El Protegido

¿Existen los superhéroes, o son simplemente una ficción de historietas? En el filme "El Protegido” (Unbreakable), su director y guionista M. Night Shyamalan, utiliza el tema de los superpoderes como un pretexto para tratar las debilidades y capacidades cotidianas de los seres humanos.

El filme cuenta la historia de un hombre que, como tantos, padece aquello que desconoce de sí mismo. Contando con poderes extraordinarios no puede sin embargo disfrutar de lo que más quiere en la vida. No puede ser amante de su mujer ni padre de su hijo. Es que la verdadera proeza no radica en ser superior a la media sino en sobreponerse a las propias limitaciones. La historia se desarrolla en un doble escenario. Por un lado, en clave de suspenso, el progresivo descubrimiento de las habilidades ocultas del protagonista; por otro, el reverso subjetivo de sus falencias más íntimas. Es imposible separar una y otra conflictiva. En la trama urdida por Shyamalan la resolución del enigma policial será condición para desanudar la tragedia personal, y a la vez la salida de esta última aportará la pieza que falta a la primera.

Un ejemplo conmovedor de ello es la escena en la que el niño, convencido de los superpoderes de su padre, le apunta decididamente con un revolver para confirmar su inmortalidad. La madre, desesperada, intenta disuadirlo apelando a los riesgos del disparo. Pero el hombre, tanto o más angustiado que su mujer, hace algo completamente diferente.

Con su intervención, este hombre se sustrae de la angustia. Si su hijo le desobedece en ese pedido crucial, él podrá o no sobrevivir físicamente, pero ya no podrá ser padre de ese hijo, porque habrá perdido toda autoridad sobre él. Al anunciarle que si dispara él no tendrá más remedio que irse a New York, el niño vislumbra lo que realmente puede perder, y es recién entonces cuando baja el arma. Es allí que el personaje encarnado por Bruce Willis adviene padre de su hijo. Cuando le demuestra, en acto, la verdadera proeza de la que es capaz.

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