El amor y la muerte no tienen historia propia. Son acontecimientos del tiempo humano, cada uno de ellos independientes, no conectado (y menos aún casualmente conectado) a otros acontecimientos similares, salvo que en las composiciones humanas retrospectivas, ansiosas por localizar –por inventar– esas conexiones y comprender lo incomprensible.
Zygmunt Bauman
En la era del consumo las relaciones humanas no escapan a dicha lógica. El sujeto busca y encuentra el saber en la tecnología. Experto en la manipulación del teléfono celular, de las tablets, de internet y las redes sociales domina los videojuegos, los buscadores y los blogs desplegando procedimientos que atraviesan el saber y las técnicas, al tiempo que desarrollan el pensamiento algorítmico. Dando lugar a una saturación informática que produce una variedad de valores morales. Valores que van caracterizando la subjetividad de una época.
Lo objetivo, lo colectivo, lo tecnológico, lo organizacional y el mismo sujeto se someten a ese cognitivo algorítmico o procedimental que se apoya en códigos. Correspondencia lingüística y cognitiva de una cultura que se vuelve código y de la que emerge un nuevo sujeto definido por Serres (2013) como personal, íntimo y secreto, pero, también genérico, público y publicable.
Teniendo en cuenta este contexto, los cómputos y algoritmos son utilizados como herramientas para entender y anticipar los gustos, inclinaciones y preferencias de las personas que vuelcan sus comportamientos de consumo cada vez más en el ciberespacio y las redes sociales. Los buscadores o páginas de inicio se personalizan siguiendo dichos patrones y hasta incluso se adelantan a lo que los consumidores van a demandar. Sin dudas, en la búsqueda de una prenda, un nuevo celular o un lugar para beber esta personalización puede ser útil ya que permite que el consumidor conozca un nuevo producto que es acorde a sus parámetros y comportamiento en el mercado. Nadie, al parecer, podría negar que semejante servicio de anticipación ahorra tiempo y esfuerzo. Pero también las tecnologías afectan los comportamientos corporales como la sexualidad y la forma de relacionarse afectivamente. Transformaciones que afectan la sensibilidad y las actividades humanas. El impacto entre ciencia y sociedad es interactuante.
Personas sujetadas a la tecnología o más precisamente a las “App”, programas informáticos diseñados para que el usuario pueda realizar las operaciones que lo satisfagan; ellas permiten jugar, conversar, escuchar música, leer diarios, preguntar y responder, hacerse amigos, pertenecer a comunidades y –¿por qué no?– encontrar pareja. Pero, si las App son aplicaciones creadas por el hombre ¿qué las transforma en garantía para encontrar a la media naranja?
En este contexto, App-dependiente Hang the DJ despliega un escenario en el que se refleja el mundo entendido como una “super-App”; una gran aplicación que garantiza la satisfacción de quienes se prestan a obedecer. También, derriba la ilusión moderna de compartir una vida con un otro por la de compartir un tiempo. Tiempo que parece estar establecido por la aplicación y no por los sujetos.
Ahora bien, ¿Qué es lo que acontece en el encuentro de dos personas? ¿Puede el encuentro entre dos personas estar regido por las pautas de consumo y pretender, entonces, éxito o satisfacción?
Toda relación amorosa comienza con un encuentro. Los resultados de dicho acontecimiento están sujetos a factores que no pueden ser determinados por ninguna lógica previa. De dicha incertidumbre se vale el encuentro para ser genuino. En otras palabras, un encuentro tiene estatuto de acontecimiento en la medida en que esté más allá o más acá de la lógica previa que regula y encasilla la cotidianeidad de las personas. El encuentro está por fuera de lo calculable.
“El acontecimiento requiere de una transformación subjetiva para ser tomado. En rigor, necesita de unos recursos y unas operaciones capaces de leer la novedad en su especificidad radical. De esta manera, el acontecimiento no se reduce a pura perplejidad frente a lo inaudito; se trata de la capacidad de lo inaudito para transformar la configuración que ha quedado perpleja frente a él. Para una subjetividad moderna, el paradigma del acontecimiento es la revolución” (Lewkowicz, I.; 2002).
En esta vorágine de las Apps que pueden instalarse en los dispositivos inteligentes, existen un grupo que tiene como objetivo conectar a usuarios que, por su perfil y preferencia, tiene elevadas chances de tener un encuentro amoroso satisfactorio. Tinder, Happen, entre otras, utilizan una base algorítmica para generar un match (es decir, una coincidencia de interés entre dos personas). Por lo tanto, la misma lógica que las aplicaciones de compra/venta utilizan para acercar a consumidores con sus productos es aplicada para el encuentro entre personas.
¿Es posible pensar que dichas aplicaciones son solo una herramienta más que se agregan a la larga lista de andamios que se valen las personas para encontrarse o, en cambio, son una subversión que no facilita sino que moldea la forma que las personas establecen vínculos entre sí?
El capítulo de Black Mirror lleva este interrogante a un extremo ominoso. Se presenta un mundo en donde el encuentro es sólo posible a través de una selección algorítmica que establece la manera en que las personas se vinculan, asignándoles un tiempo determinado. La esperanza en el horizonte de los usuarios es que encontrarán, cada uno a su tiempo, la pareja perfecta para toda la vida. La mercantilización de las relaciones afectivas parece ser la lógica que subyace en este particular.
¿Es posible afirmar que el objetivo de la Super-App es renovar la ilusión de la complementariedad entre las personas? o ¿Se trata de un intento de borrar las decisiones del sujeto? Más allá de la finalidad de esta Super-App en la que se convirtió el mundo de Hang the DJ ¿De qué deberían responsabilizarse los App-dependientes que viven en él? ¿Es posible pensar vínculos afectivos sin responsabilidad?
Bibliografía
Gardner, H. y Davis, K. (2014). La generación APP. Cómo los jóvenes gestionan su identidad, su privacidad y su imaginación en el mundo digital. Paidos, Argentina
Lewkowicz, I. (2002). Traumas, acontecimientos y catástrofes en la historia. El texto, especial para Página/12.
Serres, M. (2013). Pulgarcita: El mundo cambió tanto que los jóvenes deben reinventar todo: una manera de vivir juntos, instituciones, una manera de ser y de conocer.... Fondo de cultura económica, Argentina.
NOTAS
Película:Black Mirror
Titulo Original:Black Mirror
Director: Charlie Brooker
Año: 2017
Pais: UK
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