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Mientras no eliges, todo permanece ¿posible?

por Neyra Denamiel, Rocío

Nemo es un empleado de fotocopias. Es un aburrido multimillonario. Un limpiador de piscinas. Nemo está casado con una mujer depresiva, y es padre de tres hijos. Nemo también es viudo, y no puede dejar atrás la muerte de su esposa. Nemo es un turista en Marte, y un escritor de ciencia ficción. Es un cavernícola en la prehistoria o el último hombre mortal sobre la tierra, en el año 2092. Nemo ha muerto ahogado, en un accidente de autos. También fue asesinado, por error. Aunque también puede decirse que Nemo nunca existió. Pero en el presente, por sobre todas las cosas, Nemo es un niño de nueve años, confrontado con lo que él siente como una decisión imposible.

Nemo se apellida Nobody. Nadie. Podría ser nadie, podría ser cualquiera, podría ser todos. Sin embargo, algo lo diferencia. Nemo puede recordar el futuro. ¿Cómo podría recordarse algo que no ha acontecido? Pues bien, iniciemos el relato.

Antes de venir al mundo, los niños saben todo lo que va a ocurrir. Pero los ángeles de los vivos ponen su dedo sobre la boca de cada pequeño, dejando una marca. Así, olvidan. Y llegan al mundo para confrontarse con la incertidumbre sobre el porvenir. Pero el ángel pasó de largo junto a Nemo, y él puede recordar aquello que supo antes de nacer.

A partir de allí, estos son los relatos de la inédita memoria de Nemo.

Sucedió que debía elegir una mamá y un papá. Las más diversas parejas se postulan para padres y vamos sospechando a qué lugar adviene el niño en cada seno familiar. Un matrimonio no sabe bien qué responder, y el esposo dice “Bien, podría contarles cómo nos conocimos, fue el destino ¿Han escuchado sobre el efecto mariposa?”. Para los que no, el efecto mariposa es un concepto que hace referencia a la noción del tiempo, a las condiciones iniciales dentro del marco de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a mediano o corto plazo de tiempo. Pues bien, aparentemente, según nos relatan, un jardinero en el Oriente ve volar una mariposa. La fuerza de su aleteo provoca una corriente de aire que despierta una adormecida hoja seca de un árbol. Tiempo después, esta misma hoja causa un resbalón devenido en caída del papá. La mamá se acercó a ayudarlo. Sus miradas se entrecruzaron. Fue el destino.

Nemo los elige como padres e inaugura este mito de origen fundado en el destino. En esta familia, el azar es leído como necesidad.

El papá trabaja como meteorólogo en la TV, la mamá es ama de casa. A través de los ojos de ella, Nemo va leyendo el mundo. Algo le interesa con particularidad, por qué no podemos volver el tiempo atrás. Experiencias de la mas simple cotidianeidad abren la cuestión: una vez mezclado el puré con el kétchup, no hay modo de separarlos, verás que es para siempre; cuando papá fuma su cigarrillo, el humo nunca vuelve a entrar. El niño pequeño adquiere un conocimiento precoz. Entiende que las manecillas del reloj no corren en sentido inverso. Por eso es tan difícil elegir. Nemo nos dice: “Tienes que tomar la decisión correcta. Mientras no eliges, todo permanece posible”.

Lo vemos parado frente a una vidriera de pastelería con una moneda en la mano. ¿Arrollado o bomba de crema con chocolate? ¿O ninguna? Mientras no elijas, todo permanece posible. Nemo se aleja de la vitrina sin su dulce. En el camino lo vemos saludar a tres niñas. Anna, vestida de rojo, Elise, de azul y Jean de amarillo. Todas le sonríen, él devuelve el gesto y sigue de largo. ¿Cuál sería la indicada? Las puertas quedan abiertas para el futuro. Sin embargo, a nosotros espectadores otra escena puede darnos una pista. Nemo siempre ha sido un pésimo nadador. Apenas consigue flotar. Hora de que los niños abandonen la piscina. Comienza el turno de las niñas. Nemo espía a través de una puerta entreabierta. La dulce Anna en su traje de baño colorado, luciendo una liviana trenza al costado de su cabello. Con la mas perfecta naturalidad, inconsciente de la gracia que porta, se arroja desde el trampolín para el espectáculo de su espectador oculto. La niña domina el agua y Nemo no puede dejar de mirarla. La música de fondo nos habla de amor. Desde los ojos de Nemo, el tiempo corre en un suspiro. Ella ya está fuera de la piscina, secando su pelo con una toalla, sus miradas se entrecruzan.

¿Cuándo volvemos a saber de Anna? Es en la escena que precipita el momento crucial hacia el cual nos dirigimos en este relato. Nemo desciende de su micro escolar. Suponemos tiene la costumbre de ser recibido por su madre, pues a alguien busca. Penetra en un bosque y vislumbra una figura familiar. Pero no está sola. La madre besa cariñosamente a un hombre desconocido. Se despiden. Nemo lo sigue. El caballero en cuestión lo conduce a un muelle, donde Anna aguarda. Es el padre de ella.

TIEMPO 1. Una estación de tren. Andén número uno. Leemos de fondo un cartel, “chance”, oportunidad. Cada uno de sus padres sostiene una de sus manos. Han decidido separarse. La madre va a subir a ese tren. Él puede acompañarla, o quedarse junto a su padre. ¿Qué hacer?

¿Cómo expresaría Nemo los pensamientos que lo sacuden en ese momento? La madre fue infiel, el padre queda desconsolado. Elegirla a ella, ¿Supone reivindicar su traición? ¿O debería quedarse con el padre para cubrir el vacío que la madre deja en él? Más allá de sus certidumbres yoicas, de la estructura de sus valores, sus deberes como hijo, las presiones y manejos de sus progenitores. ¿Qué quiere Nemo? Punto de detención. El film nos explica: En ajedrez, se llama sit suan, cuando el único movimiento posible, es un no movimiento. Nemo elige no elegir, permanece inmóvil. Ahora bien, un ser humano corriente nos dirá que no elige porque no sabe qué sucederá. Pero él tiene un recurso que nosotros no, un as bajo la manga, esa memoria inédita. En un desesperado afán de conservar cierta consistencia, intenta recordar. Recordar cuáles son las posibilidades para su vida, aquellas que fueron escritas para él. Ese destino del cual tanto se habla.

TIEMPO 2. Nuestro personaje emprende un viaje a través de la fantasía, recreando todas sus vidas posibles. Vidas que lo confrontan con la falta de garantías. Nemo comprende que no hay opción adecuada. Todos los caminos podrían ser los correctos, e indefectiblemente, todos conducen a la muerte. No hay escapatoria para la apuesta: la elección es siempre un salto. “El sujeto debe jugar su partida, no puede “pasar”, eso en ajedrez se llama Zugzwang, la obligación de jugar aunque tácticamente no convenga. Debe hacer la jugada acorde con el deseo… y someterse a las consecuencias”. [1] Ahora sabe todo lo que podría suceder, y por eso es que ahora no puede elegir. Saber, o no saber, de un modo u otro, la antesala del acto se define en la angustia.

Nemo se ha sostenido en la ilusión de que nada puede ser perdido, mientras se soporte como potencia. Las imágenes que transcurren frente a sus ojos, como un sueño, lo comprometen en el punto en que la elección no puede ser sorteada. La ilusión se quiebra. “(…) quiebre en el universo particular que sostenía al sujeto guiándolo en sus acciones, haciéndolo tambalear al enfrentarlo con la posibilidad de la destitución subjetiva. Es el plano de la existencia yoica que se ve atravesado por el del deseo [2]. Es el momento de la incertidumbre y el sujeto debe responder. “Momento propicio para la emergencia de una singularidad que, en consonancia con lo universal, demuestre la incompletud del universo previo junto con la caída de los ideales que allí lo sostenían” [3]. La existencia lo confronta ante un dilema, y él deberá tomar partido, contando únicamente con su deseo.

¿Qué podríamos decirle a Nemo sobre sí mismo?

La decisión que se le impone cuestiona a Nemo desde diferentes perspectivas. Por un lado, una reactualización de la conflictiva edípica. Por el otro, un mito familiar aplastante bajo la figura del destino. Ambas se fortalecen una a otra. Desde Freud, esta idea se refuerza. Él considera que “el Complejo de Edipo es la fuente de nuestra ética individual, las autoridades y modelos recogen las imagos que restan de los progenitores. Señala Freud que la última figura impersonal de esta serie es el oscuro poder del destino, sustituida a veces por razón y necesidad. Todos los que transfieren la guía del acontecer a dichos poderes, y se hayan libidinalmente ligados a ellos, sienten a esos poderes, no obstante ser los más lejanos y remotos, como si fueran una pareja de progenitores" [4].

Podríamos establecer como hipótesis clínica que Nemo se ve enfrentado una vez más a la amenaza de castración. ¿Qué implica irse con la madre? ¿Es el sometimiento a su loco deseo? ¿Está él preparado, ahora, para confrontarse a éste sin la presencia física de su padre? En otra línea el pequeño neurótico se ve aplastado por el mito familiar al cual ha advenido: la figura absoluta del destino obstaculiza la emergencia del deseo. Una revisión, deconstrucción y apropiación de ese mito se vuelven, no solo pertinentes, sino también necesarios para que Nemo pueda desplegar su subjetividad. “Un sujeto debe distinguirse de los determinismos (superyoicos) que lo esperaban antes incluso de su nacimiento.” [5]

TIEMPO 3. El azar implica incertidumbre y podría estimarse que no habría apuesta sin incertidumbre. ¿Cómo habría acto sin el azar, si hubiera pura determinación significante? [6] Renuncia, cede, deja libre, “Give away”. Es el cartel que leemos ante el camino nuevo que se abre. El niño sale airoso de la prueba. Nemo pone a jugar esos títulos en el bolsillo. Terceridad, sí. Tercera opción que surge de la experiencia, la salida exogámica. Tangente por la que el niño corre y deja volar una hoja. Esa hoja que, como el efecto mariposa, puede cambiar el mundo, puede cambiar su historia, su destino. Pero esta vez, porque él lo ha elegido, un texto del cual él puede ser el autor. El mito ahora funciona como plataforma de base desde la cual proyectar una potencia singular. Un nuevo futuro se abre a sus ojos. Nemo crea una tercera y totalmente inesperada elección para él, una posibilidad no contenida en el universo del tiempo 1. Abandona a ambos padres y toma otra ruta, fuera del dilema. Huye a través de un camino perpendicular hacia un futuro desconocido pero que apuesta sea el rencuentro con su deseo. ¿Por qué dejarlos con la intriga? Hoja que vemos volar por años hasta dar la ocasión de su reencuentro adulto con Anna, la dulce niña de trenza y vestido colorado, convertida ahora en una mujer.

Referencias

D´Amore, O. Responsabilidad subjetiva y culpa. En, La transmisión de la ética: clínica y deontología. Letra Viva, Buenos Aires, 2006.

Dominguez, M.E. Los carriles de la responsabilidad: el circuito de un análisis. En, La transmisión de la ética: clínica y deontología. Letra Viva, Buenos Aires, 2006.

Michel Fariña, J. Qué es esa cosa llamada ética. Lo universal-singular como horizonte de la ética. Del acto ético. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires, 2002.

Mosca, J.C. Responsabilidad: otro nombre del sujeto. En Ética, un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires, 2002.

Salomone, G.Z. El sujeto dividido y la responsabilidad. En, La transmisión de la ética: clínica y deontología. Letra Viva, Buenos Aires, 2006.



NOTAS

[1Mosca, J.C. Responsabilidad: otro nombre del sujeto. En Ética, un horizonte en quiebra. Eudeba. Buenos Aires, 2002. Pág. 118

[2Dominguez, M.E. Los carriles de la responsabilidad: el circuito de un análisis. En, La transmisión de la ética: clínica y deontología. Letra Viva, Buenos Aires, 2006. Pág. 137

[3Dominguez, M.E. Los carriles de la responsabilidad: el circuito de un análisis. En, La transmisión de la ética: clínica y deontología. Letra Viva, Buenos Aires, 2006. Pág. 135

[4Mosca, J.C. Responsabilidad: otro nombre del sujeto. En Ética, un horizonte en quiebra. Eudeba. Buenos Aires, 2002. Pág. 114

[5Mosca, J.C. Responsabilidad: otro nombre del sujeto. En Ética, un horizonte en quiebra. Eudeba. Buenos Aires, 2002. Pág. 114

[6Mosca, J.C. Responsabilidad: otro nombre del sujeto. En Ética, un horizonte en quiebra. Eudeba. Buenos Aires, 2002. Pág. 118





COMENTARIOS

Mensaje de Luján Arana  » 5 de agosto de 2013 » lujann.arana@hotmail.com 

A medida que iba leyendo el presente artículo venían a mi mente diversos conceptos, tales como la alienación primordial, separación, etc. Particularmente recordé los 3 famosos ítems de la estructura de producción del objeto a : falta/perdida/causa del deseo-plus de gozar, y a partir de ello, me preguntaba cómo darle paso al deseo cuando nada falta?
"Antes de venir al mundo, los niños saben todo lo que va a ocurrir. Pero los ángeles de los vivos ponen su dedo sobre la boca de cada pequeño, dejando una marca. Así, olvidan. Y llegan al mundo para confrontarse con la incertidumbre sobre el porvenir. Pero el ángel pasó de largo junto a Nemo, y él puede recordar aquello que supo antes de nacer"
Como soportar un -saber todo- ,una memoria que a diferencia de un recuerdo que permite reelaborar algo acontecido, se presenta como una pura memoria ,que tapona, que se torna absoluta y obstaculiza el paso a la contingencia. Es por eso que me preguntaba ¿Es posible vivir sabiendo todo lo que pasara? ¿Es posible recordar todo?
Justamente esa cita me pareció de lo más interesante, ya que destaca aquel momento en el que "los ángeles de los vivos ponen su dedo sobre la boca de cada pequeño, dejando una marca", marca que da cuenta de una falta, y que permite así la búsqueda incansable de lo perdido, búsqueda que en sus rodeos permitiría la construcción de toda realidad psíquica en cada quien. Es por eso que el presente artículo me llevo a reflexionar sobre tales cuestiones, como en Nemo esta "no marca", y en consecuencia esta (in)capacidad de saber todo lo que va a suceder, obstaculiza el poder tomar una decisión., ¿Cómo perder algo cuando nada falta? Como poner en juego una decisión, que dando lugar a un tiempo 3, habilite el paso del deseo? Porque justamente lo que se le presenta al protagonista a lo largo del film, son opciones binarias, o A o B, diferente de una verdadera decisión.
Nuevamente destaco otra cita interesante: "Nemo se ha sostenido en la ilusión de que nada puede ser perdido, mientras se soporte como potencia", si nada puede ser perdido, nada allí se puede elegir. Un perder para desear, cuestión que parecería estar obstaculizada en Nemo.
"Nemo los elige como padres e inaugura este mito de origen fundado en el destino". Parecería que pese a esta memoria toda, hay algo que el personaje puede hacer ante este destino absoluto, y es la elaboración fantasmática del mito de la historia parental. Un saber hacer allí con eso, este fantasma del destino que constantemente se le presenta, la realidad subjetiva a través de la cual evalúa las posibles elecciones que no lleva a cabo, como por ejemplo, cuando en el tiempo dos señalado, Nemo comienza a recrear todas sus vidas posibles. Tiempo que lo ob-liga a tomar una decisión, y que finalmente será el no optar ni por su madre ni por su padre, si no justamente una huida que va más allá del destino, momento donde parecería ser que este fantasma en tanto respuesta anticipada cae, y da lugar a lo novedoso, a lo no contenido en el universo previo. Una marcha que no es sin incertidumbre pero que si esta vez, esta motorizada por el deseo. Un Nemo que se hace perdida, perdida que da cuenta de que el Otro está en falta, un barrar al destino posibilitando así, la causa.
Felicitaciones por el presente trabajo, que porta una interesante mirada analítica y que además permite seguir reflexionando sobre diversas cuestiones. Saludos




Película:Sr. Nadie

Titulo Original:Mr. Nobody

Director: Jaco Van Dormael

Año: 2009

Pais: Francia - Alemania - Canadá - Bélgica

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