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O la incomodidad de estar despierto

por Gallino Fernández, Griselda

“… sólo veía sus ojos, muy claros, que me examinaban atentamente, sin expresar nada definible. Tuve la extraña impresión de ser mirado por mí mismo... “ EL EXTRANJERO

“La enfermedad del sueño” narra la historia de Ebbo, un médico alemán que vive en Sudáfrica junto a su esposa, donde dirige un programa de salud europeo dedicado al tratamiento de la “enfermedad del sueño “. Se trata de una enfermedad parasitaria producida por la mosca tsé-tsé cuyo nombre técnico es tripanosomiasis africana que afecta mayoritariamente a las poblaciones rurales que viven de la agricultura, pesca y caza.

Ebbo y Vera, su esposa, han vivido casi más de 20 años en África. Vera se siente, sin embargo, cada vez más incómoda en la comunidad de expatriados de Yaoundé, ya que se encuentra separada de su hija de 14 años quien se encuentra pupila en Alemania. Por esta razón, su mujer decide volver a Alemania y Ebbo se ve obligado decidir entre abandonar su vida en África, país con el que se ha mimetizado y asumido sus costumbres como propias y regresar a su país, el cual le es cada vez más desconocido.

Unos pocos años después, Alex, un joven médico de origen congolés que vive en Alemania, llega para evaluar los resultados de este programa subsidiado por gobiernos europeos. Se encontrará con Ebbo como si se topara con una sombra, con un fantasma perdido en la selva africana. Ebbo se ha convertido en un personaje que se ha camuflado radicalmente con una tierra y una población que no son las suyas, pero que ha adoptado como propias hasta confundirse con el paisaje, lo que no le impide ver –aunque nunca lo pronuncia– “el horror, el horror”.

El film pone en cuestión el paternalismo y la condescendencia con que Europa pretende resolver los problemas africanos, que tienden a pensar “soluciones extranjeras” para problemas locales como si fuesen quistes a extraer para mantener sistemas aparentemente homeostáticos. Ello nos remite a la visión de un sujeto pasivo, receptor de acciones o productor de respuestas dirigidas, predeterminadas.

Pero además, mientras Ebbo hace suya una tierra que no es la de él, Alex se hunde en la más incomprensible tiniebla, viviendo como ajena, una tierra que es la que le dio nacimiento.

Sin juzgar, ni condenar, la obra deja que el paisaje vaya haciendo su trabajo sobre el espectador y cada secuencia, cada plano, nos insinúa el desasosiego y una violencia contenida siempre a punto de estallar, construyendo una poderosa tensión interior.

En este sentido, la película nos permite pensar como en muchos casos no son los límites políticos de los países los que construyen subjetividades: se trata de otras territorialidades, muchas veces construidas a partir de la incomodidad existencial de los márgenes que nos imponen las geografías.

Estos personajes en tránsito, también nos permiten reflexionar acerca de cómo muchas veces desde un lugar de ajenidad, no hacemos más que reforzar la disociación entre los otros y nosotros. Y es allí, que deberíamos delinear estrategias, donde podamos posibilitar hacer visible, aquello que nuestras anteojeras normativas y homogeneizantes no nos dejan ver.

Además la película nos permite incomodarnos: elige plantear preguntas difíciles, antes que dar respuestas fáciles.

Es por eso que “La enfermedad del sueño”, contribuye a despertarnos de una profunda pesadilla: la epidemia invisible de creer que todo está cercado por los márgenes impuestos por un discurso único y la incomodidad existencial que nos imponen los límites.

Por último, se nos plantea el desafío de pensar si han contribuido quienes participan de las intervenciones a cambiar las adversas condiciones sociales para convertirse en agentes de cambio o se sostienen como agentes de perpetuación del statu-quo, arriesgando una forma rígida de dogmatismo, sin tener en cuenta la urgencia de las actuales configuraciones sociales de poder.

En este sentido, el adentro-afuera quedarían desdibujados a favor de una nueva territorialidad: ya no se trataría de una definición por la exclusión sino de una construcción desde la fusión de los mundos posiblemente incompatibles de los “conceptos científicos” y la experiencia cotidiana de la comunidad.



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