujeto, una donde se entrama su historia, su singular modo de habitar el lenguaje, y su universo simbólico-imaginario. Descencializar los modos de respuesta al trauma, y romper con la lógica del protocolo permite volver sobre la pregunta del efecto sujeto en aquella trama donde es enunciado por otros.
Lo que tratamos de expresar es que el abordaje que ella alcanza, no es sin volver sobre puntos de su pasado, y las marcas que dejaron en su forma de posicionarse como “mujer”, y su interseccionalidad más allá de la discursividad. Ese espacio "Inter" se juega con elementos absolutamente singulares: Es el interjuego entre la infidelidad del padre (que ella vio pero no registró), la respuesta de la madre ante esto, el encuentro con Theo y el retorno a la escena de la escuela –ligada a la pregunta por el consenso y los modos de habitar lo femenino–, y en la interrelación entre su sentimiento de pertenencia como descendiente de africanos, y el ser mujer (resumido en las ideas “No poder servir a dos amos”, y “acaso es tarde para servir a aquel grupo llamado mujer”).
Los amigos de Arabella no son meros instrumentos para direccionar la trama, y vehiculizar las decisiones de la protagonista, sino que contribuyen al recorrido que realiza Arabella en relación a su posición, y la construcción de su experiencia, al mismo tiempo que dan cuenta variabilidad de lo traumático. Tanto Terry, que reconoce haber sido engañada por dos hombres en una escena donde ella se ubicaba “empoderada”, como Kwame (quien sufre una situación de abuso, y se ve confrontado con el deseo de un otro que lo busca por fuera de lo sexual), colaboran en el armado de una zona gris donde prima un otro que engaña, esconde, escenifica, y donde el consentimiento se ve complicado. A su vez, estos personajes con los que interactúa Arabella, funcionan como un espejo donde ella encuentra la devolución de su palabra, y una escucha que la habilita a divagar ante la incertidumbre de no saber cómo afrontar el trauma vivenciado.
Multiplicidad y construcción de una narrativa
La serie nos muestra el fracaso de aquella fantasía sobre alcanzar un cierre a lo traumático basado en una cantidad suficiente de terapia, trabajo duro, y empoderamiento. En la elaboración audiovisual aparece la idea de multiplicidad, una lógica diferente al cerramiento de sentidos que un discurso totalizante puede operar sobre el sujeto. Tanto para Arabella, como para Michaela en su rol de directora y guionista de la serie, es la escritura, y la construcción de una narrativa la que les permite habitar lo traumático que las atravesó, y posicionarse de una manera singular ante lo sucedido. Hacerse un relato, no como vivir en un plano especular imaginario, sino posicionarse desde otro lugar en la propia vivencia, y entenderse como el sujeto de aquella enunciación.
Lo que permite que Arabella comience un proceso de transformación es hablar sobre lo sucedido, y escribir un libro donde da cuenta de su experiencia, y donde tuvo que encontrarse con los diferentes sentimientos, recuerdos, olvidos, y fantasías que la situación de abuso le evocó. Esto queda reflejado en la secuencia final, cuando Arabella va a comenzar a leer su libro, se pasa a una imagen de ella feliz en la misma playa de Italia donde episodios anteriores se vio rechazada por un otro, y se entregó al mar.
Al momento de conceptualizar la labor del autor en la literatura, y la narrativa como discurso, Gérard Genette (1980) afirma lo siguiente:
“Si la historia es el material crudo, y la narrativa el producto terminado, con el autor ordenando los eventos de una historia en la manera en que él o ella los ve encajar, el “tempo” remite a la importancia de la temporalidad en el arreglo que el autor elabora; todo pasa por pregunta qué, y por qué los eventos están ordenados en una manera particular” (Genette, G. 1980. p. 75)
Es este ejercicio de escritura, reescritura y armado de personaje, lo que se visualiza en el proceder de Arabella en el intento de construir una narrativa respecto a los sucesos de su vida. El “bloqueo creativo” que enfrenta como escritora, es análogo a la dificultad que encuentra como mujer para posicionarse de una manera que le sea propia ante los eventos de violencia vividos.
El último capítulo de la serie funciona como un momento en el proceso de creación, construcción, y bricolaje que un escritor realiza al momento de producir una obra. Eso cuando existe un espacio de creación operativo, esto es cuando la historia pasa a narración, pasado, presente y futuro deben trenzarse con el deseo. Solo así el creador podrá fantasear posibles resoluciones, devenir de personajes, descartar escenarios, y volver a empezar con otra escena.
La problematización literaria, y la narrativa discursiva teorizada por Genette, están puestas en juego con la vida, y una forma de escritura que le permite narrar. En este punto toma prestado significaciones, y elementos que le brindan otros personajes. Podemos mencionar a su psicóloga con el dibujo de las dos mitades de Arabella, su amiga Terry en relación a la culpa por no haber evitado el abuso sufrido por Arabella, entre otras figuras que la atraviesan.
La multiplicidad de voces, escenarios, discursos, y posiciones que habitan en el universo de Arabella contribuyen al armado de una narrativa, es decir, una forma de elaborar una estructura de relato donde se ubica un sujeto como efecto de esas palabras que tocan el cuerpo del hablante. Cuando interviene su psicóloga, el espacio de creador vuelve a ser operativo, puede ser quien escribe su propio vivenciar, y asume una voz en relación a lo sucedido, saliendo necesariamente de la carga que tienen ciertos sentidos sociales y discursos colectivizados que no dan lugar al no saber y la diferencia en intentos de generalizar un goce –individual por naturaleza (Coppo, D. 2020)– sin dar reconocimiento a la multiplicidad. La escritura del sentir que logra Arabella, como aquel punto diferente de lo sensorial y la historización biográfica, implica reconocer una narrativa propia donde su reacción, o asociaciones no tienen por qué tener un sentido, o seguir la coherencia, sino que es el tratamiento que ella misma realiza de los sucesos.
El valor de la escritura como un modo de hacer, y creación, ante lo traumático puede pensarse en relación a la obra de Georges Bataille (1957), la literatura no es un ejercicio inocente de creación, es una forma de abrazar, y narrar algún punto de aquel Mal que habita y rodea al sujeto que elabora; es necesario hacer consciente la relación entre el Mal y la literatura, para ubicar el valor de la palabra escrita como medio de elaboración singular de aquello que el autor quiere evitar, o desea compartir como otra forma de resolución.
Con el psicoanálisis podemos pensar que existe algo que está por detrás de ese proceso: el deseo. Reavivar voluntariamente la herida en una escena, y en una escena pública lejos de ser reivindicación o mero acto de ruptura se revela como medio para encontrar el hilo de lo que causa. Búsqueda de la diferencia, para que lo que ha afectado no sea sepultado por el silencio y el olvido.
Conclusión
I may destroy You es un testimonio vivo de un proceso singular de narración del trauma. En las antípodas de la respuesta totalizante a la que la época empuja, hay aquí un trabajo "en común" que acontece, que es el de la escritura.
Fundamentamos que es imposible tener experiencia del trauma, no es de deconstruir que se trata, sino de construir. Construir nuevos sentidos donde hay el retorno compulsivo de lo que no puede ser recordado. Construcción que es de cada sujeto. Construcción que tiene como condición necesaria que el deseo logre ser operativo, para hacer su trabajo desde el pasado, con el presente y hacia el futuro.
Referencias:
Agamben, G. (2011) Altísima pobreza.
Caruth, C. (2016) Unclaimed Experience: Trauma, Narrative, and History, p. 4. Baltimore, John Hopkins University Press, 2016
Bataille, G (1957) La Literatura y el Mal. Editorial Leyendo/Escribiendo. 2019. Volumen único.
Coppo, D. (2020) El goce en Lacan: entre problema y concepto. [Tesis de Maestría, Universidad Nacional de San Martín]. Repositorio Institucional UNSAM.
Deleuze, G (1989) Lógica del sentido. Editorial Paidós. Barcelona.
Entrevista a Michaela Coel, Disponible en: https://www.google.com/amp/s/variety.com/2020/tv/features/i-may-destroy-you-michaela-coel-1234739041/amp/
Freud, S. (1908) El creador literario y el fantaseo, en Obras completas. Amorrortu, tomo IX, Bs. As.
Freud, S. (1914), "Recordar, repetir, reelaborar", en Obras completas, Bs. As. Amorrortu, tomo XII.
Genette, G. (1980) Discurso Narrativo. Un ensayo sobre el método. Traducido por Jean Lewin. Editorial Cátedra.
Lacan, J (1966-1967) Seminario XIV La lógica del fantasma. Versión crítica. Traducción de Ricardo E. Rodriguez Ponte para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires
Lacan, J. (1971) Seminario XVIII De un discurso que no sería (del) semblante. Versión critica. Traducción Ricardo E. Rodríguez Ponte
NOTAS
FORUM
Me gustó mucho este articulo, me parece sumamente interesante el hecho de la escritura como trabajo para construir sentidos a partir de lo traumatico. Me lleva a reflexionar también respecto a como la escritora y directora de la serie es a su vez quien la protagoniza, creo que hay un campo para investigar ahi, respecto a poner en cuerpo en esa narrativa.
Película:I May Destroy You
Título Original:I May Destroy You
Director: Sam Miller, Michaela Coel
Año: 2020
País: Reino Unido
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