TecnoCiencia y subjetividad: límites éticos para el resguardo de lo propiamente humano
Derechos en la infancia y la adolescencia y cuestiones éticas en torno de la filiación y las funciones parentales
Decisión y responsabilidad
Doble dimensión de la ética profesional en el campo de la infancia
“Arkargel”, homófono de la figura bíblica [1], tal el nombre de la empresa de software que facilita la tecnología puesta en juego en esta historia que nos presenta Black Mirror. Se trata de la oferta de un dispositivo especialmente diseñado para que los padres puedan controlar lo que sus hijos miran. Esta vez no es un software con la función de “filtro” para computadoras sino que la sofisticación ha logrado que un implante en el cuerpo de los niños permita a sus cuidadores ver lo que ellos ven y decidir si les ahorran o no el (posible) sufrimiento que estas escenas producirían.
En esta historia hay una madre, quien adquiere este dispositivo en busca de garantías sobre la seguridad de su hija, una pequeña niña de quien no se conoce padre y cuya única familia es su abuelo materno. Esta mujer tiene a su cargo exclusivo su crianza y encuentra un alivio en esta mediación instrumental que parece brindar una panacea en los tiempos violentos e inseguros que corren. Será mediante el implante tecnológico que podrá velar por su bienestar, sabiendo dónde se encuentra a cada paso (literalmente) y viendo lo que sus ojos miran a través de una pantalla. Incluso, este “Gadget” tecnológico mide múltiples indicadores, entre ellos los del nivel de estrés. En caso de que estos se eleven a causa de alguna escena amenazante, el sistema dará aviso pudiendo así el usuario disponer de la opción de obstaculizar la visión de dichas escenas, preservando a los niños de toda agresividad, crueldad y violencia.
Black Mirror se caracteriza por elevar a la máxima potencia los posibles efectos subjetivos de la tecnociencia, bordeando la cuestión ética y la dificultad en trazar un límite. En el caso que analizamos la lógica que subyace es la del control y el dominio por sobre otro sujeto, siempre en nombre del bienestar [2] y de la seguridad, un elemento central en nuestras sociedades contemporáneas donde la vigilancia se propone como necesaria [3], imponiéndose al modo de un imperativo. Una suerte de biopolítica practicada al interior del núcleo familiar que expone la idea del control sobre los cuerpos mediante la tecnología.
Otra arista que desnuda esta narrativa es la posición materna y la voracidad a que puede llegar cuando no hay un límite que opere un corte en la función. A medida que la niña crece vemos cómo esta madre no puede renunciar al goce de ver a través de su hija, llegando a límites impensados para un lazo que se supone fundado en el amor. Sabemos que para que el sujeto humano se constituya como deseante es necesario no solo un primer momento en que el cachorro humano sea tomado como objeto, sino, un segundo movimiento de “separación”, de “duelo”, de “pérdida”, tanto del niño como de la madre [4]. Este movimiento no es sin la función paterna y operando desde el campo del deseo.
Marcelo Barros, en su reciente libro sobre “La Madre” [5] (2018), sitúa que la maternidad es “…un residuo de la experiencia tradicional de la vida”, reafirmando que esta no es otra cosa que “la experiencia tradicional de la castración” (Op. Cit., p. 12). Ahora bien, esta madre parece no poder hacer lugar a ella, en el sentido del corte que se torna necesario para dar lugar a la subjetividad del Otro, al niño como sujeto y no como “sujeto-objeto de goce” para esa madre que no puede sustraer su mirada, correrse, permitir la separación necesaria, haciendo que la niña experimente el mundo y desarrollo su autonomía.
Por otra parte, además de considerar las cuestiones singulares del caso, es interesante poder analizar el eje particular que plantea la ficción. En este sentido, la trama pone de relieve una diferencia sustancial con el campo normativo que impera en nuestros días respecto de los derechos de la infancia y la adolescencia. Por una parte, cabría interrogar, qué normas y pautas organizan este universo futurista donde no hay lugar, pareciera, para lo que en nuestra civilización contemporánea nombramos como interés superior del niño. Esta conceptualización jurídica surge con la nueva concepción de infancia y adolescencia a partir de la Convención de los Derechos del Niño (1994) y los posteriores documentos internacionales y normas locales que ubican a los niños y adolescentes como sujetos de pleno derecho [6]. Este nuevo paradigma implica que ya no se puede disponer de los niños discrecionalmente en virtud de su “bien”, sino que se deben promover y proteger sus derechos, haciendo lugar a su palabra, su autonomía (siempre progresiva y acorde a su estadio de maduración) y su privacidad, entre otros derechos fundamentales.
El episodio sitúa en primer plano un avasallamiento a los derechos a la intimidad y la privacidad de las niñas, niños y adolescentes, desconociendo su estatuto de sujetos autónomos del derecho (Salomone, 2006; Mosca, 2006). De este modo, en el escenario que se nos presenta parece que se han abolido todos los avances en materia de derechos humanos que se han ido instalando en relación con la infancia.
Por tanto, ¿cuál es la terceridad presente este nuestro caso, que podría llegar a encarnar la función paterna operando un corte frente a lo ilimitado de esta madre? Creemos que lo único que se encuentra más allá de esta madre es el discurso de la ciencia, un Otro al que esta mujer se encuentra alienada, sin cuestionar y que la complace a la medida de su goce. Nada más alejado de la función paterna.
Desde el estado del arte, sabemos que el Otro materno y paterno introducen ritmos de presencia y ausencia, tal como Freud lo desarrolla sobre el fort-da. Sin embargo, el gadget tecnológico complica esta alternancia en tanto la madre eventualmente se ausenta pero la niña sabe que no puede escapar a su mirada. A esta mujer, nunca nada le es suficiente para decidir dejar atrás el dispositivo tecnológico: siempre encontrará argumentos para hacer uso de él. No hay punto de capitón.
Es posible confirmar que no es el dispositivo en sí mismo, sino la decisión –vinculada siempre al campo de la responsabilidad subjetiva [7]– de quien lo usa y el uso que le da [8]. Hacia el final del episodio, cuando la madre ha decidido sobre el cuerpo y la descendencia de la hija, ese será posiblemente el accionar más atroz en contra de su intimidad y su autonomía, y sin embargo, ya no es la tecnología, sino la madre quien claramente se revela como ese cocodrilo que no encuentra tope [9] –función paterna– para evitar devorar a su presa.
Por último, el campo de la infancia y la adolescencia es un escenario privilegiado para pensar los desafíos de la ética profesional en el sentido en que lo plantea Gabriela Z. Salomone (2006): la ética pensada como una posición donde sostener una doble dimensión, haciendo lugar tanto a la dimensión clínica –propia de nuestra disciplina y con una lógica singular– como al campo normativo que nos atraviesa. Esta posición involucra una decisión en sentido fuerte, en cada caso, cada vez.
Para finalizar, diremos que la tecnociencia avanza y con frecuencia sucumbe a ubicarse en el lugar de Dios, dando cuenta de su omnisciencia y de su ser todo poderoso. Si para este discurso no hay punto de imposible, será necesario sostener prácticas y lecturas que sigan interrogando sus efectos en la subjetividad, desnaturalizando sus ofertas que se enmascaran siempre como una solución a(rca)ngelical.
Referencias
Ariel, A. (1994). Moral y Ética. Una poética del estilo. En El estilo y el acto. Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1994.
Kletnicki, A. (2000). Un deseo que no sea anónimo. Tecnologías reproductivas: transformación de lo simbólico y afectación del núcleo real. En La encrucijada de la filiación. Tecnologías reproductivas y restitución de niños, Lumen/Humanitas, Buenos Aires, 2000.
Lewkowicz, I. (1998). Particular, Universal, Singular. En Ética: un horizonte en quiebra. Cap. IV. Eudeba, Buenos Aires, 1998.
Michel Fariña, J. J. (2006). El doble movimiento de la Ética contemporánea. Una ilustración cinematográfica. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos, Letra Viva, Buenos Aires, 2006.
NOTAS
[1] Los arcángeles son, para el libro sagrado, aquellos ángeles de categoría superior en la jerarquía angelical. Algunos de ellos, muy conocidos, tales como el Arcángel Gabriel, por ser el mensajero de la concepción del niño Dios a la Virgen María, o el Arcángel Miguel, Jefe del Ejército celestial, solo por nombrar algunos. En las artes plásticas, casi siempre son presentados con sus armas de defensa: espadas, arcabuces, lanzas, denotando arrojo y valentía en defensa de los intereses divinos.
[2] Es interesante cómo esta perspectiva ha sido empleada de manera recurrente en diversos escenarios donde se traspasa un límite ético en torno de la filiación. Tal el caso de los apropiadores y de quienes abonan la idea de que los niños apropiados ilegalmente no deben ser restituidos a sus familias de origen porque se encuentran establecidos en familias de bien, que cubren sus necesidades y promueven su bienestar. Ver Michel Fariña, J. J. y Lykes, M. B. (2000). Cuestiones éticas y epistemológicas ante la experimentación psicológica con niños. En La encrucijada de la filiación. Tecnologías reproductivas y restitución de niños, Lumen/Humanitas, Buenos Aires, 2000.
[3] En el sentido de la “determinación”, noción trabajada en el módulo V del Programa de la materia en contraposición a la noción de “azar” y “contingencia”.
[4] Estas cuestiones en torno de la ética en la filiación se trabajan en los módulos 6 y 7 del Programa de la asignatura Psicología, Ética y Derechos Humanos, Cátedra I. Facultad de Psicología, UBA.
[5] Barros, M. (2018). La madre. Apuntes lacanianos. Buenos Aires: Grama Ediciones.
[6] Para profundizar en esta temática, ver: Salomone, G. Z. (2017). Discursos institucionales, Lecturas Clínicas. Vol. 2: Cuestiones éticas en las prácticas con niños en el campo de la interdiscursividad. Buenos Aires: Letra Viva.
[7] Ver Módulo V.
[8] Tal lo que desarrolla Armando Kletcnicki (2000) respecto de la filiación mediante técnicas de reproducción humanamente asistida, capítulo donde se hace palpable la discusión respecto de los avances tecno-científicos en relación con el campo de la subjetividad.
[9] Lacan, J. (2009). Seminario XVII. El reverso del psicoanálisis. Clase del 11 de marzo de 1970. Editorial Paidós, Buenos Aires, 1969-1970.
Película:Black Mirror
Titulo Original:Black Mirror
Director: Charlie Brooker
Año: 2017
Pais: UK
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