Inicio > Congresos Online > Congreso Online 2011 > La decisión más difícil > Construir lo infantil de la infancia

Construir lo infantil de la infancia

por Panizza, Estefanía

Introducción

La trama familiar nos convoca a sumergirnos en la vida de Sara y Brian Fitzger. Seremos testigos virtuales del modo singular en que la historia familiar se trastoca al enterarse de que Kate, su hija de dos años de edad, padece una enfermedad terminal. El médico tratante les informa que la niña padece leucemia y apenas vivirá unos años. Sin embargo, extraoficialmente, les informa que la sangre del cordón umbilical es muy valiosa y sugiere la relación de una fecundación in vitro para trasplantar a Kate los órganos que fueran necesarios. Es así cómo la medicina viene a responder desde la lógica mercantilista basada en las leyes de la oferta y la demanda. El médico ofrece apelar a las nuevas tecnologías de reproducción asistida y los padres exigen una niña que salve la vida de su hermana mayor.

Al poco tiempo de nacer Anna, ésta es sometida a un trasplante de médula y a sucesivas operaciones; sin embargo, una vez convertida en pre-adolescente, la misma decide demandar a sus padres para reclamar los derechos sobre su propio cuerpo y poner fin a las riesgosas intervenciones médicas.

¿Qué sucede cuando la niña que debería darlo todo por su hermana elige vivir una vida propia y ya no sufrir el dolor físico y emocional de las cirugías?, ¿qué acontece allí donde el discurso caprichoso de los padres aparece sin mediación?, ¿cómo advenir niño allí donde los padres esperan un “objeto-reparador”, con la finalidad de ser consumido?, ¿qué es un niño? A lo largo del presente trabajo, intentaremos responder teóricamente a estos interrogantes, desde un marco ético-clínico.

Desde el psicoanálisis, la respuesta a la pregunta por el niño ha ido cambiando hasta la actualidad, poniéndonos al aviso de una necesaria transformación a la hora de pensar y trabajar en la práctica clínica. Podemos comenzar explicitando que el psicoanálisis de niños funciona como suplemento, es decir, como un injerto que interpela y reestructura las clásicas conceptualizaciones provenientes del psicoanálisis de adultos.

Desarrollo

Tomando como punto de partida la pregunta por la infancia, realizaremos una articulación teórico-clínica, basada fundamentalmente en los aportes de Piera Aulagnier y René Kaës. Consideramos inminente la necesidad de incluir elementos que permitan una deconstrucción de conceptos provenientes del psicoanálisis tradicional, dado que entendemos al niño como un sujeto activo y portador de una subjetividad en pleno desarrollo. El espacio analítico nos invita a sumergirnos no sólo en la trama de fantasías inconscientes y en el mundo interno del infante sino también en las funciones en las que éste se apuntala para devenir sujeto (materna, paterna, abuelos, etc.). Cabe aquí preguntarnos: ¿Qué es una familia? Como analistas, sabemos que este término produce grandes controversias dentro del psicoanálisis pero que se vuelve inevitable su reflexión en la práctica clínica.

Entendemos que una familia se constituye a partir de dos generaciones con cierta estabilidad en el ejercicio de sus funciones. En la actualidad, reconocemos la existencia de tipos-familiares y ubicamos cómo éstos han ido variando a lo largo de la historia. Jacques Derrida (1986) piensa la construcción social-familiar a partir del nacimiento de un bebé y le supone funciones ligadas a:

1. La construcción de la escena de los orígenes, es decir, que el niño pueda ubicarse como causa y consecuencia del placer entre los padres. Esta función se va a ir constituyendo como parte de las funciones yoicas del infans permitiendo al niño historiarse en la medida en que se sepa y se sienta como producto de una relación de placer entre los padres

A su vez, en esta función se hace necesaria la existencia de mitos de origen que envuelvan al niño en una trama libidinal. En las entrevistas preliminares, como en cada momento del trabajo clínico ulterior, vamos a extraer de a trozos rasgos principales del mito familiar: “lo que se respira en un lugar a través de una serie de prácticas cotidianas que incluyen actos, ideologías, normas educativas, regulaciones del cuerpo” [1].

En base a lo expuesto, consideramos de suma importancia poder deducir la red de mitos que el niño respira, entender qué significa en ese lugar ser madre y padre y, fundamentalmente, qué representa ese chico para el deseo de sus padres.

El universo en que Sara y Brian vivían se encontraba en equilibrio hasta que la noticia de la enfermedad de su hija hace tambalear los vínculos entre ellos y las representaciones simbólicas en las que se sostenían. Con la intención de salvar la vida de Kate, el matrimonio decidirá entonces concebir otro hijo para que se convierta en el donante perfecto. ¿Qué implicará para este hijo/a advenir a este lugar? ¿Qué significan “los hijos” en la trama familiar que los espera?

2. La contención diferenciante, es decir, que se pueda pensar al infans como sujeto diferenciado-deseante. Esto nos remite al concepto de alteridad propuesto por D. Winnicot. El mismo involucra la existencia de cierta tensión relativa a un sujeto y a la existencia de otro, que pasa por reconocer que el otro con su presencia marca un límite a aquello que no puede domeñarse ni hacerse propio.

En esta función, el otro es sinónimo de: exterioridad, alteridad, ajenidad, es lo no-yo, que viene a tambalear la ilusión de una completud narcisista.

3. El trabajo de filiación que posibilita ligar al recién venido a una genealogía. Gracias al desarrollo de Armando Kletnicki en “Un deseo que no sea anónimo” sabemos que la genealogía proporciona un principio de identidad, a partir del cual el sujeto puede decir “yo soy éste.” Además aporta un principio de diferenciación subjetiva, por el cual el sujeto no se confunde con los otros, ni confunde a los otros con él. Este principio se encuentra ligado al principio de causalidad mediante, por el cual el sujeto no se confunde con otros porque fue engendrado por determinados padres.

La función más importante de la genealogía es separar e introducir en la sucesión de las generaciones el nombramiento de determinados lugares. La palabra nombra separando y haciendo testamento pero cuando se penetran o confunden los lugares debemos saber que estamos ante su copulación: el incesto.

4. La transmisión y la herencia. La familia es la institución encargada del sostén de una transmisión generacional, es decir, de relaciones de total singularidad que engendran obligaciones con personas no anónimas (con nombre y apellido). Este ítem es fundamental dado que ubicado como condición necesaria para la constitución subjetiva la transmisión de un núcleo real no anónimo y singular.

A partir de la explicitación de las anteriores funciones, realizaremos la articulación con “My sister´s keeper”, teniendo presente la frase conceptual que dirige nuestro escrito: la subjetividad es una integridad psico- somática contextualizada en una genealogía.

1: Desde el comienzo, el relato de Anna nos anoticia acerca de la escena de los orígenes:

“Cuando era niña, mi madre me dijo que yo era un pedacito de cielo que vino a este mundo porque ella y mi padre me amaban mucho. Fue después cuando entendí que eso no era particularmente cierto”. Anna Fitzgerald

La viñeta nos revela que Anna no se siente ni se piensa como producto de una relación de placer entre sus padres, sino que sabe que fue concebida de manera tal que su genética fuera compatible con la de su hermana enferma de leucemia. La niña nació a partir de una fecundación in vitro para poder trasplantar a Kate los órganos que necesite y así “dotarla de vida”.

Sabemos que durante la niñez y adolescencia el aparato psíquico se encuentra en fluida constitución. Debido a esto Anna deberá poder metabolizar los estímulos del medio en forma singular, extrayendo los significantes del Otro para lograr representarse a sí misma.

"Yo no fui una casualidad, fui diseñada, naci por una razón en particular. Un científico unió el ovulo y el esperma de mis papás para hacer una específica combinación de genes. Para salvar la vida de mi hermana”. “Muchas veces me pregunto: ¿qué hubiese pasado si Kate estuviese sana? Seguramente yo seguiría en el cielo o lo que sea, esperando unirme a un cuerpo aquí en la tierra.”

El yo de Anna se ancla a esta escena originaria que demuestra tener características muy peculiares y que nos lleva a preguntarnos: ¿cómo está caracterizada la relación entre los padres, en la que Anna va a tener un lugar? Gracias a diversos indicadores situacionales, podemos inferir que en esta escena a los padres los une la desesperación y esto no es sin consecuencias. Para Sara: “no existía ninguna otra opción más que hacer todo lo que se pueda para asegurar la vida de Kate”; en cambio, Brian, por momentos, parece “congelado” frente a tanta desesperación y totalmente pasivo ante la determinación de su esposa. La terrible noticia parece romper el equilibro familiar y él mismo dice: “detrás de lo aparente, existen grandes fracturas, resentimientos y alianzas que amenazan los cimientos de nuestras vidas”. Podemos pensar que los contextos que Anna habita están ligados a la desesperación, muerte, a lo siniestro y fundamentalmente al peligro inminente.

En base a lo expuesto se infiere un fracaso relativo en la escena de los orígenes. Esta escena es un basamento en la constitución de la estructura psíquica y, si existe violencia, la misma quedará teñida por el principio de rechazo. Es fundamental exponer el uso instrumental del cuerpo de Anna por parte de los padres, que desde pequeña la sometieron a numerosas intervenciones riesgosas. Los médicos le extrajeron sangre del cordón umbilical; a los cinco años le realizaron transfusiones de medula ósea y glóbulos blancos. Un año después, le aplicaron inyecciones para hacer más células y luego quitárselas, sin embargo, nunca era suficiente ya que la enfermedad de Kate avanzaba rápidamente.

2:¿Qué impacto tienen estas intervenciones en la subjetividad de la pequeña?, ¿qué papel juega la pequeña como cuerpo imaginado o sombra hablada? Podemos inferir que los padres colocan a Anna en posición de “objeto-reparador”, que viene al mundo con la función de salvar a Kate. No registran a la niña, como altero, es decir como sujeto diferenciado que desea algo más allá de sus propios deseos. La madre vive la gestación del bebé (Anna) como la gestación de un objeto que viene a completar y reparar a su primera hija enferma. La construcción de la categoría de alteridad involucra aspectos subjetivos y éticos ya que es una adquisición compleja que implica sostener la condición de sujeto deseante ante otro sujeto deseante. En la película se deduce que este encuentro supone la negación, en tanto destrucción de uno de los términos, debido al avasallamiento del cuerpo de Anna y al “deseo inviolable” por parte de los padres.

A su vez, el film encierra la complejidad de las nuevas tecnologías de reproducción asistida que nos interpela como analistas. Desde una posición ética, debemos poder decidir cuáles son intervenciones médicas susceptibles de cubrir la falla de una función y cuáles son punto de partida de modificaciones que atañen al campo de la subjetividad. Leemos en este recorte una afectación del núcleo real entendiendo por éste aquellos aspectos estructurales comprometidos en la constitución subjetiva de un niño. En esa situación, la tecnología de reproducción asistida (FIV) es utilizada transgrediendo la propia definición de especie humana, comprometiendo la vida física y psíquica de la niña recién llegada.

¿Qué sucede cuando Anna, que debería darlo todo por su hermana, decide que quiere vivir una vida propia y ya no sufrir el dolor físico y emocional de la siguiente cirugía? Según P. Aulagnier (1975), la función materna está ligada a la actividad anticipatoria, necesaria a partir de la interpretación de las vivencias y necesidades del bebé. La violencia primaria es violencia de interpretación dado que el niño está desvalido y necesita de un sostén. Sin embargo, ubicamos en el film el signo negativo de la violencia secundaria que se presenta como un exceso-abuso des-estructurante. La madre de Anna prohíbe el derecho de autonomía de la niña y observamos cómo la actividad de pensar queda aniquilada bajo el poder-saber materno.

Existen varias escenas significativas que denotan el deseo de inmovilidad por parte de la madre, quien quiere continuar interviniendo el cuerpo de su hija como si fuera de su propiedad. Este deseo de no cambio (de no crecimiento), tiene como fundamento que cuando Anna era un bebé no tenia recursos para expresar su desacuerdo, en cambio ahora siendo pre-adolescente puede recurrir a la ayuda de un abogado que opere “ley” poniendo un freno e impida continuar con el avasallamiento de su cuerpo.

Una vez que la madre se anoticia de la situación judicial, no sólo sostiene su posición inicial sino que la reafirma, a través de diferentes indicadores situacionales; por ejemplo: dándole a Anna una cachetada al recibir la notificación del abogado, amenazándola diciendo que si no le dona el riñón a su hermana ella será quien la dejará morir, al decirle a su esposo “llévatela ya no quiero seguir viendo su cara” y, finalmente, al solicitar que se invalide el pedido de emancipación médica. Por el contrario, es notable como la aparición de una posición tercera como legalidad posible modificó la posición del padre con respecto al pedido de Anna.

3: La función más importante de la genealogía es nombrar y separar lugares en la sucesión de las generaciones. Sabemos que la madre porta su propia voz- le habla al niño- pero que además debería portar la palabra del padre. Su lugar es central dado que es ella quien porta la palabra del grupo de sus antepasados. René Kaës ubica “un coro” que antecede al niño y a la madre la llama “solista” ya que trasmite el mito de origen del niño y del grupo familiar.

De esta manera, el niño/a llega a una cuna psíquica, siendo el portavoz el encargado no sólo de indicar el lugar a ocupar sino también de investir la diferencia que se va a producir: entre el lugar asignado y como el niño/a va a ocupar ese lugar.

En el film se observan dificultades en el investimento de esta diferencia. Por momentos, Sara parece no poder portar la palabra paterna ni generar las condiciones para que Anna ocupe ese lugar vacante de un modo singular. En palabras de Brian (el padre de Anna): “detrás de lo evidente, existen grandes fracturas, resentimientos y alianzas que amenazan los cimientos de nuestras vidas”. La violencia secundaria conlleva lo que Kaës denominó “pacto narcisista”, resultado de una asignación inmutable en un emplazamiento de perfecta coincidencia narcisista. Dicho emplazamiento no soporta transformación alguna, porque la menor distancia provoca una abertura enorme en la continuidad.

En otras palabras, se encuentra demasiado significado el lugar asignado a la niña y durante varios años “no le queda otra” que acoplarse a aquello que le viene de la madre. Tiempo después, en su adolescencia, parece poder puntuar de otra manera su pasado y comenzar a producir con su propia firma.

4: Los ejes expuestos anteriormente, giran en torno a la herencia y su transmisión. La constitución de la subjetividad implica que el sujeto posee herramientas que le permiten organizar sus representaciones acerca de sí mismo, de los otros y de su lugar en la sociedad. Jacques Lacan, en "Dos notas sobre el niño" en Intervenciones y textos 2 (1987) plantea: “La función de residuo- resto que sostiene (y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades, resalta lo irreductible de una transmisión –perteneciente a un orden distinto al de la vida adecuada a la satisfacción de las necesidades– que es la de una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo”. [2]

Según Luisa M. Matallana,( 2007) esta familia, en sus diversas variaciones, es la que prevalece o que queda como residuo, como ideal a alcanzar, sin importar los medios de procreación, para buscar lo que es la transmisión constituyente para el sujeto, es decir: su relación a un deseo que no sea anónimo. No se trata de transmitir un saber, sino de que haya alguno ejerciendo esa función de posibilidad subjetiva, que es justamente por lo que falla, por lo que es defectuoso ese gran Otro (llamado madre), en tanto ejerce la función materna cuya falta abre la vía del deseo.

Conclusiones:

“Sería ilusorio pensar que la subjetivación se hace de una vez y para siempre, que la superación no deja ningún resto. La vida psíquica, oscila entre movimientos contrarios en el proceso del devenir Yo. El sujeto en devenir en el Yo recompone sin cesar su historia a medida que se subjetiva. En esto, el trabajo de hostilización es un trabajo que se efectúa en la sucesión de los aprés-coup”. [3]

Al final de la película ubicamos que Anna consigue poner freno a las intervenciones quirúrgicas con la ayuda de un abogado sin des-ligarse afectivamente de su hermana, sino, por el contrario, leemos que esta intervención permite desplegar la relación con su hermana desde un potencial saludable donde ambas consiguen hacer lugar a sus propios deseos.

Es allí, en ese tiempo, donde el padre ubica “el momento en que Anna está tomando sus propias decisiones”. Establecemos allí la diferencia entre: el tiempo en que el sujeto es hablado- anticipado desde el grupo y cuando el sujeto hablante- activo empieza a firmar, con nombre y apellido sus propias producciones.

Bibliografia

  Aulagnier, Piera (1986). Las entrevistas preliminares y los movimientos de apertura. El aprendiz de historiador y el maestro brujo. Buenos Aires, Amorrortu.

  Aulagnier Piera. La violencia de la interpretación.

  Aberastury, Arminda (1962). Teoría y técnica del psicoanálisis de niños. Buenos Aires: Paidós.

  Cena, Maria Teresa. (1988). El niño del psicoanálisis: distintos modelos teóricos y sus consecuencias en la clínica. Revista n? 15 AEPPG.

  García Reinoso, D. (1992). El discurso familiar como estructura transindividual. Revista de psicoanálisis con niños y adolescentes. Buenos Aires: Ed. Diarios Clínicos.

  Grassi Adrián (2010) Entre niños, adolescentes y funciones parentales. Buenos Aires: Entreidas.

  Rodulfo Ricardo. (1989). El niño y el significante. Cáp. 1: “La pregunta por el niño y la clínica psicoanalítica” y Cap. 2: “¿De dónde vienen los niños?”

  Gutiérrez, C.: (2000). “Saber creacionista y ficción fundadora” en La encrucijada de la filiación. Tecnologías reproductivas y restitución de niños, Lumen/Humanitas, Bs. As.

  Gutiérrez, C. & Michel Fariña, J. J (2000). “El doble de la clonación y la división del sujeto” en La encrucijada de la filiación. Tecnologías reproductivas y restitución de niños, Lumen/Humanitas, Bs. As.

  Kaës. R. Un singular plural. Amorrortu. Buenos Aires 2010. Introducción, Cáp. 8, 10 y 11.

  Kletnicki, A. (2000). “Un deseo que no sea anónimo. Tecnologías reproductivas: transformación de lo simbólico y afectación del núcleo real” en La encrucijada de la filiación. Tecnologías reproductivas y restitución de niños, Lumen/Humanitas, Bs. As.

  Séve, L.: (Comp.) Recherche biomédicale et respect de la personne humaine. Actas del Comité Consultivo Nacional de Ética, INSERM, París, 1987. Introducción (traducción: J. C. Mosca)

  Winnicott, D. (1971). Realidad y juego (1997). Barcelona: Editorial Gedisa.



NOTAS

[1“Rodulfo Ricardo (1989). “¿De dónde vienen los niños?” en El niño y el significante. p. 36.

[2Armando Kletnicki. “Un deseo que no sea anónimo”. p. 214.

[3R. Kaës. Un singular plural. Cáp.11. p. 280.





COMENTARIOS

Mensaje de Tamara García Karo   » 13 de noviembre de 2011 » tamigk@hotmail.com 

El trabajo que la autora realiza me resulta enriquecedor para pensar sobre el uso que se hace de los avances de la tecnología y cómo estos repercuten en la subjetividad, negando en muchos casos el modo de constitución del sujeto.
El film permite reflexionar no sólo sobre el uso que de la tecnología se hace, sino también como el hombre busca mitigar la falta, la castración, la pérdida con la misma.
Me pregunto qué pasa a nivel del cuerpo de un sujeto, de las marcas en quien ha sido traído al mundo sólo para ser un puro cuerpo biológico- orgánico, un donante en vida. Y sobre todo, qué pasa en esa subjetividad cuando en la mirada de la madre no encuentra amor, sino que esta ve en su hija un puro instrumento que le permitirá no confrontarse con la pérdida de otra hija. Una hija por otra, es lo que esta en juego. Una hija demandada, en el lugar de objeto reparador tal como menciona la autora del trabajo, por una hija deseada que ocupa el lugar de la falta en la madre. El cuerpo de Anna es lo se demanda, lo que la madre demanda.
Dos versiones sobre el cuerpo podemos encontrar en el film. Dos versiones de por sí divergentes, la concebida por la anatomía y fisiología, y la del psicoanálisis que hace ruptura con el enfoque puramente biológico. Para el anatomista se trata de los órganos visibles y disecables, y que remiten al modelo de un cuerpo muerto, al modo de un cadáver. A esta visión del cuerpo podríamos asemejar el uso que se hace del cuerpo de Anna, como si fuese un cuerpo muerto sin un sujeto que lo habite, una pura carne.
Desde la perspectiva del psicoanálisis, el cuerpo es simbólico; es un cuerpo representado. Freud, nos lo presentaba en su estudio de las parálisis histéricas, donde las pacientes presentaban dificultades en la locomoción, dolores en la pierna al modo de Elizabeth von R. Estas alteraciones en la funcionalidad del cuerpo no correspondían a una configuración anatómica y organización fisiológica de un cuerpo/organismo. Es decir, que existe una independencia entre el funcionamiento del cuerpo de un sujeto y la anatomía. En consecuencia, el sujeto tiene una representación psíquica de su cuerpo.
Las marcas en el cuerpo son huellas que desde el deseo del Otro van marcando simbólicamente esa pura carne. Cuerpo que adviene, al ser atravesado por el lenguaje, en cuerpo subjetivado. Las marcas del Otro en el cuerpo son huellas de su presencia deseante. Estas inscripciones van haciendo a la estructuración subjetiva, al armado del cuerpo subjetivo. Ya no será un puro organismo, sino un niño con “un cuerpo”, cuerpo que le pertenecerá siempre y cuando no intervengan factores que perturben este advenimiento.
Si el cuerpo le pertenece al sujeto, podrá ser un instrumento del sujeto para hacer algo o llegar a donde él desee. Podrá imprimirle su singularidad más allá de los determinantes orgánicos que podrían estar en juego o de otro que se sirva del cuerpo en tanto orgánico, como instrumento.
Podemos pensar, si en Sara hubo deseo de un hijo respecto a esta niña. Esta madre en su función, ¿ha podido otorgarle un lugar simbólico diferente al de la limitación físico-funcionalidad? Otorgamiento simbólico desde el que será posible que se haga presente un sujeto que habrá construido de sí, una representación sana.
Esta imagen del cuerpo que el sujeto tenga, tendrá que ver con cómo ha sido mirado, libidinizado por esos padres. Sabemos que esta imagen del cuerpo se constituye en aquella virtualidad que Lacan ha conceptualizado como Estadío del Espejo. Me pregunto qué habrá pasado en Anna respecto a la constitución del cuerpo. Si el niño al nacer, nace con prematuración, con incompletad en la mielinización del sistema nervioso, vive su cuerpo de manera dispersa, no unificada. De manera anticipada, la unificación se logra, al identificarse el niño a una imagen que no es él. La unificación que reconoce el niño no es en el orden de la maduración orgánica, sino desde la mirada de aquel Otro que al libidinizar la imagen con la cual se identifica, produce un efecto estructurante. Esta realidad del cuerpo unificado tiene existencia más allá de lo orgánico.
Aquello que el niño ve es el rostro de la madre, como ella lo ve, así se verá relfejado. Me pregunto cómo se ve reflejada Anna en ese espejo que es su madre. ¿Como un cuerpo a ser cortado? ¿Un cuerpo a ser donado y desarmado al modo de un rompecabeza? ¿Como la salvadora?
Y pensemos que si lo que el niño ve reflejado es su propia imagen, en la que leerá si responde o no al ideal de la madre, Anna con qué ideal se encuentra en esa madre? Podemos pensar que el ideal de esos padres, en especial de la madre, es que su hija sea donante y salvadora de su hermana.
Interpretamos que Anna subjetivamente ha podido construir de sí misma una imagen del cuerpo más allá de las pretensiones de esta madre sobre su cuerpo orgánico, puesto que ha podido pasar de ser un cuerpo a tenerlo. Por eso podrá reclamar el derecho de autonomía sobre su cuerpo.



Mensaje de Mariana Pacheco   » 7 de noviembre de 2011 » marian.pache@gmail.com 

Lo interesante del trabajo son los distintos puntos que aborda, y que dan la posibilidad para seguir pensando. Me refiero a:

La clíncia de niños como “suplemento”. En la práctica de la clínica de adultos, no puede soslayarse este “suplemento” al que hace referencia Estefanía.
Dicho rápidamente, la posición desde la que habla el paciente, es la posición de hijo. Claro está, que no estoy haciendo coincidir hijo con infantil. Al menos no tan sencillamente.

La familia: cambio estructural o contingente. Ignacio Lewkowicz lo señala en el cap. Esparta o la paternidad abolida, del libro La encrucijada de la filiación: “En el orden estructural todo puede seguir como hasta ahora. Pues el hecho puro de las transformaciones no habla de por sí de un agotamiento de las estructuras.

Subjetividad: A lo largo del trabajo se hace frente a este complejo término. Articulado con el material cinematográfico, hecha un poco más de luz sobre “la subjetividad”, ya que en nuestro campo nos encontramos con variadas – y no pocas – definiciones de “subjetividad”.



Mensaje de Tallarico, María Elena  » 25 de octubre de 2011 » mertys_86@hotmail.com 

Me pareció muy interesante el desarrollo propuesto, principalmente en lo atinente a la subjetivación de Anna, en tanto previamente a advenir se la consideró y/o ubicó en tanto objeto para los padres. Tomando a Alemán en "Impresiones sobre el niño freudiano" en donde plantea ..."En cualquier caso el niño comienza a hablar para intentar conjeturar la sospecha de que tal vez ha nacido en razón de un deseo desconocido"... Así Anna al encontrarse ubicada en un lugar de objeto utilitario para los padre ¿Que fue lo que la interpeló? ¿quizás haya sido los avatares propios de la adolescencia?. Lo importante es que producto de ello pudo correrse de dicho lugar, en tanto re-significó lo vivido.

Por otro lado lo interesante del recorrido propuesto esta dado en cuanto a la madre, la cual pretende ubicar la causa azarosa de la enfermedad de la hermana de Anna, en torno a ella; acción la cual iría en la linea de restablecer el orden preexistente por vía de la culpa. Sin embargo, Anna pareciera correrse del lugar moral para posicionarse desde la ética. Ética en tanto la misma recurriendo a la Ley juridica busca inscribir algo del orden de la Ley Simbólica del deseo. En tanto en ese acto de decisión singular hay un intento de producción de sujeto (Oscar D’amore).

Así Anna pareciera no sólo ubicarse en tanto sujeto del derecho (sujeto autónomo) sino también en tanto responsable subjetiva y correlativamente con ello fundarse como sujeto (Salomone, el sujeto dividido y la responsabilidad).



Mensaje de Claudia Romina Barrenechea  » 17 de octubre de 2011 » rominabarrenechea@yahoo.com.ar 

En principio quiero expresar que me resulto muy interesante el recorrido que realiza Estefanía sobre los distintos puntos tomados respecto de la película. Es muy grato poder pensar en los conceptos teóricos que se derivan de ello y realizar un intercambio sobre diferentes cuestiones respecto de la niñez. El modelo teórico que toma Rodulfo sobre “las series complementarias” de Freud, tema abordado en la conferencia 23° (los caminos de la formación de síntoma), es una reformulación que permite una visión y una postura un tanto diferente respecto de la concepción clásica. Pensar en la clínica como “suplemento”, no como un mero desencadenamiento de sucesos, sino como aquello que encadena y abre paso a la subjetividad, nos concede entonces pensar a la clínica infanto-juvenil diferente de la clínica de adultos y como tal no caer en la redundancia de un niño “reconstruido”. También es destacable que sea en la pubertad el momento en que la Anna decide expresar su desacuerdo en tanto a las intervenciones que se realizaban en su cuerpo, teniendo en cuenta que es un momento de estructuración subjetiva, donde se dan procesos de reinscripción del cuerpo, aquí se debe tener en cuenta que se realiza un proceso de duelo por el cuerpo y por los padres infantiles, en todo este proceso que implica realizar un trabajo psíquico: ¿Que pasaría con Anna con un cuerpo tan asediado por sus padres?, ¿Qué pasaría con un cuerpo mutilado de tantas intervenciones?, ¿Cual seria el efecto subjetivo en ella?...

Por otra parte respecto a cuestiones jurídicas permite pensar en la nueva concepción de la niñez y la adolescencia, en Argentina la Ley 26.061 “Ley de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes”, promulgada en 2005, promueve la idea de niño no como objeto sino como sujeto derecho, esta concepción de niño como objeto es bien concordante con la perspectiva de cómo en el film los padres inscriben a esa niña-objeto. En el Titulo II, art. 9 de la Ley mencionada se expresa: “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la dignidad como sujetos de derechos y de personas en desarrollo; a no ser sometidos a trato violento, discriminatorio, vejatorio, humillante, intimidatorio; a no ser sometidos a ninguna forma de explotación económica, torturas, abusos o negligencias, explotación sexual, secuestros o tráfico para cualquier fin o en cualquier forma o condición cruel o degradante. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a su integridad física, sexual, psíquica y moral”. Se puede pensar entonces que el acudir a la Ley (el abogado que representa a Anna), permite un corte sobre esa autoridad de los padres hacia un cuerpo en plena subjetivación, con lo cual se hace notorio el hecho de poder acercarse a una concepción de niño no tutelarista y poder pensar a la niñez y al niño como un sujeto autónomo.




Película:La decisión más difícil

Titulo Original:My sister's keeper

Director: Nick Cassavetes

Año: 2009

Pais: Estados Unidos

Otros comentarios del mismo autor: