Universidad de Buenos Aires
Resumen:
El presente trabajo surge a partir de la pregunta por el recurso de la ironía en la puesta en escena de la serie El Eternauta [1] estrenada recientemente. Indaga el sentido de este modo discursivo desde la teoría del Psicoanálisis por lo que se desarrollan articulaciones entre los desarrollos del chiste desde Sigmund Freud y algunas nociones lacanianas que permiten pensar la ganancia que aporta la ironía como modo de respuesta subjetiva frente a situaciones disruptivas. Respuesta que podría quizás contribuir al procesamiento psíquico cuando lo disruptivo y el encuentro con lo Real emergen.
Palabras claves: ironía | disruptivo | lo Real.
Irony in front of disruptive
Abstract:
This paper arises from the question of the use of irony in the staging of the recently released series El Eternauta. It investigates the meaning of this discursive mode from the theory of Psychoanalysis, developing articulations between the developments of the joke since Sigmund Freud and some Lacanian notions that allow us to think about the gain that irony brings as a mode of subjective response to disruptive situations. A response that could perhaps contribute to psychic processing when the disruptive and the encounter with the real emerge.
Keywords: irony | disruptive | the Real
Introducción
Muchas reflexiones se han escrito a partir de la serie El Eternauta especialmente desde las miradas psicológica y sociológica. El argumento de este cómic que fue escrito por Héctor Oesterheld e ilustrado por Francisco Solano López en el año 1957, fue llevado a la pantalla en formato de serie provocando ideas y sentires diversos; por lo que se convierte en un producto artístico de valor destacable. El presente escrito fue motivado a partir de la experiencia de la atención flotante que es la marca distintiva de nuestra profesión y que en tanto espectadores, facilitó la atención hacia aspectos más sutiles que aparecían en el relato. La propuesta que nos dispara el visado de esta serie, será entonces, hacer foco, especialmente en lo que se nos mostraba desde los escenarios donde transcurría la historia. Las publicidades y los anuncios propagandísticos aparecían sugerentes con algún toque de humor o ironía quizás, haciendo lo suyo en el relato de los autores.
Si el cine y las series en tanto productos artísticos logran interpelar con sus propuestas, en este caso enfocamos la mirada sobre el discurso irónico, entendiéndolo como un decir que va entre líneas y que, lejos de cristalizar certezas, abre nuevos sentidos. Un decir que por su mismo formato, dice otra cosa más allá de lo explícito. ¿Por qué el recurso de la ironía en una producción artística? ¿Cuál es su naturaleza y función? ¿Qué dice? ¿Por qué decir algo de manera solapada? ¿No es suficiente el relato que arma la trama de los personajes en un contexto y situación tan maravillosamente creado? ¿No está todo dicho en semejante argumento y montaje? ¿Por qué decir algo más y de manera inversa?
Sobre la ironía
Indagando sobre el significado del término, su tratamiento desde la Filosofía y buceando en los aportes del Psicoanálisis nos proponemos llegar a un puerto de posibles respuestas donde nos permita arribar, contra transferencia mediante quizás; el andar enigmático de El Eternauta.
El término ironía es un vocablo griego que refiere al sustantivo “eironeia” y se traduce a nuestra lengua como disimulo o ignorancia fingida. La Real Academia Española lo define como: ”1) burla fina y disimulada, 2) tono burlón con que se expresa ironía y 3) expresión que da a entender algo contrario o diferente de lo que se dice, generalmente como burla disimulada” (s/f).
Desde la filosofía antigua este término se refiere al método de Sócrates quien a partir de la duda y fingiendo no saber, preguntaba de modo estratégico estimulando respuestas en sus interlocutores para llegar a la sabiduría. En este caso la ironía responde al disimulo sobre el no saber de quien propone la interrogación. El método queda explicado por Adolfo Carpio (2015) a partir de los momentos de refutación y mayéutica. Consiste en una pregunta inicial que será sostenida para que los interlocutores puedan responder desde lo que creen saber y así, mediante la refutación se logra un sistema de contra argumentaciones que amplían y complejizan la idea inicial. Es decir aquí, la ironía permite ampliar el horizonte del pensamiento favoreciendo nuevas y mejores respuestas ante aquello que se pretende responder. Desde esta mirada filosófica podríamos pensar a la ironía como un recurso discursivo que nos lleva a pensar algo más de lo que dice el argumento de la obra.
Desde el Psicoanálisis, es pertinente explorar el trabajo de Freud sobre el chiste y su relación con lo inconsciente (1905). Allí expresa que los chistes emplean ciertas técnicas semejantes a los sueños. Menciona por ej. la condensación, el doble sentido de las palabras, el desplazamiento, lo absurdo, la representación indirecta y la antinómica, el contraste y la unión de una significación con una imagen sonora que no dice nada. Los clasifica en inocentes o tendenciosos, siendo estos últimos de temática sexual o agresiva. El sentido de los mismos queda explicado a partir de lograr una brecha defensiva y facilitar la liberación de energía psíquica que, de otra manera, se habría utilizado contra el contenido sexual o agresivo articulado por el chiste. Considerando que la civilización fuerza a reprimir los deseos sexuales y agresivos, la ganancia para el sujeto en los chistes tendenciosos sería poder disfrutar de estos placeres rodeando el obstáculo que está en el camino del instinto hostil o libidinal. Un chiste tendencioso entonces, libera de crear la inhibición necesaria para el autocontrol o permite que superemos un obstáculo ya existente haciendo desaparecer la inhibición.
En el sentido antes explorado podemos considerar que el recurso a la ironía en la serie, se equipara a la función del chiste tendencioso cuya ganancia sirve a la necesidad de vehiculizar la aversión a la que nos confronta el argumento de la serie. La caída de un orden de la realidad que hasta el momento funcionaba como certeza, hasta la puesta en juego lo disruptivo.
En la misma línea es pertinente ubicar el tratamiento que el psicoanalista lacaniano Jacques-Alain Miller hace de la ironía cristalizada en el delirio en las psicosis. En una conferencia publicada en el año 2011 plantea la ironía, como modo de defenderse contra lo Real [2]. Explica la diferencia entre la ironía y el humor, ubicando a este último como un recurso del neurótico donde la capacidad de simbolización es posible. Así planteada la ironía es pensada entonces como una respuesta contra el Otro [3]. En palabras de Jacques-Alain Miller:
“¿Qué dice la ironía? Dice que el Otro no existe, que el lazo social es, en el fondo, una estafa, que no hay discurso que no sea del semblante” –título de un Seminario de Lacan.” (2011).
Cabe agregar que entendemos la noción de Real desde la conceptualización que Lacan hace de los tres registros para explicar la construcción de la subjetividad: Real, Imaginario y Simbólico. La realidad que percibimos está mediatizada con palabras e imágenes que conforman el orden Simbólico e Imaginario respectivamente y lo Real es aquello imposible de ser integrado a estos registros, lo que resiste a toda simbolización por lo que no puede ser completamente capturado por el lenguaje o representado en el orden simbólico.
La ironía en El Eternauta
El relato nos presenta al personaje principal, Juan Salvo caminando por las calles de la ciudad cubierta de cadáveres congelados por una nieve tan enigmática como fulminante. El recorrido del personaje es una oportunidad para mostrarnos un escenario tocado por la catástrofe que puso fin a la vida de las personas que fueron sorprendidas por esa nieve fatal. Su marcha describe un escenario irónico montado entre chatarra, cadáveres y “discursos”. La cámara sigue el andar del personaje y nos muestra un supermercado llamado “Buen Futuro”, el exterior de un tren detenido forrado por una publicidad de desinfectante Lysoform diciendo “Decile SI a disfrutar del camino, NO a los virus y bacterias”; en contraste con la, mirada de estupor que el rostro enmascarado de Juan Salvo deja ver.
¿Qué son estos elementos de los autores, sino la denuncia de que el orden Simbólico e Imaginario que crean la realidad de los seres humanos, es una mentira? ¿Qué lugar ocupa la ironía sino es el de burla movida quizás por la angustia ante la caída del Otro, ante el encuentro con el tercer registro planteado por la tesis lacaniana de lo Real?
No es el humor del chiste que Jacques-Alain Miller (2011) ubica en la neurosis donde la simbolización agota el sentido de lo libidinal que pretende vehiculizar, es mucho más. La ironía en esta pieza artística trasciende las fronteras del chiste ingenuo en esta versión seriada de El Eternauta. Denuncian y confirman que a través de la simbolización algo muere en lo Real; pero aún así, las palabras del relato en tanto producción simbólica, en esta pieza artística no alcanzan. Cuando la disruptiva nieve enigmática evoca la aparición de lo Real, se caen los velos fantasmáticos que gracias a los registros Imaginario y Simbólicos, Juan Salvo y sus amigos, supieron conseguir.
El evento disruptivo situado aquí en la aparición de la nieve mortífera que detuvo la vida tal como era vivida hasta su aparición generó las condiciones para una edición (entre tantas posibles) del encuentro con lo Real. Cabe aquí agregar que lo disruptivo es entendido desde el acontecer de un evento no esperado, que arrasa con las coordenadas de vida de los sujetos y que para su afrontamiento y elaboración se requerirá de los recursos psíquicos con los que cada sujeto cuente, por lo que son potencialmente traumáticos. En términos de Moty Benyakar (2016) lo disruptivo queda diferenciado de lo traumático de la siguiente manera:
“Propongo usar el término ‘disruptivo’ para reemplazar la palabra ‘traumático’ cada vez que hablamos de los hechos y las situaciones que ocurren en el mundo externo. En latín, dirumpo significa destrozar, hacer pedazos, romper, destruir, establecer discontinuidad. Por lo tanto, disruptivo será todo evento o situación con la capacidad potencial de irrumpir en el psiquismo y producir reacciones que alteren su capacidad integradora y de elaboración” (pág 14).
Lo disruptivo como evento que interpela el orden de los tres registros lacanianos: Imaginario, Simbólico y Real; y como oportunidad para ironizar sobre lo fantasmático de cada quien, toma una vez más su lugar en el cierre de la misma escena. En esta vemos a Juan Salvo transitar la ciudad transformada (y deformada) por las consecuencias de la nieve catastrófica hasta que se detiene de espaldas a un edificio desde donde podemos ver una gigantografía de una propaganda gubernamental con la foto de flamantes vehículos policiales acompañada de la frase: “Para que tu barrio este seguro”. Y si la ironía aquí no lograba hacer lo suyo para burlarse del discurso del Otro; el director redobla la apuesta, cerrando esta escena con un primer plano del cielo ominoso y oscuro que parece resquebrajarse entre tenebrosas y brillantes luces anaranjadas que anuncian la presencia de algo aún imposible de simbolizar. Así entonces, la ironía tal como lo desarrolla Jacques-Alan Miller es la forma cómica que toma el saber que el Otro no sabe o el saber de que el Otro como saber, no es nada. Así lo expresa en el trabajo referenciado:
“Mientras que el humor se ejerce desde el punto de vista del sujeto-supuesto-saber, la ironía sólo se ejerce allí donde la caída del sujeto-supuesto-saber se ha consumado (2011).
A modo de cierre
La ironía desde la mirada filosófica y siendo fieles a la naturaleza de esta disciplina podría darnos señales para preguntarnos el porqué de tal discurso y sospechar de la literalidad de lo dicho buscando más allá y abriendo nuevos sentidos en tanto espectadores que resignifican el relato que la obra ofrece.
Desde los aportes freudianos podemos pensar a la ironía como un recurso que facilita la emergencia de afectos y mociones libidinales sin inhibiciones a partir de la experiencia displacentera a la que nos enfrentamos en tanto espectadores de El Eternauta.
Y, por último, la ironía en esta pieza puede ser un modo de respuesta frente a la puesta en escena de la verdad que nos habita a los seres humanos. Esto es, somos seres del lenguaje, creamos ficciones sobre nosotros mismos a partir de registros simbólicos e imaginarios, haciendo de esta ficción “la verdad” de cada uno, el discurso del Otro que nos sujeta. Esta verdad que aparece en escena no es sino la otra verdad: que el discurso del Otro puede caer y con él todas nuestras certezas, horizontes y el relato que armamos sobre nuestra vida. Cuando lo disruptivo se hace presente develando lo Real en escena, se interpelan todos los recursos subjetivos y se activan además respuestas posibles con las que hacer frente a lo que acontece. La ironía será quizás un chiste tendencioso que nos ofrecen cómplicemente los autores para procesar la angustia frente a lo ominoso y hostil del evento disruptivo, o una denuncia burlesca sobre lo efímero de los discursos y verdades creadas.
Cualquiera sea el sentido, puede pensarse como un modo de responder por la vía de la simbolización; propiciando así, que lo disruptivo no necesariamente devenga traumático.
Referencias:
Benyakar, Moty (2016): Lo disruptivo y lo traumático. Vicisitudes de un abordaje clínico. Comp. Ramos, E; Taborda; Madeira, C. Nueva Editorial Universitaria - U.N.S.L. https://www.bivipsi.org/wp-content/uploads/unsl-Disruptivo.web_.pdf
Carpio, Adolfo (2015): Principios de Filosofía. Una introducción a su problemática. Paidós.
Freud, Sigmund (2007). El chiste y su relación con lo inconsciente Obras Completas Tomo VIII 1915. Amorrortu Editores
Lacan, Jackes. (1974-75) Seminario XXII: R. S. I. Versión Crítica. Trad. Ricardo Rodriguez Ponte. Inédito.
Miller,J-A.,(2011): Ironía, Consecuencias. Revista digital de arte, psicoanálisis y pensamiento, Edición 7. Año 2011. https://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/007/template.php?file=arts/alcances/Ironia.html
Real Academia Española (s. f.): Diccionario de la Lengua Española. Recuperado el 30 de junio de 2025, en: https://dle.rae.es/iron%C3%ADa?m=form
NOTAS
[1] El Eternauta. Serie estrenada en abril de 2025 en la plataforma Netflix con la dirección de Bruno Stagnaro.
[2] El autor trabaja desde los conceptos de Jacques Lacan sobre los tres registros que articulan la subjetividad: Lo Real, lo Imaginario, lo Simbólico. En el Seminario XXII de 1974, Lacan profundiza en el tema de la identidad y el papel del lenguaje en la construcción de la misma. Examinó cómo estos tres registros (Real, Simbólico e Imaginario) afectan nuestra percepción de la realidad y cómo los significantes simbólicos influyen en nuestra experiencia individual y colectiva.
[3] El inconsciente lacaniano se constituye por los efectos de la palabra sobre el sujeto. El inconsciente es el discurso del Otro a partir de la determinación del significante sobre el sujeto, constituyéndose en el orden simbólico. Estos significantes únicamente pueden llegarnos del mundo exterior que se encuentra más allá del yo, y por lo tanto tienen que haber sido formados a partir del lenguaje o el discurso del Otro.
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"Lo viejo sí funciona"
¿Qué más decir sobre la ironía que cabe en estas cuatro palabras?
¿Qué se nos viene a la cabeza cuando escuchamos esa frase?
¿La vejez?, ¿lo nuevo?, ¿lo obsoleto?, ¿lo funcional? ¿La constante puja entre valoración y descarte? ¿Todavía sirvo? ¿No me quiero morir?... ¡Más despacio, por favor! Es demasiado.
Son solo cuatro palabras, una oración simple, una afirmación sobre tanto que uno no sabría por dónde empezar.
Desde la negación de lo viejo como material de descarte, o desde la cultura líquida y efímera de la inmediatez y lo reemplazable, esta frase de la serie —que se ha popularizado— nos interpela como personas y como sociedad sobre nuestra escala de valores. Nos enfrenta, tal vez, a un miedo profundo: dejar de servir, caducar, envejecer, morir.
Qué ironía la de esta cultura, en la que peinar canas —símbolo de experiencia, de saber, de camino recorrido— termina leído como desventaja o señal de obsolescencia.
Aquí resuena Lacan cuando plantea en su Ética del psicoanálisis que el deseo no se orienta por lo útil ni por lo funcional, sino por aquello imposible de reducir a objeto de consumo. Lo viejo, lo caduco, lo que no encaja en el brillo de lo nuevo, puede en cambio alojar una verdad sobre el sujeto, más allá de la mercancía y de la lógica del descarte.
Mientras se pregona la libertad y se amplía la ilusión de una lozanía eterna, los humanos se esclavizan en una prisión mayor: la de una sociedad que busca no envejecer a toda costa, que se aferra a la mirada del Otro como garante de existencia. Una prisión especular donde el sujeto corre tras la confirmación de una única frase: “Todavía sirvo.”
El cine, como el psicoanálisis, puede recordarnos que el tiempo no se negocia: lo real de la finitud retorna aunque la cultura intente negarlo. Y tal vez allí, en esa fisura entre lo que se descarta y lo que se resiste a morir, aparezca la verdadera ironía:
"Lo viejo sí funciona."
Una valiosa articulación la que hace Silvia Gouvert, ubicando la ironía como forma de hacer frente a lo disruptivo (en el sentido que lo define Moty Benyakar). Ahí, sería uno de los caminos para bordear lo real, sin que haya encuentro (la Tyché, en términos de Jacques Lacan: "encuentro con lo real"), el que, de darse, es lo traumático, y (en el mejor de los casos), daría lugar a la angustia en algún momento.
Por otro lado, las referencias a la filosofía, a Sigmund Freud, a Lacan y las observaciones de J. Alain-Miller (más recientes): tienen un logrado hilo conductor. Como para articular sin homologar ni hacer recubrimientos ingenuos. Da para seguir investigando.
La idea propuesta es un detalle captado y analizado desde estas líneas, poco común en las críticas y comentarios a la serie.
Valioso aporte que nos remite a una de las formas de la sublimación, la ironía; tanto en el sentido tanto freudiano como lacaniano, (¡el que no es sin Freud!): una forma de abordaje de lo real.
Un placer la lectura.
Un cordial Sdo.
Es un aporte valioso el desarrollo del recurso de la ironía como una denuncia de lo efímero de la ficción que nos sujeta. Lo disruptivo puede romper las barreras, generando un desborde de los recursos elaborativos. Al decir de Freud en el Proyecto de psicología, una de las funciones del yo es la de distribuir la energía abriendo vías colaterales: esta función inhibitoria es clave en tanto fundamenta lo que luego planteará como la regla fundamental, la asociación libre.
De ahí que lo irónico, siguiendo lo planteado en el escrito, puede venir a funcionar como una posible respuesta.
Por otro lado, es interesante la articulación de lo desarrollado acerca de lo disruptivo con el planteo nietzscheano de la muerte de Dios, fundamentado en la idea de que no hay un sentido o fundamento último para todas las cosas: los seres del lenguaje vamos creando ficciones útiles provisorias que van procediéndose a lo largo de la historia.
La ironía consiste en decir lo contrario a lo que se piensa, poniendo en contraste lo que se expresa y lo que está por debajo de la interpretación, ridiculizando la realidad por medio de un discurso que a simple vista aparenta ser positivo, pero que esconde una marcación negativa.
Se crea una oposición entre lo explicito y lo implícito, un momento en donde se confronta la realidad con la verdad y permite poner en evidencia aquello negativo que no se puede decir salvo por medio de la sátira. La lógica del mecanismo está basada en la denuncia de la incompletud del Otro. Una frase que traigo a colación de Lacan: "La verdad solo se puede decir q medias".
Por un lado para poner en evidencia esa verdad que el Otro (y uno mismo) no está dispuesto a escuchar ; y por el otro lado el revés del discurso donde el lenguaje tiene sus límites, y no logra captar por completo la totalidad de lo Real, manifestandose por medio de pedazos o fragmentos, aquello que calla, dejando entrever por medio del chiste, la ironia y el síntoma lo que constituye ese saber y a la vez lo que ocultan.
Resulta muy interesante el análisis sobre la ironía en El Eternauta. Destáco como esa misma ironía también podría reflejar la manera en que los personajes intentan proteger su propio deseo y su identidad frente a lo catastrófico. Desde un enfoque psicoanalítico, la serie muestra cómo la repetición de ciertos gestos o frases puede funcionar como un intento de dominar lo traumático, un modo de sostener la coherencia psíquica frente al miedo. Además, lleva a pensar que la invasión y el desastre que viven los personajes podrían leerse como metáforas de conflictos internos colectivos, donde lo social y lo individual se mezclan y ponen a prueba la capacidad de simbolización de cada uno. En ese sentido, El Eternauta no solo cuenta una historia de supervivencia, sino que también revela cómo cada sujeto enfrenta, a su manera, lo imposible de procesar.
Después de leer el análisis sobre El Eternauta, me quedó resonando fuertemente la idea de la ironía como una forma de respuesta subjetiva frente a lo disruptivo. No como un simple recurso estético, sino como una herramienta que permite procesar lo que irrumpe, lo que desarma, lo que no puede ser simbolizado fácilmente.
Me pareció muy interesante cómo se articula la ironía con el concepto de lo Real en Lacan. Esa dimensión que no puede ser representada ni nombrada, que escapa a los registros simbólicos e imaginarios con los que construimos nuestra “realidad”. Y en ese sentido, la serie no solo muestra una catástrofe, sino que la pone en escena con elementos que nos interpelan desde lo absurdo, lo burlón, lo incómodo. Como si nos dijera: “todo lo que creías , todo lo que te daba sentido, puede caer”.
La escena del supermercado “Buen Futuro” o la publicidad del Lysoform en medio de cadáveres congelados no es solo una crítica social, es una forma de mostrar cómo el discurso del Otro (ese que organiza nuestras certezas) se vuelve una farsa. Y ahí aparece la ironía, como ese gesto que nos permite mirar de frente lo que duele, sin negarlo ni dramatizarlo.
El Eternauta, además de contarnos una historia de ciencia ficción nos invita a pensar cómo respondemos cuando lo que nos sostiene se desmorona. Y quizás, como dice el texto, la ironía sea una forma de libertad frente a lo que no podemos controlar.
Buenas tardes! Esta misma operación puede advertirse en el capítulo 4, Credo, en la escena posterior al incendio de la iglesia. Allí, mientras Salvo y el grupo intentan escapar tras el sacrificio de dos compañeros ―que entregan su vida para distraer a los bichos y posibilitar el escape del grupo― la cámara encuadra en primer plano la palabra “Paz” del cartel señalizador de la Av. General Paz. En términos lacanianos, éste funciona como significante del orden simbólico: promete un horizonte de calma y seguridad, una suerte de avenida hacia la paz proyectada como porvenir. En la escena, en cambio, aparece justo en un momento de máxima violencia —ellos vs. nosotros, la huida desesperada, el acecho de los bichos y el enfrentamiento feroz—. Aquí se despliega la ironía: el significante “Paz”, ligado a una avenida que debería abrir camino a la tranquilidad, se convierte en una antífrasis frente al desgarro de lo Real.
Segundos después, un nuevo plano muestra la caída de un cartel de Dr. Lemon con la frase “todo tiene su previa”, mientras autos y criaturas se precipitan desde el puente en medio del caos. Estos restos del discurso publicitario exhiben su vacuidad frente a la catástrofe y, al mismo tiempo, resignifican el sacrificio en la iglesia: lo que en el slogan aparece como banalidad festiva adquiere un sentido trágico-ético.
En continuidad con lo planteado por Silvia Goubert, la ironía funciona aquí como una forma de simbolización frente al evento disruptivo. No solo denuncia la caída del Otro y la fragilidad de sus discursos, sino que también ofrece un recurso para procesar la angustia: permite proyectar nuevos sentidos y convierte la catástrofe en un espacio de reflexión ética y narrativa, articulando lo dramático de la historia con la experiencia del espectador.
Me parece interesante el abordaje de la ironía, algo que considero muy propio de nuestra sociedad. La ironía, de acuerdo a la autora, revela lo Real: aparece como un modo de respuesta frente a lo disruptivo, frente al agujero de sentido que se abre cuando cae, de alguna manera, el Otro. La exposición irónica de carteles que prometen un buen futuro o un barrio seguro en una ciudad destruida, refleja la falta en el Otro, muestra que no hay garantías.
Me resulta también interesante pensar a partir de Lacan, que el encuentro con lo Real siempre confronta al sujeto con su propia división, y en consecuencia lo obliga a decidir, a inaugurar un acto que marque esa decisión. Lo poético, en este caso, es que el acto de Juan es simplemente seguir marchando. Frente a lo disruptivo de este vivir sin garantías, no se detiene: avanza. Aún en un escenario donde el Otro ha caído.
Lo que más me atrapó del análisis de la serie es cómo la ironía aparece como recurso para que los personajes puedan sostenerse y hacer frente a lo Real que irrumpe en lo cotidiano. Permitiendoles sobrellevar, de alguna manera, el horror. En El Eternauta, esta ironía está profundamente teñida de "argentinidad". Se revela en los modos de hablar de los personajes, en la manera de responder, de prepotear, en los chistes que se deslizan entre la angustia. Hay un código cultural compartido que nos convoca: un folklore argentino que nos hace sentir parte de la trama, que nos invita a reírnos y resistir a la vez, a sostenernos ante el desborde. La ironía aparece como un modo de procesar lo disruptivo, pero manteniendo un lazo con lo colectivo y con lo que nos constituye culturalmente. En ese sentido, siento que eso "argentino" que atraviesa la serie y el relato nos hace cómplices, nos reconoce, nos incluye, nos hace sentir esa irónia, el humor y la picardía como formas de afrotamiento. Tal vez ahí radica parte del encanto de la serie: nos hace partícipes de algo más grande, un código común que nos conecta, nos permite atravesar lo difícil y nos recuerda que incluso frente a lo Real, siempre hay un modo de sostenerse y de seguir de pie.
Película:El Eternauta
Título Original:El Eternauta
Director: Bruno Stagnaro
Año: 2025
País: Argentina
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