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Subjetividad ciudadana como síntoma

por Sueiro, María Milagros

Universidad de Buenos Aires - Facultad de Psicología

Resumen:

A lo largo de este trabajo se buscará, tomando la serie Entre Caníbales (2015) de Juan José Campanella, poder pensar en el sujeto contemporáneo ante la falta de representaciones de un Estado nación que provea de sentidos sociales y una subjetivación ciudadana. La búsqueda de representaciones sociales en una lógica mercantil aparece insuficiente ya que ésta provee de otros sentidos que no responden al lenguaje anterior, por lo que se intentará explicar qué sucede con los sujetos en los contextos de sufrimiento contemporáneo en la falta de elementos sociales que vinculen subjetividades fragmentadas.

Palabras Clave: Estado | Ciudadanía | Subjetivación | Política

Citizen Subjectivity as a Symptom

Abstract:

Throughout this work, we’ll be using the series Entre Caníbales (2015) by Juan José Campanella, so that we can think about the contemporary subject that faces of the lack of social meanings and citizen subjectivation that should be provided by The State as an institution that produces them. The search for social representations in the market era appears insufficient since it provides different meanings compared to the previous concepts. By that means we’ll seek to explain what happens to people in the context of contemporary suffering in the lack of social elements that link subjectivities that are separated.

Keywords: State | Citizen | Subjectivation | Politics

Introducción

El presente trabajo se propone comenzar con una pregunta disparadora, una reflexión que, a cuarenta años de la vuelta a la democracia y con la coyuntura que abarca a la libertad como elemento disruptivo de las obligaciones ciudadanas, es interesante repensar en el desarrollo de esta forma política de ejercicio de la ciudadanía. Pensándonos desde el comienzo como parte de estructura estatal, entendiendo que el Estado, según la definición que desarrolla el politólogo Oscar Oszlak (1982) “El Estado es una relación social y aparato institucional” (p.2).

¿Qué sucede cuando el Estado deja de ser un productor de sentido de organización social? ¿Qué implicancias tiene para el sujeto contemporáneo la libertad por fuera del Estado? Ignacio Lewkowicz (2023) dice “no hay Nación que no se compone de ciudadanos; no hay reino si no se compone de súbditos; no hay mercado si no se compone de consumidores. La institución del lazo social es a la vez la institución específica de la subjetividad del tipo de individuo que debe componerlo” (p. 69).

Estas preguntas y reflexiones serán el puntapié para iniciar este análisis para el cual utilizaremos la serie Entre Caníbales (2015), creada por Juan José Campanella, a través de un análisis clínico de la política.

Buscando una representación

La serie tiene aproximadamente sesenta capítulos que abarcan distintas problemáticas. El concepto de la serie gira entorno a la protagonista Ariana (Natalia Oreiro) decide vengarse de aquellas personas que luego de un abuso sexual, a ella y su amiga, las abandonan a la orilla del río y, al subir el oleaje, su amiga fallece mientras que ella se salva ya que se encontraba más próxima a la playa. Evento que queda en el olvido para sus perpetradores, pero no para ésta, quien se propone vengarse del hecho. Luego de muchos años de haberse ido del lugar del suceso, al volver al lugar se encuentra con que quienes habían cometido este acto se encuentran en cargos políticos, en la intendencia de un pueblo inventado para la novela, localizado en la Provincia de Buenos Aires.

A los intereses de este desarrollo, lo acontecido en la historia de Ariana no es algo que desarrollemos sino como mención para poder situarnos en hablar en relación a estas figuras de poder que la serie presenta. En esta aparecen tres personajes a resaltar: Rafael Valmora (Joaquín Furriel), Intendente que aspira a presidente, Agustín Larralde (Benjamín Vicuña) amigo de Rafael con el cargo de Subsecretario de Políticas Sociales y Lucio Lemos Arenal (Marcelo Melingo) empresario amigo y testaferro de Valmora.

Dentro de las obras públicas que realiza la intendencia se encuentra el entubado de un arroyo que inundaba las zonas más vulnerables en los días de grandes caudales de lluvia, con el fin de prevenir futuras inundaciones. Larralde tiende a ser el receptor de las quejas en razón de esta problemática, sin embargo, la gestión se encuentra sin fondos para la campaña de Valmora, por lo que se decide redirigir fondos de la obra a la campaña. Prontamente esto lleva a que la obra se postergue y los trabajadores de esta comiencen a reclamar el incumplimiento de los contratos, ya que todas las personas estaban perdiendo sus empleos.

Lemos Arenal entonces, para poner un límite a las demandas de los trabajadores decide generar un accidente para que la obra no sea posible de realizarse, al menos un tiempo, para ello paga al sereno que iba a estar ese día para que deje entrar a otras personas y que éstas puedan boicotear la obra. Con elementos del azar y el error humano, desconocían que había dos serenos, Pablo quien había aceptado la coima y Norberto que desconocía lo que iba a acontecer. Esa noche el primero decide quedarse en su casa y Norberto insiste en que irá él a cubrir su lugar, si bien a Pablo no le habían contado de las especificidades del plan, imaginaba que no iba a ser algo bueno, pero aún frente a la insistencia de no concurrir, Norberto arriba al lugar de la construcción. Las personas que se encargaban de boicotear la obra colocan explosivos y terminan matando al sereno inadvertidamente que, además, era quien se encontraba liderando el reclamo de los trabajadores.

Esta situación concluye en una serie de hechos que suscitan el encubrimiento de lo que aconteció donde uno de los periodistas de un diario local empieza a investigar lo sucedido luego de que el sereno decide suicidarse tras la culpa de haber aceptado la coima y llevado a la muerte de su compañero. Lemos Arenal intenta comprar el silencio de la viuda, lo que desconocía es que ésta se encontraba llevando una cámara oculta e iba a publicar el contenido de la conversación en el diario local. En conjunto con actos de corrupción y malversación de fondos, el intendente le quita su apoyo a su amigo para no manchar su campaña lo cual lleva al testaferro a quitarse la vida también.

Si bien hay muchas variables que se pueden tocar de la serie, ya que abarca varios elementos de análisis, como ser el poder en situaciones de abuso, elementos de corrupción, entre otros, nos centraremos en este recorte ya que nos ayuda a pensar en torno a las implicancias de la falta del Estado como dador de elementos de sentido.

La serie nos muestra una forma de entender el Estado como uno presente, aquel que vela y que busca generar condiciones de participación social equitativa. Por ello entendemos que la intendencia, como institución representante del Estado en la localidad presentada en la serie, aparece en falta al no atender a las necesidades que requiere la población para participar equitativamente del sistema democrático.

Entendiendo de esta manera que no todas las personas se encuentran en condiciones de igualdad a la hora de participar socialmente, las distintas instituciones del Estado deberían aparecer para proveer de esas condiciones de participación social. Lo que ocurre en la serie es que cuando esto no sucede aparece el reclamo al mismo por no cumplir esa función.

Cuando el Estado aparece en una modalidad ausente de sentido y correspondencia a esta función deja “desamparado” al sujeto. Al sujeto de derecho, al sujeto ciudadano. Sin embargo, cómo hace éste para proveer de ese sentido como pregunta inicial.

En los últimos años, y pensando en la sociedad líquida de Zygmunt Bauman (2003), el sentido de las cosas tiene menor sostén. La posibilidad de tener elementos consolidados a nivel simbólico rápidamente demuestra que carecen de permanencia, llevando a instancias imaginarias más permeables al cambio como forma de construcción de determinados imaginarios sociales e individuales en una sociedad donde la lógica mercantil es la que prevalece. Por ello aparecen reemplazos de esa instancia provista por el Estado de construcción de masa hacia reemplazos situacionales.

Podemos pensar, por ejemplo, en lo relativo al fútbol que, en los últimos años ha tenido una relevancia colectiva más grande en torno al concepto de lo argentino. Las personas hacen masa con el concepto argentino como significante orientado más a lo social, en momentos de un partido quizás más que en las urnas, en una participación social como asambleas, entre otros ejemplos. El sujeto de derecho, de obligaciones o deberes, de un Estado no existe en esa concepción de argentino –aunque quizás sí y luego podamos darle un giro conceptual al mismo–. Sin duda, este análisis es una generalización sin entrar en las singularidades de cada persona, podríamos igualmente pensar que la construcción del fútbol como una construcción social que tiene su propia relevancia, pero queremos hacer énfasis en que nos permite pensar en aquellos elementos que nos sirven para reflexionar sobre una identidad social, y en cómo la relevancia estatal a la hora de pensar en la construcción de un sujeto perteneciente a un lugar, un sujeto ciudadano, una subjetividad ciudadana en términos de Lewkowicz (2023), correspondiente a un espacio, la instancia política pareciera ser cada vez más lejana.

En la serie Entre Caníbales aparece esta problemática, cuando el Estado no vela por las necesidades rápidamente se vuelve a las individualidades. Alejandro Ariel (1994) hace una diferenciación entre la política y la ideología, que brevemente podríamos definir que éste asocia a la primera a la ética y la segunda a la moral. La política como algo atemporal que va más allá de la ideología partidaria, por su parte. Lo que sucede en la instancia de la serie es que deja de haber política a nivel de la intendencia y comienza a aparecer ideología. Lo que está bien o mal es relativo a quienes discuten en esos contextos de definir el porvenir de una campaña que no subyace ya a la política y la lógica en la que presenta la serie la necesidad de un Estado que vele por las necesidades. A la hora de decidir por redirigir los ingresos destinados de la obra a la campaña se lo justifica bajo el concepto del “bien común”, concepto que en términos de la ética debería girar en torno a lo mencionado anteriormente como generar condiciones dignas de participación, aparece ahora como la justificación para un acto individual encubierto.

Rápidamente la serie nos presenta una caída orientada a instancias morales y de culpa. No hay responsabilidad en los sucesos que acontecen sino, simplemente, la culpa que nunca arriba a ese lugar de su reverso como lo plantearía Oscar D’Amore (2006), por el hecho de la serie de suicidios que se suscitan para no responsabilizarse de las competencias que como personal representante del Estado debían cumplir. Al carecer la instancia política-ética de la realización del entubado del arroyo, aparece la instancia moral, ideológica. Frente a esto y el pago del silencio producido por Lemos Arenal a la pareja del sereno, ésta decide realizar una cámara oculta, como mencionamos anteriormente, para hacerlo responsable de sus actos que, como veremos, no está a la altura de responder. La viuda busca hacerlo responsable, pero podríamos decir que no sólo en torno a la muerte de su pareja, sino de su responsabilidad como parte del Estado pero él responde desde la culpa moral.

Es entonces que nos ponemos a pensar nuevamente en el hecho de la construcción ciudadana como sujeto inmerso en el entramado social. Cuando las personas que representan al Estado no cumplen su función el discurso de vinculación de sus partes deja de tener sentido.

Sujeto apolítico

Quizás lo interesante de continuar esta línea de pensamiento a través del concepto de la elección de representantes, justamente en cómo un concepto tal como la democracia es tan antiguo en tanto puede remontarse a la antigua Grecia, se celebra la vuelta de la misma cuarenta años –después desde el fin del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, realizado en los años setenta del siglo pasado– como una instancia que recupera derechos. Desde esta perspectiva, lo que interpela pensar de este tipo de organización es cuánto ha mutado a lo largo del tiempo y debido a que se celebra su retorno luego de haberla perdido a partir de elementos externos que irrumpieron en la realidad de la ciudadanía enmarcados en un conjunto de golpes estatales en múltiples países de Latinoamérica, surge la pregunta de cómo pensamos al sujeto en democracia.

Para ello, pensando en esa transición del concepto de democracia desde la antigüedad a la fecha, ésta pasó de tener una instancia participativa directa a una indirecta, como algo quizás en lo que vamos a ahondar, aunque podríamos decir que este es solo uno de los múltiples cambios que ha tenido la democracia en el desarrollo de su ejercicio, ya que, por ejemplo, el hecho de quiénes pueden ejercerla es uno de los pilares claves para pensarla, así como también la construcción de la ciudadanía.

Al pensar en la democracia de la antigua Grecia la participación en la política –tomando nuevamente el concepto de Alejandro Ariel (1994)– no implica una instancia representativa sino que, por el contrario, aparece en forma directa y como parte de las obligaciones que realizaban los hombres libres, para los atenienses la vida giraba en torno a la polis y cómo mejorarla, Lewkowicz (2023) menciona cómo el sujeto ciudadano era humano por pertenecer a la misma, la significación primaria giraba en el estatuto de la comunidad.

Debido a los cambios sociales y culturales a lo largo de la historia de la humanidad, las instancias de democracia directa dejaron de responder a las necesidades de los individuos que componen a la sociedad. El ejercicio de la democracia siendo directa en la antigüedad, suponía una forma que involucraba sólo a los hombres libres, lo cual supo dejar de lado a gran parte de la sociedad que no podía participar de las decisiones como ser las mujeres, campesinos, extranjeros, entre otros. El crecimiento poblacional requirió que se buscaran representantes que debatieran y tomaran decisiones en torno a lo que la población necesitaba elegidos a través del voto universal.

Lo que quizás es destacable y que se ha perdido en gran parte, es que en esta forma de participación las personas cada vez se perciben más ajenas al ejercicio de los deberes ciudadanos como parte de la vida cotidiana. En la antigüedad, la política era parte de la vida como la vida en la política, esto es algo que supo generar el Estado moderno durante un tiempo pero no pudo sostener por los cambios sociales que fueron generándose a partir del cambio de un Estado nación a una lógica mercantil, lo cual trajo aparejados elementos disruptivos a la hora de pensar la subjetividad ciudadana.

Aun así, hay elementos que resultan de gran valor para retomar, en este contexto, por ejemplo, el concepto de isonomía. Este aparece dentro de los desarrollos griegos para la práctica, el ejercicio del ser ciudadano de la polis, ya que lo que corresponde al término isonomía, etimológicamente, isos como iguales y nomía a norma. Esto podría leerse a partir de pensar que, entendiéndose como iguales, hace que la participación se convierta en el elemento social principal en estos debates.

Aun siendo sujetos iguales ante la ley, el sujeto de la sociedad del consumo no responde a esos deberes y obligaciones a menos que deba hacerlo. La política aparece como algo externo al sujeto, por fuera de la expertise del mismo, queda ligada a los representantes y no se involucra, como sujeto social, en aquellos elementos que lo ligan a eso. Las responsabilidades y obligaciones ciudadanas ya no son parte del imperativo de un Estado nación cuyas marcas subjetivantes dejan de tener sentido en una lógica mercantil donde el imperativo de gozar no se encuentra vinculado a deberes u obligaciones del tipo político-comunitario. El sujeto rápidamente se encuentra apolítico en su posición respecto de aquello que hace masa en lo relativo a una identidad colectiva o ciudadana.

Entre caníbales

Lewkowicz (2023) plantea:

“Esta actualidad está marcada por la presencia de una serie de prácticas que no se dejan leer en su novedad por las viejas representaciones (estatales). Forjada en condiciones nacionales, la subjetividad ciudadana procesa, piensa, resiste y se equivoca en clave nacional. Los modos de estar en el transitar las instituciones disciplinarias de los estados nacionales. Agotada esta paninstitución como instancia dominante prosperan prácticas que no encuentran modo de ser leídas desde las representaciones que tramaron la subjetividad nacional. Esta distancia intraducible entre viejas representaciones nacionales y nuevas prácticas es lo que define nuestra contemporaneidad.” (p.83)

En un contexto donde el Estado deja de proveer sentidos, de brindar una subjetividad ciudadana, donde las instituciones existen pero no proveen esa subjetividad, el sujeto ha de transitar ese estado apolítico con los costos que eso conlleva en tanto la modalidad de una lógica mercantil produce subjetividades desvinculadas o fragmentadas.

No podemos decir que es mejor o peor, simplemente, es un Estado, en tanto forma de vinculación con la ciudadanía o con el sujeto de consumo y, a su vez un estado, una forma contextual en la que se configuran las relaciones entre los sujetos que componen un lugar e intentan generar formas de subjetivación en los contextos que habitan.

Lo interesante de pensar estos momentos que Lewkowicz (2023) plantea como transitorios en los que podemos analizar las implicancias subjetivas, en donde podríamos agregar que hay algo que resiste del sujeto aún en los contextos de la liquidez, de lo veloz, que va a estar ligado a lo social. Ese nuevo sujeto que sufre la falta de ese entramado provisto por el Estado Nación, en una falsa libertad provista por el mercado, donde uno es “libre” de elegir o hacer, sin embargo, es una libertad ficticia en donde las subjetividades fragmentadas no logran tener sostén en una red que sólo tiene agujeros. El sujeto de consumo busca fuertemente algo del sujeto ciudadano, porque hay algo en torno a ese entramado social que carece al no ser provisto por el contexto que habita.

Quizás por eso podemos pensar en esas formas de vinculación como es el fútbol como una forma de generar algo distinto, aunque sea durante un tiempo disminuido, una pausa en lo volátil, pero quizás lo interesante es pensar el efecto subjetivo que le produce a los sujetos la posibilidad de que algo de eso produzca otro tipo de subjetivación.

En la serie Entre Caníbales, aparece la intendencia ya no siendo parte quizás de esa producción de sentido. Agustín Larralde alude a que no importan los ideales o los valores que se presenten si no hay dinero de por medio, pudiendo hacer un paralelismo entre esta contrariedad entre lo que quiere hacerse en torno a las políticas pero que queda ligado a la lógica mercantil que no produce subjetividad, sino que desliga.

Referencias:

Ariel, A. (1994). Moral y Ética. Una poética del estilo. En El estilo y el acto. Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1994.

Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad líquida. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fondo de cultura económica. 2022.

Campanella, Juan José. (2015). Entre Caníbales (serie). Telefe.

D’Amore, O. (2006). Responsabilidad y culpa. En Salomone, G. Z.; Domínguez, M. E. (2006). La transmisión de la ética. Clínica y deontología. I: Fundamentos. Buenos Aires: Letra Viva.

Lewkowicz, Ignacio (2023). Todo lo sólido se desvanece en la fluidez. Coloquio de perros. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2023.

Oszlak, Oscar (1982). Reflexiones sobre la formación del estado y la construcción de la sociedad argentina. En Desarrollo Económico Revista de Ciencias Sociales, Vol. XXI, 1982, Enero-Marzo: Buenos Aires, Argentina.



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Película:Entre caníbales

Título Original:Entre caníbales

Director: Juan José Campanella, Pablo Vásquez, Miguel Colom, Diego Sánchez

Año: 2015

País: Argentina

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