El síntoma es lo que nos hace sufrir. Sin embargo, con su práctica Freud demostró que amamos al síntoma como a nosotros mismos. Y, como si esto fuera poco, Lacan propone la identificación al síntoma como fin de un análisis. Sorprendente. Bien, desde un punto de vista psicoanalítico, la exitosa serie Bebé Reno es un magnífico desarrollo del tránsito que media entre la observación freudiana y la propuesta lacaniana. [1]
Un hombre trabaja en la barra de un pub sito en el brumoso paisaje londinense. Un buen día entra una mujer con rostro demudado y triste semblante. El hombre, que no llega a los treintis, se apiada de la dama y le convida con un té. Ella le responde con una sonrisa y un exultante acopio de elogios y lisonjas que, cual gotas de humedad en la pared, se impregnan en el alma del piadoso caballero. A partir de ese momento, el sufrimiento sintomático de Donny –un joven que intenta abrirse paso como comediante– se encarna en esa mujer cuyo alarmante desvarío anímico no disimula sin embargo las acuciantes ansiedades del gentil barman.
Cual demostración de la teoría psicoanalítica según la cual el síntoma es una formación de compromiso entre el irrefrenable empuje pulsional y los anhelos que habitan las fantasías de todo ser hablante (“poetizaciones protectoras”, según Freud), el feroz acoso del cual Donny será objeto por parte de Martha, no hará más que poner en escena la falta en ser que el comediante pretende fallidamente suturar buscando el éxito en las tablas. Para ser más precisos: Bebé Reno representa de una manera tan clara como patética la maniobra por la cual el neurótico se traiciona a sí mismo cada vez que el bienestar insinúa presentarse en la cotidianeidad de la existencia. “Yo sé que has sufrido, puedo sentirlo” le dice Martha en un café, antes de gritar de manera escandalosa mientras Donny intenta vanamente que le suelte la mano. Lo cierto es que pocas escenas transmiten de manera tan cruda el aserto lacaniano según el cual: “el síntoma puede ser el partenaire sexual”.
De esta forma, una y otra vez el joven caerá en la trampa de hacer lugar al delirio de Martha para así ubicarse como objeto de elogios y halagos tanto como de ofensas y agravios. De hecho, si tal como dice Lacan, “la transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente”, cada performance de Donny en el escenario, dejará ver en su discurso las trazas que afloran tras el telón de la represión. Es que entre los semblantes, justificaciones y escapadas que conforman nuestra comedia cotidiana, palpitan las huellas del trauma –la tragedia– que signa nuestra existencia. En este punto bien podemos considerar que, durante las representaciones del joven comediante, el público –Martha incluida– ocupa el mismo lugar que un analista en el dispositivo. Esto es: allí donde en lugar de responder a la demanda, se hace lugar al deseo.
De esta forma, las “intervenciones” del auditorio –silencio, risas, mofas, gritos– harán que la angustia en Donny opere para que en cierto momento una palabra plena emerja en el discurso del comediante que ahora se hace intérprete de su propia experiencia. Desde este punto de vista, Bebé Reno insinúa constituirse como nominación de un síntoma puesto a trabajar, esta vez, al servicio del sujeto. (Imposible olvidar que el propio Lacan se ubicaba como analizante ante su auditorio).
Desde ya, el pasado de un abuso no falta en lo que a la historia de la serie se refiere, pero desde el estricto punto de vista psicoanalítico, todo ser hablante guarda en la más entrañable intimidad su condición como objeto en el deseo y en el goce del Otro; cuestión de la cual a veces algunos canallas toman provecho con el infame y falaz recurso de prometer éxito o protección.
Ocurre que, al operar como “la fuente primordial de todas las motivaciones morales”, “el inicial desvalimiento del ser humano” suele hacer que el amor y el odio confundan sus destinatarios para el solo perjuicio del sujeto. “No he hecho más que odiarme a mí mismo” dirá el comediante arriba del escenario durante un momento clave de sus presentaciones. Y es que, si bien al protagonista no le faltan amigos, amantes y amores, “el problema no es Martha, el problema sos vos”, le dice una mujer trans a la que Donny no puede amar en virtud de la impotencia afectiva que lo aqueja. Por lo demás, y sin que esto suponga consuelo alguno, los pormenores de la serie insinúan que la inoperancia de la policía y la justicia en casos de acoso pareciera formar parte de un síntoma generalizado cualquiera sea la latitud y geografía de la que se trate. ¿Signo de neurosis o de canallas?
NOTAS
[1] Sergio Zabalza es Psicoanalista. Doctor en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. El título del presente artículo evoca el libro del querido psicoanalista y amigo Guillermo Vilela: “En un psicoanálisis no hay tragedia sin comedia. Textos reunidos”.
Película:Bebé reno
Titulo Original:Baby Reindeer
Director: Richard Gadd (Creador), Weronika Tofilska, Josephine Bornebusch
Año: 2024
Pais: Reino Unido
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