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La señora Graber en el circuito de la responsabilidad: convulsión, decisión y cambio de rumbo

por Kunst, Miguel

De acuerdo con Ignacio Lewkowicz [1], se entiende que la toma de decisiones puede darse de diferentes maneras. La primera de sus formas está dada en los términos de escoger entre opciones posibles, tal como puede apreciarse en la lógica binaria de los algoritmos computacionales, tratándose de la opción correcta o, en su defecto, incorrecta. La segunda forma es un poco más compleja, donde se ponderan elementos dispersos y perspectivas encontradas, decantando en una elección a través de la razón. El resultado aquí sería el de una elección adecuada. Entre los personajes que se presentan en el capítulo hemos realizado la elección de uno de ellos para tomar su caso particular, ya que nos resulta adecuado para analizarlo a través de los conceptos trabajados. Por último, hallamos el tipo de decisiones que realizan los respectivos personajes a lo largo del capítulo en cuestión. Decisiones del sujeto que cambian el rumbo de la historia. Ya no se trata simplemente de la opción correcta ni de la mejor elección. Están ligadas a la posición del sujeto en su enunciación misma, como producción de una singularidad subjetiva que se inventa acorde a lo singular de la situación.

Ponderando las decisiones singulares que efectúa cada uno de los personajes, cada cual en torno a su historia, elegimos trabajar con la señora Graber. Su caso es el que nos resulta más claro para ubicarlo en el circuito de la responsabilidad con sus tres tiempos lógicos, y la debida articulación con los conceptos trabajados.

El personaje de la Sra. Graber, una abogada especialista en divorcios, aparece internado en el hospital. No se logra adivinar si ha sido una decisión suya o si es que fue una internación de urgencia por algún episodio convulsivo. De todos modos, la internación en el hospital es a causa de sus convulsiones. El objetivo es hacer un mapeo cerebral, el cual permite, ante la presencia de una convulsión, identificar el área donde estas se originan, y así poder extirparla a través de una craneotomía. Para analizar el caso, nos valdremos de un esquema llamado circuito de la responsabilidad planteado en el texto de Oscar D’amore (2006), el cual se compone de tres tiempos lógicos. La conducta del personaje la ubicamos dentro del tiempo número 1, donde los objetivos supuestos de esta acción se agotan en lograr eliminar las convulsiones para poder retornar a su trabajo cuanto antes y así continuar cobrando sus honorarios.

Dr. Shepherd: -Buenos días Sra. Graber.-

Sra. Graber: - ¿Qué tienen de buenos? No me ha dejado dormir en tres noches. Este gorro acaba con mi autoestima y no he tenido convulsiones. (…)-

Dr. Shepherd: - La Sra. Graber se hace un mapeo cerebral.-

Dra. Stevens: - El mapeo cerebral localiza el área del cerebro donde se originan las convulsiones y se extirpa casi sin dañar tejidos.-

Sra. Graber: - Excelente. El único problema es que no está funcionando y dejo de ganar honorarios, a menos que alguno de ustedes quiera divorciarse.-

Luego de días en los que, a través de todo tipo de métodos, el equipo médico intenta producir sin éxito convulsiones en la paciente, esta sufre una en el preciso instante en el que los médicos que están a su cargo comienzan a pelear delante de ella como lo haría una pareja. La paciente, al verlos forcejear y escucharlos gritar comienza a razonar en los mismos términos y del mismo modo en que suele hacerlo en su práctica de abogada especialista en divorcios; es justamente ahí que cae desde la camilla hacia el suelo mientras su cuerpo se retuerce. Este sería el tiempo 2, en donde la paciente recibe indicadores de la realidad que la alertan respecto de algo no sabido hasta el momento. El personaje se ve interpelado por estos elementos, ante los cuales debe responder, pudiendo hacerlo de formas bien distintas. En este tipo de circunstancias algo se ve modificado y el sujeto se encuentra eligiendo, inconscientemente, y asumiendo su responsabilidad. Siguiendo el texto de Gabriela Salomone (2006), se trata de una responsabilidad que no es moral, relacionada al deber, en donde la abogada tendría que regresar al trabajo para cumplir con sus obligaciones, desoyendo así el grito de la realidad que trata de ponerla al tanto de otra cosa. Esta responsabilidad es subjetiva, con uno mismo, donde el sujeto se sustrae de la moral en un instante de despertar y cambia de posición, en dirección a su deseo. Lacan propone que de lo único que puede ser culpable un sujeto es de haber cedido su deseo y citando a Freud agregamos que cuanto más lo cede, más obedece al superyó y a la moral, sintiéndose cada vez más culpable. El Yo no es dueño del deseo, es el sujeto el responsable de llevarlo a cabo [2]. Esta culpa es el reverso de la responsabilidad del sujeto y la anula, pero revela la presencia de angustia. Que el sujeto dé una respuesta indica que asume su responsabilidad. Con este tiempo número 2 se interpreta y resignifica el tiempo 1. Ahora, la hipótesis sería que es justamente el trabajo de la Sra. Graber y el estilo de vida que lleva los causantes de las convulsiones, ya que mientras estuvo internada, sin trabajar, jugando videojuegos y divirtiéndose con los médicos, las convulsiones no aparecían. Esta hipótesis clínica es, precisamente, la que se le ocurre a la Sra. Graber.

Sra. Graber: - A menos que mi vida tenga un efecto perjudicial en mis convulsiones. (…) A lo que voy es a que no recuerdo haberla pasado mejor que hoy. No tengo amigos ni ratos de diversión. Sólo tengo trabajo. Trabajo y convulsiones. No es coincidencia que dejé de trabajar y dejé de convulsionarme. Hasta que ellos empezaron a discutir. (…) Ver pelear a la gente…a eso me he dedicado durante 15 años. Así que cambiaré mi vida. Y si eso no funciona, dejaré que me abra el cerebro, ¿de acuerdo?-.

Podríamos plantear una hipótesis clínica algo más ampliada. Encontramos que inconscientemente la Sra. Graber se hallaba a disgusto con la vida que estaba llevando adelante. Esa vida estaba velando su verdadero deseo de llevar una vida más ligada al placer y la tranquilidad generando tal culpa y la angustia correspondiente. Por lo que podemos leer las convulsiones como un síntoma que aparece como indicador en respuesta a la represión de ese deseo.

Sra. Graber: - Oh, ¿saben cuánto hace que no comía una rosquilla? ¡Las rosquillas me gustan mucho, mucho! -

Dr. O´malley: - ¿Por qué no las come?-

Sra. Graber: - Debo mantenerme delgada. No puedo ejercitarme, no como azúcares. No puede darme hipoglucemia en tribunales. Malditos. ¡Odio los tribunales porque adoro las rosquillas!-

Lo que debe hacer entonces la paciente es preguntarse qué responsabilidad tiene ella en la aparición de este síntoma convulsivo para así poder desarmarlo, dar una respuesta a esa interpelación. Podemos ver entonces que su internación en el hospital no tenía solamente el objetivo de erradicar las convulsiones de su organismo, sino que también tenía la intención de hacer consciente el disgusto con su vida para lograr un cambio en ella. Aquí se vislumbra cómo la abogada asume su responsabilidad subjetiva, en tanto que ella podría no haber querido verlo de esa forma, y podría haberse sometido a la operación para continuar viviendo de la misma manera. Pero, contrariamente, decide asumir su responsabilidad en las causas generadoras de las convulsiones. Toma la decisión de cambiar de posición y dar un volantazo en el rumbo de su vida para poder llevar una más acorde a lo que ella considera que la haría pasarla mejor y ser más feliz. Podría haber llegado a pensar que el hecho de que le hubiera tocado sufrir las convulsiones respondía al orden del azar, o en todo caso, que estas respondían al orden de la necesidad ya que era esperable que para una mujer de su edad con tantas ocupaciones y responsabilidades el cuerpo le pasara factura. Pero no; ella asume su responsabilidad por haber elegido ese estilo de vida y decide cambiarlo.

A continuación, a raíz de esta hipótesis, la Sra. Graber decide no operarse a pesar de haberse logrado hacer el mapeo y ubicado el área a extirpar. Sorpresivamente, decide modificar su estilo de vida confiando en que así desaparecerían las convulsiones. Este es el tiempo 3, en donde la abogada responde, como podía esperarse, a esta hipótesis clínica, y actúa de acuerdo a lo que a ella misma se le ha ocurrido. Se trata de una respuesta a la interpelación del tiempo 2. A través de este acto ético, asume su responsabilidad y la invade un sentimiento de libertad y de revelación, diluyéndose el de culpa. El personaje de la Sra. Graber en este tiempo 3 ya no es el mismo que el del tiempo 1. En un principio la paciente se rige por la moral de los bienes y la productividad. Cree estar en el hospital solamente para arreglar lo que funciona mal en ella y regresar a su actividad que le proporciona dinero. Ese es su particular [3], el cual funciona a modo de universo. Una vez que logra hacerse el mapeo e identificar el área a extirpar, según dicha moral, la abogada se hubiera alegrado y sometido a la operación para abandonar el hospital cuanto antes, retomando la ganancia de dinero; pero es en ese momento en el que toma la decisión de no operarse y, en cambio, modificar el estilo de vida que venía desarrollando hace años. El combo internación - no trabajo – diversión – amigos (médicos), que resultaba en la ausencia de convulsiones, y el episodio donde aparece la convulsión ligada a una circunstancia similar a las de su trabajo cotidiano, terminan por delinear la hipótesis de que son el estrés laboral y la nula diversión los causante de las convulsiones. La Sra. Graber comete un acto ético, singular [4], que excede y quiebra los límites de la moral según la cual venía actuando, y toma la decisión de no operarse para privilegiar una vida más placentera. Esta decisión subjetiva es un acto ubicado en el eje singular-universal, que excede a su particular y amplía su universo.

Esta hipótesis y la consiguiente decisión tomada son ocurrencia exclusiva de la abogada. A ninguno de los médicos se les había ocurrido en absoluto. Ellos estaban abocados simplemente en causarle una convulsión para identificar el área donde estas se originaban y así poder extraerla. Es decir, estaban actuando de acuerdo al planteo de la paciente – arreglar lo que se había averiado para que volviera a funcionar correctamente. Podríamos estar hablando de un particularismo [5], en el sentido de que se estaba abordando una situación bajo la estricta lógica de un solo particular. Nadie se había preguntado el por qué de esas convulsiones, a tal punto que iban a extirparle una parte del cerebro para eliminarlas. En cuanto la abogada expuso sus hipótesis y la consecuente decisión, todos se mostraron felizmente de acuerdo. Podemos ver cómo ese particular estaba funcionando a modo de universal y las soluciones posibles se agotaban en las que este ofrecía. Luego, un acto que excede los preceptos estipulados por esa moral da cuenta de que solamente se trataba de una forma de pensar la situación, y que abriendo el panorama podía encontrarse una mucho mejor.

Voz en off: - En la vida puedes tener cualquier cosa si estás dispuesto a sacrificar todo lo demás.

Dr. O´malley: - Espero que funcione. Eso de que cambie su vida.

Sra. Graber: - Yo también.

Voz en off: - (…) todo tiene un precio.

Referencias

D’Amore, O.: Responsabilidad y culpa. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

Domínguez, M. E.: (2007) "El acto de juzgar entre el dilema y el problema ético". Inédito. En página web de la cátedra.

Freud, S.: (1925) La responsabilidad moral por el contenido de los sueños. En Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto. Obras completas. Tomo XIX, Amorrortu editores. 1984.

Jinkis, J. (1987). Vergüenza y responsabilidad. Conjetural, número 13. Editorial Sitio. Buenos Aires.

Lewkowicz, I. (1998). Particular, Universal, Singular. En Ética: un horizonte en quiebra. Cap.III. Eudeba, Buenos Aires.

Michel Fariña, J. (1998) Del acto ético (Cap. VI). En Ética: un
horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

Michel Fariña, J. J. “The Truman Show. Mar abierto (un horizonte en quiebra)”. En Ética y Cine, Eudeba, 2000.

Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

Salomone, G. Z. (2006) El sujeto autónomo y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva.

Salomone, G. Z.: El sujeto dividido y la responsabilidad. En La transmisión de la ética. Clínica y deontología. Vol. I: Fundamentos. Letra Viva, 2006.

www.eticaycine.org/



NOTAS

[1Domínguez, M. E.: (2007) "El acto de juzgar entre el dilema y el problema ético". Pág. 1.

[2Mosca, J. C. (1998). Responsabilidad, otro nombre del sujeto. En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires

[3Lewkowicz, I. (1998). Particular, Universal, Singular. En Ética: un horizonte en quiebra. Cap.III. Eudeba, Buenos Aires.

[4Lewkowicz, I. (1998). Particular, Universal, Singular. En Ética: un horizonte en quiebra. Cap.III. Eudeba, Buenos Aires.

[5Michel Fariña, J. (1998) Del acto ético (Cap. VI). En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires





COMENTARIOS

Mensaje de Alejandra Martinez  » 27 de octubre de 2013 » alemartinez85@yahoo.com.ar 

Tal vez la Sra. Graber debería interrogarse sobre que es lo que le producen las peleas entre parejas... la convulsión, su síntoma siempre se produce ante estas discusiones conyugales, podemos pensar entonces que en algún punto la tocan, y la convocan a responder como sujeto... hasta este momento, la Sra. Graber respondía con un síntoma ante la interpelación del grito... considero que la internación funcionó como interpelación de la vida que llevaba hasta ese momento (pero que ésta no tenía otro fin mas que realizar la operación para evitar las convulsiones), y yendo mas allá, de interpelación sobre lo que las peleas le producen y es por eso que decide realizar un cambio radical y surge un nuevo sujeto. Sin embargo, que la paciente elija realizar un cambio no alcanzaría para ver los alcances de dicha interpelación, tal vez el quid de la cuestión radicaría en que pueda asumir porque las discusiones de pareja la hacían convulsionar... tal vez sea por querer un cambio en su rutina o tal vez no...



Mensaje de Mariela  » 21 de octubre de 2013 » maru_lpda@hotmail.com 

Este capítulo de Greys Anatomy me parece maravilloso, así como todos empiezan con una hipótesis y concluyen con una moraleja sobre el tema, hay algunos que nos hacen aprender un poco de la vida y este es caso. Así como sabemos que está guionado y armado, nos deja un gran mensaje a todos, hasta a los propios médicos que la atienden.

Como dice el artículo, ella en el momento 1 hubiera dicho que le extirpen lo que sea mientras pudiera volver a facturar sus ingresos, era lo único que le importaba, hasta que la situación de la convulsión hizo que ella se diera cuenta de la realidad y pudiera cambiar su modo de vida. Felicito a los autores por hacerme recordar este capítulo y cómo uno vive en la vorágine del día a día y no se da cuenta que muchas veces con pequeños detalles, uno cambiaría su vida.




Película:Grey's Anatomy: Temporada 2, Episodio 23: "Blues for sister someone"

Titulo Original:Grey's Anatomy

Director: Shonda Rhimes

Año: 2005

Pais: Estados Unidos

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