Universidad de Caen, Francia
Resumen:
La primera vez que vi la película “El extraño mundo de Jack” no puede evitar articular las dinámicas que allí se recrean con la construcción del objeto bueno y malo en nuestro más primitivo psicodesarrollo y el resultado de “viajar” de un mundo malo a uno bueno tiene para la psique; la aparición de la ley como objeto maleable, en unas dinámicas de envidia, destrucción y gratitud y la posterior puesta en juego del objeto substituto, como garante del desplazamiento, es decir, de la neurosis. En esta película Jack irá ocupando distintos lugares que dan cuenta de la evolución del psiquismo humano; pero la fijación con el objeto bueno, luego la posición de la envidia y la agresión, para pasar a la posición del parricidio y la inevitable culpa que ello conlleva, para finalmente, y gracias a la resiliencia del objeto bueno, pasar a ser el primer objeto maleable; la ley y así poder interesarse en el amor de Sally, como primer objeto substituto de la perdida.
Palabras Clave: Senobueno | Senomalo | Objetobueno | Objetomalo
Psycho-Analysis of The Strange World Of Jack
Abstract:
The first time I saw the movie "Jack’s Strange World" I couldn’t help but articulate the dynamics that are recreated there with the construction of the good and bad object in our most primitive psychodevelopment and the result of "traveling" from a bad world to one good has for the psyche; the appearance of the law as a malleable object, in dynamics of envy, destruction and gratitude and the subsequent putting into play of the substitute object, as a guarantor of displacement, that is, of neurosis. In this film, Jack will occupy different places that account for the evolution of the human psyche; but the fixation with the good object, then the position of envy and aggression, to move to the position of parricide and the inevitable guilt that this entails, to finally, and thanks to the resilience of the good object, become the first malleable object; the law and thus be able to take an interest in Sally’s love, as the first substitute object of the loss.
Keywords: Goodbreast | Badbreast | Goodobject | Badobject
La aparición del seno malo y del seno bueno
Las primeras experiencias que tiene un ser humano desde su nacimiento, y quizá hasta en su vida intrauterina, se pueden agrupar en dos grandes polos; las placenteras y las displacenteras. En tanto organismos hedonistas, pretendemos conservar las placenteras y desechar las displacenteras. Esta primera división, casi exclusivamente orgánica en sus inicios, que hacemos, ha sido clave en la construcción teórica que hace Melanie Klein (1987) de los conceptos de seno bueno y seno malo.
Actualmente se prefieren las denominaciones de objeto bueno y objeto malo. Parece a primera vista, que una división tan simple y elemental, no puede dar cuenta de la riqueza y complejidad del psiquismo humano, pero años de desarrollo del psicoanálisis de las relaciones de objeto han dado cuenta, de manera minuciosa, como es este fenómeno posible. La primera vez que vi la película “El extraño mundo de Jack” no puede evitar articular las dinámicas que allí se recrean con la construcción del objeto bueno y malo en nuestro más primitivo psicodesarrollo y el resultado de “viajar” de un mundo malo a uno bueno tiene para la psique; la aparición de la ley como objeto maleable, en unas dinámicas de envidia, destrucción y gratitud y la posterior puesta en juego del objeto substituto, como garante del desplazamiento, es decir, de la neurosis.
El sentido de este texto es realizar un análisis desde el psicoanálisis de las relaciones de objeto a la película El extraño mundo de Jack y no la de explicar a detalle los planteamientos teóricos de dichas teorías. Sin embargo se hace perentorio una pequeña introducción a dichos planteamientos para analizar los movimientos de la película.
Una función muy importante de la madre, es poderle traducir las sensaciones, percepciones y estímulos que llegan al bebé. El bebé nada sabe del mundo, pero siente sensaciones agradables y desagradables, siendo hedonista, quiere huir de las desagradables y experimentar las agradables. La madre, por medio de las caricias, el habla, sostenerlo en sus brazos, y demás interacciones, le irá explicando poco a poco de que trata cada sensación. El niño gradualmente deberá ir interiorizando estas explicaciones para dárselas a sí mismo y de esta manera dar inicio a una vida psíquica. Un niño que llora ante la separación con la madre momentánea (ella se tiene que ir a la tienda) es apaciguado por el canto materno y por irle explicando, que ella pronto vendrá. Incluso puede usar un objeto físico para que el niño “sienta” que la madre está a su lado (objeto transicional). Poco a poco, y gracias a las repetidas experiencias, la capacidad de esperar a la madre, es decir de tolerar su separación, dan cuenta de que el niño ha comenzado a interiorizar las palabras de la madre, de decirse que pronto ella volverá, que no demora, que no pasa nada. Esta capacidad de traducir las tensiones (la tensión de malestar que remonta cuando la madre se va), la denomina Winnicott como “holding” del inglés “sostener” mientras que Bion le denomina “rêverie” del francés “ensoñar”. De tal forma el niño va poco a poco interiorizando las explicaciones de la madre sobre su propia existencia, sobre quien es, etc.
Sin embargo, la madre no siempre puede estar presente y en ocasiones el bebé se ve presa del displacer, constituyendo la aparición del seno malo. Este juego de apariciones del seno bueno y del seno malo, será crucial en la construcción de su vida psíquica. Así pues, si las apariciones, constancia y frecuencia del seno bueno, son superiores, el seno malo se irá fusionando con el seno bueno paulatinamente para ir produciendo un nuevo objeto; el objeto maleable, que no es otra cosa, sino un objeto que da cuenta de la perdida momentánea del objeto bueno, pero la esperanza en su reaparición en los objetos substitutos. Es decir, gracias a la solidez con la que logra construir el infante el objeto bueno, puede tolerar y asimilar el objeto malo. Cuando el bebé es capaz de tolerar el objeto malo, por la solidez del objeto bueno, el psiquismo está listo para aceptar la ley paterna (el edipo), que no es otra que la separación y perdida de un objeto bueno primario, con la promesa de poderlo remplazar por otro. Sin embargo, cuando las apariciones del objeto malo suelen ser más potentes, o las apariciones del objeto bueno más caóticas e impredecibles, el objeto bueno no logra constituirse como un espacio de seguridad, sino de envidia y las pulsiones destructivas se dirigen a él.
Tomando la película, esta comienza en el reino del objeto malo; halloweenlandia, donde el terror, lo monstruoso y el espanto son lo constitutivo.
“En Halloweenland se aburría,
allí donde todo siempre era igual.
Estoy cansado del miedo, del terror, de atemorizar.
Cansado de ser algo que se mueve en la oscuridad.
Cansado de observarte mientras me quedo muy quieto,
me duelen los pies de mis danzas de esqueleto.
No me gustan los cementerios ni los lugares sin luz.
Ha de haber algo más que vivir gritando ‘¡Boo!’».
En esta presentación del objeto malo, el sujeto se interroga por la existencia de algo más allá del displacer. Se pregunta por la existencia de un “espacio” placentero para sí. Ha de haber algo más que vivir en la angustia. Articulo la frase “allí donde todo siempre era igual” al encuentro con el registro de lo real en Lacan, pues aquello real, de donde proviene la angustia, es el reino de la indiferencia, todo es igual. Por el contrario, en el registro de lo simbólico (que nos permite metabolizar la angustia), existe la diferencia. Por ello Jack se pregunta por una luz en las tinieblas, por algo que se diferencie del terror de su mundo de Halloween, y allí entra la luz que lo llevará como faro a navidad; la nariz de su perro Zero.
“Entonces desde una tumba, con un salto espectacular,
se acercó gimoteando una niebla espectral.
Era un perrito fantasma, apenas sabía ladrar,
con una naricita roja que brillaba en la oscuridad.”
Esta primera luz en la oscuridad nos introducirá a lo desconcertante de la aparición del objeto bueno.
cuando todo estaba a punto de empezar
sobre Halloweenland cayó una densa niebla.
Jack dijo: «¡No podemos despegar!
¡Es demasiado gruesa!
No podrá haber Navidad.
No seré San Nicolás...»
Entonces una lucecita roja atravesó la oscuridad.
¿Qué podría ser? ¡Era Zero! ¡El perro de Jack!
Jack dijo: «Zero, amigo mío,
necesito de tu luz.
¿Vendrás esta noche conmigo
guiando mi ataúd?»
Esta primera luz, este primer significante nos permite abrirnos a un mundo nuevo, al del objeto bueno.
“Jack no lo sabía, ¡pero había ido a parar
al centro de un lugar llamado Navidad!
Sumergido en las luces se llenó de alegría:
Al fin había encontrado el sentimiento que quería.”
“Jamás pensé que llenaría el vacío que hay en mi”
En el primer viaje de Jack al mundo del objeto bueno, se pregunta constantemente “¿qué es? ¿qué es? Con tanta nieve ya no siente el frio, me cala hasta los huesos un calor que me da paz ¿por qué? no encuentro lo que busco” Pues no logra, desde los términos del objeto malo, significar toda su experiencia. Siente que algo se le pierde, siente que algo no entiende. Este primer contacto con el objeto bueno, que no se puede articular con las lógicas del registro de lo real, dan cuenta de una perdida, de algo que no se encuentra. Y es que, como bien es sabido, en la aparición del primer significante algo de lo real se pierde; el objeto “a”. Esta perdida condena al sujeto a la repetición y ya veremos cómo al hallar el objeto bueno, Jack es condenado a regresar al mundo de la navidad.
La fijación primordial
Este primer encuentro con el objeto bueno encierra a Jack en una fijación; la de repetir su experiencia de éxtasis en la navidad. Por eso se aísla del mundo “¿qué le pasa a Jack? Ya con nadie quiere hablar y solo quiere estar”. En su fijación Jack solo quiere repetir dicha experiencia pero no logra encontrar la fórmula para producir el objeto bueno, no es capaz de hacerlo solo. Por ello vemos escenas de la película donde un árbol de navidad, luego de prender sus luces, se quema y no queda más que carbón, o escuchamos la melodía de navidad, reproducida desde los sonidos del terror de halloween. Veamos el siguiente fragmento;
“le doy mil vueltas a la navidad
¿la comprenderé?
No lo sé decir.
Cuando la respuesta ya cerca esta
Cuando creo entenderla se me van
Se escapan de mi comprensión
Como nieve que derrite el sol
Como un espejismo más.
Me vuelve loco de dolor
Son objetos no más, pero algo tienen de más.
¿qué voy a hacer?”
Y ante estas dudas, Jack siente que finalmente puede entender la navidad, “aunque yo no pueda verla no he de perderla” así que se decide raptar a Santa Claus y remplazarlo (esto es el parricidio y ocupar el lugar del padre).
Envidia y gratitud
Cuando Jack regresa al mundo de halloween, es decir al mundo del objeto malo, su postura frente al objeto bueno cambia; cuando estaba en el mundo de la navidad, su posición frente al objeto bueno la podemos describir desde la duda de ¿qué es? (en oposición, en el registro de lo real lo que se articula es la certeza) y la gratitud por encontrar paz y tranquilidad. Pero cuando regresa a su mundo, su posición hacia el objeto bueno es desde la envidia y la destrucción: en efecto, Klein (1987) ha descrito como la envidia y la gratitud son dos posiciones respecto al objeto bueno, la primera cuando no se posee (Jack esta fuera de la navidad) y la segunda cuando se posee (Jack está dentro de la navidad). Cuando Jack regresa, lo que quiere es arrebatarle la navidad a santa Claus y hacerse él con el objeto bueno. Por ello diseña un plan: ser él santa Claus y desde la lógica del objeto malo, crea juguetes monstruosos para entregarle a los niños.
“¿Por qué a ellos les han dado la risa y la alegría
y a nosotros los cementerios y el miedo en la noche sombría?
¡Yo podría ser Santa! ¡Repartir regalos!
¿Por qué él puede hacerlo año tras año?»
Indignado por la injusticia, Jack pensó y pensó.
Y se le ocurrió una idea... «Sí... Sí... ¿Por qué no?»”
Vemos en este punto del film un movimiento contrario, ya no es un sujeto cansado de las tinieblas que queda asombrado por la bondad de la navidad, sino un sujeto que quiere llevar tinieblas a la luz.
Al poseer el objeto bueno (ser santa Claus) lo daña y la navidad se arruina. Es importante aclarar que la intención de Jack al hacerse con el objeto bueno, desde la envidia, no tiene la intención de la destrucción del objeto bueno, pero es precisamente en ello en lo que culmina. Articulo dicho movimiento, a las pulsiones agresivas que el infante emite en contra del objeto bueno, enseguida de su aparición luego de una larga ausencia; el morder el pezón, la rabieta y el reproche por haber estado sumergido en las tinieblas. Y Así, desde la envidia, comienza a mezclarse los dos mundos, Halloween y Navidad. Los juguetes monstruosos que el mundo de las tinieblas puede diseñar son estos actos agresivos que dañan el objeto bueno. Pero si este se muestra resiliente a los ataques, podrá ubicarse en un lugar que “traduzca” lo malo que arroja el niño, en algo bueno. Ya lo veremos más adelante con la figura de Santa Claus.
El rapto de santa Claus
Raptar a Santa Claus es el intento del infante de hacerse, desde la envidia con el objeto bueno, solo para sí. Apoderarse de él por completo, pero cuando lo hace, lo daña. Y allí se articula el paso de la posición esquizo-paranoide a la posición depresiva. Cuando el bebé ha clivado el mundo en objeto bueno y objeto malo, pero el primero aún es muy tenue, no da la ilusión de poseerle, así que el bebé siente envidia, lo que lo lleva a intentar apoderarse del objeto bueno, pero al hacerlo, lo daña. Y cuando lo cree perdido para siempre, el objeto bueno ha de resurgir de nuevo, mostrándose resiliente a sus pulsiones agresivas.
“Jack se encaramó en una gran cruz de piedra,
y desde ahí revisó su increíble pérdida.
«Pensé que podría ser Santa, de verdad que lo creía».
Estaba tan confuso que hasta el alma le dolía.
Sin saber dónde acudir, miró hacia el cielo sin más.
Se dejó caer en la tumba y empezó a llorar.
Y cuando Zero y Jack yacían juntos y arrugados
escucharon una voz, muy familiar, a su lado.
«Mi querido Jack —dijo Santa—, aplaudo tu gesto.
Sé que no pretendías causar todo esto
y por eso ahora estás triste y destrozado,
pero robar la Navidad... Nunca debió haber pasado.”
Raptar a Santa Claus para ocupar su lugar se articula con las pulsiones hostiles hacía el padre para ocupar su lugar y hacerse con la madre (la navidad). Santa Claus acá es visto como algo especial, pero que no nos permite ocupar su lugar para hacernos con el objeto bueno.
El objeto maleable como producto
Que Santa Claus sobreviva a su secuestro y tortura por el objeto malo es crucial en la historia, tanto de la película, como del desarrollo del psiquismo humano. Cuando el objeto bueno es “capturado” por la envidia y es atacado, el personaje de Oogie Boogie, que en mi análisis representa la envidia, le dice a Santa “de aquí jamás podrás salir”. Pero cuando Jack regresa desde la culpa por haber dañado el objeto bueno (haber dañado la navidad), empieza un enfrentamiento de dos fragmentos del yo, uno Jack como un yo culpable de destruir el objeto bueno (la culpa que emana del parricidio por hacerse con la madre, en el Edipo) y otro fragmento del yo más primitivo, Oogie Boogie, como la envidia y la intención de destruir el objeto bueno que no puede poseer. Mientras se desenvuelve dicha batalla, un personaje intentará rescatar a Santa Claus; Sally, que en mi análisis representará los objetos substitutos que permiten paliar la pérdida del objeto bueno.
Los objetos substitutos son aquellos objetos sobre los que el sujeto puede poner su interés, una vez algo del objeto bueno (el objeto a) se haya para siempre perdido y ha de ser remplazado. Esto lo retomaremos más adelante. Por ahora regresemos a la épica batalla entre la envidia y la culpa.
Un comentario sobre Oogie Boogie, personaje enigmático que es representado como un fantasma que se presenta jugando a los dados en medio de una ruleta rusa gigante. Me gustaría articular este símbolo de los dados con el azar, lo imprevisible, lo caótico. La envidia surge ante lo azaroso e imprevisible del objeto de deseo. Un objeto que no podemos predecir, lo sentimos como ajeno, foráneo a nosotros y por ende imposible de poseer. Por ello la envida y no los celos. Los celos nacen cuando hemos podido poseer el objeto. Cuando Santa es capturado por Oogie Boogie, Santa le advierte “suéltame o un castigo tendrás” pero Oogie Boogie le contesta “que risa, crees que sobrevivirás, de acá nunca saldrás. Me gustan los juegos de apostar y yo siempre trampa haré por eso siempre ganaré”. Conflicto siempre presente en las primeras huellas que comienza a dejar la prohibición en nuestro psiquismo; el objeto bueno nos ha puesto condiciones, y queremos destruirlo por ello, pero ¿y si sobrevive? ¿no seremos castigados?
Cuando la culpa es mayor a la envida y vence, el objeto bueno es liberado en su función de ser deseado. Articula de nuevo el deseo del sujeto, pero esta vez no como un deseo de poseerlo por completo (deseo articulado desde la envidia y que da cuenta de la intención de Oogie Boogie de torturar por la eternidad a Santa Claus) sino desde un deseo castrado, un deseo que reconoce que Jack nunca podrá ser Santa Claus, pero que podrá ser el rey de Halloween. Es decir, Jack se convierte, hace una metamorfosis con su victoria, pasa a ser el primer objeto maleable: pasa de ser la culpa, a ser la ley. La ley es el primer objeto maleable porque tiene una doble función inherente a sí, una mala (nos prohíbe) y una buena (nos protege). Jack no podrá ser Santa Claus, pero no vivirá en las tinieblas totales, pues parte de la luz de la navidad se ha quedado para siempre con él.
Un objeto maleable es aquel objeto que podemos transformar, convertir, modificar, puesto que en su constitución se ubica la falta; la falta que es aquello que se pierde cuando surge el objeto bueno como inalcanzable, a lo sumo sustituible. Es un objeto que si bien, reconoce la pérdida del objeto, presenta la esperanza (ideal del yo) de algún día poderlo remplazar por otro. Por ello, la ley es el primer objeto maleable, puesto que si bien, nos prohíbe el acceso incestuoso al objeto de deseo (ser Santa Claus) nos promete algo alentador (ser el rey de Halloween). Entonces, y solo hasta entonces, Jack es capaz de ver algo que siempre estuvo frente a sí, pero era invisible; el amor de Sally. En otras palabras, una vez se acepta la pérdida, se puede despertar el interés por los objetos substitutos. Por ello Jack, ya no en tanto culpa, sino en tanto ser castrado (la ley) se puede preguntar respecto al amor de Sally “¿pero cómo es posible que no lo haya visto antes?” Antes no lo podía si quiera ver porque estaba fijado en el objeto bueno primordial (la navidad) y de hecho son constantes las escenas donde Sally intenta manifestarle su preocupación y amor pero Jack no la veía, la ignoraba, estaba metido en su plan de ser él Santa Claus, el padre de la navidad.
Referencias:
Klein (1987), M. (1987). Envidia y gratitud y otros trabajos (1a. ed.). Buenos Aires: Paidos.
NOTAS
FORUM
Leyendo el artículo “El extraño mundo de Jack” me surgió pensar en la pregunta acerca del deseo. Jack sentía que algo le faltaba, cansado de la monotonía y de siempre vivir lo mismo buscaba sentir algo más, algo diferente a lo que ya conocía, pero no sabía bien qué. En la búsqueda de su propio deseo cometió el error de reemplazarlo por el deseo de otro, el de Santa. Al darse cuenta que cometió un error, en querer ocupar el lugar de otro cuyo objeto de deseo no es el propio, sintió un sentimiento de suma tristeza y culpabilidad. Esto dio lugar a que pueda realizarse un movimiento psíquico en Jack, en aceptar que el objeto de deseo está perdido y que es inalcanzable, pero puede ser sustituido por su propio deseo, es decir, de preguntarse acerca de su deseo desde su propia identidad como el rey de Halloween y no de la Navidad.
Aceptar la falta, la castración, es una constitución psíquica primordial para dar paso al deseo, las preguntas que se tornen alrededor de la misma darán paso a respuestas propias del sujeto permitiendo la exogamia y direccionar su vida acorde a su propio deseo. Por eso Jack desde la aceptación de la castración y de su identidad es que puede preguntarse acerca de su propio deseo: preguntarse por el amor de Sally.
El amor de Sally es algo que nunca pudo ver hasta que dio por perdido el objeto primordial (Ser Santa). Sally aparece como la elección de objeto de amor exogámico, dando a entender que Jack ha atravesado normativamente el Complejo de Edipo, asumiendo así la falta estructural. Si algo le faltaba a Jack era sentir ese amor en un mundo donde todo es oscuridad, miedo y terror para darle un tono de “vida” a su “muerte”.
Aburrido de la monotonía y tras notar un molesto vacío interior, Jack ‘quiere querer’, pero no sabe qué; de hecho canta “voy en busca de un qué sé yo”. En su pregunta por su identidad, Jack va en busca de un deseo que lo reviva, y así se propone un cambio identitario; quiere reemplazar su posición de Rey de las Calabazas en Halloween para raptar a Santa y convertirse en el Rey de la Navidad. El problema reside en que no lo hace mediante una identificación secundaria, sino que apela al parricidio de la horda primitiva que Freud describe en Tótem y Tabú; bajo el efecto de las pulsiones agresivas, Jack no quiere ser como Santa, Jack quiere ser Santa, lo cual implicaría un parricidio que lo hiciera pasar a ocupar su lugar, fagocitarse al Padre, anteponerse a la Ley, sin asumirse castrado. Una moción pulsional amoral y paradójicamente hedonista que pareciera venir del Ello. En el análisis propuesto por Camilo Arenas se detallan las cuestiones inherentes a este circuito. Propongo un eje más ante esta problemática; la visión sociológica del discurso capitalista y la ilusión de ser que subyacen al modus operandi de Jack. Aburrido y aturdido por el sentimiento de vacío y aburrimiento, Jack busca lidiar con su falta apelando a un rápido cambio de apariencia y propósito. Toma una figura reconocida y publicitada, a propósito producto del marketing capitalista, y pretende convertirse en él. Usando su ropa y repitiendo su conducta Jack cree poder convertirse en Santa, privilegiando la imagen, el tener sobre el ser. Esta es una problemática perteneciente a este paradigma post-moderno, ubicamos un predominio de la imagen, la inmediatez y el consumo por sobre la palabra. El mercado, apelando particularmente al registro imaginario, nos ofrece objetos de consumo que intentan satisfacer una necesidad, aunque esto nunca se logre verdaderamente por la presencia de la falta estructural. Hay un mensaje claro; para poder ser, primero hay que tener. Destáquese, representando al eje simbólico, que el personaje de Sally durante el film intenta constantemente hacer que Jack ‘entre en razón’, advertirlo del inevitable fracaso de su mecanismo, pero Jack ignora sus palabras y se enfoca en superficialidades como la confección de su atuendo navideño. Como es de esperarse, la misión de Jack de convertirse en Santa fracasa, pero lo lleva a encontrarse y asumir su falta, su castración. Posteriormente, la moción tierna triunfa por sobre la agresiva cuando Jack ubica en Sally la elección de objeto de amor exogámico, dando a entender que ha atravesado normativamente el Complejo de Edipo, asumiendo así su incompletitud estructural.
Desde lo que me propone la lectura y haber visto la película hace ya bastante tiempo atrás, en ese momento más por su estética que por cualquier otra cuestión, puedo referir que la misma aborda sirviéndose del personaje protagónico y como una de las premisas de la película el tema identitario, tomando los "Objeto bueno y malo" para la construcción de la misma. De como se es un objeto maleable y a partir de ser ese objeto maleable, moldeable y modificable, poder acceder a la búsqueda y así al encuentro de uno mismo.
De un uno mismo con los claro/oscuros que demanda la personalidad de cada uno, los objetos bueno/malo que se juegan en la identidad de cada cual, pudiéndonos aceptar en las diferencias a nosotros con las nuestras y a los otros con las suyas para lograr la salubridad y equilibrio psíquicos deseados.
El Extraño Mundo de Jack" pienso que es una película que explora temas de identidad, creatividad y aceptación a través del personaje principal, Jack , la película transmite un mensaje psicológico sobre la búsqueda de uno mismo y la insatisfacción con la monotonía. Jack se siente atrapado en su papel y busca algo más significativo. Este deseo de explorar algo nuevo y emocionante, a pesar de las consecuencias, refleja la lucha interna de muchos por encontrar un propósito y sentido en sus vidas. La película también aborda cómo las diferencias individuales y las imperfecciones pueden ser valiosas y cómo la aceptación de quiénes somos es esencial para la felicidad y el equilibrio psicológico y para la comprension hacia los otros como para uno mismo.
Película:El extraño mundo de Jack
Título Original:The Nightmare Before Christmas
Director: Henry Selick
Año: 1993
País: Estados Unidos
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