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Amor se escribe con llanto

por Agudelo Ramírez, Martín

“Vivimos en un mundo que está contaminado de imágenes y no tenemos tiempo de pensar ni de sentir nada (…)” (César Augusto Acevedo)


1. Un filme profundamente poético

La tierra y la sombra (2015) es una de las mejores películas colombianas de todos los tiempos. Ópera prima de César Augusto Acevedo, galardonada en el festival de Cannes con el premio Cámara de Oro. El guión, la fotografía y la puesta en escena revelan una obra austera de alto valor estético. En la obra se constata un influjo notorio de los directores Andréi Tarkovski, Robert Bresson y Bèla Tarr, auténticos maestros que saben mostrar, con gran profundidad y una especial comprensión mística, los mundos íntimos de los personajes de sus películas.

Según Acevedo, director y guionista de la película, con La tierra y la sombra buscó expresarse a través del lenguaje cinematográfico, evaluando las posibilidades que ofrece para realizar una “mirada poética de la realidad.” El director vallecaucano encuentra en el cine una herramienta de catarsis que le permite al espectador interpretar, luego de observar, sin agotar la mirada en lo que la imagen hace visible. Acevedo, en entrevista concedida, expone que aunque el filme “habla de una realidad muy cercana”, le interesaba “no ir a grabar esa realidad así tan cruda sino hacerlo de una manera más poética”, y agrega que “en cierto sentido, es como tomar la realidad y construirla de cierta manera para apuntar a sensaciones y sentimientos” que no se pueden ver “tan fácil”; en últimas, es como “utilizar el lenguaje para trascender el lenguaje [1]

La tierra y la sombra es un filme muy personal y profundamente intimista, en el que se da prelación a una estética preciosa. Su austeridad es significativa como lo enseñan los distintos planos, en buena parte estáticos. En la película se evidencian unos tiempos en los que no hay prisa para realizar los reconocimientos visuales. [2] El filme, según el director, no hace narraciones de acontecimientos. Se trata de una auténtica obra pictórica en movimiento, de amplios contrastes, de luces y sombras, de colores que quedarán en el recuerdo del espectador.

Los semblantes de los personajes de la historia de Acevedo son sobresalientes; todos ellos son retratados de manera diáfana. La película muestra con gran maestría las huellas del sufrimiento presentes en unos rostros de mirada desgarradora. La fusión de un guión inteligente y una fotografía excepcional logra que el espectador reconozca una obra de arte vivencial e introspectiva, en la que son importantes tanto los silencios como los sonidos. Visionamos el abismo presente en un espacio apocalíptico de profunda soledad. Estamos en presencia de un trabajo que, como lo indica Acevedo, da cuenta del “arraigo” y de la “resistencia” en una tierra, y también en el que se muestra el alojamiento de una sombra, no sólo la que alberga “la intimidad familiar”, sino también la que nos presenta el lugar que llevamos “adentro [3].

En la película, durante noventa y siete minutos, presenta lo que ocurre al interior de una casa y lo que sucede con el cañaduzal que la rodea y que, prácticamente, se la ha tragado. Sin acudir al lenguaje propio del realismo, en una forma poética, el filme muestra el drama de los trabajadores de los ingenios azucareros en el Valle del Cauca, departamento del suroccidente colombiano. La película articula muy bien los tiempos, siguiendo la lección aprendida de maestros como Theo Angelopoulos. Se muestra el “hoy”, haciéndonos pensar en el pasado; pero también se reconoce un “ayer” que no podrá recuperarse. A su vez en el filme se enseña que no hay claridad sobre lo que sucederá “después”. Una tierra hostil se impone, aunque no todo está perdido cuando el amor se hace visible. Lo que sí resulta evidente es que en la casa y sus alrededores todo se está desmoronando. ¿Cómo pensar en la esperanza para los desarraigados de la tierra?

2. La historia de la película

La película se inicia con la llegada de Alfonso a la casa, en donde viven su hijo (Gerardo), su nuera (Esperanza), su nieto (Manuel) y su esposa (Alicia). Alfonso, personaje interpretado por Haimer Leal, llega de un lugar lejano, luego de más de tres lustros de ausencia; pretende visitar y brindar compañía a Gerardo (Edison Raigosa), cuyo estado de salud es bastante delicado. Alfonso intenta construir unos lazos afectivos hasta entonces ausentes con Manuel (personaje interpretado por José Felipe Cárdenas) y con Esperanza (Marleyda Soto). No sucede lo mismo con Alicia (Hilda Ruiz), la otra moradora de la casa, debido a las heridas causadas por la separación. Pese a las diferencias que tiene con su cónyuge, Alfonso intenta reconstruir unas fibras rotas por un pasado que sigue dejando sus huellas de dolor.

El cañaduzal amenaza todo el entorno, va devorando poco a poco el paisaje de otrora. Una naturaleza “viva” va extinguiéndose a causa de la propagación de una especie de plaga apocalíptica. Cuando se quema el sobrante de los trabajos realizados en los cultivos de caña, el humo y la ceniza se van extendiendo por todos los alrededores. Un aire infernal se respira en la tierra. Gerardo adolece de una enfermedad pulmonar y está al bordo de la muerte a causa de una afección derivada de las precarias condiciones en las que laboraba como trabajador de una de las plantaciones de caña de azúcar de la zona. El polvo de “muerte” sigue llegando hasta su casa y amenaza de manera definitiva su existencia. Los cuidados especiales que Alfonso le dispensa a su hijo serán inútiles. Gerardo no se recuperará, ya que carece del tratamiento médico adecuado, y poco a poco sus fuerzas irán languideciéndose en medio del espacio claustrofóbico en el que el que habita.

La casa de los arraigos no podrá ser rescatada. Ni siquiera el gran árbol, un samán plantado cerca, podrá recuperarse. La casa que hasta entonces habitaron ha sido sepultada por el olvido. Según Acevedo, “la casa es la huella de la lucha y la resistencia de Alicia; el arraigo, pero también la necesidad de irse para conservar la vida; un lugar por el que se sacrificó, aunque esa tierra no valiera nada sin marcharse, porque si lo hiciera, su existencia y su lucha no tendrían sentido”. En la película, como bien lo explica Hugo Chaparro Valderrama, escritor y crítico cinematográfico colombiano, “los signos de destrucción y muerte” son “parte de la vida cotidiana de los personajes”, pero el filme igualmente “rescata al mismo tiempo el valor de resistir” [4].

En el filme de Acevedo la nostalgia acentúa las huellas del sufrimiento. Impera un sentimiento de impotencia por no poder salvar todo aquello que se va perdiendo. Son conmovedoras las escenas en las que se muestran las circunstancias en las que Alicia y Esperanza continuaron laborando en el cañaduzal hasta cuando fueron despedidas. La explotación es manifiesta. Los empleadores no han tomado conciencia de la situación laboral de los trabajadores de los cañaduzales. Ni siquiera hay una fuerza sindical que contrarreste el abuso patronal. La frustración invade a Alicia y Esperanza, mientras ven que la vida de Gerardo se va extinguiendo. Entretanto el “progreso” irá reemplazando una tierra que se va desperdiciando debido a la destrucción del medio ambiente: han desaparecido las ceibas y los árboles nativos, para abrir paso a una “selva verde” que debe quemarse constantemente. Por esto, Alfonso tratará de salvar a su nuera y a su nieto de la miseria y soledad opresivas en la que se encuentran; para estos buscará otros espacios, aunque en sus cuerpos sigan presentes los rastros del hondo dolor sufrido.

3. “Amor se escribe con llanto”

Amor se escribe con llanto es un bambuco de Álvaro Dalmar que se integra a la banda sonora de la película. La canción le ofrece a la obra de Acevedo un contenido dramático. En la hermosa y dramática letra, interpretada por Garzón y Collazos, puede representarse muy bien la tragedia de la casa. Las vidas de Alfonso y Alicia, Gerardo y Esperanza son registros de ese “diario amargo” referido en el bambuco; así como el “amor” llegó a sus vidas “riendo”, así también se va “llorando”; de un “ayer de dicha cantando”, se pasa a un “hoy sin ilusiones”, con una “tristeza muriendo”. La canción se integra de manera perfecta al lenguaje poético, decisivamente metafórico, presente en una película que sabe registrar de manera espléndida las emociones propias de la historia. Según Chaparro Valderrama:

“Una puesta en escena que permite escuchar el silencio deslizándose cautelosamente entre los diálogos, cuyas visiones no desmienten el entorno campesino en el que sucede la historia. El recurso de las metáforas, según la poesía, se desliza en la conciencia del espectador; el método emocional, diseñado por la mítica Fátima Toledo, capaz de hacer actuar a un árbol, contribuyó a enriquecer la capacidad de los actores, que interpretaron sus personajes, concentrados en el factor humano que desnuda las huellas del trabajo sobre el cuerpo, al mismo tiempo que expresa las dificultades del rencor, el peso de la muerte y el dolor cifrado por la ausencia en el espacio cerrado de una casa” [5].

Los miembros de la familia de Alfonso se desgarran en medio del mundo indiferente en el que se sumen. El filme “nos pone en contacto con los conflictos familiares, generados por desuniones, por abandonos y por las palabras duras y las miradas desconfiadas. Y nos acerca a la muerte, inevitable compañera, que se arrima prematura al hogar, apagando la vida del todavía joven padre de familia, con sus pulmones dañados y fatigados por el polvo del ambiente.” [6] Sin embargo, pese a las distancias y desencuentros, sólo el amor podrá redimir a los miembros del grupo familiar. En este escenario resulta inevitable preguntar sobre la posibilidad de entender el amor como el único reducto de la esperanza que cabe considerar. Pareciera que pese al diagnóstico de denuncia que se presenta en la película sobre la tragedia apocalíptica generada por la injusticia, sólo el amor permitirá que se mantengan los anhelos vigentes, aunque se siga escribiendo “con llanto”. Sólo el amor podrá redimir a los habitantes de la casa del aislamiento sentimental en el que se encuentran.

De esta manera, encontramos que la canción de Dalmar se integra armónicamente al lenguaje poético presente en todo el filme, haciendo un diagnóstico bastante sensato sobre las condiciones en las que se encuentran los desarraigados de nuestras tierras, como sucede con los trabajadores de los cultivos de caña. No cabe la esperanza si se insiste en permanecer en un sitio en que se ha revelado una experiencia trágica “que revela la orfandad, la viudez y el dolor por la muerte de un hijo, quizás tan abismal, que el idioma universal no tiene una palabra capaz de expresarlo, con excepción del hebreo, que intenta describirlo con la palabra shjol. [7] Habrá que salir.

4. La salida

En la película de Acevedo la tierra agoniza. La sombra, representada en los interiores de la casa y en unos exteriores por los que las cenizas se van esparciendo, va extendiendo la desolación. Las pavesas se posesionan en los cuerpos de los desarraigados; un simbolismo claro de la vida gris y triste se apodera de los marginados de la tierra. Pero el filme, como ya se consideró, también da cuenta de un destello de esperanza. Hay que escapar, ya que no hay condiciones para mantener el arraigo. Sólo Alicia toma la decisión de quedarse en la casa que por tantos años pudo sostenerse “por la sabiduría femenina, a pesar de los delirios masculinos conjurados por las mujeres y su astucia” [8].

Hay que abandonar una casa oscura, un lugar en el que la muerte se ha posado para robarle la vida a un hombre joven que no ha podido escapar de las tinieblas que rodean las cuatro paredes en las que se encuentra. Pero también habrá que huir de la región, ya que la ceniza se ha extendido por todos los alrededores. Las pavesas y el humo dan cuenta de una metáfora que nos hace pensar en el fétido olor expansivo de la indolencia; todo un drama de inhumanidad nos hace pensar en la impotencia de no hacer efectivas unas reivindicaciones mínimas de justicia material. El verde intenso de la caña no es un signo de vida; todo lo contrario. Ese ese color se sobrepuja frente a la palidez del polvo que poco a poco viene devorando los sueños de los menos favorecidos. Por esto, cuando se ve la película, resulta inevitable el estremecimiento del espectador.

De esta forma, Acevedo pone de manifiesto un sentimiento que se expresa a través de imágenes poéticas, y que representan magistralmente las condiciones infrahumanas de un mundo que parece estar al margen del derecho. Por cierto, tanto la tragedia laboral, como el daño ecológico irreparable causado en la zona, desencadenan el desenlace fatal. Según el director, hay una “masa verde” envolvente que impone un “encierro emocional” en los personajes de la película. Hay un pasado imposible retroceder y un presente desolador. La sombra se impone y habrá que escapar. Poco importa que se abran las ventanas. El cañaduzal está devorando la casa y las pavesas de “muerte” seguirán extendiéndose. No haya otra opción que salir, sin embargo Alicia se queda. Los demás habitantes de la casa se van, para huir de un aislamiento que los sacrifique definitivamente.

5. La fotografía

La tierra y la sombra ofrece en un material fotográfico excepcional. Sus imágenes nos sumergen en unos simbolismos sobre nuestros sueños y sentimientos, sobre nuestras proezas y desdichas, evocando los trabajos realizados por el director de fotografía sueco Sven Nykvist. La luz se integra espléndidamente con la penumbra, en una simbiosis de colores que le da al conjunto fotográfico una fuerza que atrapa al espectador desde su butaca, como lo revela el trabajo realizado con la casa.

“El foco de César Augusto Acevedo se desliza constantemente. Y ese movimiento tiene por objeto subvertir y modificar aquella cosmovisión audiovisual: así, las habitaciones ya no son tan pequeñas, el tiempo transcurre, y los personajes adquieren espesor dramático, y se vislumbran sus relaciones disfuncionales con el resto de los elementos diegéticos (propios de la invención), que les rodean: la casa asemeja a un páramo en medio de la nada, y la soledad de esa familia, se dimensiona total y absoluta, en una isla que los separa y los aísla, del resto del mundo (la plantación de caña de azúcar, que acorrala a la casa, representaría esos muros, tanto espirituales como externos, que dividirían a la puesta en escena entre los miembros de ese pequeño grupo humano, y los “desconocidos” habitantes de la humanidad que se divisa más allá).

La cámara, sin ir más lejos, construye con su táctica de travelling, acercamientos, contraplanos, y el uso del fuera de campo al modo de estrategia argumental, un espacio de la enfermedad y del abandono: ese hijo convaleciente y su madre, no sólo han sido abandonados por su figura paterna y conyugal, respectivamente, sino que por la civilización entera, en una línea de temática literaria (con guiños a William Faulkner y a Gabriel García Márquez), y por supuesto que también cinematográfica (sólo mencionemos a Arturo Ripstein, a John Huston y a John Wells, ahora último con su Agosto).” [9]

Las imágenes presentadas por Mateo Guzmán Sánchez, el fotógrafo en la película, conducen a la metáfora; interpelan al espectador en medio de los silencios y de los sonidos. Bien lo explica Guzmán al exponer que “la vida se puede presentar de manera más poética”. La fotografía da cuenta de imágenes a las que se recurre “para colmar el vacío de significados”, siendo decisivo “el tiempo de los planos”, un “tiempo extendido”, como lo señala el fotógrafo refiriéndose a un tiempo que permitió una aproximación a “las cicatrices que curtían la vida de los personajes”, al igual que posibilitó “tomar distancia”, para así posicionarse “en el lugar de quienes encarnan la película”; un tiempo “que permitiera pensar en la textura de los espacios, del suelo, de las hojas de la caña.” [10].

Los exteriores e interiores en La tierra y la sombra son representados con gran maestría, evocando el influjo de la pintura. Sin lugar a dudas, la fotografía es decisiva en el producto final. Según Morales Lastra: “La composición de la fotografía azuza la melancolía, la tristeza de presenciar esa tierra baldía y mezquina en amor, en sentimientos y en vitalidad. Ahí, en ese instante, es cuando la crítica social contenida en el largometraje, se alza con contornos y límites precisos, en una luminosidad de la denuncia, de la compasión y de profunda ternura para con los personajes de la obra.” [11]

Los exteriores enseñan un cañaduzal y muestran el trabajo rural realizado por unas personas en condiciones dramáticas. Así lo expone Guzmán refiriéndose al influjo de pintores naturalistas y costumbristas como Jean-François Millet, con cuadros como The Gleaners. En los exteriores del filme se aprecian unos colores constantes que revelan monotonía y penumbra. Verde y gris se alternan devorando el entorno. El cañaduzal verde sepulta a unos seres sin esperanza y las cenizas provenientes de la quema terminan por consumar su sacrificio. Los rostros lánguidos de los trabajadores dan cuenta de una verdadera tragedia.

En cuanto a los interiores, también se advierte un trabajo espléndido de Guzmán. Según el fotógrafo, su fuente en este ámbito fue Andrew Wiyeth. El juego de luz y sombra es estupendo, dando una identidad peculiar a los interiores de la casa. La obra pictórica Window y Wind from the Sea resulta determinante para ilustrar la iluminación, para mostrar sobre cómo penetra la luz a través de la ventana de la casa. Se trata de una luz aguda que proviene de un espacio que trae dolor y muerte.

6. Relaciones con el derecho

Vale destacar, en este apartado conclusivo, sobre los numerosos puentes que pueden establecerse entre la película de Acevedo y el derecho. Sobresalen dos temas fundamentales: el primero, vinculado con el mundo del trabajo; el otro, con el derecho ambiental.

En el filme puede apreciarse que las leyes laborales y de seguridad social son un material normativo desconocido por parte de los empleadores de los cañaduzales. Los cultivos de caña son espacios marginados por completo del derecho del trabajo. Los cañeros están desprovistos de unos amparos de protección mínimos, y no cuentan con un salario digno para obtener los elementos indispensables de subsistencia. Las condiciones de los campesinos trabajadores son desastrosas. A partir del filme proliferan varios cuestionamientos sobre la efectividad de las políticas estatales en el campo laboral, ya que no se puede negar que la exclusión social y marginalidad de buena parte de la población derivan del olvido del mundo del trabajo.

Los rostros de la película de Acevedo nos hacen recordar el sufrimiento que reflejan los desplazados de la tierra en películas como Las uvas de la Ira (John Ford, 1940). El drama de la familia de Alfonso nos pensar en la tragedia de la película de Ford, en la que una familia norteamericana es desplazada por la miseria y el hambre hacia un edén que le cuesta encontrar. Esto se enseña claramente en la película norteamericana al mostrar cómo se van truncando los sueños del grupo familiar en su viaje hasta California. Sin embargo, en medio de tanta opresión, habrá resistencia y un hondo deseo de luchar por un mundo mejor. Las palabras de Tom Joad, el personaje interpretado por Henry Fonda, son inolvidables: “Yo estaré en todas partes, en todas partes donde quiera que mires, donde exista una posibilidad de que los hambrientos coman, allí estaré, donde exista un hombre que sufra allí estaré, y estaré en la risa de los niños cuando sientan hambre y la cena esté ya preparada, y cuando los hombres coman de la tierra que trabajan y vivan en las casas que levanten, allí también estaré.”

En el filme de Acevedo se encuentra un material valioso para reflexionar sobre las condiciones de miseria y marginalidad de los trabajadores cuando están desprovistos de salarios y prestaciones dignas, o cuando carecen de las garantías necesarias para su sindicalización. Es necesaria una legislación laboral clara; su puesta en marcha no puede quedarse en el papel. Los derechos fundamentales de las constituciones políticas occidentales, en Europa y Latinoamérica, han consagrado el derecho a un salario digno y sin discriminación alguna, en consonancia con los documentos internacionales de derechos humanos. La dignidad humana reclama el cumplimiento de las normas laborales en lo concerniente a la seguridad social y a los derechos de los trabajadores a fundar sindicatos y a sindicarse; sólo así puede asegurarse estabilidad en las relaciones laborales.

Los ordenamientos internos de los estados están llamados a respetar los tratados y convenios internacionales en esa materia. La Declaración de la Organización Internacional del Trabajo adoptada en 1998, es un documento significativo para evaluar ese mínimo derechos fundamentales que deben respetarse en material laboral. La declaración establece unos derechos universales aplicados a todas las personas, y que deben respetarse si se busca erradicar la pobreza y asegurar la equidad y el progreso social. Los Convenios 102 y 121 deben ser acatados en caso de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales; deberá asegurarse una asistencia médica mínima, así como también realizar pagos periódicos por incapacidad laboral o invalidez y pagar las prestaciones para las viudas o para los hijos a cargo en caso de fallecimiento del trabajador, etc. [12]

La tierra y la sombra, asimismo, es un testimonio fílmico importantísimo para considerar los riesgos de los daños ecológicos. Denuncia el camino emprendido por la sociedad moderna y urbana de devorar el campo. La película es un texto importante para establecer relaciones entre cine y derecho ambiental. Nuestro entorno vital está en riesgo, por culpa de un modelo de tecnificación e instrumentalización, que terminó por comprometer la dignidad humana y poner en riesgo la naturaleza de la que se sustenta el ser humano. [13] La técnica propaga la muerte, como lo enseña la película. En el filme se muestra que las quemas realizadas en los cañaduzales tecnificados acaban con un ámbito vital, imponiendo una sombra de desesperanza. La técnica nos ha alejado del “otro” y sumido en un profundo aislamiento, poniendo en riesgo el medio ambiente. Es necesario hacer un diagnóstico y proponer soluciones sobre el asunto frente a los daños ecológicos irreparables que se vienen dando por la mala utilización de la tierra en distintas partes del orbe.

Para terminar, vale la pena destacar que en el trasfondo, pese a los anteriores aspectos jurídicos que se identificaron, lo que más sobresale es la presencia de una alegoría que desnuda al propio ser humano. Por ejemplo, en el hecho del quemar la caña, no sólo vemos un referente apocalíptico de destrucción que resulta relevante para el mundo del derecho, debido a los daños ecológicos presentes y los riesgos para la salud humana. Quemar expresa una alegoría, lo que es consecuencia de una película realizada en un lenguaje poético profundo, un lenguaje llamado a revelar lo que hay detrás de las imágenes. Como lo explica Enrique Posada:

“Quemar es sin duda un signo atávico de resolver las cosas violentamente, dado el carácter amenazante, extensivo, dominante del fuego de los incendios. Cuando hay llamas que ensombrecen la tierra, hay que tomarlas como signos de la necesidad de descubrir fuegos y luces que iluminen. Y de esas cosas todos sabemos en lo más íntimo de nuestro ser. Por eso hay que dar salida al profundo humanismo subyacente, al profundo sentido de contacto con la tierra. Allí habrá respuestas sabias.” [14]

Bibliografía:

Hugo Chaparro Valderrama. “El valor de resistir”, Arcadia, 18 de julio de 2015, http://www.revistaarcadia.com/impresa/cine/articulo/la-tierra-sombra-ganadora-camara-oro-festival-cannes-2015/43183, consulta: 9 de mayo de 2016

Confidencial Colombia. “La intensidad emocional de La Tierra y la Sombra”, 22 de junio de 2015. Disponible en: http://confidencialcolombia.com/es/1/cine/17002/La-intensidad-emocional-de-La-Tierra-y-la-sombra-entrevista-director-fotograf%C3%ADa-La-tierra-y-la-sombra-pel%C3%ADcula-colombiana-llega-salas-cine-nacional-intensidad-emocional-retos-realizaci%C3%B3n.htm, consulta: 10 de mayo de 2016

Luisa González. “La tierra y la sombra, conversación con César Augusto Acevedo”, Visaje, 25 de julio de 2015, disponible en: http://revistavisaje.com/?p=4518, consulta: 10 de mayo de 2016

Enrique Morales Lastra. “Crítica de cine: La tierra y la sombra, el amor en los tiempos de cólera”, El mostrador, 29 de octubre de 2015, disponible en: http://www.elmostrador.cl/cultura/2015/10/29/critica-de-cine-la-tierra-y-la-sombra-el-amor-en-los-tiempos-de-colera/, consulta: 9 de mayo de 2016

Enrique Posada. “Cuando todo se oscurece”, El espectador imaginario, n. 65, septiembre de 2015, disponible en: http://www.elespectadorimaginario.com/la-tierra-y-la-sombra/ , consulta: 10 de mayo de 2016

Benjamín Rivaya (2004), en Derecho y Cine en 100 películas, Valencia: Tirant lo Blanch, p. 54-55.



NOTAS

[1Luisa González. “La tierra y la sombra, conversación con César Augusto Acevedo”, Visaje, 25 de julio de 2015, disponible en: http://revistavisaje.com/?p=4518, consulta: 10 de mayo de 2016.

[2Según Morales Lastra: “Lo llamativo del asunto se desprende, principalmente, del lenguaje cinematográfico concebido por el realizador: una fotografía que apuesta a los contrastes, cuya belleza y consecuencias lumínicas sojuzgan al observador, y el montaje de una cámara que pese a la escasez de recursos escénicos, se las arregla para envolver a los personajes en una realidad hermosa, y a la vez, terriblemente opresora, carente de libertad, y también, de un futuro.” Enrique Morales Lastra. “Crítica de cine: La tierra y la sombra, el amor en los tiempos de cólera”, El mostrador, 29 de octubre de 2015, disponible en: http://www.elmostrador.cl/cultura/2015/10/29/critica-de-cine-la-tierra-y-la-sombra-el-amor-en-los-tiempos-de-colera/, consulta: 9 de mayo de 2016.

[3Luisa González. “La tierra y la sombra, conversación con César Augusto Acevedo”, op. cit.

[4Hugo Chaparro Valderrama. “El valor de resistir”, Arcadia, 18 de julio de 2015, http://www.revistaarcadia.com/impresa/cine/articulo/la-tierra-sombra-ganadora-camara-oro-festival-cannes-2015/43183, consulta: 9 de mayo de 2016.

[5Ibíd.

[6Enrique Posada. “Cuando todo se oscurece”, El espectador imaginario, n. 65, septiembre de 2015, disponible en: http://www.elespectadorimaginario.com/la-tierra-y-la-sombra/ , consulta: 10 de mayo de 2016.

[7Hugo Chaparro Valderrama. “El valor de resistir”, op. cit.

[8Ibíd.

[9Enrique Morales Lastra. “Crítica de cine: La tierra y la sombra, el amor en los tiempos de cólera”, op. cit.

[11Enrique Morales Lastra. “Crítica de cine: La tierra y la sombra, el amor en los tiempos de cólera”, op. cit.

[12En cuanto al derecho del trabajo, pueden consultarse varios materiales fílmicos valiosos para evaluar las condiciones del mundo laboral. Desde ellos es posible considerar la necesidad de reconocer u mínimo de derechos laborales y de seguridad social a los trabajadores. Son numerosos los puentes que pueden establecerse entre derecho laboral y cine. La salida de los obreros de la fábrica Lumière (1895) es una cinta emblemática fundacional para quien pretenda considerar el mundo laboral a partir del cine. Benjamín Rivaya (2004), en Derecho y Cine en 100 películas, Valencia: Tirant lo Blanch, p. 54-55, presenta un estudio interesante sobre el tratamiento del argumento del trabajo en numerosas películas. Sobresalen, entre otros: filmes del cine soviético (La huelga, Sergio M. Eisenstein, 1924; La madre, Vsevolod Pudovkin); películas del neorrealismo italiano (Ladrón de bicicletas, Vittorio de Sica 1948; Umberto D, Vittorio de Sica, 1952); el cine político italiano (La clase obrera va al paraíso, Elio Petri, 1970; Novecento, Bernardo Bertolucci, 1975); los filmes de Ken Loach (La cuadrilla, Pan y rosas). Asimismo Rivaya relaciona otras películas que se constituyen en buenas representaciones de las “instituciones jurídico laborales y sus circunstancias”: Tiempos modernos (Charles Chaplin, 1935), ¡Qué verde era mi valle” (John Ford, 1941), El salario del miedo (Henri-Georges Clouzot, 1953), La ley del silencio (Elia Kazan, 1954), Silkwood (Mike Nichols, 1983), Los lunes al sol (Fernando León, 2002).

Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002), sin lugar a dudas, es un referente excepcional en el mundo hispano para ilustrar sobre las condiciones laborales de los trabajadores y la necesidad de implementar unas normas de protección que aseguren una vida y un trabajo digno. En esta película española se retrata con gran realismo lo que significa el mundo del desempleo, y nos hace pensar en la pérdida de identidades cuando el ser humano labora en unas condiciones precarias.

La película colombiana María Cano (D. Camila Loboguerrero, 1990) es un material representativo para entender las condiciones propias del mundo del trabajo y sobre la necesidad de asegurar unos derechos laborales individuales, de seguridad social, así como los concernientes a la sindicalización. El filme ilustra sobre la lucha de una mujer por la mejoría de las condiciones de los trabajadores. María Cano fue una gran mujer combativa en contra de la explotación de unas personas que entregaban su fuerza de trabajo bajo unas jornadas laborales extenuantes, y que se encontraban desprovistas de seguridad social; sus reivindicaciones la llevaron a la cárcel tras su protesta por la masacre de las bananeras. Esta gran abanderada de los derechos laborales participó en numerosos eventos y motivó la organización de sindicatos en distintas partes de Colombia.

También se destaca el filme colombiano El Milagro de sal (Luis Moya Sarmiento, 1958), otro ejemplo de buen cine sobre la tragedia social padecida por gente humilde y sencilla que trabaja en difíciles condiciones. Nos presenta el drama de los trabajadores de las minas de sal, de unos hombres que en la medida que iban excavando, como se señala en la película, iban encontrando el infierno.

[13Sobre el particular, es posible vincular la película colombiana con otras referentes a los daños ecológicos. Un filme de abogados en relación con el medio ambiente es Erin Brockovichm, en el que se muestra el papel decisivo de una litigante al denunciar una empresa que estaba contaminado el cauce de las aguas que consumían los habitantes de Hinkley (California), poniendo en riesgo la salud y la vida de estos por las altas concentraciones de Cromo Hexavalente. También se sugieren las siguientes películas para estudiar el asunto sobre medio ambiente, daños ecológicos y soluciones desde el derecho son las siguientes: Donde sueñan las verdes hormigas (Werner Herzog, 1984), Acción Civil (Steven Zaillian, 1998), Michael Clayton (Tony Gilroy, 2007). En el mundo iberoamericano sobresalen las películas españolas Las aguas bajan negras (José Luis Sáenz de Heredia, 1948) y También la lluvia (Icíar Bollaín, 2010); la colombiana El abrazo de la serpiente (Ciro Guerra, 2015), y la argentina Un lugar en el mundo (Adolfo Aristarain, 1992).

[14Enrique Posada. "Cuando todo se oscurece”, op. cit.





COMENTARIOS

Mensaje de Fanny Novack  » 31 de octubre de 2016 » novack_fanny@hotmail.com 

Quiero aclarar que no vi la película, pero leer el presente trabajo fue una invitación para tratar de conseguirla. Me atrapa la poesía y la fotografía de la misma (vi solo algunas escenas que busque en internet).
El análisis de la misma es excelente; y me hizo pensar en relación a la "concepción de trabajo"; temática que días atrás debatíamos con nuestros alumnos, en relación a que el trabajo constituye un organizador psíquico temporal, que otorga sentido de pertenencia, identidad, lazo social, entre otras cosas. Algunos de ellos señalaban que eso no se da en todos los casos; que existen personas que no están conformes con sus trabajos, que lo hacen porque no tienen otra posible elección; y en el caso de la familia de Alfonso, no existen abanicos de posibilidades; se encuentran en una situación de vulnerabilidad psico-social, expropiados de derechos,sin cobertura de sus necesidades básicas. Vivir, en la situación que viven, en condiciones paupérrimas; el sufrimiento, la tristeza que genera visualizar que no son reconocidos como sujetos de derecho (la declaración de los derechos humanos no parece ser contemplada); no tiene un trabajo y sueldo digno. Su marginalidad se acrecienta, y ello repercute en los vínculos, en el aquí y ahora y en la imposibilidad de trazar un proyecto de vida a futuro. Todo es incierto y vulnerable.
El presente escrito otorga varias aristas para seguir pensando y re-pensando el film.



Mensaje de Daniel Espinosa Múnera  » 28 de agosto de 2016 » danielmunera@hotmail.es 

¡Lágrimas y recuerdos! eso corrió por la cara de mi amigo, una vez le leí las palabras aquí escritas. “Esa es la historia de mi desarraigo familiar” le oí de decir, a este excompañero de trabajo quien como el personaje de la mujer “Esperanza” ha sido un luchador activo y constante. Una semana he tenido que esperar para conseguir por encargo la película original, que el presente escrito alienta a ver por su calidad, enfoque, detalles: fotográfico, jurídico y realista. Allí en su casa nos hemos reunido junto con su familia y como presente la película, la cual nos sentamos a ver, siendo enriquecida de detalles por mí amigo, desde la ubicación de la casa con dos frentes llenos de cañaduzales y dos samanes cerca, hasta las condiciones de trabajo en el valle gris y verde, que hoy por hoy es realidad de muchos colombianos.



Mensaje de Juan José Chavarriaga  » 26 de agosto de 2016 » juanjosecopablovi@gmail.com 

El filme es un reflejo nato de lo que es la realidad de muchas personas las cuales por necesidades de tipo económico se ven al borde de la muerte, del dolor y del llanto, pero que al igual muestra como también se incrusta el amor en corazones adoloridos, los cuales en ocasiones son fortalecidos con la esperanza, eso que algunos llaman fe en lo bueno, y que es una energía potencialmente activa que nos puede hacer volar como cometas. Más que una película es una historia para reflexionar y redirigir nuestro vuelo en lo que verdaderamente es la felicidad, esa que solo se consigue amando al otro sin medida



Mensaje de   » 24 de agosto de 2016 »  

Hermosa película! La realidad poética que entraña la obra de César Acevedo, logra ofrecer a ojos del cinéfilo una interpretación abierta. La fantasía toca el corazón de una casa en el Valle del Cauca. Una región sumergida entre las cenizas y las sombras encarna el “encierro emocional” de sus habitantes que, con el retorno de Alfonso a su tierra, buscará recuperar entre el canto de los pájaros o una simple cometa elevada al viento todo aquello que se ha perdido. “Los samanes siguen ahí… grandes, hermosos, resplandecientes” pero arderá el dolor, el amor se perderá en la distancia, los mirlos y los azulejos no cantarán y el amor se escribirá con llanto.



Mensaje de Melisa Arboleda O.  » 23 de agosto de 2016 » melarboleda5@hotmail.com 

La película la tierra y la sombra no es una ficción, es una realidad no muy alejada de muchas personas que tienen que destruirse a sí mismas para alcanzar, en su corta vida, una forma de sobrevivir.

Es una película que nace del dolor personal de cada uno de los colombianos y como expone el doctor Martín Agudelo es una exposición de miseria y de injusticias a las que esta sometido el trabajador. La película es un evidente llamado de atención a las generaciones para aportar a la solución del problema de la desigualdad, el problema del derecho ambiental y el derecho al trabajo.



Mensaje de Daniel Felipe Cano  » 23 de agosto de 2016 » cantaresdeantioquia@hotmail.com 

Mas allá del hecho de que se ilustra perfectamente la realidad de muchas familias no solo Colombianas sino en el mundo, es importante notar como la capacidad de adaptación humana es quizá uno de los atributos mas vitales y necesarios para nuestra raza, nuestra sociedad moderna nos ha enseñado a asentarnos, a establecernos, a amarrarnos no solo a una tierra sino también a una situación, por deplorable que ella sea. Completa este drama, el hecho cruel pero ineludible de que en la vida cotidiana, estos estancamientos van sumando calamidades, acumulándolas en un efecto bola de nieve. La familia en alguna época tal vez tuvo posibilidad de migrar, pero la abuela fue incapaz de abandonar su tierra, por que la tierra nos pesa, luego la enfermedad del señor, producto de ese medio ambiente contaminado, el señor se enferma, y la enfermedad del señor limita a las dos mujeres para tomar la iniciativa en la búsqueda de la lucha por mejores condiciones laborales, pues, tenían necesidad, finalmente con el ultimo episodio, el despido de las dos mujeres, se sella el destino de esa familia, sin embargo, debemos recordar que esta representación es solamente de una de nuestras familias campesinas, es momento de preguntarnos, como nos afectará a todos, como sociedad, la suma de estas calamidades personales, inequidades que crecen enfermando la célula de la sociedad sin que busquemos una cura, una intervención, vemos distantes y ajenos estos dramas, y es gracias a películas como esta, que recordamos así sea solo por un instante, lo cerca que nos encontramos, de estas realidades. Quizá amor se escriba con llanto, pero que el futuro este o no escrito de la misma manera, depende en gran parte de la facilidad con que tomemos decisiones y nos hagamos conscientes de las realidades que nos rodean y tomemos parte activa.



Mensaje de Esteban Giraldo Orozco  » 22 de agosto de 2016 » estebangiraldoorozco@gmail.com 

La película se observa muy bien lograda, se caracteriza por ser continente de incontables manifestaciones simbólicas. Refleja la cotidianidad del labrador promedio, el cual llega a ser infravalorado, cosificado; tanto así, que depende de su utilidad y productividad, para ser apreciado como persona.

En el filme, somos testigos de un presente sin futuro aparente, donde el fuego simboliza como se consumen todas aquellas ilusiones, que de ninguna forma pueden ser recuperadas. Ni la dignidad del ser humano, ni la necesidad de un medio ambiente, ni siquiera la vida misma, parecen ser elementos a tener en cuenta para algunos tiranos que ostentan el poder económico, así pues, pareciera que en el país del sagrado corazón, PARA ALGUNOS, en el libro de la vida, solo se pudiera escribir con la tinta del llanto.



Mensaje de Sara Vasquez Garzon  » 21 de agosto de 2016 » sarys_vasquez@hotmail.com 

La película es un reflejo patente de lo que viven miles de campesinos colombianos. Las empresas se lucran mientras el trabajador se empobrece cada día porque con sus salarios miserables apenas se puede vivir, o mas bien, sobrevivir. Los campesinos trabajan la tierra por nosotros, pero son excluidos y cuando quieren reclamar derechos, simplemente el gobierno les da la espalda o falsas promesas y además son ellos quienes ven cara a cara el conflicto armado del país, son quienes viven con miedo de ser desplazados de sus casas o de morir; aunque con el olvido del estado mueren miles de campesinos.
El impacto ambiental que causan las grandes empresas nos perjudica y perjudicará a todos en el futuro. Y el mismo gobierno es quien otorga licencias destructivas en lugar de poner un freno ante esta situación, basta con ver las minas y el gran daño que hacen a nuestro medio ambiente. ¿Será que al gobierno le interesa cubrir mas bien sus propias necesidades en lugar de las necesidades de las personas?



Mensaje de María Salomé Morales   » 21 de agosto de 2016 » Salomemorales10@gmail 

Es un interesante análisis de cara a la película "la tierra y la sombra". Es un filme maravilloso y realiza una conmovedora crítica social, especialmente porque abarca varios temas de mucha importancia como lo es medio ambiente en la impactante escena final donde se pierden los cultivos.



Mensaje de Andres Henao  » 21 de agosto de 2016 » andreshm82@gmail,com 

La película "la tierra y la sombra", es una alegoría a nuestra triste realidad colombiana, encontramos en ella importantes elementos, que en su conjunto constituyen nuestro día a día, vemos como se encuentra por ejemplo, con la llegada del padre del hombre enfermo, un rencor en principio, por parte de la madre del aquejado, osea un odio hacia ese hombre que abandona su familia, pero como en la misma casa, el nieto del hombre le brinda su compañía y este le otorga sus enseñanzas. Estos contrastes en la película nos muestran como simplemente desde la parte familiar, la película retrata como el factor violencia, proviene desde la institución mas básica que es la familia, pues los actores pasan a ser al mismo tiempo, victimas y victimarios.

Para concluir esta película esboza como un estado ineficiente, nos destruye tanto desde lo mas intimo de nuestro hogar, hasta todo el entono externo, y cuando los dos confluyen, constituye el caos de una ineficiencia estatal.




Película:La tierra y la sombra

Titulo Original:La tierra y la sombra

Director: César Augusto Acevedo

Año: 2015

Pais: Colombia