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¿Qué es un niño? Imputabilidad y responsabilidad en Adolescence

por Eduardo Laso y Juan Jorge Michel Fariña

La adolescencia nombra la etapa de transición entre la niñez y la adultez en la que se va configurando la propia identidad y autonomía. El término viene del latín adolescens, “que está creciendo”, y no de “adolecer”, que remite a padecer algún déficit o carencia. Lo que no impide que de todos modos se plantee la relación entre ambos: ¿de qué adolece un adolescente?

De esta etapa se espera que el joven, al entrar en la pubertad, pueda saber hacer con su sexualidad, con el vínculo con los otros semejantes, y con las figuras jerárquicas, al poner a prueba lo que incorporó como identificación de la autoridad paterna en calidad de Ideal del Yo, para así regular el deseo anudado a la ley.

Sigmund Freud, en Tótem y tabú, hace del nudo entre falta, culpa y castigo el fundamento de la vida en sociedad. El desanudamiento de estas instancias produce como efecto una falta sin culpa que desresponsabiliza, y sin condena, lo cual vuelve a la ley impotente por inaplicable. Nuestra sociedad actual, regida por el discurso capitalista, desarma la relación entre ley y deseo, para identificar deseo y goce, separados de la ley. La libertad es así la libertad para gozar, y el deber deviene voluntad de goce más allá de la ley de prohibición –que es una ley de “no todo goce” o “no al todo-goce”–, y declinar en la ley del mercado consumista, saturando el deseo. Se promueve así una dimensión de lo imaginario, en el que los cuerpos cotizan en función de su exposición en las redes, y se valora o no a alguien a partir de los likes recibidos.

Lo más interesante de la miniserie de Netflix Adolescence no es tanto el peligro de las redes sociales –un medio que puede tanto propiciar vínculos como producir estragos– sino el caso singular de un chico que interroga sobre el lugar simbólico del padre como encarnación de la autoridad. Porque a lo largo del relato, pareciera que el lugar del padre ya no estuviera en crisis, sino ausente. Si ya Lacan en 1938 planteaba que la imagen social del padre había sufrido una declinación, y antes Freud pudo ubicar al padre ya no como fuente de autoridad sino como una función de la que nadie da completamente la talla, Adolescence nos muestra las consecuencias que se derivan del fin del padre simbólico: el ascenso del lado oscuro del padre en calidad de superyó que ordena gozar.

Recordemos el inicio de la serie. Un patrullero es llamado para acudir a una casa de familia y detener a un sospechoso de asesinato. El despliegue policial, la entrada por la fuerza y la detención del imputado son de una violencia desmesurada en relación con el objetivo, detener a Jamie, un chico de 13 años angustiado que clama por sus padres. La serie plantea así desde este el inicio espectacular la desproporción entre la fuerza policial y la familia Miller que, aterrorizada, ve cómo es avasallada sin comprender lo que sucede a su alrededor.

¿Qué nos dice esta escena? Que este modo de entrada de las “fuerzas de la ley” se presenta como exceso caótico. Exceso que continúa en la comisaría, donde se aplicará un protocolo estricto, en el que a este púber se le leen los derechos, se lo provee de un abogado y se le hace saber que debe ser examinado. Pero en un aparte, padre e hijo hablan a solas. El padre le pregunta por su conducta y Jamie le asegura que no hizo nada malo… y el padre apostará toda su confianza en este hijo que le ha jurado inocencia. Para verse luego súbitamente burlado por las evidencias.

En el segundo episodio una pareja de policías acude al colegio de Jamie para intentar comprender las razones del crimen. Se encontrarán con la indiferencia de algunos alumnos, la burla de otros, y la violencia vengativa de una amiga de la víctima. Los docentes se muestran impotentes para enseñar o siquiera transmitir disciplina, y los alumnos se atacan y humillan entre ellos. Una vez más ¿para qué esta larga secuencia, sino para ratificar la ausencia de toda ley? Que el motivo del asesinato se presente ligado a la circulación de mensajes en las redes que cuestionan el imaginario de algunos varones, resulta nuevamente perturbador, por la desproporción entre un ciberbullying y un asesinato brutal.

En el tercer episodio, con Jamie ya detenido, una psicóloga lo entrevista para evaluarlo. Lo que se inicia como una serie de preguntas en torno de sus intereses, termina en un acting violento, en el que el joven repite con ella la escena de varón despechado por una mujer.

Para concluir, meses después de la detención de Jamie, sus padres van a ser hostigados por el vecindario, bajo el prejuicio de que habrían abusado sexualmente del hijo.

En suma, todos escenarios de degradación de la palabra, que ya no opera como pacto, acuerdo, reconocimiento, mediación, pacificación o ley. Los emojis en las redes reemplazan el encuentro cara a cara. Y para estos adolescentes, el lugar de autoridad deja de ser encarnado por los adultos, que pasan a ser objeto de recelo, desconfianza o desprecio. Ya no queda nadie que encarne ese lugar de autoridad.

¿Qué es un “menor”? ¿Cómo definirlo ya no desde los códigos del Derecho, que fijan una responsabilidad jurídica convencional y variable según los países entre los 12 y 16 años? [1] Podríamos decir que la niñez es la inocencia, es decir, la ignorancia respecto de determinadas “verdades” de la vida, como el sexo y la muerte. Verdades que alcanzan a la infancia a través de cuentos y mitos, relatos que velan un real no simbolizable. De ahí que un niño no esté en condiciones de llevar a cabo determinados actos, como torturar, violar, o matar, porque tales actos le resultan inconcebibles. [2]

El personaje de Jamie nos ofrece el retrato de un niño inocente como mero semblante. Una psicóloga lo entrevista en una sesión de 50 minutos para evaluar el grado de comprensión que tiene del delito que se le imputa y en consecuencia la responsabilidad respecto de sus actos. La escena es una especie de montaña rusa en la que vemos al púber pasar del registro de pobre víctima inocente al de un monstruo amenazante una vez que se siente descubierto. Tras la máscara, emerge algo absolutamente inquietante. En esos momentos sale a la luz, bajo la ira, rabieta y resentimiento infantil un fantasma de insuficiencia frente a la mujer como Otro malvado. Este fantasma, que toma la forma de “no soy deseado por las mujeres, por culpa de ellas, que son frívolas y malvadas”, introduce algo que ya no tiene nada que ver con un niño, y que deja a Jamie del lado del modo sádico que goza con propiciar la angustia del otro, como forma de restituir su imagen y su poder. No sólo queda afectada la psicóloga, que termina la sesión con una crisis de angustia, sino también los espectadores. Y por cierto también estos padres, divididos entre el amor y el horror a un pasaje al acto insoportable.

Una de las virtudes de Adolescencia, es que, a partir de un caso singular, plantea preguntas en vez de ofrecer respuestas simples respecto de las consecuencias del vacío del lugar de autoridad para las nuevas generaciones. Y, por cierto, respecto de las consecuencias que se derivan de este vacío. Son las preguntas que se hacen estos padres respecto de su función de tales. Y son también las que se hacen los policías, que no entienden el vínculo desmesurado entre emojis y furia asesina.



NOTAS

[1Sobre esta compleja relación entre responsabilidad e imputabilidad penal en la infancia, ver el trabajo de Gabriela Salomone "Autonomía progresiva y responsabilidad en el campo de la infancia y la adolescencia. Incidencias subjetivas, familiares e institucionales". En Discursos institucionales, Lecturas clínicas. Vol.2. Cuestiones éticas de las prácticas con niños en el campo de la interdiscursividad, Gabriela Z. Salomone (comp.). Letra Viva, 2016. Ver asimismo el clásico de Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz “¿Se acabó la infancia? Ensayo sobre la destitución de la niñez”. Editorial Lumen, 2003.

[2Tomemos un caso emblemático: el 12 de febrero de 1993 el niño de 2 años James Patrick Bulger fue secuestrado en un centro comercial de Bootle, Liverpool, por Jon Venables y Robert Thompson, dos chicos de 10 años. En un plan premeditado por ambos, aprovecharon la distracción de la madre del nene, y se lo llevaron para torturarlo y asesinarlo. Cuando fueron detenidos y llevados a juicio, la fiscalía sostuvo que debían ser juzgados como adultos, no dando lugar al principio doli incapax del derecho inglés, que presume que los menores de 7 años y hasta los 14 años no pueden ser responsables de sus acciones. La Corte consideró que los acusados, pese a tener 10 años, eran lo suficientemente maduros para saber que lo que habían cometido era un acto de maldad cruel y grave, cometido con intención, que intentaron ocultar con mentiras. Se los juzgó como adultos y fueron condenados a prisión. Salieron en libertad a los 18 años.

Película:Adolescencia

Título Original:Adolescence

Director: Philip Barantini

Año: 2025

País: Reino Unido

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