En septiembre de 1980 Jacques Lacan consultó a un especialista porque temía padecer un cáncer de colon. El médico lo examinó cuidadosamente y al cabo de la exploración aseguró no haber encontrado nada. "Es un idiota, dijo Lacan, yo sé lo que tengo”. A su edad y en el estadio que se encontraba la enfermedad, no había riesgo de muerte. El tumor estaba localizado y no era invasivo, y si la ablación se hubiera realizado en ese momento, hubiera llevado a una curación. Pero Lacan se negaba obstinadamente a operarse. Había manifestado siempre una fobia respecto de la cirugía y las enfermedades físicas en general, y no soportaba ningún atentado a su integridad corporal."
Elizabeth Roudinesco dedica seis páginas de su obra a reseñar el último año de vida de Jacques Lacan. Lo hace atendiendo al dolor de la afección pero también al sufrimiento que produce en el mundo del Maestro la aceleración de la caída y disolución de la Causa Freudiana, la finalización de la presentación de enfermos, una dificultad creciente en el dictado de su seminario y el alejamiento progresivo de sus pacientes.
"El tumor seguía sin ser invasivo y los signos vasculares no habían evolucionado. Eran posibles dos soluciones quirúrgicas: o bien una intervención en dos tiempos, con la colocación de un ano artificial provisional, o bien una sola intervención con una técnica nueva de sutura mecánica. La primera solución era más segura pero más penosa para el paciente, la segunda más arriesgada pero sin ninguna invalidez, incluso pasajera: el cirujano y Miller eran favorables a esta última, y fue adoptada. Antes de la operación Lacan refunfuñó contra las inyecciones y manifestó una gran irritabilidad frente las enfermeras. Después pareció estar de maravillas durante unos días. Pero bruscamente la sutura mecánica se rompió, provocando una peritonitis seguida de septicemia. El dolor era atroz. Como Max Schur a la cabecera de Freud, el médico tomó la decisión de administrarle la droga necesaria para una muerte suave. En el último instante, Lacan lo fusiló con la mirada. Murió el miércoles 9 de septiembre de 1981 a las 23:45 hs. Tuvo tiempo de pronunciar estas pocas palabras: “Soy obstinado (...) Desaparezco” [1]
Desde las definiciones clásicas, ya sea por acción u omisión, la eutanasia supone la decisión médica de provocar la muerte de una persona con el objetivo de poner fin a su sufrimiento. Se habla de eutanasia activa cuando la muerte es causada a través de una acción, administrando una inyección letal a la persona, por ejemplo; o de eutanasia pasiva cuando la muerte deviene de no proveerle los cuidados necesarios -alimento, agua, etc. Estas modalidades deben ser distinguidas de la sedación paliativa, que consiste en facilitar a los pacientes terminales en agonía la posibilidad de recibir medicación que los duerma profundamente mientras esperan la muerte.
¿Pero qué ocurre cuando la persona padece un dolor insoportable, pero su vida no está verdaderamente en peligro? En ese caso la medicina no está autorizada a intervenir, quedando la decisión en manos del doliente. Pero una vez más ¿qué ocurre cuando fruto de su propia dolencia la persona no está en condiciones de llevar adelante una iniciativa que ponga fin a su padecimiento?
El film You Don’t Know Jack, estrenado entre nosotros bajo el más efectista título de “Doctor Muerte”, narra la historia de Jack Kevorkian, el médico que promovió en los Estados Unidos el derecho al suicidio asistido, presentado como la opción de recibir la asistencia –información, guía y medios necesarios– para que quienes así lo hayan decidido, puedan quitarse la vida. A diferencia de la eutanasia, se trata de la propia persona, con la ayuda médica, quien lleva a cabo el acto último que causa la muerte. Suicido asistido médico.
En el film, Kevorkian, que aparece defendiendo su posición al extremo, cuestiona incluso la eutanasia pasiva, comparando la muerte lenta por inanición a la que se somete al paciente con el largo tormento que debieron padecer los prisioneros en los campos de concentración. Para él, la muerte es un derecho tan elemental como la vida y no debe ser escamoteado. Los distintos dispositivos que va ideando -el Thanatron, el Mercitron– buscaban justamente precipitar la muerte cuando ésta era ya un acto decidido.
Pero aquí nos enfrentamos con una paradoja central: si la elección del paciente se ve precipitada por el acto médico que la hace posible, ¿cómo estar seguros de que se trata de una verdadera decisión? En otras palabras, ¿cuál hubiera sido el destino de los 130 pacientes que Kevorkian ayudó a morir, si éste no hubiera aparecido en el horizonte de sus vidas? No podemos saberlo, pero sí imaginar ficciones que nos aproximen a semejante complejidad.
Una vez más, lo haremos a través del cine, repasando varios clásicos y algunos hallazgos recientes.
El primero, They Shoot Horses, Don’t They? (¿Acaso no matan a los caballos?), de Sidney Pollack, basada en la célebre novela de McCoy. El film, estrenado en Argentina hace ya cuatro décadas –agosto de 1970– está ambientado en los años 30, en una Norteamérica sumida en la depresión económica. Dos jóvenes se ven conducidos en su desesperación a participar en una maratón de baile a finish. El torturante pseudo espectáculo y sobre todo su inesperado desenlace, redoblan la frustración de ambos, precipitando el pedido extremo que Gloria termina haciéndole a Robert . Es esa súplica final la que nos interpela. La de un dolor que se nos muestra como infinito e irreversible.
El segundo film, Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004) nos coloca ante otra variante de la desesperanza. Una joven boxeadora, que ha hecho del deporte la pasión de su vida, sufre un accidente y queda inmovilizada de por vida. Poco a poco su situación se agrava debido a la parálisis y se hace necesaria una primera amputación. Le ruega entonces a su entrenador y confidente que la ayude a terminar con su vida. La escena de Maggie arrancándose la lengua con sus propios dientes nos confronta con un sujeto casi en estado de necesidad. ¿Puede ser desoída semejante demanda de desesperación e impotencia?
La tercera película, Mar Adentro (Amenábar, 2008), es aparentemente la más previsible, en tanto presenta de manera explícita el debate sobre la eutanasia. Basada en la historia real de Ramón Sampedro, un paciente cuadripléjico que solicita se ponga fin a su largo padecimiento, coloca a los espectadores frente a la clásica toma de partido: a favor o en contra del derecho del paciente a “morir con dignidad”. Sin embargo, cuando todo parecía agotarse en un debate ético-sanitario, Amenabar introduce una escena que cambiará el curso de los acontecimientos. El personaje está postrado en su cama y suena un aria de Puccini. Se trata del Nessun Dorma, de Turandot, que sorprendentemente eleva a Ramón Sanpedro en un vuelo que lo sustrae de la irremediable discapacidad en la que se encuentra. [2] Y aunque la historia siga su derrotero por los carriles de la moralidad sobre la vida y la muerte, de allí en adelante ya nada volverá a ser igual para el sujeto. Y es esta nueva perspectiva la que nos interesa rescatar aquí.
La serie no es antojadiza. Se trata del dolor (mental, físico, existencial), que en este contexto debe ser pensado más allá del bios. Como lo sugiere Santiago Kovadloff: “poco importan aquí las etiologías. Arraigado en un hondo trastorno corporal o provocado por un intenso desequilibrio psíquico, alentado por un amor perdido o una muerte inesperada, el dolor connota siempre lo mismo.” [3]
Es por ello que la secuencia de películas, como la vida misma que se agota, resulta paradójicamente infinita. Cada una de las historias arroja nuevos matices. Tomemos como ejemplo el excelente film iraní Ta’m e guilass (El sabor de las cerezas, Kiarostami, 1997), en el que un hombre peregrina en busca de un testigo para su propia muerte. Ha decidido suicidarse y necesita alguien que lo ayude y luego le dé sepultura, pero una vez más, a la manera del film de Amenábar, la poesía lo rescata de ese lugar en donde lo extremo se le imponía sin remedio.
También Alejandro Ariel, en su agudo comentario de “El color de la noche”, sugiere que el suicidio es algo que no debería ocurrir. Y en el film “Minority report” (Spielberg, 2002), el suicidio es la única muerte que no puede ser prevista por las pitonisas precognitivas, alertándonos respecto de que estamos ante un punto límite del libre albedrío.
Y por supuesto la más reciente Il y a longtemp qu je t´aime (Hace tanto que te quiero, Claudel, 2008), que nos cuenta la historia de una mujer joven, médica de profesión, que acaba de salir de la cárcel luego de purgar lo que se intuye como una larga y penosa condena. El delito cometido permanece en suspenso para el espectador, que recién sobre el final de la película se ve confrontado con una verdad que lo obliga a resignificar todo lo visto. Suspenso que también mantendremos aquí, remitiendo al excelente análisis de Eduardo Laso en http://www.eticaycine.org/Hace-tanto-que-te-quiero
Cincuenta años antes, Cecil B. DeMille, el emblemático director de las superproducciones de Hollywood, nos proponía un desafío similar con su film The greatest show on earth (El mayor espectáculo del mundo, 1952). La acción transcurre en un circo, de donde rescatamos al personaje de Buttons, el payaso, protagonizado por James Stewart, uno de los actores más carismáticos de la época. La elección de DeMille no fue casual: Stewart había sido héroe de guerra y su personaje era el más entrañable de la carpa. Pero detrás del disfraz de clown, ocultaba un doloroso pasado que se nos revela hacia el final de la historia. Antes de convertirse en payaso de circo, Buttons había sido médico y ayudado a su esposa a morir cuando ésta padecía una enfermedad terminal.
Con esta referencia pionera salimos por un momento del cine para aportar algunos datos interesantes sobre la situación actual de la eutanasia y el suicidio asistido. Si bien siguen siendo ilegales en casi todo el mundo, ya hay países que los permiten, como Suecia, Bélgica, Suiza, Holanda y Luxemburgo. El caso de Suiza es interesante porque mantiene una de las legislaciones más liberales, no obstante las objeciones, las cuales curiosamente no provienen del ámbito ético-médico sino de la política. Frente al aumento de extranjeros que viajan cada año para quitarse la vida en ese país el gobierno suizo estableció un impuesto al llamado “turismo de suicidio”, así como Suecia había propuesto en 2009 una ley más restrictiva. [4]
A 15 años del encarcelamiento de Kevorkian por sus iniciativas eutanásicas, el suicidio asistido médico es hoy una práctica que no podemos desconocer. Pero este reconocimiento supone también reconocer sus límites existenciales. Se trata de distinguir las coordenadas de esta peculiar muerte decidida, de las formas mercantiles que conducen inevitablemente a una banalización del suicidio. [5]
Tres últimas referencias cinematográficas permitirán comprender mejor el alcance de esta distinción.
La primera, una de las más conmovedoras escenas de La lista de Schindler (Spielberg, 1993), en la que los médicos judíos dan una muerte piadosa a los enfermos internados en el hospital antes de que lleguen los nazis para exterminarlos. El film recupera así el valor de la eutanasia, como la oportunidad de una muerte digna y piadosa frente a la brutalidad que se avecina.
La segunda, en Yo, Robot (Alex Proyas, 2004), basada en la serie de relatos de Isaac Asimov, presenta una hermosa alegoría cuando el científico creador de los androides resuelve quitarse la vida y requiere para ello del auxilio de un robot. Se enfrenta así con el algoritmo que él mismo creó y que impide al androide producir daño a un humano. El Dr. Lanning, doblemente preso de sus criaturas, toma entonces una decisión crucial: suplementar las leyes de la robótica, introduciendo el libre albedrío.
Finalmente, el film más conmovedor y profundo sobre la decisión de poner fin a una vida, que termina siendo propia y a la vez ajena. En Las horas (Stephen Daldry, 2002) se narra la historia de tres mujeres, atravesadas por una novela, la extraordinaria “Mrs. Dalloway”, de Virginia Wolf. Un suicidio no consumado que se transmite a la generación siguiente, una vida que ya no tiene razón de ser vivida, y una mujer que debe asistir a esa despedida. Alejada de toda pragmática, el umbral de la muerte es allí un acontecimiento que toca al espectador descubrir.
En las antípodas de la banalización del suicidio, el arte nos devuelve la humanidad de la que nos priva la medicina, especialmente cuando se pretende humanitaria. De allí que la escena verdaderamente poética del film sobre Kevorkian transcurra en una galería de arte, donde sus pinturas alucinadas se funden con las melodías de Bach. En esa soledad de la creación, cuando la música espanta los fantasmas de la agonía, el sujeto se ve confrontado por única vez con la emergencia de esa muerte que más duele, porque es la que nunca debería haber ocurrido.
Filmografía comentada
You Don’t Know Jack (Barry Levinson, 2010)
Mar Adentro (Alejandro Amenabar, 2008)
Il y a longtemp qu je t´aime (Philippe Claudel, 2008)
Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004)
Minority report (Steven Spielberg, 2002)
Ta’m e guilass (Abbas Kiarostami, 1997)
They Shoot Horses, Don’t They? (Sidney Pollack, 1969)
The greatest show on earth (Cecil B. DeMille, 1952)
La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993)
Las Horas (Stephen Daldry, 2002)
I, Robot (Alex Proyas, 2004)
Anexo: Films relacionados con la eutanasia y suicidio asistido
Listado basado en la guía https://www.finalexit.org/movieframe.html y ampliado por el Programa de Ciencia y Técnica de la UBA –Proyecto UBACyT P006, (Bio) Etica y Derechos Humanos: un análisis de la Declaración UNESCO 2005 a la luz de los nuevos dilemas de la práctica, 2008-2010.
Los títulos indicados con * están basadas en historias reales
Dark Victory (Edmund Goulding, 1939) –remake para la televisión bajo el título de Stolen Hours (1976). La historia desarrolla las trágicas circunstancias de una mujer afectada por un tumor cerebral maligno. Enamorada del médico que la operó, se casa para tener una breve etapa de felicidad en una granja en Vermont.
On Borrowed Time (Harold S. Bucque, 1939). Basada en la novela de Lawrence Edward Watkin, un anciano hace trampas a la muerte para poder cuidar de su nieto huérfano.
* Pride of the Yankees (Sam Wood, 1942). Film acerca de la vida y la muerte de la estrella de beisbol Lou Gehrig, quien padecía de ALS.
An Act of Murder (Michael Gordon, 1948). Un Juez da muerte a su esposa, quien padecía una enfermedad terminal, y es llevado a juicio debiendo comparecer ante su propia corte.
The greatest show on earth (Cecil B. DeMille, 1952). La historia de un payaso que en su pasado fue médico y ayudó a su esposa a morir cuando ésta padecía una enfermedad terminal.
*The Eddy Duchin Story (George Sidney, 1956). Basada en la historia real de Eddy Duchin, célebre pianista que murió de leucemia.
On the Beach (Stanley Kramer, 1959). Los australianos esperan la muerte, provocada por la precipitación radiactiva nuclear.
The Bramble Bush (Daniel Petrie, 1960). Un médico se enamora de la
mujer de un amigo que está atravesando por la fase terminal de una enfermedad.
*Brian’s Song (Buzz Kulik, 1971). La historia de Brian Piccolo, futbolista del Chicago Beer, quien está muriendo de cáncer.
Harold and Maude (Hal Ashby, 1971). Una comedia de culto del cine negro sobre un hombre de 20 años, obsesionado con la muerte, que inicia una relación con una mujer de 79 años.
Soylent Green (Richard Fleischer, 1973). Un film cuyo tema central es el "efecto invernadero", pero que contiene la clásica escena de la eutanasia idílica de Robinson.
Sunshine (Joseph Sargent, 1973). Un hombre discute con su médico la mejor manera de terminar con la vida de su esposa, quien padece una enfermedad terminal.
Murder or Mercy? (Harrey Hart, 1974). Un tribunal debe enfrentar el drama de la eutanasia.
*Babe (Buzz Kulik, 1975). Un relato sobre la vida y la muerte del deportista Babe Didrikson Zaharias.
*Death Be Not Proud (James Goldstone, 1975). Historia basada en el libro de John Gunther, que relata la historia de su hijo de 17 años, quien muere de un tumor cerebral.
The Gathering (Randal Kleiser, 1977). Un padre que reúne a su familia para la última cena de navidad, antes de su muerte.
*A Love Affair: The Eleanor and Lou Gehrig Story (Fielder Cook, 1977). Una nueva versión de la historia de Lou Gehrig, el astro de Béisbol que le dio nombre a la esclerosis lateral amiotrófica, ALS.
*First You Cry (George Schaefer, 1978). La historia de Betty Rollin y su lucha contra el cáncer de mama.
*Little Mo (Daniel Haller, 1978). Historia de la muerte prematura de la estrella de Tenis Maureen Connelly.
The End (Burt Reynolds, 1978) Un hombre descubre que tiene una enfermedad incurable y decide terminar con su vida, recurriendo para ello al auxilio de un enfermo mental.
Promises in the Dark (Jerome Hellman, 1979). La historia de una mujer joven enferma de cáncer y del compasivo médico que la acompaña en el tramo final de su vida.
Act of Love (Jud Taylor, 1980). Un hombre le dispara a su hermano paralitico y es absuelto en un juicio.
The Shadow Box (Paul Newman, 1980). Tres pacientes que padecen enfermedades terminales pasan un día discutiendo en un lugar de retiro.
*A Matter of Life and Death (Russ Mayberry, 1981). La historia de Joy Ufema, una enfermera que hace una cruzada para modernizar el tratamiento de los enfermos terminales.
On Golden Pond (Mark Rydell, 1981). Un film que se centra en los problemas de relación y en la vejez como última etapa de la existencia humana, y que muestra el temor inconsciente a la muerte.
Whose Life Is It Anyway? (John Badham, 1981). Significativa historia de la lucha de un cantante gravemente herido, que pelea por la desconexión del equipo de soporte vital.
Six Weeks (Tony Bill, 1982). Drama sobre una familia de clase alta cuya hija de 12 años tiene leucemia.
Right of Way (George Schaefer, 1983). Una pareja de ancianos que eligen morir juntos en un auto con la conexión del tubo de escape.
An Early Frost (John Erman, 1985). Un joven que relata a sus padres que es gay y que está muriendo de SIDA.
Do You Remember Love (Kiley, Gera Jeff Bleckner, 1985). Una historia sobre un profesor de colegio secundario enfermo de Alzheimer.
The Ultimate Solution of Grace Quigley (Anthony Harvey, 1985). Una comedia de humor negro en la que una anciana contrata a un asesino para que la mate rápidamente.
When The Time Comes (Sherry Lansing, 1987) - NBC TV. La historia de un suicidio asistido de una mujer que está muriendo.
*Murder or Mercy? (Steve Gethers, 1987) – NBC TV. La historia de Roswell Gilbert y la decisión de la eutanasia de su mujer, que tenía Alzheimer.
*The Right To Die (Paul Wendkos, 1987) – NBC TV. Una mujer que sufre de esclerosis lateral amiotrófica, quiere la desconexión del respirador que la mantiene viva.
Longtime Companion (Norman René, 1990). La película presenta el crecimiento del SIDA entre hombres homosexuales en Nueva York.
*A Woman’s Tale (Paul Cox, 1991). Drama de una mujer australiana de 78
años de edad enferma de cáncer, que decide tener "una buena muerte".
Dying Young (Joel Schumacher, 1991). Un hombre de 28 años de edad que
está muriendo de leucemia contrata a una joven mujer que se compromete a enseñarle "el significado de la vida" antes de morir.
*Last Wish (Jeff Bleckner, 1992) – ABC TV. La historia de Betty Rollin’s quien decide ayudar a su madre a suicidarse.
*The Switch (Bobby Roth, 1993) - TV. Relato que describe la problemática de la discapacidad y la calidad de vida. Un hombre paralítico que depende de la respiración asistida solicita un interruptor que le permitiría apagar el artefacto que lo mantiene vivo.
My Life (Bruce Joel Rubin, 1993). Un hombre al cual le diagnostican una enfermedad terminal decide filmar videos a través de los cuales legar a su hijo su experiencia de vida.
New Age (Michael Tolkin, 1994). Compleja historia de la auto-liberación y el suicidio asistido de una pareja de jóvenes adinerados.
The Last Supper (Cynthia Roberts, 1994). Chris es un bailarín que está muriendo de SIDA y ha elegido la eutanasia para poner fin a su sufrimiento. Con la ayuda de su amante y su médico, crea su obra de arte definitiva con la coreografía de su propia muerte.
The English Patient (Anthony Mingella, 1996). Una enfermera administra en silencio la eutanasia a un paciente en estado terminal que le pide su ayuda.
It’s My Party (Randal Kleiser, 1996). Un hombre muriendo de SIDA invita a sus amigos a una fiesta de despedida en su última noche de vida.
Igby Goes Down (Burr Steers, 2002). Dos hermanos ayudan a su madre con una enfermedad terminal a morir con la ayuda de drogas y una bolsa de plástico.
The Hours (Stephen Daldry, 2002). La historia de tres mujeres que se ven profundamente afectadas por la novela de Virginia Wolf, "Mrs. Dalloway”, narrando de manera conmovedora las razones que se ocultan detrás de un suicidio.
The Event (Tom Fitzgerald, 2003). Un fiscal de distrito que investiga una serie de muertes inexplicables en la comunidad gay junto a lo que aparentemente es un caso de suicidio asistido.
Hable con ella (Pedro Almodóvar, 2002). Dos hombres, un escritor frustrado y un enfermero, comparten una intensa amistad mientras deben cuidar de dos mujeres que se encuentran en estado de coma.
The Barbarian Invasions (Denys Arcand, 2004). Remy es un profesor universitario que a los cincuenta años se entera que está muriendo de cáncer y debe recomponer sus vínculos familiares y despedirse frente a lo inevitable.
*Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004). Un hombre que quedó tetrapléjico luego de un accidente a los 25 años solicita, 30 años después, el suicidio asistido el cual le es negado por los tribunales españoles.
Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004). Ganadora de un Oscar de la Academia, con el trasfondo del mundo del boxeo relata un caso conmovedor de suicidio asistido.
I, Robot (2004). Basado en los célebres relatos de Isaac Asimov, relata el suicidio de un científico que debe ser asistido por un robot, quien sin embargo no puede ayudarlo por estar ceñido a las tres leyes con las que fue fabricado.
Para ampliar información
Para ver noticias y artículos médicos y legales acerca de la Eutanasia a nivel internacional:
Para obtener información acerca de las 46 organizaciones involucradas en la Federación Mundial de Sociedades a favor del Derecho a la muerte (The World Federation of Right to die Societies), visite:
• www.worldrtd.net (California, USA)
Para visitar las páginas web de las principales organizaciones en el movimiento a favor de la eutanasia y el suicidio asistido:
• www.exitinternational.net (Philip Nitschke, Australia)
• www.finalexit.org (Derek Humphry, Oregon, USA)
• www.Dignitas.ch (Ludwig A. Minelli, Suiza)
Para obtener información acerca del estado legal actual de la eutanasia y el suicidio asistido en el mundo, visite:
• http://news.yahoo.com/s/ap/20100625/ap_on_re_eu/eu_germany_assisted_suicide
• http://euthanasia.procon.org/view.resource.php?resourceID=000136
Para conocer algunos casos actuales y noticias relacionadas con la eutanasia y el suicidio asistido:
• Dr Nitschke says he’ll be selling Nembutal pill next year (30/10/2009), en www.assistedsuicide.org/blog/2009/10/30/dr-nitschke-says-hell-be-selling-nembutal-pill-next-year
• Murder case GP Dr Howard Martin: I helped patients die (18/6/2010), en
http://www.telegraph.co.uk/health/7839369/Murder-case-GP-Dr-Howard-Martin-I-helped-patients-die.html
• Superior Court Judge Dismisses Doctors’ Request To Prescribe Lethal Medication To Terminally Ill (8/6/2010), en
http://articles.courant.com/2010-06-08/news/hc-right-to-die-0608-20100607_1_terminally-ill-doctors-lawsuit-doctors-case
NOTAS
[1] Las dos citas están extractadas de Elizabeth Rudinesco "Lacan: Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento”. Fondo de cultura económica, páginas 584 y 590. Agradecemos especialmente a Eduardo Laso la selección de los pasajes y su contribución a este artículo.
[2] Para un análisis detallado de esta articulación entre Turandot y el film de Amenabar, ver Michel Fariña, J: Etica y fin de vida, En CD ROM, materiales del CeFI, Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, 2008.
[3] Ver Santiago Kovadloff, “El enigma del sufrimiento”, Emecé Editores, 2008.
[4] Se trata de una tendencia inexorable que acompaña la lógica del Mercado contemporáneo: así como en los países desarrollados la llegada al mundo se produce en condiciones que multiplican la oferta (maternidades con hotelería de lujo, asistencia médica especializada, procreación asistida, etc.), sus consumidores reclaman opciones equivalentes para el momento en que deben despedirse de este mundo.
[5] El Dr. Philip Nitschke, principal defensor del “derecho a morir” y director de la emprsa Exit International, declaró en noviembre de 2009 que “todas las personas mayores que se encuentren en su sano juicio deberían tener la opción de morir en paz en el momento que elijan, si este es su deseo”. Anunciaba así la inminente comercialización de su “píldora pacíficadora” para personas que desean suicidarse y que estará disponible, vía pedido de e-mail, para el 2010. La píldora, una versión sólida del barbitúrico Nembutal, está diseñado para resistir el transporte y puede ser almacenada por más de 50 años. Los clientes sólo tendrán que mezclarlo con agua. En www.bioedge.com
Película:Doctor Muerte
Titulo Original:You don't know Jack
Director: Barry Levinson
Año: 2010
Pais: Estados Unidos
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