Resumen:
Un grupo de velocistas jamaiquinos encuentra en la derrota un reto: participar en la carrera de trineos de los juegos olímpicos de invierno. A pesar de no tener experiencia ni sponsors, el entusiasmo de su entrenador los conduce a enfrentar desafíos, adquirir nuevas habilidades y probarse en la práctica. Ellos corren, pero en paz, porque saben que la meta es la construcción de una visión compartida que les permitirá aprender juntos, a la par. A lo largo de los entrenamientos el deseo se transforma en reto y el conocimiento individual en aprendizaje organizacional.
Palabras clave: Psicología | Organizaciones | Aprendizaje | Reto
Organizational learning: challenging desire
Abstract:
A group of Jamaican sprinters find in defeat a challenge: to participate in the bobsled race at the Winter Olympics. Despite having no experience or sponsors, their coach’s enthusiasm drives them to face challenges, acquire new skills and test themselves in practice. They race, but in peace, because they know that the goal is to build a shared vision that will allow them to learn together, side by side. Throughout the training, desire is transformed into challenge and individual knowledge into organizational learning.
Key words: Psychology | Organizations | Learning | Challenge
A la profesora Nigro, quien me enseñó educación física en el primer año de la escuela secundaria. Nunca olvidaré el reto que me presentó cuando, en ocasión de un viaje personal, no pude asistir a sus clases: realizar una monografía –la primera de mi vida– con el tema de los juegos olímpicos. Además, al finalizar el año, logré el objetivo de trotar 60 minutos sin pausa, aquella consigna que en la primera clase parecía un sueño imposible de alcanzar.
Nada como ir juntos a la par
Y caminos desandar
El honor no lo perdí
Es el héroe que hay en mí
Nada como ir juntos a la par
Julio César Rutigliano
El impulso del reto
El Aprendizaje Basado en Retos –ABR– es una metodología fundamentada en el aprendizaje vivencial (Dewey, 2004), es decir, orientado a la resolución de problemas reales mediante la aplicación inmediata de lo que se aprendió en la experiencia. En este sentido, el modo de resolver los problemas se puede modificar sobre la marcha todas las veces que sea necesario con el objetivo de cambiar las orientaciones y las acciones de acuerdo a las demandas de cada situación específica y concreta. Por otro lado, desde un enfoque constructivista (Piaget, 1972; Vygotsky, 1978; Brunner, 1990) en el ABR se enfatiza la interacción social plasmada en el intercambio que se establece con otros estudiantes, con los docentes y con especialistas de la disciplina en cuestión. Si bien esta metodología de enseñanza se desarrolló en ámbitos escolarizados –pertenecientes a diferentes niveles del sistema educativo, incluido el universitario– suponemos que sus premisas se aplican al eje central de la película Cool runnings, entendiendo a los atletas como los estudiantes, al entrenador como el docente y al comité olímpico como los especialistas de la disciplina en cuestión. Tal es así que un análisis detallado permitiría observar cada uno de los elementos de dicha estrategia de enseñanza en el nacimiento del equipo de bobsleigh ante la derrota de los velocistas jamaiquinos. Una derrota que se erige como oportunidad para hacer algo nuevo, desafiante [1]. Según la teoría (Rowe y Klein, 2007) el ciclo comienza con un reto o problema, continúa con la generación de ideas, pasa por las múltiples perspectivas para reflexionar sobre el reto, así como por la investigación y revisión de datos e información, y finaliza con la prueba de la destreza que conduce al resultado.
En los atletas jamaiquinos, todo empieza con las pruebas que les presenta su entrenador. Pero antes de conocer a los personajes, conozcamos al reto, tal como lo indicaría la teoría del aprendizaje vivencial. En el primer encuentro, que tenía como objetivo reclutar a los participantes del nuevo equipo, el entrenador les muestra una película en la que se observa a unos competidores que vuelcan en plena carrera. Mientras tanto, él relata: Ya casi me olvido. Un inconveniente menor a este deporte de invierno deleitable es la caída a gran velocidad… Recuerden siempre, sus huesos no se quebrarán dentro del trineo. No, no. Ellos estallarán.
El reto en el bobsleigh
El bobsleigh o bobsled es un deporte olímpico de invierno que representa una de las modalidades de descenso en trineo. Se originó en los Alpes suizos a finales del siglo XIX, un escenario muy diferente al jamaiquino, no solamente por el contraste climático sino sobre todo por el desfasaje en términos de recursos económicos, factor clave si se considera el alto coste de la actividad. Por ese motivo, los atletas protagonistas del film viajan a las olimpiadas no solamente sin sponsors, sino también sin trineo. En la sede olímpica, el entrenador deberá hacer malabares para conseguir el trineo y también para preparar a unos jugadores acostumbrados al calor y al ejercicio de un deporte individual. Y lo peor de todo, deberá entrenar a unos competidores que jamás se habían subido a un trineo.
El nombre del deporte surgió de la acción de balancearse hacia adelante y hacia atrás dentro del trineo, metáfora de la dialéctica permanente entre la investigación y la acción, tan característica del ABR, aunque también del Aprendizaje Basado en Proyectos –ABP– (Botella y Ramos, 2019) otra de las metodologías activas de enseñanza centradas en el estudiante. Hasta podríamos arriesgar que el bobsleigh es un reto en sí mismo, ya que, a diferencia de otros, la clave de este deporte está en la salida. En los primeros metros los tripulantes deben empujar el trineo antes del descenso, por cual es esencial la fuerza y la velocidad de los competidores, sobre todo en esa etapa inicial que puede definir el resultado. El freno se utiliza únicamente al pasar la línea de llegada, siendo la velocidad promedio que alcanza el trineo mayor a los 150 km por hora, sosteniendo el reto a lo largo de todo el juego. Podría decirse que se trata de un juego sin freno, de reto permanente y que, además, se realiza en equipo. Las riendas sueltas del deseo individual encuentran en los otros un reto que a veces tiene la forma de un freno, y otras veces la de un impulso, o de un empujón para ser más precisos.
Coherente con su método, el entrenador prefiere más el aula invertida que la clase magistral. En la primera prueba que realizan con un trineo improvisado por él mismo –con los materiales que tenía disponibles en Jamaica–, le dice a su novato equipo: Ganar una carrera de trineos se basa en una sola cosa, el empuje inicial. Ahora, yo sé que ustedes son rápidos. Bien, veamos qué tan rápidos son cuando empujan un trineo de 600 libras.
El deseo en el reto
El concepto de uno mismo es una de las mayores motivaciones que puede impulsar a las personas en su comportamiento. Schein (como se citó en Ferrari, 2010) plantea que no se trata solamente de mantener un concepto de sí mismo, sino también un buen concepto de sí mismo. Cuanto más se acerque nuestro comportamiento a ese concepto de nosotros mismos, más motivados estaremos por hacerlo. Algo muy parecido a lo que le sucedió a Derice Bannock –Leon Robinson–, el atleta jamaiquino que no solamente alzó la bandera de su país en las Olimpiadas, sino que también se aferró al legado de su padre, Ben quien, tal como narra el comentarista de los juegos de invierno de 1988 en Calgary, Canadá –escenario del film–, fue medalla de oro en los 200 metros lisos en los juegos olímpicos de verano veinte años atrás. La mención es inevitable y también la identificación, esperando que suceda a Derice lo que le aconteció a su padre, una expresión de deseo que se pone de manifiesto en el comentarista de los juegos, pero también en el propio Derice. Antes de clasificar para participar en el evento deportivo mundial, la novia de Derice recibe una confesión suya: Me he preparado para esto toda mi vida. No importa lo rápido que corran, yo seré más rápido. No importa cuánto lo deseen, yo lo deseo más. Iré a las Olimpiadas. Lo presiento, voy a ganar la medalla de oro.
El desear de Derice lo conduce a un encuentro inexorable con los otros, esos otros en quienes nacen, se encuentran y se desencuentran sus ilusiones. En definitiva, un encuentro consigo mismo. Los ensayos de la técnica como actos tradicionales eficaces (Dejours, 1998a) suponen una acción sobre la realidad, mediada por nuestro cuerpo, algo que demuestra Derice con su destreza física. Las tradiciones, en este caso la de los velocistas jamaiquinos, y la eficacia, la cual es siempre un juicio de los otros, se hacen presentes a cada momento, no solamente en Derice sino también en Sanka Coffie –Doug E. Doug–, el mejor chofer de carretillas –carritos caseros– de todo Jamaica. Acaso será por todo esto que le resulta increíble a Derice perder la carrera que le permitiría clasificarse como velocista para las próximas Olimpiadas que se realizarían en Seúl.
Algo del orden de lo real se interpuso en el camino, literalmente: Junior Bevil –Rawle D. Lewis–, un velocista inexperto, tropieza en medio de la carrera que definiría quién sería el finalista que representaría al país en Seúl. El tropiezo de Junior provoca la caída de Derice y también la de Yul Brenner –Malik Yoba–, un atleta tan experimentado como Derice. Asumiendo una posición activa frente al sufrimiento que genera lo real (Napoli y Koffsmon, 2010) Derice enfrenta lo que se le presenta como un desafío, pero no sin previamente angustiarse, enojarse y sentirse profundamente frustrado. Desesperado por haber perdido la carrera, se dirige a la oficina del Sr. Coolidge, presidente del comité olímpico de Jamaica:
—Sr. Coolidge, por favor, tiene que hacer la carrera de nuevo.
—Lo siento Derice, no hay nada que pueda hacer.
—Pero yo nací para competir en las Olimpiadas.
—Entonces vas a tener que trabajar en tu boxeo o ciclismo…Esos son los únicos otros dos deportes en que compite Jamaica.
—No soy boxeador, soy corredor. Y no es justo.
—Y raramente lo es mi muchacho, raramente lo es.
Derice pregunta al Sr. Coolidge quién es la persona que se encuentra junto a su padre en una foto que está en la oficina. Tras saber que se trataba de Irving Blitzer –John Candy–, actual apostador y ex medallista de bobsleigh, Derice decide ir a buscarlo y se lleva la foto consigo. No le importan las burlas del Sr. Coolidge hacia Irving, por considerarlo ridículo al haber pretendido convencer a su padre para que participara en un equipo de trineo jamaiquino en el pasado.
El reto en los otros
Previo a su encuentro con Irving Blitzer, Derice busca el apoyo de Sanka, quien es su mejor amigo, e intenta persuadirlo para que participe en el equipo de trineo. Sanka se resiste argumentando que la carrera de trineos es un deporte de nieve y que, por lo tanto, sería imposible practicarlo en el lugar donde ellos viven. En su desesperación, Derice intenta manipular a Sanka diciéndole que él debería estar en el equipo porque es el mejor chofer de carretillas de todo Jamaica. Pero lo cierto es que Derice siente más la duda que el deseo y se pregunta si será posible. La única salida ante una crisis de ese tipo es dirigir esa duda a los otros, en este caso, a Sanka. El relato ofrece refugio al inventor en su soledad y en su sensación de locura (Ricceur, como se citó en Molinier, 1998). Las palabras de Sanka albergan al deseo de Derice: Mira estrella, permíteme decirte una pequeña cosa. Cuando necesitas algo de mí no tienes que darme un manojo de líneas. Todo lo que tienes que hacer es, mirarme a los ojos y decirme, Sanka, eres mi mejor amigo. Pasamos un montón de cosas juntos y realmente te necesito.
El anudamiento entre el liderazgo, el poder y la motivación (Filippi, 1998) es una constante en la relación que se establece entre Irving, líder del equipo jamaiquino de trineo, y sus integrantes. Al igual que sus colaboradores, Irving también desea, desea ser el deseo del otro, desea reconocimiento. Y es en ese anudamiento que el deseo de Derice conduce a Irving a encontrarse consigo mismo y a desear ser deseado. Luego de resistirse frente al pedido de Derice para entrenarlos, acepta tras ver la foto en la que estaba con su padre veinte años atrás. Con el cuadro en sus manos, Irving observa como su imagen actual se refleja en el cristal que contiene la foto de él mismo en el pasado, portando dos medallas olímpicas. Irving queda atrapado por su propia imagen, su ilusión: No he visto esta foto en veinte años. Me hubieras visto entonces. Oh, mírame ahora.
Los reconocimientos por la belleza y la utilidad del trabajo son tributarios de las transformaciones que el sujeto realiza a través de la actividad subjetivante (Dejours, 1998b). Transformaciones que generan metamorfosis en la actividad y en la subjetividad a través de las relaciones con los demás. La ilusión de Irving debe traducirse en deseo y el deseo en reto.
Del deseo al reto
El aprendizaje nace en el obstáculo, algo que Irving, entrenador experto, sabe muy bien y así lo manifiesta a Derice cuando éste le pide que sea el entrenador del equipo: Muy bien Derice, permíteme ponerte algunas dificultades. Nieve, no tienes. Hace 900 grados allá afuera. Tiempo, no tienes. Las Olimpiadas son en tres meses. Y yo…no me tienes a mí. En lo que a mi concierne el trineo ya no existe. Yo no quiero entrenarlos y lo mejor de todo, y quiero decir lo mejor de todo, no quiero estar a 2000 millas con alguien que no conozco. Ahora, ¿entiendes todo esto?
En su negación –no me tienes a mí– Irving se afirma y se reconoce como líder. Un líder capaz de desarrollar una visión compartida junto a su equipo (Senge, 2018), que conduzca al rendimiento como ámbito de la sublimación (Dejours, 1992). En este sentido, Irving siente que conseguirá la cooperación del equipo, pero sólo a través del genuino interés por el talento de cada uno de sus integrantes, más que por el mero despliegue de un conjunto de destrezas sociales (Goleman, 2018). Así lo manifiesta en su primer entrenamiento: Caballeros, esto es un trineo –mostrando uno que había improvisado con los materiales que tenía disponibles–. Bien, aquí está lo que vamos a hacer. Yul, tú serás el segundo hombre del medio. Eres fuerte, rápido, y vas a amar ese asiento. Junior, tú eres el primer hombre del medio. Eres rápido, claro, súbete. Así continúa con Sanka, poniéndolo en los frenos, y con Derice asignándole el rol de conductor.
El reto organizado
Si realizamos una analogía con el concepto de organización, podemos entender al equipo de trineo como la coordinación de las actividades de un grupo de personas para lograr objetivos comunes mediante la división del trabajo (Schein, 1982). Está claro que, si bien cada uno de los miembros del equipo realiza una tarea específica en el trineo, la autoridad y responsabilidad, representadas en la figura de Irving, asegura la integración.
Asimismo, los mecanismos coordinadores de las actividades (Mintzberg, 1996) adquieren relevancia en términos de diseño organizacional. La estandarización de destrezas, si pensamos que las habilidades de un velocista podrían ser en algún sentido útiles para participar en una carrera de trineos. La estandarización de producciones, entendidas en este caso como el tiempo mínimo establecido del recorrido del trineo en la pista para poder clasificar, es decir, el resultado esperado. La estandarización de los procesos, tal como lo demuestra el ejemplo del estudio de las curvas de la pista –un ejercicio riguroso en Derice–, es decir, cómo se debe realizar el trabajo. Y la supervisión directa –una persona toma el control por el trabajo de otras, emitiendo órdenes y supervisando sus acciones– que está siempre presente en el entrenador, aunque al inicio se confunda con el ajuste mutuo –comunicación informal, autocontrol–.
De hecho, el ajuste mutuo se observa en la lección que Irving da a Sanka, cuando éste insiste en ser el conductor del trineo. Las palabras de Irving lo convencen: Mira Sanka, el chofer tiene que trabajar más duro que cualquiera. Él es el primero en entrar y el último en salir. Cuando sus compañeros de equipo están bebiendo cerveza, él está despierto en su cuarto estudiando fotos de las curvas. Un chofer debe estar enfocado cien por ciento en todo momento. No sólo es responsable de saber cada pulgada de cada pista, él también es responsable de las vidas de las otras tres personas de su trineo. ¿Ahora, quieres tener esa responsabilidad?
El reto liderado
En las palabras de Irving se reconoce la claridad sobre el rol de quien conduce un equipo, sobre todo en términos de las funciones de planeación, organización, dirección y control (Griffin y Moorhead, 2010).
El poder que ejerce sobre sus colaboradores se entiende no solamente por la influencia que tiene en ellos, afectando sus percepciones, actitudes y conductas, sino también por el manejo de la impresión (Griffin y Moorhead, 2010) que realiza. Esto queda claro en la escena en la que debe defender al equipo por haber sido injustamente descalificado en las preliminares, como venganza por una trampa que él mismo cometió en los juegos en el pasado y que terminó perjudicando a su ex entrenador, Kurt Hemphill –Raymond J. Barry–, actual miembro del comité olímpico. En el discurso que da a Kurt frente a dicho comité, puede observarse que el manejo de la impresión es su única salida en ese momento: Hicieron todo lo que les pidieron, aunque se estuvieran riendo en sus narices. No importa si llegan en el primer puesto o en el 50. Se han ganado el derecho de representar a su país. El derecho a entrar en ese estadio agitando la bandera de su nación. Ese es el mayor honor que puede tener un atleta. Esa es la esencia de los juegos olímpicos. Hace 16 años yo lo olvidé. No hagas tú lo mismo.
A través de un esfuerzo directo e intencional, Irving logra manejar su imagen frente a los demás y, de ese modo, recupera el control y por lo tanto el poder. Algo que consigue también cuando Derice le pregunta por la trampa que cometió en aquel entonces y si era necesario hacerla sabiendo que ya había ganado dos medallas. Al final de la conversación, Irving le dice: Una medalla olímpica es algo maravilloso. Pero si no eres capaz de ser grande sin ella, tampoco lo serás con ella. En este sentido, queda claro que las bases del poder (French y Raven, 1959) de Irving residen no solamente en la posición –poder legítimo, poder de recompensa y poder de experto– sino también en lo personal, sobre todo en términos de poder de referencia a través de la identificación que se torna imitación gracias a la comprensión, la confianza, la aceptación y el afecto.
Juntos a la par del reto
Este equipo de trineo se ha convertido en una organización que aprende, es decir, una organización inteligente (Senge, 2008). Esto es así ya que el equipo es la unidad básica de aprendizaje que permite que sus integrantes logren resultados extraordinarios y crezcan a gran velocidad. Sin lugar a dudas, sus miembros sienten que forman parte de un gran equipo y han sabido dominar las disciplinas del aprendizaje en la práctica.
En este sentido, cada uno de los jugadores, así como también el propio Irving, lograron un dominio mental, que implica poner la vida al servicio de nuestras mayores aspiraciones. Esto se observa claramente en Junior cuando enfrenta al padre –un adinerado– al decirle que no va a aceptar el trabajo que le consiguió ya que quiere dedicarse a la carrera de trineos. Por otro lado, los jugadores de este equipo concentran energías y desarrollan paciencia, algo tan evidente en Derice cuando le insiste a Irving para que sea el entrenador del equipo.
Paralelamente, el equipo puede compartir modelos mentales, tomar conciencia de los mismos y así poder transformar las visiones individuales en visiones compartidas. Esto se aprecia en el momento en que Junior anima a Yul, quien había quedado en ridículo frente a Sanka al decir que quería vivir en el Palacio de Buckingham, tras haberlo visto en una revista, sin conocerlo. Junior pone la foto delante de Yul y, luego de dar un discurso sobre el trabajo y el esfuerzo orientado a los logros le dice que, si se propone vivir allí, vivirá allí.
Por analogía con los empleados conscientes (Kofman, 2018) podemos afirmar que el novato equipo de bobsleigh ha logrado distinguirse a través de tres cualidades de la personalidad: responsabilidad incondicional, integridad esencial y humildad ontológica. Pero, sobre todo, pudo destacarse gracias a tres habilidades interpersonales: la comunicación auténtica, la negociación constructiva y la coordinación impecable.
El film nos hace sentir que no importa si se practican las curvas en una bañera o en una pista profesional. Vale más la paz en el viaje, tal como lo expresa Derice al develar el significado de Cool runnings, nombre con el que bautizó a su equipo. Retrospectivamente, el ir juntos a la par –y en paz– cobra sentido al final de la historia.
Referencias:
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Dejours, C. (1992). Reacciones psicopatológicas a las rupturas involuntarias de la actividad profesional (Jubilación, despido, enfermedad, readaptación). En Dejours, C. Trabajo y Desgaste Mental (pp. 213-229). Buenos Aires: Lumen Humanitas.
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Dejours, C. (1998b). De la tecnología al concepto de trabajo. En Dejours, C. El Factor Humano (pp. 39-50). Buenos Aires: Lumen Humanitas.
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Vigotsky, L. (1988). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Crítica.
NOTAS
[1] Desde una perspectiva similar, el film Le Grand Bain –El gran baño– narra la historia de un grupo de varones que son entrenados por una ex campeona de natación retirada. Una crisis existencial los conduce a enfrentar el reto de convertirse en el primer equipo local masculino de natación sincronizada.
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Película:Elegidos para el triunfo
Título Original: Cool runnings
Director: Jon Turteltaub
Año: 1993
País: Estados Unidos
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