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Función materna y nuevas tecnologías

por Knittel, Violeta

Universidad de Buenos Aires

Resumen

El presente trabajo pretende abordar la temática de la función materna y la construcción subjetiva en un contexto de avance tecnológico creciente, tomando como marco teórico central el Psicoanálisis. A su vez, se intentará plantear cómo el desarrollo de dispositivos electrónicos cada vez más sofisticados configura formas particulares de establecer vínculos afectivos.

Palabras Clave: Función-materna | Psicoanálisis | Desarrollo-tecnológico | Black-Mirror

“Quaerens Quem Devoret”: Maternal Function And New Technologies

Abstract

The present work tries to approach the subject of maternal function and subjective construction in a context of increasing technological advance, taking Psychoanalysis as the central theoretical framework. In turn, an attempt will be made to discuss how the development of increasingly sophisticated electronic devices configures particular ways of establishing affective bonds.

Keywords: Maternal-function | Psychoanalysis | Technological-development | Black-Mirror
 

I. Introducción

El presente trabajo pretende abordar la temática de la función materna y la construcción subjetiva en un contexto de avance tecnológico creciente, tomando como marco teórico central el Psicoanálisis. A su vez, se intentará plantear cómo el desarrollo de dispositivos electrónicos cada vez más sofisticados configura formas particulares de establecer vínculos afectivos. En función de esto, surgen algunos interrogantes sobre los problemas éticos que todo avance tecnológico acarrea y sobre los alcances y limitaciones que dicho desarrollo conlleva.

Para abordar estas cuestiones se utilizará el segundo episodio de la cuarta temporada de la serie Black Mirror, denominado Arkangel. El capítulo muestra a una madre soltera que vive con su padre y su hija Sara en un pueblo de Estados Unidos. Cuando la niña se pierde en la plaza, su madre recurre desesperadamente a una empresa de tecnología que provee un dispositivo electrónico capaz de ser insertado en el cerebro de la infanta, con el objetivo de controlar tanto las funciones vitales, las situaciones estresantes como todo aquello que la niña ve y hace. De esta forma, la madre se vuelve testigo y mediadora de todo primer contacto de Sara con el mundo exterior: es, literalmente, capaz de ver a través de sus ojos. Conforme pasa el tiempo, la niña empieza a exteriorizar su necesidad de abandonar la sobreprotección materna para conocer los verdaderos avatares del mundo real. Cuando sobreviene la adolescencia, aquella actitud sobreprotectora de la madre se incrementa de una forma cada vez más exacerbada y estragante, desembocando en un control tiránico que sofoca, perturba y obtura cualquier posibilidad de subjetivación. Esto genera en Sara una necesidad de separación y corte que finalmente encontrará en el campo de lo real.

El episodio muestra explícitamente cómo la madre omnipresente y total controla de forma absoluta las funciones corporales de su hija, las relaciones que establece, sus sentimientos y las primeras impresiones sobre los objetos del mundo. Esto se hace posible a partir de un dispositivo electrónico ideado con el objetivo de brindar seguridad y protección. En este sentido, se plantea un problema ético en relación al derecho que se atribuye la madre a intervenir de una forma tan concreta y radical sobre la constitución psíquica de su hija. A su vez, se ve cómo impacta en el personaje de Sara el hecho que la madre funcione de una forma completamente abarcativa y las consecuencias subjetivas que ello acarrea. El final del episodio da cuenta de una ruptura de la escena que permite una separación tangible entre Sara y su madre, dando lugar a un nuevo escenario que plantea alguna posibilidad de emergencia subjetiva.

II. Desarrollo

Función de la madre

El concepto de función materna ha sido desarrollado desde distintos marcos teóricos por diversos autores. En el presente trabajo, se realizará un abordaje a partir del Psicoanálisis, tomando nociones de Freud, Winnicott y Lacan. A su vez, se articulará el concepto mencionado anteriormente con el contexto de auge tecnológico en el cual surgen nuevas modalidades vinculares con sus correspondientes demandas y particularidades. Es interesante observar cómo se producen transformaciones en los vínculos primordiales a partir del advenimiento de dispositivos electrónicos cada vez más sofisticados y analizar los dilemas éticos que surgen como consecuencia.

Desde una perspectiva freudiana (1900), el lugar de la madre es aquel que permite representar las primeras demandas de satisfacción del cachorro humano. Esta demanda inicial surge apuntalada por una necesidad fisiológica de nutrición que se responde a través de una acción específica. La primera vivencia de satisfacción dejará un plus fundante del aparato psíquico y marcará una huella mnémica que el sujeto buscará recatectizar a lo largo de su desarrollo libidinal. En tanto esta vivencia está perdida, es decir, ha caído al fundamento, surge la contingencia del objeto que caracteriza lo pulsional de la existencia humana. La representación del objeto perdido como constitutiva de la estructura psíquica dará lugar al surgimiento del deseo inconsciente. En un tiempo adolescente, la búsqueda de relaciones de objeto exogámicas está orientada por el intento de reinvestir los primeros objetos de amor a los cuales se tuvo que renunciar en la resolución del complejo de Edipo. En este sentido, la adolescencia implica un proceso de resignificación de las primeras relaciones objetales y una reactualización de la trama edípica. La función materna resulta esencial en los períodos constitutivos del aparato psíquico y en todo el desarrollo vital del ser humano. La forma en que los otros significativos se relacionan con el niño o niña será determinante para la posición que ocupe con posterioridad en el mundo exterior.

Para Winnicott (1960), la madre es aquella que logra el reconocimiento de las primeras necesidades del bebé y es capaz de responder de forma consecuente. No se trata del cumplimiento del rol a la perfección, sino de tener la capacidad de actuar adecuadamente ante el surgimiento de una demanda particular. La madre suficientemente buena logra una identificación temporal con su bebé en la medida justa y necesaria. Es aquella que facilita el proceso de ilusión-desilusión, a través del cual el bebé se percibe creador del pecho materno como fuente de su alimento, dando lugar a la primera sensación de omnipotencia. La importancia de habilitar la desilusión radica en que el bebé pueda empezar a esbozar los primeros indicios de independencia de la madre, con una base emocional adecuada para relacionarse con el mundo exterior. Para que todo esto se desarrolle de forma armónica, la madre debe ser emocionalmente estable; esto implica tener la capacidad de diferenciarse de su bebé en el momento preciso, poder despojarse de sus intereses personales para atender las del niño o niña y responder de forma adecuada a cada demanda específica. En el caso de una madre cuyo estado de ánimo es hostil, depresivo o sencillamente errático a los fines de soporte yoico, las necesidades del bebé pueden quedar por fuera de la capacidad de respuesta maternal, generando dificultades en la construcción e integración del yo. Winnicott plantea que la madre suficientemente buena cumple tres funciones: la de sostén, la de manipulación y la de presentación de objeto. La primera tiene que ver con la forma en que la madre sostiene a su bebé y se liga fuertemente con la capacidad de identificación. Así, un sostén inseguro será fuente generadora de ansiedades relacionadas con la percepción de la realidad y la desintegración del yo. La segunda función tiene que ver con la forma en que la madre manipula al bebé, posibilitando una integración psicosomática y el sentimiento de ser. La tercera función implica el modo en que se introduce al niño o niña en el contacto con los objetos del mundo. Cualquier falla en las funciones mencionadas conlleva una falta de integración o una gran dificultad para la construcción yoica, dando lugar a la emergencia de una estructura psíquica con mecanismos defensivos lábiles y/o patológicos. De esta forma, la sensación de armonía con el mundo exterior, la organización estructural y los modos de establecer vínculos pueden verse afectados de forma significativa.

Por su parte, Lacan (1960) toma la idea freudiana de objeto perdido como elemento fundante del aparato psíquico que da lugar a la constitución de un sujeto de deseo. Las conceptualizaciones lacanianas sobre el deseo materno y la función paterna son elementos fundamentales para la compresión de la clínica estructural. La primera relación entre la madre y el bebé constituye una díada imaginaria que ubica al recién nacido en el lugar del falo. Este primer momento es importante para la conformación de la estructura: el bebé es aquel que viene a completar a la madre; es su único objeto de deseo. La identificación fálica se ve interrumpida por la intervención del padre, quien viene a acotar el deseo de la madre y a desplazar al bebé del lugar del falo. En este sentido, el niño o niña se encuentra con un hecho fundamental: no es todo aquello que la madre desea; existe un deseo por fuera de él que se presenta como enigmático. A través de la función paterna, se inscribe un significante primordial que opera como ordenador y regula la cadena simbólica, habilitando la posibilidad de que el bebé advenga como sujeto deseante. Esto se produce en la medida en que el padre priva a la madre del deseo de conservar al bebé como objeto de goce, permitiendo que el niño o niña abandone el lugar del falo.

La historia narrada en Arkangel muestra de una manera concreta y tangible lo que desde una perspectiva psicoanalítica se puede conceptualizar a través de la articulación teórica y clínica. El capítulo expone de forma extrema cómo la madre puede funcionar como obturadora del deseo e impedir el surgimiento de su hija como sujeto deseante, con autonomía y cuerpo propio. Aquello que en toda relación entre madre e hija se presenta como estragante, en este episodio se ve facilitado por el avance tecnológico y los dispositivos electrónicos que marcan nuevas coordenadas a la hora de emerger como sujetos. En el transcurso de la historia, hay varios elementos que dan cuenta de la forma que tiene Marie de relacionarse con su hija y cómo construye un vínculo particular. En primer lugar, hay un hilo conductor en algunas actitudes de la madre que parecen tener una direccionalidad mortífera. Si bien las medidas que toma ante las circunstancias amenazadoras que se presentan son con el objetivo de cuidar a su hija, es interesante resaltar cómo el exceso de amor y protección conduce a una situación de destrucción, que el episodio refleja crudamente. En varias oportunidades se puede ver una madre insegura: en el nacimiento de Sara, se observa que el personaje de Marie yace con una mirada solemne en un quirófano mientras le realizan una cesárea. Se siente culpable por no haber podido pujar más y tener a su hija por parto natural. En un segundo recorte, Sara se pierde en la plaza y en el momento del reencuentro, Marie le pide perdón de una forma exagerada; la situación es presentada como algo que “no puede pasar”. De allí surge la idea extrema de insertar un dispositivo con el cual pueda ver a través de los ojos de su hija. Siguiendo esta línea, en otras oportunidades puede verse cómo la madre evita cualquier tipo de situación estresante o desagradable para Sara, a través de los filtros que puede aplicar con el dispositivo de control parental. De esta forma, la niña transcurre su desarrollo sin ninguna posibilidad de tener sentimientos hostiles y experimentar situaciones desagradables. Cuando Sara se encuentra con la necesidad de ver aquello que la madre no le permite, se autolesiona con un lápiz con el objetivo de conocer su propia sangre. Este acting-out da lugar a una intervención con un psicólogo. Cuando Marie habla con el profesional que atiende a Sara, nuevamente se ubica en un lugar culpable: “yo le hice esto a ella”, le dice al profesional. A partir de estos tres recortes cinematográficos, y en relación a los planteos de Winnicott presentados más arriba, se puede ver cómo la función materna de Marie se ve dificultada por su propia inestabilidad emocional y por una fuerte inseguridad en su estructura. Al final del capítulo, se produce una ruptura de la escena que desemboca en lo que la madre anunciaba como su mayor temor: pierde a su hija de forma definitiva junto con el dispositivo de control parental, y se encuentra con el hecho fundamental de no saber. De hecho, ya no va a poder saber nada sobre su hija.

La construcción de un vínculo se produce a partir de la confianza. En este sentido, el no saber juega un papel fundamental para armar una relación de cualquier tipo. En el episodio, el hecho de que Marie esté al tanto de absolutamente todo lo que concierne a su hija, sustituye la posibilidad de entrar en un diálogo y poner en juego aquellos lugares que quedan vacíos por defecto. De hecho, es interesante observar un punto de inflexión que se produce en el vínculo entre madre e hija cuando Sara le miente a Marie para salir con un chico. A partir de ese acontecimiento, la madre vuelve a utilizar el dispositivo de control parental y la relación cambia sustancialmente: en lugar de enfrentarla, Marie toma una actitud de vigilancia como sustituto del diálogo que conduce a un desenlace dramáticamente destructivo. La importancia de dejar lugares inhóspitos tiene que ver con la inscripción de una falta que dé lugar al deseo. El conocimiento absoluto se presenta como perturbador y siniestro. Esto se refleja sustancialmente en la escena en que Marie descubre a su hija teniendo su primera relación sexual y se horroriza. Teniendo en cuenta que el encuentro con la sexualidad es traumático por definición en cualquier circunstancia, en el episodio se ve magnificado porque se presenta como algo manifiesto. Una vez más, Marie es testigo de un acontecimiento fundamental en la construcción psíquica de Sara.

Por otro lado, es interesante destacar la poca participación de una figura paterna que existe entre madre e hija. Si bien hay algunos momentos que reflejan la relación entre la niña y su abuelo, resultan insuficientes para funcionar como intervención en ese vínculo tan pretencioso y estragante. En un primer recorte, se despliega una situación en la que el abuelo le da de comer a su nieta. Esta escena es interrumpida por Marie para llevar a Sara a la plaza, cuando ni siquiera había terminado de comer. La madre toma a su hija en brazos, la saca de su silla e impide que esa situación tenga un cierre. En un segundo momento, cuando Marie accede a colocar el dispositivo electrónico en el cerebro de la niña, el desacuerdo del abuelo ante esa decisión es desestimado por completo. Estos fragmentos del episodio reflejan un intento fallido de intervenir la díada; la niña permanece en el lugar de objeto de goce materno. Tomando la metáfora lacaniana de la madre cocodrilo (1955-1956), Sara queda atrapada en las fauces de Marie, despojada de herramientas para afrontar la angustia por ser devorada y sin una figura paterna que opere como corte.

Planteos éticos sobre el desarrollo tecnológico

Tal como pudo anticiparse en el inicio del presente trabajo, el avance de la tecnología y la elaboración de dispositivos electrónicos cada vez más complejos trae consigo la necesidad de problematizar los distintos usos que se le da a los mismos. Las nuevas tecnologías abren paso a una reconfiguración de los valores adquiridos, las formas de establecer vínculos y la posición de las personas en relación a los objetos del mundo. En los últimos años, la noción de temporalidad se ha visto afectada significativamente, dando lugar a cambios profundos en los procesos de subjetivación. Existe una nueva manera de percibir el tiempo: todo transcurre inmediatamente, no hay espacio para la espera y la realidad se presenta más breve. El fenómeno de la globalización contribuye a percibir este efecto de inmediatez y la hiperconectividad genera la ilusión de estar presente en distintos espacios simultáneamente, dando lugar a sensaciones alienantes y dejando por fuera el encuentro cuerpo a cuerpo. En este sentido, se desprenden por defecto interrogantes que cuestionan los alcances y limitaciones de los nuevos dispositivos electrónicos.

Ricardo Malinadi (2006) ubica la importancia de no desligar el avance tecnológico de su dimensión ética. Todo desarrollo implica un cambio en el acceso a la información, trayendo aparejado nuevas formas de posicionarse en relación al saber. El uso que se le otorgue a esta inminente posibilidad de acceder a cualquier tipo de conocimiento en forma inmediata se mueve por límites difusos. En este sentido, surge la necesidad de establecer reglas que contengan los alcances que un dispositivo pueda tener. En la misma línea, es fundamental dar cuenta de cómo este fenómeno tecnológico configura nuevas posiciones de poder en las relaciones sociales.

En el capítulo analizado, se puede ver con claridad el problema ético que representa el uso de un dispositivo electrónico como herramienta de control parental, bajo la intencionalidad de proteger y cuidar al niño o niña. Cuando ocurre la situación de la plaza, Marie decide insertar un chip en la cabeza de su hija. La escena en la que ambas visitan la empresa Arkangel para realizar el procedimiento, tiene varios elementos a destacar para entender el planteo ético que atraviesa todo el episodio. En primer lugar, es interesante tener en cuenta que el tratamiento es gratuito. Esto se relaciona con un factor importante del desarrollo tecnológico: los efectos y consecuencias del uso de un determinado dispositivo no pueden preverse de ninguna forma que no sea especulativa. Es decir, cualquier análisis que se realice sobre el impacto social generado por determinado avance en tecnología es a posteriori. Esto ubica a Sara en un lugar de objeto experimental; si bien la empresa manifiesta que el uso del dispositivo es seguro, el desconocimiento sobre los efectos a futuro es inherente al tratamiento mismo. A partir de esto surge un interrogante: ¿En qué sentido el procedimiento es gratuito? ¿Hay otro tipo de precio a pagar por la decisión tomada por Marie? Es claro que la respuesta puede verse reflejada a lo largo del episodio: se paga con la propia condición de sujeto. Conforme avanza la escena, el rostro de la madre transmite una sensación de confusión. Hay un encuentro con una situación que, disfrazada de un positivismo hiperbólico, se presenta como siniestra: es la posibilidad de ver literalmente a través de los ojos de otro. No obstante, hay elementos que dan legitimidad al procedimiento y permiten que la situación avance: la estructura edilicia blanca y transparente, la representante de la empresa vestida con un ambo, la atención cordial y la referencia a casos de éxito generan un escenario de confianza ligado a una representación social positiva de la ciencia y la tecnología. Una vez que la mujer que atiende a Sara inserta el dispositivo en el cerebro de la niña, se dispone a mostrarle a Marie las distintas funciones de la plataforma de control parental. En un principio, le explica que a través de él puede ver la ubicación de su hija y que ante una situación de peligro puede apretar un botón conectado directamente con la policía. Luego le muestra la posibilidad de controlar los signos vitales y de aplicar filtros que impidan a Sara experimentar situaciones estresantes. Ante esto, Marie emite una frase que es inmediatamente interrumpida por la mujer con ambo: dice que no cree que sea necesario y la última contesta que “es opcional”. Esta idea de tener la opción de elegir controlar establece un interjuego entre los agentes que es importante resaltar y pone en evidencia mecanismos de poder subyacentes que se reflejan en la actualidad. La decisión queda del lado de la madre, o mejor dicho, la empresa se desliga de la responsabilidad sobre los efectos que el dispositivo pueda generar. Aquí queda expuesto el planteo ético que se pretendió abordar desde un principio: ¿Es correcto ofrecer un servicio cuyos efectos son desconocidos a largo plazo, en un escenario que hace legítima una práctica determinada? Además, ¿cómo se corresponde con el derecho de la niña a tener una vida privada y a disfrutar de ser un sujeto independiente y autónomo? ¿Es lícito intervenir el cuerpo de un ser humano en la niñez, siendo un momento de dependencia e indefensión?

Retomando la idea de tener la opción de usar el dispositivo o no, resulta oportuno poner en evidencia una nueva forma de relación social. La lógica de castigo y recompensa ya no opera desde una perspectiva paternalista y autoritaria. Actualmente, se hace hincapié en la responsabilidad de los sujetos sobre sus acciones en un contexto de ejercicio de poder diferente. La emergencia de dispositivos electrónicos más sofisticados dio lugar a una forma de control más compleja que opera a nivel psíquico. En el caso de Marie, es el mismo sistema el que la convence de que es ella quien decidirá si vulnera la subjetividad de su hija o no; la empresa solo pone a su disposición las herramientas. Ante la mínima duda sobre la necesidad de aplicar filtros ante el estrés, se le aclara que “todo es opcional”. El problema surge en la medida en que Marie cree que esta idea traerá un gran beneficio y tranquilidad para ella y su hija. Teniendo en cuenta su inseguridad y el temor a perder a Sara, se puede decir que esta madre es vulnerable ante un ofrecimiento persuasivo de un organismo que le presenta una solución ideal. El tema radica en que esta supuesta solución acarrea consecuencias que llevarán poco a poco a que ocurra lo más temido para Marie: perder a su hija de forma definitiva, como una profecía autocumplida.

III. Conclusión

A partir de las articulaciones realizadas entre los conceptos fundamentales presentados y el episodio que fue objeto de análisis, se pudo llevar a cabo un recorrido conceptual que dio cuenta de determinados fenómenos vigentes en la actualidad. La idea de función materna tomada por diferentes autores dentro de un marco psicoanalítico permitió dar cuenta de lo determinante que resulta el primer vínculo en la vida de todo sujeto. La madre es aquella capaz de habilitar el ingreso al universo del lenguaje, haciendo posible la construcción de la estructura y la emergencia subjetiva. En los primeros momentos de la vida, se formulan ciertas coordenadas que darán lugar a un determinado posicionamiento en relación a los objetos del mundo. En Arkangel se visibiliza de forma cruda y extrema cómo este proceso puede ser obturado a través de un dispositivo electrónico elaborado con una supuesta intencionalidad beneficiosa. Esta forma de contar la historia condujo a reflexionar sobre los alcances y limitaciones del desarrollo tecnológico y la implicancia ética que se presenta por añadidura. Por otro lado, se pudo poner en evidencia la modificación que se produjo en las relaciones de poder a partir del advenimiento de las nuevas tecnologías. Se introdujo una nueva perspectiva sobre los mecanismos de control social que operan a nivel psíquico y desplazan la lógica de obediencia y acatamiento.

Una idea fundamental que se desprende de este trabajo es la posición de objeto experimental en la que queda atrapado el personaje de Sara. Desde un inicio, la niña se encuentra con una madre que cercena su libertad de sentir, de equivocarse, de vivir experiencias genuinas y de construir vínculos reales. A través del dispositivo de control parental, Marie se adjudica el derecho a intervenir el cuerpo de su hija, sus sensaciones, sus posibilidades y su propia subjetividad. Obstruye cualquier posibilidad de deseo e impide que Sara tome conciencia de sí misma. Esto configura un escenario que se presenta como horroroso: una niña vulnerada en su derecho a ser independiente, autónoma y a tener una vida privada; y una madre cuyo accionar desemboca en la realización de su mayor temor: la pérdida de su hija. A partir de esto, se refleja crudamente las consecuencias devastadoras de obturar el deseo y no dejar un lugar vacante para inscribir la experiencia de la falta. A su vez, subyace la importancia de establecer reglas en relación al uso de los nuevos dispositivos electrónicos para preservar los derechos de todo ser humano a tener autonomía y decisión sobre su propia subjetividad.

Bibliografia

Brooker, C. (escritor), Foster, J. (director) (2017). Arkangel [capítulo de serie televisiva]. En Black Mirror [serie televisiva]. EE.UU.: Netflix.

Freud, S. (1900-1901). Obras completas. Tomo V: La interpretación de los sueños. Bs. As., Argentina: Amorrortu.

Jiménez Domínguez, R. V., Rojo Asenjo, O. (2008). Ciencia, tecnología y bioética: una relación de implicaciones mutuas. Acta Bioéthica, 14 (2), 135-141. DOI: http://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2008000200002

Lacan, J. (1955-1956). El Seminario. Libro III: Las Psicosis. Bs. As., Argentina: Paidós.

Lacan, J. (1960). El Seminario. Libro IV: La relación de objeto. Bs. As., Argentina: Paidós.

Malinadi, R. (2006). Ética: dilemas y convergencias. Cuestiones éticas de la identidad, la globalización y la tecnología. Bs. As., Argentina: Biblos.

Winnicott, D. (1960). Las madres y sus bebés. Bs. As., Argentina: Paidós.



NOTAS





COMENTARIOS

Mensaje de melany mousseaud  » 3 de octubre de 2020 » memu_21hotmail.com 

Desde hace un tiempo que genera muchísima curiosidad el vinculo madre-hijo. Si bien he visto mucho material cinematográfico que habla acerca de esto, cuando vi este capitulo de la serie Black mirror me pareció que el tema esta muy bien tratado sobretodo porque a este vinculo del que tanto se habla se le suma el condimento no tan futurístico de la tecnología y que lugar viene a ocupar la misma.
Con respecto a los temas que se fueron abordando en el escrito me parece que seria atinado también profundizar un poco en las distintas significaciones que un hijo viene a darle al deseo materno. Para esto hay varios autores que teorizan sobre la cuestión uno es Jacques Alain Miller (1996), en su escrito: "El niño, entre la mujer y la madre". Al igual que Miller, hay otro autor que ahonda sobre el tema, Eric Laurent (1999) en su texto: "El niño y su madre". Estos textos remiten a la importancia de la madre de que la madre no se olvide de ser mujer, es decir que su deseo vaya mas allá de ese hijo , y de las consecuencias que puede traer a nivel de lo simbólico y lo real que esto no se presente de esta manera.



Mensaje de Alejandro Agostino  » 2 de octubre de 2020 » ale_agostino@hotmail.com 

Me parece interesante tambien pensar cómo se puede estructurar el super yo en esta niña arrasada por la función materna. Tomando la famosa frase de Freud “el super yo es el heredero del complejo de Edipo” y pensando que el mismo se forma a partir de la interiorización de las exigencias y prohibiciones parentales, cómo se puede pensar la estructuración de esta instancia cuando la función parental parecería que solo puede darse a nivel de lo real que la app proporciona, y no en un nivel simbólico o mediado. La función de juez o censor con respecto al yo que debe llevar a cabo el super yo una vez instalado queda a cargo del escrutinio constante y real por parte de la madre de lo que hace o no su hija en la vida diaria, a través de una pantalla. No hay posibilidad que la niña o adolescente pueda poner en juego de forma simbólica características propias del super yo como la autoobservación y la conciencia moral. La escena en que la joven le destruye la tableta en la cabeza de la madre, creo que viene a dar cuenta de lo endeble de la estructuración de esta instancia por el estrago del deseo materno.



Mensaje de Tamara Peppe Cancela  » 1ro de octubre de 2020 » tami.peppe@hotmail.com.ar 

Respecto al capítulo de Black Mirror, Arkangel, podemos dar cuenta –así como también lo hizo M. Fariña en su texto “Wild Marriage”- que el Otro no debe saberlo todo. Slavoj Zizek en su obra Mirando al sesgo sostiene que, en el amor como en la política, para que una relación no sea tiránica el Otro no debe saberlo todo; y en Arkangel podemos ver como se conforma una relación tiránica entre madre e hija. Marie siente culpa por todo aquello que “no ha podido hacer por su hija” (darla a luz por vía vaginal y permitir, o mejor dicho no impedir, que se perdiera aquella tarde en la plaza) y recurre a un dispositivo tecnológico que se figura como una herramienta de localización ante posibles peligros pero comienza a figurarse más bien como un control vital de su hija, Sara. Con este dispositivo Marie alcanzó un saber absoluto, se torna omnipotente y grandiosa, así como el Padre de la horda primitiva.

Esto intercede de manera clara en el desarrollo y la conformación subjetiva de la niña, ya que su madre controla todo aquello que pueda ocasionarle miedo o estrés; hay alienación total y la separación resulta imposible. Teniendo en cuenta el movimiento alienación-separación (Lacan, 1973) resulta esclarecedor lo planteado por Gutiérrez y Fariña en el texto El doble de la clonación y la división del sujeto: “La figura del renunciante tiene una posición paradójica, la de afirmarse como sujeto por fuera de la tradición a la que debe su estructuración (…) Lo que está en juego en este movimiento es la operación de la alienación-separación.”



Mensaje de Moisés Torres López  » 18 de septiembre de 2020 » moycaz86@hotmail.com 

El texto me parece muy interesante ya que toca puntos importantes en cuanto a las implicaciones subjetivas sobre el avance de la tecnología y el control del deseo del sujeto, en este caso, por parte de la madre.

En el capítulo podemos ver cómo la madre, hace uso del dispositivo tecnológico para evitar que la hija tenga contacto con la violencia, la pulsión de muerte y con la "negatividad" de la vida. Observamos como la hija al ser expuesta sólo ante la "positividad" de la vida, desconoce la violencia en su niñez, pero en su adolescencia, momento de reconstitución subjetiva, la insistencia por la búsqueda y el contacto con la negatividad, le hacen pasar momentos complicados.

A partir de lo que plantea Byung Chul Han acerca de las consecuencias de expulsar la negatividad de todo sentido de la vida; el lazo con el otro y el propio devenir del sujeto colapsan en algún momento ya que no existe forma de expulsar lo violento ni la pulsión de muerte del sujeto, al menos no sin consecuencias.

El episodio nos hace reflexionar en las consecuencias de la utilización de eso controles tecnológicos que son una especie de extensión de la mirada materna en donde lo privado, lo más propio e íntimo del sujeto, corre el riesgo de ser totalmente expuesto y por lo tanto con-fundirse acerca de qué le es propio y qué es del otro.



Mensaje de Ramiro Schlebusch  » 30 de agosto de 2020 » ramiroschle@gmail.com 

Me parece interesante como en el capitulo se plantean distintas problemáticas tales como: la sobre-protección materna hacia el niñe, en un intento por protegerlo de todos los males y situaciones estresantes, se lo priva de vivencias que al fin y al cabo son partes necesarias para el desarrollo del individuo. Las experiencias en la vida (tanto buenas como malas), y las emociones que estas producen, son importantes en la medida que los preparan para poder tramitar psíquicamente y saber cómo actuar de acuerdo al contexto. Este punto puede verse reflejado en una escena en particular: cuando el abuelo de Sara se descompensa en el momento que está a solas con ella, y la niñe no comprende bien lo que está pasando, solamente veía a su abuelo pixelado y con una voz incomprensible.
La temática que predomina a lo largo de todos los capítulos de Black Mirror, es el papel que cumple la tecnología futurista, y los avances tan cambiantes y vertiginosos a lo largo de este ultimo tiempo. Este futuro planteado pueden no ser tan lejanos, ni distópico.
En lo personal, la posibilidad de que algo así pueda ocurrir es perturbador. El desarrollo tecnológico debe tener una mirada ética, sobre la posibles consecuencias en las subjetividades de los usuarios (a esto nos reducen muchas veces), y no desentenderse del poder que tienen a través del reconocimiento social de La Ciencia, La Tecnología, y las empresas prestigiosas en sociedades occidentales.



Mensaje de Paula Cytryn  » 29 de agosto de 2020 » paucytryn@gmail.com 

A los efectos de este desarrollo elegí el capítulo Arkangel de Black Mirror. Me parece sumamente interesante el abordaje que realizó la compañera respecto al “deseo materno” y al estrago que este puede producir si no es reguládo de alguna manera. Es posible dialogar con otros conceptos tales como la Responsabilidad Subjetiva y las distintas respuestas que surgen ante la interpelación, del Sujeto, tomando como referencia a la Madre omnipresente, quien todo lo ve, todo lo oye, y no puede retirarse de la escena en ningún momento. De esta manera propicia la anulación absoluta de su hija como ser deseante, en este caso, por exceso. Tal y como ha sido desarrollado por la compañera, la madre ante cualquier situación de preocupación por su hija y facilitado esto, por la biotecnología del implante, en cada ocasión que desconoce su devenir, recurre una y otra vez a la observación sofocante y alienante de su hija y que culmina en la agresión de esta última con la tablet que sería para su cuidado, ¿el de quién? En términos de responsabilidad subjetiva, se cierra el circuito en lo que esta madre concierne. Interpelada en cuanto a sus actos, reacciona una y otra vez con un Yo completo, no hay lugar para la responsabilidad subjetiva. Esta madre llega al punto de realizar un aborto a su hija sin su consentimiento y bajo ocultamiento, lo que me remite a lo siniestro y sus efectos. Esto culmina con un corte en lo Real.



Mensaje de Diego Martín Gamero  » 28 de agosto de 2020 » diegogamero8@gmail.com 

En tiempos de proliferación de tecnología, de consumismo exacerbado que nos permite acceder a prácticamente todo lo que anhelamos para sentirnos completos pero que nunca logramos, he de allí el deseo. Ahora bien, en el episodio se observa la obturación a la construcción de la subjetividad de Sara por parte de la madre y las consecuencias que acarrea esto de taponar la falta. Ella tuvo que crear el agujero, permitir construirse...y el film lo muestra crudamente hacía el final. Creo que muestra lo engañoso que suelen ser estas épocas de acceder compulsivamente a todo y a estar en numerosos lugares al mismo tiempo que brinda la tecnología.....no llevándose a cabo esto sin costos tanto a nivel psíquico como a nivel corporal. Parafraseando un poco al texto en el sentido de que nada es gratuito y que esto se paga con la "condición de sujeto" articulándolo también a las apps gratuitas -por ejemplo- que descargamos para nuestro smartphone; apps "gratuitas" que se abonan con "la condición de sujetos", esto es: la recopilación de datos personales para big data y ofreciéndonos determinados productos, fomentando el consumo y continuando el movimiento de la rueda giratoria. Atrapados y atrapadas, sin salida cual roedores...salvo la aparente salida que se dará con la adquisión del próximo producto que nos resulta de sumo interés. Interés que nos durará poco y que no será más que una mera ilusión....



Mensaje de   » 28 de agosto de 2020 » alejandrocanzobre@hotmail.com 

Resulta interesante observar la incidencia del estrago materno sobre les infantes, instrumentándose, en esta ocasión, por medio de dispositivos tecnológicos.
Me surge pensar que Sara está pagando con su cuerpo y su subjetividad. Hay un corte que la madre no puede propiciar, un goce que no puede desprenderse de su hija y, consecuentemente, la ubica a esta última en posición de objeto, haciendo imposible cualquier advenimiento subjetivo.
Si hay un primer momento del lenguaje, en el cual se produce un primer efecto de unidad ilusoria, en el cual se constituye el cuerpo, donde queda inscripto aquel primer significante que introduce al niñe en el baño del lenguaje, también resulta necesario un segundo efecto del lenguaje, segundo momento en que un Otro advenga como propiciador de un corte, de una intersección, que posibilite recortar de ese cuerpo el goce, produciendo un cuerpo… deseante.
Es la madre, en este caso, la que siempre está, omnipotente y omnipresente, inhabilitando cualquier posibilidad de constitución subjetiva.
En tanto no se produzca este efecto de corte, que permita separar el goce inerte del organismo, no se podrá constituir un cuerpo deseante y subjetivado.

Es interesante la propuesta de pensar la tecnología en su faceta alienante, en este caso, entre madre e hija.
Sabido son los efectos que acarrean estos dispositivos en las subjetividades. En la época de la inmediatez, de las dobles tildes azules y de las ultimas conexiones, todo parece ser propicio para que se constituya la ilusión de tener “todo bajo control”. Época en la cual, de no mediar el lenguaje que posibilite la separación del cuerpo del dispositivo, éste se convertirá en el elemento que propicie el goce en detrimento del deseo. Serán los dispositivos manejando a los cuerpos.
La madre puede observarse como alguien que, mediante los instrumentos que ofrecen las nuevas tecnologías, funciona como obturadora de un sujeto deseane, con propio cuerpo y subjetividad.



Mensaje de Marcos Vera  » 27 de agosto de 2020 » marcos_vera@hotmail.com.ar 

Lo que atraviesa toda la serie tiene que ver con abuso de la tecnología en las relaciones humanas. La mama de sara le instala un chip para controlar y así ocultar todas las sensaciones que atraviesan los seres humanos: miedos, experiencias, a modo de “tapar el trauma”. Desde este punto el deseo de ser madre en la mama se le juega de una manera controladora y prohibidora, ya que ve todo lo que Sara ve y siente a través de una pantalla. Un poco el capitalismo y las nuevas tecnologías generando herramientas para experiencias y discursos totalitarios del ser humano y las subjetividades y sobre todo el no lugar de la falta, motor de deseo del neurótico. El registro de la intimidad me resulta interesante analizar por qué la mama no deja ese lugar, la espía teniendo relaciones sexuales y hasta en todas las relaciones humanas. La mama vive a través de Sara. Esto por un lado es una manera de controlar, pero este exceso se torna patológico. El capitulo termina cuando Sara descubre todo esto y le golpea con la pantalla sin tener ese registro de la realidad y bajo este impulso la golpea a modo de matar a esa madre simbólica y realmente. También se deja ver en un momento cuando sara es niña que quiere descubrir cómo es la sangre y su no-registro del cuerpo propio y la imagen de los demás la lleva a lugares de descuido y desconocimiento.



Mensaje de Fiorella Pollero  » 27 de agosto de 2020 » fiiore.pollero@gmail.com 

Resultan muy interesante los cuestionamientos sobre los efectos de los avances tecnológicos sobre la subjetividad de los sujetos. Podemos inferir que la tecnología podría proveer a los padres de diferentes herramientas que podrían auxiliarlos a la hora de transitar, junto con sus hijos, el pasaje de estos últimos desde el estado de fusión madre-hijo, a una independencia relativa, hasta la independencia definitiva.
Pero como afirma la autora, esta madre nunca logró la separación simbólica primordial necesaria para el devenir de su hija como sujeto deseante; no hubo un Nombre del Padre que viniera a significar ese Deseo Materno. Y al mismo tiempo, la tecnología (representada en este capítulo como el chip que le permite controlar qué será lo que su hija perciba y qué es lo que está sucediendo dentro de ella) en lugar de permitir una evolución hacia el devenir sujeto, solo fue una herramienta para mantenerla atrapada por más tiempo dentro de las quijadas de su madre cocodrilo.

¿Cómo podría controlar esta madre gozadora sus ansias de continuar borrando los límites entre ella y su hija-falo, si un ente con tanto respeto como la ciencia abala una práctica de “espionaje subjetivo”? La ciencia como legalidad, avala la imposibilidad de separación, dejando al hijo fagocitado, sin poder sostener desde ningún lado el derecho al corte que le permite la subjetivación.




Película:Black Mirror: Arkangel

Titulo Original:Black Mirror: Arkangel

Director: Charlie Brooker | Jodie Foster

Año: 2017

Pais: Reino Unido

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