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Cuando la crueldad acecha

por Del Do, Adelqui

“Toda representación de la crueldad es, en última instancia, un ensayo sobre los límites de lo humano.” Julia Kristeva

“El cine de terror no trata del monstruo, sino de aquello que lo engendra: el miedo social, la herida colectiva.” Robin Wood

El goce neoliberal y el terror como gestión

La serie documental Cuando acecha la crueldad, de Santiago Giorgetta, desplaza el horror del mito al Estado. No hay zombis ni apariciones rurales, como en la película de Rugna que inspira su estética y su título. Aquí el espanto es real y burocrático: nace de los decretos, los recortes, los algoritmos y las pantallas.

El documental pone cuerpo donde otros ponen cifras y construye una radiografía sensible del país que sobrevive a la motosierra.

Sabemos que el neoliberalismo no es solo una doctrina económica, sino una tecnología de gobierno que penetra la vida misma: regula los cuerpos, captura las almas y produce la subjetividad que sostiene su propio orden.

A lo largo de cuatro episodios temáticos, la serie muestra rostros, nombres y cuerpos concretos: una jubilada que sigue trabajando para no “caerse del sistema”; un médico residente del Hospital Posadas; una docente y una estudiante de la universidad pública del conurbano; obreros de una pyme textil que lucha por no desaparecer.

En esas vidas cotidianas, Giorgetta compone una cartografía del dolor subjetivo. La crueldad deja de ser una metáfora para convertirse en un régimen de realidad. Es el modo en que el neoliberalismo reordena la existencia: convierte el sufrimiento en política pública y el abandono en método de gobierno.

Capítulo 1 — Motosierra: Patri, la jubilada enfermera

Patri, jubilada y enfermera, abre la serie con la serenidad de quien ya entendió todo. Trabaja para complementar su jubilación, para que sus nietos “puedan darse algún gustito”. La “motosierra”, símbolo del discurso presidencial, corta derechos, vínculos y también la dignidad que hacía de la vejez una etapa, no una condena.

Golpear a un jubilado es golpear la memoria de un país. Cada bastón alzado, cada cuerpo envejecido empujado al suelo, es una escena de barbarie que desnuda el rostro real del poder cuando se queda sin argumentos. La represión a los jubilados no es un hecho aislado: es la traducción física de una política que desprecia la vejez, que convierte la dignidad ganada en una carga fiscal.

En esos cuerpos castigados por el tiempo y por el Estado se cifra una verdad dolorosa: un gobierno que no respeta a sus mayores ha perdido toda noción de humanidad. Defender a los jubilados es defender la historia, la justicia y el derecho a una vida que no termine en la humillación.

Freud advirtió que cuando una cultura no puede contener el dolor, el malestar retorna como síntoma. Patri encarna ese síntoma colectivo: un cuerpo que resiste al abandono y se mantiene en pie por necesidad afectiva. El capítulo es respetuoso, sin sensacionalismo ni golpes bajos. La crueldad, aquí, tiene rostro de vida cotidiana.

Capítulo 2 — Pymes y trabajadores textiles: la industria como víctima

El segundo capítulo nos lleva a una pyme textil, donde el silencio de las máquinas asusta y acompaña la incertidumbre de los obreros.

Las pymes textiles han sido el corazón silencioso de la producción nacional. No solo fabrican ropa: tejen comunidad, sostienen empleos y preservan oficios que transmiten dignidad. En cada taller hay una red de trabajo, de esfuerzo compartido, de creatividad popular que resiste al despojo neoliberal. Cuando una pyme cierra, no se apaga solo una máquina: se interrumpe una trama de afectos, saberes y sueños colectivos.

Defender la industria textil es defender la soberanía del trabajo frente al mandato del descarte, es afirmar que el país no se construye desde los mercados, sino desde las manos que todavía creen en el valor de producir juntos.

Un ejemplo más de que la economía libertaria no flexibiliza: arrasa. El trabajador que pierde su empleo no es “inútil”: ha sido despojado de sentido. Sin embargo, en esa precariedad emerge algo luminoso: una costurera que dice, “si no laburamos juntos, no salimos”. La solidaridad aparece como la última trinchera frente a la intemperie neoliberal.

Capítulo 3 — Universidad pública: docentes y estudiantes en el ajuste

Las cámaras entran a la Universidad Nacional de José C. Paz. El capítulo retrata el esfuerzo y el compromiso de una docente y una estudiante para sostener la educación pública.

Las universidades públicas del conurbano son uno de los gestos más transformadores de la democracia argentina. Nacieron donde antes no había más que exclusión y distancia, y convirtieron a la educación en un derecho efectivamente accesible. En sus aulas se mezclan trabajadores, madres, jóvenes que son los primeros de sus familias en llegar a la universidad. Allí, el saber no es un privilegio sino una herramienta para habitar el mundo con más conciencia y menos miedo.

En tiempos en que el neoliberalismo busca reducir la vida a cálculo y competencia, las universidades del conurbano enseñan algo subversivo: que el conocimiento puede ser también una forma de ternura colectiva, un modo de reconstruir el lazo social que la motosierra intenta romper. Claramente son una vía de movilidad social y cultural: amplían derechos, acercan saberes, permiten estudiar y trabajar.

La época no busca sujetos críticos, sino individuos de rendimiento. Por eso la universidad pública se vuelve subversiva: enseña a pensar, a nombrar lo injusto, a desobedecer. El saber no es mercancía, sino deseo: el deseo de transmitir lo que aún puede unirnos.

Capítulo 4 — Salud pública: el residente

El último episodio se instala en los pasillos del Hospital Posadas. Un residente relata jornadas infinitas, sueldos insuficientes y una fatiga que no se cura. El cuerpo del trabajador de la salud se convierte en territorio de la biopolítica: el poder que decide quién merece ser cuidado y quién puede morir. Foucault lo advirtió: la soberanía moderna se mide por la capacidad de “hacer vivir o dejar morir”.

El Hospital Posadas es mucho más que un edificio o una institución sanitaria: es un símbolo de la salud entendida como bien común. En sus pasillos se condensa la historia de un país que quiso que el derecho a ser cuidado no dependiera del dinero. Allí trabajan médicos, enfermeros y residentes que sostienen la vida con un esfuerzo que no figura en ninguna estadística.

El Posadas encarna la dimensión más humana del Estado: la que abraza, repara y acompaña. Por eso cada intento de vaciarlo o privatizarlo no es solo un ajuste presupuestario, sino una forma de violencia contra la idea misma de comunidad. Defender el hospital público es defender la posibilidad de que nadie quede afuera cuando acecha la crueldad.

Como señala Chul Han el cansancio y la depresión son las enfermedades de una sociedad que se ha vuelto incapaz de detenerse. Aquí la crueldad se vuelve así un protocolo invisible: una administración del desgaste. Julieta Calmels, Subsecretaria de Salud Mental de la Provincia de Buenos Aires, señala que no se trata de depresiones individuales, sino de síntomas colectivos. No fracasa el residente: enferma el sistema.

Cada época produce sus propios modos de locura. El neoliberalismo produce la del rendimiento sin fin.

Lo que queda en pie

Cuando acecha la crueldad no busca lágrimas: busca comprensión. Muestra cómo la política del daño se naturaliza y cómo el malestar se organiza como forma de vida. Giorgetta lo traduce en imágenes: un país donde el sufrimiento se gestiona como eficiencia. Milei no solo quiere destruir el Estado, sino también el lazo que nos vuelve humanos. intenta destruir el nosotros. Una sociedad que intenta abolir el conflicto, pero también la posibilidad de transformación, mantenernos anestesiados.

La película no describe víctimas: narra historias de dignidad. Todos hablan con una calma que impacta. Como dijo Fede Vázquez (Futurock) durante la presentación de la película, la serenidad de los protagonistas contrasta con la violencia discursiva del gobierno y de las redes. Esa calma no es resignación, sino la dignidad de quien sobrevive a la catástrofe. Y en ese gesto –ético, político, estético– nos devuelve una certeza mínima, pero imprescindible: la motosierra corta, pero no puede cortar el deseo de seguir vivos.

Referencias

Calmels, J. (2025). La experiencia argentina de invención de nuevos campos de intervención en salud mental: El acompañamiento a víctimas. SALUD Pública: Revista del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

Del Do, A., & Calloway, C. (Comps.). (2025). Consumos problemáticos y derechos humanos: Perspectivas comunitarias. Buenos Aires: TeseoPress.

Foucault, M. (2000). Defender la sociedad. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Freud, S. (2003). El malestar en la cultura (1930). En Obras completas (Vol. XXI). Buenos Aires: Amorrortu.

Giorgetta, S. (director). (2025). Cuando acecha la crueldad [Serie documental]. Argentina: Producción independiente.

Han, B.-C. (2017). La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.

Kreplak, N., & Comes, Y. (2024). Manual de salud pública: Conceptos y herramientas para futuros sanitaristas. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Kristeva, J. (1988). Poderes de la perversión: ensayo sobre la abyección. Madrid: Siglo XXI.



NOTAS

Película:Cuando acecha la crueldad

Título Original:Cuando acecha la crueldad

Director: Santiago Giorgetta

Año: 2025

País: Argentina

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