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Aún estoy aquí: el desaparecido no cesa de insistir. Una lectura comparada entre Argentina y Brasil

por Schneider, Úrsula

Universidad de Buenos Aires

Resumen:

Este trabajo analiza las formas de memoria que se configuran ante la desaparición forzada, a partir de un contrapunto entre Argentina y Brasil. En el centro del análisis se encuentra la magistral película brasileña Aún estoy aquí (Ainda Estou Aqui, 2024), dirigida por Walter Salles y basada en las memorias de Marcelo Rubens Paiva (Selton Mello). La historia gira en torno a Eunice Paiva –interpretada por Fernanda Torres y Fernanda Montenegro–, quien inicia una lucha individual por la verdad tras la detención, secuestro y desaparición de su esposo, Rubens Paiva, ex diputado y militante de izquierda, durante la dictadura militar brasileña. A partir de este relato íntimo, el texto se pregunta qué ocurre cuando una desaparición se cierra jurídicamente sin justicia ni esclarecimiento, y cómo el archivo sustituye al duelo. En contraste, se examina el caso argentino, donde la figura del desaparecido ha sido resignificada como un significante político que habilitó una memoria colectiva estructurada en torno a la consigna “Memoria, Verdad y Justicia”. El análisis articula derecho, archivo, imagen y poéticas de la memoria para indagar en la persistencia de lo irresuelto como forma de resistencia frente al intento estatal de clausura.

Palabras clave: Desaparición | Memoria colectiva | Justicia | Archivo.

I’m still here

Abstract:

This paper analyzes the forms of memory that emerge in response to forced disappearance, through a comparison between Argentina and Brazil. At the center of the analysis is the masterful Brazilian film Aún estoy aquí (Ainda Estou Aqui, 2024), directed by Walter Salles and based on the memoirs of Marcelo Rubens Paiva (Selton Mello). The story revolves around Eunice Paiva – portrayed by Fernanda Torres and Fernanda Montenegro – who embarks on an individual struggle for truth following the detention, kidnapping, and disappearance of her husband, Rubens Paiva, a former deputy and left-wing activist, during the Brazilian military dictatorship. From this intimate narrative, the text asks what happens when a disappearance is legally closed without justice or clarification, and how the archive replaces mourning. In contrast, the Argentine case is examined, where the figure of the disappeared has been re-signified as a political signifier that enabled a collective memory structured around the slogan “Memory, Truth, and Justice.” The analysis links law, archive, image, and poetics of memory to investigate the persistence of the unresolved as a form of resistance against the state’s attempt to impose closure.

Keywords: Disappearance | Collective memory | Justice | Archive


Introducción
A partir del film Aún estoy aquí (Salles, 2024), este texto indaga cómo las sociedades argentina y brasileña han procesado la desaparición forzada, y qué poéticas de la memoria emergen cuando lo desaparecido se resiste a ser, clasificado, archivado.

La desaparición forzada, como tecnología de aniquilamiento estatal, dejó en América Latina marcas que no se disuelven con el paso del tiempo ni con la reapertura institucional. En contextos como el argentino y el brasileño, las respuestas sociales e institucionales frente a este crimen se han articulado de manera heterogénea, revelando distintos modos de procesar lo irresuelto.

Este texto se organiza en torno a una pregunta central: ¿qué ocurre cuando la desaparición es clausurada jurídicamente sin mediación de justicia ni esclarecimiento? Y más aún: ¿qué formas de memoria se configuran cuando el archivo estatal –con su lógica de registro, clasificación y cierre– sustituye el duelo, la verdad y el proceso colectivo de significación del pasado?

La pervivencia de lo irresuelto –eso que no encuentra forma de cierre– retorna como gesto, como resto, como imagen que insiste. Este análisis propone un desplazamiento de lo jurídico a lo sensible: de la inscripción institucional del trauma y su reverberación en el lenguaje, la imagen y el cuerpo.

El desaparecido como significante político

En Argentina, la figura del desaparecido condensa una disputa que excede lo jurídico: es una categoría política, histórica y afectiva. La negativa a aceptar el fallecimiento sin cuerpo ha sido sostenida por organismos de derechos humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes rechazaron cualquier clausura simbólica sin verdad ni justicia. Esta posición resistió los intentos del Estado –tanto en tiempos de dictadura como ya en democracia– de archivar administrativamente la desaparición.

Durante la dictadura cívico militar, se sancionaron dos leyes que proponían resolver la desaparición desde un plano legal: la Ley 22.062, que otorgaba beneficios previsionales a familiares tras un año de desaparición, y la Ley 22.068, que habilitaba declarar la ausencia con presunción de fallecimiento. El sociólogo Emilio Crenzel (2025), quien en su libro Pensar los 30.000: Qué sabíamos sobre los desaparecidos durante la dictadura y qué ignoramos todavía, analiza las tensiones que –incluso hoy– aún atraviesan la construcción de la memoria en torno a esta figura. Según el autor, estas leyes buscaban “solucionar ‘en forma definitiva la situación de los desaparecidos’” (p. 167), desplazando además a las familias la carga simbólica de certificar la fecha de muerte de su familiar.

Carlos Gutiérrez (2014), en Destinos del testimonio: Víctima, autor, silencio, reconstruye el origen político y eclesiástico del término desaparecido. El autor refiere que, en una reunión entre Videla y la jerarquía de la Iglesia Católica, fue el cardenal Aramburu quien le sugirió al genocida utilizar esa fórmula ambigua para evitar dar explicaciones sobre los secuestrados y asesinados por las Fuerzas Armadas. Según el prelado, era necesario “resolver una dificultad”, que consistía en qué contestar para que “la gente no siga arguyendo” (p. 91). Pero, lo que fue concebido como una estrategia de borramiento, terminó generando un significante cargado de potencia simbólica. Sostiene Gutiérrez (2014) que “ese término que perseguía el borramiento, finalmente produce un significante que convoca la búsqueda y hace lazo entre aquellos a quienes resulta intolerable como signo, inaceptable como designación final sin nombre” (p. 93).

Ese giro –de término oficial a significante político-afectivo– se produce, dice el autor, porque no interviene en un campo desértico (como Videla pretendía), sino que se produce en un campo ya constituido (Gutiérrez, 2014). En este sentido, el lazo con lo familiar es clave:

Esta operación, que articula el desaparecido con los lazos familiares, lo incluye en una genealogía. De este modo, pone nombre, designa, identifica. Eso permite franquear la detención: habilita la búsqueda, la denuncia y un conjunto de pasos que señala la dirección de una marcha. (Gutiérrez, 2014, p.93)

En esa articulación, el significante desaparecido se vuelve núcleo organizador de una práctica política: por eso los organismos de derechos humanos nacen ligados a los vínculos de sangre que mantienen con el que falta –Madres, Abuelas, Hijos, Familiares–, como formas de nominar lo innombrable y resistir el olvido institucional (Gutiérrez, 2014).

En definitiva, dicho significante no es neutral: aunque nació como un eufemismo para ocultar la violencia estatal, fue resignificado políticamente como un símbolo de lucha, búsqueda y resistencia. Esta resignificación implica que la resistencia no se reduce a la acción institucional o judicial, también se despliega en las formas de nominación y genealogía, estableciendo lazos que resquebrajan cualquier intento de olvido. En esa tensión entre nombrar y borrar, entre duelo y clausura, desaparecido condensa lo irresuelto. Como afirma Jorge Jinkins, “ese nombre es un nudo; proviene de la lectura de un rasgo que designa una diferencia absoluta, es marca, es corte, aunque también es sutura; es borramiento y eclipse, y por eso mismo es memoria del acto” (Jinkins, citado en Gutiérrez, 2014, p. 93).

Resignificado por los organismos de derechos humanos, desaparecido permite hablar del crimen y habilita una comunidad de duelo, de denuncia y de búsqueda.

Con el regreso democrático en 1983, el paradigma en Argentina se desplazó hacia una nueva forma de procesar la desaparición, aunque no sin contradicciones. Se priorizó la búsqueda de la verdad a través del testimonio, el juicio y la documentación. El Juicio a las Juntas en 1985 constituyó un hecho histórico en la justicia internacional. El informe Nunca Más de la CONADEP reconstruyó el aparato represivo, aunque también recibió críticas: en el Diario de las Madres de Plaza de Mayo (2008), se objetó que la presentación de testimonios “aislados y temerarios” podía cerrar el caso de los desaparecidos y facilitar la negociación política. Decir que los desaparecidos están muertos o inducir a creerlo –escribieron– son variantes de una misma política. La que propone enterrar el pasado. Y, en lo posible, olvidarlo” (cit. en Crenzel, 2025, p. 187).

Archivo, clausura y memoria privada

En Brasil, el abordaje del pasado dictatorial parece haber sido distinto, tanto jurídica como políticamente. La historia de Eunice Paiva, presentada en el film Aún estoy aquí, expone la lucha individual de una mujer por recuperar la memoria de su esposo. A diferencia del movimiento colectivo argentino, en este caso la desaparición intenta ser resuelta a través de la emisión de un certificado de defunción, a pesar de la ausencia del cuerpo, lo que no es una cuestión menor en el marco de lo que se ha expuesto hasta aquí: sin cuerpo, no hay prueba, ni cierre, ni duelo posible que no implique violencia simbólica.

Escena: Han pasado 25 años, Eunice, Marcelo (Antonio Saboia) y Babiu (Olivia Torres) se reúnen en la casa de Eunice a celebrar luego de la obtención del certificado de defunción de Rubens. Mientras su madre se ausenta un momento, Marcelo y Babiu revisan fotografías familiares y se detienen en una que había sido tomada poco antes de la desaparición de Rubens, sin embargo ninguno de los dos puede recordar el contexto de la misma. Incluso Eunice, frente a la pregunta de sus hijos, no logra precisar la ocasión. Este vacío, aparentemente trivial, muestra cómo el terrorismo de Estado produce zonas de sentido suspendido, donde aún se busca una palabra que no llega, incluso en aquello que puede resultar de gran potencia simbólica para alguien. En la escena siguiente, Eunice se encuentra en su escritorio donde guarda el certificado de defunción de Rubens en una carpeta donde ha estado guardando toda la documentación que respalda su búsqueda, una especie de expediente de su marido. En ese momento, toma en sus manos la foto y escribe al reverso: “Fiesta de despedida de Verocca. Diciembre.” El acto de nombrar y fechar reordena el sentido de la imagen: la convierte en fragmento de historia.

Esta escena revela cómo, en ausencia de justicia y verdad histórica, la imagen se convierte en soporte de sentido, aunque limitado. El acto de Eunice –nombrar y fechar una fotografía– intenta fijar un fragmento de historia familiar frente a una desaparición aún no resuelta social ni judicialmente. En La cámara lúcida, Roland Barthes (1980) reflexiona sobre el carácter irreductible de la fotografía:

Lo que la fotografía reproduce al infinito únicamente ha tenido lugar una sola vez (…) la Fotografía dice: esto, es esto, es asá, es tal cual, y no dice otra cosa; una foto no puede ser transformada (dicha) filosóficamente, está enteramente lastrada por la contingencia de la que es envoltura transparente y ligera (Barthes, 1980, p. 29).

Esa contingencia, como la llama Barthes, se manifiesta en la fotografía como pura presencia de lo que fue, sin mediaciones explicativas. La imagen señala una existencia pasada –ese “esto” irrepetible–, pero no la contextualiza ni la resuelve. En este sentido, la fotografía expone: es un resto, una huella muda que interrumpe el relato lineal y deja abierta la pregunta por el sentido.

El gesto de Eunice al escribir una fecha y una ocasión sobre la imagen busca precisamente eso: reintroducir la foto en un orden narrativo, familiar, tal vez histórico. Pero ese gesto, aunque reparador en lo íntimo, contrasta con el modo en que el archivo estatal ha intervenido en esta historia: interviene cerrando sentidos. Si bien el hecho de recibir el certificado de defunción representa un logro para Eunice, evidencia cómo el Estado clausura administrativamente el crimen sin verdad ni justicia. Frente a ello, la fotografía se mantiene como una presencia silenciosa, que no permite olvidar, pero tampoco explica por sí sola.

Poética de la memoria

Más allá de los archivos oficiales y los documentos judiciales, la memoria también se inscribe en lo sensible: en los gestos, el cuerpo y el lenguaje cotidiano, atravesados por la violencia y la ausencia. Estas formas de memoria, menos visibles pero no menos potentes, sostienen una resistencia silenciosa frente a la clausura institucional. En Aún estoy aquí, esta poética de la memoria se despliega para mostrar cómo lo desaparecido persiste en lo vivido, en lo íntimo y en lo fragmentario, desafiando el intento de olvido.

Una escena que sintetiza esta lógica de la insistencia muestra a Eunice y sus hijos tras recibir la noticia de la muerte de Rubens. Durante una cena, juegan al ahorcado –un juego que en este contexto adquiere una significación particular– mientras Eunice se ausenta mentalmente. Su mirada se pierde entre los comensales, quienes parecen ajenos a la brutalidad que atraviesa sus vidas. El lenguaje cotidiano se contamina por la violencia, que se filtra incluso en los vínculos más próximos. Es el signo visible de un quiebre, de una fractura, que se le escapa.

En una de las escenas finales, ya con Alzheimer avanzado, Eunice escucha en la televisión que Rubens es mencionado como desaparecido. Su rostro, hasta entonces apagado, se transforma con una mueca apenas perceptible. La memoria, aunque debilitada, irrumpe con fuerza. Esa manifestación frágil es una prueba potente de que lo desaparecido persiste, incluso cuando el cuerpo y la razón flaquean.

Estas escenas no constituyen archivo ni documento formal, pero funcionan como pruebas sensibles de que lo que persiste es lo sentido, lo ausente, lo irresuelto.

Pensar, aún

El contraste entre Argentina y Brasil permite pensar en clave comparativa los efectos de distintas formas de institucionalización del pasado. En Argentina, la figura del desaparecido como ausencia no esclarecida ha permitido una construcción colectiva de la memoria atravesada por la consigna Memoria, Verdad y Justicia. En Brasil, la resolución del caso de Rubens Paiva a través de un acto administrativo deja en evidencia los límites de esa clausura.

La insistencia de la memoria argentina se funda en no cerrar el duelo sin verdad ni justicia, y reconoce en el lenguaje y el archivo espacios de disputa simbólica tan decisivos como los tribunales. La resistencia se expresa no sólo en lo institucional, sino en formas de nominación, y de genealogía, que mantienen vivo el vínculo con el desaparecido.

En contextos donde el Estado certifica una muerte sin justicia, como en el caso de los Paiva, la memoria sensible –inscrita en los gestos, imágenes y silencios– funciona como una justicia encarnada, una resistencia micropolítica frente a la clausura institucional.

Aún estoy aquí encarna una resistencia sin estridencias, sostenida en una sensibilidad que interpela tanto lo íntimo como lo político. Se trata de una presencia que persiste: una forma de confrontar el lenguaje del poder a través de la narración documental de la lucha tenaz de una mujer contra viento y marea, y de la violencia infinitamente delicada de la belleza cinematográfica.

En cada momento, Rubens no deja de volver: aún en una mirada, aún en un gesto, aún en una imagen. Como vuelven –una y otra vez, irrenunciables– los 30.000 que aún nos faltan.

Referencias:

Barthes, R. (1980). La cámara lúcida: Nota sobre la fotografía. Paris: Gallimard / Seuil.

Crenzel, E. A. (2025). Pensar los 30.000: Qué sabíamos sobre los desaparecidos durante la dictadura y qué ignoramos todavía. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). (1984). Nunca más: Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. EUDEBA.

Madres de Plaza de Mayo. (2008). Diario de las Madres de Plaza de Mayo. Ediciones Madres de Plaza de Mayo.



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Película:Aún estoy Aquí

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